¿Eres una persona complaciente?

René Emir Buenfil Viera 
psicrenebuenfil@gmail.com

¿Eres capaz de incomodarte con tal de que otras personas estén cómodas?, ¿te pones al último en tu lista de pendientes?, ¿te cuesta trabajo decir no y ponerle límites sanos a la gente?, ¿te responsabilizas de cosas que no te corresponden y luego cuando salen mal te sientes culpable?, ¿evitas los conflictos y no te gusta que la gente se enoje contigo?, si eres una persona demasiado complaciente, quizá tiene que ver con cómo te educaron y socializaron para desvivirte por otras personas y ceder con tal de llevar, supuestamente, la fiesta en paz, con esas personas, y en guerra contigo. 

A veces ser complaciente puede ser la mejor opción, pero en otras es la peor de las acciones y la que más te perjudica, así que es hora de poner manos a la obra. No quiero que dejes de buscar el bien de otras personas, sólo inclúyete en la lista, tú también eres una persona y tus necesidades y deseos son tan válidos y valiosos como los de esas otras personas. Puedes empezar a trabajar en poner los límites más sencillos para ti, o en pequeños detalles, y ya luego te irás empoderando para ir poniendo tus opiniones y puntos de vista cada vez más al frente, y prepárate para que la gente que se aprovechaba de que no les ponías límites se enoje porque “se los pongas” porque se van a tomar personal algo que no tiene que ver con ellos (as), los límites son para ti, es un trabajo contigo, para tu desarrollo y tu paz mental, la gente se las puede arreglar sin ti y se pueden rascar con sus propias uñas, de hecho que bueno que lo hagan y sean autosuficientes e independientes, es una gran cualidad. 

Un punto muy importante a reflexionar es que las personas tienen toda la libertad de experimentar emociones como el enojo, pero tú no te responsabilices de sus sentimientos, ellas pueden gestionarlos y canalizarlos por su cuenta, y es más, si tú le provocas una emoción negativa a una persona seguro no eres la persona ideal para ayudarla. 

Entiendo que es mucho pedir que aprendas a tolerar que otras personas se enojen contigo si es algo que no te gusta y no sabes cómo manejar ser “el malo o la mala del cuento”, pero así como hay diferencias reconciliables, existen diferencias irreconciliables y se puede aprender a vivir complaciendo menos a otras personas para complacerte más a ti y ponerte de primero. 

Tener demasiada empatía podría estarte jugando malas pasadas sobre todo en relaciones donde no hay reciprocidad, que no son un lugar seguro, o que no te están beneficiando todo lo que te podrían beneficiar. Este afán de complacer es como un juego en el que es muy fácil caer, una costumbre que puede dejar de ser la única manera en la que tratas a personas dominantes o controladoras, pero otras maneras de estar y convivir son posibles si se intenta y se trabaja por encontrarlas y ponerlas en práctica. 

Ánimo, si ser complaciente te está perjudicando de muchas maneras, comenzar a dejarlo atrás, cuando menos si no todo el tiempo, cuando no sea una buena idea, y ampliar tus conductas y respuestas posibles a la situación, créeme que las personas se van a acostumbra a esta nueva versión tuya, es más, se van a alegrar que seas más libre, más auténtica, más tú.