2º Pascua: "Si no veo... no lo creo"

16 Abril 2023

Si no veo... no lo creo. Seguro que te habrás encontrado en más de una ocasión con un amigo o conocido que dice no creer en Dios porque no lo ha visto, porque no se puede demostrar... Es la razón más fácil para desentenderse y evidentemente tu misión no es hacer una cruzada para que la otra persona crea. 

¿Crees en el amor de tus padres? ¿Crees en el amor de tus hijos? ¿Crees en el amor de tu pareja? Y aunque no esté presente físicamente contigo, sigues contando con ese amor que te impulsa, que te renueva, que te da sentido. Pues esta reacción (¿física?) es la que se produce dentro del cristiano cuando nos dejamos tocar por Jesús, cuando dejamos que entre en nuestra vida, cuando confiamos en Él. Creer en Él es lo que me hace seguir caminando, luchando, trabajando... Es cierto que a veces cuesta reconocerlo. Pero, ¿alguien dijo alguna vez que esto fuera fácil? ¿Alguna de las cosas más decisivas de nuestras vidas lo han sido? 

Ahora, pregúntate: ¿Qué produce en ti creer en Jesús? 

 

Lectura del santo evangelio según Juan 20,19-31

A los ocho días, llegó Jesús

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: "Paz a vosotros." Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo." Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos."

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor." Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo."

A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomas con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: "Paz a vosotros." Luego dijo a Tomás: "Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente." Contestó Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús le dijo: "¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto."

Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.