Anatomía de la discusión … improductiva

Alfonso Fernández
6 min readJun 7, 2018

Antecedentes

No me gusta empezar a hablar sobre una cuestión sin antes acotar el significado de las palabras fundamentales. En este caso la palabra es discutir.

Definición de discutir según la RAE:

1. Dicho de dos o más personas: Examinar atenta y particularmente una materia.

2. Contender y alegar razones contra el parecer de alguien. Por ejemplo: Todos discutían sus decisiones. Discutieron con el contratista sobre el precio de la obra.

El foco de este artículo se centrará en la segunda acepción, a la que añadiremos el adjetivo improductiva. Además, contrapondremos esta acepción con su hermano productivo, el debate constructivo.

¡Comencemos!

¿Alguna vez os habéis preguntado por qué discute la gente? Yo sí. Me encanta debatir de manera constructiva, pero no me gustan las discusiones improductivas por varios motivos: todos salen perdiendo, intranquilizan, de alguna manera son violentas y la violencia es una de las partes de nuestra naturaleza que más contradicción genera. A pesar de todo esto, todos hemos participado, de una u otra manera, en ese tipo de discusiones que, llegado el momento, te hacen preguntarte, ¿por qué coño estoy discutiendo? Más allá de interpretaciones y emociones personales, voy a intentar profundizar en las entrañas de la discusión.

Anatomía de una discusión anunciada

Imaginémonos un debate que termina derivando en una discusión improductiva. ¿Cuáles son los mecanismos que potencialmente pueden contribuir a esta deriva? En primer lugar, hagamos un análisis cualitativo teniendo en cuenta que existen anteriores iteraciones entre los participantes en el debate y que estos poseen información, seguramente asimétrica, sobre los demás. Dos son los factores a considerar, jerarquía y justicia.

  • Influencia de la jerarquía en la deriva:

Entendamos jerarquía como un concepto amplio, en donde entran jerarquías formales e informales. Un debate en el que exista mucha diferencia entre una posición jerárquica alta y el resto es poco probable que derive en una discusión. Por el contrario, si existen posiciones jerárquicas similares existen más posibilidades de alianzas que favorezcan discusiones, o conflictos uno a uno.

Un caso particular de jerarquía informal es la reputación. Una reputación alta de una persona genera mayor credibilidad en sus argumentos y, por lo tanto, reduce las probabilidades de generar discusiones.

  • Influencia de la justicia en la deriva:

El concepto de justicia emana de lo que los primatólogos y antropólogos denominan aversión a la desigualdad. En un debate compuesto por integrantes de jerarquía similar, cualquier percepción de desigualdad, por parte de algún integrante, puede derivar en comportamientos violentos (por supuesto dentro del contexto de la oratoria).

Estos dos elementos tendrá los siguientes moderadores:

  • Planteamiento estratégico individual

Los antecedentes y la información sobre los miembros del debate generan un posicionamiento estratégico basado en utilidad en cada uno los miembros, ¿cuál es la postura que me conviene más? Por supuesto, pueden existir otros comportamientos más cooperativos en un debate, pero recordemos que estamos hablando de la deriva hacia la discusión improductiva.

  • Gestión emocional individual

Las ideas y participantes en un debate pueden generar un conjunto de emociones. Esas emociones jugarán un papel importante a la hora de interferir o modificar el planteamiento estratégico previo y, por supuesto, también influirán en el debate.

Normalmente el planteamiento estratégico tiene un peso más importante que la parte emocional en este contexto, sin embargo la personalidad es otro factor fundamental.

Anatomía de una discusión no anunciada

Hagamos ahora un análisis similar al anterior pero suponiendo que no existen iteraciones previas entre los integrantes del debate ni información pública sobre los mismos.

Ya hemos vistos que las posiciones jerárquicas y el sentido de la justicia pueden ser factores influyentes en la deriva de un debate hacia una discusión improductiva. Pero en un “caso ciego”, como el que presentamos, no existen esos factores, al menos en primer orden. Los factores relacionados con la intuición y con la emoción cobrarán mayor importancia:

  • Grado de homofilia

La homofilia es uno de los mecanismos que mejor explica la simpatía que puedes tener hacia una persona (aunque no es el único). Lo mucho que se parece o diverge una persona de otra (en distintos planos, incluido por supuesto el de las creencias) puede ser uno de los detonantes de deriva o no hacia una discusión improductiva.

