El bachaquero

Pablo Marichal
9 min readMay 18, 2016

Recuerdo cuando escuche el término por primera vez, inmediatamente pensé que era otra invención más del venezolano para referirse a algo grotesco o con algún nuevo modus operandi en particular.

Era así, acá se inventan palabras nuevas todos los días y la mayoría no van a la RAE pero quedan en el léxico popular (Uslar Pietri sufre desde algún lugar muy lejano).

No estaba tan errado, la propia construcción morfológica de esa palabra da a entender que es un término alusivo hacia algún comportamiento animal, pero con un trasfondo y un sonido marginal. Un término que está en boga y vino para quedarse al parecer.

Según las leyendas urbanas, el término fue inventado por alguien que vio la similitud del comportamiento de las hormigas (bachacos) cuando llevan su comida rumbo al hormiguero con respecto a este nuevo patrón de comportamiento de algunas personas que empezaban a hacer colas para comprar productos de consumo básico (a precio regulado por el estado) y se iban en fila por caminos escondidos con los productos a venderlos en las fronteras de países vecinos a precios internacionales, generando un buen margen de ganancia.

Eso fue el principio de la historia, pero ahora los bachaqueros operan principalmente dentro de la realidad nacional. Se volvió una especie autóctona, la cual solo puede vivir, desarrollarse y reproducirse en Venezuela. Esto gracias al clima de desastre económico imperante, el cual hace propicio e idóneo para que esta y otras especies de la nueva sociedad venezolana puedan hacer vida en la tierra de Bolívar.

El término bachaquero deja muy mal paradas a las hormigas, por que estas son insectos excepcionales en términos de funcionamiento, fuerza, trabajo en equipo, comportamiento social y tienen un papel claro dentro de la naturaleza.

Por esto y muchos factores más, me molesta que se compare esta gente con las hormigas. Alguien, aparte de quejarse de la existencia de los bachaqueros, tiene que salir a defender a las hormigas, aunque sea inútil en términos prácticos.

El bachaquero es la antítesis de esos valores que representa la hormiga. Entre muchas alusiones despectivas que se pueden hacer sobre el, este es conceptualmente un parásito, no un insecto.

Es parásito por partida doble, ya que depende de dos instancias fundamentales para la supervivencia como especie: la instancia que le surte el bien a revender (ente público o privado obligado a vender un producto a un precio ridículamente bajo) y el que le compra el bien con el cual el bachaquero hace su usufructo (el ciudadano que no consigue el producto por culpa del desastre originado por el bachaquero en componenda con el gobierno).

Darwinismo social del bachaquero.

Una de las cualidades comunes del bachaquero es que es alguien totalmente improductivo. No produce nada de lo que vende. Es una especie de mercader, que lo que hace es revender artículos que compra a un precio irrisorio ganándose un diferencial en la venta que a veces supera el 1.000% del valor del producto.

El ser bachaquero reavivó a términos nunca antes vistos “el gen de la viveza criolla”. El fin individual por encima de todas las cosas, cueste lo que cueste. Este gen siempre ha sido protagonista de muchas de las desgracias por las que ha pasado este país a lo largo de la historia, pero hoy por hoy sumado con el desastre político que existe, están llevando a la total ruina un país que nos han vendido como la superpotencia natural más grande del mundo y con la gente mas chevere.

No hay que negar que este parásito o nueva clase social ha sido exitoso en términos de darwinismo social, ya que se ha adaptado y apoderado muy bien de la Venezuela en decadencia de hoy. Esto se debe en gran parte a que esta sociedad no funciona con los lineamientos básicos morales, económicos y políticos con los que que debería funcionar acorde a como lo hacen las sociedades modernas de este tiempo.

