Psicología

Qué es el síndrome de la niña buena y cómo me puede afectar

Qué es el síndrome de la niña buena y cómo me puede afectar
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

El síndrome de la niña buena es un término acuñado por la psicoterapeuta estadounidense Beverly Engel en su libro «Nice Girl Syndrome». Aunque afecta principalmente a las mujeres, también se presenta en hombres. Se caracteriza por un comportamiento obediente y complaciente que busca elogios y la aprobación de los demás.

Este patrón de conducta puede persistir desde la infancia hasta la vida adulta, afectando la capacidad de la persona para establecer límites saludables y defender sus propias necesidades. En el ámbito profesional, las personas con este síndrome pueden enfrentar dificultades para encontrar su lugar y ser objeto de acoso.

Así es el «síndrome de la niña buena»

El síndrome de la niña buena se caracteriza por la creencia de que para ser querido se debe complacer a todos, lo cual está arraigado en el sentimiento de no ser lo suficientemente bueno. Esta percepción lleva a una constante autoexigencia y a la búsqueda de la aprobación externa. Algunos síntomas incluyen la dificultad para establecer límites, el miedo extremo a decepcionar a los demás, mantener una sonrisa permanente para agradar, y sentirse devastado por las críticas.

Para superar este patrón de comportamiento, es importante comenzar por aceptarse tal como uno es y practicar el establecimiento de límites saludables. Además, es fundamental aprender a manejar las críticas de manera constructiva y reconocer que es válido expresar una gama completa de emociones, no solo la felicidad y la alegría.

Síntomas

En primer lugar, la necesidad constante de complacer a los demás puede ser un signo revelador. Si te encuentras constantemente preocupada por agradar a los demás y evitar conflictos a toda costa, es posible que estés atrapada en las garras de este síndrome. Esta preocupación excesiva por la aprobación externa puede llevarte a priorizar las necesidades de los demás por encima de las tuyas propias.

Otra señal a considerar es una baja autoestima y una búsqueda constante de aprobación externa. Este síndrome suele estar asociado con una percepción negativa de uno mismo y una constante búsqueda de validación externa. Si te ves buscando constantemente la aprobación de los demás y basando tu valía en su opinión, es posible que estés lidiando con este síndrome.

Asimismo, la dificultad para establecer límites saludables puede ser otro indicador. ¿Te cuesta decir “no”? Si tienes dificultades para poner límites y te sientes culpable cuando antepones tus necesidades, es posible que sufras el el síndrome de la niña buena.

Finalmente, la dificultad para expresar tus propias opiniones y deseos puede ser otro síntoma. Si te resulta difícil expresar tus ideas y deseos por miedo a ser juzgada o rechazada, es posible que estés experimentando los efectos del síndrome de la niña buena. Es importante recordar que tienes derecho a tener una voz y a hacer valer tus propias necesidades y deseos.

Consecuencias

No es sorprendente que todo esto genere un alto grado de malestar. Las personas que sufren el síndrome de niña buena suelen experimentar varios síntomas:

  • Sufren ansiedad cuando perciben que otros están mal, ya sea por causas relacionadas con ellas o no. Esto se debe a su constante deseo de responsabilizarse por el bienestar y la felicidad de todos, lo que se suma a la sobrecarga provocada por su alto nivel de exigencia.
  • Experimentan tristeza, aunque a menudo esta emoción esté oculta. Existe una aflicción interna por no sentirse valoradas como individuos. La falta de amor propio impulsa la búsqueda constante de aprobación y complacencia externas, pero, paradójicamente, nunca parece ser suficiente para sentirse valoradas.
  • Sienten una gran culpa al intentar establecer límites. El acto de cuidar de su propio bienestar no les alivia, sino que les causa un fuerte sentimiento de culpa, ya sea por no sentirse merecedoras o simplemente por no priorizar a otras personas.

Qué hacer

La falta de aprobación externa se convierte en una amenaza constante, generando infelicidad, insatisfacción, miedo y agotamiento emocional.

Es crucial realizar cambios tan pronto como se perciba esta dinámica. Para ello, algunas pautas útiles incluyen redefinir las prioridades y desaprender lo aprendido, recordando diariamente la importancia de defenderse, valorarse y respetarse. Conectar con las propias emociones es esencial; al dejar de depender de la opinión de los demás, se puede encontrar el propio norte emocional.

Expresarse sin temor es un paso importante. De lo que se trata es de no ocultarel desacuerdo, y permitirse tener una voz propia, son formas de afirmar la propia identidad. Asimismo, aprender a hacerse valer y exigir respeto en todas las áreas de la vida es fundamental, dejando de lado el enfoque en complacer a los demás.

Y, por último, abandonar el papel de salvadora también es crucial. No es responsabilidad de nadie solucionar los problemas de los demás ni tolerar faltas de respeto o impertinencias, incluso si hay un deseo de ayudar. Estas acciones contribuyen a establecer límites saludables y a promover el respeto mutuo.

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