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Lluvia, Llovizna Y Rocio

EL VIENTO

El viento es aire que se mueve de un lugar a otro, bien sea el aire de una ligera brisa o de un rugiente huracán.


EL ORIGEN DEL VIENTO

El calor del sol es la fuerza que impulsa a todos los vientos del mundo. El Sol calienta los mares y la tierra y ellos a su vez calientan la

atmósfera. El aire caliente pesa menos y entonces se eleva, pero el sitio que deja libre lo ocupa el aire frío, produciéndose entonces el

viento.


LA DIRECCIÓN DEL VIENTO

Los vientos son nombrados en relación con las direcciones en las que soplan. Así se habla de vientos del Oeste, vientos del Este, viento

Nordeste, etc. Para conocer la dirección del viento, se utilizan las veletas, que son unos aparatos que giran según como soplen los

vientos.

El humo de las chimeneas también es una buena indicación de la dirección del viento. Si levantas un dedo mojado, se enfriará por el lado

por el que sople el viento. En los puentes de las autopistas o en los aeropuertos, suele haber unas mangas de tela que se inflan ondeando

en la dirección en la que sopla el viento.

Vientos salvajes

El viento puede ser una fuerza destructiva. Los vientos salvajes tienen varios nombres, según las diferentes áreas del mundo: ciclones,

huracanes, tornados...


TORNADO

Un tornado es un violento embudo giratorio de nubes que se extiende a nivel del suelo. Son muy frecuentes en Norteamérica.

Los vientos pueden girar incluso a 380 km. por hora (más rápido que ningún otro viento de la Tierra). Los vientos que hacen girar el

embudo son lo suficientemente fuertes para levantar en el aire coches, gente y árboles. Los edificios pueden ser destruidos o pueden

explotar, ya que el aire de su alrededor puedeser aspirado. Los tornados pueden moverse de un lado a otro a velocidades de hasta 100

km. por hora


HURACAN

Cuando el viento supera los 119 Km. por hora, se llama huracán. La palabra huracán viene del nombre del dios de la tormenta del Oeste

en la India. En el Océano Pacífica estas tormentas se llamaban tifones y en Australia son conocidas como willy willies.

Las nubes

Una nube es un agregado visible de diminutas partículas de sal, hielo, o de ambos en el aire ambiental. Este agregado pude incluir partículas grandes de agua o hielo y partículas de humo o contaminación.

Formación

Cuando una parcela de aire se eleva, esta pierde temperatura a expensas de la expansión del aire en su interior (ley de Boyle-Mariotté). Esta expansión del aire no cede ni recibe calor del medio que rodea a la parcela (proceso adiabático). La parcela pierde temperatura a razón de 1°C por cada 100 m de ascenso conocido este proceso como tasa. adiabática seca:. Si .sigue el ascenso de la parcela esta se liberara del calor latente de. evaporación (aproximadamente 600 calorías) presente en el vapor de agua presentándose fa condensación del vapor de agua en la presencia de numerosas partículas, por ejemplo de sal. La condensación se realiza aún antes de que el aire se haya saturado. Estas partículas 'llamadas "núcleos de condensación" se encuentran en todas partes, en cantidades y ,tamaños diversos. Figura 31. Si sigue la parcela trasladándose hacia arriba esta perderla temperatura a razón de O.5°C por cada 100 m, proceso que se conoce como tasa adiabática húmeda.

El desarrollo vertical de la nubosidad estará condicionada al hecho de que la parcela tenga suficiente vapor de agua y que el medio que la rodea (aire) tenga una temperatura inferior. A esto se le conoce como condición de inestabilidad del aire. Figura 32. En caso de que la parcela tenga una temperatura menor que el aire, que la rodea (inversión térmica) si bien es cierto que se podría formar nubosidad, .esta no tendría mucho desarrollo vertical, situación que se conoce como estabilidad del aire. Figura 33. Esta estabilidad del aire es la responsable de fenómenos meteorológicos no deseables como el Smog o bruma fotoquímica.

La precipitación (lluvia. llovizna, granizada. nevada) para que pueda darse necesita además de otras condiciones, que existan núcleos de condensación. Existen básicamente 2 tipos de núcleos de condensación: el polvo y la sal. Las partículas de polvo provenientes en su mayor parte del suelo y de las rocas individuales pueden formar gotitas de agua, mientras que las partículas de sal originan gotas. Sin embargo la unión de muchas partículas de polvo (diámetro menor a 0.02 mm) pueden formar una gota de lluvia. Se concluye que el tamaño de la gota de lluvia es directamente proporcional al tamaño del núcleo de condensación y que la concentración de gotitas de lluvia por metro cúbico de aire es inversamente proporcional al tamaño.

