Explorando el Movimiento ‘Slow’: Encuentra Calma y Equilibrio en un Mundo Acelerado

Desde MA Psicólogos Oviedo, especialistas en terapia para niños, adolescentes y adultos vamos a hablar acerca del movimiento “slow”, precisamente en un momento en el que el mundo quizás vaya demasiado acelerado, ¿no creéis?

En el momento histórico en el que más rápido van las cosas algunas voces se alzan con el fin de encontrar soluciones o puntos de control. Una de ellas es la de Carl Honoré, considerado el padre del movimiento “slow”. ¿En qué consiste esto? Ante la sociedad “hiperfast” (super rápido) surge este contrapunto que se define como una forma de entender la vida más pausada, calmada y donde lo humano cobra mayor relevancia en tiempos de pantallas. Evidentemente cada individuo tiene su metrónomo interno, cuestión que hace que la clave del movimiento venga en esa consciencia interna de pisar el freno y vivir de una forma más lenta, asumiendo que las prisas y vorágine social actuales no ayudan a nuestra salud, ni por supuesto a nuestro disfrute. Cómo vamos a ser felices, cómo vamos a tener estabilidad emocional, si constantemente somos víctimas del estrés, del “me voy que tengo prisa”, del “ahora no puedo”, del “mier** llego tarde ”.

Carl Honoré nos invita a disfrutar del camino y no sólo a pensar exclusivamente en la llegada al destino. Saber valorar los pasos que hay que dar y no sólo el resultado final.

Todo esto, que parece sencillo, no lo es en absoluto. Aquí os dejamos algunas ideas de cómo ponerlo en marcha:

Deporte, a diario:

No sólo es cuánto nos llene la actividad, sino saber parar nuestro trajín de vida para saber otorgarle importancia momentos propios.

Dedicación a tareas del día a día, como cocinar, coser, u otras labres.

Encontrar tareas cotidianas a las que podamos dedicarles el tiempo oportuno sin prisas y sabiendo que son momentos de realización de tareas “obligatorias” a las que les damos un toque distinto para terminar por disfrutar de su realización. No es  hacer por hacer. Supone disfrutar de la experiencia.

Conexión social diaria  y en persona.

En un mundo hiperconectado, ser capaces de conseguir al menos un momento al día para charlar y poner en contexto nuestro mundo cara a cara con nuestros seres queridos. Somos animales sociales, y el contacto nos viene especialmente bien.

​Realizar pequeños cambios como los anteriormente mencionados no siempre es tan fácil como aparentemente puede parecer. Pero os invitamos a que intentéis ponerlos en práctica, disfrutando del camino.

Una reflexión interesante puede ser que cuando nos quedamos de vacaciones solemos ir a otro ritmo, a otra marcha… Por algo será, ¿verdad?

Nuestra salud mental agradecerá esa bajada del ritmo acelerado. En el fondo es uno de los potenciadores de estrés y ansiedad, pandemias de nuestro tiempo. La diferencia de ritmos también es distinta en las grandes ciudades  y en los pueblos, cuestiones que son muy interesantes para que analicemos. Para que reflexionemos; si los demás pueden, ¿por qué no voy a poder yo?

¿Podemos ir un poquito más despacio?

 ¿ Puedo reservar 5 minutos para mi al final del día?

¿Puedo mirar más a los ojos y no a mi teléfono móvil?

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