Chapter 1
Mary C. Dyson

1. ¿Qué entendemos por legibilidad?

Definición amplia

Al mencionar mi intención de escribir un texto sobre legibilidad, hubo quien me preguntó ‘¿legibilidad de qué? La respuesta es la legibilidad del texto, pero la pregunta puede haber estado buscando un enfoque más específico, por ejemplo, qué tipo de textos. La pregunta también me animó a reflexionar sobre una interpretación más general de la legibilidad. Por ejemplo, la frase de un diccionario que ilustra otro uso: “un ansioso estado de ánimo era claramente legible en su rostro” muestra que leemos las expresiones faciales de las personas e interpretamos su estado de ánimo a partir de ellas. Aunque puede resultar intrigante leer caras, tengo la intención de centrarme en leer textos, y en particular, en la facilidad de lectura.

Dentro del diseño gráfico y tipográfico, cabe considerar que los signos sean legibles (en particular a la distancia), que podamos descifrar la letra pequeña (en particular en la etapa tardía de la vida), que los iconos puedan identificarse o reconocerse con facilidad (sin etiquetas de texto), que una novela o un libro de texto se haya imprimido con un tipo legible (que nos invite a seguir leyendo). Estas cuestiones recalcan que no sólo hace falta tener en cuenta las características físicas del texto o de los símbolos para determinar si los diseños son legibles o qué tan legibles son. Asimismo, el propósito y contexto de la lectura así como las características del lector, determinan la legibilidad.

Pregunta: ¿Es la legibilidad un concepto binario (es decir, legible o ilegible) o hay niveles de legibilidad, y acaso también de ilegibilidad? Y si hay niveles, ¿cómo decidimos cuál es un nivel aceptable de legibilidad? (volveremos a esta pregunta en el capítulo final).

Al describir distintos ejemplos de objetos diseñados, he utilizado otros adjetivos que no sea ‘legible’ para describir la facilidad de lectura, por ejemplo, si es identificable, reconocible o de lectura fluida. Dichos términos pueden ser útiles para transmitir el significado general de la legibilidad, pero existen circunstancias en que resulta importante diferenciarlos entre sí, de modo que nuestra definición sea más precisa. Por ejemplo, al evaluar una investigación, es necesario saber qué definición funcional de legibilidad fue utilizada por los investigadores, pues esa definición describirá lo que se ha medido en el estudio (véase el Capítulo 4).

Legibilidad, fluidez de lectura y conceptos relacionados

Otra forma de considerar el significado de legibilidad surge al distinguirla de conceptos relacionados. Para que una imagen se registre a partir de la sensación inicial en nuestra retina (parte de nuestro ojo: véase el Capítulo 2), ésta debe ser “visible” o “perceptible”. Si la imagen se encuentra demasiado lejos, no será perceptible. Por lo tanto, podemos considerar que la visibilidad o perceptibilidad es un requisito para la legibilidad: si algo no es visible, no puede ser legible. Tal vez no siempre sea posible hacer una clara distinción en dónde termina la perceptibilidad y comienza la legibilidad; esto se explicará al revisar los métodos utilizados para evaluar la legibilidad (Capítulo 4: Umbral y medidas relacionadas). Por ello, incluiré la perceptibilidad como parte de la legibilidad.

Puede hacerse otra distinción entre legibilidad y fluidez de lectura. Algunos autores, en particular el tipógrafo, autor y diseñador Walter Tracy, insisten en que la legibilidad y la fluidez de lectura de una tipografía son atributos distintos: mientras que la legibilidad se refiere a la claridad de los caracteres individuales, la fluidez de lectura se refiere a la facilidad con que comprendemos un texto (Tracy 1986, p. 31). Lamentablemente, esta definición de fluidez de lectura puede resultar bastante confusa, ya que la comprensión de un texto se ve influenciada no solo por la forma tipográfica, sino también por la complejidad del contenido. Por esta razón, voy a utilizar un solo concepto, ‘legibilidad’, el que abarcará:

la identificación de los caracteres individuales, las palabras enteras y el texto de una lectura, que por lo general se referirá a textos continuos) para una lectura extensa, es decir, oraciones dispuestas en párrafos y secciones.

