El abolicionismo penal es una lucha feminista
El abolicionismo penal es tanto una visión política como un movimiento social que busca eliminar el encarcelamiento y la vigilancia policial, y que impulsa la creación de nuevos sistemas de atención en nuestras comunidades.
El pensamiento abolicionista se ha nutrido no sólo de las corrientes anticapitalistas y el análisis crítico de la “raza”, sino también del pensamiento feminista, específicamente del feminismo negro.
Sin embargo, para algunas personas, ser abolicionista de las prisiones y ser feminista no van de la mano, sobre todo, dado que muchas feministas defienden la criminalización de la violencia de género. Personalmente creo lo contrario. Mi trabajo en el movimiento feminista, concretamente en el movimiento contra las agresiones sexuales, me ha convencido de que la abolición es, en esencia, feminista. Además, mi trayectoria como sobreviviente de violencia doméstica y sexual me ha convencido que la policía no puede protegernos y que la lucha para acabar con la violencia de género no se ganará mediante sistemas punitivos y penitenciarios.
Es importante distinguir el feminismo abolicionista, anteriormente descrito, del feminismo carcelario. Este último confía en el aumento del poder punitivo del Estado en la lucha por acabar con la violencia contra las mujeres. Las feministas que se adhieren a esta perspectiva creen que se podría acabar con la violencia de género encarcelando a los maltratadores e imponiendo penas más duras. Este enfoque también se basa en la falsa suposición de que la amenaza del castigo disuadirá y, por tanto, evitará la violencia.
Uno de los problemas de esta postura es que ignora y deja sin respuesta la forma en que la violencia patriarcal y racista se lleva a cabo a través de la policía y las prisiones. Esta perspectiva también está impregnada de neoliberalismo y se basa en el principio de la responsabilidad individual. La violencia de género está arraigada en los sistemas de opresión, incluidos el patriarcado y la supremacía blanca, por lo que no puede detenerse sin una transformación sistémica de la sociedad.
En su esencia, las feministas abolicionistas o anticarcelarias sitúan a la comunidad en el centro de las respuestas transformadoras, las cuales además están basadas en el cuidado.
Es importante recordar que las mujeres negras e indígenas sufren de forma desproporcionada la violencia estatal e interpersonal. El feminismo abolicionista defiende la abolición como la mejor respuesta a la violencia de Estado y de género. Algunas de las mujeres negras que han contribuido significativamente al desarrollo de esta visión política son Angela Davis, Ruth Wilson Gilmore, Beth Richie, quienes han subrayado la importancia de desarrollar respuestas a la violencia de género que se basen en medidas no punitivos y hacer que las personas rindan cuentas por el daño que hacen.
Autora: Marlihan Lopez
Editado por Sandra Alvarez Ramírez
Obra plástica: Odaymar Cuesta.
