Nuestras palabras de la A a la Z. (1), por José Muñoz Torres

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La forma de hablar, la forma de decir una palabra, el sentido peculiar que se le da a otra, los «dejes», … son notas diferenciadoras de unos pueblos con otros. Exclamaciones sin significado concreto pueden convertirse en marca identificadora de una localidad. Es el caso , por ejemplo, de Herencia, cuyo » Iaaa», –más o menos alargado-,  es bandera de herencianismo o la utilización abusiva y alterada de superlativos –muchismo, buenismo, riquismo- nos descubre con facilidad a los habitantes de Manzanares; expresiones tan contradictorias como: ¡Ay que pena... lo bien que lo estamos pasando» , nos define una forma concreta de hablar de los vecinos de Alcázar. Estas notas diferenciadoras, son ejemplos patentes de una forma de hablar que forma parte de un acervo  cultural valorado con orgullo patrio, -de patria chica-, siendo conscientes de que quienes nos oigan van a identificar nuestro lugar de nacimiento, dentro de un ámbito comarcal o provincial.

Por otro lado no podemos olvidar que toda palabra es una forma viva que nace -por una necesidad-, crece -al mismo tiempo que la necesidad- y desaparece… cuando desaparece la necesidad. De ahí la riqueza de un idioma, la pluralidad del mismo o la distinta acepción que podamos darle en un lugar u otro.

Las palabras que vamos a ir sacando -al fresco del atardecer o al calor del brasero-, son ya palabras históricas que forman parte de nuestra cultura y que cada vez recuerdan menos personas pero que, de alguna forma u otra, deberán quedar recogidas aunque solo sea en recuerdo de quienes las utilizaron y de los que las sufrieron. Algunas permanecen con acepciones despectivas, cuando en su momento servían para denominar a un trabajo u oficio honrado como puede ser la palabra «gañán»;  otras permanecen con su significado claro y conscientemente erróneo -como señal de identidad- como es el caso de la palabra cohete que en Villarta sigue llamándose «cobete» , y así lo deberá manifestar el que, en los días de Paces, quiera vivir plenamente como villartero.

Estas son algunas de esas palabras:

A las ancas: Dicho por una persona, refiriéndose al que apoya con firmeza lo dicho por otro.

A meses: Se aplica al caso en que los padres -ya mayores- viven en casa de los hijos de forma rotatoria y por plazos determinados.

A pasicos: Muy despacio, con mucho cuidado.

A rebato, tocar a: Toque de campanas avisando de un incendio o catástrofe.

A ventregás:  Comer mucho, de tarde en tarde, de forma descontrolada.

Abasurar: Abonar, generalmente viñas o huertas, con basura formada por los excrementos de caballerías u otros animales.

Ablentado En vez de aventado ): Se dice de la persona inquieta en un momento determinado.

 Ablentadora ( En vez de aventadora): Máquina que se utilizaba para separar el grano de la paja.

Ablentar (En vez de aventar): Separar el grano de la paja, bien de forma manual o mecánica por medio de la aventadora.

Abocicar: Acercar la boca a un recipiente sin moverlo.

Abombao: Atontado, aturdido, despistado.

Abrego: Viento del sur.

Abriguar ( En vez de averiguar): Querer enterarse de algo.

Abriguaor/a: Persona que quiere enterarse de todo. Cotilla.

Acabóse, El: Aplicado a algún hecho extraordinario, el no va mas. (Esto va a ser el acabóse).

Acelerao: Se aplica a la persona que, por algún motivo, se excita o se pone nervioso.

Acérrimo: Partidario exagerado de algo o de alguien (Es un acérrimo del fútbol)

Acial: Instrumento que se les ponía a las caballerías mientras las herraban. Por extensión también a las personas nerviosas (Te voy a echar el acial).

Acicalarse: Arreglarse.

Adormijao: Estar medio dormido. Se aplica a personas que no prestan atención.

Agonías: Persona pesimista, que  ve solo lo negativo.

Aguacil ( En vez de alguacil): Empleado del Ayuntamiento que leía los bandos o las órdenes del Alcalde.

Aguaeras: Utensilio, generalmente de esparto, que se colocaba sobre los asnos, con un compartimento a cada lado, para transportar cosas.