Este libro es un buen ejemplo de texto corrido, aunque esté interrumpido por otros elementos textuales (por ejemplo, listas), e ilustraciones. Creo que es demasiado ambicioso ampliar el alcance de este libro a textos no continuos, como tablas, signos y formas, aunque ocasionalmente menciones algunos signos.

Considero importante actualizar nuestra definición de legibilidad para que tenga en cuenta el hecho de que a menudo leemos en pantallas. Un texto se puede leer impresos o en pantalla, y su ‘usabilidad’ puede ser una mejor manera de describir la facilidad de trabajar con unos u otro documento, lo cual puede verse afectado por la diagramación o la interfaz. Normalmente, el término usabilidad incorpora la navegación y otras formas de interacción con el texto, además de la lectura. Me centraré sobre todo en la lectura de textos y la legibilidad, pero puede haber un eventual traslape con el concepto de usabilidad. Lo importante es aclarar qué se está midiendo en un estudio y no tanto las palabras que en particular hayan utilizado los investigadores ya que éstas pueden diferir.

Pregunta: ¿Qué variables de diseño pueden influir en la legibilidad de este libro?

Al proponer una descripción más o menos abierta y general de legibilidad, deseo evitar involucrarme demasiado en el análisis de diferencias entre definiciones. En cambio, podríamos tener en cuenta de qué manera las definiciones enfatizan diversas características o criterios, y cómo contribuyen a una descripción más completa que abarque el modo de medir la legibilidad y el contexto de la lectura. El Panel 1.1 presenta varias definiciones de diferentes fuentes, las que retomaré en capítulos posteriores.

¿Por qué es importante la legibilidad?

La legibilidad enfoca al diseñador en las características funcionales de un texto para hacer mensajes accesibles. Ha habido cierta oposición a la investigación sobre la legibilidad, o incluso a la priorización de la funcionalidad, pero esto tiende a ser una crítica a los métodos utilizados y, en consecuencia, a lo que se ha medido (esto se trata más adelante en el Capítulo 3). Cuando el propósito es transmitir un mensaje, una de las funciones de la tipografía es apoyar a la lectura.

La legibilidad representa un aspecto del diseño universal o incluyente, lo cual significa diseñar para satisfacer las necesidades de personas de diversas edades y capacidades. En el Reino Unido, el Instituto Británico de Normalización introdujo una norma en 2005, que define el diseño incluyente como:

El diseño de productos y/o servicios convencionales que sea accesible y manejable (usable) para personas con la más amplia gama de capacidades dentro de la más amplia gama de situaciones sin necesidad de adaptación especial o diseño.
British Standards Institution (2005, p4)

Por consiguiente, es importante ser analítico con la evidencia que apoya ciertas posturas en particular. Debemos cuestionar cuál es la evidencia y cómo se obtuvo. En el ejercicio anterior, utilizaste tu experiencia para hacer juicios sobre legibilidad, los que resultan útiles, y a veces forman parte de la investigación sobre legibilidad.

Mediante el diseño de material legible, apoyamos la capacidad de las personas para completar actividades y tareas. La Iniciativa de Accesibilidad Web explica la estrecha relación entre accesibilidad y diseño incluyente.

Funcionalidad versus estética

En 1930, en una conferencia ya clásica de Beatrice Warde, la autora presenta el caso de la “tipografía invisible”, refiriéndose a que el lector no debería darse cuenta de las características del tipo (Warde, 1930 en Armstrong, 2009, p. 41), ya que esto puede deteriorar la comunicación del mensaje. Este ideal parece contradecir toda consideración estética, si interpretamos como estética la creación de un texto bello que llame la atención hacia la tipografía. Sin embargo, una propuesta alternativa es que un texto legible también es estéticamente agradable. Por lo tanto, legibilidad y estética no deberían verse como objetivos opuestos en el diseño de texto corrido.

