Los amuletos son objetos que han sido utilizados en todas las culturas y épocas de la historia debido a sus supuestos poderes sobrenaturales. Estos objetos suelen ser portátiles y unipersonales, y se les atribuyen virtudes sobrenaturales como la capacidad de preservar de algunos males, evitar y sanar enfermedades o traer suerte. Los amuletos pueden ser de diferentes materiales y formas, y se utilizan en muchas culturas y religiones con diferentes propósitos. Aunque su efectividad y significado lleguen a ser objeto de debate, su uso sigue siendo muy popular en la actualidad.
Los poderes de las corvinas
De las corvinas se dice que tienen poderes sobrenaturales y se consideran seres psíquicos, dotados de fuerzas ascensionales de lo inconsciente. Además, se les atribuye un sentido fálico y se les considera un símbolo de fecundidad. En algunas culturas se cree que la corvina es un talismán capaz de atraer el éxito y la fortuna, remediar los dolores de cabeza y el reuma, proteger del mal de ojo e incluso ayudar a los enfermos.
El tesoro que las corvinas alojan en su interior
Las corvinas son un tipo de pez con otolitos, que son pequeños huesos en su oído interno indispensables para mantener el equilibrio y la orientación en el agua.
Estos huesos también pueden ser utilizados para estudiar la edad y el crecimiento de las corvinas, ya que los anillos de crecimiento en los otolitos son similares a los de los árboles. Los científicos los estudian para determinar su edad y otros datos importantes sobre su vida y hábitat.
Además, los otolitos también pueden ser utilizados para identificar diferentes especies de corvinas.
Los otolitos como amuletos
Desde la antigüedad este hueso de aspecto alabastrado atrajo la atención de los marineros, que solían guardarlo como algo muy preciado.
Se cree que el origen de los otolitos puede ser protohistórico, datándolo más allá de 3.000 años antes de Cristo.
Durante mucho tiempo nuestros antepasados llevaban los otolitos de la corvina colgados al cuello o en un saquito dentro de los bolsillos. A estos huesos les atribuían todo tipo de curaciones, los creían capaces de quitar el dolor de cabeza, favorecer la fecundidad y mantener a raya el mal de ojo.
Los fenicios que salían al mar tenían la creencia que este hueso les ayudaría a volver sanos y salvos a casa. No sólo les mostraba el camino a casa a los marineros sino que también se creía que guiaba a los muertos. La presencia de estos huesecillos en los lugares de enterramiento hace presumir que serían utilizados como fuente de luz en el oscuro camino hacia el inframundo, del mismo modo que hacían los romanos cuando colocaban unas monedas en los ojos de los difuntos.
Más recientemente, según una leyenda inglesa, se dice que el mago Merlín entregó al Rey Arturo una piedra preciosa de color blanco que tenía la capacidad de cambiar de color si el monarca no actuaba con honradez. La piedra nunca cambió de color, lo que simbolizó el buen reinado de Arturo.
Dicen que esta piedra mágica forma parte en la actualidad de las joyas de la antigua Corona Británica.
En nuestro país, el otolito de la corvina aparece en el retrato que Velázquez realizó en el 1659 al príncipe Felipe Próspero. En el cuadro se nos muestra al príncipe heredero pálido y con aspecto enfermizo, con muchos amuletos. A través de ellos su padre, el monarca Felipe IV, buscaba la protección del «Más Allá».
De poco le servirían, ya que el príncipe de Asturias acabaría falleciendo dos años después de verse retratado, justo unos días antes del nacimiento de su hermano Carlos, que más tarde se convertiría en Carlos II.
Al otolito se le atribuyen cualidades y propiedades curativas sobre cefaleas y dolores de cabeza, además de una buena fortuna.
En la actualidad, los otolitos de corvina se han convertido en un accesorio popular y se pueden encontrar en el escaparate de cualquier joyería. Estos huesos se han conservado como amuletos y se utilizan en forma de anillos, pendientes y colgantes.
