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Acefalía, de Julio Cortázar restituía un nuevo sentido, el señor se encaminó

vagamente hacia el este o hacia el oeste, pues de eso


no estaba seguro, y anduvo infatigable, esperando de
un momento a otro oír alguna cosa, ya que el oído era
lo único que le faltaba. En efecto, veía un cielo pálido
como de amanecer, tocaba sus propias manos con
dedos húmedos y uñas que se hincaban en la piel, olía
como a sudor y en la boca tenía gusto a metal y a
A un señor le cortaron la cabeza, pero como después
coñac. Sólo le faltaba oír, y justamente entonces oyó, y
estalló una huelga y no pudieron enterrarlo, este señor
fue como un recuerdo, porque lo que oía era otra vez
tuvo que seguir viviendo sin cabeza y arreglárselas
las palabras del capellán de la cárcel, palabras de
bien o mal.
consuelo y esperanza muy hermosas en sí, lástima que
En seguida notó que cuatro de los cinco sentidos se le
con cierto aire de usadas, de dichas muchas veces, de
habían ido con la cabeza. Dotado solamente de tacto,
gastadas a fuerza de sonar y sonar.
pero lleno de buena voluntad, el señor se sentó en un
banco de la plaza Lavalle y tocaba las hojas de los
BIOGRAFÍA
árboles una por una, tratando de distinguirlas y
Julio Cortázar (Bruselas, 1914 - París, 1984) Escritor
nombrarlas. Así, al cabo de varios días pudo tener la
argentino, una de la grandes figuras del llamado
certeza de que había juntado sobre sus rodillas una
«boom» de la literatura hispanoamericana, fenómeno
hoja de eucalipto, una de plátano, uno de magnolia
editorial que, en la década de 1960, dio merecida
foscata y una piedrita verde.
proyección internacional a los narradores del
Cuando el señor advirtió que esto último era una
continente.
piedra verde, pasó un par de días muy perplejo. Piedra
En la década de 1960, Julio Cortázar se convirtió en
era correcto y posible, pero no verde. Para probar
una de las principales figuras del llamado «boom» de
imaginó que la piedra era roja, y en el mismo
la literatura hispanoamericana y disfrutó del
momento sintió como una profunda repulsión, un
reconocimiento internacional. Su nombre se colocó al
rechazo de esa mentira flagrante, de una piedra roja
mismo nivel que el de los grandes protagonistas del
absolutamente falsa, ya que la piedra era por
«boom»: Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa,
completo verde y en forma de disco, muy dulce al
los mexicanos Juan Rulfo y Carlos Fuentes, los
tacto.
uruguayos Juan Carlos Onetti y Mario Benedetti o sus
Cuando se dio cuenta de que además la piedra era
compatriotas Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato,
dulce, el señor pasó cierto tiempo atacado de gran
entre otros. A diferencia de Borges, Cortázar sumó a
sorpresa. Después optó por la alegría, lo que siempre
su sensibilidad artística su preocupación social: se
es preferible, pues se veía que, a semejanza de ciertos
identificó con las clases marginadas y estuvo muy
insectos que regeneran sus partes cortadas, era capaz
cerca de los movimientos de izquierdas.
de sentir diversamente. Estimulado por el hecho
abandonó el banco de la plaza y bajó por la calle
Libertad hasta la avenida de Mayo, donde como es
sabido proliferan las frituras originadas en los
restaurantes españoles. Enterado de ese detalle que le

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