Agüecar: Dejar sitio. Se utilizaba para ordenar levantarse o irse (agüeca de la silla).

Aguilí: Aquello que se ofrece como un aliciente para conseguir algo, especialmente de los niños.

Aguzar: Acción que realizaban los herreros para afilar las rejas de los arados.

Aína: Adverbio de cantidad. Equivalente a casi, por poco.

Al retrotero: Tener todo en desorden.

Albarcas ( En vez de abarcas): Calzado que solo cubría la planta del pie. Utilizado por gañanes y jornaleros.

Albarda: Aparejo de esparto, forrado en su parte interna de lienzo que se ponía sobre los lomos de las caballerías para evitárles el roce de otros aparejos.

Alcagüeta: Se aplica generalmente  a la persona entrometida y chismosa.

Alcagüete (Por cacahuete): Fruto seco de consumo muy generalizado.

Alcoba: En sentido estricto se refería al dormitorio principal.Se hacía extensible a los muebles. Era una costumbre muy común la de ir los novios, antes de la boda, junto a sus familiares a «elegir o comprar la alcoba».

Alforja: Pieza larga de tela con dos bolsas, una a cada lado, que puesta sobre los hombros servía para llevar los alimentos u otros efectos, al trabajo del campo.

Almagra: Pintura de colo rojo que se usaba para pintar los rodapiés de bodegas, puertas y ventanas de las  mismas. Aún se conserva en la bodega de Cesáreo Isla.

Almendrao: Pasta típica de almendras, elaborada tradicionalmente por la familia Ceca (Palote). En la parte superior lleva incrustada una almendra.

Almidez ( Por Almirez): Utensilio de cocina. Mortero de bronce o madera utilizado para machacar especies o condimentos. Por extensión se denomina al conjunto, mortero y mazo, como mano de la almidez.

Ancá o encá: Contracción para sustituir la frase en casa –encá-. » estoy trabajando enca Alfonso».

Andulear: Andar o pasear mucho sin ton ni son.

Año y vez: Expresión utilizada para distinguir las tierras de secano que tenían un año de cosecha y otro ( o varios) de descanso o barbecho.

Apañao: Se aplica a la persona hábil o «manitas».  También se aplica para dar a entender que alguien está equivocado al confiar en lo que va a hacer una persona ( Estás apañao si piensas que voy a ir).

Apañar: Arreglar o asear algo (apañar la casa, apañar la bicicleta, ..).

Aparejar: Poner los arreos a las caballerías.

Apechuscar: Cargar con algo. Hacerse responsable de algo.

Apretura, dar una: Urgencia de una persona para «hacer sus necesidades» .

Argotero: Callejero. Persona a la que le gusta estar en la calle.

Arnero: Utensilio para limpiar el grano (cerner el grano).

Arrechucho: Malestar que se produce de pronto.

Arregostao: Tomarle gusto a una cosa. o a una postura física: tumbado, agostado.

Arrejuntaos: Se aplicaba a la pareja que vivía junta sin estar casados.

Arriscao: Se aplica a la  persona animosa, ágil y de buen porte.

Arroba: Medida de peso equivalente a 11 kgs. y 505 gramos. Medida de capacidad equivalente a 16 litros. Se aplicaba a la capacidad total de una bodega: «caben unas 6000 arrobas».

Arrope: Dulce elaborado a base de mosto cocido con calabaza o alguna fruta.

Asaúra: ( Por asadura): hígado y bofes de un animal. Echar la asadura: sinónimo de vomitar.

Atontolinao: Dícese de la persona tonta o aturdida.

Ausionero: Dícese de la persona que se queja por cualquier cosa o exagera en demasía un dolor.

Aviar: Hacer alguna cosa (aviar la comida), limpiar (aviar la casa). Meter prisa para algo (vamos aviando).

Avión a chorro: Denominación que se les daba a los primeros reactores.

Azufrar: Acción de quemar barras de azufre en la tinaja antes de echarle mosto.

…………………(Continuará)

En otro momento seguiremos con la B, que ya es tarde y en el poyete está refrescando.

Para saber más:

www. elbienhablao.es

MUÑOZ TORRES, JOSE: Una historia, un pueblo: Villaharta de la Orden de San Juan


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