Para la mayoría de cazadores la temporada del corzo comienza en abril, pero si de verdad quieres aprender a gestionar una población del más pequeño de nuestros cérvidos debes empezar por lo menos en el mes de marzo. Y con más motivo si eres cazador debutante en un coto desconocido. Es entonces cuando, por muy experto corcero que seas, debes retroceder unos pasos y empezar de cero.

Con la temporada general cerrada y la caza reducida a la mínima expresión, marzo es el mes perfecto para salir al campo armado de forma diferente: cámara de fotos, prismáticos y bloc de notas es toda la munición que necesitas ahora para disfrutar del monte y cazar de forma diferente.

Este mes es mi favorito, aunque las balas no entren en las recámaras. Ahora esto es secundario. En este tiempo aprendí de niño todo lo relacionado con querencias, encames, alimento y pistas relacionadas con el corzo. Unas enseñanzas básicas que me han ayudado a conocer al dedillo los cotos en los que suelo cazar. En estos días las temperaturas comienzan a ser más benévolas que en el invierno más crudo, y con la primavera en el horizonte es un placer estar en el monte.

Además, ten en cuenta lo siguiente: todo el trabajo que puedas desarrollar antes de la apertura de la temporada repercutirá de forma directa en el éxito de la misma. Esto significa que cuantos más animales tengas controlados y más parajes domines, más sencillo será abatir los machos justos y necesarios a partir de abril. Mi consejo es que combatas la pereza sin remilgos. No es momento de quedarse en la cama con la excusa de que no se puede cazar. Sal al monte, llena los pulmones, estudia los movimientos de los corzos y caza con el culo y los ojos. Cuando den el pistoletazo de salida lo agradecerás.

Un grupo de corzos. © Shutterstock

El campo y el corzo como único objetivo

Paciencia, y mucha, necesitarás para poder hacerte una idea del estado de las poblaciones de corzo de tus terrenos. Y tiempo: cada hora que pases en el monte te será de gran ayuda cuando la veda esté abierta, pues aunque no lleves rifle esto también es cazar. Si eres nuevo en el coto lo primero que tienes que hacer es ponerte en contacto con la gente del lugar.

Aunque te pueda dar pereza, el primer punto de información siempre debe ser las personas que llevan años en la zona. Guardas, pastores, agricultores o incluso cazadores de temporadas pasadas te podrán indicar cuáles son las zonas por donde suelen ver movimiento y te indicarán cómo llegar hasta ellas. Intenta que tu interlocutor sea una persona íntegra y no tenga ningún interés oculto en los corzos de tu coto. De lo contrario, seguro que sus indicaciones te envían directamente al lado opuesto en el que están los machos.

Los caminos son tus aliados

En este mes la distancia que recorras es muy importante: cuantos más kilómetros, mejor. No tengas reparos en pasar horas y horas carrileando por el coto. Desde el coche podrás localizar los grupos de corzos que, en esta época del año, suelen aguantar más la presencia de vehículos en sus dominios.

Es importante que identifiques las siembras más visitadas, por dónde entran a ellas y, si escapan, en qué dirección lo hacen. Esa es la pista clave para intuir dónde está su encame. Además, su capa aún es la invernal, de tonos grisáceos, lo que ayudará a localizarlos gracias al contraste de color con la gran mancha blanca que presentan en su parte trasera, conocida como espejo.

Los corzos en manada

Es en esta época, en los últimos coletazos del invierno, cuando se les puede ver formando grupos, en ocasiones muy numerosos y eso hay que aprovecharlo. Es frecuente observar a estos grupos tumbados incluso durante las horas centrales del día: la presión cinegética aún es inexistente y se toman ese tipo de licencias.


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En este caso serán las corzas las que se coloquen alrededor de los machos vigilando cada una hacia una dirección para poder así controlar el mayor terreno posible. Aprovecha esos momentos para observar con calma a cada individuo y elegir a tu macho objetivo. Si estrenas cotos y te cuesta localizar estos grupos no pierdas la fe. Sigue buscando hasta que los localices. Puede que no estés buscando en el lugar indicado pero si te has lanzado a coger un coto nuevo será porque tienes buenas referencias, ¡así que no creo que esté vacío!

Un corzo con borra.
Un corzo con borra. © Shutterstock

Rastros y pistas

Estas deben ser tus prioridades. Si das con ellas solo tendrás que leerlas para que te lleven a los corzos. En marzo es el momento en que cada macho escoge el territorio que va a ocupar hasta el celo. Busca en la linde de siembras y barbechos con el monte hasta encontrar rascaderos y escodaduras. Ten en cuenta que normalmente los machos eligen arbustos delgados como las jaras o retamas para, mientras marcan su territorio, limpiar su trofeo de borra.

Según a la altura que rasquen y la fuerza con que lo hagan podrás intuir sus dimensiones. Si tu coto dispone de zonas de tierra, como barrancas arcillosas o terrales te ha tocado el premio gordo… Siéntate cerca y espera con los prismáticos listos. En esta época necesitan minerales para completar el desarrollo de sus cuernas y lo encuentran en este tipo de terrenos con altos contenidos en sal.