Razones para abuchear a Sánchez

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ETA le ponía coches bomba a Aznar, a Rajoy le partían la cara de un puñetazo, y a Zapatero y a Sánchez les pitan y abuchean en el desfile militar del Día de la Fiesta Nacional de España. Costumbres y tradiciones que nos definen como país y ponen a cada cual en su lugar. Hoy el Gobierno de España está sostenido por los votos de los herederos de los que intentaron asesinar a Aznar y los de los que incitaron y aplaudieron al que le partió la cara a Rajoy; mientras que los que votaron a los partidos de la oposición pitan y abuchean al presidente del Gobierno en funciones, que es la máxima expresión de resistencia que tienen los que más respetan la democracia, la Constitución y la bandera de España.

Todo tiene su causa, su motivo y su explicación. Cuando a las 08:05 horas del 19 de abril de 1995, ETA hizo estallar un coche bomba en la esquina de las calles Arturo Soria y José Silva de Madrid, al paso del vehículo en el que Aznar intentaba llegar a la sede del Partido Popular, éste era aún el líder de la oposición, pero ya había conseguido ganar las elecciones al Parlamento Europeo celebradas unos meses antes y amenazaba con poner fin a los 14 años ininterrumpidos del PSOE de Felipe González, como finalmente hizo al lograr salir vivo del atentado para ganar las elecciones de marzo de del año siguiente.

Rajoy estaba dando un paseo por la plaza de la Peregrina de Pontevedra a las 18:50 horas del 16 de diciembre de 2015, cuando un joven ultra violento de 17 años se abalanzó sobre él propinándole un tremendo puñetazo en la cara, provocándole un importante hematoma y rompiéndole las gafas. Dos días antes se había celebrado el único debate televisado entre los dos candidatos a la presidencia del Gobierno en las elecciones del 20 de diciembre de 2015. Durante ese debate Pedro Sánchez le dijo a Rajoy que “el presidente tiene que ser una persona decente y usted no lo es”. 48 horas después de este insulto llegó el puñetazo.

ETA no quería que Aznar derrotase al PSOE, la extrema izquierda no quería que Rajoy venciera electoralmente a Sánchez, y a la oposición democrática y constitucional no le gusta Pedro Sánchez. Pero mientas que unos intentan asesinar con coches bomba y agreden con violencia física, los otros abuchean y pitan, en lo que los progres dirían que es un claro empate. Son evidentes las diferentes formas de actuar de unos y otros, pero tan bien son notables las distintas motivaciones de sus actos. En 1995 Aznar representaba la oposición al Gobierno de los GAL, de la corrupción y del paro. En 2015 Rajoy personificaba la salida de la crisis económica en la que nos había hundido Zapatero. Y en 2021-2023 Pedro Sánchez representa a Puigdemont, a Otegi y a los amigos de los terroristas de Hamás.

Raro sería que la ciudadanía española no abuchease a la persona que prometió públicamente que jamás pactaría con los proetarras de Bildu y que le quitaría el sueño tener en su Gobierno a ministros de Podemos. Al que ha transferido las competencias de prisiones al País Vasco para, a continuación, acercar allí a todos los presos etarras que ni se han arrepentido ni han pedido perdón. Al presidente de un Gobierno que ha excarcelado a más de 120 violadores y pederastas, rebajando las penas de más de 1.200 de ellos. Y al que, en el colmo de la indignidad, está negociando su investidura con los golpistas catalanes que le exigen la amnistía y la celebración de un referéndum de autodeterminación. El día en que los españoles celebramos la unidad de España nada se puede reprochar a quienes abuchean al que hoy más la amenaza.

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