La formación de las nubes


Las nubes aparecen cuando el aire se enfría por debajo de su punto de rocío y acontece la condensación. Normalmente este proceso empieza cuando una zona caliente de la superficie terrestre calienta el aire adyacente por radiación y crea una gran burbuja de aire cálido que permanece en el suelo.

Como esta burbuja de aire está relativamente caliente en comparación al aire frío más denso que se encuentra sobre ella, la burbuja se eleva de forma similar a un globo. A medida que esto sucede, el aire se expande y se enfría.

Por fin, la burbuja de aire ascendente se enfría por debajo del punto de rocio y el vapor de agua que contiene se condensa sobre las diminutas partículas de polvo y sal presentes para formar gotitas de agua o cristales de hielo. Pero en este momento la burbuja de aire es demasiado frío y pesado para ascender a mayor altura y permanece en el cielo en forma de nube.

Apariencia

La apariencia de la nube es determinada por la naturaleza; tamaño, numero y distribución en el aire de las partículas que la constituyen, además de depender también de la intensidad y el color de la luz recibida por la nube y de la posición relativa del observador y la fuente con respecto a la nube, La apariencia está mejor descrita en términos de la dimensión. estructura, textura. luminosidad, color de la nube y forma.

Tipos

En 1803, Luke Howard. farmacéutico londinense, ideó un esquema para la clasificación de las nubes donde. al igual que los que ponían a punto los biólogos para clasificar los animales y las plantas, usaba nombres latinos para identificar cada tipo y describir sus principales características visuales. El esquema comprendía diez tipos básicos, o géneros, y cada uno de ellos varias especies, pudiéndose añadir calificativos adicionales para describir las variedades.

A continuación sólo se presentarán los géneros de nubes.

Cirros (Ci). Nubes pequeñas con forma de manchas o bandas blancas, a veces sedosas. Suelen tener aspecto de filamentos plumosos con los extremos acabados en gancho.

Cirrostrato (Cs). Velo blanco transparente suave y uniforme o fibroso. Normalmente genera halos.

Cirrocúmulo (Cc). Capa fina continua o fragmentaria formada: por pequeños elementos. Normalmente produce "cielos aborregados"

Altoestrato (As). Capa de nube gris, sin características particulares; puede ser fibrosa o uniforme. El sol la atravesará débilmente, pero este tipo de nube no produce efectos ópticos.

Altocúmulo (Ac). De forma muy variable, continua o fragmentada, Si predominan las formas onduladas, como de lente, se le denomina "Lenticular", mientras que si presenta protuberancias verticales, como las almenas de un castillo, se llama "castellatus" o "castellanos".

Nimbo-estrato (Nb). Nube de lluvia gris-oscura. Densa.

Estrato (St). Se forma en capas grises uniformes, continuas o fragmentadas Suele producir lluvia o nieve.

Estrato cúmulo (Se). Capa gris o blanca con áreas oscuras. Normalmente en rizos, ondulaciones y masas redondeadas. Suelen presentar una distribución regular.

Cúmulo (Cu). Nubes densas, blancas y sueltas con forma bien: definida y una evolución marcadamente vertical.

Cumuloninbo (Cb). Extremo desarrollo vertical de una nube cúmulo. Con aspecto de gran torre; es oscura en la base y acostumbra a Estar asociada con precipitación y truenos.

Las nubes

Las nubes se forma por el enfriamiento del aire. Esto provoca la condensación del vapor de agua, invisible, en gotitas o partículas de hielo visibles. Las partículas son tan pequeñas que las sostienen en el aire corrientes verticales leves.

Las diferencias entre formaciones nubosas se deben, en parte, a las diferentes temperaturas de condensación. Cuando se produce a temperaturas inferiores a la de congelación, las nubes suelen estar formadas por cristales de hielo; las que se forman en aire más cálido suelen contener gotitas de agua.

El movimiento de aire asociado al desarrollo de las nubes también afecta a su formación. Las nubes que se crean en aire en reposo tienden a aparecer en capas o estratos, mientras que las que se forman entre vientos o aire con fuertes corrientes verticales presentan un gran desarrollo vertical.

Hay varias clases de nubes, que podemos clasificar en tres grupos: nubes altas, nubes medias y nubes bajas.

Nubes altas

Cirros: Son nubes blancas, transparentes y sin sombras internas que presentan un aspecto de filamentos largos y delgados. Estos filamentos pueden presentar una distribución regular en forma de líneas paralelas, ya sean rectas o sinuosas. Ocasionalmente los filamentos tienen una forma embrollada. La apariencia general es como si el cielo hubiera sido cubierto a brochazos. Cuando los cirros invaden el cielo puede estimarse que en las próximas 24 h. habrá un cambio brusco del tiempo; con descenso de la temperatura.

