Memorias 8

Page 1


Actas del Congreso

El Mensaje de Maltravieso 50 aテアos despuテゥs (1956-2006)

8

Primitivo Javier Sanabria Marcos (Editor)

Consejerテュa de Cultura y Turismo MUSEO DE Cテ,ERES


Consejería de Cultura y Turismo MUSEO DE CÁCERES Primera Edición, diciembre 2008 de los textos: los autores de esta edición: Consejería de Cultura y Turismo

Foto portada: I.S.B.N.: 978-84-9852-151-1 Depósito Legal: CC-278-2009 Imprime: Copegraf, S.L. · Cáceres


Actas del Congreso

El Mensaje de Maltravieso 50 años después (1956-2006)

8

Primitivo Javier Sanabria Marcos (Editor)

Alfonso Callejo Carbajo, Hipólito Collado Giraldo, Rodrigo de Balbín Behrmann, Sergio Ripoll López, Javier Ruiz García, Nova Barrero Martín, Abel Morcillo León, Luna Peña García, Antoni Canals i Salomó, M. Mosquera, Eva Mancha Flores, Antonio J. Rodríguez-Hidalgo, Laura Muñoz Encinar, Luiz Oosterbeek, JoséAntonio Lasheras Corruchaga, Ramón Montes Barquín, Emilio Muñoz Fernández, Enrique Cerrillo Cuenca,Antonio González Cordero, Francisco Javier Heras Mora, Isabel Sauceda Pizarro, Eudald Carbonell (Textos)



Prólogo

E

n 1956 el conservador del Museo de Cáceres, Carlos Callejo, descubrió el magnífico conjunto de arte rupestre de la cueva de Maltravieso, un extraordinario caso de estación paleolítica situada en un casco urbano, el de Cáceres. Desde aquel primer momento, la cueva tuvo en Callejo su principal defensor, y en el Museo cacereño su más importante soporte institucional y práctico. Desde su cargo en el museo, Callejo puso todo el empeño en salvar la cueva y sus pinturas de las amenazas a que estuvo expuesta en aquellos primeros años a causa del desarrollo de la ciudad. Una vez que la Junta de Extremadura asumió las competencias en materia cultural, Maltravieso se convirtió en una preocupación central para la Consejería de Cultura y Turismo, que se propuso desarrollar actuaciones destinadas primeramente a la conservación del yacimiento, garantizando el control de las visitas y reduciendo éstas a los niveles que la cueva puede soportar. Pero no olvidamos otras facetas también importantes como la investigación y la difusión; por ello desde 1995 se desarrolló en colaboración con la UNED un programa de investigación exhaustivo que permitió actualizar el inventario de paneles decorados y descubrir otros que hasta entonces se desconocían, y desde 2001 se ha venido apoyando el trabajo desarrollado por el equipo del Proyecto Primeros Pobladores de Extremadura para identificar la huella de la presencia humana en una etapa muy anterior a las pinturas, que nos retrotrae el Pleistoceno Medio. No se ha abandonado tampoco la difusión, puesto que consideramos imprescindible transmitir a la sociedad los resultados de esos importantes trabajos de investigación que le permitan conocer más sobre nuestros ancestros más remotos. Por ello, en 1999 se abrió al público el Centro de Interpretación de la Cueva de Maltravieso, gracias a un convenio firmado por la Consejería de Cultura y Turismo y el Excmo. Ayuntamiento de Cáceres, centro que está siendo remozado para adecuar la información transmitida a los más recientes descubrimientos sobre el verdadero valor de la cavidad. En esa misma línea de actuación el Museo de Cáceres, que nunca abandonó su tutela de la cueva, organizó en Noviembre de 2006 el Congreso «El mensaje de Maltravieso, 50 años después», para celebrar el cincuentenario del descubrimiento de las pinturas; en él, se trató de reunir a los principales expertos y equipos investigadores no sólo sobre la cueva cacereña, sino en general sobre el arte paleolítico del interior peninsular, así como profesionales que han estado o están ligados a la historia del yacimiento y del Centro de Interpretación; el resultado de todas aquellas aportaciones es el contenido de la publicación que ahora tenemos la satisfacción de presentar. En este volumen se recogen estudios sobre el arte rupestre paleolítico en distintas zonas de la Península Ibérica: Rodrigo de Balbín se refiere al interior, Luiz Oosterbeek a Portugal, Hipólito Collado a la región extremeña y Ramón Montes al área cantábrica; además, los recuerdos personales de Alfonso Callejo, hijo del descubridor, y la aportación de Javier Ruiz sobre el origen del Centro de Interpretación documentan aspectos relativos al conocimiento y difusión de la cavidad, y por supuesto destacan los trabajos de Sergio Ripoll y Antoni Canals sobre Maltravieso, tanto en lo que se refiere a su riqueza artística como a la primera presencia humana constatada, los cuales se ven enriquecidos con el artículo de Enrique Cerrillo Cuenca


sobre el carácter funerario de las cavidades del Tajo y con las distintas comunicaciones de integrantes del Proyecto Primeros Pobladores de Extremadura que recogen resultados de su trabajo en el Calerizo cacereño. En suma, se cumple el compromiso primordial de la Consejería de Cultura y Turismo con la conservación de la cueva de Maltravieso, una obligación que siempre tenemos presente y en la que seguimos actuando con la voluntad de anteponer la preservación del conjunto a cualquier otra consideración, sin abandonar, en la medida que permita esa premisa fundamental, la realización de nuevas investigaciones y la consiguiente difusión de sus resultados. Leonor Flores Rabazo Consejera de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura


Presentación

E

n el otoño de 1956 se producía en la ciudad de Cáceres uno de los más importantes hallazgos de la prehistoria regional, nos referimos al descubrimiento de las manifestaciones artísticas de la cueva de Maltravieso por parte de Carlos Callejo Serrano, en aquellos momentos Conservador del Museo de Cáceres. El valor arqueológico de la cueva ya se conocía desde 1951 a raíz de la recuperación de toda una serie de restos óseos, entre los que destacaba un cráneo con trepanación, y algunos elementos de cerámica antigua asociada a los mismos. En 2006 se cumplieron cincuenta años de aquel despertar silencioso de unas representaciones artísticas que convirtieron a la cueva extremeña en una de las más relevantes estaciones paleolíticas de arte rupestre de todo el Suroeste peninsular. Con tal motivo, el Museo de Cáceres decidió conmemorar aquel trascendental descubrimiento con la celebración de un congreso monográfico sobre Maltravieso que, reuniera a los más destacados investigadores del arte rupestre y sirviera de ocasión para presentar los últimos y más novedosos resultados que estaban deparando las excavaciones en el interior de la cueva. Las sesiones se desarrollaron durante los días 15 a 17 de noviembre en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Extremadura; las jornadas llevaron por título, El Mensaje de Maltravieso 50 años después (1956-2006), y obtuvieron un rotundo éxito de participación ciudadana y respuesta universitaria. En noviembre de 2008 como Pieza del mes del Museo de Cáceres quisimos recordar el primer trabajo monográfico que sobre la cueva realizara Carlos Callejo. Se cumplía por aquel entonces el 50 aniversario de la publicación de un pequeño librito que editado por la Biblioteca Pública de Cáceres llevaba por título La cueva prehistórica de Maltravieso, junto a Cáceres. Con el paso del tiempo, si cabe todavía más, parecen recuperar todo el sentido las palabras que en el último párrafo del libro dedicara a la cueva: Maltravieso es sin duda hoy ya la más importante estación prehistórica de Extremadura, pero creo que todavía no ha dicho su última palabra. Seguramente corresponderá transcribirla e interpretarla a exploradores más avezados. Al que estas líneas va terminando de pergeñar le queda no obstante la satisfacción de haberla salvado del olvido y evitado su casi completa pérdida para el mundo científico. Sin Callejo proponérselo, aquellas premonitorias palabras escritas hace hoy más de cincuenta años parecían sugerir la idea de este congreso. Con la misma satisfacción que puede extraerse de esas líneas, creemos sinceramente haber recogido en este trabajo el testigo de aquellos primeros estudios que sobre la cueva realizara Carlos Callejo con las aportaciones de los distintos investigadores invitados a las jornadas y que recopiladas en este extenso volumen tenemos el placer de presentarles. Como no podía ser de otra forma, quisimos también que la celebración del congreso sirviera para homenajear la figura de Carlos Callejo. Invitar a uno de sus hijos, Alfonso Callejo, a abrir el congreso en la sesión inaugural nos pareció un merecido tributo a la figura de su padre; recuerdos y el apasionado relato del descubrimiento y posteriores avatares de la cueva inundan el texto homenaje de su hijo.


El estudio del arte rupestre paleolítico extremeño con sus recientes descubrimientos, a los cuales sumar los nuevos hallazgos de Maltravieso, es abordado por Hipólito Collado; la problemática del arte parietal del interior peninsular es analizada por Rodrigo de Balbín; Luiz Oosterbeek repasa el arte rupestre del valle del Tajo en la zona portuguesa y los distintos modelos interpretativos para el mismo; por último, José Antonio Lasheras Corruchaga, Ramón Montes Barquín y Emilio Muñoz Fernández, abordan el estudio de la zona cantábrica con la presentación de nuevos datos procedentes de cuevas con arte parietal contemporáneas a Altamira. Por otro lado, Sergio Ripoll nos introduce en ese halo de misterio presente en toda cueva con manifestaciones pictóricas desvelándonos el secreto mejor guardado de la representación de manos de Maltravieso; para él, las mutilaciones en las manos son sencillamente ocultaciones intencionadas del dedo meñique realizadas con el mismo pigmento empleado para plasmar la mano en negativo. Por su parte, Javier Ruiz, arquitecto municipal de la ciudad de Cáceres, presentó el proyecto arquitectónico sobre la creación del centro de interpretación de la cueva de Maltravieso, centro dependiente del Museo de Cáceres. Ocupan buena parte del libro las aportaciones del equipo de investigación que desde el año 2001 realiza excavaciones en el interior de la cueva. En este sentido, fue una extraordinaria ocasión de conocer de primera mano los últimos datos de sus trabajos. Así, Antoni Canals, Eudald Carbonell e Isabel Sauceda, codirectores del proyecto de investigación, realizaron un minucioso repaso a su labor en estos últimos años en el interior de la cueva. Otros miembros del equipo abordaron temas más específicos; de esta manera, la industria lítica es analizada por Luna Peña, M. Mosquera y otros, los primeros análisis sedimentológicos de la cueva son realizados por Eva Mancha, los nuevos restos óseos humanos aparecidos son estudiados por Laura Muñoz, mientras que, la primera colección de fauna del Pleistoceno Medio recuperada en excavación arqueológica es abordada por Laura Muñoz y J.A. Rodríguez-Hidalgo, por último, los trabajos de Nova Barrero, Abel Morcillo y Luna Peña, dan a conocer la labor de divulgación y difusión que el equipo de investigación de Primeros Pobladores de Extremadura ha venido realizando en estos últimos años. A otro nivel de análisis nos traslada la propuesta interpretativa de Enrique Cerrillo, Antonio González y Francisco Javier Heras del uso funerario de la cueva en el II milenio a.C. Para finalizar, utilizando para ello el símbolo que más veces aparece representado en las paredes de la cueva, nunca antes Maltravieso estuvo en mejores manos y nunca antes dispusimos de tanta información sobre la misma y las diferentes actividades humanas que se desarrollaron en su interior. Y esto, es gracias a la investigación y a la difícil labor de conservación de un frágil registro que debe de ser preservado en las mejores condiciones para las generaciones futuras.

Primitivo Javier Sanabria Marcos


Índice

Presentación ............................................................................................................................................................................................. 9 ESTUDIOS

1.

El descubrimiento y reconocimiento de Maltravieso, historia y recuerdos personales Alfonso Callejo Carbajo ............................................................................................................................................. 13

2.

De Maltravieso al valle del Guadiana. Un repaso al Arte Rupestre Paleolítico de Extremadura Hipólito Collado Giraldo .............................................................................................................................................. 27

3.

Arte Paleolítico extremeño en el contexto del interior peninsular Rodrigo de Balbín Behrmann .................................................................................................................................. 57

4.

The mystery of the "mutilated" hands at the Spanish Maltravieso Cave Sergio Ripoll López ....................................................................................................................................................... 85

5.

La creacion del Centro de Interpretación: El proyecto arquitectónico Javier Ruiz García .................................................................................................................................................... 101

6.

La Exposición como medio de difusión de los Proyectos de Investigación: La exposición itinerante La Cueva de Maltravieso. Cáceres hace 350.000 años Nova Barrero Martín, Abel Morcillo León, Luna Peña García, Antoni Canals i Salomó .............. 105

7.

Maltravieso y la difusión didáctica de la Prehistoria. A propósito de unos talleres didáctivos de Arqueología y Prehistoria Abel Morcillo León, Nova Barrero Martín, Luna Peña García ................................................................. 115

8.

La industria lítica en cuarzo de la cueva de Maltravieso Luna Peña, Nova Barrero, Abel Morcillo, A. Canals, M. Mosquera ................................................ 133

9.

Primeras valoraciones del análisis sedimentológico de la cueva de Maltravieso Eva Mancha Flores, Antoni Canals i Salomó ............................................................................................. 147

10. Una aproximación zooarqueológica al yacimiento de la cueva de Maltravieso Antonio J. Rodríguez-Hidalgo, Laura Muñoz Encinar, Antoni Canals i Salomó ..................... 153 11. Estudio tafonómico de los restos faunísticos de la cueva de Maltravieso Laura Muñoz Encinar, Antonio J. Rodríguez Hidalgo, Antoni Canals i Salomó

.....................

165

12. El Arte del Tajo en el marco de los estudios de arte rupestre en Portugal Luiz Oosterbeek .......................................................................................................................................................... 177 13. El proyecto científico "Los tiempos de Altamira": nuevos hallazgos de arte rupestre paleolítico en el centro de la región cantábrica José Antonio Lasheras Corruchaga, Ramón Montes Barquín, Emilio Muñoz Fernández ......... 189 14. Nuevos restos humanos hallados en la cueva de Maltravieso Laura Muñoz Encinar, Antoni Canals i Salomó ........................................................................................ 205


15. Cuevas funerarias en el Tajo Interior: a prop贸sito de Maltravieso Enrique Cerrillo Cuenca, Antoni Gonz谩lez Cordero, Francisco Javier Heras Mora ........... 209 16. El Equipo Primeros Pobladores de Extremadura y la intervenci贸n arqueol贸gica en la cueva de Maltravieso (2002-2006) Antoni Canals, Isabel Sauceda, Eudald Carbonell ................................................................................. 223


El descubrimiento y reconocimiento de Maltravieso, historia y recuerdos personales

Alfonso Callejo Carbajo Escritor

Antes de comenzar a mostrar una breve his-

La conmemoración de un aniversario, casi siempre

toria acerca de los primeros momentos del descu-

aprovechando la redondez de una cifra como en

brimiento de las pinturas rupestres de la cueva de

esta ocasión, es un acto de justicia que honra tan-

Maltravieso, quiero aclarar que nada nuevo podría

to a quienes lo organizan como a quienes se inte-

aportar yo sobre este episodio si no hubiera con-

resan por él. Por eso, como no podía ser de otra

tado con la cercanía física y desde hace ya varios

manera, gracias también a todos los asistentes.

años sólo emocional de mi padre, Carlos Callejo. El

En los trípticos editados para estas jornadas,

acceso fácil a sus papeles, sus cartas, sus fotogra-

donde se explica brevemente la intención de las

fías y sus archivos por la cercanía familiar, además

mismas y el nombre de las intervenciones que me

del recuerdo de sus desvelos y comentarios en

honro en iniciar, figura un título para esta ponencia

casa, también bastantes visitas por este mismo

con mención a recuerdos personales sobre el des-

motivo a las anfractuosidades de la caverna, son

cubrimiento y primeros años de investigaciones

la única razón de que hoy esté ante ustedes en

maltraviesenses. Medio siglo ya constituye un es-

este foro.

pacio temporal susceptible de ser afrontado, en

Quiero por ello mostrar mi agradecimiento a

algunos casos -y la arqueología es uno de ellos,

las instituciones responsables y organizadoras de

por la tremenda transformación de sus instrumen-

estas jornadas por la amabilidad de invitar a un

tos y metodología- con una cierta perspectiva his-

representante de la familia: al Museo de Cáceres

tórica, y debo aclarar que por aquel entonces, al

(y muy especialmente a su director Juan Manuel

menos en los primeros años, aún no me era posi-

Valadés Sierra), institución de imborrable recuerdo

ble tener vivencias para ser recordadas por impo-

para quienes, entre otras cosas, desarrollamos

sibilidad existencial (no había nacido) o estas evo-

nuestra niñez entre los vetustos muros del edificio

caciones, en los años inmediatamente siguientes

de la Plaza de las Veletas; la Consejería de Cultu-

son tan vagas que sería imposible o inapropiado

ra y Patrimonio de la Junta de Extremadura a tra-

traerlas a un congreso como material útil que pue-

vés de la Dirección General de Patrimonio Cultural,

da interesar a los asistentes. Es por ello que me

la Universidad de Extremadura (particularmente la

voy a remitir con frecuencia en el transcurso de

Facultad de Filosofía y Letras que nos alberga) y

esta breve introducción a la mención de pasajes

resto de asociaciones y equipos intervinientes que

de la correspondencia que Carlos Callejo mantuvo

sin duda harán de estas jornadas un referente más

con distintas personalidades del mundo científico

para añadir a los cada vez más prolijos estudios

de la época, datos recogidos en sus notas, borra-

maltraviesenses.

dores inéditos o fragmentos de publicaciones, que no siempre obtuvieron la divulgación deseada por

Las efemérides siempre son bellas oportuni-

mi padre o que esas décadas transcurridas han

dades para revitalizar los recuerdos a los que re-

terminado por borrar de la memoria colectiva. Val-

miten, muchas veces adormecidos por la inevita-

ga, por tanto, este material como una especie de

ble atención que hay que prestar al presente. Los

memoria oculta pero latente, sacada a la luz de

aniversarios son como paradas o lapsos en ese

este aniversario, que hilvanada con evocaciones

insalvable camino del acontecer de la vida que nos

reales de años posteriores va a tratar de adaptar-

permiten dirigir una mirada hacia los hechos o acon-

se al título de la ponencia. Pero en definitiva, va a

tecimientos que precisamente marcaron, las más

ser un cierto "halo" de Carlos Callejo Serrano el

de las veces, la línea básica de ese trayecto vital.

que va a planear sobre las páginas que siguen. 13


Alfonso Callejo Carbajo

Y para situar el relato de los hechos no esta-

científica, y me atrevería a afirmar, que también la

ría de más comenzar precisamente con unas pala-

causa de determinadas dificultades que tuvo para

bras de Carlos Callejo pronunciadas tal vez en su

abrirse camino en el intrincado mundo de la inves-

último acto público en relación con Maltravieso, fue

tigación, en una época de grandes carencias, to-

en Trujillo en los Coloquios Históricos de 1981, don-

davía con tintes de posguerra.

de iniciaba así su conferencia:

Pasaremos por alto el episodio del descubrimiento casual de la propia gruta en el verano de 1951 por el avance de la cantera donde se ubicaba, cuyas

Cuando un arqueólogo dobla el promontorio de

vicisitudes están recogidas ampliamente en los es-

la tercera edad, su trabajo como tal en cuanto se

critos de Carlos Callejo y otras publicaciones poste-

refiere a la investigación directa, ha terminado. Para

riores, y vamos a situarnos ya, como si dispusiéra-

realizar ésta, hacen falta condiciones físicas

mos de una diabólica máquina del tiempo, en el oto-

suficientes; la arqueología activa requiere largos

ño de 1956, es decir, hace justamente cincuenta años

paseos por terrenos abruptos, escalar cerros en

(Fig. 1). Cáceres alcanzaba a duras penas los cua-

busca de castros o viejos castillos, cuando no

renta y cinco mil habitantes y abarcaba escasamen-

descender a cuevas o grutas y sumergirse en ellas.

te desde San Blas hasta la Estación Vieja, actual Pla-

Todas estas faenas exigen juventud, y quien ya no

za de América. Las caballerías surcaban todavía a su

la tiene debe dedicarse a tareas de compilación o

antojo las empedradas callejuelas de la Parte Anti-

estudios de gabinete, añorando a veces los

gua y Plaza Mayor, centro neurálgico de la ciudad,

momentos en que la suerte le concediera años atrás

que en las cercanías del mercado junto al Ayunta-

algún logro, por pequeño que fuese.

miento, voceaban sus mercancías. No existía la televisión y las familias se concentraban ante la radio

La modestia que dejan traslucir estas pala-

para escuchar el diario hablado de Radio Nacional

bras, achacando a la suerte y mencionando la pe-

de España. Carlos Callejo, ingeniero de Telégrafos

queñez de sus logros -se refería evidentemente a

de profesión, había sido nombrado un año antes

Maltravieso- fue una constante en su trayectoria

Conservador del Museo Provincial, ejerciendo en la

Figura 1. Aspecto de la entrada de la cueva de Maltravieso en 1956.

14


El descubrimiento y reconocimiento de Maltravieso, historia y recuerdos personales

práctica también la dirección, aunque de forma no-

El asunto era realmente inquietante -relata Carlos

minal correspondiera a D. Miguel Muñoz de San Pe-

Callejo en un antiguo borrador- Yo sabía que las

dro, Conde de Canilleros. Por aquellos años mi pa-

pinturas rupestres de manos pertenecen al remoto

dre intentaba presentar su candidatura como Co-

paleolítico y dentro de este al período más antiguo, el

rrespondiente a la Real Academia de la Historia, dis-

Auriñaciense. De un golpe la antigüedad de la Cueva

ciplina cuyo estudio simultaneaba con otras muchas

fijada alrededor de 2000 años antes de Cristo,

aficiones (el ajedrez, la astronomía, la filatelia, la ento-

retrocedía treinta mil años. No podía creer hallar en

mología, la micología o la literatura). A sus 45 años,

Cáceres, en plena Meseta, una modalidad prehistórica

la Historia constituía ya su gran pasión y era preciso,

y artística que hasta el presente sólo se había dado

como también ocurre actualmente en los ámbitos

en la Cantabria española y Aquitania francesa. Por

académicos, completar un cierto curriculum de publi-

eso mi primera impresión fue de escepticismo.

caciones para fortalecer sus opciones. Callejo, escritor vocacional, todavía no poseía en esta época un

Al día siguiente, y calibrando todavía la posi-

elenco suficientemente amplio de trabajos en mate-

bilidad de que algún bromista se hubiera dedicado

ria histórica. Por ello, al reunir materiales para reor-

a estampar su mano embadurnada por las pare-

ganizar la Sala de Prehistoria del Museo, donde se

des de la cueva en algún momento de los cinco

hallaban desde hacía cinco años los cráneos y res-

años en los que ésta estuvo abierta, se introdujo

tos cerámicos neolíticos hallados en Maltravieso, ideó

de nuevo en ella provisto esta vez de una cámara

escribir un breve trabajo sobre aquella cueva, que

fotográfica, descubriendo nuevas pinturas en la

nadie había acometido aún y que se iba deshacien-

que Fernando García Morales había bautizado años

do por el avance de las canteras; y se propuso in-

antes como Sala de las Columnas. Aprovecharé

cluir en ese trabajo un croquis o plano de lo que de

este espacio para dejar constancia de nombres que

ella quedaba que requería, tal vez, una última visita

de una u otra manera intervinieron y ayudaron al

antes de su definitiva desaparición.

conocimiento de Maltravieso, como el citado D. Fer-

No he logrado ver en ningún escrito ni docu-

nando, periodista y curioso explorador de la ca-

mento qué día exacto del mes de octubre de 1956

verna desde su aparición, y autor de un plano de

tuvo lugar este descenso a la cueva. Sí se ha dicho,

la misma que no había visto hasta hace un par de

porque él mismo lo relata, que su única impedimen-

semanas al inspeccionar los archivos de mi padre

ta era una cinta métrica (enrollable y de larga longi-

para redactar estas líneas, croquis que es ya un

tud, de las que se usaban en Telégrafos para medir

documento donde señala los lugares exactos don-

las distancias en campo abierto de las líneas entre

de aparecieron los cráneos y demás huesos, cerá-

postes), una brújula para orientarse y una libreta

micas, restos de tela y humus, por lo que sospe-

para sus anotaciones. Le acompañaban tres

cho que es anterior a 1956, ya que está dibujada

mozalbetes, hijos del guarda de la cantera Telesforo

la gran cripta o "Sala del Descubrimiento", que se

Pérez (apodado "el francés") que le ayudaban con

perdió con el avance de la cantera. También es de

una lamparita de acetileno mientras mi padre pro-

justicia citar a su padre, D. Marcelino García Monge,

cedía a medir y hacer anotaciones. Fue entonces

profesor de Magisterio y gran aficionado a la ar-

cuando el más pequeño de ellos, Joaquín, le llamó

queología que igualmente recogió de la cueva y

la atención sobre una curiosa sombra en la pared,

custodió restos de piezas dentarias de animales y

que asemejaba vagamente una mano humana a la

utensilios de sílex que puso a disposición de Car-

débil y cambiante luz de la lámpara, preguntándole

los Callejo para su estudio. D. Abilio Rodríguez

si significaba algo. Por tanto, en honor a la justicia

Rosillo, profesor de Zoología del Instituto, que con-

en esta conmemoración (y Carlos Callejo siempre lo

servaba restos de este tipo y que facilitó amable-

mencionó en sus escritos), le cabe a este niño un

mente. Y no podemos olvidarnos del competente

sitio de cierta importancia en esta pequeña historia

guía de la cueva durante todo el tiempo que mi

de medio siglo que hoy recordamos. Comenzó en-

padre investigó en su interior, y auténtico lugarte-

tonces a fijarse en las paredes de aquella estancia

niente del yacimiento D. Antonio Márquez Terán,

(bautizada después como Sala de las Pinturas), des-

cuya excelente vista le hizo descubridor de algu-

cubriendo muchas más huellas de manos y otros

nas de las pinturas catalogadas desde entonces.

signos, como puntuaciones y trianguliformes. Esta-

Bien, pues en esta segunda incursión al día

ba ante el más tarde denominado por él mismo,

siguiente del avistamiento de las primeras manos,

Panel VI (Fig. 2).

tras una minuciosa inspección del después nume15


Alfonso Callejo Carbajo

Figura 2. Manos del Panel VI de la cueva de Maltravieso.

rado Panel IX o "Camarín de las Manos" (Fig. 3),

clarividencia que se hallaba, por muy extraño que

comprobó que los regueros estalagmíticos de car-

ello resultara, ante la primera manifestación de arte

bonato de calcio formados en miles de años cu-

paleolítico en todo el Centro-Oeste de la Penínsu-

brían parcialmente las pinturas, despejando las

la Ibérica y por supuesto, sin referentes anterio-

dudas y dando fe de una antigüedad inusitada de

res de industrias de este período en toda Extre-

las mismas. Consultada la escasa bibliografía so-

madura.

bre arte paleolítico que en las semanas siguientes

Dado que en Cáceres, -pequeña ciudad de pro-

pudo conseguir en Cáceres, publicó, en el Diario

vincias con tan sólo un Instituto de Segunda Ense-

Extremadura, el ya histórico artículo titulado "El

ñanza en unión de la Escuela Normal como único

nuevo mensaje de Maltravieso", antecedente de

centro educativo- no existía ningún especialista en

toda la bibliografía posterior sobre el yacimiento.

arte paleolítico, mi padre inició, en los primeros

Existe consenso entre los especialistas que

meses de 1957 las arduas gestiones para que al-

han hablado sobre el descubrimiento de las pintu-

gún entendido en la materia pudiera visitar el yaci-

ras de Maltravieso que el principal mérito de Car-

miento y corroborar las primeras e inquietantes

los Callejo fue, precisamente, el haber visto con

impresiones científicas. A Carlos Callejo se le po16


El descubrimiento y reconocimiento de Maltravieso, historia y recuerdos personales

Figura 3. Camarín de las Manos. Panel IX de la cueva de Maltravieso.

día considerar ya en aquel entonces un experto

sen hechas de forma natural por agentes químicos

en ramas adyacentes de la Arqueología, como la

actuando sobre improntas casuales de manos apo-

Epigrafía romana o la Numismática; sin embargo,

yadas.

no había tenido ocasión de profundizar en la Prehistoria hasta aquel momento.

