Hay barrios de nuestra ciudad que son prácticamente “rastrillados” por quienes se ocupan de robar en casas de familias y en comercios. Esa es la realidad que surge de las expresiones de gente que en su mayoría reconoce que no realiza ya denuncias porque están cansados de que nunca nadie recupera nada.

Y más allá del daño o perjuicio que para los damnificados implica que le ingresen a sus casas y se lleven diversos elementos, algunos de alto valor y otros no tanto, pero que representan pérdidas al fin, hay que hablar de lo que viene después.

Nos referimos a que hay gente que se ha contactado con LA PRENSA para hacer saber que sus casas fueron robadas en más de una oportunidad. Una vez la televisión y el celular, otra vez una bicicleta, a la siguiente la radio del auto, sin que las denuncias formuladas hayan tenido respuesta positiva.

VARILLAS Y PLANCHUELAS

Hasta que al final, no son pocos los vecinos, haciendo un sacrificio deciden tomar los recaudos del caso para que no les sigan robando.

Ello implica, por ejemplo, poner rejas en los lugares donde no las tenía antes o reforzar las que ya tenía porque fueron forzadas con facilidad mediante la utilización de diversas artimañas.

Ahora bien, cuando se habla de una reja más o menos reforzada, hay que hablar de la utilización de varillas de entre 14 y 16 milímetros de grosor. Estas tienen un costo de $ 290 cada una con 6 metros de de largo.

Para complementar la reja se necesita una planchuela que tiene un costo similar a las varillas si hablamos de las de una pulgada y media por 3 milímetros.

Una ventana de 2 metros necesita 3 de esas varillas y 2 planchuelas, por lo que hay que halar de una suma de $ 1.500 aproximadamente.

Pero falta la mano de obra que representa una cifra similar, por lo que solamente para cerrar un ventanal con rejas hay que hablar de $ 3.000, según la información recogida por LA PRENSA.

LAS REJAS Y SUS COSTOS

No es una suma que una familia de trabajadores esté siempre en condiciones de gastar, más allá de considerar que se habla de una sola de las aberturas exteriores que pueda tener una vivienda.

Claro que hay otras alternativas como la contratación de un servicio de alarmas cuyo costo es considerable, y si de perros hablamos, no faltan comentarios de damnificados que han sido robados aún teniendo en su casa guardianes de importantes dimensiones, por lo que las alternativas se agotan.

Lo cierto es que en la medida que en los barrios todas las mañanas se comentan nuevos casos de robos, incluso de no pocos frustrados cuando los ladrones son sorprendidos por los moradores, produciéndose incluso corridas por varias cuadras.

Y la desazón no puede ser mayor, según las experiencias que cuenta la gente, ya que las denuncias realizadas casi nunca terminan con la recuperación de los bienes sustraídos, lo que determina también que quienes denuncian sean los menos.