Y SE ACORDÓ DIOS DE ANA, LA QUE RECIBIÓ MUCHO MÁS ABUNDANTEMENTE

Y SE ACORDÓ DIOS DE ANA, LA QUE RECIBIÓ MUCHO MÁS ABUNDANTEMENTE.
Continuación de nuestra serie: Y SE ACORDÓ DIOS.

Ana, ya nos es familiar no solo por el hecho de ser madre de Samuel, del proceso que pasó al no poder tener hijos, sino también porque de quien leemos expresamente que se acordó Dios, y no solamente de ella, también ya vimos que de Noé, Abraham, Raquel y ahora Ana según leemos de ella:

«Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a su casa en Ramá. Y Elcana se llegó a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella»
(1 Samuel 1:19).

Qué bendición para Samuel saber que su concepción fue debido a que Dios se acordó de su madre y él es producto de esa petición, que, de hecho, a la mención de su nombre se le recordaría la oración de su madre y producto también de la voluntad del Señor, aunque en oculto fue formado (Salmo 139:15), pero no en desconocimiento del Señor, pues cuando Elcana se llegó a Ana su mujer, tuvieron intimidad como esposos, Jehová se acordó de ella, abrió su matriz y le concedió un hijo, según leemos en 1 Samuel 1:20: Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo pedí a Jehová. Samuel significa pedido de Dios. Qué bendición de Samuel saber que no es un accidente, no es que se coló, aunque no hay nada de eso, todos hemos venido con un propósito y es ser para la gloria de Dios.

Ese año no subió al templo a adorar, según leemos: Pero Ana no subió, sino dijo a su marido: Yo no subiré hasta que el niño sea destetado, para que lo lleve y sea presentado delante de Jehová, y se quede allá para siempre
(1Samuel 1:22).

Qué resolución. Qué fe. Qué abnegación. ‘y se quede allá para siempre’, no un tiempo, literalmente Samuel fue arrancado del pecho de su madre, pero para un fin glorioso, hacer volver a Israel a Jehová su Dios y a su palabra; para hacer todo conforme al corazón de Dios (1Samuel 2:35) y Jehová le haría casa firme en Israel. Seguimos leyendo que cuando lo hubo destetado lo presentó al templo en cumplimiento de su promesa (1Samuel 1:23-28).

Cuando presentaron a Samuel, Elí bendice a Elcana diciéndole: Jehová te dé hijos de esta mujer en lugar del que pidió a Jehová. Y se volvieron a su casa (1 Samuel 2:20). Y quedó embarazada la segunda, tercera y tuvo otros tres hijos y dos hijas (V. 21), aunque en 2:5 en su cántico menciona a siete hijos, que probablemente sea su anhelo o un número no especificado para referirse a muchos, así como Elcana uso el número diez en 1:8. Ana pidió un hijo varón y el Señor le concedió seis hijos, le dio más, le dio en un quinta medida de lo que pidió, es decir, lo que pidió y cinco más.

El apóstol Pablo nos dice que el Señor quiere bendecirnos en una cuarta y aún quinta medida de lo que pedimos o entendemos, según está escrito: Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros (Efesios 3:20).

No cabe duda que Ana experimentó una medida especial de bendición, debido a su justicia, piedad, abnegación y visión en la obra del Señor.

Nos despedimos de nuestro personaje, de nuestra hermana, de esta gran mujer, y de los demás de quienes leemos «Y SE ACORDÓ DIOS», tomando ejemplo de fidelidad, piedad, abnegación o a lo que nos haya llevado el Espíritu Santo y con quienes, estoy seguro, nos veremos más adelante.

Mientras tanto, ¿caminamos caminante?
Suyo en Cristo Jesús, su hermano y amigo, Erick Solís Girón.