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Caras de Bélmez, el fenómeno paranormal del siglo

Foto(s): Cortesía
Redacción

Las caras de Bélmez son la aparición de pigmentaciones, identificadas como rostros, calaveras y otras partes del cuerpo en el suelo de una casa. Dicho fenómeno empezó a producirse en 1971.


Adeptos a la parapsicología consideraron este suceso como "el fenómeno paranormal más importante del siglo XX". Sin embargo, varios estudiosos del tema lo catalogaron como un fraude.


El inmueble se localiza en la localidad de Bélmez de la Moraleda, en Jaén, España, en el domicilio ubicado en la calle Real número 5.



 


Las primeras apariciones 


La primera noticia sobre el fenómeno, apareció publicada en un diario local en noviembre de 1971 y fue tratada en forma amplia por los medios de comunicación de la época.


Una vecina de Bélmez, María Gómez Cámara (1919-2004), aseguraba que el 23 de agosto de ese mismo año advirtió en el suelo de cemento de su cocina, mientras cocinaba, una gran mancha con forma clara de rostro humano y salió a avisar a sus vecinas.


Cinco días más tarde se raspó la supuesta cara y el albañil Sebastián Fuentes León echó yeso sobre la misma.



 


Sin embargo, siempre según las declaraciones de los protagonistas, la supuesta cara reapareció días más tarde. Era un rostro aparentemente de varón, con los ojos y la boca abiertos y unos largos trazos oscuros a modo de bigotes. En los días siguientes, nuevos rostros que se añadieron al inicial surgieron en el suelo de la cocina y el pasillo de la casa.


Aparecían y desaparecían, se desplazaban o se transformaban en otros, en un continuo movimiento que podría haberse repetido en mayor o menor medida hasta hoy.  


Reacciones


Desde el primer momento, los periódicos adoptaron posturas opuestas. Unos defendían la autenticidad del suceso mientras que otros, lo catalogaban como fraude.



 


Debido a la repercusión mediática, empezaron a llegar personajes y expertos famosos del mundo de la parapsicología, como Germán de Argumosa o Hans Bender, coincidiendo en catalogar los fenómenos de Bélmez como un gran misterio.


A los seis meses de las apariciones, se hicieron públicos los resultados de unos análisis de precisaban que las caras habían sido pintadas con nitrato y cloruro de plata. Este método​ es muy eficaz, ya que los rostros aparecen al poco tiempo de haber sido pintados.


Más tarde fue realizado otro análisis a las caras, en el cual no se mostraban restos de las sustancias señaladas como componentes de las caras en el primer análisis.    


Surgimiento de nuevas caras 


María Gómez falleció en febrero de 2004. Tras su muerte, Pedro Amorós, presidente de la Sociedad Española de Investigaciones Parapsicológicas (SEIP), investigó si habría más de esas pigmentaciones, que de acuerdo con su interpretación se trataba de teleplastias (manifestaciones o residuos de ectoplasma).


Así surgieron las nuevas caras de Bélmez. La forma de estas nuevas caras es más vaga, y su identificación como rostros humanos queda más supeditada a la interpretación que en los casos anteriores. 


La familia de María Gómez también ha sostenido que las caras no son negocio, lo cual resulta opuesto al hecho de que desde el 1 de julio de 2005 se le otorgó la titularidad de la denominación "Las caras de Bélmez" a Carmen Gómez Hervás, según consta en la web de la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM). 


Reacciones


Los escépticos sostienen que las nuevas caras fueron fabricadas en un momento muy conveniente, y que de hecho fueron "descubiertas" después de que el investigador Francisco Máñez le enseñara a Pedro Amorós cómo realizar manchas en el cemento que parecieran rostros humanos. Máñez, parapsicólogo también, le pretendía enseñar a Amorós su teoría de que las caras eran sólo manchas de humedad que la pareidolia (capacidad humana de reconocer formas en cualquier cosa) hacía reconocer como caras o rostros.


A los pocos días, Amorós lanzó la noticia del descubrimiento de las nuevas caras en la casa natal de María Gómez, obtenidas tras someter al suelo a un tratamiento que la Sociedad Española de Investigaciones Parapsicológicas (SEIP) describe tal y como Máñez describe el suyo.


Sin embargo, en mayo de 2007 Francisco Máñez y el redactor del diario El Mundo Javier Cavanilles (que había salido airoso de una demanda interpuesta por Amorós por acusarle de haber falsificado las nuevas caras) publicaron el polémico libro "Los caras de Bélmez".


En él intentan demostrar que el caso era un fraude desde el primer día, que todos los rostros habían sido pintados por (o con la complicidad de) la familia de María Gómez y que los principales investigadores del caso habían manipulado los datos para mantener el misterio. Además hicieron públicos los principales documentos del caso para probar sus afirmaciones.


Hipótesis del origen paranormal


Algunos investigadores sostienen que el origen de las caras está ligado a un antiguo cementerio medieval andalusí del siglo XIII descubierto en el subsuelo de la cocina de la casa.


En excavaciones realizadas hasta una profundidad de 2,8 metros poco tiempo después de la primera aparición, se pudo constatar la aparición de restos de huesos humanos. Investigadores de lo paranormal han relacionado las teleplastias con otros fenómenos parapsicológicos, incluyendo psicofonías.


En declaraciones personales de Miguel, el hijo de la dueña de la casa, y habitante de la misma desde el descubrimiento, éste afirmaba que él mismo participó en las excavaciones efectuadas bajo el hogar de la cocina, encontrando, a casi 3 metros de profundidad, algunos restos de huesos humanos, pero no es la cantidad que algunos han afirmado.


Otros aducen que la formación de las caras es un fenómeno ligado a una corriente de agua subterránea que discurre bajo el suelo de la casa, lo cual provoca que la humedad permita fijar las teleplastias de una forma más clara y precisa.


Turismo de lo paranormal 


En torno al fenómeno de las caras pintadas se originó un curioso modelo de turismo de lo paranormal. Durante los 33 años en que María Gómez convivió con las caras, fueron muchos los que se acercaron a Bélmez para visitar la casa de María y ver personalmente los trazos en el cemento.


Debido a las visitas a la casa de María Gómez, se generó en un primer momento un fuerte aumento en el negocio de la restauración y de la hostelería en Bélmez, un goteo de visitantes que, si bien ha disminuido en forma considerable, nunca ha cesado.


Sin embargo, actualmente no existe ningún restaurante, ni tan siquiera un hotel donde poder alojarse; incluso el tejado de la "Casa de las Caras" está hundido, algo que pone en duda que el pueblo o la familia de María Gómez, que se sigue dedicando a la agricultura y ganadería, se esté lucrando de este extraño caso.


Aunque la vivienda permanece cerrada desde la muerte de la dueña en 2004, un cartel en la puerta anuncia un horario de apertura los fines de semana para visitas, así como el teléfono de contacto del hijo y la nuera de María Gómez.

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