Cirrocúmulos: Forman una capa casi continua que presenta el aspecto de una superficie con arrugas finas y formas redondeadas como pequeños copos de algodón. Estas nubes son totalmente blancas y no presentan sombras. Cuando el cielo está cubierto de Cirrocúmulos suele decirse que está aborregado. Los Cirrocúmulos frecuentemente aparecen junto a los Cirros y suelen indicar un cambio en el estado del tiempo en las próximas 12 h. Este tipo de nubes suele preceder a las tormentas.

Cirrostratos: Tienen la apariencia de un velo, siendo difícil distinguir detalles de estructura, presentando ocasionalmente un estriado largo y ancho. Sus bordes tienen límites definidos y regulares. Este tipo de nubes suele producir un halo en el cielo alrededor del Sol o de la Luna. Los Cirrostratos suelen suceder a los Cirros y preludian la llegada de mal tiempo por tormentas o frentes cálidos.

Nubes medias

Altocúmulos: Parecen copos de tamaño mediano y estructura irregular, con sombras entre los copos. Presentan ondulaciones o estrías anchas en su parte inferior. Los Altocúmulos suelen preceder al mal tiempo producido por lluvias o tormentas.

Altostratos: Capas delgadas de nubes con algunas zonas densas. En la mayoría de los casos es posible visualizar el Sol a través de la capa de nubes. El aspecto que presentan los Altostratos es el de una capa uniforme de nubes con manchones irregulares. Los Altostratos generalmente presagian lluvia fina y pertinaz con descenso de la temperatura.

Nubes bajas

Nimbostratos: Tienen el aspecto de una capa regular de color gris oscuro con diversos grados de opacidad. Con cierta frecuencia es posible observar un aspecto ligeramente estriado que corresponde a diversos grados de opacidad y variaciones del color gris. Son nubes típicas de lluvia de primavera y verano y de nieve durante el invierno.

Estratocúmulos: Presentan ondulaciones amplias parecidas a cilindros alargados, pudiendo presentarse como bancos de gran extensión. Estas nubes presentan zonas con diferentes intensidades de gris. Los Estratocúmulos rara vez aportan lluvia, salvo cuando se transforman en Nimbostratos.

Estratos: Tienen la apariencia de un banco de neblina grisáceo sin que se pueda observar una estructura definida o regular. Presentan manchones de diferente grado de opacidad y variaciones de la coloración gris. Durante el otoño e invierno los Estratos pueden permanecer en el cielo durante todo el día dando un aspecto triste al cielo. Durante la primavera y principios del verano aparecen durante la madrugada dispersándose durante el día, lo que indica buen tiempo.

Nubes de desarrollo vertical

Cúmulos: Presentan un gran tamaño con un aspecto masivo y de sombras muy marcadas cuando se encuentran entre el Sol y el observador, es decir, son nubes grises. Presentan una base horizontal y en la parte superior protuberancias verticales de gran tamaño que se deforman continuamente, presentando un aspecto semejante a una coliflor de gran tamaño. Los Cúmulos corresponden al buen tiempo cuando hay poca humedad ambiental y poco movimiento vertical del aire. En el caso de existir una alta humedad y fuertes corrientes ascendentes, los Cúmulos pueden adquirir un gran tamaño llegando a originar tormentas y aguaceros intensos.

Cumulonimbos: De gran tamaño y apariencia masiva con un desarrollo vertical muy marcado que da la impresión de farallones montañosos y cuya cúspide puede tener la forma de un hongo de grandes dimensiones; y que presenta una estructura lisa o ligeramente fibrosa donde se observan diferentes intensidades del color gris o cerúleo. Estas nubes pueden tener en su parte superior cristales de hielo de gran tamaño. Los Cumulonimbos son las nubes típicas de las tormentas intensas pudiendo llegar a producir granizo.

En realidad, el rayo es una enorme chispa o corriente eléctrica que circula entre dos nubes o entre una nube y la tierra. El rayo puede cruzar kilómetros de distancia y se origina en un tipo de nube llamada cumulonimbus o nube de tormenta (los cumulunimbus son nubes de gran extensión vertical que se caracterizan por la generación de lluvias, a menudo superan los 10 Km de altura, dentro de estas, es frecuente encontrar fuertes corrientes de aire, turbulencia, regiones con temperaturas muy inferiores a la de congelación, cristales de hielo y granizos),

El rayo es una descarga eléctrica. En general, las partes superiores de las nubes de tormenta poseen carga positiva, mientras que en las partes centrales predominan las cargas negativas. La región de máxima intensidad de campo eléctrico se halla entre ambas zonas de distinta polaridad.

Cuando se produce el rayo se origina el trueno. El calor producido por la descarga eléctrica, calienta el aire y lo expande bruscamente, dando lugar a ondas de presión que se propagan como ondas sonoras. Cuando esas ondas sonoras pasan sobre el observador, éste percibe el ruido denominado trueno.

