El misterioso Sanatorio de Agramonte

Localizado en Tarazora, una ciudad española perteneciente a la provincia de Zaragoza, se erigió este edificio, conocido también como Sanatorio de Moncayo, para tratar a pacientes tuberculosos. Hoy es un sitio en ruinas lleno de vegetación y falsas leyendas.

Fue creado inicialmente como un centro de ocio para la clase trabajadora. / Gabriel Martínez Rivas

Por Gabriel Martínez Rivas | Editor Rincones
Hoy la sección Rincones vuelve al Moncayo. Su cercanía con la ciudad y el encanto que lo rodea da para escribir muchas páginas de este lugar; específicamente nuestra parada es en las faldas del cerro, donde, aunque sea verano, siempre habrá un clima fresco que nos obliga a ponernos el suéter. Rodeado de pinos y una amplia vegetación donde florecen las moras y las cerezas, se ubica el antiguo Sanatorio de Agramonte.

En siglos pasados siempre se pensó que el clima fresco y aire puro era ideal para sanar los pulmones de las personas con tuberculosis. Por esta razón, alrededor del mundo se encuentran muchos hospitales y sanatorios de esta índole en total abandono, y Agramonte no es la excepción.

Este sitio es lo más parecido al hotel de la película de ‘El Resplandor’. / Gabriel Martínez Rivas

Construido en los años 20 del siglo pasado para alojar a pacientes de tuberculosis y abandonado en los 70, hoy se encuentra muy destruido, pero todavía de pie, resistiendo tantos años de abandono. Considerado por las autoridades como turismo peligroso, su entrada está prohibida, por lo tanto, la visita tiene que ser rápida y desde el exterior.

Paredes grafiteadas, hiedras y monte creciendo entre ellas, ventanas rotas, ladrillos que se caen a trozos y utensilios sarrosos dan al sanatorio un aspecto único y misterioso, como para hacer una película de terror, y es ahí donde recae el interés de muchos por visitarlo, debido a su capilla, pasadizos y bodegas donde la tímidamente luz del día se filtra, ganándose la fama de poseer presencia de espíritus y fantasmas, ya que varios pacientes murieron víctimas de la terrible enfermedad.

Ciertas o no las historias paranormales en Agramonte, lo que sí confirmamos es que al adentrarse entre sus jardines llenos de pinos y hongos, la melancolía de lo que un día fue un lugar para sanarse nos invade. Cuántas historias, llantos, despedidas, amor y solidaridad se guardan en sus descascaradas paredes, cuántos también recobraron la esperanza de vivir gracias a los tratamientos aplicados en este lugar donde el tiempo parece detenerse.

Disfrute de una galería de imágenes tomadas por Gabriel Martínez Rivas.