ABORRECER EL MAL

“Absteneos de toda especie de mal” (1 Tesalonicenses 5:22)


Los que amáis a Jehová, aborreced el mal (Salmos 97:2)

Aborreced el mal, y amad el bien (Amós 5:15)

Las directivas de Dios en cuanto al mal, no son solamente que nos abstengamos de hacerlo, sino que lo aborrezcamos. El aborrecer el mal, da una fuerza particular. Quien se abstiene de hacer algo, solamente porque está prohibido, es como quien  camina sobre una cornisa. En cualquier momento podría caer. Quien aborrece aquello que está prohibido, puede caminar con mayor firmeza.

Salomón,  no creció como su padre, apacentando ovejas en el desierto. Él, fue un varón delicado, criado en el palacio. Él nunca aborreció la poligamia, pues era algo natural en la corte de los reyes, e inclusive en su familia y en su vejez, las mujeres terminaron desviando su corazón.

Lot habitó en las ciudades de la llanura, y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma. Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera. (Génesis 13:12,13) Él, no aborreció el mal de Sodoma, tampoco sus hijas; las cuales cometieron un pecado terrible de incesto (Génesis 19:33)

Es difícil repudiar algo que no aborrecemos. ¿Cómo decirles a nuestros hijos que no hagan cosas, que sin darnos cuenta, le presentamos como naturales,  sin enseñarles a aborrecerlas?

Recordemos: La naturaleza divina aborrece el mal. La carne, por el contrario, encuentra en el mal un atractivo particular.


Pensamientos para reflexionar

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