La velocidad del sonido del trueno se propaga más lentamente que el rayo, a unos 300 metros por segundo, por esta razón el trueno se oye después de desaparecer el rayo.

El trueno se debe a que el sonido que se produce a lo largo de todo el recorrido de la descarga eléctrica, puede medir kilómetros de longitud.

EL RAYO NUBE-TIERRA:

El rayo se produce cuando hay una descarga eléctrica en el seno o alrededor de una tormenta. El rayo Nube-tierra se produce cuando la carga eléctrica se desplaza entre la base de una nube cargada negativamente y el suelo, con carga positiva. Ésta es la variante de rayo espectacular, con brillantes ramificaciones quebradas del cielo al suelo. Cada descarga dura una fracción de segundo. A veces se necesitan varias descargas para equilibrar la carga eléctrica, lo que hace que parezca que el rayo parpadea. A menudo la descarga principal se combina con otras menores que van a parar al aire o al interior de la nube. El suelo, y casi cualquier objeto sólido en contacto con el suelo, es mejor conductor de la electricidad que el aire, lo que significa que a las masas de tierra elevadas y a los objetos altos, como edificios y árboles, es más fácil que les caigan rayos.

La mayoría de los rayos nube-tierra se producen desde la base de la nube. Sin embargo, existe una forma menos frecuente, llamada descarga positiva, que se da cuando las cargas positivas de la parte alta de la nube reaccionan con las negativas del suelo y envían un poderoso rayo desde la parte superior de la nube al suelo. Como este tipo de rayo debe recorrer una trayectoria mucho más larga, la carga tiene que ser mucho mayor. El color del rayo indica el contenido del aire que lo rodea. El destello del rayo es rojo si hay lluvia en la nube y azul si hay granizo. La presencia de una gran cantidad de polvo en la atmósfera hace que el relámpago sea amarillo Los rayos blancos indican un grado de humedad bajo y, por consiguiente, son los que generan más incendios.

Aunque sólo el 20 % de los rayos llega al suelo, en el mundo caen más de 100 rayos cada segundo. Se puede tomar una serie de precauciones para reducir las posibilidades de ser alcanzado por un rayo durante una tormenta. Si es posible, póngase bajo techo. Cuando el rayo cae sobre un edificio, tiende a recorrer las tuberías y los circuitos eléctricos, de modo que debería evitar tocar cañerías o usar cualquier equipo eléctrico, incluidos teléfonos y ordenadores. Uno de los lugares más seguros es en el interior de un coche, puesto que las ruedas actúan de aislante. Los aviones también son seguros, dado que no están en contacto con el suelo y por tanto no conducen la electricidad. Si le sorprende la tormenta en el exterior, no se refugie bajo árboles aislados, porque son los objetos favoritos de los rayos. Aléjese de objetos metálicos como vallas de alambre, que pueden conducir la electricidad a distancias considerables. Si el pelo se le empieza a erizar, puede ser que se encuentre en el área de carga positiva debajo de la nube y eso supone que la caída del rayo es inminente. De encontrarse en esta situación póngase en cuclillas y mantenga la cabeza a gacha. No se estire en el suelo, ya que eso aumentaría la superficie de contacto con la carga que pueda conducir el suelo húmedo.

Si alguien es alcanzado por un rayo, debe buscarse atención médica urgente e intentar la reanimación cardiopulmonar. La mayor mentira en relación con los rayos nube-tierra es el mito de que nunca caen en el mismo sitio 2 veces, eso es mentira.

EL RAYO NUBE-NUBE:

Los rayos nube-nube son la forma más frecuente de rayos. La mayoría de las veces se producen en el seno de una misma nube e indican el paso de electricidad entre la base con carga negativa, y los niveles superiores, cargados positivamente. Este rayo interno a menudo ilumina la nube desde su interior. Si se produce un destello importante se puede tomar una instantánea espectacular de todo un cumulonimbus, visible hasta medio segundo si hay una sucesión de descargas a lo largo del rayo principal.

Con menor frecuencia se da una descarga eléctrica entre dos nubes adyacentes. Suele ocurrir entre la parte superior de una de las nubes, cargada positivamente, y la base de la otra, con carga negativa. Como el rayo nube-nube normalmente se da en cotas más altas que el rayo nube-tierra, puede verse desde cierta distancia, sobre todo por la noche. De hecho, un Cumulonimbo grande se ve desde 300 km. de distancia si el terreno es bastante llano.

El trueno (sonido del rayo) es audible sólo en un radio de 30 km. en torno al rayo que lo crea. Esto significa que el rayo nube-nube a menudo se percibe como una "tormenta silenciosa", con relámpagos frecuentes que iluminan el cielo envueltos en un misterioso silencio.

