Feijóo ya conoce (por fin) la catadura moral de Sánchez

Feijóo

No son pocos los votantes de centro derecha en el Partido Popular que, a la vista de lo que acontece, se preguntan si no se sobrevaloró en exceso las posibilidades de Alberto Núñez Feijóo, como mirlo blanco para desalojar democráticamente a Sánchez.

El columnista a este interrogante no puede responder con justeza hasta la noche/madrugada del próximo 28 de mayo cuando los españoles se hayan pronunciado en veredicto inapelable en ayuntamientos y comunidades autónomas. El resto son ecos. Impresiones y meras opiniones.

Analizada la rutilante carrera política del niño Os Peares hay una primera conclusión que se puede extraer de forma objetiva: Feijóo se mueve mejor en la gobernabilidad que en las tareas de oposición. Algo intrínseco a su propia personalidad de tipo realista y, además, con vitola galaica de la que resulta imposible desembarazarse.

Su determinación de intentar poner coto a los desvaríos democráticos de su oponente (recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional) viene a demostrar a sus críticos de la derecha radical que así como no se puede confundir valor y precio, no se debe catalogar prudencia, moderación y sentido del pacto con diarrea política.

Lo que también se podría colegir en los diez meses que lleva al frente de la alternativa es que no conocía en profundidad la catadura personal y moral de su adversario. Fue cuando empezó a sentir en sus carnes los furibundos y descalificadores ataques ad hominem cuando cobró cabal idea de lo que tiene que enfrentarse.

Hace unos días, Sánchez leyó una apostilla preparada por la persona encargada dentro del Gabinete de Presidencia de hacer el seguimiento al jefe de la oposición, según la cual no se puede criticar al actual presidente de Correos, Juan Manuel Serrano, su íntimo amigo, porque cuando Aznar nombró a Feijóo para ese mismo puesto no había demostrado tener un dilatada vida como cartero. El zasca, jaleado por la brunete mediática progubernamental, es tan ridícula como impropia. Lo que se critica es la capacidad de gestión; Feijóo dejó una empresa pública en superávit y Serrano la tiene en la ruina.

El mismo día 28 de mayo se podrá concluir también si la estrategia feijoseística de llamar a cambiar de bando de miles y miles de votantes socialistas y al centro-izquierda moderado se cobra con éxito o no. Lo que hoy se puede apuntar es que la paralización del intento de asalto al poder judicial se ha convertido, por el momento, en principal input del jefe popular.

Del resto como lo han acuñado los anglosajones: Only time will tell! O lo que es lo mismo: sólo el tiempo lo dirá. Mano de hierro en guante de raso. En esas está.

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