Disgrafía adquirida (o agrafía)

La disgrafía adquirida (o agrafía) es un trastorno causado por una lesión cerebral que implica la incapacidad total o parcial para expresar las ideas por escrito.

La disgrafía es un trastorno de la escritura de las letras (grafía) y puede ser de tipo evolutivo (dificultad específica del aprendizaje con inicio en la infancia) o adquirido, fruto de una lesión neurológica posterior al aprendizaje de la escritura.

A continuación se proporciona un listado de los diferentes tipos de agrafías, el modelo neuropsicológico cognitivo de la escritura y la clasificación de las disgrafías adquiridas según este modelo.

  • Agrafía afásica: déficit de la escritura asociado a afasia (la afasia es un déficit en las competencias lingüísticas).
    • Localización: Lesiones frontales y parieto-temporales izquierdas (áreas del lenguaje).
  • Agrafía visoespacial: déficit de la escritura asociado a déficit de la exploración visiva.
    • Localización: Lesiones parieto-temporales derechas.
  • Agrafía con alexia: déficit de la escritura asociado a alexia (la alexia es la pérdida de la capacidad para leer).
    • Localización: Lesiones parietales izquierdas.
  • Agrafía pura: déficit de la escritura en ausencia de otros trastornos del lenguaje oral, de la lectura o de apraxias (la apraxia es la pérdida de la capacidad de llevar a cabo movimientos voluntarios a pesar de tener la capacidad física para hacerlo).
    • Localización: Lesiones frontales o parietales izquierdas.
  • Agrafia apráxica: incapacidad de trazar correctamente las letras en ausencia de otros tipos de trastornos apráxicos o de la programación de los movimientos.
    • La apraxia se caracteriza por la pérdida de la capacidad de llevar a cabo movimientos voluntarios aprendidos de propósito. Se manifiesta una disociación entre la idea (se quiere realizar el movimiento) y la ejecución motora (no se tiene control sobre la acción).

El modelo neuropsicológico de la escritura

La expresión escrita es una función compleja que implica diversos procesos neurocognitivos y motrices. De esta manera, dentro de la disgrafía adquirida, puede haber varios tipos de errores de escritura, en función de los distintos procesos implicados (planificación, recuperación de palabras, proceso motriz y revisión).

Esquema del modelo neuropsicológico cognitivo de la escritura

Planificación

Para poder escribir algo, antes se debe pensar en qué escribir, es decir se debe planificar el contenido y el significado de la palabra y del texto. Entonces la planificación es un proceso, de naturaleza abstracta, en el que el individuo realiza un borrador mental de lo que quiere expresar por escrito. Comprende la elaboración del contenido específico (ideas que se quieren expresar), del procedimiento (forma de expresarlas), de la organización y elaboración de un borrador mental de los contenidos del texto (sistema semántico).

Muchas de las dificultades relacionadas con la escritura pueden tener su origen en un déficit de aprendizaje de este tipo de procesos (McArthur y Graham, 1987; Graham y Harris, 1992). El alumno cuya escritura es ineficaz, escribe directamente todo lo que le viene a la mente sin una organización mental previa (falta de coherencia semántica), siendo el resultado una composición escrita a un nivel concreto.

Recuperación de palabras

Una vez planificado lo que se quiere escribir, se deben buscar las palabras para expresarlo. La recuperación de las palabras para expresarse por escrito se realiza a través de dos tipos de sub-procesos paralelos: la vía fonológica (o indirecta) y la vía ortográfica (o directa). El entrenamiento y automatización de ambas vías es esencial para un correcto desempeño de las tareas de lecto-escritura.

A través de la vía fonológica (o indirecta) se analiza y descompone la palabra en los distintos sonidos (fonemas) que la forman, codificando cada fonema con el signo gráfico (letra) correspondiente, a través de las Reglas de Conversión Fonema-Grafema (RCFG). La alteración de esta vía supone dificultades en:

  1. la codificación de palabras que suenan igual pero que se escriben con ortografía diferente (kastiyo);
  2. palabras irregulares (jallogüín);
  3. palabras homófonas (vaca-baca);
  4. además se cometerán errores de inversión (“aldo” por lado), sustitución (b/d, p/q), omisión (“como” por cromo) y adicción de fonemas y grupos consonánticos (“tarata” por tarta), principalmente en palabras nuevas, infrecuentes y largas.

