EL LOBO ACEMILERO DE SAN FROILÁN

En 832 nacía en las afueras de Lugo un niño al que pusieron por nombre Froilán. A los dieciocho años inició una vida itinerante de retiro, penitencia y predicación por varios lugares de la provincia de Lugo, León  y Zamora.

Se trasladó al Bierzo y después, junto a Atilano, se recluyó en el picacho Cucurrino de la Valdorria (León). Después de fundar varios monasterios en el llano, en el 900 fue nombrado obispo de León. Aquí murió en el 905.

El Seminario Conciliar de León fue fundado por el obispo fray Andrés de Caso en 1606. Se le puso bajo la advocación de San Froilán. Tal como informa la fachada norte, en 1895 se iniciaron obras de ampliación del edificio que concluyeron en 1926. Así figura en dos inscripciones independientes con la presencia de la primera y última letra del alfabeto griego: А 1895     Ω 1926.

En esta misma fachada se encuentra la escultura de san Froilán que hemos insertado. En su representación aparece en actitud de bendecir, revestido con tres atributos propios de su  función obispal: la capa, la mitra y el báculo, en su mano izquierda. Lo singular de esta escultura radica en la figura que encontramos junto a su pierna izquierda: un cánido, que tiene que ser un lobo. La razón de esta figura la proporciona la leyenda.

Según cuenta una versión de la leyenda, encontrándose en su refugio eremítico de Valdorria apareció un lobo que se abalanzó sobre el burro que acompañaba al santo como medio de transporte y le dio muerte. El santo estaba orando cuando se percató del incidente. Al observar la escena, miró fijamente al lobo y este dejó de devorar al pobre borrico. Por haber matado al burro, le impuso san Froilán como penitencia que a partir de entonces le acompañara y él sería el que llevara las alforjas con los pertrechos del santo.

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