La simetría de la diferencia: Encajar y desencajar

The Insi(ght)der
2 min readJan 1, 2018

Las familias son como las piezas de un juego. Nadie elige a que juego pertenecen ni que reglas obedece. Pero pertenecer a un juego es como ser parte de una familia, todo depende de cómo una pieza encaje con las demás.

Pero lo que algunos juegos olvidan -y también algunas familias- es que no se trata de las veces que una pieza puede encajar en un lugar; sino de cómo al desencajar se puede jugar.

En mi familia nunca hemos sido de juegos, pero sí somos muy de piezas. De las que encajan y desencajan.

No nos gustan los puzles, porque las piezas nacen para estar unidas a las demás, pero pasan la mayor parte de su vida fuera del tablón. Descontextualizadas, aisladas y marginadas. Dilatadas en el tiempo sueñan con el día en el que puedan ser, junto al resto, parte de un todo. Como pieza podrás ser poco de algo, pero nunca algo del todo.

El parchís tampoco fue nunca lo nuestro. Da igual que seas una ficha roja, verde o azul. Unas se comen a otras y si se te acaba el juego nadie te echa de menos. Están destinadas a juntarse únicamente dos veces en la vida, la inicio y al final.

Tampoco somos de ajedrez porque se juega al “O conmigo o contra mí”, donde estas destinado a ser un infeliz.

Pensándolo bien, mi familia es como una partida de Tetris. Todas las piezas son distintas, y cuanto más distintas, más parecidas. No importa el color, puedes jugar a blanco, negro o apostarlo todo al rojo. Cualquier pieza es única, se mueve sola y rota sobre sí misma. Todas las piezas, sin diferencias, tienen la deferencia de encajar con todas las demás. Y si una no encaja, el resto se desencaja. Podemos caer de lado, de costado, del revés o de pie, pero siempre caeremos bien. Porque mientras caes tienes la certeza de que en el fondo encontrarás otra pieza sobre la que apoyarte. Y la siguiente, puede resbalarse sobre el tablero con la tranquilidad de que en la raíz podrá descansar su peso sobre ti. Poco a poco, como buenas piezas de Tetris vamos entendiendo la importancia de saber encajar y desencajar en el lugar idóneo. Un juego en el que nadie es mejor que todos juntos. Y donde un milímetro de imperfección es la proporción necesaria.

Uno no gana la partida porque todas las piezas sean iguales, sino porque todas encajan juntas. La simetría de la diferencia, un juego donde el desencajar es la medida perfecta.

Canción de maridaje: Way Back When — Kodaline

- The insi(ght)der

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