A través de la vía ortográfica (o directa) se reconoce la palabra de manera global, por comparación con las previamente almacenadas en la memoria léxica-ortográfica (o grafémica). Para tener almacenada la forma ortográfica de una palabra se necesita haberla leído anteriormente. Esta vía es fundamental para la correcta escritura de:

  1. palabras con ortografía arbitraria (no relacionada con la pronunciación);
  2. palabras irregulares;
  3. para la diferenciación entre palabras homófonas (ya que no utiliza las RCFG), accediendo directamente a la forma ortográfica global de una palabra previamente almacenada en la memoria.

Procesos motores

En este punto se deben realizar los patrones motores para escribir las letras, las palabras y las frases. La forma de las letras (y sus alógrafos) se almacena en la Memoria a Largo Plazo (Buffer grafémico de la MLP) bajo la forma de patrones motores gráficos (forma, dirección, secuenciación, tamaño y demás rasgos de las letras).

Además del patrón motor almacenado en la MLP, se requiere también una adecuada coordinación grafomotora fina e integración visomotriz para dirigir el trazo, capacidades que suelen alcanzar todos los niños/as mediante la práctica y si no existen dificultades motoras previas.

Hay que tener en cuenta que cuando el problema de escritura manual está provocado únicamente por dificultades caligráficas, no se considera disgrafía sino que se incluye dentro de los trastornos del desarrollo de la coordinación (APA, 2000).

Revisión

Una vez escrito un texto, es necesario revisarlo para verificar que no haya errores. El proceso de revisión consiste en analizar el texto producido para mejorarlo, leyéndolo y comparándolo con la intención comunicativa inicialmente planificada.

De esta manera, se procede a detectar posibles errores ortográficos, sintácticos o semánticos, y a mejorar la calidad general del texto. Se trata de un proceso final pero fundamental en el aprendizaje de la escritura y en la construcción de textos complejos (Garanchana, 2002).

Disgrafías periféricas y centrales

Siguiendo el modelo neuropsicológico cognitivo de la escritura, las disgrafías se pueden dividir en disgrafías periféricas y centrales.

En las disgrafías periféricas se manifiesta un déficit en la programación o en la realización de movimientos gráficos. Así que afectan al proceso que va desde el almacén grafémico (patrones motores gráficos – proceso motriz) hasta la escritura en el papel.

En las disgrafías centrales se manifiesta un déficit en la escritura, en el deletreo y en la escritura con caracteres móviles (se evita así el componente motor). En este caso, se ve afectado el proceso que va desde el sistema semántico (formación de las ideas) hasta los patrones motores gráficos (proceso motriz) pasando por la recuperación de las palabras (vía ortográfica o directa y vía fonológica o indirecta).

Disgrafías periféricas

Se presenta un déficit en la programación o en la realización de movimientos gráficos (afectan al proceso que va desde el almacén grafémico -patrones motores gráficos hasta la escritura en el papel).

  • Agrafía pura. Incapacidad de trazar correctamente la forma de las letras (por ejemplo cursivo, mayúscula, de imprenta, etc.).
  • Agrafía apráxica. Se quiere escribir algo pero no se tiene control sobre la acción.
  • Disgrafía aferente. El paciente presenta dificultades perceptivas, entonces presenta también dificultades para mantener las letras en una línea horizontal, la tendencia a omitir o duplicar rasgos y letras (como por ejemplo los errores de escritura de los pacientes con heminegligencia).

En las disgrafías periféricas los errores son:

  • Grafémicos: se detecta una semejanza entre el estímulo que se quiere escribir y lo que se escribe objetivamente, es decir que se escriben mal las letras, las palabras u otros signos lingüísticos.
  • Errores alográficos en la formación de las letras. El sistema alográfico es un almacén de la memoria en el que se guardan los patrones de las formas de las letras – o alógrafos- es decir las formas diferentes de la misma letra (por ej. cursivo, mayúscula, de imprenta, etc.).

