¿Qué diferencia hay entre un parto y un alumbramiento?

Son muchos los términos a los que una mujer se enfrenta cuando se queda embarazada. Muchos de ellos, hasta ahora desconocidos, son claros. Sin embargo, hay otros que despiertan mucha confusión en la reciente mamá.

La diferencia entre un parto y un alumbramiento son unos de estos términos que despiertan cierta confusión. Muchas futuras mamás tienen dificultades para comprender dónde empieza uno y acaba el otro.

Por eso, en este artículo, queremos aportar un poco claridad acerca de este tema y os explicamos qué es exactamente un parto y qué es un alumbramiento, para que puedas comprender la diferencia.

El parto es todo un proceso por el que la mujer expulsa el feto y la placenta al final de la gestación. El proceso del parto consta de tres fases o etapas. La primera es la fase de dilatación, que, como la propia palabra indica, se produce la dilatación del cuello del útero. La segunda es la fase de expulsión, que es cuando tiene lugar el nacimiento del bebé. La tercera es la fase del alumbramiento, que es cuando la placenta se desprende.

Por tanto, el alumbramiento es una etapa de todo el proceso del parto y, aunque se produzca después del nacimiento del bebé, se considera a todos los efectos una parte integral del parto.

¿Qué sucede durante el alumbramiento?

Como ya hemos dicho, la fase del alumbramiento es la etapa final del parto y durante la misma tiene lugar la separación de la placenta. Ya nacido el bebé, la función de la placenta de alimentar al pequeño no tiene sentido y, por eso, se desprende.

Durante la fase de alumbramiento, la placenta es expulsada gracias a que el útero tiene una pequeña contracción que, en muchos casos, la reciente mamá ni tan siquiera siente, pues no es tan intensa como las contracciones de parto.

El alumbramiento suele producirse a los dos minutos más o menos del nacimiento, pero puede tardar hasta 15-20 minutos. Pasado este tiempo, si la placenta no ha salido, la matrona suele realizar un pequeño masaje en la parte inferior de la barriga de la mujer para intentar expulsarla.

Dar el pecho al bebé inmediatamente después del nacimiento, también puede ayudar a expulsar la placenta. Y es que la succión del bebé puede ocasionar que el útero se contraiga, lo que también favorece la expulsión de la misma.

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