Concepto e importancia
Acodar es hacer desarrollar raíces en un tallo que está todavía unido a la planta madre. Cuando el tallo ha enraizado se separa para convertirse en una nueva planta que crece sobre sus propias raíces.
Es un método natural de reproducción en algunas plantas (como en la frambuesa) o puede ser inducido por métodos artificiales.
Como hasta que no ha enraizado no se corta el tallo, el xilema está intacto y por tanto la rama acodada dispone de reservas ilimitadas para enraizar. Por esto muchas plantas enraízan mejor por acodado que por estacas.
A un tallo acodado se le llama acodo.
Características y usos del acodado
La principal ventaja es que muchas plantas enraízan por este método con facilidad.
Muchos clones como los patrones de Manzano Mailing o avellano que no enraízan fácilmente por estaca o requieren equipo especial, como instalaciones con nebulización, enraízan fácilmente por acodo.
Es un buen método para propagar las plantas que se reproducen de forma natural de esta forma (como la frambuesa y la zarzamora).
No requiere instalaciones especiales. Es útil para obtener un número considerable de plantas con un mínimo de instalaciones de propagación.
Es especialmente útil para obtener plantas de gran tamaño en corto tiempo (acodo áereo en Ficus elastica y en crotón [Codiaceum variegatum], acodo simple en Dieffenbachia).
Necesita mucho espacio.
Con una planta madre, se producen pocas plantas.
Como no se adapta a las técnicas mecanizadas de la propagación, requiere abundante mano de obra, resultando caro, no obstante en viveros se ha conseguido un adecuado manejo; a pesar de esto la tendencia es a sustituir el acodado por otras técnicas (fundamentalmente estacas de madera dura).
Es un método ideal para el aficionado, que propaga un número pequeño de plantas, o para los especialistas que propagan ciertas clase de plantas, pues en ambos casos ni los gastos por planta ni la atención requerida por esto son factores a considerar en la elección del método.
Factores que afectan a la inducción de raíces adventicias en el acodado.
• Nutrición
• Tratamientos al tallo
• Condiciones ambientales
• Acondicionamiento fisiológico (época adecuada: movimiento de reservas hacia las raíces, al final del ciclo de crecimiento; aplicación de auxinas)
• Rejuvenecimiento
Métodos de acodado
• Acodo natural o autoacodo
• Acodo simple
→ De un arbusto
→ De una planta trepadora
• Acodo de punta
• Acodo múltiple (acodo francés)
• Acodo en serpentina
• Acodo en montículo o banquillo (acodo bajo tradicional)
• Acodo en trinchera
• Acodo aéreo (acodo chino)
MÉTODOS DE ACODADO
Acodo natural o autoacodado
Algunas plantas se reproducen de forma natural mediante el acodado; en plantas como la hiedra (Hedera) o la hiedra terrestre (Glechoma hederacea), los tallos son alimentados por la planta madre hasta que enraízan en el suelo; una vez enraízados, los tallos son fáciles de dividir y manejar. Plantas como las zarzas (género Rubus) producen acodos apicales o de punta.
Acodo simple
Es un método rápido y efectivo cuando se quieren unos pocos ejemplares nuevos tanto de trepadoras como de arbustos. Pueden realizarse en cualquier época, pero lo ideal es hacerlo en otoño o a principios de la primavera.
Las ramas se doblan hasta el suelo y se entierran a una profundidad de 8 – 15 cm. El extremo apical se mantiene erguido con la ayuda de una estaca, quedando al descubierto. Los mejores resultados se obtienen haciendo alguna herida en la zona enterrada y aplicando auxinas en esta zona.
Generalmente el acodo se hace a principios de primavera con ramas de un año de edad en parada vegetativa, usándose ramas bajas, flexibles, que se puedan doblar fácilmente hasta el suelo. Pero también puede retrasarse hasta que la estación de crecimiento se encuentre más avanzada, y hacerse con ramas de ese año, que hayan alcanzado la longitud suficiente; en esta época se pueden acodar perennifolias como magnolia y rododendros. Las ramas mayores de un año, generalmente no son adecuadas para acodar.
