Detalles del fruto del acebo

El acebo, una árbol navideño con mucha historia

Sin duda, cuando la Navidad se acerca todo se vuelve de luz y color, las calles llenas de adornos, el Belén con sus figuras, árboles de navidad gigantes a cada paso, escaparates con tonos rojos… y como no, también asociamos a estas fechas al preciado acebo, una planta que llama la atención por su forma, además tiene una historia muy especial que ha pasado de generación en generación. ¿Quieres saberla?

¡De hecho, la tradición del acebo es incluso más antiguo que la propia Navidad!

Desde tiempos inmemoriables los seres humanos han visto en esta planta el símbolo de fertilidad y fortaleza, les llamaba la atención como mantenía su esplendor a pesar de las bajas temperaturas el frío o la nieve.

En la época de los romanos, ya celebraban una festividad en honor del dios de la agricultura, se conocían como Saturnales y era durante el mes de diciembre. Se daban grandes comilonas en las calles y se intercambiaban regalos, ¡seguro que esto os suena!. Parece ser que en esta celebración el acebo ya tenía un protagonismo especial ya que los regalos se decoraban con hojas y frutos de este árbol por sus bonitos tonos.

Los pueblos celtas también contaban con el acebo para sus rituales, ya que lo consideraban un árbol mágico. Las coronas hechas con ramas de acebo les servían de protección ante los espíritus malignos, se utilizaban durante el solsticio de invierno con el objetivo de atraer prosperidad y buena fortura para los próximos meses.

En el cristianismo también acoge el simbolismo de esta planta en muchos territorios y sería protagonista en festejos del tipo religioso. Los frutos rojos comienzan a representar la sangre de Cristo y las hojas puntiagudas se identificaron con la corona de espinas. No es de extrañar entonces que en muchas zonas al acebo se le conozca con el nombre de «Espina de Cristo»

Cuando el cristianismo se expandió por Europa, el acebo fue capaz de conservar su simbolismo en muchos territorios. Poco a poco ocuparía también un lugar en los festejos de tipo religioso. Los frutos rojos pasaron a ser considerados una representación de la sangre de Cristo, mientras que las hojas puntiagudas se identificaron con la corona de espinas. Por eso en algunas zonas del sur del Viejo Continente el acebo es también conocido con el nombre de ‘Espina de Cristo’.

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