Yo veía en estas conclusiones dificultades

Debo dejar constancia de que el resultado de

enormes -sigue reflexionando Carlos Callejo en sus

este primer intento de reconocimiento para su ha-

borradores- ¿cómo explicar la mutilación de dedos,

llazgo supuso una profunda decepción para mi pa-

siempre los mismos en manos diferentes?. Pero no

dre. El 29 de marzo de 1957 por fin se desplaza a

tenía categoría científica para entrar en disputa con

Cáceres desde Salamanca el Profesor Maluquer de

un maestro y no insistí.

Motes que en su compañía se introduce en la cueva de Maltravieso. Pero el prestigioso especialista, de forma incomprensible no encontró interés algu-

A este respecto tampoco a mí me corresponde, ni

no en las pinturas ni siquiera le parecieron autén-

sería justo en este momento, poner en tela de juicio la

ticas pinturas, señalando la posibilidad de que fue-

brillante trayectoria científica y la valía intelectual de D. 17


Alfonso Callejo Carbajo

Juan Maluquer de Motes y Nicolau, en cuyos textos

fía sobre la cueva y sus materiales óseos y

han aprendido Arqueología varias generaciones de

cerámicos, como era su primitiva intención, con el

estudiosos. Únicamente considero que se trata de un

añadido de los nuevos descubrimientos artísticos,

episodio pertinente en este cincuentenario, que nun-

aunque seguía precisando para ello alguna cola-

ca se había mencionado in extenso. Sencillamente, en

boración técnica para que el trabajo fuera más

este caso, como puede ocurrirle a cualquiera, por muy

completo, que pidió esta vez a D. Francisco

especialista que sea, se equivocó. Veamos en este

Hernández Pacheco (que ya conocía la Cueva des-

nuevo fragmento de carta que Carlos Callejo dirige un

de 1951), quien le facilitó una magistral descrip-

año después a D. Eduardo Ripoll Perelló el sentimiento

ción geológica de la Caverna, y a D. Miguel

de desilusión que debió embargarle tras aquella visita

Crusafont Pairó, a la sazón Director del Museo

en la que tanta esperanza había depositado:

Paleontológico de Sabadell para que le remitiera un estudio de los huesos fosilizados de animales hallados en Maltravieso que podrían fecharse en

Respecto al Sr. Maluquer no me extraña que no

el Paleolítico Inferior. Esta última petición de cola-

le haya hablado de la Cueva pues se ha colocado

boración supuso otro incómodo trance para mi

ante ella en una posición de escepticismo que a mí

padre, además de un retraso sustancial en la pu-

me resulta un tanto inexplicable. Cuando entró en la

blicación del libro, que no se produjo hasta entra-

Cueva en 1957 pareció quedar algo perplejo y me

do el año 1958. Carlos Callejo envió en abril de

dijo que las huellas de manos le parecían algo así

1957 al Profesor Crusafont una caja conteniendo

como un fenómeno natural. Posteriormente sé que

huesos y piezas dentarias de animales para su

esta impresión la ha comunicado a otras personas.

estudio. Hay que reseñar que dichos restos fue-

Ahora bien: ¿qué es lo que el Sr. Maluquer quiere

ron pedidos en préstamo a los particulares que

expresar con eso de "fenómeno natural?". El que

los custodiaban y que recogieron de Maltravieso

está verdaderamente perplejo soy yo. No puede creerse

que

signifique

que

las

tras su descubrimiento años atrás. Observemos

filtraciones

en este nuevo fragmento epistolar la inquietud

ferruginosas hayan adoptado caprichosamente la

de mi padre dirigiéndose a Crusafont en julio de

forma de manos con sus dedos en 14 sitios diferentes,

ese año, por segunda o tercera vez:

pues ello sería absurdo. Sólo queda el que suponga que alguien haya apoyado sus manos sudorosas en las paredes de la Cueva y luego los procesos químicos

Distinguido maestro: No quisiera hacerme

hayan alterado el color de aquellas en todo lo no

pesado, pero como Vd. me dijo que a su regreso

tocado... Si la primera premisa es disparatada, la

de Europa Septentrional y a primeros de junio

segunda no tiene un adarme de posibilidad. (...) En

dejaría resuelto el problema de los restos dentarios

fin, yo, como no puedo dudar de la capacidad

de Maltravieso y veo ha pasado un mes sin noticia

científica del Sr. Maluquer ni de su discurso lógico

de ello, estoy algo intranquilo. Tenga en cuenta que

creo que lo que dice es un eufemismo para no afirmar

ni una sola de las piezas es de mi propiedad ni

que las huellas son falsas o por lo menos, que no

siquiera del Museo, sino que pertenecen a algunas

son paleolíticas.

personas que ya me empiezan a preguntar por ellas.

Es evidente que Carlos Callejo debió sentir-

A finales de agosto leemos en otra carta:

se muy solo y muy alejado del mundo científico tras aquella frustrante entrevista. No nos es fácil

Mi distinguido amigo y maestro: Lamento haber

ahora, sobre todo a los más jóvenes, imaginar un

de perturbar sus vacaciones, pero tengo que

mundo sin Internet, sin móviles ni correo electró-

recordarle mi pequeño encargo, pues han pasado

nico ni una ciudad sin Universidad, donde llamar

bastantes días desde la última conferencia telefónica

telefónicamente fuera de la provincia requería una

y ya no tengo excusas que dar a los propietarios

conferencia con intervención de operadora. Si-

de los restos óseos. Siento mucho hacerme tan

guiendo su tendencia autodidacta y después de

pesado y puede estar seguro de que si el material

efectuar un viaje a Madrid para consultar y docu-

fuera mío no le molestaría pues sé sobradamente

mentarse con la bibliografía especializada que no

lo que vale el tiempo de un especialista. Como le

podría encontrar en Cáceres, decidió acometer la

dije, yo pensaba que los propietarios me reservaran

publicación en solitario de una pequeña monogra-

una parte de estos restos para entregársela a usted

18


El descubrimiento y reconocimiento de Maltravieso, historia y recuerdos personales

como regalo y ahora es difícil que accedan a ello al

tos de esta obra y por correo que efectuó en los

quedar comprometida mi seriedad.

meses siguientes a distintos organismos, personas y facultades universitarias, cuyas direcciones pudo recabar; pero fue esta primera obrita, titula-

Definitivamente en octubre de ese año se re-

da "La Cueva prehistórica de Maltravieso, junto a

cibieron en devolución los huesos junto con el in-

Cáceres", difundida con la lentitud inherente a este

forme y pudo al fin completar el contenido de la

arcaico sistema, la que finalmente atrajo a esta

obra para su publicación, cosa que intentó en un

ciudad un cierto interés por aquel todavía extraño

primer momento hacer en la prestigiosa Revista

descubrimiento de pinturas paleolíticas (aunque no

Zephyrus de la Universidad de Salamanca. Sin em-

confirmadas suficientemente) en un lugar tan ale-

bargo, esta publicación que dirigían entonces D.

jado de la cornisa cantábrica (Fig. 4). Tras el envío,

José María Blázquez y el ya citado profesor Malu-

como queda dicho, a varias universidades espa-

quer de Motes, denegó incomprensiblemente la in-

ñolas se obtuvo en principio la curiosidad de tres

serción del interesante trabajo sobre Maltravieso

científicos, ya lamentablemente todos fallecidos,

en sus páginas.

cuyos apellidos permanecerían desde entonces

Con todos estos sinsabores y contratiempos

unidos al de Callejo en la investigación de la cueva

mi padre recordó (lo ha reflejado varias veces y lo

durante los años siguientes, y yo diría que duran-

contaba en casa) la odisea del descubrimiento de

te toda su historia, que hoy conmemoramos, y a

la cueva de Altamira. Como es sabido el arqueólogo

los que también rendimos aquí tributo: el Dr. D.

santanderino, ingeniero de profesión (obsérvese el

Eduardo Ripoll Perelló, insigne prehistoriador, adies-

paralelismo) Marcelino Sanz de Sautuola descubrió

trado en su juventud por el propio abate Henri

en 1879 lo que había de llamarse con el tiempo "ca-

Breuil, y a quien muchos hemos tenido la suerte

pilla sixtina del arte cuaternario", que en la vieja

de conocer por su protagonismo en las investiga-

Europa fue tomado poco menos que a chacota. Se

ciones maltraviesenses en la última década, que

llegó a decir que aquellos bellos bisontes los ha-

desde Barcelona fue el primero que expresó su

bían pintado jesuitas o, como mucho, legionarios

gran asombro por el descubrimiento tras leer ávi-

romanos durante las guerras cántabras. En el Con-

damente el ejemplar que Callejo envió al profesor

greso Internacional de Arqueología de Lisboa en

D. Luis Pericot (a pesar de las postales que Ripoll

1880 fueron rechazadas todas sus teorías sobre la

enviaba a mi padre prometiéndole una pronta visi-

antigüedad de las pinturas y su autenticidad por la

ta a la Cueva, esta no se produjo hasta diez años

encopetada ciencia europea de finales del Siglo XIX.

después, muy posiblemente porque los mil kilóme-

Cuando Émile Cartailhac, uno de los principales de-

tros que hay entre ambas ciudades no eran los

tractores escribió su famosa "Mea culpa de un escép-

mismos en 1958 que en este siglo XXI). No obs-

tico", en 1902, y el joven abate Breuil ponderó en

tante, ambos investigadores se conocieron perso-

su justa medida la grandiosidad del yacimiento,

nalmente en mayo de 1962, en uno de los viajes

Marcelino de Sautuola hacía años que había muer-

que Callejo realizó a Barcelona, su ciudad natal,

to sin conocer la gloria de su gran descubrimiento.

para visitar a sus familiares. También el profesor D. Martín Almagro Basch, de Madrid, que ya enton-

Salvando las distancias y con algo más de

ces era Director del Instituto Español de Prehisto-

suerte, mi padre renunció entonces a enviar su

ria, y el profesor D. Francisco Jordá Cerdá, que en

original a ningún sitio más, visto el primer rechazo,

aquellos años impartía docencia en la Universidad

y consiguió editarlo modestamente en Cáceres con

de Oviedo antes de trasladarse a Salamanca.

ayuda de la Biblioteca Pública y del compromiso personal de su director D. Gerardo García del Ca-

Y fue Martín Almagro quien a la salida de la

mino. Señalemos que obviamente hace cincuenta

cueva tras su primera inspección el 18 de noviem-

años las posibilidades editoriales para cualquier

bre de 1959, manifestó a Carlos Callejo que las

trabajo eran infinitamente más difíciles que en la

pinturas eran auténticamente cuaternarias y que

actualidad, donde cualquier institución u organis-

el descubrimiento era de la más elevada importan-

mo puede acometer y sufragar fácilmente la edi-

cia. Puedo imaginar el resoplido de alivio de mi

ción de una obra de estas características. Callejo

padre al escuchar esta opinión proveniente de un

tuvo que sustituir la difusión que pudo obtener su

insigne especialista. Terminaba aquí para él la pri-

trabajo de haberse publicado en un foro especiali-

mera batalla de tres años en los que se demoró el

zado, por los envíos manuales de ejemplares suel-

verdadero reconocimiento científico de su hallaz19


Alfonso Callejo Carbajo

Figura 4. Portada del libro publicado por Carlos Callejo en 1958.

go. Otra guerra mucho más larga comenzaba en

más tarde sería rebajada sustancialmente por el

ese mismo instante en la que habría de luchar, tam-

propio Jordá, situándola en el Solutrense). La obra

bién en solitario, contra todas las circunstancias

publicada por Almagro trascendió por primera vez

que amenazaban su adecuada conservación.

las fronteras nacionales, incluso dando tiempo para que el ya anciano abate Breuil, que contaba 83

En 1960 regresa a Cáceres Martín Almagro

años de edad proyectara incluso un viaje a Cáceres

junto a Jordá Cerdá, que con un fotógrafo oficial

que finalmente no realizó por su delicado estado

del CSIC reúnen notas y materiales para la edición

de salud; pero mencionó el descubrimiento en el

de una nueva monografía. Antes, Almagro había

Boletín de la Sociedad Prehistórica de París. Los des-

publicado en el Diario YA de Madrid un amplio artí-

cubrimientos de Altamira y Maltravieso encontra-

culo titulado "Más de 30.000 años de antigüedad",

ban así una interesante unión en la dilatada exis-

ilustrado con bellas fotografías a color (Fig. 5).

tencia del llamado "Papa de la Prehistoria".

Además, ambos prehistoriadores constataron

El reconocimiento internacional de la cueva de

la adscripción de las pinturas al Perigordiense o

Maltravieso se inició tímidamente, pues, en este

Auriñaciense Medio, con la antigüedad citada (que 20


El descubrimiento y reconocimiento de Maltravieso, historia y recuerdos personales

Figura 5. Fotografía aparecida en el artículo publicado por Martín Almagro Basch en el Diario YA.

año de 1960, cuatro años después de hallarse las

ferencias que pronunció, una en la Academia de

pinturas, de la mano del investigador franco-

Cirugía francesa sobre las manos mutiladas de

tunecino, el Dr. Alí al Sahly, que por encargo del

Tibirán y Maltravieso, y otra de parecido contenido

propio abate Breuil poco antes de morir efectuó,

en 1962 en un Congreso Internacional en París

en viajes desde Toulouse, dos detenidas visitas a

comparando la gruta cacereña con la cueva de

la gruta en los meses de junio y agosto de aquel

Gargás, la espectacular estación paleolítica del Alto

año (acompañado por su señora). Este investiga-

Pirineo francés, primera del mundo en número de

dor, especializado mundialmente en pinturas pa-

manos representadas. Como se dirá oportunamen-

leolíticas de manos, constató sorprendido la alta

te en estas jornadas, Maltravieso es ahora la se-

importancia científica de la gruta y mantendrá en

gunda del mundo en esta temática artística.

los años siguientes varios intercambios epistola-

Los ecos en el extranjero del hallazgo maltra-

res con Carlos Callejo, al que mantiene informado

viesense produjeron una especie de efecto

de sus estudios y publicaciones insertando refe-

"boomerang", incitando a las autoridades locales a

rencias a la cueva cacereña, además de dos con-

adoptar una serie de medidas consistentes en pro21


Alfonso Callejo Carbajo

teger la entrada con una puerta de barrotes y cavar

El hecho es que al irse propagando poco a poco

una especie de trinchera en el pasillo central de la

en boletines y publicaciones especializadas reseñas

cavidad con objeto de permitir una visita más o me-

de esta lejana estación paleolítica cacereña, un go-

nos cómoda, pues hasta entonces era preciso por

teo de entendidos se acercan en los tres o cuatro

algunos lugares arrastrarse por el suelo para acce-

años siguientes hasta Cáceres, y Carlos Callejo se

der a las estancias a través de estrechas aberturas

convierte de esta manera en verdadero guía, gra-

que hacían al visitante rebozarse literalmente en

cias a su buen dominio del francés, no solo de la

barro. Posiblemente en la actualidad esta obra, ini-

gruta, sino también del Museo y la Ciudad Monumen-

ciada a instancias de Carlos Callejo y Martín Almagro,

tal, por aquel entonces absolutamente desconocida

no se hubiera efectuado, pues cambió aún más la

en el extranjero, incluso en gran parte de España.

configuración primitiva de la caverna, además de

Por ejemplo, acompañó por el barrio antiguo a gru-

colapsar con los materiales extraídos otras zonas de

pos de doctorandos de universidades europeas y

la cueva que han permanecido prácticamente ente-

americanas o a personalidades como el Dr. Mario

rradas hasta hace pocos años, cuando gracias a los

Briceño, Director del Archivo Histórico de Venezuela,

trabajos de prospección y desescombro realizados,

también a embajadores de Bolivia y Argentina, el

se han descubierto nuevas estancias por parte del

ministro Fraga Iribarne y un amplio etcétera; asimis-

equipo "Primeros Pobladores de Extremadura", como

mo historiadores como Navascués y García y Bellido

la llamada "Sala de los Huesos". Esta excavación de

con quienes cultivaría años más tarde una sincera

1960 sin pretensiones arqueológicas permitió no obs-

amistad. Y algunos nombres de visitantes de la cue-

tante la aparición de nuevos restos cerámicos, óseos

va en estos años fueron nuevamente Hernández

y hasta una bella punta de lanza de la Edad del Bron-

Pacheco, el escultor Pérez Comendador, José María

ce (Fig. 6), y hay que reseñar que el mayor tiempo

Blázquez, Antonio Beltrán, el Dr. Casalduero, de la

que mi padre permaneció en el interior para supervi-

New York University, Romain Robert, el Dr. Soutou

sar estos trabajos permitió también el descubrimiento

(colega de Sahly, de Toulouse), el Dr. Rolland, el Dr.

de más pinturas en los paneles XV y XVII, elevándo-

Klaus Raddatz, del Instituto Arqueológico Alemán y

se el número de manos hasta un total de 29.

particularmente el abate André Glory, en viaje desde Estrasburgo, el descifrador de los grabados de Lascaux, que efectuó varios calcos de las pinturas en 1962, algunos muy interesantes, como el sacado de la cabeza de cérvido del Panel I, que años más tarde comparará mi padre con otros dos calcos de la misma pintura: uno de Martín Almagro y otro de él mismo, donde puede apreciarse la subjetividad y la dificultad que engendra la interpretación de unas pinturas tan vagas sin la intervención de los modernos métodos de documentación. Otro calco de este investigador que él mismo define como "le panneau de l’oiseau" (el panel del pájaro) refleja una ligera pintura donde está convencido de ver la silueta de un ánade. Esta pintura se conoce desde entonces y en su honor con el nombre de "l’oiseau Glory". Y existe constancia que hasta D. Pedro Bosh Gimpera, al que muchos consideran el prehistoriador español más universal, desde su exilio mejicano se interesó vivamente por saber detalles del hallazgo cacereño, que nunca conocería. Aunque no tengo certeza de que se desplazara a Cáceres, también intercambiaron correspondencia científica Callejo y el abate Verbrugge hasta bien entrado los años setenta, si bien parece que la fluidez de estos intercambios no fue dema-

Figura 6. Punta de lanza del final de la Edad del Bronce hallada al interior de la cueva de Maltravieso.

siado intensa, a juzgar por este párrafo inicial de 22


El descubrimiento y reconocimiento de Maltravieso, historia y recuerdos personales

carta del abate a Callejo, fechada el 1 de marzo de

brarnos abriéndonos camino en el penoso discurrir

1967. Traducido del francés:

por las húmedas y frías galerías de la caverna. Pasados estos primeros años dificultosos pero finalmente provechosos para el reconocimiento

Querido Señor: Su carta del 23 de agosto de

científico del yacimiento cuaternario, la imagen que

1960 la tengo todavía presente. Le pido que me

conservo del emplazamiento de la cueva coincide

perdone por responderle tan tardíamente. He hecho

con lo que fue una realidad a partir de entonces o

traducir pasajes de su buen trabajo sobre la Cueva

quizá lo había sido siempre. Si nos olvidamos de

de Maltravieso que me ha interesado vivamente

su proyección erudita, que mi padre se esforzaba

por su contenido. Puede ser poco espectacular, pero

en transmitir a la sociedad a través de publicacio-

extraordinario (...).

nes en revistas culturales y de las páginas de los periódicos a la menor oportunidad, para Cáceres

Parece que fue El Dr. Sahly en su segunda visita

seguía siendo, sin embargo, un alejado, abando-

en 1960 quien facilitó a Carlos Callejo un ejemplar

nado y sucio confín de la ciudad, un vertedero de

de la obra "El símbolo de la mano en la Prehistoria"

escombros en una zona marginal en el que las

en su primera edición de 1958, y la dirección postal

autoridades se esmeraban muy poco por prote-

de Verbrugge, su autor, también especialista en pin-

ger, como debió ser su obligación, ya que desde

turas paleolíticas de manos, y al que Callejo remitió

1963, por acuerdo tomado en Consejo de Minis-

entonces en correspondencia un ejemplar de su obri-

tros, se declaraba por Decreto a la cueva de

ta, continuando los envíos de su libro, esta vez al

Maltravieso Monumento Nacional.

extranjero, que tan buenos resultados había dado.

Las euforias, por tanto, se fueron aquietando

Como hemos visto, el abate hizo traducir el texto al

paulatinamente, al tiempo que graves amenazas se

francés para dar cabida en sus estudios al descubri-

cernían sobre la cueva. Principalmente la expansión

miento de Maltravieso, que ya aparece ampliamente

urbanística en los alrededores que de forma incom-

contemplada en su segunda edición de 1969.

prensible permitió la construcción de edificios prácti-

Es en estos años centrales de la década de los

camente encima de las salas finales de la cavidad

sesenta donde mis recuerdos parecen querer aflorar

ocasionando vibraciones y hasta derrumbes en el

y tomar ya algún protagonismo, y hay sensaciones

interior, además de estropear para siempre la esté-

imperecederas que puedo emparejar con algunos de

tica de su perspectiva, hechos ante los que Carlos

los hechos que aquí se mencionan. El ver a mi padre

Callejo sólo podía lamentarse en las páginas de pren-

con personas extrañas hablando en un lenguaje tam-

sa y en entrevistas infructuosas con las autoridades

bién extraño (muy posiblemente los visitantes extran-

locales o cartas dirigidas a aquel lejano, centralista

jeros aquí citados) mientras les mostraba las destar-

e impersonal Madrid, intentando vanamente mover

taladas salas del Museo es una andanza que se re-

a la concienciación ciudadana ante tales desmanes.

petía con frecuencia (cuando digo destartaladas ha-

El vandalismo y las visitas incontroladas seguían pro-

blo con propiedad, pues también conservo el recuer-

duciéndose, sirviendo de poco los candados que más

do de las palomas revoloteando con su zumbido en el

de una vez colocó Carlos Callejo personalmente en

interior de las salas, a las que accedían por el hueco

la puerta de acceso a la gruta.

de algún cristal roto de las desvencijadas ventanas).

Parece como si veinte milenios de anonimato

Nuestras correrías infantiles por los recovecos del cen-

para aquellas oscuras e intransitadas galerías sub-

tenario edificio de la Casa de las Veletas desemboca-

terráneas constituyeran un peso infranqueable que

ban muchas veces en el aljibe y en la Sala de Prehis-

llamaba poderosamente a aquellas enigmáticas

toria (actual Salón de Actos) donde recuerdo haber-

manos mutiladas a continuar su ancestral sueño

me quedado largos ratos contemplando ensimisma-

de olvido y misterio. Maltravieso volvía a un ma-

do los cráneos trepanados de Maltravieso antes de

rasmo de quietud y dejadez que habría de durar

cabalgar a los fríos lomos de los verracos

gran parte de estos cincuenta años transcurridos;

protohistóricos de granito que se alineaban junto a

y romper esta tendencia siempre ha constituido un

las vitrinas; y la imagen de un mono con manchas de

esfuerzo incomprensible para un yacimiento paleo-

barro que mi padre usaba en sus incursiones

lítico urbano, caso único en el mundo que en con-

espeleológicas colgado de un clavo en una puerta del

diciones normales debería enorgullecer a los

piso superior lo asocio con el nauseabundo olor de

cacereños de habitar en uno de los asentamientos

las lámparas de carburo que usábamos para alum-

humanos más antiguos de La Tierra. 23


Alfonso Callejo Carbajo

Uno de los hitos de investigación que marcó tem-

tante de intervinientes en el congreso. De esta épo-

poralmente un lapsus en esta inercia de olvido fue la

ca son los recuerdos más vívidos que conservo de mi

celebración de XI Congreso Nacional de Arqueología, en

intervención en estas campañas arqueológicas, aun-

1969, cuyas sesiones tuvieron lugar aquel año en

que la misión (también de mis hermanos) sólo fuera

Extremadura, concretamente en la ciudad de Mérida.

la de mozo de transporte de focos, trípodes y demás

La relativa cercanía hasta la cueva de Maltravieso y la

elementos fotográficos. Pero el pasar largas horas

curiosidad que las noticias de las pinturas, ciertamen-

en aquella oscuridad, adoptando incómodas postu-

te todavía dispersas en el tiempo y en el espacio ha-

ras mientras sujetaba el papel translúcido emplea-

bían despertado entre los especialistas que aún no

do para los calcos de las pinturas en los más recón-

conocían el yacimiento, constituía una excepcional

ditos rincones de la cueva, y contemplar posterior-

ocasión para que los más autorizados arqueólogos

mente cómo en su gabinete de trabajo del Museo

españoles que reunió este evento pudieran contem-

daba forma y color a los bocetos obtenidos, cómo

plar in situ y hacerse una idea de las características

consultaba libros y permanecía absorto e insomne

de las representaciones parietales. Se consideró opor-

hasta altas horas de la madrugada me enseñaron

tuno, por este motivo, celebrar la sesión de clausura

para siempre qué es lo que se esconde detrás de

en Cáceres, y la presentación a los asistentes de la

las páginas de un simple artículo científico.

cueva de Maltravieso constituyó el verdadero "plato

Presidía aquel congreso D. Francisco Jordá

fuerte" de aquel congreso (Fig. 7).

Cerdá ejerciendo como secretario D. Antonio Beltrán.