Si se acoda en primavera, al final del Otoño o al principio de la Primavera se cortarán y transplantarán. Si se acoda en verano, se tendrán que dejar todo el invierno y cortar en la primavera o al otoño siguiente.
Cuando el acodo se separa de la planta madre se trata igual que si fuera una estaca. Si la planta es perennifolia debe colocarse en maceta y conservarse durante cierto tiempo frescas y húmedas. Si es caducifolia se puede plantar directamente en su lugar definitivo si la copa se reduce a un tamaño que corresponda al del sistema radical.
Este procedimiento se ha utilizado comercialmente para propagar algunos arbustos difíciles de de hacer enraizar como el avellano (Corylus); va bien en Dieffenbachia.
Acodo de punta
Se ha utilizado con éxito en plantas que acodan de punta de forma natural, como la frambuesa y la zarzamora (Rubus).
El enraizado se produce en las puntas de las ramas, las cuales se doblan hacia el suelo. La punta de la rama comienza a crecer en el suelo hacia abajo, pero se curva para producir una vuelta pronunciada en el tallo y en esa vuelta se desarrollan las raíces.
En el vivero las plantas tan pronto como se plantan se recortan a 20-25 cm de altura. Se originan unas ramas vigorosas, las cuales se despuntan en verano, cortando las puntas de 7 a 10 cm una vez que han crecido de 50 a 75 cm. Esto estimula la formación de brotes laterales, aumentando el número potencial de ramas para acodar de punta el año siguiente, así como la producción de fruta. Al final del verano las ramas comienzan a encorvarse y sus puntas adquieren un aspecto característico, se producen unas hojas pequeñas y enrolladas que dan un aspecto de «cola de rata». La mejor época para acodar es cuando solo una parte de las ramas laterales han tomado esa forma.
Es mejor acodar las plantas a mano, haciendo con una pala un hoyo de 8-10 cm de profundidad con un lado vertical y otro ligeramente inclinado hacia la planta madre. La punta de la rama se coloca en el hoyo apoyada sobre el lado correspondiente, llenándolo con tierra y apretando con firmeza. La rama no puede seguir creciendo y se vuelve telescópica, formando pronto un sistema radical abundante y desarrollando un brote vertical vigoroso.
Al final del otoño las plantas están listas para sacarse. La punta enraizada consiste en una yema terminal, una masa grande de raíces y 15-20 cm de rama vieja que sirve como «mango» y para señalar el lugar de la nueva planta. Como las plantas enraizadas son tiernas no se deben sacar hasta el momento justo de replantarlas. Esto puede ser al final del otoño o al comienzo de la primavera.
El resto de las ramas acodadas adheridas a la planta madre, se recortan hasta dejarlas a 15-20 cm como en el primer año. En esta forma se pueden producir cantidades económicas de ramas hasta por unos 10 años.
Acodo múltiple (acodo francés)
Se utiliza en arbustos ornamentales (Wisteria y Clematis) y también en avellano. En general no resulta rentable, porque necesita mucho tiempo, pero es fiable incluso en arbustos difíciles de enraizar.
Consiste en cortar la planta madre, en primavera, a unos 5 cm de altura, lo que favorece la formación de brotes largos. A principios de la primavera siguiente se cortan los ápices y se plantan los brotes como si fueran los radios de una rueda, sujetándolos al suelo con horquillas de alambre. Cuando los nuevos brotes tengan una altura de unos 8 cm, se cubre con tierra la parte basal de los mismos, dejando descubiertos los ápices, añadiendo tierra hasta añcanzar una altura de unos 15 cm. Los acodos enraizados se separan y están listos para el transplante.
Las heridas y las auxinas favorecen el enraizado.
Acodo en serpentina
Es idéntico al anterior, haciéndose incisiones entre los nudos, pero se hace serpentear en el suelo, de manera que al menos quede una yema entre las zonas enterradas. Cuando estén bien enraizados los acodos pueden transplantarse.