¿Es el cuerpo el primer lugar que habitamos?
El cuerpo de nuestra madre es nuestro primer mundo durante 9 meses.
Meses de insomnio, estrechez, incomodidad, fragilidad, dulzura, plenitud, tranquilidad absoluta, ternura, amor incondicional, microquimerismo* y otros acontecimientos mágicos que solo son posibles gracias a esa transferencia de nutrientes, información y células entre madre e hijo.
Es dentro de un cuerpo donde se forma el cuerpo con el que, luego, vamos a conocer y recorrer el mundo.
Esta experiencia fundamental empieza a constituir y delimitar el lenguaje, nuestras creencias, pensamientos y acercamientos a todos los seres que nos toparemos en el camino.
“[…] El cuerpo no es solo un territorio propio, sino el lugar de encuentro”. (Denise Naymanovich)
¿Cómo nos transforman las aproximaciones que experimentamos?
Si nos disponemos a vivir la incertidumbre del encuentro, podemos sentir la manzanilla en el cuello, la zona lumbar, la cabeza, el pecho…
¿En qué parte del cuerpo podemos experimentar la sensación que nos produce el olor de la magnolia, la sombra del yarumo, el estruendo del trueno o la suavidad de la lavanda?
La intención de formular estas preguntas es extender una invitación a observar y escuchar atentamente nuestro cuerpo cuando nos acerquemos a nuevos lugares, especies y situaciones. Desmantelar lo sutil, acuerpar los encuentros y disponernos a la complicidad que se desprende de este proceso.
“ [...] Se trata entonces de tomar enserio el desafío de generar nuevas articulaciones, de pensar los diversos paisajes vitales en los que pueda habitar un sujeto encarnado, profundamente enraizado en su cultura, atravesado por múltiples encuentros (y desencuentros), altamente interactivo, sensible y emotivo, en permanente formación y transformación co-evolutiva con otros sujetos y con el medio ambiente”. (Denise Naymanovich)
La confluencia cotidiana puede convertirse en una maestría si nos permitimos escuchar el susurro de los elementos de la naturaleza; si nos disponemos a las revelaciones.
*Se conoce como microquimerismo al proceso de transferencia de las células del bebé a su madre, las cuales reparan algunos órganos que presentaron daños antes o durante el embarazo.
