Encontrando la mejor manera de adorar a Dios

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“Adorad a DIOs en la hermosura de la santidad�


No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento (Romanos 2:1-2) l significado de la palabra, proviene del griego (proskuneo) traducida más a menudo como “adoración”, “postrarse delante” o “arrodillarse delante.” La adoración es una actitud del Espíritu, debido a que es una acción interna e individual. Cuando los cristianos se reúnen, el énfasis debe estar en adorar al Señor de forma personal, es decir cada participante debe estar consciente de que está adorando en un plano individual y privado, enfocánsode sólo en Dios. La naturaleza de la adoración cristiana es de adentro hacia afuera, y tiene dos cualidades igualmente importantes. Debemos adorar “en espíritu y en verdad” (Juan 4:23-24). Adorar en espíritu no tiene nada que ver

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con nuestra postura física. Tiene que ver con lo más hondo de nuestro ser y requiere varias cosas. Primero, debemos nacer de nuevo, sin el Espíritu Santo habitando dentro de nosotros, no podemos responder a Dios en adoración, porque no lo conocemos. 1 Corintios 2:11 muestra que ”Nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios” El Espíritu Santo dentro de nosotros es quien vigoriza la adoración, porque en esencia está glorificándose a sí mismo, y toda verdadera adoración glorifica a Dios. En segundo lugar, adorar en el Espíritu requiere de una mente centrada en Dios y renovada por la verdad. Pablo nos exhorta a presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, que es nuestro culto racional. Sólo cuando nuestras mentes dejan de estar centradas en las cosas materiales podemos adorar en el espíritu.


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y los sacrificios de Dios. “El espíritu quebrantado; el corazón contrito y humillado” (Salmo 51:17)”. La alabanza y la adoración a Dios no pueden provenir de corazones llenos de pecados inconfesos. La segunda cualidad de la adoración verdadera es que es hecha “en verdad”. Toda adoración es una respuesta a la verdad, ¿y qué mejor medidor de la verdad que la Palabra de Dios? Jesús le dijo a Su Padre: “Tu palabra es verdad” (Juan 17:17). El Salmo 119 dice: “Tu ley es verdad” y “Tu palabra es verdad” .

n tercer lugar, sólo podemos adorar en el espíritu si tenemos un corazón puro, abierto y arrepentido. Cuando el corazón del Rey David estaba lleno de culpa por su pecado con Betsabé (2 Samuel 11), se dio cuenta de que no podía adorar. Sentía que Dios estaba lejos de él, y “gemía todo el día,” sintiendo que la mano de Dios se agravaba sobre él (Salmo 32:3, 4). Pero cuando confesó su pecado, la comunión con Dios fue restaurada y le brotaban la adoración

El único sitio donde esto se ha revelado enteramente es en la Biblia. La adoración es una expresión de alabanza desde lo más hondo de nuestros corazones a un Dios que es comprendido a través de Su Palabra.

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Se trata de una habilidad espiritual. La habilidad reside no sólo en tocar el instrumento sino también en la interpretación. Llamamos a esto “tocar en el espíritu”.

Muchas veces el Espíritu Santo nos inspirará para que nos pongamos de pie delante del Señor como un acto de adoración y reverencia.

A menudo cuando las personas se sienten arrobadas por la sensación de la presencia gloriosa de Dios, caen de rodillas espontáneamente delante de Él.


Es el clamor y el anhelo constante del corazón de vivir rendido y de rodillas ante Dios. Pues es la más excelente ofrenda que podemos darle a Él. Salmos 51:17

Caer delante de Dios con el rostro en tierra o tenderse frente a Él, es una señal de reverencia. Es la manera de humillarse ante el Altísimo. Salmos 99:5


Deja que mi corazón cante, Tú eres

Deja que mi vida brinde una alabanza

Al único que lo merece, Toda la Gloria sea a tu nomb


s Santo

a ETERNA

bre”


sas de Dios; Dios siempre debe estar en nuestra mente, y todo lo que hacemos debe hacerse con referencia a Él (Colosenses 3:17; 1 Corintios 10:31). Es interesante que la palabra griega para “adoración” en Romanos 12:1 puede significar también

i no tenemos la verdad de la Biblia, no conocemos a Dios y no podemos adorar verdaderamente. La verdadera adoración a Dios es el deseo de continuar aumentando nuestro conocimiento de Dios. ¡Cómo he-

mos perdido ese deseo en estos días!. Tenemos que llenar nuestras mentes constantemente con las co-

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“servicio”. Entonces, nuestra vida cotidiana también puede considerarse adoración. Al tener un encuentro en adoración con el Señor palpamos su cercanía y amor a través de un lazo indescriptible de comunión, amor y deleite de nuestro espíritu con Su persona. Lo más importante es que adoremos a Dios siempre en espíritu (en nuestros corazo-

nes) y en verdad (en nuestras mentes). La adoración es el momento en que nos acercamos al Señor. Estamos aprendiendo que la adoración antes de ser un simple entretenimiento es una herramienta de gran poder espiritual que nos permite disfrutar a nuestro Padre Celestial.


