El Cronicón Albeldense

Centón albeldenseCuando en el año 976 el monje Vigila terminaba un bello códice en el scriptorium de San Martín de Albelda de Iregua no podía imaginar que una breve referencia marginal al ingenio de los hindúes,  y la caligrafía de nueve extraños símbolos, iba a convertir sus pergaminos en una referencia obligada en todas las historias de las cifras y sistemas de numeración.

Vigila ni siquiera se permitió ordenar los números indios en el orden cristiano, quedan de mayor a menor tal como hacían los andalusíes al escribirlos de izquierda a derecha.

 La referencia latina a los números dice así:

Y también a propósito de las cifras de la aritmética. Es necesario saber que los indios poseen una inteligencia muy sutil y que los restantes conceptos les ceden el paso en lo que concierne a la aritmética, la geometría y demás disciplinas liberales. Esto se pone de manifiesto de la mejor manera en las nueve figuras a través de las cuales expresan cada grado de no importa qué nivel. Esta es la forma

9 8 7 6 5 4 3 2 1”

Es la primera vez que en el occidente cristiano aparecen los números indoarábigos, sistema que no empezarán a generalizarse hasta el siglo XIII y que mantendrán su pugna con el resto de las caligrafías hasta el siglo XV.

Libro de los Juegos - scriptoriumEl Monasterio de San Martín, muy próximo a Logroño, fue destruido por un desprendimiento de tierras pero el Centón Vigilano, el Códice Albendense, se conserva en la Biblioteca de San Lorenzo de El Escorial.

Los guarismos que hoy usamos son buena muestra del siempre beneficioso mestizaje cultural: nacen en la India, son recreados en Bagdad y toman su forma en el al-Andalus y el Magreb. Son las cifras gubar occidentales, las cifras que usaban los calculistas árabes del extremo occidental para operar sobre bastidores de polvo o arena.

Para leer más sobre los números en la Península Ibérica durante el medievo:  (2004) El cronicón albeldense

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Profesor jubilado de matemáticas
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