De Alcabalero a mendigo: La ruina de Don Cayetano Girón

De la serie: Cuentos de la Congregación del Refugio.

4ta parte

Los días siguientes después de que lo echaran como Alcabalero, las cosas en la Congregación siguieron como de costumbre, en nada cambió la vida que llevaban aquellos pastores, labradores y ganaderos, pero tan pronto como se supo del desastre aquél, el rumor corrió como pólvora, desde El Soliseño hasta Caja Pinta, allá por los rumbos del Mareño donde vivían los Cisneros, todos se dieron cuenta del mal pasó de Don Cayetano, en muchos fandangos, fiestas y aun cuando los vecinos salían a tomar el fresco al irse ocultando el sol, no se hablaba de otra cosa, solo se oía decir: “Mira ya viste lo que le pasó a Don Cayetano”, “Eso le pasó por andar de usurero”, “Y todo por andar jugando al montesillo con dinero ajeno”, vaya, pues, se inventaron uno y mil chismes, hasta se decía que lo iban a llevar preso y lo iban a condenar a galeras en la Nao de la China que iba hasta las Filipinas.

Muchos pesos se gastaron en aquellas jugadas al montesillo…

Las cosas en casa de Don Cayetano tampoco iban mejor, aunque no faltaba el alimento, ya no había comodidad como antes, ora ya faltaba el piloncillo, ora ya no se podía comprar pan, ora ya no había carne, y se vio forzado a comer lo que la gran mayoría de todos ponían en su mesa, maíz, frijol, tortillas y pare usted de contar, esto sólo lo ponía de un humor peor, y los gritos, manazos y sombrerazos no faltaban nunca.

Peor aun, ora ya se tenían que hacer escritos y más escritos y diligencias de no se que tantas cosas en el juzgado, ya se usaba un argumento, ora otro, pero eso si, cada ida al juzgado era solo un gastadero de dinero, y nada que se resuelve el problema, y peor tantito, verá usted, porque a todo esto tenía que poner sobre aviso al Juez allá en San Carlos, entonces era más dinero aún, papel, escribiente, tinta, las firmas de los testigos, ya se le escapaban de la mano a Don Cayetano todos esos reales que tanta falta le hacían.

Como ya se iba viendo que Don Cayetano no tenía para pagar, el Capitán Guzmán uso sus contactos en el Nuevo Reino de León y según lo que le dijeron, es que los Girón antaño habían tenido tierras en Sabinas, y cuando le llegó la carta aquella a Don Cayetano, estalló de puro coraje: “¿Pues como suponía este Guzmán que tenía esas tierras? Si las tuviera, no habrían tenido que casarse sus hermanas con los hermanos Ayala…”.

Verán ustedes, mucho antes de que todo esto sucediera, allá por los 1750´s y tantos, los Girón vivían en Sabinas, en el Nuevo Reino de León, como arrieros y labradores, pero no con tierras propias, eran dos hermanas y un hermano, María Josefa, Cayetano y Juana, como en los ires y venires entre aquellas Villas, estancias y Haciendas, los más principales vecinos eran muy notorios y conocidos, y entre aquellos que por su oficio viajaban mucho, eran los Ayala, hacía aun muchos mas años atrás recibieron en merced ‘El Topo’ que se convirtió en el Topo de los Ayala (hoy, es el municipio de Escobedo, Nuevo León), los Girón, viendo su pobreza, y aprovechando el tener dos muchachas atractivas, no dudaron en casarlas con los Ayala, así tenían asegurado en un buen porvenir, el problema acá fue la descendencia, porque por mas que quisieron, nunca pudieron tener hijos… estos morían cuando apenas iban formándose en el vientre, y muchos dicen que por los tantos años en que los Ayala trabajaron en su fundición de plomo, que aunque les daba gran riqueza, el plomo les enveneno la sangre y ahí estuvo su mal, el no tener hijos nunca.

