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EI escéptico que se hizo atnigo de un extraterrestre FRA;IEI§ECDCITI§ POr I,ORENZO TTNN,(NDEZ BUENO EI primer encuentro mantenido por Francisco Donis con un presunto extraterrestre no pudo ser más cordial: "Soy Frdncisco Atienza -le dijo aquel s€r-, ProYengo de hombres de lo Tierro, pero he nocido en otro planeto. He estodo en imperfecto comunicoción telepáticd con usted Preporondo este encuentro de pdz y amistod". Tal sería el comienzo de una larga y fructífera relación... A escarcha de la ma- drugada había co- menzado a caer so- bre el viejo Parador Nacional del Mar- qués de Villena, en la localidad conquense de Castillo de Alar- cón. En su interior, dos empleados se guarecían del intenso fr'to invernal, pen- dientes de los inusuales avatares que se pudieran producir durante la noche. Súbitamente, la calma reinante se rompió en mil pedazos. Un hombre jo- ven había hecho acto de presencia. Estaba visiblemente alterado, casi sin aliento, y no cesaba de repetir que acababa de mantener una conversa- ción con Francisco Atienza, un extra- terrestre del planeta Urln... ffI,N HOIVIBRE GoRREGT(,, SERT(,, DE L(, IVI¡f,S RESPET¡IBLE" De este modo era calificado por parientes y amigos Francisco Donis Ortiz, un sencillo ingeniero de Cami- nos y Minas que pasaba media vida rodando por las carreteras del país. De carácter templado, serio y, en oca- siones, distante, a los 35 años ya ;-_ dirigía una importante empresa de inversiones que ope- ¡, raba en las provincias del levante español. Volcado en su trabajo diario, no mostraba especial interés por los fe- nómenos paranor- males ni por los OVNls, que en con- tadas ocasiones for- maban parte de su conversación. Afirman sus alle- gados que una vez, en el transcurso de una reunión informal, i' Francisco Donis co- mentó que sólo creería cuando fuera testigo per- sonal de acontecimientos ,' extraños. Y eso fue lo que supuestamente le sucedió. Este es el relato de los he- chos, según los contó poste- riormente su protagonista. Transcurría el mes de No- viembre de 1968. Desde hacía tres semanas, el tenaz ingeniero ..\ ; estaba hecho un mar de dudas. Y no era para menos: de manera repentina había comenzado a recibir "en su ca- beza" un confuqo mensaje que le anunciaba la inminente visita de un hombre procedente de otro planeta, comunicación que se manifestaba con mayor insistencia conforme iban pa- sando las jornadas. El día12, tras cenar en la localidad valenciana de Chiva, emprendió ca- mino hacia Madrid en su automóvil, que se encontraba en idóneas condi- ciones. Nada más coger el volante, el invisible comunicante comenzó a en- viar nuevos mensajes telepáticos que fueron aumentando a medida que pasaban los kilómetros, dando la im- presión de que el presunto extrate- rrestre se estaba aproximando a la posición del sorprendido testigo. A cuatro kilómetros del parador de Castillo de Alarcón, los faros y el sis- tema de ignición del coche comenza- ron a fallar, hasta que el vehículo se paró. Como no arrancaba, fue nece- saria la ayuda de un camionero para iniciar de nuevo la marcha. Minutos más tarde tomaba el desvío que con- ducía a la población conquense. No llegó muy lejos. A dos kilómetros del parador, el automóvil se detuvo de nuevo sin motivo aparente. Según el relato de Donis, frente a él permanecía suspendido en el aire un aparato discoidal de 15 metros de diámetro que presentaba en su parle central una torreta de aproxi- madamente tres metros de altura. Al parecer, despedía una leve luminosi- dad rosácea que dejaba entrever en su estructura una serie de escotillas situadas circularmente. Francisco descendió de su "1500" y -tal como explicó- pudo observar có- mo del artefacto surgía una escalera extensible que tomaba tierra. Tras esto, un hombre de unos cincuenta años, embozado de cuello a tobillos en un traje de tonos grisáceos, delgado y de una estatura próxima a 1,60 metros, descendió sonriente y con los brazos abiertos, diciendo: "Soy Francisco Atienza, provengo de hombres de la lierm, pero he nacido en otro planeta. He estado en imperfecta comunicación telepática con usteci, preparando este encuentro de paz y amistad". Acto se- guido, el cordi4lralien(2ena estrechó la mano del so,rórendido ingeniero. El contacto había comenzado. '.]} lf. tt;-' Francisco Atienzo. según F. Donis. r1^'