Esto ha traído como consecuencia que los bachaqueros sean parte de ese minúsculo grupo social que están logrando “triunfar” y “sobresalir” en la Venezuela de hoy (a no ser casos muy extraños y excepcionales de emprendimientos que generan gran admiración ante la adversidad del momento). Muchos bachaqueros viven mejor hoy mismo que hace un tiempo atrás y esto ya es mucho decir.

Entre ese selecto grupo de “triunfadores del siglo XXI” también se encuentran todos aquellos que están bajo el ala del gobierno (enchufados, familiares de estos, etc), crimen organizado (favorecidos por la alta impunidad y el sistema penal actual) y la nueva colonia china que ha llegado y se ha establecido en Venezuela (dentro del marco de la invasión China mundial de estos tiempos).

Hay que destacar que las demás clases sociales (gente trabajadora y decente en gran parte) simplemente trata de sobrevivir. El éxito en la sociedad actual es algo como fantasioso o de películas de antaño. La gente solo rememora el éxito pasado y pareciera que en el ambiente predomina un sentimiento de nostalgia-aceptación de que aquello de “vivir bien” ya es cosa del pasado.

La gente no está planificando el futuro con optimismo, simplemente lo espera.

La tecnificación y evolución de los bachaqueros

El hecho de que esté más vivo que nunca el gen de la viveza criolla, ha hecho posible que el ser bachaquero se haya convertido en una especie de “moda exitosa”.

En este momento ya no son únicamente los sectores de clases bajas los que se “ganan la vida” siendo bachaqueros, sino que también ahora forman parte de esta esta clase social personas con grados universitarios, “profesionales”, “gente bien“, que se dedican a esto para llenarse los bolsillos fácilmente a costilla de otros.

Existe gente que al tener algún grado mas de conocimientos, dinero y conexiones, han tecnificado el arte de ser bachaquero haciendo más daño a nivel económico que los bachaqueros “de a pie”, aquellos que se ven en las colas de cualquier establecimiento desde la noche anterior o bien temprano en la madrugada, esperando comprar algo para revendérselo al vecino o algún conocido.

Estos personajes revenden a gran escala (docenas, bultos, camiones, etc.) ganando cuantiosas cantidades de dinero (mal habido). No son tan exitosos como aquellos que negociaron y se beneficiaron de las empresas de maletín de CADIVI, pero pueden surfear la crisis sin mayores contratiempos.

Estos personajes no tienen distinción política, son los verdaderos oportunistas que aprovechan la coyuntura que está viviendo el país para fines personales. Los pro-gobierno se les entiende su accionar ya que aprovechan el festín que ellos mismos se permiten, pero los que están en contra del gobierno y al mismo tiempo aprovechan la situación para “sobrevivir” y lucrarse bachaqueando, son los peores. La doble moral al parecer no es causa de insomnio y les permite dormir como unos bebes.

La agonía de la profesionalización en Venezuela

Todo esto pasa lógicamente por el colapso económico que existe y al hecho de que no se premia a la profesionalización en términos monetarios en la sociedad venezolana actual. Los sueldos miserables que existen en la mayoría de los rubros productivos y de servicios en el país, están por debajo que cualquier país africano en guerra.

La profesionalización de una sociedad es un elemento clave para que esta salga adelante. Lamentablemente en Venezuela no es así, ya que el problema (siendo multifactorial) es que la profesionalización no paga en estos momentos y paga más revender algo que producir patentes, generar productos o prestar servicios. Por esos muchos maestros se van con los alumnos a bachaquear y a redondearse el día en algunas escuelas. Tétrico futuro.

Miles de estudiantes universitarios si pudieran estuvieran apostillando el título antes que se lo entreguen, para irse a un destino en donde el ganarse un sueldo digno sea algo normal y no algo excepcional. Pero a pesar de que un bachaquero gane hoy por hoy más que un médico o un ingeniero, no todo el nació para ser bachaquero o quiere serlo.

