EL PRIMER TANGO DE MARIA SCHNEIDER

En pocas carreras cinematográficas se ha dado un caso como el de la actriz francesa Maria Schneider. Su interpretación en “El último tango en París” marcó no solo su carrera artística sino también su vida. La marca que dejó en ella su interpretación de la joven Jeanne y la marca que su interpretación dejó en la sociedad de la época la encasillaron como intérprete y como mujer para el resto de sus días.

María Scheneider fue la elección personal de Bernardo Bertolucci para el papel de Jeanne en su próxima película. Se iba a titula “El último tango en París” y en ella el director italiano iba a mezclar su fantasías sexuales con las crisis de madurez, la hipocresía social y varios conceptos más en una batidora iconoclasta, incluyendo algunos diálogos escritos por el propio Marlon Brando, que sería el protagonista de la película. A esto hay que añadir la estupenda fotografía de Vittorio Storaro, mostrando un París apagado, lejano a su típica descripción de “la ciudad de las luces”. En un principio los protagonistas iban a ser los franceses Jean-Louis Tritignan y Dominique Sanda. El primero rechazó el papel y la segunda no pudo por estar embarazada. Divos franceses como Jean-Paul Belmondo o Alain Delon también rechazaron el papel. Cuando uno de los productores propuso el nombre de Brando, a Bertolucci le pareció bien. El astro americano aceptó y viajó a París, donde mantuvo largas charlas con Bertolucci, que quería explicarle bien el papel. Las charlas se fueron haciendo más íntimas, con los dos hombres relatándose su mutuas fantasías, frustraciones y deseos. Así, poco a poco, el personaje de Paul fue alejándose de su creador Betolucci y acercándose a más a Brando.

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Por otra parte, para dar la réplica femenina hubo más de cien aspirantes al papel de Jeanne, pero dado que era una película muy personal, el papel recayó en Maria Schneider, que fue la elección particular del director. Maria era hija de Maria-Christine Schneider y el actor Daniel Gélin, aunque este nunca la reconoció. Al parecer las dotes de actuación las tenía en la sangre porque con 15 años ya actuaba en obras de teatro locales. Con 16 dejó el hogar materno y se fue a vivir a París, donde se ganaba la vida como modelo y también vendiendo sus dibujos. Entró en el cine de la mano nada menos que de Brigit Bardot que le ayudó a conseguir sus primeros papeles. Antes del rodaje de “El último tango” había aparecido en media docena de películas, algunas con nombres importantes del cine francés como el actor Alain Delon o el director Roger Vadim. Sin embargo nunca había sido protagonista. Tenía 19 años cuando fue elegida por Bertolucci. En aquellos momentos ella no sabía la repercusión que iba a tener en su carrera y en su vida esta película y especialmente el momento de la mantequilla, un fragmento del guión ocurrencia de Brando, que Berttolucci aceptó. Sin previo aviso a Maria grabaron las secuencias que son historia del cine pero también el detonante de la inestabilidad e inseguridad que mostró Maria en las siguientes películas que hizo. Maria no volvió a dirigirle la palabra a Bertolucci por aquella encerrona.

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La película narra la intensa historia de los encuentros sexuales anónimos, literalmente, entre una joven parisina que prepara el comienzo de una nueva vida junto a su novio y un maduro americano en crisis existencial tras el suicidio de su esposa. Estos encuentros tienen lugar de un modo bastante caótico en un desangelado apartamento. Esta relación va derivando de la humillación a violencia, mostrando la vulnerabilidad de los personajes y reflejando en Jeanne la ausencia de respeto por sí mismo de Paul. La historia tiene su peso y está bien narrada. Hay que verla pensando siempre que fue rodada a principios de los setenta, porque hoy día no escandaliza demasiado. Sin embargo en su momento sí lo hizo y estuvo acompañada de la controversia por donde fue proyectada. En algunos sitios se llevó la clasificación X, reservada habitualmente para subproductos pornográficos, en otros países fue mutilada por la censura y en otros fue directamente prohibida. En España, por gracia de los vigilantes de las buenas maneras, fue prohibida primero y mutilada después. Hasta muchos años más tarde no pudo verse la versión completa.

La peli es cine de autor presentada de forma impecable, como acostumbra a hacer Bertolucci. Tanto él como Brando fueron nominados a los Oscar y ganaron premios en otros festivales. Aunque la película forma parte de las grandes del cine, posiblemente, y por diversos motivos, nos satisfizo a ninguno de los tres. Bernardo Bertoucci siguió haciendo grandes películas. Marlon Brando vio relanzada su carrera con nuevos ímpetus. Lo que sucedió con Maria Scheneider fue distinto. El rodaje no había sido precisamente fácil para ella. Lo hizo bien y estuvo a la altura de un monstruo como Brando, que sin embargo jugaba con ventaja, ya que muchas partes de su diálogo no estaban escritas. Era el actor quien se las escribía sobre la marcha, pero no las memorizaba, las copiaba en cartulinas y las iba pegando en los lugares del rodaje y las leía mientras rodaban. De ahí que su mirada a veces parece perdida ante la cámara, algo que sin embargo acrecienta el aspecto enigmático y atormentado inicial de su personaje. Retomando la secuencia de la mantequilla, que fue la más polémica, resulta que se rodó sin ensayos y de una sola toma. Maria solía contar que lo único real de aquella toma eran sus lágrimas. Porque resulta que nadie le avisó de lo que iban a rodar. No hace falta ser malpensado para sospechar que se aprovecharon de su inexperiencia.

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El caso es que María Schnieder no salió tan bien parada como sus compañeros. La sociedad de la época le colgó el sanbenito de libertina y a nivel personal no salió reforzada de la experiencia. A esto siguieron actuaciones junto a nombre importantes como Jack Nicholson, Gerard Depardieu o Michelangelo Antonioni, que no terminaron de cuajar. Había tenido diversos episodios de conducta escandalosa, o provocativa, en el festival de Cannes, declararse bisexual no ayudó muchos, y había estado ingresada junto a su pareja en una clínica de desintoxicación. Pero su carrera sufrió de verdad cuando llegó a abandonar tres rodajes por desavenencias con los directores. Fueron Luis Buñuel, El oscuro objetos del deseo, Joseph Losey, Carreteras del Sur, y Tinto Bras, Calígula. Este último directamente por pornográfico y el primero porque la despidió. Podemos intuir que la experiencia de la mantequilla le hizo desconfiar de los directores, algo grave cuando en su profesión es importante contar con el respaldo del director. También rechazó el papel de virgen María en Jesus de Nazareth de Franco Zeffirelli. Mientras tanto había dado otra sensacional interpretación en La Derobade, un duro film sobre la prostitución.

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Su carrera se orientó hacia papeles secundarios o películas poco comerciales y más tarde hacia la televisión. Fue importante su relación sentimental con Pia Almadio, persona calve para que acabara dejando las drogas y lograra cierta estabilidad. En mayor o menor medida siguió trabajando hasta 2010.  Ese año le dieron la medalla de la Orden de la Legión de Honor de la artes y las letras. Murió de cáncer en 2011 y sus cenizas se esparcieron en Le rocher de la Vierge, en Biarritz.

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Si bien Marlon Brando estuvo 15 años sin hablarse con Bertolucci porque le parecía que había puesto demasiado de su espíritu en aquella película, María les acusaba a los dos de haberle robado la juventud. Pero es posible que le robaran mucho más que la juventud, porque no consiguió labrarse una carrera sólida en el cine ni tampoco una vida personal estable. Vivir en carnes propias las fantasías de otros no es buena idea.

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