…todo diseño, ya sea de un automóvil, una cafetera o una tipografía, es un proceso en el que deben combinarse y equilibrarse dos aspectos: el objeto debe funcionar bien y debe verse bien. Respuesta de Tracy al artículo de Donald E. Knuth’s “El concepto de una metafuente”, (1982, p. 355)

Otra postura sobre la relación entre funcionalidad y estética es que las tipografías cumplan ambos roles: uno funcional, que se relaciona con la legibilidad, y otro estético o semántico, que determina si la tipografía es adecuada para ciertos propósitos por el significado que transmite la forma visual. Este segundo rol se ha descrito utilizando diferentes términos: valor de la atmósfera, congenialidad, cualidades semánticas y personalidad. Recientemente, la investigación ha rebasado las tipografías para fijarse en las impresiones obtenidas a partir de diferentes diseños tipográficos y de la “estética de las interacciones”, es decir, de las emociones que surgen de la interacción con los productos.

Pregunta: ¿Existen objetos o sistemas creados por diseñadores gráficos en que las consideraciones estéticas puedan ser más importantes que la legibilidad?

Ejercicio: califica los tres ejemplos (Figuras 1.1A, 1.1B, 1C.) juzgando su legibilidad, siendo 1 el más legible y 3 el menos legible. Después, califica los mismos tres ejemplos conforme a un juicio estético, siendo 1 el más agradable.

Figure 1.1A
Figure 1.1B
Figure 1.1C

Tal vez descubras que tu juicio de legibilidad coincide con tu juicio de mayor placer estético.

Ahora, califica de la misma manera estas 3: Figuras 1.2A, 1.2B, 1.2C.

Figure 1.2A
Figure 1.2B
Figure 1.2C

He incluido este segundo conjunto de ejemplos para demostrar que la legibilidad y la estética no siempre coinciden. Puede parecer que esto contradiga mi propuesta anterior, pero la incluyo para ilustrar cómo las demostraciones pueden ser muy convincentes hasta que se proporciona un ejemplo opuesto, que resulte igualmente convincente.

Evidencia de legibilidad

Es importante ser críticos con la evidencia que apoya ciertas posturas particulares. Por consiguiente, debemos cuestionar cuál es la evidencia y cómo se obtuvo. En el ejercicio anterior, utilizaste tu experiencia para hacer juicios sobre legibilidad. Estos juicios son útiles y a veces forman parte de la investigación sobre legibilidad.

Un tema de discusión es si los diseñadores pueden hacer aseveraciones sobre legibilidad aun sin contar con medios que las apoyen, aparte de su juicio personal. No subestimo el valor de los conocimientos profesionales, la experiencia del oficio ni las habilidades y la formación práctica del diseñador. Sin embargo, creo que es importante por lo menos revisar que aún estamos lejos de haber desarrollado las formas óptimas de presentar un texto, y que éstas pueden haberse fundamentado en nociones erróneas sobre lo que los lectores leen más fácilmente.

Pregunta: En tu opinión, ¿qué contribución pueden hacer los juicios de los diseñadores para determinar qué es más legible?

En este texto, me voy a concentrar en la investigación empírica, que en general se refiere a estudios en que se prueban diferentes disposiciones tipográficas con un grupo de participantes. La mayor parte de la investigación se basa en la lectura de adultos, pero ocasionalmente describo algunos estudios que incluyen a niños, pues quizás se requiera que la tipografía sea diferente para atender al lector en desarrollo.

Resumen

Cuando se aplica a la lectura, la legibilidad se ha descrito de muchas maneras, y existen desacuerdos al respecto:

Si uno está informado de la investigación que se ha hecho sobre legibilidad –incluyendo por qué se ha hecho, cómo se ha hecho y cuáles han sido los resultados– uno se encuentra en condiciones de evaluar de qué manera influye en las propias reflexiones y en la práctica del diseño. Por lo tanto, te invito a continuar esta lectura.