Acebuche: el aceite de los dioses que se elabora en Caravaca a precio de oro

 

“Si no lo hacemos excepcional, no vale la pena hacerlo”, resumía Tomás Navarro Oliver, uno de los promotores principales de esta iniciativa, durante el acto de presentación de la cosecha 2020 del aceite Oleum Deos. Y es que excepcional es un adjetivo que se ajusta como un guante a este producto. Excepcionales son sus cualidades en cuanto a valores nutricionales, recogidas en una investigación que publicó la Universidad de Sevilla a comienzos de mes; excepcional es su sabor, tal y como certificó la oficina comarcal agraria de Caravaca a través de catadores profesionales; y como no podía ser de otra manera, excepcional es su precio, más propio de un whisky envejecido o un vino gran reserva, con un precio de venta que ronda los cincuenta euros el litro.

 

En Campo Coy, a medio camino entre Caravaca y Lorca, entre pinos y plantas aromáticas y a más de mil metros de altitud, se encuentran las algo más de cien hectáreas que conforman el bosque de acebuchinas que han dado la primera gran cosecha de este aceite para los Navarro Oliver. La del año 2019, la que sirvió como ensayo y toma de contacto, la compró de manera íntegra tras una cata privada un famoso restaurante de Marbella.  “Los expertos nos dijeron que un cultivo de este tipo si se recogía en el momento justo podía dar un aceite de categoría”, nos explica Juan José, uno de los sobrinos que está involucrado en el proyecto.

 

 

 

 

Y no solo en cuanto a matices en el sabor, sino que según un estudio que publicó a comienzos del mes de noviembre el grupo de investigación de fisiopatología cardiovascular del Departamento de Fisiología de la Universidad de Sevilla, el aceite de acebuchina reduce notablemente más la presión arterial que el aceite de oliva, alimento al que tradicionalmente se ha relacionado con numerosas virtudes, y que según este estudio “tiene un significativo menor efecto en la dieta”.

 

Mucho de esto sabían los vecinos de la comarca del Noroeste a comienzos del siglo pasado, y es que la recogida y elaboración de aceite de acebuche no es una práctica desconocida en Caravaca. En el año 1905, durante la gran hambruna que sufrió el país, y que azotó de igual manera a la Región, la acebuchina que se encontraba en los barrancos de Campo Coy fue fundamental como complemento alimenticio. Una herencia de la que se sienten orgullosos y que no quieren que el paso del tiempo borre, tal y como explica Tomás: “la puesta en marcha de este proyecto es un homenaje a nuestros abuelos”.  

 

Una cosecha impredecible y limitada, sujeta a los caprichos de la naturaleza y que no recibe ningún tipo de aporte fitosanitario, sino que se elabora de manera tradicional y ecológica, explica la máxima calidad alcanzada por el producto y da una idea de lo complicado de su cultivo. Su precio, arriba apuntado, lo colocan como un producto de lujo al alcance de unos pocos, y como uno de los aceites más caros en el mercado actual. La demanda, que por el momento sigue siendo nacional, comienza a dar que hablar más allá de nuestras fronteras: “hace poco nos llegó un pedido de Suecia”, cuenta Juan José desde las oficinas de la empresa.

 

Por el momento, la recogida de la temporada 2020 acabó el fin de semana pasado, por lo que ahora se centran en dar salida al aceite elaborado y seguir promocionando un producto que desde el mismo ayuntamiento caravaqueño han querido mimar, destacándolo como único y concediéndole un lugar predominante entre sus embajadores de mayor renombre.