Disgrafías centrales

Se presenta un déficit en la escritura, en el deletreo y en la escritura con caracteres móviles (evitando el componente del motor). Se ve afectado el proceso que va desde el sistema semántico (formación de las ideas) hasta los patrones motores gráficos (proceso motriz) pasando por la recuperación de las palabras (vía ortográfica o directa y vía fonológica o indirecta).

En la disgrafía fonológica la escritura de palabras funciona de forma casi adecuada, aunque se detecta un déficit en la escritura de pseudopalabras. El daño está en la vía fonológica (o directa). Se cometerán errores:

  • Morfológicos: La parte inicial de la palabra es correcta mientras que la parte final (morfemas de género y número) es incorrecta. Por ejemplo: “el pequeño murió al ser trasladado al hospital”, “Es que yo, desde chiquita, ha estado viviendo en …”).
  • De derivación: Se detectan errores en la parte final de la palabra (con función gramatical o de referencia semántica). Por ejemplo: “pintura/ pintor; pintaba/ pintar”).
  • De sustitución de conectores: Se detectan errores en los conectores entre las palabras. Por ejemplo “entonces, después, cualquiera, alguien, donde etc.”.
  • De lexicalización: Se sustituye una pseudopalabra por una palabra, o una palabra de baja frecuencia por otra más frecuente. Por ejemplo: “gloma-goma; proflin-por fin, etc.”

Puesto que la vía directa (u ortográfica) se utiliza cuando se escriben palabras de alta frecuencia, con las que se ha tenido una frecuente experiencia previa, cuando se leen pseudopalabras, pseudohomófonos, fragmentos de palabras, se está obligado a leer por vía indirecta (o fonológica), de modo que se debe leer con atención el texto, juntando los diferentes sonidos de la palabra desconocida.

En la disgrafía superficial se escriben bien las pseudopalabras (salvo que haya acentos), mientras las palabras (regulares e irregulares) se escriben con errores de regularización (aplicando correctamente las reglas de conversión fonema-fonema de la vía fonológica). El daño está en la vía ortográfica (o indirecta).

En la disgrafía profunda se presenta un déficit tanto en la escritura de palabras (errores semánticos) como de pseudopalabras. El daño está tanto en la vía ortográfica (o indirecta) como en la vía fonológica (o directa). Pueden aparecer errores:
Semánticos: se sustituye una palabra por otra que tiene un significado relacionado (por ejemplo: “cebolla por ajo, perro por gato, vela por barco etc.”). Además se tiene mayor dificultad en la escritura de palabras abstractas que en las concretas, y en las palabras funcionales frente a las palabras de contenido.

Otros errores de la vía fonológica (incapacidad para escribir pseudopalabras, errores derivativos, etc.).

En la disgrafía del buffer grafémico se presentan errores grafémicos (se escriben mal las palabras u otros signos lingüísticos) tanto en palabras como en las pseudopalabras, en todas las modalidades (escritura espontánea, copia, dictado). No influye la frecuencia, la clase gramatical o si la palabra es concreta o abstracta. Los errores empeoran cuanto más larga es la palabra. El daño está en el buffer grafémico, la última componente antes de llegar a los mecanismos periféricos de la escritura. El buffer grafémico es el sistema de memoria que mantiene activas y ordenadas las representaciones de las letras. Aparecen errores grafémicos, donde se detecta una semejanza entre el estímulo que se quiere escribir y lo que se escribe objetivamente, es decir que se escriben mal las letras, las palabras u otros signos lingüísticos. Se hacen errores también en el deletreo o en la escritura con caracteres móviles.

Algunas pruebas específicas para la valoración de la escritura

  • Dibujo espontáneo, copia de dibujo y de memoria.
  • Trazar la propia firma.
  • Escribir con letras cursivas y mayúsculas.
  • Escribir palabras de diferentes longitudes.
  • Escribir palabras y pseudopalabras.
  • Escribir palabras de diferentes frecuencias de uso.
  • Escribir palabras de diferentes clases gramaticales.
  • Escribir palabras que difieren por ser concretas o abstractas.
  • Escribir palabras con regularidad ortográfica, es decir palabras ambiguas en la escritura (como castillo-castiyo).
  • Escribir con caracteres móviles (para evitar el componente motor).
  • Deletreo.
  • Dictado.
  • Denominación.
  • Escritura espontánea.

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