Conociendo mi padre esta programación me-

Formaban también la mesa el alcalde Alfonso Díaz

ses antes, se puso manos a la obra para presentar

de Bustamante, Manuel Lora Tamayo, Presidente

una comunicación exhaustiva sobre las treinta y una

del Consejo Superior de Investigaciones Científicas

manos y otros motivos artísticos hasta entonces ca-

y el General Galindo Caselles, Gobernador Militar de

talogados. Incluso publicó un amplio artículo ilustra-

la plaza y gran aficionado a la Arqueología. También

do sobre la cueva en el Diario de Barcelona, su ciudad

asistían Martín Almagro, Director General de Bellas

natal y de donde habrían de partir un número impor-

Artes y D. Eduardo Ripoll, que por fin encontró el momento tan deseado de visitar Maltravieso y charlar ampliamente con Carlos Callejo, reanudando felizmente sus antiguos contactos epistolares que se habían iniciado hacía doce años. Era tanto el interés de Ripoll, que adelantó su venida a Cáceres desde Mérida con objeto de entrevistarse con mi padre e inspeccionar detenidamente en su compañía, en una visita nocturna, las paredes de la cueva antes de la observación más rutinaria que había de tener lugar al día siguiente en unión del resto de congresistas. Esta indagación detenida dio como resultado el descubrimiento por parte de Ripoll, gran conocedor de las cuevas francesas, de un panel con grabados en la Sala de las Chimeneas, cuya presencia en la cueva sospechaba desde hacía años, el primero visto hasta entonces que complementaba a las pinturas propiamente dichas y que acercaba aún más Maltravieso a la nómina de las más importantes estaciones cuaternarias europeas, con la rareza, además, de situarse en el Occidente de la Península, como la cueva de Escoural, descubierta unos años antes en el Alentejo. El congreso finalizó con un emotivo homenaje al llorado prehistoriador D. Luis Pericot García en su jubilación, quien manifestaría, emocionado: "mi único pecado ha sido no

Figura 7. Recorte de prensa del Diario Hoy dando noticia de la clausura del XI Congreso Nacional de Arqueología.

visitar Cáceres hasta este momento". Otros asistentes al congreso fueron, entre otros muchos, el pro24


El descubrimiento y reconocimiento de Maltravieso, historia y recuerdos personales

fesor Fletches Valls, con quien Callejo había entra-

interpretativa y su posterior edición en aquella Uni-

do antiguamente en disputas científicas en las pá-

versidad, pero esperó en vano durante diez años, y

ginas del Miliario Extravagante, Miguel Tarradell, el

existen curiosas cartas intercambiadas entre ambos

profesor Llongueras, Moure Romanillo, Alberto del

investigadores, viejos conocidos de sus excursiones

Castillo, Antonio Tavares y las religiosas Sor Maria

no sólo a la cueva, sino también al Castro de Botija y

Josefa Arteaga y Sor Maria Pilar de la Varga, que

a los dólmenes de Valencia de Alcántara por sus res-

también se introdujeron en la cueva, poniendo de

ponsabilidades en excavaciones. A lo largo de ese

manifiesto que el estudio de la Arqueología siem-

tiempo, a los requerimientos de Callejo por la tardan-

pre ha encontrado un campo especialmente abo-

za, el profesor Jordá achacaba el retraso a su mucho

nado en el sosiego de abadías y conventos.

trabajo y a la precariedad de medios económicos de su departamento, cuyos exiguos presupuestos nun-

La comunicación de Carlos Callejo con el in-

ca alcanzaban a sufragar los costes de la edición.

ventario completo de las pinturas descubiertas hasta entonces, presentado con profusión de

Y hasta aquí llega la que podríamos definir

diapositivas y numerosos calcos fue seguida con

como etapa de investigación clásica sobre la cue-

gran interés por los arqueólogos asistentes y

va de Maltravieso. En las décadas siguientes, has-

Maltravieso recibió, al fin, el refrendo colectivo de

ta mediados de los noventa, más sombras que lu-

la comunidad científica española que tan denoda-

ces se adueñarían de esta estación cuaternaria, a

damente se había venido buscando a lo largo de

la que ha faltado muy poco para desaparecer por

casi quince años.

completo del mapa de yacimientos paleolíticos peninsulares. Corresponde a otros ilustres ponentes

Esta irrepetible oportunidad intentó ser aprove-

en estas jornadas profundizar en el espectacular

chada al máximo por mi padre para dar salida a una

resurgimiento de Maltravieso con toda su carga de

antigua pretensión: editar una obra mucho más com-

nuevas sorpresas y su posición actual en relación

pleta que las breves y ya antiguas monografías apa-

al resto de cuevas europeas pertenecientes a es-

recidas en 1958 y 1960. La ampliación de los descu-

tas remotas etapas prehistóricas.

brimientos desde esas primitivas fechas y la profu-

Mientras por ley de vida los artífices del descu-

sión de nuevos datos, imágenes, calcos y referencias bibliográficas que había acumulado en la década an-

brimiento y participantes en la lenta expansión cien-

terior merced a todos los contactos que hemos rese-

tífica iban jubilándose y desapareciendo físicamen-

ñado, habían desfasado los contenidos de las prime-

te, una nueva nómina de investigadores tomó el re-

ras obras y merecían dar a la imprenta un amplio volu-

levo haciendo uso de las nuevas metodologías ofre-

men con vocación divulgativa, descriptiva e interpre-

cidas por el boom tecnológico de unos tiempos que

tativa de todos los vestigios óseos, cerámicos y so-

nunca soñaron sus predecesores. A nombres pione-

bre todo artísticos hallados en la cueva. Este proyec-

ros como Carlos Callejo, Martín Almagro, Francisco

to editorial mereció el interés del profesor Jordá Cerdá,

Jordá, Eduardo Ripoll siguieron otros como José Luis

durante sus contactos en las sesiones del congreso,

Sanchidrián, Jordá Pardo, Sergio Ripoll, Hipólito Co-

adquiriendo ambos el compromiso de acometer en

llado, Isabel Sauceda, Eudald Carbonell, Toni Canals

conjunto la autoría del libro. Incluso mi padre recabó

y seguramente un injusto etcétera compuesto por

la colaboración, como había hecho años atrás, en esta

jóvenes e intrépidos arqueólogos agrupados en

ocasión de D. Emiliano Aguirre, también asistente al

equipos de investigación, como los integrantes del

congreso y Jefe de la Sección de Paleontología Huma-

Laboratorio de Estudios Paleolíticos de la UNED o el

na y Vertebrados del Museo de Ciencias Naturales de

grupo de los Primeros Pobladores de Extremadura.

Madrid para el estudio de unas doscientas piezas

Son los nuevos guardianes a quienes corresponde-

óseas halladas en Maltravieso que aún no habían re-

rá mantener impávida la llama que se encendió en

cibido la atención de ningún especialista.

Maltravieso aquel otoño de 1956. A todos ellos, y a quienes se incorporen en el futuro a las tareas de

Pero parece que los hados maléficos del pasado

investigación, así como a las autoridades locales y

pugnaban por emerger nuevamente desde las

autonómicas pediría (porque ese sería también el

anfractuosidades de la cueva. No me consta que se

deseo de Carlos Callejo), en este cincuentenario, que

obtuviera finalmente esta colaboración, a pesar de

colaboren sin bajar la guardia para que los recuer-

ser enviados los restos óseos; y en cuanto al libro,

dos que todos tengamos de Maltravieso estén en el

tampoco se publicó nunca. Mi padre completó pronto

futuro exentos de los sobresaltos y sinsabores que

su parte descriptiva, enviando el original a Salamanca,

hasta hace muy poco constituyeron su historia.

donde Francisco Jordá se ocuparía de la parte 25


26


De Maltravieso al valle del Guadiana. Un repaso al Arte Rupestre Paleolítico de Extremadura

Hipólito Collado Giraldo Jefe de Sección de Arqueología Consejería de Cultura y Turismo Junta de Extremadura

ción geológica de la cavidad y a la conservación de

1. Introducción.

sus representaciones artísticas (Fig. 1).

En los últimos años la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura viene desa-

2. Los grabados paleolíticos al aire libre del

rrollando un programa centrado exclusivamente

Molino Manzánez (Alconchel-Cheles, Badajoz).

en aspectos relacionados con el arte rupestre

Los trabajos de minimización del impacto ar-

abarcando todas sus facetas, desde las más pu-

queológico provocado por la inundación de las

ramente investigadoras (prospección y cataloga-

aguas de la presa de Alqueva permitieron a lo lar-

ción de lugares con arte rupestre), hasta las de

go de los años 2001 y 2002 documentar el mayor

contenido más social, como son la recuperación y

conjunto de grabados rupestres conocido hasta el

acondicionamiento de abrigos para su visita, la

momento en la región extremeña. En total se es-

creación de centros de interpretación sobre el arte

tudiaron 570 rocas que agrupaban un conjunto fi-

rupestre o la edición de monografías y guías ar-

gurativo próximo a las 5000 figuras distribuidas en

queológicas centradas en esta temática. Como

un amplio abanico diacrónico con inicio en el Paleo-

consecuencia, el panorama sobre las característi-

lítico Superior y final en época contemporánea.

cas y la distribución del arte rupestre extremeño

La zona estudiada se trataba de una amplia

ha variado considerablemente respecto a etapas

banda de afloramientos de pizarra distribuida a lo

precedentes y evidentemente el arte rupestre

largo de aproximadamente dos kilómetros de longi-

paleolítico no ha sido ajeno a esta dinámica y su

tud en cuya zona intermedia fue construido un mo-

realidad actual difiere notablemente de la plan-

lino harinero que dio nombre al yacimiento (Fig. 2).

teada a finales de los años 90 (Ripoll, Ripoll y Collado, 1999), especialmente a raíz de los trabajos

Sobre la cara superior de estos bloques se

efectuados en el Molino Manzánez, dentro de la

realizaron los grabados empleando dos técnicas

zona de inundación de la presa de Alqueva (Co-

principales: la incisión y el piqueteado, siendo ex-

llado, 2007).

cepcional el uso de la abrasión. Raramente ambas técnicas aparecen combinadas en una mis-

Con este artículo, no sólo pretendemos su-

ma figura y a lo largo de la secuencia cronológica

marnos al merecido homenaje que con motivo del

se constata una alternancia en el empleo de las

50 aniversario del descubrimiento de las pinturas

mismas.

de la cueva de Maltravieso se le realizó a D. Carlos Callejo Serrano, sino también presentar de forma

Evidentemente los motivos más antiguos del

conjunta los datos existentes actualmente sobre

Molino Manzánez corresponden al conjunto figu-

el arte rupestre paleolítico extremeño, planteado

rativo paleolítico sobre el que centraremos segui-

mediante un discurso que recorre cada uno de los

damente nuestra atención. Técnicamente se tra-

hallazgos en sentido inverso a la diacronía de sus

ta de representaciones realizadas exclusivamen-

descubrimientos (Molino Manzánez, Sierra de la

te en trazo lineal inciso filiforme, en total 250 figu-

Minerva y Mina de Ibor), con algunas reflexiones

ras, que se distribuyen entre 143 estaciones re-

sobre las características generales y cronología de

partidas por todo el yacimiento. De ellas 230 co-

estos conjuntos. Se cierra el discurso con la cueva

rresponden a motivos simbólicos (haces de tra-

de Maltravieso, en la que de una forma más deta-

zos, retículas, zig-zags, fusiformes, marañas, etc.)

llada se abordarán los últimos hallazgos realiza-

y las 20 restantes a representaciones completas

dos y aspectos diversos relativos a la configura-

o parciales de fauna de estilo naturalista, donde 27


Hipólito Collado Giraldo

Figura 1. Mapa de localización de los yacimientos con arte paleolítico en Extremadura.

los cérvidos y los équidos, destacan numéricamen-

técnica lo que da lugar a trazos de contorno firmes

te sobre el resto de especies documentadas:

y seguros, sin apenas líneas de fuga o rectificacio-

bóvidos y cápridos.

nes.

Se trata de representaciones de pequeño y

Su marco cronológico obedece a un uso grá-

mediano tamaño, que bien aparecen aisladas o

fico prolongado de la zona estudiada que ha per-

formando asociaciones figurativas reducidas de no

mitido constatar un primer núcleo antiguo de re-

más de tres motivos sobre una misma superficie

presentaciones dentro del estilo III que conside-

rocosa. Por regla general son figuras, especialmen-

ramos no deben exceder el límite temporal del

te los animales, representados con notables dosis

Solutrense. Se trata de motivos cuyas caracterís-

de conocimiento anatómico y una gran capacidad

ticas técnicas y estilísticas denotan una mayor 28


De Maltravieso al valle del Guadiana. Un repaso al Arte Rupestre Paleolítico de Extremadura

Figura 2. Paisaje del Molino Manzánez.

antigüedad (perspectivas torcidas, desproporción,

pas centrales del Magdaleniense, con paralelos que

ausencia de detalles anatómicos complejos, etc.),

nos remiten a los conjuntos al aire libre de Domingo

a lo que se une una notable serie de asociacio-

García (bóvidos de la roca 12 del Cerro de San Isi-

nes figurativas que se encuadran igualmente en

dro) (Ripoll et al., 1999: 209) y Siega Verde (conjun-

las etapas más tempranas de la serie, como la

tos III y XIV) (Balbín y otros, 1995), en la meseta

relación directa entre haces rectilíneos y ciervas

española y Côa, en Portugal (roca 6 de Vale de

multitrazo o la que se produce entre cabras y lí-

Cabrões, roca 11 de Canada do Inferno) (Martinho,

neas paralelas.

1999); aunque en la serie de plaquetas del Parpalló, convencionalismos empleados en los animales ex-

Este primer núcleo figurativo se ampliaría con

tremeños, como las orejas triangulares o las corna-

posterioridad desde su área de implantación origi-

mentas avanzadas en S asociadas a representacio-

nal, al Sur del yacimiento, desbordándolo tanto ha-

nes de bóvidos en perfil absoluto se mantienen has-

cia el Norte como hacia el Sur, aunque sin abando-

ta un horizonte avanzado del Magdaleniense Supe-

narlo por completo. Ello justificaría la presencia en

rior (plaqueta 20175-Magdaleniense Superior)

este núcleo inicial, además de en el resto de las zo-

(Villaverde, 1994: 384) (Fig. 3).

nas, de figuras con características estilísticas avanzadas, en algunos casos completas, dotadas de un

3. Las primeras representaciones de arte

fuerte contenido naturalista, reforzado por las dimen-

rupestre paleolítico sobre cuarcita en

siones proporcionadas de los animales y la presen-

Extremadura. El abrigo de La Minerva

cia de detalles anatómicos singulares como pezu-

(Garlitos, Badajoz).

ñas, orejas, rabos y cornamentas. Características que

Este conjunto de grabados fue localizado en

sin duda nos remiten a un horizonte avanzado del

el marco de un proyecto de documentación de arte

Paleolítico Superior, donde la ausencia de elementos

rupestre en la zona meridional de la comarca

faciales (ojos, ollares y boca), permiten considerar

badajocense de La Siberia financiado por la

su atribución a un horizonte transicional entre el es-

Consejería de Cultura en el año 2002 que se de-

tilo III y IV antiguo prorrogable hacia un estadio ple-

sarrolló en los términos municipales de Siruela,

no del estilo IV antiguo sin llegar a superar las eta-

Garlitos, El Risco, Sancti Spíritu, Baterno y Tamurejo 29


Hipólito Collado Giraldo

más diafana y orientada al Sureste (135º). El pasillo en su parte más ancha, la Occidental, alcanza 1,21 metros y tan solo 58 cms. en su parte más estrecha, cercana a la boca inferior (Fig. 6). Los grabados se distribuyen en dos paneles que se sitúan sobre la pared Sur (izquierda accediendo desde la boca inferior) del abrigo. El primero de ellos se localiza a 7,55 metros desde esta entrada, a una altura desde el suelo de 93,5 cms. y orientado hacia el Noreste (40º), sobre una superficie inclinada 16º hacia arriba. Esta circunstancia ha provocado un mayor grado de desgaste sobre la superficie del panel y en consecuencia una deficiente conservación de las figuras. En este punto la roca presenta un color gris oscuro y un aspecto granuloso. Sobre él tan sólo son visibles dos motivos: un pequeño caballo muy desgastado y a su derecha lo que hemos interpretado como una representación muy sumaria de una cabeza de cáprido (Fig. 7). A 1,40 metros a la derecha se encuentra el segundo de los paneles documentado. Se trata de una pequeña superficie a 58 cms. de altura desde el nivel del suelo del abrigo, con una inclinación también positiva de 11º y orientado al igual que el otro a 40º (Noreste). El color es marrón claro y sobre

Figura 3. Detalle de la cabeza de bóvido grabado. Estación "Toro Pelón".

él fueron grabadas otras dos figuras: un bóvido y lo que se ha interpretado como una cabeza de cáprido (Fig. 8).

y que permitió además catalogar otra treintena más de abrigos con pintura rupestre esquemática.

Técnicamente las figuras fueron representadas mediante un trazo inciso filiforme que se eje-

El abrigo de La Minerva (Collado, 2003) se

cutó con bastante seguridad a pesar de la dureza

estructura como un estrecho corredor situado a

del soporte. Todas son representaciones anató-

solana en la zona de contacto entre la ladera y las

micamente parciales, en perfil absoluto, que que-

primeras elevaciones cuarcíticas (608 metros de

dan reducidas exclusivamente a la zona de la ca-

altura s.n.m.) en el extremo oriental de la sierra

beza en las posibles representaciones de los

homónima dentro del término municipal de Garlitos

cápridos y algo más completas en el caso del bóvi-

(Fig. 4).

do y el caballo, ya que incluyen la línea cérvico dor-

El abrigo pasa totalmente inadvertido en el

sal de tendencia lineal. Destaca el convencionalis-

paisaje general que le rodea junto a una pequeña

mo empleado en la representación del cáprido del

plataforma sobreelevada desde la que se contem-

Panel 1 en la que un único trazo describe la corna-

pla el valle del río Zújar, enmarcado al Sur por las

menta, la cabeza y el arranque del pecho, conven-

elevaciones de la Sierra del Torozo y cuyo curso se

cionalismo que también aparece en el pequeño

encuentra actualmente muy desfigurado respecto

cérvido nº 7 de la Mina de Ibor (Algaba, Collado y

a su recorrido original a causa de la construcción

Fernández, 2000: 13) y que se observa repetida-

de la presa de la Serena (Fig. 5).

mente en figuras adscritas a momentos iniciales

Como se ha referido anteriormente el abrigo

del Magdaleniense. Es muy significativo además

se configura como un estrecho pasillo en pendien-

cómo en el toro se aprovechó una grieta como cuer-

te que buza hacia el Sureste, de 12,15 metros de

no del animal, completando de este modo la re-

longitud con dos entradas; la superior, orientada

presentación. Otra de las características de este

hacia el Noroeste (315º) y prácticamente obtura-

conjunto figurativo es el reducido tamaño general

da por un gran bloque desprendido y la inferior,

de los motivos, pues el mayor de ellos, el bóvido, 30


De Maltravieso al valle del Guadiana. Un repaso al Arte Rupestre PaleolĂ­tico de Extremadura

Figura 4. Vista general del abrigo de La Minerva (Garlitos, Badajoz).

Figura 5. Detalle del acceso al abrigo.

31


Hipólito Collado Giraldo

4. Los grabados paleolíticos de la cueva de la Mina de Ibor (Castañar de Ibor, Cáceres). Localizada en el marco de unos pequeños afloramientos calcáreos cámbricos intercalados a media altura entre el valle del río Ibor y las elevaciones de la Sierra de Porrinas (Algaba, Collado y Fernández, 2000: 6), se halla la pequeña cueva de la Mina de Ibor, que recibe su nombre por asentarse en la ladera Oeste del Cerro de la Mina, una reducida elevación de 589 metros al Noroeste de la localidad cacereña de Castañar de Ibor, en el extremo Suroriental de la provincia de Cáceres. El acceso hasta la cueva se realiza utilizando una pista de tierra que arranca a unos 150 metros antes de llegar al puente que salva el curso del río Ibor en la derecha de la carretera que une Castañar con Robledollano, y que conduce hasta la ermita de la Avellaneda, lugar donde tradicionalmente se celebra la romería de la localidad (Fig. 10). Como hemos advertido con anterioridad se trata de una cavidad de reducidas dimensiones que no llega a superar los cuarenta metros de desarrollo lineal. Su acceso en forma de arco peraltado

Figura 6. Estructura del interior del abrigo de La Minerva.

y orientado al Oeste, deja paso a una galería de paredes lisas con dos prolongaciones laterales en

tan sólo mide 21,4 cms. de longitud por 7,3 cms.

perpendicular. Esta galería principal tiene 1,5 me-

de altura, característica que entronca claramente

tros de anchura y otro tanto de altura con un pri-

con el resto del conjunto figurativo paleolítico ex-

mer tramo orientado Este-Oeste que cambia de

tremeño tanto en cueva como al aire libre, donde

dirección a partir de los cinco metros de recorrido

salvo en Maltravieso, la norma general es que en

para orientarse Noroeste-Sureste. Desde aquí la

todos los casos nos enfrentamos con representa-

galería se va estrechando progresivamente hasta

ciones de reducidas dimensiones. De igual modo

su zona final donde comienza un trazado ascen-

se perciben notables afinidades morfológicas en-

dente y muy estrecho (la anchura no llega a supe-

tre las figuras del abrigo de La Minerva y el resto

rar los 50 cms.) que desemboca en la sala final.

del conjunto figurativo paleolítico extremeño. Así,

Esta sala tiene una planta de tendencia oval con

el pequeño caballo del Panel 1 presenta conco-

un eje mayor de aproximadamente 20 metros por

mitancias con los caballos representados en las

16 metros en su eje menor. La altura máxima es

estaciones Heineken, Noel y Esquinera del Molino

de 3,5 metros en su lado Occidental. Todo este

Manzánez (Collado, Girón y Fernández, 2003: figs.

espacio se encuentra totalmente colmatado por

2, 9 y 13). De igual manera, el mejor referente para

fenómenos de incasión.

la figura del bóvido del Panel 2 es el toro pintado

Es en la zona de estrechamiento que conecta

en negro del Panel XXVIII de Maltravieso (Ripoll,

el corredor con la sala final donde se encuentra el

Ripoll y Collado, 1999: fig. 33) con el que comparte

panel principal con las representaciones figuradas

similar inclinación, orientación y contenido anató-

a unos 15 metros desde la entrada a la cueva, en

mico.

una zona en la que ya no llega la luz exterior. Apro-

Todo ello nos lleva a proponer, para las figuras

vecha una colada calcítica vertical de color marrón

del Abrigo de La Minerva, un horizonte avanzado del

claro que cubre la pared derecha situada a 90 cms.

Paleolítico Superior, aunque quizá ligeramente más

de altura desde el nivel del suelo de la galería.

reciente que la última etapa de grabados paleolíticos

Sobre esta colada, el autor de este trabajo descu-

del Molino Manzánez, esto es, en un estadio incipien-

brió en el año 1995 siete figuras grabadas de esti-

te del Magdaleniense Inferior dentro de un marco

lo paleolítico que representaban diversas partes

transicional entre los estilos III y IV antiguo (Fig. 9).

anatómicas de varios animales diferentes: dos cier32


De Maltravieso al valle del Guadiana. Un repaso al Arte Rupestre Paleolítico de Extremadura

Figura 7. Calco del Panel 1.

vos, un caballo, un oso y tres figuras indetermina-

Desde criterios cronológicos no creemos que

das (Collado, 1999: 13-17). A estas siete repre-

las representaciones de la Mina de Ibor desen-

sentaciones se les añadió una nueva representa-

tonen en gran medida con las presentadas en

ción de úrsido (Fig. 11) situado en la zona baja del

los yacimientos anteriores al aire libre. La ho-

panel y una serie de trazos lineales localizados

mogeneidad en la factura de los animales nos

sobre una pequeña colada en la zona más profun-

habla posiblemente de un momento de realiza-

da de la cueva. Estos nuevos grafemas fueron des-

ción coetáneo, en el que la presencia de conven-

cubiertos durante una visita de inspección rutina-

cionalismos estilísticos como el que presenta la

ria a la cueva para comprobar el estado de conser-

figura del cérvido nº 7 en el que con un único

vación de los motivos existentes que se realizó el

trazo se ejecuta toda la parte anterior del ani-

4 de Mayo de 2002 (Collado, 2003: 111-113).

mal (Algaba, Collado y Fernández, 2000: 13), unido a las características esenciales del con-

Nuevamente se repiten las características ge-

junto figurativo, como la falta de interés por las

nerales que ya se habían documentado en los con-

extremidades, el moderado detallismo de las re-

juntos anteriores: uso del trazo lineal inciso filifor-

presentaciones, la tendencia ligeramente sinuo-

me, tamaño reducido de las figuras, representacio-

sa de las líneas cérvico dorsales, la escasez de

nes anatómicamente parciales en perfil absoluto o

detalles corporales o la propia concepción ico-

el empleo de las irregularidades del soporte como

nográfica de la cornamenta del cérvido principal

complemento para generar volumen a la figura, un

del panel en perspectiva semitorcida, nos ha-

recurso especialmente evidente en las dos figuras

cen plantear nuevamente un marco cronológico

de osos documentadas en esta cavidad. Una espe-

ajustado

cie realmente singular en el panorama iconográfico

a

los

momentos

iniciales

del

Magdaleniense Inferior, en un horizonte de tran-

del arte rupestre paleolítico peninsular y que de al-

sición entre el estilo III y el IV antiguo similar al

gún modo particularizan a la cueva de la Mina de

propuesto para el conjunto figurativo del abrigo

Ibor en el marco de los conjuntos de arte rupestre

de La Minerva de Garlitos.

paleolítico del Suroeste peninsular (Fig. 12). 33


Hip贸lito Collado Giraldo

Figura 8. Calco del Panel 2.

Figura 9. Foto de detalle del toro grabado en el abrigo de La Minerva.

34


De Maltravieso al valle del Guadiana. Un repaso al Arte Rupestre Paleolítico de Extremadura

Figura 10. Plano de la cueva de la Mina de Ibor (Castañar de Ibor, Cáceres).

Figura 11a y 11b. Representación con y sin calco del nuevo oso de la Mina de Ibor.

35


Hipólito Collado Giraldo

5. La cueva de Maltravieso. Nuevas

de D. Ricardo Vieira con la finalidad de localizar

representaciones y algunas reflexiones sobre

posibles prolongaciones soterradas de la cavidad

su estructura geológica y conservación.

y finalizaremos la exposición con algunas reflexiones sobre el estado de conservación del conjunto

A lo largo de los últimos años hemos venido

gráfico de la cueva de Maltravieso (Fig. 13).

realizando varios trabajos de investigación en la cueva de Maltravieso, por un lado enmarcados en

5.1. Nuevas representaciones.

Proyectos de Investigación de carácter autonómi-

Cierva del Corredor de la Serpiente.

co, como el que codirigimos junto con D. José Luis

Este motivo se descubrió durante la realiza-

Mosquera Müller (IPR00B012 "Estudio de la ocu-

ción de unos trabajos topográficos y fotográficos

pación prehistórica en el calerizo de Cáceres"),

en el año 2002. Las especiales condiciones de ilu-

encaminado a contextualizar arqueológicamente

minación habilitadas en la cueva permitieron de-

las representaciones de la cavidad cacereña, o en

tectar este nuevo panel con grabados que había

el ámbito del programa general sobre el arte ru-

pasado inadvertido en los últimos trabajos de do-

pestre extremeño promovido por la propia

cumentación realizados en la cueva cacereña

Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura.

(Ripoll, Ripoll y Collado, 1999).

