Adentrarse en el bosque

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El ser humano tiene la maravillosa capacidad de generar construcciones de la realidad, de hecho, generalmente percibimos solamente una porción de la misma, y a partir de ahí construimos un relato para que nos encaje con nuestra manera de ver la vida, con nuestras experiencias pasadas o simplemente con el modo en el que nos sentimos más cómodos.

Esta capacidad de ser conscientes de que estamos en un bosque al ver el comienzo del sendero rodeados de unos árboles nos permite tener una visión global, y nos sirve para prever lo que nos vamos a encontrar en el camino, si podemos seguir o si hemos de dar marcha atrás porque puede ser peligroso.

Lo curioso es que esta capacidad es extrapolable a múltiples situaciones, de modo que se generan ciertos prejuicios que nos frenan a la hora de conocer nuevas personas, nuevas costumbres o nuevas culturas. Alguien dice que los habitantes de un lugar determinado del mundo son violentos, o son vagos, o son prepotentes, y en ocasiones construimos la realidad de modo que vemos en cada gesto de ese individuo el claro ejemplo de que efectivamente es violento, vago o prepotente.

Visto con distancia, esta tendencia resulta totalmente fuera de lugar, ya que sería exactamente igual que si uno de nosotros tratase de definir un bosque a través de una fotografía que encontramos en una revista, por muy buena que fuese la fotografía, nuestra definición resultaría incompleta sin escuchar sus sonidos, sin observar sus pequeños detalles y matices, sin sentir la hierba al pisar o la brisa que corre al lado del río. Sería simplemente hablar de algo que no conocemos.

Por fortuna, este error tiene remedio, y no es otro que experimentar, conocer y acercarse. Hablar de lugares en los que no se ha estado y de personas a las que no se ha conocido es sencillo, pero erróneo. Hablar con conocimiento de causa de lugares en los que uno se ha introducido, y comentar características de gentes con las que se ha convivido ofrecerá más matices y será siempre más justo.

Por fortuna, los más jóvenes comparten estudios con niños de otros lugares, disfrutan con personas que tienen otro color de piel y están en contacto con gentes que no hablan su mismo idioma, Quizás algún día no tengan la necesidad de construir realidades y puedan vivirlas en primera persona.

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Director de Proceso Psicología
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