Contactados - Francisco Donis R-006 Mon Nº020 - Mas Alla de La Ciencia - Vicufo2

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Page 1: Contactados - Francisco Donis R-006 Mon Nº020 - Mas Alla de La Ciencia - Vicufo2

EI escéptico que se hizo atnigo de un extraterrestre

FRA;IEI§ECDCITI§POr I,ORENZO TTNN,(NDEZ BUENO

EI primer encuentromantenido porFrancisco Donis conun presuntoextraterrestre nopudo ser más cordial:"Soy Frdncisco Atienza-le dijo aquel s€r-,ProYengo de hombres delo Tierro, pero henocido en otro planeto.He estodo enimperfectocomunicocióntelepáticd con ustedPreporondo esteencuentro de pdz yamistod". Tal sería elcomienzo de una largay fructífera relación...

A escarcha de la ma-drugada había co-menzado a caer so-bre el viejo ParadorNacional del Mar-qués de Villena, en la

localidad conquense de Castillo de Alar-cón. En su interior, dos empleados seguarecían del intenso fr'to invernal, pen-dientes de los inusuales avatares que sepudieran producir durante la noche.

Súbitamente, la calma reinante serompió en mil pedazos. Un hombre jo-ven había hecho acto de presencia.Estaba visiblemente alterado, casi sinaliento, y no cesaba de repetir queacababa de mantener una conversa-ción con Francisco Atienza, un extra-terrestre del planeta Urln...

ffI,N HOIVIBREGoRREGT(,, SERT(,, DEL(, IVI¡f,S RESPET¡IBLE"

De este modo era calificado porparientes y amigos Francisco DonisOrtiz, un sencillo ingeniero de Cami-nos y Minas que pasaba media vidarodando por las carreteras del país.De carácter templado, serio y, en oca-

siones, distante, a los 35 años ya

;-_ dirigía una importante empresade inversiones que ope-

¡, raba en las provinciasdel levante español.

Volcado en sutrabajo diario, nomostraba especialinterés por los fe-nómenos paranor-

males ni por losOVNls, que en con-

tadas ocasiones for-maban parte desu conversación.

Afirman sus alle-gados que una vez,

en el transcurso deuna reunión informal,i' Francisco Donis co-

mentó que sólo creeríacuando fuera testigo per-

sonal de acontecimientos,' extraños. Y eso fue lo que

supuestamente le sucedió.Este es el relato de los he-

chos, según los contó poste-riormente su protagonista.

Transcurría el mes de No-viembre de 1968. Desde hacíatres semanas, el tenaz ingeniero

..\ ;

estaba hecho un mar de dudas. Y noera para menos: de manera repentinahabía comenzado a recibir "en su ca-beza" un confuqo mensaje que leanunciaba la inminente visita de unhombre procedente de otro planeta,comunicación que se manifestaba conmayor insistencia conforme iban pa-sando las jornadas.

El día12, tras cenar en la localidadvalenciana de Chiva, emprendió ca-mino hacia Madrid en su automóvil,que se encontraba en idóneas condi-ciones. Nada más coger el volante, elinvisible comunicante comenzó a en-viar nuevos mensajes telepáticos quefueron aumentando a medida quepasaban los kilómetros, dando la im-presión de que el presunto extrate-rrestre se estaba aproximando a laposición del sorprendido testigo.