Como resultado de estos trabajos han sido

Se sitúa en la pared derecha de la Galería

documentadas algunas figuras de las que ya se

de la Serpiente, a 3,5 metros de distancia des-

apuntaba su existencia en la última monografía

de la gatera de unión entre la Sala de las Pintu-

publicada sobre la cueva (Ripoll, Ripoll y Collado,

ras y este último corredor, sobre una pequeña

1999: 63) y algunas otras inéditas que serán pre-

superficie cóncava con algunos abombamientos

sentadas a continuación. Además se darán algu-

que, en parte, está tapada por el sedimento

nos apuntes sobre los trabajos de caracterización

arcilloso del suelo del corredor. La anchura máxi-

microgravimétrica que llevó a cabo el Instituto de

ma del soporte son 72 cms. por 80 cms. de altu-

Astronomía y Geodesia del CSIC, bajo la dirección

ra máxima y presenta un extraplomo de 51º con respecto al suelo (Fig. 14). Ejecutada con un trazo inciso fino e irregular, se trata de la representación de una pequeña cierva incompleta pues carece de extremidades anteriores y posteriores y con una estructura corporal claramente desproporcionada, en la que se aprecia un excesivo alargamiento corporal respecto a una cabeza muy reducida. Está orientada hacia la izquierda, en dirección al fondo de la cueva y en actitud estática con el cuello estirado y la cabeza levantada. Ha sido representada en perfil absoluto excepto las orejas, resueltas muy esquemáticamente mediante dos simples trazos alargados superpuestos. La anchura máxima entre paralelas (de hocico a cola) es de 40 cms. y la altura máxima conservada entre la zona de la cabeza y el pecho es de 15 cms.. Morfológicamente el animal presenta una cabeza bastante alargada de tendencia rectangular con el hocico abierto, aunque en este caso la irregularidad del soporte hace que al observar la figura con luz artificial rasante, la sombra producida por un ligero abombamiento genere la sensación visual de que el hocico queda cerrado. La parte superior del morro, la testuz y la oreja su-

Figura 12. Grabados de la zona central del panel principal de la Mina de Ibor.

perior quedan definidos por una misma línea ligeramente curvada debajo de la cual se puede 36


De Maltravieso al valle del Guadiana. Un repaso al Arte Rupestre Paleol铆tico de Extremadura

Figura 13. Mapa con la localizaci贸n de las nuevas representaciones en la cueva de Maltravieso.

37


Hipólito Collado Giraldo

Grabados simbólicos en la Galería inversa del Corredor de la Serpiente. Se localizan sobre una gran colada calcítica, situada en la pared derecha de una pequeña galería en forma de embudo que se prolonga en dirección contraria al Corredor de la Serpiente. La superficie sobre la que se disponen los grabados se articula como un plano inclinado 60º de 91 cms. de altura por 103 cms. de ancho situado a 143 cms. desde el suelo. Sobre ella fueron grabados con trazo inciso muy fino una serie de trazos lineales y curvilíneos que tienden a concentrarse sobre dos zonas separadas configurando dos motivos diferenciados. El de la izquierda presenta una morfología de tendencia rectangular compartimentada interiormente por una serie de trazos transversales, algunos de ellos, sobre todo los de la zona superior, llegan a converger formando una especie de ángulos curvados. Una convergencia que se repite en otros dos trazos de la serie de líneas verticales que se disponen en la zona inferior de este grafema cuyas medidas son 51 cms. de alto por 33 cms. de anchura máxima entre paralelas.

Figura 14. Foto de la nueva cierva grabada del Corredor de la Serpiente.

El situado a la derecha está configurado como una sucesión en vertical de trazos lineales y

observar el ojo representado por un pequeño

curvados pseudoparalelos, que dan lugar a una

punto inciso. Un nuevo trazo convergente al an-

especie de escaleriforme atravesado en su zona

terior sirve para configurar la oreja inferior. La

central por un gran trazo en diagonal. Mide 36 cms.

parte anterior del animal se completa con otra

de altura por 20 cms. de anchura máxima entre

línea incisa, por debajo de la línea de la frente,

paralelas (Fig. 16 y 17).

que configura la quijada y que se prolonga hacia la zona inferior representando el pecho y el arran-

Grabados simbólicos en la Sala de las

que de la pata delantera.

Chimeneas.

El resto de la figura se completa con la re-

Esta nueva serie de grabados fue localizada

presentación de la parte posterior del cuello que

durante una revisión realizada en la cavidad duran-

se prolonga sin solución de continuidad tras una

te la segunda quincena del mes de Octubre del año

profunda inflexión por toda la zona cóncava de la

pasado. Se encuentran en la Sala de las Chime-

pared marcando la curva cérvico dorsal. Esta lí-

neas, sobre la pared Norte, a 5,20 metros a la de-

nea es de muy difícil observación por las numero-

recha del Panel XIV (Ripoll, Ripoll y Collado, 1999:

sas concreciones que presenta el soporte, espe-

69), quedando distribuidos en dos grupos. El pri-

cialmente en la zona central donde llega incluso a

mero de ellos aparece en la parte superior de una

desaparecer oculta por las deposiciones de calci-

superficie extraplomada en 30º, de 68 cms. de altu-

ta. Se retoma la línea en los cuartos traseros don-

ra por 100 cms. de anchura máxima, a 86 cms. de

de se inflexiona abruptamente hacia la zona infe-

altura sobre el suelo actual de la cavidad. Se trata

rior para marcar el anca y posiblemente la cola.

de dos motivos grabados en trazo inciso fino, de

En este punto la línea se desdobla sin que se

forma cuadrangular; el situado en la zona superior

pueda precisar que se trate de una rectificación

izquierda de tamaño más pequeño, de 17 cms. de

del trazado de los cuartos traseros o de un inten-

altura por 13 cms. de anchura máxima entre para-

to por representar de forma muy esquemática

lelas, está compartimentado por una serie de tra-

ambas patas traseras del animal (Fig. 15).

zos transversales y aparece infrapuesto a un grafiti 38


De Maltravieso al valle del Guadiana. Un repaso al Arte Rupestre Paleolítico de Extremadura

Figura 15. Calco de la cierva grabada del Corredor de la Serpiente.

actual que representa una "A". El otro motivo es de

tructura morfológica, en la que se mantiene una

un tamaño notablemente mayor, 24 cms. de lado y

notable falta de proporcionalidad entre una cabeza

se estructura mediante una doble línea perimetral

pequeña y un cuerpo masivo, el escaso o nulo inte-

en tres de los cuatro lados que lo conforman, aun-

rés por la representación de las patas y la marcada

que la del lado derecho muestra únicamente el arran-

curvatura de la línea cérvico dorsal, presentan al-

que en la zona inferior (Fig. 18 y 19).

gunas concomitancias con las que muestra la cierva incisa del Panel XIII de la Sala de las Chimeneas

El segundo grupo se localiza inmediatamente

(Ripoll, Ripoll y Collado, 1999: 67): cabeza muy alar-

a la derecha del anterior sobre una pequeña su-

gada y erguida, cuello estirado, orejas echadas

perficie situada a 120 cms. de altura desde el sue-

hacia atrás, similar actitud evocando comportamien-

lo, extraplomada en 45º y con tan solo 35 cms. de

tos habituales, como el ramoneo, la berrea o la aler-

altura por 24,5 cms. de ancho. Sobre ella se repre-

ta. No obstante, la convención trilineal que muestra

sentó un motivo muy simple conformado por dos

la cierva del Corredor (con una línea para configu-

pequeños trazos curvados, el de mayor longitud

rar la oreja superior, la región fronto-nasal y la boca;

rematado en su extremo derecho por dos trazos

otra para la curva cérvico dorsal y otra para la qui-

transversales. Por encima se grabó un trazo on-

jada, cuello y pecho), no se refleja en la de la Sala

dulado de 17 cms. de longitud por 7 cms. de an-

de las Chimeneas en la que una única línea configu-

chura máxima que al igual que el trazo anterior

ra toda la parte anterior del animal (región frontal,

remata en su extremo derecho mediante una línea

hocico, quijada, cuello y pecho) y en la que se deta-

con el extremo superior en ángulo (Fig. 20 y 21).

llan unas orejas mucho más cuidadas que las de la

A la hora de tratar de contextualizar esta nue-

cierva del Corredor de la Serpiente, resueltas de

va serie de representaciones con el resto del con-

forma mucho más esquemática con dos simples tra-

junto figurativo de Maltravieso, las características

zos alargados.

que se observan en la pequeña representación de

Las arcaicas características de esta nueva re-

la cierva del Corredor de la Serpiente, especialmen-

presentación invitan a considerar un horizonte

te las referidas a la perspectiva utilizada y a la es39


Hipólito Collado Giraldo

estilístico a caballo entre los estilos II y III anti-

lar, que enlazan claramente con la reiterada ten-

guo, un horizonte artístico que no desentona en

dencia que se constata en los yacimientos mese-

gran medida con la presencia de manos pintadas,

teños con arte rupestre de asociar estas formas

tema principal en la iconografía de la cavidad

cuadrangulares a las etapas más arcaicas de los

cacereña, que según todos los indicadores crono-

conjuntos iconográficos. En este sentido, las for-

lógicos responden a un origen Gravetiense (Delluc

mas cuadrangulares documentadas en la conexión

y Delluc, 1991: 151-166, 212-224, Clottes y otros,

de los senos B y C de la cueva de Los Casares

1992, 1996, Moure y otros, 1984/85, Moure y

(Cabré, 1934) se asocian a las figuras más arcai-

González, 1992-1-2), junto con algunas otras re-

cas de la cueva, al igual que los esquemas

presentaciones simbólicas enmarcadas también en

reticulados de la cueva de la Hoz en relación direc-

un horizonte arcaico (González, 2003:215) como

ta con los cérvidos arcaicos del inicio de la Galería

los trazos pareados pintados en negro del Panel I

del Lago (Alcolea y Balbín, 2003: 243) o el gran

(Ripoll, Ripoll y Collado, 1999: 52) (Fig. 22), los trián-

signo cuadrangular pintado en rojo del vestíbulo

gulos infrapuestos a las manos en técnica mixta

de la cueva del Reno (Alcolea y otros, 1997: 239-

del Panel III de la Sala de las Pinturas (Ripoll, Ripoll

257) que sus descubridores incardinan sin proble-

y Collado, 1999: 53) (Fig. 23a y b) o la representa-

mas en la serie pintada de la cavidad encuadrada

ción ondulada pintada en rojo del Panel V del Co-

a caballo entre los estilos II y III de Leroi-Gourhan

rredor de la Serpiente que aparece infrapuesta,

(Alcolea y Balbín, 2003: 246, fig. 30). La Griega se

igual que los triángulos del Panel III, a manos pin-

suma también a los conjuntos meseteños en los

tadas en negativo (Ripoll, Ripoll y Collado, 1999:

que motivos de tendencia cuadrangular con com-

61-62) (Fig. 24).

partimentaciones internas se asocian a representaciones zoomorfas arcaicas (Corchón y otros,

Cronología antigua que se ve reforzada con

1997: 80, fig. 66), tendencia que se repite en con-

los nuevos símbolos complejos grabados que han

textos al margen de la Meseta como el de las cue-

sido documentados en la galería inversa del Co-

vas cántabras de las Chimeneas, la Garma

rredor de la Serpiente y en la Sala de las Chime-

(González, 2003: 217), Castillo, la Pasiega, el con-

neas, especialmente los de morfología cuadrangu-

Figura 16. Calco del panel con grabados simbólicos.

40


De Maltravieso al valle del Guadiana. Un repaso al Arte Rupestre Paleolítico de Extremadura

ya aparece en la figura del cáprido grabado infrapuesto a las manos pintadas del Panel III de la Sala de las Pinturas (Fig. 23) y por tanto adscribible a las fases más tempranas del conjunto gráfico cacereño. Un panorama de arte rupestre arcaico en la que Maltravieso es tan sólo un elemento más dentro de un amplio contexto geográfico en el que además de los ya citados ejemplos meseteños, portugueses y cántabros, tienen también cabida una buena parte de las representaciones del valle del Côa (Zilhão, 2003), ambos horizontes gráficos del Nalón (González y San Miguel, 2001), aunque con las matizaciones respecto al segundo horizonte gráfico propuestas por Fortea (Fortea, 2005/ 2006: 49-50), y que se reconoce igualmente en algunas representaciones de la fauna paleolítica de los grandes conjuntos gráficos andaluces. En esta línea se deben señalar los bóvidos de la cueva de la Pileta, de entre los que se destacaría el ejemplo del toro pintado en negro fechado por AMS en 20.130 ± 350 del Camarín del Santuario (Sanchidrián, 2001: 290), o la fauna de la Fase III del ciclo inicial documentado en la malagueña cueva de Ardales (Cantalejo y otros, 2006: 316). Todo ello en el marco de un panorama general de repre-

Figura 17. Foto de detalle de los grabados.

sentaciones parietales muy antiguas, más diversificado de lo supuesto tradicionalmente, en

junto de cuevas del desfiladero del Carranza

el que, como advierte Cesar González, cada vez

(González y San Miguel, 2001), o en la portuguesa

quedan más diluidas por contemporaneidad o sin-

gruta de Escoural (Varela, 1999) y que contrasta

cronía las claves estilísticas de los estilos I, II y III

vivamente con la serie mobiliar del Parpalló en el

antiguos propuestos por Leroi-Gourhan (González,

que los motivos de tendencia cuadrangular y

2003: 214).

reticulados se encuadran en horizontes mucho más avanzados con una cronología plenamente Magda-

5.2. Nuevos datos sobre la estructura

leniense (Villaverde, 1994: 148).

geológica de la cueva de Maltravieso.

Al margen de este desencuentro con la serie

En un artículo del año 2001 (Collado, Algaba y

mediterránea, que no hemos de entender sino como

Fernández, 2001), ya planteabamos algunas du-

una consecuencia del proceso de regionalización

das sobre la propuesta vertida en la monografía

del arte paleolítico, es en esta fase arcaica en la

de Maltravieso (Ripoll, Ripoll y Collado, 1999: 67)

que pensamos, como proponíamos con anteriori-

referida a la posibilidad de que la entrada original

dad, que deben quedar encuadradas las nuevas

de la cueva se encontrara taponada por un gran

representaciones de la cueva de Maltravieso y tam-

derrubio de sedimentos existente en la Sala de las

bién las representaciones grabadas del Panel XIII

Chimeneas. En este trabajo retomábamos la hipó-

de la Sala de las Chimeneas, a pesar de que con

tesis de D. Carlos Callejo que proponía como acce-

anterioridad dichas figuras fueron atribuidas a la

so original un estrecho conducto en rampa, de unos

última fase gráfica de la cavidad (Ripoll, Ripoll y

ocho o diez metros de longitud, que desembocaba

Collado, 1999: 115), a tenor, fundamentalmente,

en una sala de forma elíptica de unos treinta y sie-

de la convención estilística mediante la cual se eje-

te metros de largo por unos doce o trece de ancho

cutó con un único trazo toda la parte anterior del

(Sala A) que comunicaba con el resto de la cueva

animal, un recurso que de forma reiterada tiende

por el fondo y con una sala de pequeñas dimen-

a adscribirse a los momentos iniciales del

siones por su lado Este (Sala B) por la que tam-

Magdaleniense, pero que en la cueva de Maltravieso

bién sería factible considerar un posible acceso a 41


Hipólito Collado Giraldo

Figura 18. Calco de los motivos simbólicos cuadrangulares de la Sala de las Chimeneas.

través de un pozo que Callejo se encontró ya ob-

visitable (Sala de las Chimeneas). En segundo lugar,

turado en el momento del descubrimiento (Callejo,

el modelo descarta la posibilidad de la existencia de

1958: 8-9, fig. 3) (Fig. 25).

una galería de suficiente entidad en la prolongación inmediata de la galería actual (las anomalías negativas

Con objeto de contrastar la veracidad de las

de gravedad observadas en esta zona corresponden

hipótesis planteadas, se realizó un estudio gravi-

a estructuras mucho más superficiales). En tercer

métrico dirigido por D. Ricardo Vieira y D. Antonio

lugar, se detectan unos posibles tramos de cuerpos

González del Instituto de Astronomía y Geodesia

de baja densidad que por su aspecto claramente lineal

del CSIC, en el marco del proyecto de investiga-

(en una longitud de casi 40 metros) podrían

ción "Estudio de la ocupación prehistórica en el

corresponder a galerías que se dirigen hacia el N30ºE.

calerizo de Cáceres", subvencionado por el I Pro-

Sin embargo, estos posibles cuerpos se encuentran

grama de Desarrollo Tecnológico e Innovación de

a bastante menor profundidad que la caverna actual

la Consejería de Educación, Ciencia y Tecnología

y presentan un diámetro claramente menor que dicha

de la Junta de Extremadura (I PR0B012).

cavidad. Es por ello que corresponderán o bien a

Las características y resultados de este tra-

cavidades muy angostas, o bien a antiguas cavidades

bajo, centrado sobre el segmento terminal de la

total o parcialmente colmatadas de materiales

cueva (Sala de las Chimeneas y conexión con el

sedimentarios (Camacho y otros, 2002: 1781) (Fig.

Corredor de la Serpiente) fueron objeto de una

26, 27 y 28).

breve publicación (Camacho y otros, 2002) en el

Esta aseveración fue posteriormente compro-

que se detallaban los resultados que pasamos a

bada in situ mediante una perforación vertical prac-

reproducir:

ticable que permitió el acceso a una pequeña sala totalmente colmatada de sedimentos arcillosos. Se

…En primer lugar, el modelo predice con cierta

descarta con este estudio la existencia de una pro-

aproximación (a profundidades de entre 8 y 13 m.)

longación hacia la superficie desde la Sala de las

la posición del tramo final de la galería actualmente

Chimeneas y por tanto la propuesta de que la en42


De Maltravieso al valle del Guadiana. Un repaso al Arte Rupestre Paleolítico de Extremadura

rario se localizó al fondo de la Sala A, en un espacio situado entre dos estrechas galerías que confluyen unos metros más adelante en la actual galería principal de la cueva. Este lugar es aún visible en la actualidad, pues viene a coincidir con el pequeño vestíbulo comprendido entre la reja de protección exterior y la pared que cierra actualmente la gruta (Fig. 29). Tomando como base la actual propuesta sobre el acceso a la cueva de Maltravieso, la distribución topográfica de las representaciones, a expensas de no poder averiguar si en las desaparecidas Salas A y B existieron figuras grabadas o pintadas, queda estructurada en tres grandes zonas diferenciadas en función de la técnica de ejecución empleada en las representaciones: - Una zona inicial, comprendida entre el actual vestíbulo de entrada y la Sala de la Mesita en la que se emplea exclusivamente la pintura como técnica para representar motivos simbólicos y figurados. Se alternan en esta zona motivos de cronología arcaica (manos en negativo) con figuras zoomorfas de estilo más avanzado (cérvido del Panel XXVII y bóvido del Panel XVIII) (Ripoll, Ripoll y Collado, 1999: 44-49). Figura 19. Imagen de detalle del cuadrado de mayor tamaño.

- Una zona central, que abarca la Sala de las Pinturas y el Corredor de la Serpiente, cuantitativamente la más importante en representacio-

trada primitiva a la cavidad se realizara a través

nes, en la que se alternan motivos grabados y pin-

de un acceso actualmente obturado por el gran

tados adscritos a la fase arcaica (manos en negati-

cono de derrubios existente en la misma, cuyo ori-

vo y en técnica mixta, triángulos grabados y pinta-

gen probable hay que explicarlo en relación con

dos, trazos pareados pintados en negro, series de

procesos endokársticos. De este modo, la hipóte-

puntos, ondulados, motivos rectangulares comple-

sis más probable es que la entrada primitiva a la

jos grabados, una cabeza de cabra grabada y la

cavidad estuviera en la zona que desapareció con

pequeña cierva del Corredor de la Serpiente).

el avance del frente de la cantera entre 1951 y 1956 (Salas A y B) tal y como indicó Carlos Callejo

- Una zona final, reducida exclusivamente a la

en su monografía de 1958. Hipótesis que además

Sala de las Chimeneas en la que tan sólo se han

se ve reforzada con el hecho de que la gran mayo-

documentado representaciones simbólicas y

ría de los materiales arqueológicos y restos huma-

zoomorfas adscritas a la fase arcaica en la que

nos de cronología postpaleolítica fueron localiza-

únicamente se empleó la técnica del grabado (los

dos en ellas y por tanto próximos a la entrada ori-

motivos incisos junto a la cierva y el animal acéfalo

ginal. Así, en la pequeña Sala B fue donde se en-

del Panel XIII y los símbolos cuadrangulares y on-

contraron los primeros restos de cerámica "muy

dulados presentados con anterioridad).

troceados" y el primero de los cráneos de los cua-

No incluimos en esta distribución los motivos

tro localizados, además de otros muchos huesos

esquemáticos pintados del Panel XIV de la Sala de

(Callejo, 1958: 9). La segunda acumulación de hue-

las Chimeneas (semicírculos y series de barras ver-

sos humanos se localizó a la izquierda de la gran

ticales), descartando igualmente la identificación

estalagmita central de la primitiva Sala A, que se-

con una posible cabeza de un équido de cronolo-

gún Callejo estaba colocada allí "de obra", envuel-

gía paleolítica para los trazos y manchas pintadas

tos entre la arcilla que formaba parte del suelo de

que aparecen a la derecha del motivo semicircular

este recinto. Finalmente, el tercer depósito fune-

esquemático (Ripoll, Ripoll y Collado, 1999: 70, fig. 43


Hip贸lito Collado Giraldo

Figura 20. Calco del motivo ondulado.

Figura 21. Imagen del motivo ondulado.

44


De Maltravieso al valle del Guadiana. Un repaso al Arte Rupestre Paleolítico de Extremadura

63), por considerarlos, desde nuestro punto de vis-

mente a criterios técnicos, pues desde el punto de

ta, como representaciones de cronología postpaleo-

vista iconográfico representaciones figuradas y sim-

lítica argumentando para ello razonamientos de

bólicas conviven en todos los espacios, salvo las

carácter técnico y estilístico (Collado, Algaba y

manos, que obviamente por sus características de

Fernández, 2001: 44-47). En este sentido, el tipo

ejecución, no aparecen en la zona final (Fig. 30).

de trazo, de grosor reducido y ductus baboso, que

5.3. El arte rupestre de Maltravieso, un arte en

fue empleado en la confección de estas figuras no

peligro. La historia se repite.

tiene parangón con ninguna de las representacio-

Los diferentes avatares sufridos por la cueva

nes paleolíticas de la cavidad. De igual modo, el

de Maltravieso desde su descubrimiento en 1951

pigmento utilizado, de color marrón y textura más

(destrucción parcial, desarrollo urbanístico incon-

compacta que provocó que no se adhiriera con re-

trolado, marginalidad del área, abandono, etc.),

gularidad a la superficie rocosa, es exclusivo de

habían desembocado a mediados de la década de

este grupo de motivos. A ello hay que unir, desde

los 90 en una situación que amenazaba gravemen-

un punto de vista iconográfico, que estas repre-

te la conservación del conjunto de manifestacio-

sentaciones encuentran más acomodo en las se-

nes prehistóricas de la cavidad cacereña.

ries morfológicas de la pintura esquemática postpaleolítica, que en el cuadro iconográfico pa-

Consciente de esta situación, el por entonces

leolítico de todo el mediodía peninsular.

arqueólogo del Servicio de Patrimonio Histórico de la Consejería de Cultura, D. José Luis Mosquera Müller,

A la vista de lo expuesto, con la prudencia que

se convirtió en el principal motor de la serie de ac-

obviamente se deriva del hecho de no contar con

tuaciones que desde 1995 se pusieron en marcha

referencias sobre una buena parte de la cueva que

para tratar de reconducir una situación que en aque-

quedó destruida y de la conservación diferencial

llos momentos parecía irreversible. El primer paso fue

de las manifestaciones prehistóricas, podría consi-

una petición formal por parte de la Dirección General

derarse la existencia de un programa preconcebi-

de Patrimonio al Instituto de Conservación y Res-

do mediante el cual grabado y pintura iban alter-

tauración de Bienes Culturales (ICRBC) del Ministe-

nando y conviviendo en diferentes ámbitos de la

rio de Cultura para que efectuara una evaluación de

gruta. Una estructuración que obedeció exclusiva-

Figura 22. Trazos pareados en negro del Panel I.

45


Hipólito Collado Giraldo

Figuras 23a y 23b. Triángulos grabados del Panel III e imagen con calco sobrepuesto.

la situación y a la vista de los resultados, propusiera

que se articulaban en dos grandes bloques:

una batería de medidas con objeto de asegurar la

- Actuaciones en el exterior:

conservación de los motivos prehistóricos y que per-

1. Control de las actuaciones urbanísticas en el

mitieran recuperar las condiciones ambientales ópti-

entorno.

mas en el interior de la cueva.

2. Control de las actividades y vertidos realiza-

El resultado, tras una serie de trabajos pre-

dos sobre las superficie del terreno ocupado por la

vios, fue la emisión, con fecha de 1 de Febrero de

cavidad.

1996, de un informe titulado "Propuestas de medidas de conservación preventiva para la Cueva de

3. Mantenimiento de la vegetación impidiendo la

Maltravieso (Cáceres)", elaborado por D. Juan A.

plantación de especies arbóreas y prescindiendo

Herráez (Biólogo), Dª. Irene Arroyo (Dra. en Biolo-

de cualquier tipo de abonado orgánico.

gía), D. José Vicente Navarro (Geólogo) y D. Leandro

4. Limpieza y retirada de basuras y escombros

de la Vega (Historiador del Arte y Restaurador).

en superficie.

En un primer apartado este informe se hacía

5. Mejora de las medidas de seguridad contra el

eco de una elevada contaminación microorgánica

vandalismo.

de la cavidad con presencia bastante elevada de

6. Adecuación de las infraestructuras museísticas

todos los grupos de microorganismos y especial-

mediante la creación de un Centro de Interpreta-

mente altos los niveles de mohos, levaduras,

ción Divulgativo.

actinomicetos, cianobacterias, microorganismos procedentes del ciclo del nitrógeno e incluso con-

- Actuaciones en el interior:

taminantes fecales (Enterococus faecalis y esporas

1. Elaboración de una planimetría de precisión.

sulfito-reductoras), en todos los casos muy perju-

2. Limpieza de la cavidad.

diciales para las manifestaciones de arte rupestre.

3. Instalación de infraestructuras básicas (elec-

La segunda parte se dedica por entero a pla-

tricidad, iluminación y sistemas de medición ambien-

nificar estrategias de conservación para la cueva 46


De Maltravieso al valle del Guadiana. Un repaso al Arte Rupestre PaleolĂ­tico de Extremadura

Figura 24. RepresentaciĂłn ondulada del Corredor de la Serpiente.

Figura 25. Plano topogrĂĄfico original de Callejo de 1958.

47


Hipólito Collado Giraldo

Figura 26. Cortes y representaciones microgavimétricas, (cedidas por D. Ricardo Vieira Díaz y D. Antonio González Camacho).

48


De Maltravieso al valle del Guadiana. Un repaso al Arte Rupestre Paleolítico de Extremadura

Figura 27. Cortes y representaciones microgavimétricas, (cedidas por D. Ricardo Vieira Díaz y D. Antonio González Camacho).

49


Hipólito Collado Giraldo

Figura 28. Cortes y representaciones microgavimétricas, (cedidas por D. Ricardo Vieira Díaz y D. Antonio González Camacho).

50


De Maltravieso al valle del Guadiana. Un repaso al Arte Rupestre Paleolítico de Extremadura

tal -humedad relativa y temperatura del aire y de la

ticas y obviamente se ha mejorado en las con-

superficie rocosa, CO2, humedad relativa y tempe-

diciones de limpieza y seguridad en el entorno

ratura exterior y precipitaciones en el exterior-).

de la cavidad. Se han elaborado numerosos trabajos de investigación que han revertido en un

4. Limitación de las visitas al interior de la cue-

mejor conocimiento de las características, dis-

va, quedando restringido su acceso a visitas pun-

tribución y cantidad de representaciones artís-

tuales de estudiantes y especialistas.

ticas existentes en Maltravieso y a través del

5. Inviabilidad de las excavaciones en el interior,

Museo de Cáceres se ha desarrollado un pro-

tanto por la dificultad de evacuación del material a

grama divulgativo y un control de las visitas pro-

extraer como por el impacto que para la conserva-

gramadas al interior de la gruta. Pero lamenta-

ción del arte pueda tener el tránsito de personas,

blemente a fecha actual, desde la Dirección Ge-

estancias prolongadas de los equipos de trabajo,

neral de Patrimonio no se ha efectuado un pro-

iluminación y vibraciones derivadas de los traba-

grama de control y medición de los parámetros

jos de excavación.

físicos y ambientales de la cueva y su entorno y

Transcurridos 10 años de este informe, que

lo que es más evidente, no se han impedido el

fue asumido plenamente por la Dirección Gene-

desarrollo de programas de excavación en su

ral de Patrimonio de la Consejería de Cultura,

interior. No pretendemos polemizar en estas lí-

vemos como su grado de aplicación ha sido des-

neas sobre la importancia y trascendencia de es-

igual. Se han desarrollado instalaciones museís-

tas excavaciones, pero lo cierto es que, a día de

Figura 29. Planos comparativos actual y original de Callejo con indicación de las acumulaciones óseas detectadas.

