ALEGRANZA, PRIVADA, PARDELERA,…LA DESEADA

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Información EL PAÍS

¿Cómo una isla canaria puede ser privada? No me cabe en la cabeza, pero así es. Al parecer, los islotes de Alegranza, Montaña Clara e incluso Lobos, tienen dueño… y todavía hay quien se lamenta por no poder construir en ellos.

Manuel Jordán Martinón es copropietario de Alegranza, uno de los islotes del  Archipiélago Chinijo. Administrativamente pertenece al municipio de Teguise. Forma parte del Parque Natural del Archipiélago Chinijo y de la Reserva Integral de Los Islotes. Es la isla más septentrional de este pequeño archipiélago y de toda Canarias. Tiene una superficie de 10,30 km² y no está habitada. El faro de Punta Delgada, en la parte oriental del islote, fue declarado Bien de Interés Cultural el 20 de diciembre de 2002. El paisaje está caracterizado, desde el punto de vista geológico, por la presencia del gran edificio volcánico que constituye la Caldera de Alegranza, con un cráter de 1,1 km de diámetro y una altura de 289 metros. La abundancia de pesca permite que aniden muchas especies de aves. En Alegranza vive la pardela cenicienta, alcanzando la mayor densidad reproductora de Canarias y de España. En el islote también se hallan las últimas parejas de águila pescadora del archipiélago canario.

Pero vamos a lo que vamos. Según su dueño, su familia es propietaria de la isla desde 1940. La propiedad, según dice en un artículo de «Crónicas de Lanzarote», está debidamente inscrita en el Registro de la Propiedad desde que éste empezó a funcionar en Lanzarote. «Se recoge absolutamente todo, incluso la casa con el faro», dice Jordán. El Estado está interesado en adquirir todos los islotes canarios que a día de hoy, tienen dueño, pero Jordán dice: «No sé cómo hablan de que las conversaciones van estupendamente si nadie ha hablado conmigo y yo soy el portavoz de la familia». Cree que en el fondo el Ministerio de Medio Ambiente no está interesado en adquirir la Isla. No entiende cómo en un Estado de Derecho se puede expropiar por expropiar sin considerar la opinión de los legítimos propietarios. Insta a la autoridad competente a que pague a él y sus hermanos las más de 1.300 hectáreas de la Isla. Jordán y su familia optaron por llevar el caso a los tribunales de Justicia y para ello han interpuesto un contencioso administrativo.

imagesCA1VS7HHEn los años cincuenta, un alemán estuvo interesado en la compra de Alegranza pero finalmente la transacción no se hizo porque el comprador tenía que depositar un abono de seis millones de pesetas y sólo ingresó en el banco seiscientas mil pesetas.

Pero lo que verdaderamente Jordán lamenta es no poder construir en la isla. Comenta que en La Graciosa había unas cien casas y 500 habitantes hace unos años, ahora hay más de 600 y numerosos apartamentos de explotación turística. Considerando este aspecto, entiende que si La Graciosa tiene 28 kilómetros cuadrados, con unos 300.000 metros urbanos, y Alegranza tiene 13 o 14 kilómetros cuadrados, «pues que me dejen la mitad y yo lo vendería o lo urbanizaría». Siente que hay un agravio comparativo entre el crecimiento de La Graciosa y las limitaciones a la explotación de Alegranza. Jordán es partidario de regularizar la caza de pardelas para que la gente no pierda su cultura.

La familia Jordán Martinón está documentándose al máximo para defender sus intereses. Están en su derecho pero yo creo que este espacio debe conservarse intacto y sólo cabe una salida: que el Estado pague lo que tenga que pagar por él y garantice la conservación y protección de este entorno natural único en el mundo.pano

EL CABILDO APRUEBA LAS OBRAS DE REHABILITACIÓN DE LA ÚNICA CASA DE ALEGRANZA

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El Consejo de Gobierno del Cabildo de Lanzarote aprobó el pasado 31 de octubre otorgar la calificación territorial para que se puedan llevar a cabo las obras de rehabilitación de la única casa de Alegranza, la que se encuentra en El Veril, que es propiedad de la familia Jordán.

El permiso se solicitó en abril de 2010 aunque antes ya se habían ejecutado obras sin permiso y por este motivo la Agencia de Protección del Medio Urbano y Natural (Apmun) puso una denuncia en el año 2009 y abrió un expediente.

Tras la solicitud, en  julio de 2010 el viceconsejero de ordenación territorial del Gobierno de Canarias da su visto bueno condicionado a la obtención del resto de permisos. El Cabildo, por su parte, pidió un informe interno por si los trabajos pudieran dañar valores en el Parque Natural del Archipiélago chinijo, así como un estudio básico de impacto ambiental y un informe del departamento de Patrimonio.

La casa-cortijo, que ocupó en su época el medianero del islote, constaba de dos edificaciones principales, unos corrales para ganado, dos aljibes y una presa, entre otros elementos.

Según este último informe había valores patrimoniales que desaparecieron por las obras que se comenzaron en 2009.

Patrimonio destaca el valor “simbólico, arquitectónico, estético, económico e informativo” de esa construcción, que la considera “paradigma de una época” y un símbolo del Archipiélago chinijo por ser la única casa, sin contar la vivienda alojada dentro del faro de Punta Delgada. También asegura que tenía valores patrimoniales relevantes merecedores de que se incoara un expediente para declararla Bien de Interés Cultural.

Como consecuencia de las obras realizadas se han hecho desaparecer esos valores, entre otras cosas porque se han sustituido materiales tradicionales como piedra y madera por parqué, aluminio o plástico. Dicen que algunos de esos valores, sobre todo los de naturaleza arquitectónica o etnográfica, han quedado diezmados o arruinados y que solo son recuperables con una intervención laboriosa.

El Cabildo reconoce que algunas de las obras que se pretenden llevar a cabo “ya están ejecutadas por lo que se trata de legalización de obras de rehabilitación” y considera que los valores sí son recuperables con un estricto trabajo de rehabilitación y reponiendo la planta original del inmueble, así que da el permiso para las obras con varias condiciones, que se resumen en mantener los materiales antiguos, la tipología y la estética propias de la casa.

Los propietarios deberán corregir el cambio de volumen de la edificación, tanto en altura como en nuevas dependencias, recuperar las dependencias exteriores con las mismas condiciones originales que había, así como dos de las habitaciones que formaban parte de la planta original, reponer los huecos con piedra, mortero a laca o madera, cubrir el patio interior, retirar los materiales no tradicionales, recuperar los jardines y el banco y demoler el exceso de superficie.

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