ESTILO DE VIDA Alpinismo: el arte del ascenso

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Alpinista, escaladora, guía y entrenadora del equipo de alpinismo nacional de mujeres, Lise Billon nos cuenta todo sobre este extraordinario deporte.

Lise Billon

Cuando los vemos ascender las más altas montañas y los picos más espectaculares, es cuando comenzamos a creer que no pueden ser humanos. Una fuerza increíble emerge de aquellos que desafían la gravedad y alcanzan la cima del mundo. Lisa Billon pertenece a esta excepcional especie. Alpinista, escaladora, guía y asesora del equipo de alpinismo nacional de mujeres, nos cuenta todo sobre este extraordinario deporte.

Lise Billon

La llamada de las alturas

A simple vista, el alpinismo parece una pasión bastante obvia: el deseo de alcanzar la cima de las montañas para observar lo que esconde el horizonte. Sin embargo, para Lise Billon, es mucho más que un simple paseo hasta la cima: “el alpinismo consiste en desafiarse a uno mismo a la par que expresar la propia libertad. Es una práctica muy cercana al arte: es inútil, pero fundamental”.

El alpinismo abarca varias actividades diferentes, y todas preparan para recorridos más largos. Escalada en hielo con crampones y piolets o escalada en roca a manos desnudas y con pies de gato, escalada en nieve en modo senderismo o cruzando crestas y glaciares… Cada uno tiene sus preferencias. Para Lise, es la “vertical y técnica, en terreno mixto, con hielo, pero también rocas con grietas, ¡me encantan las grietas!”

Alpinismo sin necesidad de que sea en los Alpes

El alpinismo nació oficialmente en los Alpes, con el primer ascenso al Mont Blanc planeado meticulosamente en 1786. Sin embargo, hoy en día, el terreno de juego de los alpinistas se ha ampliado. Están los Alpes, y está todo el resto del planeta: el Himalaya, por supuesto, pero también destinos como la Patagonia o la Antártida, donde los vastos espacios convierten en toda una aventura poder llegar. “En los Alpes, solo pasamos dos o tres días, y hablamos sobre la subida, no sobre los gauchos a los que nos tenemos que enfrentar o las dificultades que se dan para encontrar el pie de la montaña”.

Lógicamente, cuando le preguntamos sobre un viaje inolvidable, Lise nos explica la gran diferencia. “En los Alpes, fue la legendaria cara norte del Eiger la que dejó huella en mí, la escalé con un amigo en unas condiciones increíbles. No obstante, siempre recordaré mi primera expedición a la Patagonia, donde pasamos 32 días en autonomía con 5 personas. Una lección importante en lo que se refiere a interacción social. Mi amor por la Patagonia sigue intacto, no veo la hora de volver”.

Lise Billon

Un alpinista bien preparado vale por dos

Mientras que algunas personas trabajan junto con preparadores físicos para ganar fuerza, la preparación para el alpinismo suele darse de forma natural, mediante una práctica diaria de escalada y senderismo. Lise, quien también es guía de alta montaña dos temporadas al año, tiene que tener mucho cuidado para no fatigarse en exceso. ¿Qué papel juega la mente en todo esto? “Nunca he hecho ninguna preparación mental, muy pocos la hacen. En el alpinismo, confiamos mucho en nuestros recursos”.

Sin embargo, en algunos casos, un asesoramiento puede ser crucial. Lise Billon asesora al equipo de alpinismo nacional de mujeres de la FFME. Mujeres jóvenes decididas, con un alto nivel, cuya baja autoestima es a menudo la única barrera que superar. “Necesitamos que desarrollen confianza en sí mismas, ayudándolas a llegar donde creen que no son capaces. Me doy a mí misma los mismos consejos, me asesoro al mismo tiempo que las asesoro a ellas”.

La logística es tan importante como los aspectos físicos y mentales. Conocer la ruta y preparar la mochila en consonancia es esencial. Se establece una estrategia para poder asegurar por completo que nada falta, que no hay un exceso de ropa, que se podrán alcanzar las condiciones y los esfuerzos requeridos.