51


Hipólito Collado Giraldo

Figura 30. Mapa de Maltravieso elaborado con la distribución topográfica de las representaciones.

Figura 31. Pérdida de pigmentación en las figuras del Panel XXIX de la Sala de Entrada.

52


De Maltravieso al valle del Guadiana. Un repaso al Arte Rupestre Paleolítico de Extremadura

Figura 32. Afección por desprendimiento del soporte original en el Panel XIII de la Sala de las Chimeneas.

hoy, continúa el proceso de degradación de las

Chimeneas con grave riesgo para la conserva-

pinturas y grabados. Sirva como muestra de lo

ción de sus grabados (Fig. 32).

dicho el progresivo deterioro de las representa-

Evidentemente no se puede seguir mantenien-

ciones del Panel XXIX (Jordá y Sanchidrián, 1992:

do una situación a todas luces inaceptable. El arte

8, Ripoll, Ripoll y Collado, 1999: 45-46) desde

rupestre de Maltravieso es un patrimonio singular,

comienzos de la década de los noventa hasta la

único e irrepetible y si algo debe priorizarse es la

fecha actual en el que se constata la irremisible

conservación de una de las señas de identidad más

pérdida del conjunto figurativo de este panel

significativas del Patrimonio Cultural extremeño,

(Fig. 31), o la ampliación de las zonas con pérdi-

considerada por la propia legislación autonómica

da de soporte en el Panel XIII de la Sala de las

como Bien de Interés Cultural.

53


Hipólito Collado Giraldo

va de Maltravieso (Cáceres)", Actas de la 3ª Asam-

6. Bibliografía.

blea luso española de Geofísica. Valencia: 1779-1782.

ALCOLEA, J.J. y BALBÍN, R. (2003): " El arte rupestre paleolítico del interior peninsular: nuevos ele-

CANTALEJO, P. y otros (2006): La cueva de Ardales:

mentos para el estudio de su variabilidad regio-

arte prehistórico y ocupación en el Paleolítico Supe-

nal", Primer Symposium Internacional de Arte Pre-

rior, Servicio de Publicaciones de la Diputación Pro-

histórico de Ribadesella. Una visión del Arte Prehis-

vincial de Málaga. Málaga, 427

tórico desde los inicios del siglo XXI: 233-253.

CLOTTES, J. y otros (1992): "La Grotte Cosquer

ALCOLEA, J.J. y otros (1997): "Nuevos descubrimien-

datée", Bulletin de la Societé Préhistorique Français,

tos de arte rupestre paleolítico en el centro de la

89 : 230-234.

Península Ibérica: La cueva del Reno (Valdesotos,

CLOTTES, J. y otros (1996): "New direct dates for

Guadalajara)", Actas del II Congreso de Arqueología

the Cosquer Cave", INORA, 15: 2-4.

Peninsular, tomo I: 239-257.

COLECTIVO BARBAÓN (1998): "Nuevas pinturas ru-

ALDECOA, A. (2005): Memoria de la prospección inten-

pestres en la provincia de Cáceres: 42 nuevos abri-

siva y documentación de arte rupestre en el tramo final

gos en el Parque Natural de Monfragüe", Revista

del río Ibor y en el área del Alto Tajo a su paso por los

de Arqueología, año XIX, 212: 12-17.

términos municipales de Berrocalejo, El Gordo, Peraleda

COLLADO, H. (2003): "Nuevas representaciones de

de San Román y Valdelacasa del Tajo. Inédita.

Arte Paleolítico en Extremadura", C.A.E.A.P. Veinti-

ALGABA, M. COLLADO, H. y FERNÁNDEZ, J.M. (2000):

cinco años de investigaciones sobre el Patrimonio

Cavidades en Extremadura (España). Patrimonio Na-

Cultural de Cantabria: 111-121.

tural y Arqueológico, BAR International Series, 826,

COLLADO, H. (2006): "Manifestaciones rupestres de

74 págs.

estilo levantino en Extremadura". (e.p.).

ALONSO, A. y GRIMAL, A. (1999): "El arte levantino:

COLLADO, H. (2007): Arte rupestre del valle del

una manifestación pictórica del epipaleolítico pe-

Guadiana. El conjunto de grabados del Molino

ninsular", Cronología del Arte Rupestre Levantino.

Manzánez (Alconchel-Cheles, Badajoz), Memorias de

Serie Arqueológica 17. Real Academia de Cultura

Odiana, 4. EDIA (e. p.).

Valenciana: 43-76.

COLLADO, H., ALGABA, M. y FERNÁNDEZ, J.M.

BALBÍN, R., ALCOLEA, J.J. y SANTONJA, M. (1995):

(2001): "La cueva de Maltravieso. Recuperación

"El yacimiento rupestre paleolítico al aire libre de

de un yacimiento paleolítico", Historia 16, 299:

Siega Verde (Salamanca, España): una visión de

36-49.

conjunto", Trabajos de Antropología e Etnología, 35: 73-89.

COLLADO, H., GIRÓN, M. y FERNÁNDEZ, M. (2003): "Paleolithic rock art in Molino Manzánez Area

BALDELLOU, V. y UTRILLA, P. (1999): "Arte rupestre

(Alconchel-Cheles, Badajoz, Spanien)", Quartaer: 1-

y cultura material en Aragón: presencias y ausen-

21.

cias, convergencias y divergencias", Bolskan, 16: 21-37.

COLLADO, H. y RIPOLL, S. (1996): "Una nueva estación paleolítica en Extremadura. Los grabados

BENITO, L. y GRANDE, R. (1993): "Estaciones de

de la cueva de la Mina de Ibor (Castañar de Ibor,

grabados rupestre en la comarca cacereña de Las

Cáceres)", Revista de Estudios Extremeños. Tomo

Hurdes", Zephyrus, XLVI: 215-225.

LII, 2: 383-399.

BENITO, L. y GRANDE, R. (1995): Petroglifos prehis-

CORCHÓN, M.S. (2002): "El Tardiglaciar y la transi-

tóricos en la comarca cacereña de las Hurdes. Ed.

ción al Postglaciar en la Meseta Norte española:

Librería Cervantes, Salamanca. 89 págs.

Una visión de síntesis", Zephyrus, LV: 85-142.

CABRÉ, J. (1934): Las cuevas de Los Casares y La

CORCHON, M.S. y otros (1997): "Datación de las

Hoz, Archivo Español de Arte y Arqueología, 30:

pinturas y revisión del arte paleolítico de Cueva

225-254.

Palomera (Ojo Guareña, Burgos, España)",

CALLEJO, C. (1958): La Cueva Prehistórica de

Zephyrus, XIL: 37-60.

Maltravieso junto a Cáceres, Publicaciones de la Bi-

CURA, M. (1997): "Cuestiones generales en torno al

blioteca Pública de Cáceres. Cáceres, 45 págs.

neolítico y megalitismo", Extremadura Arqueológica VII:

CAMACHO, A.G. y otros (2002): "Investigación

141-149.

gravimétrica para el estudio arqueológico en la cue54


De Maltravieso al valle del Guadiana. Un repaso al Arte Rupestre Paleolítico de Extremadura

D’ ERRICO, F. (1994): L’ Art gravé azilien. De la

JORDÁ, F. y SANCHIDRIÁN, J.L. (1992): La Cueva de

techique á la signification, Gallia Préhistoire, XXXI.

Maltravieso. Guías Arqueológicas, 2. Mérida, 21

Suppl. París.

págs.

DELLUC, B. y DELLUC, G. (1991): L’art pariétal

MARTÍNEZ, M.I. y COLLADO, H. (1997): "Arte rupes-

archaique en Aquitaine, Gallia Préhistoire, XXVIII

tre en la provincia de Badajoz", Extremadura Arqueo-

(supplément). París.

lógica VII: 151-173.

DOMÍNGUEZ, A. (2005): Memoria final de la prospec-

MARTÍNEZ, R. y GUILLEM, P.M. (2003): "Las figuras

ción intensiva y documentación de arte rupestre en

grabadas de estilo paleolítico del Abric D’en Melià

la ZEPA de la Serena: términos municipales de Pue-

(Castelló). Reflexiones en torno a la caracteriza-

bla de Alcocer, Esparragosa de Lares y Campanario.

ción final del arte paleolítico de la España Medite-

Inédita.

rránea", Primer Symposium Internacional de Arte Prehistórico de Ribadesella. El Arte Prehistórico des-

DOMINGO, I. (2005): "Las formas de representa-

de los inicios del siglo XXI: 279-290.

ción de la figura humana", Arte Rupestre en la Comunidad Valenciana: 279-291.

MARTINHO, A. (1999): No tempo sem tempo. A arte dos caçadores paleolíticos do Vale do Côa. Centro

FERNÁNDEZ, M., GIRÓN, M., y CRIADO, A. (2004):

Nacional de Arte Rupestre, Vila Nova de Foz Coa,

Memoria de los trabajos de prospección en el Parque

186 págs.

Natural de Monfragüe. Inédita.

MAS, M. y otros (1997): "Arte rupestre en Andalu-

FERNÁNDEZ, M. (2006): Memoria final de la prospec-

cía. Nuevas investigaciones", Extremadura Arqueo-

ción en el área interior del Tajo Internacional. TT.MM.:

lógica VII, p. 33-51

Ceclavín, Zarza la Mayor y Acehuche. Inédita.

MATEO, M.A. (2002): "La llamada "fase pre-

FORTEA, F.J. (2005/2006): "Los grabados exteriores

levantina" y la cronología del arte rupestre

de Santo Adriano (Tuñón, Santo Adriano, Asturias)",

levantino. Una revisión crítica", Trabajos de Prehis-

Munibe, 57. Homenaje a Jesús Altuna: 23-52.

toria, 59(1): 49-64.

GARCÍA, J.J. (1997): "La pintura rupestre esque-

MATEO, M.A. (2003): Arte rupestre prehistórico en

mática en la provincia de Cáceres", Extremadura

Albacete. La cuenca del río Zumeta. Estudios, nº

Arqueológica VII: 119-140.

147. Instituto de Estudios Albacetenses "Don

GIRÓN, M. y FERNÁNDEZ, M. (2003): Prospección,

Juan Manuel". Diputación Provincial de Albacete,

catalogación e inventario de pintura rupestre en la

236 págs.

Siberia Extremeña (Sector Sur). Inédita.

MONTANO, C. e IGLESIAS, M. (1988): Grabados ru-

GÓMEZ-BARRERA, J.A. (1997): "Arte rupestre en

pestres de Alcántara. Excmo. Ayuntamiento de

Castilla y León: catalogación, gestión y nuevas inves-

Alcántara. Cáceres.

tigaciones", Extremadura Arqueológica VII: 53-71.

MOURE, J.A. y otros (1984/85): "Las pinturas pa-

GONZÁLEZ, C. (2003): "El conjunto parietal paleo-

leolíticas de la Cueva de la Fuente del Salín

lítico de la Galería Inferior de la Garma (Cantabria).

(Muñorrodero, Cantabria)", Ars Praehistorica, III-IV:

Avance de su organización interna", Primer

13-23.

Symposium Internacional de Arte Prehistórico de

MOURE, J.A. y GONZÁLEZ, M.R. (1992): "Datation

Ribadesella. Una visión del Arte Prehistórico desde

C14 d’une zone decorée de la grotte Fuente del

los inicios del siglo XXI: 201-222.

Salín en Espagne", INORA, 3 : 1-2.

GONZÁLEZ, C. y SAN MIGUEL, C. (2001): Las cue-

MURILLO, M. (1977): "Hallazgos arqueológicos en

vas del desfiladero: arte paleolítico en el valle del río

Aldeacentenera", Rev. Alcántara, 188: 46-48.

Carranza (Cantabria-Vizcaya), Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cantabria, Consejería de

RIPOLL, E. (1997): "Historia de la investigación del

Cultura y Deporte del Gobierno de Cantabria,

arte rupestre en Extremadura", Extremadura Arqueo-

Santader, 225 págs.

lógica VII: 13-21.

GRAZIOSI, P. (1964): "L’Art paleolithique de la

RIPOLL, S. y otros (1997): "Avance al estudio de

"Province Mediterranéenne" et ses influences dans

la Cueva de Maltravieso (Cáceres). El arte rupes-

les temps post-paleolithiques", Prehistoric art of the

tre paleolítico en Extremadura", Extremadura Ar-

western mediterranean and the sahara. Viking Fund

queológica VII: 95-117.

Publications in Anthropology, 39: 35-46. 55


Hipólito Collado Giraldo

RIPOLL, S., RIPOLL, E. y COLLADO, H. (1999):

SORIA LERMA, M. y LÓPEZ PAYER, M.G. (1999): "Arte

Maltravieso, el santuario extremeño de las manos.

esquemático en la Cuenca Alta del Segura. Nue-

Memorias 1, Museo de Cáceres, 168 págs.

vas aportaciones", Boletín del Instituto de Estudios Gienenses, 176, tomo II (Julio/Diciembre): 909-943.

ROYO, J.I. (1999): "Las manifestaciones ibéricas del arte rupestre en Aragón y su contexto arqueológico:

UTRILLA, P. y CALVO, M.J. (1999): "Cultura material y

una propuesta metodológica", Bolskan, 16: 193-230.

arte rupestre "levantino": la aportación de los yacimientos aragoneses a la cuestión cronológica. Una

ROYO, J.I. (2004): Arte rupestre de época ibérica. Gra-

revisión del tema en el año 2000", Bolskan, 16: 39-70.

bados con representaciones ecuestres. Serie de Prehistòria i Arqueología. Server d’Investigacions

UTRILLA, P. y VILLAVERDE, V. (2004): Los grabados

Arqueològiques i Prehistòriques. Diputació de

levantinos del Barranco Hondo. Castellote (Teruel).

Castelló, 176 págs.

Gobierno de Aragón. Departamento de Educación, Cultura y Deporte, 158 págs.

RUBIO ANDRADA, M. (1991): La pintura rupestre en el parque natural de Monfragüe (Cáceres). Trujillo, 105

VARELA, M. (1983): "Arte esquemática do Vale do

págs., 76 figs. y 1 mapa.

Tejo", Zephyrus, XXXVI: 277-285.

RUBIO, M. y PASTOR, V. (1999): "El grabado del Cándalo,

VARELA, M. (1989): "Arte rupestre do Vale do Tejo.

Garciaz (Cáceres)", Zephyrus, LII: 303-318.

Um santuario pré-histórico", Cuadernos de San Benito, 2: 49-75.

SANCHIDRIÁN, J.L. (2001): Manual de Arte Prehistórico. Ariel, Barcelona, 549 págs.

VARELA, M. (1999): Gruta do Escoural. IPAR, Lisboa.

SEVILLANO, M.C. (1976a): "Grabados rupestres de

VARELA, M. (2001): "Arte rupestre do vale do Tejo

carros y ruedas en Vegas de Coria (Cáceres)",

(Portugal). Antropomorfos (estilos, comportamien-

Zephyrus, XXVI-XXVII: 258-267.

tos, cronologías e interpretaçoes)", Semiótica del arte prehistórico. Servicio de estudios valencianos.

SEVILLANO, M.C. (1976b): "Un petroglifo con ins-

Serie Arqueológica 18: 53-88.

cripción en la comarca de las Hurdes, Cáceres", Zephyrus, XXVI-XXVII: 268-291.

VILLAVERDE, V. (1994): Arte paleolítico de la Cova del Parpalló. Servicio de Investigación Prehistórica

SEVILLANO, M.C. (1979): "Noticia de un grabado en

de la Diputación de Valencia, 2 vols., Valencia. 404,

las Erias (Cáceres)", Zephyrus, XXVIII-XXIX: 229-233.

[482], págs.

SEVILLANO, M.C. (1983): "Analogías y diferencias

ZILHÃO, J. (2003): "Vers une chronologie plus fine

entre el arte rupestre de Las Hurdes y el del valle

du cycle ancien de l’art paléolithique de la Côa :

del Tajo", Zephyrus, XXXVI: 259-265.

quelques

SEVILLANO, M.C. (1991): Grabados rupestres en la comarca

de

las

Hurdes

(Cáceres),

hypothèses

de

travail ",

Primer

Symposium Internacional de Arte Prehistórico de

Acta

Ribadesella. Una visión del Arte Prehistórico desde

Salmanticensia, 77, Salamanca, 216 págs.

los inicios del siglo XXI: 75-90.

SEVILLANO, M.C. y BÉCARES, J. (1997): "Grabados rupestres en la comarca de las Hurdes", Extremadura Arqueológica VII: 75-94.

56


Arte Paleolítico extremeño en el contexto del interior peninsular

Rodrigo de Balbín Behrmann Universidad de Alcalá de Henares

Prescindiendo de Andalucía, este interior pe-

1. Introducción.

ninsular ha visto incrementado su inventario ru-

La tradición en la investigación del Arte Pa-

pestre hasta alcanzar el número de 24 yacimien-

leolítico distingue entre las áreas clásicas del mis-

tos artísticos paleolíticos (Balbín y Alcolea, 1992,

mo, Dordoña, Pirineos franceses y Norte cantábrico,

1994, 2001, 2003, Alcolea y Balbín, 2003). Tres en

y el resto, que en términos generales podría con-

el Norte, en la zona de contacto entre la Meseta y

siderarse como interior, o lo que es lo mismo, mar-

el valle del Ebro, Ojo Guareña, Penches y

ginal. Las síntesis y los conocimientos se produje-

Atapuerca, siete en el centro, bordeando los

ron primero en las áreas clásicas, y el resto vino

piedemontes del los sistemas Central e Ibérico, con

por añadidura, conservando hasta el momento la

las cuevas de Los Casares, La Hoz, El Turismo, El

condición de zona secundaria, en importancia y

Reno, El Cojo, Las Ovejas (Balbín, 2002) y La Grie-

trascendencia. El Lot y la Ardèche franceses han

ga (Corchón, 1997), cuatro en el Occidente de la

ido tomando progresivamente carta de naturaleza

Submeseta Norte al aire libre, con Siega Verde,

en el paisaje del arte paleolítico, pero no ha suce-

Domingo García (Ripoll y Municio, 1997), Mazouco y

dido así con el arte castellano, extremeño y anda-

los conjuntos del Côa (Baptista, 1999) que tienen

luz, cuya entidad sigue siendo poco menos que

22 grupos de representaciones, y tres en el Sur,

desconocida y por la que los investigadores euro-

mucho más dispersos y en transición entre la Me-

peos muestran bastante poco interés. Quien dice

seta y la Fachada Atlántica o Andalucía, con las

investigadores europeos puede decir franceses,

cuevas de El Niño, Maltravieso (Ripoll et al., 1999),

que además de los españoles son casi los únicos

La Mina de Ibor (Ripoll y Collado, 1996) y Escoural

que tienen arte rupestre en su tierra, de la época

en el Alentejo portugués (Araujo y Lejeune, 1995,

que nos ocupa.

Otte y Silva, 1996). A estos hay que añadir al me-

El arte interior de la península Ibérica debe

nos tres sitios al aire libre en Portugal, Alto Sabor

incluir de modo necesario el portugués, casi inexis-

en Braganza (Baptista, 2001), Zézere y Ocreza en

tente hasta el descubrimiento del Côa, y que aho-

el Tajo y Cheles en el Guadiana. Al Noreste, en los

ra, con las versiones españolas, se ha incorpora-

aledaños pirenaicos de Huesca, está la Fuente del

do de lleno a la realidad paleolítica, ofreciendo un

Trucho.

panorama lleno de riqueza, novedad y avance para

Extremadura es uno de los casos interiores,

los conceptos interpretativos del arcano gráfico del

por su situación geográfica y por ser un área gráfi-

final de la última glaciación. Cierto es que las fron-

ca no clásica, pero ello no significa en ningún caso

teras políticas actuales no existían en el Paleolíti-

que su espacio y condición sean distinguibles de

co, y tampoco hace algunos siglos, por lo que ha-

sus vecinos españoles y portugueses. Podemos

cer circunscripciones y barreras geográficas resul-

hacer el artificio de hablar de Arte Paleolítico ex-

ta siempre difícil y poco indicativo. El arte interior

tremeño, que es precisamente lo que a partir de

de la Península Ibérica es el que no se encuentra

aquí vamos a hacer, pero sin la menor convicción

en su periferia, e incluye por tanto Portugal, Aragón,

de que se trate de un espacio único, segregado

Castilla, Extremadura y gran parte de Andalucía,

de sus vecinos más o menos próximos. Existe ade-

aunque volviendo al principio de esta introducción,

más la condición peyorativa de que lo que se con-

y tomando el concepto interior como peyorativo,

serva de este ciclo artístico no es muy abundante

todo lo que no pertenece a las áreas clásicas po-

entre el Tajo y el Guadiana, y parte de lo que había

dría ser considerado como interior. 57


Rodrigo de Balbín Behrmann

se lo ha tragado la presa de Alqueva. No es mucho

mas Central e Ibérico, las zonas previas al Siste-

lo que tenemos en esa Castilla del Sur que es la

ma Bético y las serranías del Sur, sobre todo en

Autonomía Extremeña, pero sí es de interés y nos

Cádiz y Málaga, con frecuencia a importante altura

puede enseñar mucho sobre la realidad gráfica

sobre el nivel del mar. En Extremadura, mal dotada

paleolítica.

de caliza, los afloramientos forman parte de macizos aislados, siempre a menor altura de sus pa-

También es cierto que algunos autores vie-

rientes más interiores.

nen considerando el interior peninsular como área prácticamente despoblada al final del Paleolítico

Por inercia, la Península Ibérica viene siendo

Superior (Corchón, 1985, 1997), por sus condicio-

considerada como lugar cálido, desde que investi-

nes climáticas y por la escasez de datos de

gadores extranjeros lo decidieran por su situación

poblamiento. Esto supone una vez más un con-

meridional. No conviene exagerar en ningún senti-

cepto peyorativo para las áreas centrales, no más

do, pero la condición mediterránea de altura que

frías desde luego que la estepa centroeuropea, y

posee nuestro interior, agudizada por un compor-

confundir la escasez de investigación con la esca-

tamiento bastante estepario y seco, no debió de

sez de población. No se puede afirmar lo que no

componer precisamente un lugar muy cálido en la

se conoce, ni decir que no existe comportamiento

última glaciación, que registró temperaturas me-

humano en un espacio porque no se haya encon-

dias entre diez y trece grados inferiores a las ac-

trado, porque luego viene la realidad y nos contra-

tuales. Verdaderamente sería una condición mejor

dice con los documentos que se obtienen en el tra-

a la de Centroeuropa, por poner un ejemplo, fría

bajo. Extremadura viene dando novedades de im-

aunque habitable. Debió ser también relativamen-

portancia en los últimos años sobre el Paleolítico

te seca, aunque ese término requiere sus matices.

Superior, y esto se multiplicará en el futuro de se-

Las necesidades de humedad de una economía

guir las investigaciones y el trabajo de campo, al

depredadora como la paleolítica, no son las mis-

menos en la intensidad actual. El porvenir se pre-

mas que se exigen para una agricultura extensiva.

senta optimista.

La Europa glaciar tendría un predominio de estepas frías y bastante secas, con cantidades proba-

2. Situación y contenido.

blemente no superiores a los 1.000 mm3. de pre-

El Arte Rupestre Paleolítico del Interior es un

cipitación anual. Nuestros espacios altos, fríos y

conjunto variado, con núcleos relativamente sepa-

secos, no llamarían especialmente la atención en-

rados entre sí, cuya existencia y situación depen-

tre sus parientes europeos.

de fundamentalmente del soporte sobre el que se

El interior ha sido catalogado como espacio

realiza. Tradicionalmente se ha hecho referencia al

secundario y receptor, dependiente de otros, que

arte en cueva, porque era el único que se conocía,

se consideran como originarios, el Norte y el Le-

pero ahora debemos hablar del arte al aire libre,

vante, donde El Parpalló prima todos los posibles

novedad que afecta tanto a la situación de los pa-

paralelos (Alcolea y Balbín, 2006). Hay parecidos

neles decorados como a la roca que les sirve de

formales con el Levante, pero también con el Nor-

soporte. La distribución del arte rupestre cambia

te y el Sur, y al mismo tiempo diferencias. Las obras

necesariamente si tomamos en consideración esta

interiores se parecen a las paleolíticas de la épo-

nueva realidad.

ca, se pueden encuadrar dentro de los estilos de

2.1. Arte en cueva.

Leroi-Gourhan y poseen su propio sistema, sus sig-

El arte realizado en el interior de las formacio-

nos y sus convenciones, componiendo un espacio

nes cavernarias depende necesariamente de la

con personalidad y contenidos diferenciales. Todo

existencia de caliza, la roca principal y casi única

lo que no es originario, es periferia para la consi-

en la que se puede producir ese tipo de comporta-

deración general, por lo que el interior se podría

miento, que tiene en el interior una distribución

definir paradójicamente como periferia central luso-

desigual y relativamente escasa. La caliza

española (Fig. 1).

karstificable aparece fundamentalmente en los

Aquí haremos una diferencia conceptual en-

rebordes de los sistemas montañosos más impor-

tre arte al aire libre y arte en cueva, porque eso es

tantes del interior peninsular, y en afloramientos

útil para comprender la totalidad del fenómeno, y

más o menos aislados que han sobrevivido a la e-

porque así se ha venido haciendo desde el descu-

rosión. Así, la vertiente Sur de la Cordillera

brimiento del primero, pero ambos son complemen-

Cantábrica, la vertiente Sur del Pirineo, los Siste-

tarios y mutuamente explicativos. Ambos se pro58


Arte Paleolítico extremeño en el contexto del interior peninsular

Figura 1. Vista general aérea del interior peninsular.

ducen con el mismo contenido y convenciones, en

aspecto no podemos relacionar con nada. Son más

los mismos momentos, primando unas técnicas

abstractos o conceptuales que las figuras natura-

sobre otras, y conservando las cuevas mucho me-

listas en su aspecto, pero ignoramos si sucede lo

jor las pinturas que el aire libre, que también de-

mismo con su significado. Todas las imágenes son

bió poseerlas. Ambos padecen los estilos y las

grafemas significativos, con un contenido codifica-

modas, y los manifiestan de modo similar, al mismo

do que conocían sus autores y nosotros no com-

tiempo.

prendemos. Tan abstracto, o simbólico, puede ser el significado de una figura de caballo como el de

En el interior predominan los caballos y son

un triángulo, pero la primera nos resulta compren-

los cérvidos los segundos en importancia numéri-

sible, y la segunda no. Los signos varían notable-

ca, seguidos de los toros. Siempre son importan-

mente según los yacimientos y las zonas, quizás

tes los cápridos, poco importantes los antro-

en dependencia de los grupos que los realizaron y

pomorfos y raros los felinos, rinocerontes, renos y

a los que representaban.

megaceros (Balbín y Alcolea, 2002). La fauna que aparece en los yacimientos paleolíticos suele ser

Tierra adentro los signos son más escasos de

antecedente de las especies domésticas, por lo que

lo habitual, y reciben su propia forma y relación

en muchos casos se parece a ellas, aun cuando

(Alcolea y Balbín, 2003). En general son formas sim-

haya sido realizada en época paleolítica, pero eso

ples, como rejillas, triángulos, barras y semicírcu-

pasa en todos los sitios, y no es privativo de nues-

los. Las primeras parecen concentrarse en lugares

tro arte. En todos lados la fauna predominante es

con representaciones antiguas, de estilo III o in-

siempre aquella que reconocemos por sus descen-

cluso II, como La Griega o el Reno. En Siega Verde

dientes domésticos. Sólo hay un pequeño porcen-

las barras y claviformes se asocian a los caballos,

taje de animales sin herederos domesticados, que

en Los Casares y todo el área del Sistema Central

no deben ser los representantes de la totalidad;

e Ibérico los signos más abundantes son los trián-

no se debe tomar la parte por el todo.

gulos. Los signos en el interior no son homogéneos, como en ningún otro sitio, pero tienen ca-

Hay un último grupo de representaciones que

racterísticas y acumulación propias.

se debe destacar, los signos, que son aquellas cuyo 59


Rodrigo de Balbín Behrmann

Figura 2. Mano de Maltravieso nº 7 (según, Ripoll et al., 1999).