A cuatro kilómetros del parador deCastillo de Alarcón, los faros y el sis-tema de ignición del coche comenza-ron a fallar, hasta que el vehículo separó. Como no arrancaba, fue nece-saria la ayuda de un camionero parainiciar de nuevo la marcha. Minutosmás tarde tomaba el desvío que con-ducía a la población conquense. Nollegó muy lejos. A dos kilómetros delparador, el automóvil se detuvo denuevo sin motivo aparente.

Según el relato de Donis, frente aél permanecía suspendido en el aireun aparato discoidal de 15 metrosde diámetro que presentaba en suparle central una torreta de aproxi-madamente tres metros de altura. Alparecer, despedía una leve luminosi-dad rosácea que dejaba entrever ensu estructura una serie de escotillassituadas circularmente.

Francisco descendió de su "1500" y-tal como explicó- pudo observar có-mo del artefacto surgía una escaleraextensible que tomaba tierra. Tras esto,un hombre de unos cincuenta años,embozado de cuello a tobillos en untraje de tonos grisáceos, delgado y deuna estatura próxima a 1,60 metros,descendió sonriente y con los brazosabiertos, diciendo: "Soy FranciscoAtienza, provengo de hombres de lalierm, pero he nacido en otro planeta.He estado en imperfecta comunicacióntelepática con usteci, preparando esteencuentro de paz y amistad". Acto se-guido, el cordi4lralien(2ena estrechó lamano del so,rórendido ingeniero. Elcontacto había comenzado.

'.]}

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Francisco Atienzo. según F. Donis.

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UN E'<TRATERRESTREEN IVII G(f)GIIE

La gélida madrugada obligó a los re-cién conocidos a introducirse en el co-che para iniciar la conversación. Pese aque -según el prgtagonista de esta his-toria- Francisco Atienza vocalizaba unperfecto castellano, el diálogo continuótelepáticamente. Atienza dijo ser des-cendiente de un soldado español afin-cado en Argentina allá por el siglo )0/ll.Después de doce generaciones, habíamantenido el nombre del primigenio an-tepasado, pasando a iormar pafte deuna"raza emigrada" que habitaba en elplaneta Urln, junto a los nativos del lu-gar. Estos habían creado en su mundouna colonia de humanos a los quetransmitieron todos sus conocimientosreligiosos, morales, polÍticos y sociales,con la finalidad de adaptar mentalmen-te a la nueva raza y así pudieran inte-grarse con los habitantes de Urln.

Los minutos pasaban y el misterio-so visitante continuó informando a suinterlocutor de su cultura, historia... yde la función que gente como él de-bían desarrollar en la Tierra. Al cabode una hora, el inusual acomPañantese marchó en la nave espacial, quehasta esos momentos había Perma-necido estacionada junto a ellos.

A las dos de la mañana, Francisco Do-nis, alterado por la experiencia que aca-baba de protagonizar, emprendió caminocon dirección al parador del Marquás deVillena, a dos kilómetros de distancia. Na-da más llegar, requirió la presencia de unmálico. No tardó en llegar el doctor, donÁvaro, que -aunque incráCulo- atendióal relato del cansado viajero, le recomen-dó que hiciera noche en el lugar y avisórápidamente a sus familiares, quienes sepersonaron a la mañana siguiente.

Mientras se alejaba del abrupto pa-raje, Francisco Donis no dejaba depensar en su lnsólita aventura nocturnay en si se producirían nuevas comuni-caciones con su "amigo" Atienza....

Y, en efecto, los supuestos contactos

Las declorociones del o'extroferrestre

Atienza" (izquierda) o Francisco Donis se

hicieron fomosas en todo el poís grccias ola atención que les prestó "Lo Actualidad

Española" en sus Póginos.

extraterrestres continuaron, utilizandopara ello los medios más variopintos:desde la usual forma de comunicacióntelepática, hasta llamadas telefónicasprocedentes de mundos lejanos. Con el

paso de las décadas, los mensajes pa-saron a formar parle de animadas reu-niones que se organizaban en casa delreceptor. lncluso el Papa Juan )O(ll lle-gó a interesarse por ellos, tal y como nosindicó un familiar muy ligado a la personade Francisco Donis. Elcontacto perduróhasta 1990, fecha en que su principalprotagonista falleció a los 63 años. A

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"MÁS ALLÁ DE LA CIENCIA"es una publicación de J. C.