En las cuerdas

El alpinismo no es una practica solitaria. Los Piolets d’Or, los Óscar del alpinismo como Lise los llama, no se conceden a escaladores individuales, sino a la belleza, originalidad y dificultad de los ascensos realizados por varias personas. ¿El Piolet d’Or que ganó en 2016 por la apertura del pilar noreste del Cerro Risopatrón en Chile (2 550 m)? Una victoria de equipo, sin duda.

En el alpinismo, es necesario poder confiar en el compañero. “Ascender junto con 3 personas es perfecto, la carga mental y la carga práctica se comparten. Cuando alguien coge el relevo, ha de sujetarse a quien está escalando, y la tercera persona puede darle apoyo a quien tiene el relevo y a quien se sujeta. A una altitud elevada, es incluso mejor con cuatro personas”.

Al decir “cuidar de uno mismo”, Lise se refiere, sobre todo, a que no hay que olvidarse de comer y beber a lo largo del día, aunque sea a la fuerza. Lo que nos parece obvio, no siempre lo es en mitad de un ejercicio, aunque sea la mejor forma de gestionar la fatiga.

Lise Billon

Altibajos

La fatiga es una cosa, la aclimatación a la altitud es otra. “El invierno pasado, desacostumbrada a la altitud debido al confinamiento, tuve AMS (mal agudo de montaña) en la cara sur del Mont Blanc. Es extremadamente importante no saltarse ningún paso, es un proceso largo, y no hay ningún refugio.

En el alpinismo, se aplican otras reglas. Los primeros días a una altitud elevada, es mejor mantenerse calmado y en guardia. El reflejo de grandes atletas acostumbrados a recurrir a sus propios recursos es contraproducente. “Los más energéticos se agotan antes, mientras que alguien más relajado lo hará paradójicamente mejor”.

Alcanzar la cima no quiere decir que todo haya acabado. “Obviamente, hay momentos de felicidad, pero nunca me relajo por completo. Sé que queda el descenso, y este puede ser aún más duro que el ascenso”.

Lise Billon

Escucharse a uno mismo. Y saber cuándo abandonar.

El alpinismo sin riesgos no existe. Hay infinitud de accidentes que lo atestiguan, y son siempre difíciles de aceptar para la comunidad de alpinistas que nunca dejan de cuestionarse a sí mismos. No obstante, la pasión por las montañas permanece y los ascensos continúan. “Siempre tengo miedo, siempre estoy en estado de alerta. ¡Es saludable! El miedo es un cursor con el que hay que lidiar: ¿durante cuánto tiempo puedo someterlo y permanecer centrada en la escalada?

Cuando el miedo aparece y la toma de riesgos ya no es racional, un buen alpinista sabe cuándo regresar. “Hay que escucharse a uno mismo y saber si uno está en el lugar correcto en el momento adecuado. Si estoy tan atormentada que no puedo dormir, sé que necesito cambiar mi atención”.Una capacidad de discernimiento que aumenta con la experiencia.

Un entorno movilizado

El amor por la montaña y los valiosos consejos de aquellos que están familiarizados con ella conforman estímulos indispensables para cualquier alpinista. A Lise quienes la apoyaron fueron: primero su padre, un guía de alta montaña, y después la federación de alpinismo de Francia, a la que se unió posteriormente como asesora.

Para todos aquellos que quieran comenzar, les aconseja que se rodeen de profesionales (guías, asociaciones o federaciones), de quienes puedan aprender las capacidades técnicas básicas, así como la habilidad de analizar y gestionar los riesgos. La comunidad es benévola y abierta, y esto incluye a las mujeres. “Siempre nos sentimos apoyadas. La gente se sorprende gratamente y nos cuenta cuán gratificante es”.Son sus amigos alpinistas, su fuerza y motivación, quienes la inspiran ahora.

Hacer trampas es imposible

El alpinismo es un revelador de la personalidad y permite a aquellos que lo practican construir cierta fuerza de carácter. “El alpinismo me nutre intensamente y me ha hecho aún más tenaz, constante y audaz en todas mis elecciones vitales. Es arriesgado, pero aún mucho más placentero”.

Una fuerza de carácter que va de la mano con la habilidad de escuchar y adaptarse a otros, sin importar su nivel. En resumen, un muy buen equilibrio tanto en la cresta de la montaña como en la vida.

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