En el arte de la Extremadura española, son

El entendimiento de que las manos son sig-

precisamente los signos los elementos gráficos

nos, siguiendo la propuesta enunciada anterior-

más representativos, en lo que a las cuevas se

mente, no deja de ser chocante. Se trata proba-

refiere, por la especial acumulación de manos

blemente de la representación más naturalista que

pintadas de la cueva de Maltravieso, en Cáceres

se puede concebir, pues reproduce con exactitud

(Ripoll et al., 1999) (Fig. 2 a 4). Las manos, ne-

el contorno de una mano humana real, tanto en su

gativas o positivas, son uno de los signos más

versión positiva como negativa. Lo que pasa es

abundantes y expandidos de todo el arte pre-

que no entendemos qué pretende su plasmación,

histórico. En el Paleolítico suelen aparecer en

y por tanto las encuadramos en el conjunto incom-

conjuntos de varios individuos, y son conside-

prensible de los signos. Tenemos que decir lo que

radas como uno de los productos más antiguos

antes dijimos, y es que los animales también son

(Leroi-Gourhan, 1971). En la Península ejemplos

incomprensibles en su significado profundo, por lo

hay en una relativa abundancia, entre otros

que las representaciones gráficas del paleolítico,

Gargas, Fuente del Trucho (Fig. 5), El Castillo (Fig.

en su totalidad, deberían ser consideradas como

6), La Garma (Fig. 7) y Fuente del Salín (Fig. 8),

signos. Leroi-Gourhan (1971), proponía su antigüe-

en el último caso dentro de una cueva de di-

dad cronológica si se trataba de conjuntos, admi-

mensiones limitadas, que se dedica de manera

tiendo una perduración mayor en el caso de repre-

casi exclusiva a ese signo. Los espacios de las

sentaciones aisladas. En El Castillo (Fig. 6) apare-

otras tres que se destinan a las manos, son tam-

cen infrapuestas a figuras de bisonte de estilo cla-

bién particulares y poco compartidos con otros

ramente antiguo, y la única fecha existente en la

elementos. En Maltravieso hay alguna figura ani-

cueva de Fuentes del Salín pertenece al

mal además de las manos, pero son, por lo que

Gravetiense (Moure, González Morales y González

conocemos en el momento actual, elementos se-

Sainz, 1985, Moure et al., 1996), lo que permite

cundarios en la organización representativa de

afirmar que allí estas formas son por lo menos del

la cueva, que parece especialmente dedicada a

estilo II de Leroi. Lo mismo puede decirse del pa-

las manos.

nel de manos de La Garma (Arias et al., 1999) (Fig. 60


Arte Paleolítico extremeño en el contexto del interior peninsular

7), aislado del resto de las formas, dentro de los

fuera de las manos antedichas (Fig. 13), de com-

espacios que ocupan las figuras más antiguas de

posición y apariencia semejante a otros de la Me-

la cueva. En este caso encontramos otra similitud

seta, como los Casares (Fig. 14) (Balbín y Alcolea,

con Maltravieso, y es que las manos no aparecen

1992, 1994).

exentas o como representación única, sino que se

Al otro lado de la frontera, fuera del ámbito

encuadran en composiciones de las que son pro-

político actual, pero dentro de la misma área geo-

tagonistas, aunque acompañadas por líneas de

gráfica, se encuentra Escoural, única representan-

puntos y manchas de color, que las completan y

te de cueva decorada paleolítica en el país vecino,

componen. Eso mismo ocurre en Fuente del Trucho

al menos por el momento. Es una cueva de mármol

(Beltrán, 1990, Mir Salas, 2000) (Fig. 8), donde la

con restos limitados de comportamiento gráfico

composición global y circular de la sala principal

paleolítico y más abundantes de comportamiento

posee otras figuras, como signos y caballos funda-

postpaleolítico, pues una vez más los lugares que

mentalmente, pero donde el espacio se ha conce-

sirvieron en el pasado pleistocénico siguen tenien-

bido como composición total, a partir de unas lí-

do vigencia después (Fig. 15 y 16) (Araujo y

neas de puntos que lo compartimentan, en estre-

Lejeune, 1995, Otte y Silva, 1996).

cha colaboración con las manos negativas, que

Fuera de lo dicho tenemos en Extremadura

ahora son rojas o negras.

La Mina de Ibor (Fig. 17 y 18) (Ripoll y Collado,

No tenemos en Extremadura muchas obras en

1996), donde encontramos grabados finos de ca-

cueva, pero dentro de ellas es protagonista inne-

rácter rotundamente paleolítico en un espacio nue-

gable Maltravieso, y con ésta las representacio-

vo, lleno de posibilidades futuras. Entre ellos po-

nes de manos (Fig. 9 y 10). Formas antiguas con

demos destacar una figura de oso, que no por mi-

toda probabilidad que debieron tener una amplia

noritario resulta exótico dentro del Arte Paleolítico

descendencia, desgraciadamente aún poco cono-

general, y representaciones de cérvido, tan abun-

cida. Hay también pinturas de cérvido (Fig. 11)

dantes en toda la Península Ibérica y especialmen-

(Ripoll et al., 1999), de toro (Fig. 12) y otros signos,

te en el interior de la misma. 2.2. Arte al aire libre. Otra cosa es el arte a la intemperie, en cuanto a su situación y distribución geográfica, pero no en cuanto a su contenido, en todo comparable a las obras cavernarias y con una cronología semejante. A partir del año 1981, en que nuestros colegas portugueses descubrieron el yacimiento de Mazouco (Fig. 19) (Jorge, Jorge, Almeida, Sanches y Soeiro, 1981, 1982, 1987, Jorge, Jorge, Sanches y Ribeiro, 1981) en la frontera portuguesa de la provincia de Salamanca, los hallazgos a uno y otro lado de la Raya se han multiplicado. En el año 1989 se descubrió Siega Verde, Ciudad Rodrigo, Salamanca, (Balbín, Alcolea, Santonja y Pérez, 1991, Balbín, Alcolea y Santonja, 1994, 1995, 1996a y 1996b, Balbín y Santonja, 1992, Balbín y Alcolea, 1992, 1994, 1999, 2003 y e.p.) y en 1991 Foz Côa (Baptista y Gomes, 1997, Baptista, 1999). Más adelante nuestros colegas portugueses han encontrado restos gráficos de la misma condición en Tras os Montes, Braganza, Ocreza, Zézere y Alto Sabor (Balbín y Alcolea, e.p.), justo enfrente de la Extremadura española. En el año 2000 se descubrió el conjunto de Cheles en el Guadiana (Fig. 20), y mucho antes, en 1970, se había descubierto el

Figura 3. Mano de Maltravieso nº 14 (según, Ripoll et al., 1999).

61


Rodrigo de Balbín Behrmann

Figura 4. Mano de Maltravieso nº 25 (según, Ripoll et al., 1999).

Figura 5. Manos de Fuente del Trucho.

62


Arte Paleolítico extremeño en el contexto del interior peninsular

Figura 6. Manos de El Castillo.

Figura 7. Manos de La Garma.

Figura 8. Manos de Fuentes del Salín.

63


Rodrigo de Balbín Behrmann

Figura 9. Mano de Maltravieso nº 62 (según, Ripoll et al., 1999).

sitio de Domingo García en Segovia, valorado cien-

El Arte al aire libre es una novedad que ha

tíficamente en lo que se refiere a su parte paleolí-

trastocado ideas asentadas, y que por tanto ha

tica desde 1981 (Martín y Moure, 1981, Balbín y

tenido problemas en su aceptación. Ha sido tam-

Moure, 1988, Balbín y Alcolea, 1992, 1994), inclu-

bién considerado como un ciclo especial, que se

yendo un estudio completo de los años 90 (Ripoll y

explicaría y relacionaría dentro de sí mismo, pero

Municio, 1992, 1997).

nosotros consideramos que es una manifestación paralela a la cavernaria, cuya diferencia ra-

Esta concentración fronteriza podría darnos

dica en su ubicación, y no en su contenido, cro-

una idea deformada de la distribución del arte ex-

nología u organización. El arte Magdaleniense

terno, pues también poseemos yacimientos al aire

exterior, coincide más con el arte Magdaleniense

libre en otros lugares, como Domingo García, el

en cueva que con el Solutrense exterior. Los

pirenaico francés de Fornols Haut (Sacchi et al.,

estilos cronológicos son los que marcan la fac-

1988), y Piedras Blancas en Almería (Martínez,

tura de las obras gráficas, no el soporte en el

1986-87). Hay una concentración actual relevan-

que éstas se realizan.

te en la zona de la frontera hispano-portuguesa, concentración debida en gran parte al esquisto,

Es una auténtica novedad, pues propone una

roca soporte que allí abunda, y a que se ha

visión distinta del Arte Paleolítico. La situación in-

prospectado en ella. Sin embargo, esa distribu-

terna de las grafías paleolíticas, provocó en el mo-

ción actual debe ser nuevamente artificial, y di-

mento de su descubrimiento una interpretación

rectamente dependiente del estado de nuestros

religiosa y mistérica del hecho, que se basaba en

conocimientos y trabajos. El día de mañana el arte

la dificultad del acceso y en la oscuridad del am-

al aire libre deberá tener una dispersión territo-

biente en el que se realizaban. La presencia de

rial distinta. El esquisto es fundamental para la

estas imágenes en lugares plenamente accesibles

conservación de estas manifestaciones, por su

e incluso dominantes en el paisaje, nos propone

dureza y ubicación, pero muchos más pudieron ser

una interpretación diferente, en la que debe pri-

los soportes del arte rupestre paleolítico a la in-

mar la capacidad llamativa y comunicativa, sobre

temperie, que por el momento no conocemos,

el misterio y la ocultación. La apropiación del pai-

pues otras rocas no conservan superficies en con-

saje en forma de marcadores gráficos, debió co-

diciones aceptables.

menzar a producirse en el mismo momento en el 64


Arte Paleolítico extremeño en el contexto del interior peninsular

Figura 10. Mano de Maltravieso nº 54 (según, Ripoll et al., 1999) y panel.

que los seres humanos aprendieron a realizar símbolos comunicativos perdurables. La existencia de imágenes a las que llegara la luz era admitida tanto por Leroi-Gourhan (1971) como por Laming Emperaire (1962), pero a la entrada de las cuevas y en momentos antiguos; ninguno de ellos llegó a conocer el auténtico arte a la intemperie que conocemos a partir de 1981. Ya no eran las cuevas necesarias para la realización artística, que se podía plasmar en cualquier sitio, y ser conocida de todos sin orientadores o chamanes. Y si el misterio ya no era necesario, ni tampoco los intermediarios, ¿se podía seguir manteniendo la religión como único motor del hecho artístico?. Según Leroi-Gourhan las obras artísticas comenzaban a realizarse en las zonas iluminadas por la luz del día, para progresivamente introducirse en las profundidades de las cuevas a partir del estilo III, y volver al exterior en el estilo IV reciente, cuando según él acababa la representación figurativa. Lo que tenemos al aire libre comienza al menos desde el estilo II, como demuestra Foz Côa, incluso mediante la datación arqueológica de un panel en el sitio de Fariseu (Fig. 21) (Aubry, 2002), Figura 11. Ciervo pintado de Maltravieso (según, Ripoll et al., 1999).

y pervive hasta el final del ciclo, o más allá, después de las grandes composiciones de Altamira o 65


Rodrigo de Balbín Behrmann

Figura 12. Toro pintado de Maltravieso (según, Ripoll et al., 1999).

Tito Bustillo. La obra artística externa, convive con los lugares de habitación (Fig. 22) (Aubry, 1998, Aubry, Carvalho y Zilhão, 1997, Zilhão, 1997, Zilhão, Aubry, Carvalho, Zambujo y Almeida, 1995), a lo largo de todo el Paleolítico Superior y además es en todo como el cavernario, y se hace al mismo tiempo. Esto quiere decir que no debió existir una progresión hacia el interior de las cuevas en los estilos más recientes del Arte Paleolítico, sino que fuera y dentro, al aire y en cueva, se utilizarían todos los espacios para vivir y representar, de principio a fin. La facilidad, la accesibilidad y la abundancia de esquisto, permiten pensar que el número de las formas exteriores sería mayor que el de las cavernarias, éstas últimas minoría cualificada en el dominio artístico. Uno de los yacimientos que más recientemente se ha incorporado al grupo exterior, es el de Molino Manzánez, en Cheles, Badajoz (Collado, 2006). Uno de los últimos pero no por eso menos importante. Se descubrió en el trabajo de prospección realizado en la orilla española del Guadiana, dentro del proyecto de construcción de la presa de Alqueva, en un espacio muy bien dotado de grabados, fundamentalmente postpaleolíticos. Una vez más, los lugares externos o de condiciones similares, parecen crear auténticas escuelas artísticas,

Figura 13. Signo de Maltravieso (según, Ripoll et al., 1999).

66


Arte Paleolítico extremeño en el contexto del interior peninsular

y seguir siendo espacios seleccionados para la co-

espaciales siguen siendo las mismas, y muy pare-

municación gráfica. No es éste el único sitio que

cidas deben ser en consecuencia las grupales, fa-

conocemos con estas características, pues algo

miliares o ancestrales (Bueno, e.p.). Cheles es uno

semejante se produce en la Fuente del Trucho,

más de los sitios donde la continuidad se produce,

donde las representaciones paleolíticas se conti-

ahora a este lado de una frontera que en el pasa-

núan en el ciclo Levantino y en el Esquemático, o

do no existió.

en Cieza, Murcia, donde el proceso es el mismo, o

Cheles es también, en lo que conocemos,

en Ambrosio, Almería, donde la continuación sigue

un espacio abierto con una distribución técnica

los mismos caminos, o en Cádiz, o en El Niño de

particular, muy diferente a Siega Verde y Côa en

Albacete. Siega Verde, al Norte de Extremadura y

sus proporciones. No conocemos la totalidad de

del Sistema Central, tiene representaciones paleo-

sus representaciones paleolíticas, como no co-

líticas y otras epipaleolíticas, en todo comparables

nocemos con seguridad las de ningún otro yaci-

a las del vecino Côa (Bueno et al., 2007).

miento, pero en este caso la presencia del río

Los sitios que tuvieron importancia comunica-

Guadiana y la urgencia de las prospecciones nos

tiva para los grupos paleolíticos, la siguieron man-

permiten suponer una realidad mucho más am-

teniendo tras los fríos glaciares, continuando sus

plia que la que se ha podido documentar. Existe

formas gráficas hasta después del Neolítico. Nada

además el problema añadido de que las figuras

parece que cambiara en ciertos espacios comunes,

que responden a la tipología paleolítica son

aunque la economía si lo hiciera. ¿Cambiaría la or-

incisas, con trazo muy fino, y de un tamaño pe-

ganización social o las referencias a los lugares

queño (Fig. 23 y 24). Eso hace que sean poco

ancestrales?. La señalización del espacio geográ-

notorias en este paisaje de esquistos, y en par-

fico a partir de marcadores gráficos es un hecho

te milagroso que se pudieran encontrar, lo que

que viene del Paleolítico, y se reproduce hasta bien

refleja un cuidado muy especial en la labor de

entrada la edad de los metales. Las referencias

prospección.

Figura 14. Signos pintados de la cueva de Los Casares.

67


Rodrigo de Balbín Behrmann

Figura 15. Zoomorfo de la cueva de Escoural.

En todo caso, y por lo que hoy conocemos,

tos de referencia que deben ampliar nuestra vi-

toros y caballos paleolíticos están realizados en

sión de la realidad paleolítica extremeña: el Zézere

línea incisa de contorno, preferencia técnica que

y Ocreza. Ambos son aún poco conocidos, ya que

no se manifiesta así en otros yacimientos exter-

solamente existen noticias previas, pero compo-

nos, como Siega Verde o Côa, en su parte más tra-

nen otra nueva ambientación para esa zona inte-

dicional y antigua, pero sí en Domingo García, mos-

rior peninsular. El primero de ellos posee una laja

trando otra vez una variedad importante en las

conocida, con unos caballos dotados de conven-

selecciones gráficas de los yacimientos paleolíticos

ciones estilísticas muy comparables a los de Siega

al aire libre, cuya uniformidad no existe, como no

Verde, pero no solamente éstos, sino alguna figu-

sea la que se refiere al carácter de su soporte.

ra más que incluye un bóvido (Fig. 26 y 27) (Baptista, 2004). El ámbito fluvial en el que se en-

En Cheles hay otras representaciones que su

cuentra es de una especial belleza y permite su-

investigador considera epipaleolíticas (Fig. 25) (Co-

poner la existencia de otro gran yacimiento deco-

llado, 2006), lo cual no puede llamarnos la aten-

rado. Del segundo tenemos menos conocimiento,

ción excesivamente por el carácter de continuidad

ya que sólo conocemos la noticia de su existencia

que poseen estos yacimientos, y del que ya he-

y de una figura paleolítica cuya ilustración repro-

mos hablado. En todo caso, y por lo que se refiere

ducimos (Fig. 28) (Baptista, 2001a). Su proximidad

a los ejemplos concretos que aporta H. Collado, la

espacial es grande con respecto al primero, nue-

idea no nos puede parecer más atractiva, pero

vamente en el ámbito del Tajo portugués.

sería conveniente justificar más pormenorizadamente esa asignación.

Dentro del Tajo internacional, conocemos las referencias del trabajo antiguo de Fratel y de otros

Al otro lado de la frontera actual, y dentro de

lugares con representaciones rupestres al aire li-

las proximidades del Tajo, tenemos dos yacimien68


Arte Paleolítico extremeño en el contexto del interior peninsular

bre junto al río, hoy en su mayor parte cubiertas por las aguas (Fig. 29 y 30) (Baptista, 1981), donde aparecen varias formas que bien podrían relacionarse con etapas antiguas. Hoy el yacimiento está sumergido en su casi totalidad, por lo que no resulta fácil buscar formas incisas de pequeño tamaño, que en su momento no se buscaron, pues se desconocían las referencias posibles al aire libre. Tanto en la parte española como en la más conocida portuguesa, hay elementos de interés, que muy probablemente se ampliarán en el futuro. La existencia de los restos citados en Portugal, y la situación intermedia entre Duero y Guadiana, aparte de las referencias antiguas, hacen de este espacio un lugar de especial interés para las manifestaciones rupestres paleolíticas al aire libre, aunque por el momento lo que conocemos sea bastante limitado. 3. Reflexión final. Lo que hoy tenemos en Extremadura perteneciente al Arte Paleolítico, puede situarse sobre dos soportes diferentes, en cueva y al aire libre, como probablemente sucediera a lo largo de todo Figura 16. Zoomorfo de la cueva de Escoural.

el espacio poblado en la Europa del final del Pleistoceno. Aquí poseemos esa doble vertiente, no muy abundante eso sí, pero indicativa, en un limitado espacio territorial que nunca estuvo aislado de sus vecinos. Las formas gráficas se hacían sobre soportes diferentes en el mismo momento, con versiones significativas posiblemente distintas, dada la condición más evidente de la obra externa. A uno y otro lado de la Raya fronteriza tenemos cuevas y grabados a la intemperie, producto mas que probable de los mismos grupos, realizado en los mismos momentos y representativo de dos caras de una misma realidad. Esto es lo que se refiere a los términos geográficos más estrictamente ligados a la Extremadura española, pero ésta forma parte de un espacio amplio de amplias relaciones, y su condición es integrable en la de todo el ámbito interior peninsular, que está dando novedades transcendentales en muchos lugares de la zona fronteriza hispano-portuguesa. Esas novedades suponen que existe un territorio que hasta el momento no contaba para el desarrollo cultural y gráfico del Paleolítico Superior, y que, dada la abundancia de soportes esquistosos, conserva mejor que otros unas manifestaciones gráficas exteriores, que pudieron existir sobre otro tipo de superficies, desde luego sobre las no perdurables. En otros lugares (Alcolea y Balbín, 2006) he-

Figura 17. Oso de la Mina de Ibor (según, Ripoll y Collado, 1996).

mos hablado de las relaciones espaciales entre las 69


Rodrigo de Balbín Behrmann

sos contenedores cavernarios presentes en una misma zona. Las relaciones espaciales más amplias que se deben establecer dentro de los hábitats en cueva, se parecen más a las que debemos proponer entre los hábitats exteriores, que no dependen de un contenedor estricto, aunque sí de modelos de comportamiento que se producirían tanto en uno como en otro espacio, interior o exterior. En el exterior los espacios son más grandes, y en el centro peninsular más aún. La imagen de la dispersión en él contrastaría así con la de la concentración periférica, y sobre todo cantábrica, donde la naturaleza orográfica y el breve espacio habitable, ofrecen de modo inevitable una imagen concentrada de los grupos humanos y sus productos culturales. En la Meseta y aledaños, poseemos además un importante retraso de la investigación con respecto a lo que se ha venido haciendo en el Norte, y ese retraso incide en un menor conocimiento de la realidad. Si a ello unimos la escasez de los yacimientos que más información han dado hasta el momento, las cuevas, y la falta de prospecciones sistemáticas al aire libre, comprenderemos que nuestra situación sea bastante deficitaria. Sin embargo, los yacimientos materiales existen, lo que pasa es que hay que buscarlos, y aún Figura 18. Ciervo de la Mina de Ibor (según, Ripoll y Collado, 1996).

no tenemos un buen modelo para hacerlo. El que

obras parietales y los lugares de habitación y com-

no, a juzgar por los resultados obtenidos, pero que

portamiento material. En las cuevas esa relación

supone una actividad no fácil de realizar sin una

se puede establecer con una cierta facilidad, te-

organización como la que tuvieron nuestros cole-

niendo en cuenta que ambas formas se encuen-

gas portugueses, y que por otra parte no hemos

tran dentro del mismo recipiente cavernario, aun-

probado en otros ámbitos. Nosotros lo intentamos

que ese recipiente se ha llegado a reducir hasta el

en Ciudad Rodrigo, pero las limitaciones adminis-

punto de separar dentro de él zonas exteriores e

trativas y la falta de comprensión hacia la activi-

interiores, como si de compartimentos estancos se

dad científica dieron al traste con el proyecto. Te-

tratara. Hemos hablado varias veces de que la re-

nemos todavía la referencia del Côa, y alguna otra

lación espacial debe tomarse con criterios más flexi-

que vale para las tierras del interior (Fig. 31). En la

bles, y de que todos los espacios de la cueva son

provincia de León están las cuevas del Espertín,

utilizables y utilizados en el pasado paleolítico,

de la Uña y La Cantera, situables en el Paleolítico

tenemos es el portugués del Côa, que es muy bue-

estableciendo en consecuencia ámbitos de mayor

Superior Final y el inicio del Holoceno (Neira et al.,

extensión y variedad.

2006). En el centro de la Meseta, Estebanvela en Segovia (Cacho et al., 2003, Ripoll y Muñoz, 2003),

Esas relaciones espaciales en el interior caver-

del Magdaleniense Superior y Final y los abrigos

nario están admitidas, con variantes y pequeñas

de la Peña del Manto en Soria (Utrilla y Blasco, 2000)

diferencias, por todos, pero no tenemos aún un

con industrias magdalenienses.

modelo para establecerlas al exterior absoluto, donde todo es más grande y más impreciso. Tampoco

En Valladolid el Palomar de Mucientes, adscri-

en el interior cavernario se vivía siempre, ni las co-

to primero al Chatelperroniense (Martín et al.,

nexiones topográficas que allí se encuentran supo-

1986), y más tarde al Magdaleniense Superior

nen la totalidad de las posibilidades, pues ignora-

(Bernaldo de Quiros y Neira, 1991). En Ávila, La

mos una parte importante del comportamiento ex-

Dehesa (Fabián, 1997) del Magdaleniense Supe-

terior y de los contactos cotidianos entre los diver-

rior. 70


Arte Paleolítico extremeño en el contexto del interior peninsular

Figura 19. Mazouco.

Figura 20. Vista del Guadiana en Molino Manzánez.

71


Rodrigo de Balb铆n Behrmann

Figura 21. Fariseu en el C么a.

Figura 22. Vista del yacimiento material de Quinta da Barca, C么a.

72


Arte Paleolítico extremeño en el contexto del interior peninsular

Figura 23. Toro de Molino Manzánez.

Figura 24. Caballo de Molino Manzánez.

73


Rodrigo de Balbín Behrmann

Figura 25. Ciervo Epipaleolítico de Molino Manzánez.

Figura 26. Caballos del Zézere.

74


Arte Paleolítico extremeño en el contexto del interior peninsular

Figura 27. Bóvido del Zézere.

Figura 28. Caballo de Ocreza.

75


Rodrigo de Balbín Behrmann

Figura 29. Grabado de cánido en Fratel.

Figura 30. Grabados del Tajo en São Simão.

76


Arte Paleolítico extremeño en el contexto del interior peninsular

Figura 31. Mapa de conjunto.