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,eñSAIÁ DE LAOEIOA,está contohda porh O.J. D'

ffid in Sa¡ -lOril de 1997 - D. L.: M.3.482-1989.

CONTACTADOSONSIDERADOS producto de mitos y leyendas sin funda-mento por los historiadores clás¡cos, hoy pocas personasmedianamente racionales y no cond¡cionadas por sus cre-enc¡as religiosas dudan de que los dioses de las ant¡guasmitologías*existieron realmente. Dioses que.hace *jl9:.d.'

años se pasearon [or todo el mundo y cuyos nombres, hechos históri-cos y portentosas iacultades Se rcferencian en multitud de tradiciones.Hindúés, japoneses, ch¡nos, malayos, sumer¡os, celtas, gr¡egos, ¡udíos,romanoé, e'gipcios, incas, mayas, aztecas... nos rccuerdan a los diosesque vin¡eroñ á U Tierra desde el Cosmos. Miles de dioses. Hasta tribusáfr¡canas actuales como las de los dogones de Malí recuedan aún a Sus

dioses procedentes de Sirio. Otros hablan de las Pléyades, de Orión, deotros planetas de nuestro prop¡o Sistema Solar... ¿Alguien p¡ensa en Ser¡oque tódos esos puebtos se inventaron las historias que narran? ¿O, másbien, se equivocaron sólo en una cosa: en cneer que aquellqs Seres, taniupériores'a ellos, eran n'd¡oses"? Esta hipótesis, durante décadas moti-vo de rechifla, es hoy, S¡n embargo, la única rac¡onalmente coherente.Cualquler otra explicác¡ón es infinitamente más fantasiosa, desde la afir-macién de que son personaies imaginar¡os hasta que se t[1tó de algunacuttura de d propiaiierra que, aisláda del resto de las civilizaciones delplaneta -teoria intraterrestré incluida-, se desarrolló tanto que las demásbonsideraron a Sus habitantes Seles "no humanos" (¿de qué otra mane-ra expl¡car que los tomasen por "dioses"?).

Nó. ttoy'sabemos que la Tierra no es el centro del universo y queéste no gií.a a Su alred'edor, que el hombre no ha sido creado "a ima-gen y simejanza de Dios" porque la idea de un Dios antropomorfoéstá-definitivamente supeiada, que Ia humanidad no procede deunos únicos padres -Adán y Eva- y que en modo-alguno estamosSolos en la inmensidad del c-osmos. E! sentido común -ya Sabe' am¡-go lector, el menos común de |os sent¡dos- Sug¡ere qu-e debe haberñl¡llones y millones de civilizaciones en las m¡les de millones de ga-laxias exístentes de quién Sabe cuántos universos d¡St¡ntos, unasávolutivamente máS avanzadas que la nuestra' otras más atrasadas.Y, siendo esto asín ¿qué ¡mp¡de que a¡gunas de esas civilizacionesnbs hayan visitado én el pasado y nos estén visitando en el presen-le? ¿y qué impide que algunos dé esos seres se estén comun¡candocon-terr;stres telepaticañrente, incluso desde sus propios planetas?Absolutamente nada.

Otra cosa eS, sin embargo, la veracidad de las historias que cuentanquienes hoy +omo igualmente ocurrió en el pasado- d.icen contactarcon extratérrestres. -Porque, entre ellos, hay aprovechados, sinver-güenzas, fantoches e incíuso enfermos mentales de todo tipo. Perolambién personas honestas y d¡gnas de crédito. Confiamos en que subuen criierio, al leer este monog-ráfico, le ayude a Separar el grano deta paia. En cuanto a nuestra op¡nión, la refleiamos alfinaldel mismo.

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