Que Don Cayetano no tenía tierras allá en Sabinas…

Tuvo que intervenir su hermana para desmentir aquello y convencer a Guzmán de que aquellas tierras no existían porque así, el de tener tierras, no las tenía y las tierras herdedadas a sus hermanas ellas no las iban a empeñar, porque de las rentas de aquellas tierras se mantenían y para eso se habían casado, -Bueno, este Antonio ha perdido la cabeza o que le pasa- dijo iracundo Don Cayetano, no, lo que pasa es que este se quiere cobrar a lo chino y nomás quiere hacer leña del árbol caído, le dijo a su esposa -Pues eso te pasa por andar de gastalón y querer hacer negocio redondo con dinero que no es tuyo Cayetano- le contestó su mujer muy enojada -Mira, ya nos tienes vistiendo puros cueros y tu sigues en lo mismo, nos vas a dejar en la calle y peor de lo que estamos pues- derrotada, se sentó en una silla la pobre mujer llevándose las manos a la cara.

Como se vio que Don Cayetano no tenía para pagar ni aún con el préstamo de su compadre Don Vicente, se llegó a una determinación fatal: Todos sus bienes serían puestos en remate al mejor postor y de dicha venta, irían a parar a manos del Capitán Guzmán, y no hubo alegato, no hubo defensa, y como no hay fecha que no llegue y plazo que no se cumpla, una mañana, muy temprano, llego su compadre Don Vicente y el pregonero, Don Feliciano Tijerina y tocaron a la puerta de su casa de adobe -Cayetano, ya sabes a que venimos- le dijo su compadre -Vamos a hacer los pregones- Don Cayetano con una mirada de súplica en vano quiso detener aquel mandato de la justicia, pero no hubo remedio, se hizo el pregón, el tambor, grave, tocó y Don Feliciano Tijerina gritó por tres veces:

Quien quisiere hacer postura a los bienes embargados a Don Cayetano Girón, ocurra a hacer la que quiera que le será admitida al precio de los avalúo u otro cualquiera componiéndose dichos bienes de: veinte y dos yeguas aburradas y su garañón dispuesto todo, veinte y tres cabezas a cuatro pesos cuatro reales cabeza, y un burro de esta manada en treinta pesos, sesenta y dos yeguas y tres garañones de cría caballar, a tres pesos cabeza, once potrancas de dos años a dos pesos, quince potros de dos años a dos pesos cabeza, treinta y tres crías caballares de herradero pasado de ochocientos cinco doce reales cabeza, trece bestias mulares de edad a veinte y ocho pesos par= diez caballos de todas riendas a seis pesos, diez y ocho mulas y machos en manadas extranjeras de edad, a veinte y ocho pesos par, un cutó guarnecido de plata en seis pesos, unos trabucos guarnecidos de plata en cuatro pesos, un jacal viejo techado de palmito, cercado de carrizo en diez pesos”.

Se hizo el pregón donde se remataban los bienes de Don Cayetano….

Por la Congregación pasaron varios arrieros que venían de La Mota (hoy General Terán) y escucharon con mucho interés lo que habían escuchado en aquel pregón, despacharon sus negocios y regresaron a prisa a decirle a sus patrones aquello, pues era un remate de buenas cosas a muy buen precio y era en un negociazo, los patrones, oyendo aquello, se les iluminaron los ojos y escribieron sendos billetes para poner postura sobre aquellos bienes, pero algo mucho peor le aguardaba a Don Cayetano, ahora, estaba a totalmente indefenso ante el Capitán Guzmán, y ya había postores que como buitres estaban esperando el momento que desfalleciera para poder darse un festín sobre aquellas cosas que tantos años de trabajo le costo ganar, había algo que ni siquiera el pudo prever y se imaginó.

Hasta La Mota llegaron las noticias del remate de los bienes de Don Cayetano…

Solo era cuestión de tiempo para que todo esto llegará a su fin…

Y en aquel día ruin, en el Juzgado, se reunieron los postores para sus bienes, imaginando que buen negocio harían, y con un solemne batir de tambor, comenzó la subasta…

Continuará…