En el Côa tenemos la visión más completa del

Enebrales, Peñacapón, Verdelpino y Buendía. El

poblamiento del Valle del Duero durante el Paleolí-

primero, situado en Valdesotos (Guadalajara), ha

tico Superior. Los núcleos conocidos son Quinta da

sido muy tratado (Adán et al., 1989) por ser uno de

Barca, Quinta da Granja, Quinta da Barca Sul, Sal-

los primeros descubiertos en la zona y por el ha-

to do Boi, Olga Grande y Fariseu (Aubry, 2001,

llazgo de una figura de marfil atribuida a un glo-

2002), junto a los conjuntos rupestres de Penas-

tón, acompañada de materiales del Magdaleniense

cosa, Quinta da Barca y Fariseu. Estos núcleos abar-

Inferior. Del yacimiento de Peñacapón sólo cono-

carían el Gravetiense, el Protosolutrense, el

cemos una importante colección de materiales

Solutrense Superior y el Magdaleniense Medio o

líticos, pertenecientes a la transición entre el Pa-

Final.

leolítico Medio y el Superior, al Solutrense y al Magdaleniense (Alcolea et al., 1995). Se encuentra

En el Sistema Central los yacimientos se loca-

en las cercanías de los yacimientos de Jarama II y

lizan en zonas kársticas. Así Jarama II, Los

el Reno, en el reborde meridional del Sistema Cen77


Rodrigo de Balbín Behrmann

tral, sumergido en el interior de un pantano. El

Una parte importante de nuestra propuesta

abrigo de los Enebrales está en Tamajón,

tardó en ser admitida por los colegas portugue-

Guadalajara, 6 kilómetros al Norte de la cueva del

ses, pero finalmente ha quedado admitida una

Reno, y tiene materiales del final del Magdaleniense

duración para los fenómenos interiores, tanto al

(Alcolea et al., 1997).

aire libre como en cueva, que ocupa todo el desarrollo del Arte Paleolítico. El interior se manifiesta

Verdelpino es un abrigo situado en la provin-

así como un espacio con peculiaridades, que no se

cia de Cuenca, con materiales neolíticos en su mo-

diferencia en exceso y en términos generales de

mento de gran renombre, y bajo ellos niveles pa-

sus vecinos de Norte, Este y Sur, con los que coin-

leolíticos (Moure y López, 1979) del Magdaleniense

cidió en el tiempo y en las formas, a través de unos

Superior, sin contexto estratigráfico seguro, sobre

contactos seguramente frecuentes y normales.

el que se han hecho diversos intentos de datación y ambientación (Rasilla et al., 1996). Los datos de

No debemos separar Extremadura de sus ve-

la Submeseta Sur se completan con el abrigo de

cinos próximos portugueses, ni de su ámbito inte-

Buendía (Cacho y Pérez, 1997).

rior peninsular, donde se integra y explica. La documentación concreta del extremo Duero es aproxi-

Son referencias de relación amplia en un es-

madamente la que hemos expuesto aquí, pero su

pacio amplio, y nos gustaría más una relación más

condición y relaciones se encuentran en el centro

estricta, que sería sin duda más explicativa. Habrá

de nuestra piel de toro y en sus extensiones occi-

sin embargo que esperar a que los trabajos se si-

dentales hacia el mar. Lo que ahora sabemos es

gan produciendo y a que la acumulación de los mis-

una pequeña parte de lo que podremos saber en

mos nos permita conocer más en profundidad esa

el futuro, pues los modelos los vamos obteniendo

compleja realidad. La cronología de todo el interior

y la imagen de conjunto parece funcionar. El tiem-

ha sido ya publicada por nosotros, y se puede sin-

po nos dirá.

tetizar en el cuadro de referencia (Fig. 32).

78


Arte Paleolítico extremeño en el contexto del interior peninsular

Figura 32. Cuadro cronológico del interior peninsular.

79


Rodrigo de Balbín Behrmann

ARIAS, P., GONZÁLEZ SAINZ, C., MOURE, J.A. y

4. Bibliografía.

ONTAÑÓN, R. (1999): La Garma. Un descenso al pa-

ADAN, G., GARCÍA, M.A., JORDA PARDO, J.F. y

sado. Gobierno de Cantabria. Santander.

SÁNCHEZ, B. (1989): "Jarama II, nouveau gisement Magdalénien avec art mobilier de la "Meseta Cas-

AUBRY, Th. (1998): "Olga Grande 4:uma sequencia

tellana" (Guadalajara, Espagne)", Préhistoire

do Paleolítico superior no planalto entre o Rio Côa

Ariégeoise, tomo XLIV: 97-120.

e a Ribeira de Aguiar", Revista Portuguesa de Arqueologia, volume 1, número 1, Instituto Portu-

ALCOLEA, J.J. y BALBÍN, R. de (2003): "El Arte ru-

gués de Arqueología: 5-26.

pestre Paleolítico del interior peninsular: Elementos para el estudio de su variabilidad regional", en,

AUBRY, Th. (2001): "L’occupation de la basse vallée

Balbín, R. de y Bueno, P. (eds), Una visión del Arte

du Côa pendant le Paléolithique supérieur", en, Les

Prehistórico desde los inicios del siglo XXI: 223-254.

prémiers hommes modernes de la Péninsule Ibérique. Actes du Colloque de la Commision VIII de la

ALCOLEA, J.J. y BALBÍN, R. de (2006): Arte paleolíti-

U.I.S.P.P.: 253-273.

co al aire libre. El yacimiento rupestre de Siega Verde. Salamanca. Junta de Castilla y León.

AUBRY, Th. (2002): "Le contexte archéologique de l’art paléolithique de la Vallée du Côa", en, Sacchi,

ALCOLEA, J.J., BALBÍN, R. de, GARCÍA, M.A. y

D. (ed), L’art. Paléolithique á l’air libre. Le paysage

JIMÉNEZ, P. (1997a): "Nuevos descubrimientos de

modifié par l’image. Tautavel-Campôme: 25-38.

arte rupestre paleolítico en el centro de la Península Ibérica: La cueva del Reno (Valdesotos,

AUBRY, Th., CARVALHO, A.F. y ZILHÃO, J. (1997):

Guadalajara)", Actas del II Congreso de Arqueología

"Arqueologia", en, Zilhão, J. (ed), Arte rupestre e

Peninsular. Tomo I. Paleolítico y Epipaleolítico. Fun-

Pré-História do vale do Côa. Ministerio da Cultura,

dación Rei Afonso Henriques, Serie Actas. Zamora:

Lisboa: 77-209.

239-257.

BALBÍN, R. de (1995): "L´art paléolithique à l’air

ALCOLEA, J.J., BALBÍN, R. de, GARCÍA, M.A. y

libre de la vallée du Douro", Archéologia, 313, Ju-

JIMÉNEZ, P. (1997b): "Nouvelles découvertes d’art

nio: 34-41.

rupestre paléolithique dans le centre de la

BALBÍN, R. de y ALCOLEA, J.J. (1992): "La grotte de

Péninsule Iberique: la grotte du Renne (Valdesotos,

Los Casares et l’Art Paléolithique de la Meseta

Guadalajara)", L’Anthropologie, tomo 101-1, Paris:

espagnole", L’Anthropologie, tomo 96, 2-3, Paris:

144-163.

397-452.

ALCOLEA, J.J., BALBÍN, R. de, GARCÍA, M.A., JIMÉNEZ,

BALBÍN, R. de y ALCOLEA, J.J. (1994): "Arte Paleo-

P. y FOYO, A. (2002): "La cueva de El Reno

lítico de la Meseta española", Complutum, 5. Ma-

(Valdesotos, Guadalajara). Una visión de conjunto

drid: 97-138.

de su arte parietal paleolítico", III Congresso de

BALBÍN, R. de y ALCOLEA, J.J. (1999): "Vie

Arqueología Peninsular. Vol. II. Paleolitico da

quotidienne et vie religieuse. Les sanctuaires dans

Peninsula Iberica. Porto 2000: 525-534.

l’Art Paléolithique", L’Anthropologie, tomo 103, Paris:

ALCOLEA, J.J., BALBÍN, R. de, GARCÍA M.A. y CRUZ,

23-49.

L.A. (1995): "La cueva del Turismo (Tamajón,

BALBÍN, R. de y ALCOLEA, J.J. (2002): "L’Art Rupes-

Guadalajara): Un nuevo yacimiento rupestre pa-

tre Paléolithique de la Meseta. Une vision chrono-

leolítico en la Meseta Castellana", en, Arqueología

culturelle d’ensemble", en, Sacchi, D. (ed), L’art.

en Guadalajara. Patrimonio Histórico-Arqueología

Paléolithique á l’air libre. Le paysage modifié par

Castilla-La Mancha: 125-136.

l’image. Tautavel-Campôme: 139-157.

ALCOLEA, J.J., BALBÍN, R. de, GARCÍA, M.A., JIMÉMEZ,

BALBÍN, R. de y ALCOLEA, J.J. (2003): "El arte ru-

P., ALDECOA, A., CASADO, A. y ANDRÉS, B. (1997):

pestre paleolítico del interior peninsular: elemen-

"Avance al estudio del poblamiento paleolítico del

tos para el estudio de su variabilidad regional", en,

alto valle del Sorbe (Muriel, Guadalajara)", en, Ac-

Balbín, R. de y Bueno, P. (eds), Una visión del Arte

tas del II Congreso de Arqueología Peninsular. Tomo

Prehistórico desde los inicios del siglo XXI. I Congre-

I. Paleolítico y Epipaleolítico. Fundación Rei Afonso

so Internacional de Arte Rupestre de Ribadesella.

Henriques, Serie Actas. Zamora: 239-257.

BALBÍN, R. de y ALCOLEA, J.J. (e.p.): Arte Paleolítico

ARAUJO, A.C. y LEJEUNE, M. (1995): "Gruta do

en los confines de Europa: cuevas y aire libre en el

Escoural: Necrópole Neolítica e Arte Rupestre Paleo-

sur de la Península Ibérica. Nerja, noviembre 2004.

lítica", Trabalhos de Arqueologia, 8, IPAR, Lisboa. 80


Arte Paleolítico extremeño en el contexto del interior peninsular

BALBÍN, R. de, ALCOLEA, J.J., MORENO, F. y CRUZ,

BAPTISTA, A.M. (2001): Novas descobertas de arte

L.A. (1995): "Investigaciones arqueológicas en la

paleolítica de aire libre no Alto Sabor (Tras-os-Mon-

cueva de La Hoz (Sta. María del Espino,

tes, Portugal). Site www.ipa.min-cultura.pt, 3 págs.

Guadalajara). Una visión de conjunto actualizada",

BAPTISTA, A.M. (2001a): "Ocreza (Envendos,

en, Arqueología en Guadalajara. Patrimonio Históri-

Maçao, Portugal central): um novo sítio com arte

co-Arqueología Castilla-La Mancha: 37-53.

paleolítica de ar livre", Arkeos: perspectivas em diá-

BALBÍN, R. de, ALCOLEA, J.J. y SANTONJA, M. (1994):

logo, 11: 163-192.

"Siega Verde y el arte rupestre paleolítico al aire

BAPTISTA, A.M. (2004 b): "Arte paleolítica de ar livre

libre", VI Coloquio Hispano-Ruso de Historia. Madrid:

no rio Zêzere (Barroca, Fundao)", Eburóbriga,

5-19.

Fundao, 1, Primavera/verao: 9-16.

BALBÍN, R. de, ALCOLEA, J.J. y SANTONJA, M. (1995):

BELTRÁN MARTÍNEZ, A.(1990): "Arte rupestre pre-

"El yacimiento rupestre paleolítico al aire libre de

histórico en Aragón", Bolskan, 7: 57-65.

Siega Verde (Salamanca, España): una visión de

BERNALDO de QUIROS, F. y NEIRA, A. (1991): "Le

conjunto", Trabalhos de Antropologia e Etnología, 35

Paléolithique supérieur dans le Bassin du Duero",

(3). Porto: 73-102.

en, Otte, M. (ed), Le Paléolithique supérieur européen.

BALBÍN, R. de, ALCOLEA, J.J. y SANTONJA, M.

Bilan

(1996a): "Siega Verde. Un art rupestre à l’air libre dans la vallée du Douro", Dossiers d’Archéologie,

de cazadores-recolectores y de productores", Arte

la cuenca del Duero: Siega Verde y Foz Côa", Fun-

prehistórico al aire libre en el Sur de Europa.

dación Rei Afonso Henriques, Serie monografias y

Salamanca. Junta de Castilla y León.

estudios. Zamora.

BUENO, P., BALBÍN, R. de y ALCOLEA, J.J. (e.p.):

BALBÍN, R. de, ALCOLEA, J.J. y SANTONJA, M. (2001):

"Style V dans le bassin du Douro.Tradition et

"Siega verde et l’art paléolithique de plein air: son

contenu,

Recherches

del Occidente peninsular. Territorios tradicionales

(1996b): "Arte Rupestre Paleolítico al aire libre en

sur

et

BUENO, P. (e.p.): "Espacios decorados al aire libre

BALBÍN, R. de, ALCOLEA, J.J. y SANTONJA, M.

précisions

Etudes

283.

209, Diciembre 1995-Enero 1996. Dijon: 98-105.

quelques

quinquennal.

Archéologiques de l’Université de Liège. Liège: 281-

changement dans les graphies des chasseurs du

sa

Paléolithique Supérieur européen", L’Anthropologie

chronologie et sa signification", Actes du Colloque:

2007.

Les premiers hommes modernes de la Péninsule

CARVALHO, A.F. de, ZILHAO, J. y AUBRY, Th. (1996):

Ibérique. Foz Côa. 1998. Trabalhos de Arqueologia,

Vale do Côa. Arte Rupestre e Pré-História. Parque Ar-

17. Lisboa. IPA 2001.

queológico do Vale do Côa, Ministério da Cultura.

BALBÍN, R. de, ALCOLEA, J.J., SANTONJA, M. y PÉREZ,

Lisboa.

R. (1991): "Siega Verde (Salamanca). Yacimiento

CACHO, C. y PÉREZ, S. (1997): "El Magdaleniense

artístico paleolítico al aire libre", en, Del Paleolítico a

de la Meseta y sus relaciones con el Mediterráneo

la Historia. Museo de Salamanca. Salamanca: 33-

Español: El abrigo de Buendía (Cuenca)", en, El Món

48.

Mediterrani després del Pleniglacial (18.000-12.000

BALBÍN, R. de, y MOURE, J.A. (1988): "El Arte Ru-

BP). Colloqui. Banyoles: 263-274.

pestre de Domingo García (Segovia)", Revista de

CACHO, C., RIPOLL, S., JORDÁ, J.F., MUÑOZ, F.,

Arqueología, 87, Julio: 16-24.

YRAVEDRA, J. y MAICAS, R. (2003): "El registro ar-

BALBÍN, R. de, y SANTONJA, M. (1992): "Siega Ver-

queológico del Pleistoceno Superior Final en el abri-

de (Salamanca)", en, El Nacimiento del Arte de Eu-

go de la Peña de Estebanvela (S. de la cuenca del

ropa. Catálogo de la Exposición de la Unión Latina.

Duero, Segovia, España)", XI Reunión Nacional de

Paris: 250-252.

Cuaternario, Oviedo, 2003, AEQUA: 191-198.

BAPTISTA, A.M. (1981): "A rocha F-155 e a origem

COLLADO GIRALDO, H. (2006): Arte rupestre en la

da Arte do vale do Tejo", Grupo de Estudos Arqueo-

cuenca del Guadiana: el conjunto de grabados del

lógicos do Porto. Monografias Arqueológicas 1. Porto.

Molino Manzánez (Alconchel-Cheles), Memórias

BAPTISTA, A.M. (1999): No tempo sem tempo. A Arte

d’Odiana-Estudos Arqueologicos do Alqueva. Beja.

dos cazadores paleoliticos do vale do Côa. Vila Nova

CORCHÓN, M.S. (1985): "Características técnicas y

de Foz Côa.

culturales del arte parietal paleolítico: su proyec81


Rodrigo de Balbín Behrmann

ción en la Meseta", Studia Zamorensia Historica, VI:

MOURE, J.A., GONZÁLEZ SAINZ, C., BERNALDO de QUIROS, F. y CABRERA, V. (1996): "Dataciones ab-

223-271.

solutas de pigmentos en cuevas cantábricas:

CORCHÓN, M.S. (coord) (1997): "La cueva de la Grie-

Altamira, El Castillo, Chimeneas", en, El Hombre Fósil

ga de Pedraza (Segovia)", Arqueología en Castilla y

80 años después. L Aniversario de la muerte de Hugo

León, 3. Junta de Castilla y León. Zamora.

Obermaier: 295-324.

DELLUC, B. et G. (1991): "L’art pariétal archaïque

MOURE, J.A. y LÓPEZ, P. (1979): "Los niveles

en Aquitaine", XXVIII suplemento a Gallia Préhistoire.

preneolíticos del abrigo de Verdelpino (Cuenca)",

CNRS.

XV Congreso Nacional de Arqueología: 11-124.

FABIÁN, J.F. (1997): "La difícil definición actual del

NEIRA, A. (1987): "Nuevas evidencias del Paleolíti-

Paleolítico Superior en la Meseta. El yacimiento de

co Superior en la Provincia de León", Tierras de

la Dehesa (Salamanca) como exponente de la eta-

León, 69: 107-125.

pa Magdaleniense Final", Actas del II Congreso de Arqueología Peninsular. Tomo I. Paleolítico y

NEIRA, A. y MALLO, F. (1990): "Análisis estadístico

Epipaleolítico. Fundación Rei Afonso Henriques,

de materiales líticos paleolíticos: "La Cueva de la

Serie Actas. Zamora: 219-237.

Cantera" (Alcedo, León)", Trabajos de Prehistoria, 47: 321-328.

JORGE, S.O., JORGE, V.O., ALMEIDA, C.A.F. de., SANCHES, M.J. y SOEIRO, M.T. (1981): "Gravuras

NEIRA, A., FUERTES, N., FERNÁNDEZ, C. y BERNALDO

rupestres de Mazouco (Freixo da Espada a Cinta)",

de QUIROS, F. (2006): "Paleolítico Superior y

Arqueologia, Porto, 3: 3-12.

Epipaleolítico en la provincia de León", en, Delibes, G. y Díez, F., El Paleolítico Superior en la Meseta espa-

JORGE, V.O., JORGE, S.O., SANCHES, M.J. y RIBEIRO,

ñola. Studia Archaeologica, 94: 113-148.

J.P. (1981-82): "Mazouco (Freixo-de-Espada à Cinta). Nótula arqueológica", Portugalia, nova serie, II/

OTTE, M. y SILVA, A.C. da (1996): "Recherches

III: 143-145.

préhistoriques à la grotte d’Escoural, Portugal", ERAUL, 65, Liège, 1996.

LEROI-GOURHAN, A. (1971): Prehistoire de l’Art Occidental. 2ª edición aumentada, Mazenod. Paris.

RASILLA, M. de la, HOYOS, M., CAÑAVERAS JIMÉNEZ, J.C. (1996): "El abrigo de Verdelpino (Cuenca). Re-

LORBLANCHET, M. (1995): Les grottes ornées de la

visión de su evolución sedimentaria y arqueológi-

Préhistoire. Nouveaux regards. Ed. Errance. Paris.

ca", Complutum Extra, 6. Homenaje al Dr. Fernández

MARTÍN, E. y MOURE, J.A. (1981): "El grabado de

Miranda, Vol. 1:75-82.

estilo paleolítico de Domingo García (Segovia)", Tra-

RIPOLL, S. y COLLADO, H. (1996): "Una nueva es-

bajos de Prehistoria, 38: 97-108.

tación paleolítica en Extremadura: los grabados de

MARTÍN, E., ROJO, A. y MORENO, M.A. (1986):

la cueva de la Mina de Ibor, Castañar de Ibor,

"Hábitat postmusteriense en Mucientes (Vallado-

Cáceres", Revista de Estudios extremeños, LII, II:

lid)", Numantia, II: 87-100.

383-399.

MARTÍNEZ de MERLO, A. (1984): "El Paleolítico su-

RIPOLL, S. y MUNICIO, L. (1992): "Las representa-

perior en el valle del Manzanares. El yacimiento del

ciones de estilo paleolítico en el conjunto de Do-

Sotillo", Boletín del Museo Arqueológico Nacional, 11.

mingo García (Segovia)", Espacio, Tiempo y Forma

Madrid.

(UNED), Serie I, Prehístoria y Arqueología, tomo V: 107-138.

MARTÍNEZ, J. (1986-87): "Un grabado paleolítico al aire libre en Piedras Blancas (Escullar, Almería)",

RIPOLL, S. y MUNICIO, L. (dir) (1997): "Domingo

Ars Praehistorica, V-VI: 49-58.

García. Arte rupestre al aire libre en la Meseta cas-

MIR, A. y SALAS, R. (2000): "La cueva de la Fuente

tellana", Arqueología en Castilla y León VIII.

del Trucho y su industria lítica arcaizante del

Salamanca.

Pleniglacial superior (Colungo, Huesca)", Bolskan,

RIPOLL, S. y MUÑOZ, F.J. (2003): "El arte mueble

17: 9-32.

del yacimiento de la Peña de Estebanvela", en,

MOURE, J.A., GONZÁLEZ MORALES, M.R. y GONZÁLEZ

Balbín, R. de y Bueno, P. (eds), Una visión del Arte

SAINZ, C. (1985): "Las pinturas paleolíticas de la cue-

Prehistórico desde los inicios del siglo XXI. Primer

va de la Fuente del Salín (Muñorrodero, Cantabria)",

Symposium Internacional de Arte Prehistórico de

Ars Praehistorica, III/IV, 1984-85: 13-23.

Ribadesella: 263-278. 82


Arte Paleolítico extremeño en el contexto del interior peninsular

RIPOLL, S., RIPOLL, E. y COLLADO, H. (1999):

ZILHÃO, J. (1997): Arte Rupestre e Pré-história do

Maltravieso. El santuario extremeño de las manos.

Vale do Côa. Trabalhos de 1995-1996. Ministerio da

Memorias 1 del Museo de Cáceres, Cáceres.

Cultura.

SACCHI, D., ABELANTE, J., BRULE, J.L., MASSIAC, Y.,

ZILHÃO, J., AUBRY, Th., CARVALHO, A.F. de,

RUBIELLA, C. y VILETTE, P. (1988): "Les gravures

BAPTISTA, A.M., GOMES, M.V. y MEIRELES (1997):

rupestres de Fornols-Haut, Pyrénées-Orientales",

"The Rock Art of the Côa Valley (Portugal) and its

L’Anthropologie, tomo 92, 1, Paris: 87-100.

Archaeological context: first results of current Research", Journal of European Archaeology, 5, 1:

SAUVET, G. y S. (1983): "Los grabados rupestres

7-49.

prehistóricos de la cueva de La Griega (Pedraza, Segovia)", Corpus Artis Rupestris, 2. Salamanca. UTRILLA,

P.

y

BLASCO,

F.

(2000):

ZILHÃO, J., AUBRY, Th., CARVALHO, A.F. de, ZAMBUJO, G. y ALMEIDA, F. (1995): O sítio arqueológico paleo-

"Dos

lítico do salto do boi (Cardina, Santa Comba, Vila

asentamientos magdalenienses en Deza, Soria",

Nova de Foz Côa). Dossier Côa: 471-498.

BSAA, Valladolid XLVI: 9-63.

83


84


The mystery of the "mutilated" hands at the Spanish Maltravieso Cave Sergio Ripoll López Dpto. de Prehistoria y Arqueología de la Facultad de Gª. e Hª., UNED, Madrid

(Extremadura, Spain). In 1956, C. Callejo noted the

Resumen

existence of an important set of artistic

El proyecto de investigación llevado a cabo en la

manifestations in the cave, to which he already

cueva de Maltravieso, no sólo ha supuesto un notable

conceded an Upper Palaeolithic chronology,

incremento en el inventario de representaciones

highlighting their exceptional archaeological value.

artísticas -manos, zoomorfos e ideomorfos- conocidos en la cueva de Maltravieso, sino que aporta importantes

Since its discovery, this rock-art site has been

novedades, respecto al momento cronológico de

investigated by several researchers, as C. Callejo,

realización de las distintas manifestaciones, fases de

M. Almagro, F. Jordá, E. Ripoll, A. Moure and J.L.

ejecución, técnica empleada en la elaboración de las

Sanchidrián.

figuras y tipología de los motivos. Otra novedad

After a visit to the cave carried out in 1995,

importante derivada de nuestra investigación, ha sido

when the regrettable preservation of the cave as

la constatación de la inexistencia de mutilaciones en

well as the artistic depictions was evident, we

las manos. Estas amputaciones, tan largamente

decided to apply for a Research Project with the

comentadas por la bibliografía tradicional, no son tales,

aims of elaborating a comprehensive record of the

sino simples ocultaciones intencionales del dedo

known artistic representations as well as the ones

meñique con el mismo pigmento empleado para plasmar

that could show up as result of the application of

la mano en negativo.

latest techniques used in our research. Those works were carried out in 1996, although currently

Abstract

we are still working on the interpretation and

The project of research carried out in the cave

description of those representations.

of Maltravieso has not only yielded a notable increase in the inventory of artistic depictions —

Maltravieso Cave is located southwards

hands, zoomorphs and ideomorphs — that are

Cáceres city, in a limestone outcrop, at about

known in the cave, but has also produced some

1.400m. off the city centre, being therefore the only

new information with regard to the chronological

Spanish urban cave (Fig. 1). The current length of

framework of the production of the various

the cave is of 130m., although when it was

depictions, their phases of execution, the

discovered its length was up to 150m.; it had then

techniques used in creating the figures, and the

two more chambers, recorded by Almagro (1960)

typology of the motifs. Another important

and Callejo (1962), which were destroyed right

contribution of our work has been the observation

after their discovery (Fig. 2). The cave is elongated,

that mutilations of these hands do not exist. The

slanting gently but constantly from the current

supposed

been

entrance (Entrance Chamber) to its bottom

commented on widely in the traditional literature,

(Chimneys’ Chamber), where the primary access

amputations,

which

have

are nothing of the kind — they are simply an

to the cave was located. The general orientation

obscuring of the little finger, with the same pigment

of the cave is WNW-ESE.

as was used to make the hand stencil.

The severe deterioration of most of the paintings makes more difficult their visibility and

1. Introduction.

recording. Several agents might have contributed

Maltravieso cave was discovered in the 50’s

to their current deterioration state, specially the

while carrying out of the exploitation works of a

poor quality of the limestone bed-rock, the own

lime quarry located in the suburbs of Cáceres city 85


Sergio Ripoll López

Figure 1. Palaeolithic Rock Art Stations in Extremadura: 1. La Mina de Ibor (Castañar de Ibor); 2. Maltravieso (Cáceres).

nature of the pigments, the degree of dampness

the "corpus of hands" reached a total number of

of the walls, the nature of the calcite flow and over

37 depictions (Sanchidrián, 1988-89); we have

all modern anthropic action, which has altered the

updated that number to 72, including the

cave’s natural balanced environment, modifying

recovering of a hand recorded by M. Almagro (1960)

vital factors as humidity and temperature.

and not mentioned in further works.

Along our research, and to avoid an even

Among the hands’ depictions and in lower

greater degradation of the site, we have opted for

percentage -albeit significantly important as many

a leading non-destructive methodology, consisting

figures were not recorded before- there are non-

of filling of cataloguing sheets for rock-art,

figurative signs (dots and parallel lines, always

photographic recording (conventional, infrared,

painted), animal figures and triangle-shaped figures

ultraviolet and digital photography) as well as

whether engraved or painted, which show up in

digitalization of all depictions (Fig. 10). Indirect

the panels sometimes on their own and other time

tracings of all depictions were done in post-ex stage

associated to the hands.

over digitised images, no interfering at all with the

The hands’ silhouettes are always painted, most

sensitive decorated surfaces.

of them in red ochre, although some could have been

In the overall group of artistic depictions in

painted with black and white pigments. It has been

Maltravieso Cave it has been noted the existence of

noted from ethnographic parallels that those paintings

both painted and engraved representations. Several

can be plugged, blown or made with an aerographer.

pigments have been used in paintings; especially red

Our research in Maltravieso suggests that these

ones (possibly obtained from the cave’s own clay)

silhouettes were done resting the hand, whether the

followed by brown, black and white pigments.

palm or the back, over a surface and applying then the pigment by blowing a rudimentary aerographer,

The recurrent topic of the site is that of hands’

creating the negative halo, however the use of

silhouettes, existing on 20 of the 29 recorded

different techniques is not discarded (Graph 1).

panels. Before the commencement of our research 86


The mystery of the "mutilated" hands at the Spanish Maltravieso Cave

Graph 1. Distribution of hands´ depictions by Chambers.