EL RAYO NUBE-AIRE:

Esta forma de rayo nube-nube, se da cuando se produce una descarga eléctrica entre una acumulación eléctrica de un determinado tipo de carga en el interior de un Cumulonimbo y una zona de carga opuesta en la atmósfera de alrededor. Este tipo de rayo normalmente no tiene tanta potencia como el de nube-tierra y una sola descarga basta para igualar el potencial, por lo que es poco frecuente observar varios fogonazos en la misma trayectoria nube-aire. Los rayos nube-aire suelen partir de las regiones superiores de la nube, cargadas positivamente, aunque también se producen en las capas inferiores de las nubes, pero en combinación con la forma de descarga positiva del rayo nube-tierra, de forma que los rayos nube-aire queden muy pequeños. La razón es que, por lo general, en las capas inferiores la diferencia de potencial entre la nube y el suelo es mayor que entre la nube y el aire de alrededor.

Como el rayo nube-aire suele producirse cerca de la parte superior del Cumulonimbo, con frecuencia es visible desde una gran distancia. Si la tormenta está demasiado alejada para que se oiga el trueno, es decir, a más de 30 km. de distancia, el observador puede ser testigo de una "tormenta silenciosa".
Cuando los rayos nube-aire o nube-nube se ven oscurecidos por las nubes, el observador sólo ve el reflejo en las nubes adyacentes. Aunque se les conoce como rayo de pantalla, en realidad sólo se trata de un efecto óptico y no otro tipo de rayo.

BIENVENIDO A CONOCER LA LLUVIA, LLOVIZNA Y ROCIO

 

LLOVIZNA

Precipitación en forma de pequeñísimas gotas de agua con diámetros menores de 0.5 milímetros. Caen desde nubes estratos y se les asocia generalmente con la poca visibilidad y la neblina.

LLUVIA

Precipitación de partículas de agua líquida en forma de gotas de diámetro mayor de 0.5 mm. Si cae en una zona amplia, el tamaño de la gota puede ser menor. La intensidad de la lluvia se basa en el porcentaje de su caída.

“Muy liviana” (R--) significa que las gotas no mojan la superficie.

“Liviana” (R-) denota que se acumula hasta un nivel de 0.10 pulgadas por hora.

“Moderada” (R) significa que la cantidad de lluvia oscila entre 0.11 a 0.30 pulgadas por hora.

“Pesada”(R+) indica que cae 0.30 pulgadas de lluvia por hora.

ROCIO

Condensación en forma de pequeñas gotas de agua que se forman en el césped y en otros objetos pequeños cercanos a la tierra cuando la temperatura ha caído al punto del rocío. Esto ocurre generalmente durante las horas de la noche.

 

 


Lluvias, lloviznas y chubascos

Si algo caracteriza a las precipitaciones en forma líquida es su extraordinaria variedad, debida a las múltiples combinaciones que pueden darse entre la intensidad del meteoro y el tamaño de las gotas de agua. Aunque usemos normalmente el término genérico lluvia para calificar cualquier tipo de precipitación líquida que alcanza el suelo, lo cierto es que hay muchos tipos de lluvia y muchas formas de llover.

 


Esa variedad ha dado origen a una terminología singular que va mucho más allá de la clasificación estrictamente meteorológica, donde sólo se considera el trío formado por la lluvia, la llovizna y el chubasco. En nuestras conversaciones diarias encontramos una gran cantidad de sinónimos y expresiones populares del tiempo que enriquecen sobremanera el lenguaje meteorológico, en especial en lo referente a la lluvia en su acepción más amplia.

 

 

Si algo caracteriza a las precipitaciones en forma líquida es su extraordinaria variedad, debida a las múltiples combinaciones que pueden darse entre la intensidad del meteoro y el tamaño de las gotas de agua. Aunque usemos normalmente el término genérico lluvia para calificar cualquier tipo de precipitación líquida que alcanza el suelo, lo cierto es que hay muchos tipos de lluvia y muchas formas de llover.

Esa variedad ha dado origen a una terminología singular que va mucho más allá de la clasificación estrictamente meteorológica, donde sólo se considera el trío formado por la lluvia, la llovizna y el chubasco. En nuestras conversaciones diarias encontramos una gran cantidad de sinónimos y expresiones populares del tiempo que enriquecen sobremanera el lenguaje meteorológico, en especial en lo referente a la lluvia en su acepción más amplia.

De la gran cantidad de términos que se emplean para describir la llovizna (“lluvia menuda que cae blandamente”, según el DRAE), el uso de algunos de ellos se ha extendido bastante como es el caso del orvallo u orbayo (de ambas formas lo veremos escrito), que se usa comúnmente en Galicia y Asturias y de forma más ocasional en Cantabria, el País Vasco y en algunas comarcas de León.