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SI YA TE HABÍA SURGIDO LA DUDA DE CÓMO LLEGAR A SER UNO, A CONTINUACIÓN SE MOSTRARÁN A DETALLE QUE CARACTERÍSITCAS PRINCIPALES DEBE TENER.

bediencia (1 SAMUEL 15:22-23) “La Palabra nos enseña que es lo único que agrada a Dios”. El primer paso hacia la obediencia es comprometernos a obedecer a Dios. Josué dijo: “Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad; pero yo y mi casa, serviremos a Dios” (Josué 24.14-15) Una decisión consciente de obedecer lleva al sometimiento. “Os ruego que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.” (Romanos 12:1). La segunda etapa es la disciplina, porque la obediencia es progresiva y conduce al crecimiento, al vivir bajo la luz que hemos recibido. Se trata de un proceso de aprendizaje.

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“Jesús aunque era Hijo por lo que padeció, aprendió la obediencia” (Hebreos 5:8). Conforme maduramos en Cristo y el conocimiento de Su Palabra, Dios espera de nosotros una obediencia cada vez más profunda. Al entender las nuevas exigencias, debemos responder de modo inmediato e irrevocable, con el fin de que el Señor pueda revelarnos niveles todavía más profundos de Su voluntad para nuestra vida. Quiere que estemos siempre “llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10:5). Un cristiano obediente tiene una mente por la cual Cristo piensa, una vida por la cual Cristo se manifiesta, una voz por la cual Cristo habla, dos manos por las cuales Cristo ayuda. Y todo esto vendrá acompañado de abundante bendición y prosperidad en nuestras vidas según el propósito de Dios para cada uno de nosotros.

(1 DE CRONICAS 15:2) “Necesitamos lealtad en el ministerio, estar unidos en espíritu para poder juntos, unánimes, cumplir con los planes de Dios, para su iglesia”. LEALTAD, es fidelidad al compromiso de defender lo que creemos y a quien le creemos, en los buenos y en los malos momentos. Es un término estrechamente relacionado con el de fidelidad. Para dar este efecto nosotros debemos ser leales al Señor, los líderes empiezan y


terminan sus actividades, tareas y situaciones con sus grupos, estos son efectivos con todo lo que realizan porque demuestran compromisos con sus gentes y hermanos para trabajar con ellos buscando intencionalmente el amor, la esperanza y la unidad.

La fidelidad está ligada a la fe, ésta consiste en la confianza depositad en Dios. La fe exige una respuesta convencida y estable a la que llamamos precisamente fidelidad. Dios es el primero que es fiel. Su amor no es voluble, es para siempre. “Él es siempre fiel”.

amor. “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:45)

El servicio agradable a Dios debe ser: Voluntario (Deutoronomio 28:47), Generoso es decir sin reservas, Alegre y Abundante para el Señor (Colosenses 3:23).

(MARCOS 10:36-37) “La palabra siervo proviene del verbo servicio, no es un sujeto como lo conocemos sino una acción, y en realidad no existen títulos o posiciones.” Un verdadero siervo es aquel que cumple la voluntad de Dios, los proyectos o los planes que Él quiere que llevemos a cabo. Jesús era hombre de acción y no sólo de palabras, pues lavó los pies de sus discípulos, sanó enfermos, atendió al necesitado. Y se despojó de Su Gloria con el propósito, de tomar la forma de siervo y mostrarnos su Encontrando la mejor manera de adorar a Dios

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La adoración nos ayuda a mantener nuestra mente concentrada en Dios. “Cuando nuestros pensamientos permanecen firmes en la Palabra de Dios podemos vencer todo dardo de fuego y Dios nos guarda en completa paz”.

Dios nos inunda con lluvia de bendiciones tanto y como nosotros le alabamos y adoremos. Dios nos bendice abundantemente con su poderosa presencia tanto como le alabemos y adoremos.

Dios promete estar presente con todo su poder, cuando su pueblo le alaba y le adora. Dios libera todo su poder a nuestro favor cuando le alabamos y le adoramos, porque Dios habita en medio de un pueblo que sabe alabarle y adorarle en espíritu y en verdad.

El mayor beneficio y bendición que podemos obtener por alabar y adorar a Dios es el privilegio de poder disfrutar de Su Presencia. Podemos entrar automáticamente en Su Presencia cuando lo alabamos y adoramos con un corazón agradecido, porque la alabanza y la adoración son la respuesta directa de un corazón agradecido con el Señor y Dios nunca rechaza un corazón contrito y humillado.


Cuando adoramos al Señor automáticamente quitamos nuestros ojos de nosotros mismos, para enfocarnos en Él. “Al adorar al Señor Jesucristo estamos reconociendo su Señorío y su derecho de gobernarnos. La adoración nos ayuda a humillarnos delante del Dios Todopoderoso.”

“La adoración es el lenguaje del Reino de Dios, es el lenguaje de la fe”. Cuando adoramos al Señor en voz audible dándole gracias a Dios por sus promesas, nosotros mismos somos edificados y nuestra fe se fortalece, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios en nuestra alabanza y adoración.

La adoración nos ayuda a mantener una relación íntima de amor con nuestro Padre Celestial. Dios anhela tener comunión con su Iglesia la cual somos todos los redimidos con su sangre. Porque Jesucristo nos ha amado hasta la muerte, nosotros le adoramos desde ahora y por la eternidad. Dios nos esta llamando a desarrollar una relación íntima de amor con él en alabanza y adoración.


Te alabaré, oh Dios, con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas, me alegraré y me regocijaré en ti”. Diseño por: Paola Mercado M.


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