  • La corrección

Existen una serie de normas no escritas de lo que, en cada contexto, entendemos por un comportamiento correcto. Cualquier transgresión de estas “normas sociales” hará que salte un mecanismo de reactancia hacia el transgresor de la norma. Es algo así como, “todos estamos respetando las reglas del juego, ¿quién te crees tú para no respetarlas?”

Los elementos moderadores serán los mismos que en el caso anterior pero trabajarán con mucha menos información:

  • Planteamiento estratégico individual

La ausencia de información previa genera un planteamiento estratégico mucho más débil o de amplio espectro.

  • Gestión emocional individual

La incertidumbre, debido a la ausencia de información, genera un marco de mayor exposición emocional, por lo que la gestión emocional tendrá mucho más trabajo que en el escenario anterior.

El buen debate

Hasta ahora hemos hablado de las discusiones improductivas pero, ¿cómo sería un debate productivo?

El objetivo principal de un debate productivo es la llegada a un consenso lo más amplio posible sobre una serie de conclusiones más o menos novedosas. Basándonos en esta definición los elementos de un buen debate son:

  • Un buen moderador y una buena estructura/normas de debate.
  • Premisas y conocimiento común previo legitimado científicamente.
  • Marco del lenguaje a emplear bien definido. Palabras y significados básicos para el debate establecidos.
  • Acotar el nivel de abstracción y el alcance del debate. Es decir, si el debate es técnico sobre el marco legal en un país no hablemos de cómo afectan las modificaciones de ese marco a la tasa de alcoholismo, porque, de ser así, el debate sería otro, mucho más amplio y, por supuesto, menos técnico.
  • Capacidades y conocimiento complementarios.
  • Espíritu crítico suficiente como para distinguir cuando nos adentramos en el campo de la opinión o creencia.
  • ¿Debates ideológicos? No, gracias.

El buen moderador y su papel

Cualidades que debería tener un buen moderador:

  • Inteligencia emocional: Necesita tener los “sensores emocionales” (empatía) muy despiertos para entender en qué posición emocional está cada persona e intentar ayudar a reconducir esas emociones hacia terrenos más constructivos.
  • Nivel de energía medio: Parece evidente que la palabra moderación y niveles de energía altos no son compatibles por muchos motivos.
  • Altas capacidades en el uso del lenguaje: No tiene que ser un gran orador, ni tampoco tiene que ser asertivo, pero sí tiene que ser experto en el uso del lenguaje; es decir, ser consciente del poder simbólico de las palabras y saber emplearlo con objetivos de mediación.
  • Reputación adecuada: No es tan importante el nivel de reputación sino la calidad de la misma. Una reputación de ecuanimidad, equidistancia y, por supuesto, capacidades es fundamental para establecer el tono del debate.
  • Conocimientos sólidos sobre las cuestiones del debate: Es difícil reconducir una discusión si no se tiene conocimiento sobre lo que se está tratando.

Conclusión

Los resultados de nuestra radiografía indican que la deriva hacia la discusión improductiva es un camino abonado por nuestra naturaleza. En ocasiones los argumentos y la búsqueda de la verdad pasan a segundos y terceros planos, convirtiéndose en meras armas arrojadizas por cuestiones de poder. En estos casos las razones expuestas son narrativas interesadas, o dicho de una manera más coloquial, opiniones sesgadas.

Los factores influyentes en la deriva varían atendiendo a si estamos ante debates iterativos o “debates ciegos”. Jerarquía y justicia son elementos importantes en el escenario iterativo. Homofilia y normas sociales son elementos claves en un debate ciego.

Los elementos moderadores pensamiento estratégico y gestión emocional no están gobernados por nuestro cortex prefrontal cerebral. El córtex prefrontal dorsolateral gobierna el comportamiento estratégico racional y el córtex prefrontal ventromedial gobierna la gestión emocional.

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