Cuando hablamos de religiones siempre pensamos en las tres monoteístas más importantes de estos últimos 2000 años: la religión cristiana, la religión judía y la religión islámica. Estas tres religiones tienen como centro a un dios todopoderoso, creador del universo, y que nos llega a tod@s a través de humanos «elegidos» como el Papa, los rabinos judíos o los imanes musulmanes, más allá de los religiosos locales. Sin embargo, ¿qué es el agnosticismo? ¿qué es el ateísmo? De las religiones, me centraré en la religión cristiana por ser la más cercana a mi realidad.

El agnosticismo del griego «a»-«gnosis» es el «no»-«conocimiento» y se define como el hecho de dudar de la existencia de cualquier dios y de las afirmaciones que realizan tanto l@s creyentes como l@s no creyetes. El ateísmo, en contra-posición a la creencia religiosa, asegura completamente la inexistencia de cualquier tipo de deidad superior.

El agnositicismo se caracteriza por su tendencia al escepticismo de creencias (y no creencias) que se aceptan sin reflexionar sobre lo que se cree. También tiende a la reflexión más que a la imposición de normas culturales que se heredan y se inculcan a las nuevas generaciones. Ha habido muchos filósofos religiosos y no religiosos que se han especializado en el estudio de la fe. El propio William L. Rowe, filósofo especialista en religión, afirma la incoherencia de justificar tajantemente creencias que carecen de las bases racionales necesarias, siendo éstas «sí existe al menos una deidad» o «no existe ninguna deidad». La palabra agnosticismo, fue adoptada y definida en 1869 por Thomas H. Huxley, biólogo británico del s.XIX. A pesar de ello, ya era asumida por muchos referentes anteriores, pero sin definirse propiamente dicho.

Hay muchas razones para pensar que en verdad no existe ningún dios. Resulta complicado pensar en un dios todopoderoso y bondadoso que permita la desigualdad, el hambre, las guerras, las enfermedades y la infelicidad en el mundo, a manos de personas como las que forman el Partido corruPPto Popular aquí, en España. Si en verdad existiese un dios, creador de todo lo que conocemos y desconocemos, que es en sí totalmente amor y compasivo, ¿no debería preocuparse por toda la parte de su creación que sufre tanto? Pero también hay un contrapunto que valorar. No recuerdo exactamente en que producción cinematográfica se mencionaba que «solo en el sufrimiento el ser humano encontraba su máxima virtud«. Por una parte está el hecho de la insensibilidad del dios si existiese y no hiciese nada para mejorar el mundo, pero en el sufrimiento y en la incomodidad encontramos nuestra virtud de cambio. También está la incoherencia de muchos grupos ultra-conservadores que justifican las penurias terrenales de los demás en su propio beneficio porque «purifican el alma», corrompiendo cualquier tipo de voto de pobreza.

El ateísmo sin embargo, se centra en el nihilismo de Nietzsche, en la negación rotunda y absoluta de la posibilidad de existencia de cualquier tipo de dios. Este dios no tendría porque estar sujeto a las reglas de las tres principales religiones mayoritarias, sino cualquiera de cualquier religión. Uno de los grandes problemas del ateísmo es que su creencia no acaba en ella, sino que al igual que los religiosos, existen estereotipos y prejuicios. Mientras que los religiosos tienen el estereotipo de conservadores, contrarios a la ciencia, y evangelistas LGTBfobos y racistas que acechan a cualquiera para «convertirles» a su secta (¡como si del juego del Age of Empires se tratase!), la palabra «ateísmo» también carga con un peso innecesario. Aunque la mayoría de las personas ateas sean personas perfectamente corrientes, el hecho de visibilizarse como ateos implica socialmente ser unos «quema-iglesias» y unos anti-tradicionalistas que intentarán demostrar a cualquiera la inexistencia de cualquier dios y la incoherencia de la existencia de la religión como dogma y fe. Por eso, vuelvo a llamar a la lucha contra los estereotipos, aunque también llamo a la lucha contra la discriminación religiosa, por supuesto.

Por motivos como éste yo soy anti-eclesial, que jamás significará ser anti-religioso. Cada cual que crea en lo que quiera según sus principios, pero el respeto a los derechos humanos es algo totalmente necesario sin excepción alguna. Y cuando digo derechos humanos digo multi-culturalidad anti-racismo, matrimonio igualitario anti-LGTBfobia, libertad e insumisión para la mujer contra el machismo… Por que por mucho que los «religiosos de a pie» no sigan estrictamente el estereotipo de la persona «religiosa», en España, toda la jerarquía eclesial junto a la conferencia episcopal y su gran peso PPolítico, son su cara más visible. En nuestro caso específicamente, la Iglesia contra cualquier tipo de principio de humildad y solidaridad, se unió al fascismo sin pensárselo dos veces por ser tradicionalista y por pura conveniencia. Si existiese realmente un dios, ¿permitiría que manchasen de sangre su nombre los fascistas que torturaban y asesinaban a los que no eran de «su bando» con impunidad? ¿permitiría que le representasen personas totalmente hipócritas que mancillan día a día todos los principios que según ellos, pertenecen a su dios?

Y tendré toda la razón del mundo de forma innegable cuando expreso que ellos son los primeros en crear las legiones de ateos. Y lo digo y lo repito porque las personas no blancas también pueden ser religiosas, las personas no heterosexuales y no cisexuales también pueden serlo, las mujeres también pueden serlo, y si por la religión fuese, aún permaneceríamos en el medievo. A pesar de ello, la religión no es negativa en su totalidad. Existen muchas misiones en países subdesarrollados y en desarrollo donde la Iglesia lleva a cabo proyectos positivos de desarrollo, y donde otras organizaciones abandonan, la iglesia permanece. En cualquier caso, todo lo bueno que hacen en el mundo JAMÁS justificará el racismo y la LGTBfobia propia de muchos religiosos. Si ellos predican que su dios ama incondicionalmente y que el ser humano fue creado a su imagen y semejanza, ser LGTB+ no es mayor diferencia como dos personas, una con ojos azules y otra con ojos verdes.

Aún queda mucho camino que recorrer. El aumento del agnosticismo y ateísmo es provocado como movimiento de secularización como rechazo a la ideología ultra-conservadora de religiosos como los que conforman la repugnante conferencia episcopal de la que se acaba de jubilar Rouco Varela. Por todo ello, creo que la posición más sabia es el agnosticismo, porque no hay prueba alguna de la existencia de dios pero tampoco hay prueba alguna de su inexistencia. Y aunque así lo pretendiesen hacer ver tod@s los religiosos a lo largo de los siglos, no somos nosotros los que luchamos contra ellos, pero cree el ladrón que todos son de su condición.