Llovizna u orbayo. Cañón del río Arges, montañas Transfagaras, Valaquia (Rumania). Meteorológicamente hablando, la llovizna es una precipitación muy uniforme, constituida solamente por gotas de agua con un tamaño inferior a 0.5 milímetros de diámetro y que caen muy próximas unas a otras y con una velocidad de caída muy pequeña.

Está asociado la mayoría de las veces a la niebla, de ahí que una de las primeras definiciones que se dio de la palabra orbayar fuera: “Caer el rocio de la niebla”. En la comarca leonesa de El Bierzo llaman precisamente orbajo al rocío, mientras que en el norte de Extremadura, a la llovizna producida por la niebla que a veces queda pegada a los cerros le llaman baharina.

Esta última palabra proviene seguramente del término harinear, sinónimo de lloviznar, que se emplea en Venezuela y en algunos lugares de Andalucía. Comparar la harina con las pequeñas gotas de la llovizna bien pudo tener su origen en la época medieval, en la atmósfera que se respiraba en los molinos donde se molía el trigo y en las tahonas donde se hacía el pan, con el sempiterno polvillo blanco flotando en el ambiente e impregnándolo todo.

Al igual que el orbayo, el uso de los términos calabobos y chirimiri (o sirimiri) también está bastante extendido. La forma coloquial calabobos hace referencia a la llovizna en el sentido de que es una lluvia tan fina que uno apenas percibe su presencia hasta que al cabo de un rato comprueba que está calado hasta los huesos. La cara que se le queda a uno es de circunstancias (de bobo), de ahí la expresión.

Al calabobos le llaman en Burgos y Navarra chirimiri, si bien encontramos en el diccionario el término equivalente sirimiri (txirimiri, zirimiri...), de uso común en las tres provincias vascas. Hasta 1992, el DRAE incluía también a Navarra entre los lugares donde se usaba este vocablo, con un curioso origen onomatopéyico en las expresiones del euskera chipi-chipi, ziri-ziri y txirri-txirri, que simulan el ruido provocado por la llovizna al caer.

En Asturias llaman orpín a una llovizna más suave que el orbayo, lo que podríamos identificar con una niebla meona [lluvia meona]; es decir, aquella que sin llegar a producir precipitaciones sí que termina por hacer desprender minúsculas gotas de agua. En algunas comarcas manchegas, este tipo de niebla casi precipitante recibe el nombre de niebla chorrera.

En el castellano antiguo tienen su origen las palabras mollina y sus variantes morrina, mollisna y mollizna, con las que se identifica también a la llovizna. Molliznar [amollinar], al igual que pintear, pruar y garuar, significa lloviznar. El término garuar y sus variantes (garubiar, garugar…) no se emplea hoy en día en España pero sí en América latina, donde su uso está muy extendido.

Ruta de los Volcanes, isla de La Palma, archipiélago de las Canarias. Gotículas de niebla “capturadas” por las agujas de un pino. Gracias a los vientos alisios y a la inversión de temperatura, que mantiene acumulada la nubosidad por debajo de ella, los árboles de las islas logran agua extra para poder sobrevivir.

Aunque la palabra garúa, cuyas dos acepciones son niebla y llovizna, no se use en la actualidad en nuestro país, encontramos una interesante conexión con la palabra Garoé, con la que se identifica al árbol sagrado que aparece en el escudo de la isla del Hierro. Con un diámetro de más de metro y medio, esta gigantesca y extinta especie arbórea (Ocotea Foetens) permitió a los antiguos pobladores de la isla del Hierro (los guanches) obtener agua dulce en abundancia, ya que el árbol era un captador muy eficaz de las nieblas y lloviznas.

Sin abandonar las islas Canarias, encontramos también el término chiriso, usado en algunos lugares del archipiélago para indicar la llovizna, en clara relación con el chirimiri de uso más común.

A la lluvia menuda en Sanabria (Zamora) le llaman chuvinela, y es que chuvia es la forma que emplean en muchas zonas del noroeste de la Península Ibérica para llamar a la lluvia, y de esa palabra derivan multitud de variantes para designar al llover y al lloviznar.

A la llovizna o al chubasco de poca intensidad le llaman en algunos sitios aguanina, un término equivalente a cernidillo y a bernizo [vernizo]. “Llover en bernizo” es precisamente eso: lloviznar, estar lluvisnoso como también puede expresarse. En Mallorca, la lluvia fina recibe el nombre de albaina.

No es raro encontrarnos con términos ambivalentes como aguarradilla, aguarrilla o aguarrada, que si bien en muchos sitios se identifica con una lluvia intensa y de corta duración (los típicos chaparrones del mes de abril en tierras castellanas), en otros lugares llaman así al rocío desapacible que suele ”caer” durante las mañanas de esa época del año, una lluvia fina que cae y deja de caer de modo irregular (“las aguarrillas de abril, unas ir y otras venir”, “las aguarrillas de abril caben en un barril”).

