La guerra alienante

Publicado el 12.06.2018.1:43 am

También llamada “guerra económica”, es la punta de lanza del arsenal propagandístico alienante que usa el gobierno en una dinámica caza bobos; quien con argumentos falaces y patrioteros (patrioteros, no patriotas) usa y abusa de la manipulación para torcer de manera caricaturesca la realidad, de modo que nada es culpa ni responsabilidad del Gobierno. Para tal fin, construye una “realidad” paralela al mejor estilo de la novela 1984, (de George Orwell) que describe un tenebroso y eficaz Estado totalitario.

Empezamos estas líneas con la conclusión (me era inevitable). Tal vez conviene más la moderación y comprobar la conclusión con indicadores, es decir datos (que no son opiniones sino hechos) después de todo, como decía el Presidente Chávez “Dios habla con las matemáticas”

El macro argumento utilizado por el Gobierno para crear ese omnipotente enemigo (“guerra económica”) es que las sanciones internacionales (en sus diversas modalidades), han generado esta inocultable catástrofe humana que hoy vive nuestro país. En ese sentido, vale la pena diseccionar la realidad, para de este modo develar verdades, medias verdades y mentiras que han sido irresponsablemente manoseadas por los diversos actores políticos nacionales.

Efectivamente, Venezuela vive un cerco internacional, diplomático y en cierta medida comercial y financiero. Negar esto, es tan obtuso como atribuir el desastre a la supuesta “guerra económica”. Las sanciones no son, ni de cerca, las razones de la catastrófica crisis económica y social, pero, insisto; estas existen.

En el mes de marzo de 2015 el Presidente Barack Obama decreta una orden ejecutiva contra el Gobierno de Venezuela, basado en la Ley de facultades económicas en casos de emergencia internacional (International Emergency Economic Powers Act; IEEPA, por sus siglas en inglés). Dicho decreto, inicia con una serie de sanciones personales a altos funcionarios del gobierno venezolano, las cuales NO AFECTAN, a la sociedad venezolana. No obstante, en el mismo decreto, el entonces Presidente de los EEUU establece que el Secretario de Estado queda automáticamente autorizado  para utilizar todo el alcance y facultades de la IEEP, en contra del Gobierno Venezolano. Dichas facultades incluyen embargos económicos comerciales parciales o totales, tales como han sido utilizados con mucha mayor intensidad contra Irán. Efectivamente, hay una serie de entorpecimientos financieros, que han dificultados las transacciones del Estado Venezolano y de PDVSA, que pueden incidir en su desempeño. No obstante, esta no es razón ni excusa para la situación que vivimos.

Los creativos y apologistas de la propaganda oficial-alienante (alias “guerra económica”)  no pueden explicar cómo es posible que países sobre los cuales pesan sanciones mucho más severas y amplias, tengan un desempeño económico positivo, muy diferente del mediocre comportamiento de la controlada economía venezolana.

Irán (país sancionado y al cual le han aplicado varias veces el IEEPA con mucha intensidad), exhibe una economía creciente en los últimos años, con un PIB que muestra un significativo repunte en 2017 (6%). Mostrando también un aumento en el volumen de sus importaciones, lógica consecuencia de una economía que demanda diversas necesidades.

¿Es muy forzado comparar Venezuela con Irán?, pues bien, hagámoslo con Cuba, decano en sanciones y bloqueos económicos. El país caribeño, muestra un PIB estable en los últimos años, llegando incluso a experimentar un leve repunte en 2017. Algo similar sucede incluso con Corea del Norte (país también sancionado). Mantiene sin muchos sobresaltos su PIB y su nivel de importaciones.

Por su parte Venezuela tiene el record mundial en la caída de volumen de importaciones (de casi 50 mil millones de dólares en 2013, caímos a 9 mil millones en 2017). Así, mientras caen abruptamente las importaciones de rubros como medicinas y productos farmacéuticos (más de 85% en el período 2013-2017) aumentan las importaciones de armas de fuego y municiones, cómo también de combustibles y productos derivados del petróleo (si, así es, un rubro que antes era un emblemático generador de divisas, ahora se traga parte de las pocas divisas existentes).

El debate y/o la denuncia no pueden estar basados sobre los “creo” o los “me parece”, ni sobre la visceralidad. Es hora de ponerse serios y revisar los numeritos.

 

Ricardo Ríos Calderón

@riosdefrente