Gracia sobreabundante

Gracia Abundante
4 min readOct 7, 2019

“ mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia;” Romanos 5:20

¿Alguna vez pensaste en lo que significa la gracia de Dios en tu vida? Si comenzamos por el significado de la palabra, GRACIA significa un favor inmerecido. En el pasaje de Romanos mencionado al comienzo, nos dice: “ mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia;” Para ilustrar esto por un momento pensemos en la matemática. Creo que todos recordamos bien el signo mayor ( >) y el signo menor ( < ). Estos son utilizados para comparar valores e indicar cual es mayor o menor en relación al otro. Por ejemplo, 4 <5 indicaría que el número 4 es menor al 5. Ahora, en nuestro versículo si Pablo pudiera utilizar estos términos matemáticos estaría diciendo que: La gracia de Dios es mucho mayor que ( > ) el pecado. Para poder entender esto mejor tenemos que mirar el texto completo.

La primer parte del versículo dice: “Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase”. Esto no quiere decir que Dios estableció Su ley para que hubiera más pecado, sino más bien lo puso en evidencia. Antes de que Dios entregara la ley por medio de Moisés, ya existía el pecado en el mundo. Si nos remontamos a Génesis 3 encontraremos como el pecado se introdujo al mundo por medio de Adán y Eva. ¡Esto fue terrible! Desde allí generaciones y generaciones de hombres y mujeres se vieron afectados con la terrible enfermedad que es el pecado.

Por tanto como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.” (Romanos 5:12)

Entonces la ley puso de manifiesto dos cosas:

  1. La pecaminosidad del hombre
  2. La justicia de Dios

La ley nos mostró el carácter santo de Dios y nuestra tendencia natural a rebelarnos contra Él. Es tan claro como la siguiente imagen:

De seguro alguna vez viste este cartel en alguna plaza o parque. Creo que la mayoría de nosotros lo habrá visto y terminamos pisando el césped de todas formas. Tal vez nos pareció ridículo que estuviera prohibido o creímos que hacer lo que nosotros queríamos era mejor; total no le hacíamos daño a nadie. El problema no está en el cartel. No prohíbe algo que no sea legítimo, sino el problema está en ti y en mi que queremos ser independientes y traspasar los límites. De la misma manera nosotros hemos pecado y transgredido la ley de Dios. No tenemos excusa. Todos podemos mirar dentro nuestro e identificar una inclinación hacia el pecado. Como en el ejemplo de la imagen anterior; si volviéramos a esa plaza de seguro no nos importaría volver a violar esa orden. Está en nuestra naturaleza esa tendencia a rebelarnos (Romanos 8:7). Y desde el Antiguo Testamento, la Palabra de Dios expone nuestra pecaminosidad.

“Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino..” Isaías 53:6

“Todos se desviaron, a una se han corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.” Salmo 14:3

Cuantas veces habremos ofendido a Dios con nuestra rebeldía. ¡Pero gracias a Dios por su gracia sobreabundante! Que cuando el pecado abundó en el mundo, viendo nuestra imposibilidad de alcanzar la justicia Divina envió la solución a nosotros. Isaías 53 nos pinta un cuadro de cómo fue: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” (Isaías 53:5)

Piensa en la cantidad de pecados que deben haber habido desde la caída de Adán, ¡billones! Pero por eso Su gracia, su don inmerecido, es mucho mayor porque Cristo no solo pagó por el pecado de Adán sino por TODOS los nuestros. La sangre de Cristo cura la enfermedad de nuestro pecado.

Y es aquí donde debemos detenernos. No podemos disfrutar de la gracia de Dios, de su perdón y su misericordia si no nos consideramos pecadores perdidos y culpables. Ninguno de nosotros merecemos su perdón, pero aquel que no se reconozca pecador, un transgresor imposibilitado de salvarse a sí mismo, no podrá disfrutar de esa gracia sobreabundante. Tal como escribió un antiguo teólogo: “Me miré a mí mismo y vi imposible salvarme; miré a Jesús y vi imposible perderme”. Por eso, la ley nos lleva a Cristo. Él si la cumplió a la perfección, él si fue justo y vivió la vida perfecta que nosotros no podíamos ni queríamos vivir. Entonces, ve hoy a Cristo con tu pecado y clama por su perdón. El Salmo 51:17, nos dice que Dios no despreciará a un corazón arrepentido y humillado.

Ahora, si ya has ido a Cristo y te encuentras del lado de los que han experimentado la gracia de su perdón, no debemos tomarlo a la ligera. Es algo que debemos tener presente cada día. El hecho de que hoy Dios pueda mirar nuestras vidas, aún sabiendo que todavía convivimos con nuestra naturaleza pecaminosa, y que todavía seguimos pecando contra Él pero que aún así ve la justicia eterna de Cristo en nosotros, esto debe llevarnos a darle toda nuestra gratitud y obediencia.

Como tan bellamente lo expresa un fragmento de la canción Gracia más Grande

Gracia más grande que el pecado, con un poder más fuerte
Mi alma ha rescatado
¿Cómo no he de darte mi alabanza? Mi corazón te canta
Tu nombre sea exaltado

¡Que cada día vivamos en obediencia y adoración al Señor por Su gracia sobreabundante!

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Gracia Abundante

📖 Devocionales bíblicos pensados para ti y para mi que cada día necesitamos de Su gracia. 📸Instagram: @gracia.abundante