La publicación periódica El Hijo del Ahuizote tuvo una duración de 18 años, de 1885 a 1903, y es recordada como uno de los semanarios más críticos y satíricos durante buena parte del Porfiriato.
El semanario estaba ilustrado por un personaje de aspecto peculiar, ya que aparece con la nariz respingada, descalzo, con pantalones de manta y un sombrero. La pequeña estatura del protagonista le da una apariencia infantil; y al mismo tiempo toda su apariencia puede leerse de forma simbólica.

En el artículo “El Hijo del Ahuizote. Liberal ejemplar, modelo de ciudadano moderno. Algunos acercamientos al discurso visual del semanario” publicado en la revista Historias, la autora analiza el discurso visual de las caricaturas revelando su línea político-ideológica y sus transformaciones. Señala a los diversos caricaturistas que formaron parte de la publicación y se detiene a analizar ciertas caricaturas icónicas del semanario.

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