En las comarcas montañesas de Cantabria llaman cucadas a los temporales de agua y de granizo propios del mes de abril (“En abril cucadas y en marzo ventoladas”). Sin abandonar Cantabria, nos encontramos con la curiosa expresión chuvichuvi, empleada para designar a la llovizna intermitente.

En la zona de Ojeda (Palencia) a las lloviznas abrileñas reciben el nombre de aguarrerillas, mientras que al otro lado de la Cordillera Cantábrica, en algunas comarcas de Cantabria, a la lluvia muy fina y espesa, acompañada a veces de la niebla, le llaman argaya o aguarrina, si bien no es raro encontrar gente de la zona que se refiere a ella como guarrina. También en Cantabria, así como en algunos valles colindantes del norte de Burgos, al calabobos le llaman mojarrina o simplemente mojina.

Lloviznar puede expresarse también como mojarrinear, chivisnear, chivisquear, aguarrinear, murrinear o mugallear (de mugalla=llovizna). La terminación en el sufijo “ear”, a diferencia del sufijo “ar”, da idea de que el fenómeno se produce de forma repetitiva, observándose siempre un mismo patrón.

Son muchas las ocasiones en las que la lluvia es más recia, en forma de chubascos de corta duración, o por el contrario llueve débilmente pero sin tratarse de lloviznas, sino de la fase inicial de la lluvia, las primeras “cuatro gotas” o chispas (de ahí lo de chispear o chispitar), lo que se conoce también como pintear. Como veremos a continuación, no faltan en el lenguaje popular términos que se refieren específicamente a la lluvia y los chubascos.

Algunos como jarrear o diluviar, con los que identificamos a las lluvias intensas o torrenciales, son de uso común en nuestro vocabulario. La conocida expresión “llover a cántaros” (“llover a mares”), o escascar (Cantabria), nos lleva al término algo menos conocido acantalear, que tiene un doble significado: llover copiosamente y caer granizo grueso.



Ciudad Universitaria, Madrid. El sorprendente mes de agosto de ese año nos trajo una actividad atmosférica fuera de lo común, una muestra de ello es esta fuerte precipitación que provocó el paso rápido de un frente frío.

Cuando la lluvia se muestra escasa y esquiva o nos pilla de refilón, lo más que podemos esperar es un matapolvo que apenas moja el suelo o un rujete como llaman a esas babinas (término leonés) en la cuenca minera de Teruel. La curiosa expresión aragonesa “está el día de culadas” se refiere a cuando llueve varias veces a lo largo del día, pero la lluvia es poco importante. El suelo se moja lo justo para hacerse resbaladizo.

Al aumentar el tamaño de las gotas y la intensidad de la precipitación empieza a llover con más fuerza (afinar o afinarse). El término espurniar se utiliza para describir el momento en el que puede afirmarse, con propiedad, que está lloviendo, si bien una segunda acepción lo identifica también con lloviznar.

El fin de la lluvia, lo que se conoce comúnmente como escampar, recibe diferentes nombres según las zonas: albanciar y abellugar (ambos de Asturias, si bien abellugar [pronunciado en bable como “abechugar”] significa también protegerse de la lluvia), espazar (Aragón) o escarpiar. El término asturiano abocanar, además de cesar de llover significa clarear el cielo (en relación con la palabra bocana, por lo de hueco; en este caso entre las nubes).

Las Rozas, Madrid. Tras el paso de un frente frío durante ese activo mes veraniego, se fueron abriendo claros y el sol se coló entre las nubes, en este caso estratocúmulus y altocúmulus.

La lluvia uniforme y no demasiado intensa es la que normalmente está asociada a los frentes cálidos en nuestras latitudes, mientras que los chubascos (o chubazos) y las lluvias fuertes son más propios de los frentes fríos, amén de las tormentas no frontales. Demos un breve repaso a los términos populares que describen estas lluvias en forma de chaparrón.

En los Ancares leoneses llaman bastiao al chaparrón, mientras que en Asturias le llaman bastarao. En otros lugares de nuestra geografía, al término bastio se le identifica con una mezcla de lluvia y viento. El término chucear, equivalente a chubascar y chaparrear, nos lleva a la palabra chuzo y a la conocida expresión “caer chuzos de punta”, en referencia a que se está produciendo una fuerte tromba de agua o aguacero.


Paraguas

Un paraguas es un utensilio para guarecerse de la lluvia. Están formados por una superficie convexa de plástico u otro material semejante, que está sujeta a un armazón de varillas plegables dispuestas alrededor de un eje central terminado en un mango adecuado para llevarlo con una mano. Las varillas permiten que cuando no llueve o se está en lugar protegido sea posible cerrarlo para andar con más comodidad. Un paraguas cerrado puede servir de bastón, aunque hay versiones "de bolsillo" que tienen varillas que se doblan en dos sitios.