Parece ilógico que crecer profesionalmente te cierre puertas, pero en un país el cual está regido por mediocres en muchos de sus ámbitos, ocurre este tipo de cosas. Muy poca gente se preocupa por mejorarse en términos intelectuales cuando no tiene asegurado comprar el mercado semanal o no consigue los pañales para el bebé que tiene en casa.

Solo hay que recordar la pirámide de Maslow, el principal foco de atención de un gran porcentaje de la población de hoy es la mera subsistencia, lejos está la auto-realización o superación personal. No hay conversación o día que transcurra, en la cual el venezolano no hable de que le falta algo en la nevera o que consiguió aquello o que compro lo otro. Conversaciones estériles día tras día. No importa el estrato social, todo el mundo habla de lo mismo.

Esto ha traído como consecuencia que los bachaqueros sean aceptados socialmente, siendo esto lo más triste de todo. Tan aceptados como el hecho de que en Venezuela muere más gente que en una guerra y realmente a nadie le importa mucho el tema, salvo que el muerto sea un familiar o alguien cercano.

El mismo mecanismo de defensa que te hace obviar las cosas feas para que el cerebro no colapse por lo que que pasa constantemente en el país, ha hecho que el venezolano se transforme en un ser insensible ante el flagelo de la violencia y otra serie de cosas más, pero ya eso es otra historia.

En sí, el venezolano en su proceso de supervivencia ha permitido que este personaje subsista en la sociedad, con su complaciente aceptación al momento de comprarle lo que venda, ya sea por necesidad o por flojera. Todos los venezolanos tienen a alguien como contacto telefónico que se llama “Bachaquero X” el cual les consigue algo que ellos no pueden encontrar, pero siempre más caro que la semana pasada.

Algo para cerrar

Analizando patrones de una manera muy light y aplicando solo un poco de lógica (sin caer en teorías de conspiración), pareciera que todo esto no es producto del azar o de una fantasiosa “guerra económica” cómo quiere vender ridículamente el gobierno.

Pareciera más bien un acto deliberado y orquestado de aplicar un “caos controlado” con el objeto de tener al venezolano pensando en que puede comprar para comer con lo poco que tiene con cada día que pasa con un salario en caída libre.

De esta manera se puede pensar que los bachaqueros, la escasez, la violencia descontrolada, la desidias y todos los problemas que sufre la sociedad venezolana actual sean aristas de un mismo plan.

Un plan que viene enmascarado como política de estado, en la cual el gobierno trata de implantar un patrón de funcionamiento social para condicionar la conducta de sus ciudadanos. Donde se busca que se acepte de manera progresiva una realidad cada vez más adversa a todo nivel, tanto en términos de supresión de libertades económicas, políticas, sociales y personales sin motivo aparente (o culpando a entes externos), pero permitiéndole al gobierno mantenerse en el poder sin importar las consecuencias.

Pareciera que el fin último es ir enajenando mentalmente al individuo a tal punto en el cual deje de pensar en su entorno, en la sociedad que lo rodea y hasta en quien lo gobierna, centrándose únicamente en pensar cómo sobrevivir ante la gran cantidad de elementos adversos en su día a día.

Como toda especie de la naturaleza puede que en algún momento llegue la extinción (tan ansiada) del bachaquero y pronto se convierta en algo del recuerdo. Es un ser antinatural social y económicamente hablando, por ende la naturaleza propia de las cosas debería acabar con el. Pero para que esto ocurra tendrá que reestructurarse de forma global la sociedad venezolana, tanto en términos sociales como económicos, pasando obligatoriamente por un cambio político obligatorio.

Una solución puede ser empezar a quitarse las ganas de buscar el facilismo por encima de todas las cosas y más que todo las ganas de joder al prójimo. Al mismo tiempo cada quien deberá sacar lo mejor de sí, porque hay mucho que arreglar después de todo este desastre e involución. Mientras no se erradique la viveza criolla, nunca se va a progresar, gobierne quien gobierne.

Publicado originalmente en mi blog: http://pablomarichal.com

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