Albarca es uno de los pueblos más concurridos de la zona norte del Priorat gracias a su ubicación estratégica. Es un pueblo de paso y encontramos un buen nombre de rutas para llevar a cabo caminando y con bicicleta. Está situado entre Prades, Ulldemolins, Siurana y Cornudella de Montsant y durante el invierno casi no hay habitantes, pero en verano el pueblo revive y vuelven las charlas a la fresca.

Desde tiempos bien antiguos, sus pobladores vieron un fuerte potencial debido a su posición tan ventajosa e idílica. Tres valles son las que vertebran la zona: el barranco de la Bova, que  lleva a Ulldemolins, el barranco de los Enllosats, situado al norte-oeste y que por lo tanto, lleva hacia Prades y el barranco de la Salanca, que se integra en el valle principal de toda la zona de Cornudella de Montsant. La situación no podría ser mejor.

El pueblo en sí, está situado en la carena que enlaza la Sierra del Montsant, la Sierra de la Llena y la Sierra de Prades, a unos 825 metros de altitud sobre el nivel del mar.

Su población, pero, no ha sido siempre tan migrada. El origen de Albarca es musulmán y, si nos fijamos bien, aún quedan algunos vestigios del poblamiento de épocas antiguas, por ejemplo las tumbas excavadas en la roca de la Parada de la Guineu, enclavadas en el que fue una pequeña población medieval. Más tarde, después de la reconquista cristiana, se desarrolló el núcleo más habitado juntamente con el castillo del año 1182, aunque hoy en día, quedan pocos restos visibles.

Con la guerra civil, muchos de los habitantes se fueron, y, aunque es una buena tierra para el cultivo de secano y el pastoreo, se dirigen en las grandes ciudades para sobrevivir de la post-guerra.

Albarca es un pueblo pequeño de la Sierra de Montsant. Su ubicación, sus vistas, su historia, lo hace un pueblo encantador y digno de ser visitado.

Texto: Àlida Guasch  ·  Fotos: Marc Vallverdú

 

Pin It on Pinterest