En algunas regiones puede ser conocida como sombrilla aunque estrictamente este término se refiere a un utensilio similar pero de uso diferente.

Pararrayos

Un pararrayos es un instrumento cuyo objetivo es atraer un rayo y conducir la descarga hacia tierra, de tal modo que no cause daños a construcciones o personas. Este artilugio fue inventado en 1753 por Benjamín Franklin mientras efectuaba una serie de experimentos sobre la propiedad que tienen las puntas agudas, puestas en contacto con la tierra, de descargar los cuerpos electrizados situados en su proximidad.

Este primer pararrayos se conoce como "Pararrayos Franklin" en homenaje a su inventor.

En la actualidad la protección de circuitos eléctricos (líneas de alta tensión, catenarias, etc..) incluye dispositivos de descarga que no deben confundirse con pararrayos. Su función consiste en descargar a tierra las tensiones producidas por los rayos, de una forma más eficiente que la simple descarga a tierra por un cable con poca resistencia.

Estos dispositivos, se utilizan en la actualidad de dos tipos: los de Resistencia Variable y los de Óxido de Zinc. Los primeros asocian una serie de explosores y unas resistencias no lineales (varistancias) capaces de limitar la corriente después del paso de la onda de choque. Se caracterizan por su tensión de extinción a frecuencia industrial más alta bajo la cual el pararrayos puede descebarse espontáneamente. Los segundos están constituidos sólo por varistancias y reemplazan a los anteriores cada vez más, ya que su característica principal es la no linealidad de las varistancias de ZnO, que facilitan que la resistencia pase de unos 1.5 Mohms a 15 Ohms entre la tensión de servicio y la tensión nominal de descarga.

La combinación de un pararrayos Franklin y uno de estos dispositivos puede ser una eficaz protección contra el rayo, si lo que se busca es atraerlo y descargarlo.

 

 

Drenaje

Drenaje, en geología, es cualquier medio por el que el agua contenida en una zona fluye a través de la superficie o de infiltraciones en el terreno.

Drenaje, cloacas o red de saneamiento, en ingeniería y urbanismo, es el sistema de tuberías, sumideros o trampas, con sus conexiones, que permite el desalojo de líquidos, generalmente pluviales, de una población.

Drenaje sanitario

Se llama drenaje sanitario al que transporta los desechos líquidos de casas, comercios y fábricas no contaminantes. En algunas ciudades son dirigidos a plantas depuradoras para su potabilización y reutilización.

Drenaje pluvial

Se conoce como drenaje pluvial al que conduce el agua de lluvia a lugares donde se organiza su aprovechamiento.

En muchas localidades no se realiza la diferenciación entre drenaje sanitario y pluvial y todo el material recolectado es concentrado al mismo destino.

 

 

  

Alcantarillado

Se denomina alcantarillado o red de alcantarillado (del árabe al - qantara, el puente) al sistema de estructuras y tuberías usados para el transporte de aguas residuales o servidas (alcantarillado sanitario), o aguas de lluvia, (alcantarillado pluvial) desde el lugar en que se generan hasta el sitio en que se vierten a cauce o se tratan.

Todavía existen en funcionamiento redes de alcantarillado mixto, es decir, que juntan las aguas negras y las aguas de lluvia (sistemas unitarios). Este tipo de alcantarillado es necesario en zonas secas y con épocas de escasa pluviosidad, puesto que los sistemas de pluviales no usados, pueden convertirse en un foco de infecciones. Cierto que existe la posibilidad de poner en las cabeceras de los ramales arcas de descarga, que, cada cierto tiempo, descargan una cierta cantidad de agua para limpiar los conductos, pero es un gasto que muchas zonas no se pueden permitir precisamente por falta de agua y por ser necesario hacerlo en las estaciones secas.

 

Alcantarilla de París

 

Las redes de alcantarillado son estructuras hidráulicas que funcionan a presión atmosférica. Sólo muy raramente, y por tramos breves, están constituidos por tuberías que trabajan bajo presión. Normalmente son canales de sección circular, oval, o compuesta, enterrados la mayoría de las veces bajo las vías públicas.

La red de alcantarillado se considera un servicio básico, sin embargo la cobertura de estas redes en las ciudades de países en desarrollo es ínfima en relación con la cobertura de las redes de agua potable. Esto genera importantes problemas sanitarios.

Durante mucho tiempo, la preocupación de las autoridades municipales o departamentales estaba más ocupada en construir redes de agua potable, dejando para un futuro indefinido la construcción de las redes de alcantarillado. Actualmente las redes de alcantarillado son un requisito para aprobar la construcción de nuevas urbanizaciones.