Por: Federico Cedarri

El despunte de la campaña electoral hacia la PASO tiene en alerta al peronismo luego del cambio intempestivo de fórmula acecido sobre el postrero cierre de listas.

La osada jugada prohijada por los gobernadores en complicidad con la presión ejercida por Sergio Massa para ungirse como único candidato generaron ruido en la alianza gobernante y precipitaron la necesaria muestra de una postal de unidad del tigrense con un dolido Daniel Scioli que se incorporará como premio consuelo al equipo de campaña del ministro de Economía.

La vicepresidenta Cristina Kirchner estuvo detrás de este tipo de sugerencia a Sergio Massa con la intención de ordenar el patio trasero de la flamante coalición: una forma de disciplinar una interna que ha dejado demasiados heridos en el cierre de listas.

Cristina Kirchner eligió acceder al pedido de los gobernadores de bajar a su apuesta Wado de Pedro pero lejos de capitular en el mando ordenó un repliegue hacia la provincia de Buenos Aires donde se descuenta que acompañará a Axel Kicillof para apuntalarlo en su intento reeleccionista.

Además, la ex presidenta copó nuevamente y sin disimulo las listas donde metió 12 de los primeros 17 lugares a salir en la boleta de diputados nacionales bonaerenses lo que le brindará la posibilidad de conformar un espacio granítico que se constituirá en una pieza importante de poder con el que deberá lidiar en el Congreso un hipotético gobierno de Juntos por el Cambio o el del mismísimo Sergio Massa.

Cristina es consciente de que el próximo gobierno deberá sincerar las variables económicas y eso ocasionará una brusca devaluación que durante los primeros meses acelerará indefectiblemente la inflación a fin de estabilizar la macroeconomía: “Cristina sabe que el próximo gobierno debuta con ajuste y esa es la verdadera causa por la que no quiso ser candidata”, desliza un legislador provincial peronista adelantándose a los acontecimientos.

Conseguir la reelección en la provincia de Buenos Aires y abroquelarse en el Congreso nacional parecen ser los objetivos centrales de la estrategia de la Vicepresidenta.

El kirchnerismo le brindó a Juan Grabois las herramientas que le retaceó a Daniel Scioli: facilitó al dirigente social cercano al Papa Francisco la posibilidad de ir colgado de las listas de Unión por la Patria además de garantizarle los avales necesarios.

La jugada de Cristina apunta a contener al núcleo duro que muestra una marcada hostilidad hacia Sergio Massa por considerarlo un candidato de establishment.

El tigrense no llega con un respaldo unívoco dentro del remozado Unión por la Patria por lo que desde el Instituto Patria pergeñaron la opción testimonial de Grabois para desenvolver el proceso interno sin ruidos, luego apostarán a la voz de mando de la Jefa instando a la tropa a votar al tigrense para evitar el avance de la derecha ajustadora: “Quien dice tragarse el sapo sin chistar”, comenta jocoso a PDS otro legislador provincial.

Sergio Massa sabe que no tendrá autonomía plena del kirchnerismo pese a que luego de imponer su candidatura el universo político creyó ver a una Cristina de rodillas.

Rápidamente el ministro de Economía tomó nota de que deberá convivir, en caso de llegar a la presidencia, con una Cristina que reclamará con asiduidad un nuevo acuerdo con el FMI y una mejor distribución del ingreso como dio muestra en el acto que compartieron en Aeroparque donde la ex presidenta se quejó ante el tigrense de la fabulosa renta que recaudan las grandes empresas.

Prueba de la influencia de Cristina es que trascendió por lo bajo que su ex vicepresidente e ideólogo de la estatización de las AFJP, Amado Boudou, estaría colaborando con el equipo económico de Massa en lo que concierne a las puntadas finales del acuerdo que se persigue con el FMI.

El ministro candidato debe convivir con una alta tasa de inflación, falta de reservas y una informalidad del mercado laboral que alcanza al 36%, por lo que se deduce que el tigrense arribó a la candidatura presidencial por una debilidad intrínseca del andrajoso Frente de Todos: “Cristina se corrió de la escena y después todo decantó para el lado de Massa por su astucia política”, sostiene un analista de opinión a este portal.

Cerca del titular de Hacienda no pierden el optimismo y se envalentonan con distintas elucubraciones: arguyen que un triunfo de Patricia Bullrich en la interna de Juntos por el Cambio puede granjearle a Massa un importante trasvasamiento de adhesiones larretistas desencantadas con la dureza halcón.

Acuerdo para retener Buenos Aires

Se descuenta que habría un pacto implícito entre la Vicepresidenta y el ministro candidato de agotar instancias para retener a como dé lugar la provincia de Buenos Aires.

Pero hay un factor que inquieta de sobremanera al tigrense y es que La Cámpora inste al núcleo duro a que el 22 de octubre respalde la opción de Axel Kicillof y se despoje de la obligación de votar a Massa.

El tono discursivo que asuma Juan Grabois el día después de su previsible derrota en la PASO será decisivo, si bien adelantó la remanida frase de que el que pierde acompaña crece la duda sobre cómo actuará la militancia más ortodoxa.

Se especula con que habría una tregua acordada entre Cristina y Máximo con Juan Grabois para continuar apoyando sin vacilaciones después de la PASO y que tal arreglo le habría facilitado al dirigente social conseguir en tiempo récord las burocráticas exigencias para presentar su candidatura.

No obstante, serán todos interrogantes que quedarán develados luego del proceso interno del 13 agosto cuando realmente se conozca a ciencia cierta cuanto ostenta cada espacio en el poroteo del tablero político nacional y bonaerense.