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Avanzamos en la transformación

Amlo Supervisaavancesdel Aeropuertode Tulum

Elpresidente Andrés Manuel López Obrador supervisó este sábado los avances del Aeropuerto Internacional de Tulum “Felipe Carrillo Puerto”, obra incluida dentro de su nuevo decreto en el que clasifica al Tren Maya, el Tren Interoceánico, además de los Aeropuertos de Palenque y Chetumal como de seguridad nacional e interés público.

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En su segundo día de gira de trabajo por Quintana Roo, el jefe del Ejecutivo federal es acompañado en esta revisión del proyecto aeroportuario por la gobernadora Mara Lezama (Morena), quien detalló que también conversó con el mandatario federal sobre los proyectos que buscan detonar junto a esta magna obra el desarrollo y bienestar de los sectores más necesitados al sur del estado.

“Hoy comenzamos con el presidente Andrés Manuel López Obrador la supervisión de avances en el aeropuerto Felipe Carrillo Puerto. También hablamos sobre los proyectos que vamos a detonar aledañamente a esta magna obra para potencializar el desarrollo y bienestar de quienes más nos necesitan en el sur de Quintana Roo”, escribió la gobernadora en la red social.

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“Padre, dime qué le han hecho al bosque, que no hay árboles. En invierno no tendremos fuego, ni en verano sitio donde resguardarnos. Padre, que el bosque ya no es el bosque.”

(Joan Manuel Serrat)

Participación especial de Jorge Quiroz

Casanova

América Latina, excluyendo los países insulares del Caribe, incluye 906 millones de hectáreas de bosque, equivalente al 24% de la cubierta forestal mundial total. Alrededor del 46% de la superficie terrestre de América Latina es bosque. Esta región experimentó una pérdida anual promedio de este bosque de 3.5 millones de hectáreas o una tasa de deforestación promedio a nivel de país de 0.59% cada año desde 2015 hasta 2019. Estos hechos fundamentales por sí solos, justifican nuestra atención. La preocupación mundial por el cambio climático y el papel de la silvicultura en su mitigación refuerzan nuestro interés, al igual que el reconocimiento de las implicaciones de la pérdida de otros servicios ambientales basados en los bosques, como la valiosa biodiversidad que albergan los bosques húmedos tropicales remanentes de América Latina.

Una parte de la pérdida de bosques naturales primarios ha sido parcialmente compensada por la recuperación del área forestal; en concreto, en el período 20002012 se ha registrado una pérdida de 230 millones de hectáreas de bosque junto con una ganancia de 80 millones de hectáreas. Los beneficios climáticos de los bosques de la zona son significativos porque eliminan una gran cantidad de dióxido de carbono de la atmósfera. Desafortunadamente, estudios recientes revelan que, como resultado del calentamiento global, la quema de biomasa y el cambio de uso de suelo, la región ha reducido su captación total. La disminución en la captación de dióxido de carbono se traduce directamente en su acumulación, y al ser un gas de efecto invernadero, su acumulación deriva en una intensificación del calentamiento global y un posterior cambio climático, distinto para cada zona.

Explicando la deforestación del terreno, durante los últimos 60 años América Latina y el Caribe se ha convertido en un centro importante en el mercado mundial de la madera. Actualmente, la región produce alrededor de 240 millones de metros cúbicos (m 3 ) de los 1907 millones de m 3 de productos madereros industriales totales del mundo, en 880 millones de hectáreas de tierras forestales (FAOSTAT). Estos bosques generan alrededor de $23 mil millones de dólares por año en rentas forestales, lo que equivale al 0.4% del PIB total de la región. La producción industrial de madera ha aumentado del 3% de la producción mundial total en la década de 1960 a casi el 13% en 2017. El futuro del sector forestal depende de muchos factores, incluida la demanda proyectada y los cambios en las preferencias por los productos madereros, la competencia con otras regiones y las políticas locales sobre manejo forestal. Si bien este papel protagónico de América Latina y el Caribe en el mercado maderero representa un pilar para muchas economías de la zona, no hay ninguna certeza de que pueda mantenerse este rol mientras fluctúen factores decisivos para el funcionamiento de los bosques. El cambio climático afectará directamente los recursos forestales a través de cambios en la captación de carbono, cambios en la temperatura y la precipitación que probablemente influyan en el crecimiento de los árboles. De igual manera, la muerte regresiva de los bosques por incendios o invasiones de plagas y el deterioro de las tierras forestales también suponen cambios en la dinámica de los ecosistemas. El análisis de todos estos efectos requiere resultados proyectados de modelos dinámicos de vegetación integrados en un modelo económico de bosques.

En general, estudios han encontrado que el cambio climático tiene efectos positivos netos en el suministro regional de madera. Por ejemplo, en el sureste de los EE. UU., se proyecta que el suministro de madera aumente en un promedio de 7.5 m 3 /ha para todos los escenarios climáticos probados. Todos los estudios encontraron que el cambio climático aumentará en general la producción de madera en los próximos 20 a 30 años.

No obstante, al centrarse sólo en los impactos regionales, estos estudios no brindan una evaluación integral de los efectos del cambio climático, pues ignoran los efectos del clima en los bosques de otras regiones y las consecuencias correspondientes en el mercado internacional de la madera y las decisiones de gestión específicas de la región.

En México las causas de la deforestación son múltiples y complejas. Destacan la expansión agrícola, la ganadería extensiva, la tala ilegal, la construcción de infraestructuras, como carreteras y proyectos de desarrollo, y la explotación forestal no sostenible. Además, factores como la pobreza, la falta de gobernanza ambiental y los conflictos sociales también se correlacionan con la deforestación.

El gobierno mexicano ha implementado diversas acciones y políticas para hacer frente a la deforestación. Se han establecido áreas naturales protegidas y se promueve la conservación y restauración de los bosques. También se han implementado programas de pago por servicios ambientales y se han fortalecido las políticas para combatir la tala ilegal. Sin embargo, persisten desafíos en la implementación efectiva de estas medidas y en la coordinación entre los diferentes actores involucrados. Se requiere de un enfoque integral que incluya el involucramiento de las comunidades locales, no únicamente por un pago, sino por la conciencia de su importancia.

Editor: BerthaHerrera

Coeditorgráfico:

J.Isidro