#11 / Mayo-Junio 2015

José Guimón

Propósitos y despropósitos de la desvergüenza

Los biólogos, desde la Antigüedad, señalaron que los animales carecen de pudor; son, de alguna manera, desvergonzados. Como la ansiedad, con la que está estrechamente emparentada, la vergüenza tiene sin duda bases biológicas precisas, aunque no bien estudiadas, cuyo desarreglo puede producir actitudes de desvergüenza. Se ha comprobado (Guimón, 2005) que las respuestas de temor van acompañadas de hiperactividad del sistema simpático pero que también actúa el sistema nervioso parasimpático, especialmente en situaciones de «choque», en las que el sujeto tiene la impresión de haber sido «cogido con las manos en la masa», en las que se produce a menudo enrojecimiento e inmovilidad, como en un deseo ambivalente de mostrarse por una parte y por otra de «ocultarse», de pasar desapercibido.

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