“No sé por qué cuando todo comienza a ir bien en mis relaciones de pareja, se vienen sensaciones de que esa persona se va a terminar aburriendo o yendo. No comprendo por qué es que siento esto justo cuando la relación comienza a andar bien”.

Existen muchas personas que tienen la sensación constante de que serán abandonados por las figuras más importantes, las cuales pueden ser sus padres, pareja, hermanos o amigos. Esta sensación los viene acompañando desde hace mucho tiempo, con diversas personas y de diversas maneras.

Miedo al abandono

El abandono es un temor que impide a una persona establecer vínculos afectivos -en especial de pareja- en confianza, respeto, adecuada comunicación y amor; adquiriendo diversos comportamientos inconscientes. Los cuales se manifiestan principalmente a través de dos posturas que generan mucho daño emocional: la actitud de víctima y la de indiferencia.

Actitud de víctima:

La persona atrae como pareja a alguien que le va a hacer sufrir; se encuentra con individuos que no podrán satisfacer sus necesidades emocionales, los cuales por lo general son inmaduros, promiscuos, casados o simplemente que no desean el compromiso y hacer pareja; por lo tanto, la “víctima” queda con el nido vacío o atrapado en una unión con conflicto permanente. Situación que suele agravarse cuando la persona se obsesiona, persigue o acosa; buscando de manera enfermiza que regrese (que no la abandone).

Actitud indiferencia

Se caracteriza por la huida; la persona corre cuando siente que puede llegar a enamorarse, buscando barreras físicas o emocionales para terminar su relación. El individuo puede inventarse un viaje, ser infiel o cambiar a una conducta que desilusione. Simplemente genera motivos para desenamorar o desenamorarse.

Como se puede observar, las dos actitudes son opuestas y complementarias; es decir, se atraen y tienen grandes posibilidades de establecer una relación, unidos por un factor común: miedo al abandono.

Causas del temor al abandono

La idea de que las personas los dejarán no aparece de la nada. En la gran mayoría de casos, esta sensación se ha gestado en los 12 primeros años de vida con ciertos mensajes o actitudes que los padres tienen. Padres que viajan constantemente, o que se han involucrado en la bebida durante muchos años, son ejemplos en los que se puede apreciar que no han estado en momentos importantes de la crianza y desarrollo del menor, dando esta sensación de poca seguridad de sus vínculos, de no saber qué esperar de ellos y la idea de que finalmente siempre se van a ir.

Por lo tanto, llegados a la edad adulta, mantienen el mismo miedo que de pequeños “¿y si no vuelve?, una vez que lo empiece a querer ¿se va a ir?”, lo cual les genera una importante carga de ansiedad al vincularse con otras personas, se mantienen a la expectativa de cualquier señal de abandono o de huida, y los invade una fuerte sensación de desesperación y tristeza.

Recomendaciones

Intentemos finalmente, no juzgar a estas personas, no las veamos como “locas” sino más bien entendamos que durante muchos momentos de su infancia han sufrido una ausencia tan importante, que ha hecho que ahora temen perderlo todo. Y si al leer este articulo te sientes identificado, busca ayuda profesional que te permita superar esta dolorosa situación.

Si te interesó este artículo te recomendamos el siguiente video en donde nuestro Psicoterapeuta Antonio Henderson te ayudará a entender un poco más sobre el tema y te explicará cómo aprender a estar solo.

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