87


Sergio Ripoll López

In the case of Maltravieso, hands show up close to representations of signs or animals in seldom occasions: in Panel 5 of the Snake’s Passage there are hands close to a meandershaped sign; in the Paintings’ Chamber they are also close to the signs, triangles or dot serials overlying them; in Panel 3 or "Hands’ Chamber" two engraved triangles and a caprine are clearly older than the hands overlying them, proved this by the calcite precipitated in the groove (Fig. 5); this suggests that the ones who painted the hands did not see the engraved figures, therefore they cannot be interrelated. In Panel 22 of Paintings’ Chamber the most significant association can be seen: five hands are visible, one of the showing the forearm, underneath several serials of black dots disposed in lines and three triangles painted with red pigment; in the Table’s Chamber an isolated hand shows up, although besides it some red dots are visible; in the Columns’ Chamber the hands are next to animal figures as the stag in

Figure 2. Current entrance to Maltravieso, which is in fact the final part of the cave.

Panel 27 or the bovine in Panel 28.

In Panel 3 or "Hands’ Chamber" there are 3

Two

kinds

of

hands’

depictions

are

white hands surrounded by a red halo, painted

distinguished in the literature about this subject:

with a "mixed technique" referring to application

the complete ones and the ones that traditionally

of the pigments. This fact was confirmed through a

have been called "mutilated" (in which one or more

powerful magnifying glass which allowed us to

fingers are not present). Many hypothesis have

check if the inner area of the hands was the whitish

been developed about the last ones trying to

calcite defile or if it was pigment. It was thus proved

explain their incompleteness, as theories referring

that the original surface is of greyish colour, while

to accidents, diseases, ritual mutilations and, finally,

the inner area of the hands is white. We believe

intentional folding of the fingers (Graph. 4).

that the palm of the hand, impregnated with white

In the case of Maltravieso, where in almost all

pigment, was laid against the surface; then the

the hands the little finger is absent, we prefer to

red ochre was blown, resulting in a negative hand

talk about hidden fingers.

with a very well defined silhouette.

Through

For Leroi-Gourhan (1964) hands depictions are

the

use

of

films

with

light

characteristics absent in visible spectre, as UV or

always located in specific areas in caves, whether

infrared radiation, we have checked that most of

close to the entrance area or in middle areas, being

the hands were silhouetted and after the little

unusual towards the bottom areas of caves.

finger, present in a first stage, was occulted under

Maltravieso’s hands are distributed along the middle

more pigment (Fig. 9).

and bottom areas of the cave: they can be found

That is evident in ten hands located in different

in any chambers, except in the Chimneys’ Chamber

panels, where the beginning of the little finger is

(Fig. 3), which was the original entrance to the cave.

clearly visible, and the rest of the finger is blurred;

They are concentrated around the middle area, in

in other 24 cases this intentional hiding can be

the Paintings’ Chamber, which contains in 9 panels

intuited. About the other hands, their poor

up to 29 of the 55 hands identified in the whole

preservation does not allow to dictate a sentence

cave (Graph. 2-3).

about the occultation of the little finger. The layer

In other known caves depictions of hands are

of pigment over the little finger was possibly applied

related to big artistic groups. Solely in Maltravieso

with the fingers, as brush strokes are not visible;

and in Gargas (L’Ariège, France), are hands’

this is not surprising if we pay attention to the walls

depictions isolated or with no relationship with

of the cave, which are not suitable for details,

another kind of artistic representations. 88


The mystery of the "mutilated" hands at the Spanish Maltravieso Cave

Graph 2a. Main position shown by hands.

89


Sergio Ripoll L贸pez

Graph 2b. Main position shown by hands.

90


The mystery of the "mutilated" hands at the Spanish Maltravieso Cave

except when the calcite flow has been used as

In Panel 13, located in Chimneys’ Chamber, there is a group of engraved figures; three of them

surface.

are zoomorphic representations. The first one looks

Besides the hands, other figures have been

like a bovine looking rightwards. The dorsal line is

recorded, engraved and painted, some are animal

visible, as well as the sub-triangular head which

figures, others are signs or ideomorfos. So far only

has a very robust aspect. Around the forehead

one engraved figure of a hind (Ripoll y Moure, 1979)

there is an oblique line which may be the horn.

was known.

Another representation is a female deer looking

There is a figure in Panel 27 of Columns’

rightwards (Ripoll y Moure, 1979) with triangular

Chamber that had been already recorded by Callejo

shaped head, elongated, behind that the ears are

(1958: 1970), who identified it as "… a silhouette

visible, as well as the neck, back and beginning of

which could be a human foot or a cervide or caprine

rump. Also the rear leg is visible, as well as the

head…". After a meticulous analysis, we have

chest and the line of the belly. The third figure is a

checked that it is the figure of a stag in which can

deer with no head looking leftwards. In this one

be seen the silhouette of the head with the antlers,

chest, fore leg, beginning of cervical-dorsal line and

beam and several tines, done in a mixed technique

belly are preserved. Ventral and dorsal areas are

painting and engraving.

both crossed by several vertical lines, some of them pretty long.

In Panel 28 a magnificent black coloured animal depiction has been newly recorded. This is a bovine

In Panel 3, called by M. Almagro (1960) "Hands’

looking leftwards, in which can be seen its head

Chamber", engraved figures not detected before

with eye and nostril, one horn, cervical-dorsal line,

have been recorded. A caprine protomos has been

the lifted tail and the hindquarters. This depiction

identified, looking left, with sub triangular head;

was painted over a thin whitish calcite flow, which

no anatomical details are noticeable inside, and two

has fallen partially, damaging the picture (Fig. 11).

parallel and curved grooves which represent the

Graph 3. Distribution of hands´ depictions by Chambers.

91


Sergio Ripoll López

Graph 4. Different complete and incomplete hands distributed by panels.(SP: Paintings’ Chamber; SC: Columns’ Chamber; GS:Snake’s Passage; SM: Table’s Chamber).

Figure 3. Plan with location of the panels in Maltravieso Cave: Chimneys’ Chamber (Panels 13, 14); Snake’s Passage (Panels 5-12, 15-18); Paintings’ Chamber (Panels 1-4, 14-23); Table’s Chamber (Panel 24); Corridor (Panel 25); Columns’ Chamber (Panels 26-28); Entrance Chamber (Panel 29).

92


The mystery of the "mutilated" hands at the Spanish Maltravieso Cave

horns start in the rear area of that head.

difficult to define as their preservation is poor. It is made of reddish brown ochre, being of different

There is another kind of depictions, constituted

colour to the other paintings.

by signs. In the "Main Panel" or Panel 22 of Paintings’ Chamber there are three triangles,

2. Different hypothesis about the mutilated hands.

painted and filled with very bright red ochre. These

A hypothesis about hands with pathologic

were already known since the primary researches

alterations was mainly upheld by A. Salhy (1966),

in the cave. In the lower area of Panel 3 in the

based in an original idea from Breuil & Obermaier.

same chamber, three engraved triangles have been

For that author the concept of folded fingers is full

detected (Fig. 6-8).

of difficulties, as some positions would implicate

There are also serials of black dots overlying

difficult contortions. Highly influenced by his medical

or next to several hands’ depictions, specially

knowledge, he offered a wide range of diseases

concentrated in Paintings’ Chamber. Most of these

(about 15) some very rare (as the thromboangiitis

serials of dots are arranged in long vertical lines,

obliterans type Raynaud syndrome) with which he

with uneven outline, in many cases several

would explain the absence of some parts of the

parallel serials (Fig. 7).

fingers. It looks strange that in a given area, as it is in French Pyrenees, and a given time, all those

In the middle of Panel 5 there is a meander-

diseases affecting upper limbs would concentrate,

shaped sign, a long vertical line with no well defined

especially considering their scarce distribution in

shape, traditionally interpreted as a "snake-

general, even in areas with adverse weather

shaped line". It is surrounded by five later hands,

conditions, defective nutrition or even kinship.

where the hands overlie this depiction it looses its bright red colour.

In 1908 G. H. Luquet proposed, in a wide bibliographical revision about mutilated fingers, that

In Panel 14 (Chimneys’ Chamber) there is a

those could be divided in two big groups: in one

sign made of seven semicircular concentric lines,

Figure 4. From left to the right. Dr. Martín Almagro, D. Carlos Callejo and Dr. Francisco Jordá disposed to begin the study of the main depictions in 1960.

93


Sergio Ripoll López

Thus, according in general lines with the theories of A. Leroi-Gourhan (1967), who proposes the existence of a cynegetic code with a frequency order in mutilations, they could correspond with the five most represented animal species. We have some objections to that interpretation, as the fact that the same code is repeated in places as different from each other as Gargas (Hautes Pyrénées, France) is from Maltravieso (Cáceres, Spain). Another objection would be that in a code made up with five fingers, the thumb is always utterly present. In other hand, how would complete hands be interpreted?, Why is the little finger in Maltravieso re-painted?. Several hypothesis have been proposed to explain the mutilated hands, however none of them are able to give a specific explanation of the facts. The new contribution recently discovered in Maltravieso, already intuited by J.L. Sanchidrián (1988-89) in the hand in Panel 22 about the

Figure 5. Engraved figures from Panel 3, Hands’ Chamber, Paintings’ Chamber: caprine and triangle (Photo, S. Ripoll).

intentional occultation of the little finger, introduces a new variable that will have to be analysed more extensively not only in this site, but also in the other ones.

hand the ones mutilated for magic-religious reasons (mourning, prophylaxis against diseases and death,

All these are questions with no clear answers,

passage or favouring rites); in the other hand the

remaining as one more of the mysterious features

ones mutilated for more profane reasons as tribal

of that Art left by our ancestors.

reconnaissance, slavery, punishment, etc..

3. Chronology.

For B. & G. Delluc (1993) the hypothesis about

The absence of any archaeological context

accidentally or ritually mutilated hands is clearly

inside the cave and also in the surroundings makes

shown in Maltravieso, where "the little finger is

difficult the establishment of a precise chrono-

always absent". There are ethnographic parallels

cultural adscription. Based on the association of

that support this theory in some countries where

triangles and hands, F. Jordá (1968) thought that

widows cut off their phalanges after their

they could have been done in Middle Magdalenian

husbands’ death as it is reflected in the prehistoric

times. Breuil placed this kind of depictions in the

bibliography; for Leroi-Gourhan (1964) this would

Aurignacian-Perigordian cycle, "before any other

be a curious Palaeolithic custom and mutilated

prehistoric manifestation there must be placed the

hands should be included in a chapter about

hands painted in red colour, dark purple, black and

scientific Folklore.

sometimes yellowish or whitish" (Breuil, 1952). In his

We reckon that it is possible that hunter-

research in Maltravieso, Almagro (1960) agreed with

gatherers of 20-30,000 years ago could have

the abbot’s chronology and general scope (Fig. 4).

cut off their fingers with the purpose of

According to A. Leroi-Gourhan’s Palaeolithic

obtaining a greater cynegetic output, but the

Rock Art chronological proposal, negative hands,

fact of being repeated as a habitual act is not

relatively isolated, can be placed in different

corresponded with a concept of precarious

periods (Graph. 5). In Cave Gargas (Ariège, France)

economy. We could accept some mutilation

they fit in Styles II and III, same as other hands as

resulting of mechanic causes or phalanges’

the ones from Castillo (Cantabria, Spain), or the

freeze, but the recurrence in so different

ones from Pech-Merle (Lot, France). Some isolated

geographic areas suggests not as "gory" cau-

ones, as those from Font-de-Gaume or Les

ses to explain the absence of fingers as a code

Combarelles (Perigord, France) could fit in Style IV–

or cryptic sign language.

ancient. 94


The mystery of the "mutilated" hands at the Spanish Maltravieso Cave

Figure 6. Panel 22, Paintings’ Chamber, where several negative hands can be seen, also lines of dots and triangles. Main panel from Paintings’ Chamber, where a negative hand with forearm, triangles and black dots overlying can be seen (Photo, S. Ripoll).

Radiocarbon dates have been a revolution in the establishment of a chronology for Rock Art, as it is possible to get a highly reliable date with a tiny sample. Thus we can take in account the RC dates 27,110±390 (GIF A 92 409) and 26,360±400 (GIF A 92 349) BP for one of the black negative hands (MR7) from Grotte Cosquer (Marseille, France) (Clottes et al., 1992). Along the researching in Grotte de Gargas (Hautes Pyrénées, France), several authors proposed that hands and engraved figures could be coeval, taking in account that the engraved figures would have been fitted after parallels in portable art in an Upper Perigordian or Gravettian horizon (Nougier, 1984). Recently this cave has become one of the rock-art sites dated with physicchemical techniques. The pigment’s analyses on a negative black hand showed that these had been done with manganese (Clot, Menu and Walter, 1995) therefore they could not be RC dated. However, recently some small bone fragments were recovered from a crack in the wall, very close to one of the hands, located in Panel IV of Chamber I. Once these remains were analysed by AMS they gave a date of 26,860±460 BP (GIF A 92 369)

Figure 7. Close-up of hand with forearm in Panel 22 (Photo, S. Ripoll).

(Clottes et al., 1992). 95


Sergio Ripoll López

Graph 5. Main European caves that contains palaeolithic hand’s depictions, with his number and technique.

There is an indirect RC date from Cave La

for the hands in Maltravieso, possibly Gravettian.

Fuente del Salín (Cantabria, Spain). All depictions

The engraved figures in Panel 3 are underlying the

here

only

hands and covered by a thick calcite flow; they are

archaeological level inside the cave. A bonfire was

older than the hands’ silhouettes, possibly

found in this layer, dated 22,340±510/480 BP (Gr

Aurignacian.

are

hands,

and

there

is

one

N 18574) (Moure & González, 1992). As it is a closed

To establish a chronological framework for

set we can deduce that the bonfire was lighting

Maltravieso Cave results extremely complex due

when the hands were already painted; therefore

to the absence of characteristic zoomorphic

hands and fire must be of similar date.

depictions that would help to establish a style

So, there are other RC dates which fit this kind

framework. There is a very short first moment that

of depictions in early stages of Upper Paleolithic

can be dated in Middle or Upper Aurignacian. After

and hands are always underneath other depictions.

this a second phase, also sporadic, before the third

It is therefore feasible to consider an old chronology

and most important phase -the painting of the 96


The mystery of the "mutilated" hands at the Spanish Maltravieso Cave

Figure 8. Close-up of triangle painted with red ochre in lower area of Panel 22 (Photo, S. Ripoll).

Figure 9. Depiction of whole hand where the absence of the little finger makes stand out. With projection of UV light it can be clearly seen how the little finger was re-pinted (Photo, S. Ripoll).

97


Sergio Ripoll LĂłpez

Figure 10. The methodology in the research of Maltravieso has been based in photograph and video using different light spectres (UV and infrared) with the purpose of do not harm the depictions (Photo, S. Ripoll).

Figure 11. Bovine looking left, Panel 28, Columns’ Chamber (Photo, S. Ripoll).

98


The mystery of the "mutilated" hands at the Spanish Maltravieso Cave

hands- which could be related to Gravetian. There

4. Conclusion.

are other later depictions of imprecise chronologic

We have been able to appreciate in this paper

adscription, possibly in a transitional moment

the quality and importance of the depictions from

between Final Solutrean and Early Magdalenian

Maltravieso Cave, specially hands. The importance

(Graph. 6).

of Maltravieso is also given by its location, isolated

We hope that soon enough the dating

in a geographic area when only from few years ago

techniques develop substantially allowing to date

another Upper Palaeolithic Rock Art site is known.

different range of materials. The carrying out of an

That is the Cave Mina de Ibor (CĂĄceres, Spain),

archaeological excavation in the Chimneys’

where we have recoded a series of engraved figures

Chamber could make possible to date more reliably

of clear Upper Palaeolithic adscription (Ripoll &

the group of depictions from this cave.

Collado, 1996).

Graph 6. Chronological proposal for the depictions.

99


Sergio Ripoll López

LEROI-GOURHAN, A. (1966): "Cronología del Arte

5. References.

Paleolítico", Actas del VI Congreso Internacional

ALMAGRO BASCH, M. (1960): "Las pinturas

de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas, Roma

rupestres cuaternarias de la cueva de Maltravieso

1966, en, Símbolos, Artes y creencias de la

en Cáceres", Revista de Archivos Bibliotecas y

Prehistoria. Edit. Itsmo, Madrid, 1984: 403-449.

Museos, t. LXVIII, 2: 665-707.

LEROI-GORHAN, A. (1967): "Les mains de Gargas.

BREUIL, H. (1952): Quatre cents siècles d’art pariétal Centre

d’études

et

de

Essai pour un étude d’ensemble", Bulletin de la

documentation

Société Préhistorique Française, Paris, vol. LXIV, 1:

préhistoriques, Montignac, 419 pags., 530 fig., 1 pl.

107-122, 6 figuras.

CALLEJO SERRANO, C. (1958): La cueva prehistórica

LUQUET, G.H. (1938): "Sur les mutilations digitals",

de Maltravieso junto a Cáceres. Publicaciones de la

Journal de Psychologie Normale et Pathologique, 35:

Biblioteca Pública de la Ciudad, Cáceres, 45 pags.,

548-598.

25 fig.

MOURE ROMANILLO, J.A. y GONZÁLEZ MORALES,

CALLEJO SERRANO, C. (1962): "El complejo

M.R. (1992): "Datation 14C d’une zone décorée de

Prehistórico de Maltravieso. Un lustro en la

la grotte Fuente del Salin en Espagne", International

Investigación Arqueológica de la Alta Extremadura",

Newsletter on Rock Art, I.N.O.R.A., Foix, 3: 1-2.

Diputación Provincial de Badajoz, Revista de Estudios Extremeños, XVIII, 2: 8-12.

NOUGIER, L.R. (1984): Premiers éveils de l’homme. Art, Magie, Sexualité dans la Préhistoire. Edit. Lieu

CALLEJO SERRANO, C. (1970): "Catálogo de las

Commun, París.

pinturas de la Cueva de Maltravieso", XI Congreso Nacional de Arqueología. Mérida, 1968. Zaragoza.

RIPOLL LÓPEZ, S. y COLLADO GIRALDO, H. (1996): "Una nueva estación paleolítica en Extremadura.

CLOT, A., MENU, M. y WALTER, Ph. (1995): "Manières

Los grabados de la Cueva de la Mina de Ibor

de peindre des mains à Gargas et Tibiran (Hautes-

(Castañar de Ibor, Cáceres)", Revista de Estudios

Pyrénées)", L’Anthropologie, tomo. 99: 221-235, 9

Extremeños, Tomo LII, 2: 383-399, 7 fig.

figs.

RIPOLL LÓPEZ, S. y COLLADO GIRALDO, H. (1997):

CLOTTES, J., COURTIN, J., VALLADAS, H., CACHIER,

"Nouvelles représentations Paléolithiques en

H., MERCIER, N. y ARNOLD, M. (1992): "La Grotte

Extremadura la grotte de la Mina de Ibor",

Cosquer datée", Bulletin de la Socièté Préhistorique

International Newsletter on Rock Art, I.N.O.R.A., Foix,

Française, Paris, Tomo 89: 230-234, 2 figs.

17: 8-11.

DELLUC, G. y DELLUC, B. (1993): Images de la main

RIPOLL PERELLÓ, E. y MOURE ROMANILLO, A.

dans notre Préhistoire. Monográfico "La Main dans

(1979): "Grabados rupestres de la Cueva de

la Préhistoire". Les Dossiers d’Archéologie, Dijon, 178:

Maltravieso (Cáceres)", Estudios Dedicados a Carlos

32-45.

Callejo Serrano: 567-572.

JORDÁ CERDÁ, F. (1970): "Sobre la edad de las

SAHLY, A. (1966): Les mains mutilées dans l’art

pinturas de la Cueva de Maltravieso", XI Congreso

préhistorique. Maison Tunisienne de l’édition, Túnez,

Nacional de Arqueología. Mérida, 1968. Zaragoza.

318 pags, 127 fig.

JORDÁ CERDÁ, F. y SANCHIDRIÁN TORTI, J.L. (1992):

SANCHIDRIÁN TORTI, J.L. (1988-1989): "Perspectiva

La Cueva de Maltravieso. Guías arqueológicas, 22.

actual del arte paleolítico de la Cueva de

Editora Regional de Extremadura. Mérida.

Maltravieso (Cáceres)", Ars Praehistorica, tomo VII/

LEROI-GOURHAN, A. (1964): Les religions de la

VIII, Barcelona.

Préhistoire (Paléolithique), Presses Universitaires de France (Mythes et Religions), Paris, 154 pags., 16 fig.

100


La creación del Centro de Interpretación: El proyecto arquitectónico Javier Ruiz García Arquitecto del Ayuntamiento de Cáceres

1. Introducción.

se parecerá una ciudad será a un sueño (Joseph Rykwert, La idea de la ciudad).

En primer lugar y antes de nada agradecer al Ilmo. Sr. Director General de Patrimonio de la Junta

Conocer la ciudad es penetrar en un objeto no

de Extremadura y al Director del Museo de Cáceres

sólo visual y visualizable, ya ha sido instaurada por

que me han permitido estar aquí en este momento.

otros discursos: desde el cartográfico y fotográfico, también existen otras descripciones de la ciudad,

En principio habría que aclarar que no tengo

desde el pictórico hasta el literario. La ciudad se

nada que decir del proyecto del Centro de Inter-

convierte así en lo que Greimas, el semiólogo, ha

pretación de la Cueva de Maltravieso, porque ahí

llamado un "referente global imaginario", (Luz Auro-

está, es algo así como decía Alejandro de la Sota,

ra Pimentel, Doctora en Literatura). Y viniendo de la

un espléndido arquitecto, un maestro que ha in-

cita, también en los últimos tiempos a través de los

fluido en varias generaciones de arquitectos que

centros de interpretación (que llamaríamos también

con un sentido casi nihilista afirmaba:" porque no

de representación). Pero cómo es nuestra mirada…

hay nada que decir, no todo el mundo está obligado a

Aprender a ver es fundamental, el mirar es el acto

decir cosas ", en mi caso ," sino a crear un ambiente

consciente del ver.

que sirva para seguir viviendo". Si no hay proyectos,

La lectura de la ciudad histórica se produce

sólo hay palabras, incluso las de urbanistas exce-

en complejos niveles, en primer lugar el estra-

lentes como Joseph Rykwert.

tigráfico, es decir, el papel de los elementos más

Pero bueno, con la ayuda y la muleta de la

antiguos, los arqueológicos y no sólo en el centro

proyección de algunas imágenes, sí me gustaría

histórico, sino por extensión, en el territorio de la

hablarles de algunas cuestiones relativas al cono-

ciudad; partamos de una premisa: ningún elemen-

cimiento del origen y desarrollo de las ciudades,

to arquitectónico del pasado, aislado o en conjun-

del vivir en compañía que es la ciudad en sí, y en

to, sea de la época que sea y cualquiera que sea

fin, de una visión de los equipamientos culturales

su envergadura, puede ser comprendido -y por

en el entramado de la ciudad.

tanto, culturalmente asimilado- si no se conoce ni

Evidentemente que un Centro de Interpre-

se da a conocer previamente.(…) (Mª. Ángeles

tación es un lugar, un edificio, un punto de infor-

Querol. Catedrática de Prehistoria de la UCM).

mación y consulta, en nuestro caso, de los dife-

La educación debe conducir desde una opinión

rentes aspectos de la cueva de Maltravieso. Por

irresponsable a un verdadero juicio responsable.(…)

lo tanto, existe una actividad temática cultural y

Debe de conducirnos de lo casual y arbitrario a una

unas soluciones arquitectónicas del contenedor,

claridad racional y a un orden intelectual (Mies Van

de ese lugar.

Der Rohe).

Pero conocer la ciudad es algo que nos debe

2. Centros de Interpretación, exposiciones y

interesar:

eventos culturales.

La verdad es que las ciudades no se parecen a

Y ahora vayamos a los centros de interpreta-

ningún fenómeno natural, porque son creaciones

ción, exposiciones y eventos culturales. Entre las

artificiales, aunque de un género curioso, integradas

diapositivas comienzo por unas que parecen banales,

por elementos debidos tanto a la voluntad cons-

un tanto naif, se trata de imágenes de un libro de mi

ciente como al azar y controlados imperfectamente.

hijo pequeño, es un cuento donde se transita por

Si hemos de referirnos a la fisiología, a lo que más

101


Javier Ruiz García

aquellos tiempos, y describe una parábola de aquel

repetitivas (centro de interpretación de la gastro-

hombre que murió en la lucha por cazar un mamut,

nomía, de la mística o de la risa…), y se separan

cómo sus congéneres establecieron unos ritos

cada vez más del ámbito de los museos para con-

mortuorios y artísticos en una cueva y cómo casual-

vertirse en productos de consumo, de un tipo de

mente en la actualidad, en una excursión de colegia-

ocio que ayude al público a entender el mundo en

les, uno de ellos descubrió esa cueva, se dio trasla-

el que vive, se le atribuye ese sacrosanto principio

do a los equipos de arqueólogos del museo de la

de subsidiaridad de la ayuda para entender el

ciudad y felizmente en aquel lugar, hoy en día ya es

mundo en el que vive. Pero no volvamos a polemi-

un atractivo centro de interpretación. Es un cuento

zar, siempre hay que iniciar el proceso de aprendi-

que recuerda algo a lo nuestro de hoy y aquí empie-

zaje, del conocimiento de la realidad y aprender

za el reduccionismo simplista se llega al fácil conoci-

también por nosotros mismos; el experimentar con

miento, sin embargo, no deja de ser una restricción

la crítica y con la experiencia.

y la primitivización de infinidad de matices.

3. Centro de Interpretación de

Existen definiciones ampulosas: La interpre-

la Cueva de Maltravieso.

tación es el proceso de comunicación que preten-

Vayamos

de que el visitante descubra el significado de co-

al

lugar,

el

hombre

precisa

reencontrarse con el mundo del que procede, la

sas, lugares, personas y acontecimientos. Es más

verdad que la cueva de Maltravieso siempre estuvo

que información, es más que educación… implica

ahí, o al menos antes de otros tiempos posterio-

ayudar a que la gente cambie la forma que tiene

res; si hiciéramos una maqueta con una suerte de

de verse a ella misma y al mundo, a través de una

evolución histórica de la ciudad en los últimos tiem-

mayor comprensión de sí misma y del mundo que

pos, veríamos el punto de la cueva de Maltravieso

le rodea. (J. Mac Farlane).

anterior a asentamientos posteriores que ya pu-

La herramienta clave para llevar a cabo el dise-

diéramos llamar ciudad. La ciudad medieval y

ño de estos espacios es la interpretación del patrimo-

renacentista es la que hoy es preeminente, está de

nio, una interpretación que ha evolucionado notable-

moda o mejor dicho, más nos sentimos orgullosos,

mente desde aquella primera definición de Tilden:

sin embargo, el conjunto histórico, casco, centro histórico, es un concepto "urbanístico", mientras que

Interpretar es el arte de presentar la historia

la ciudad histórica es el conjunto urbano madurado

de un lugar a una audiencia identificada de manera

en la historia, con lo que es amplio y operativo. Cen-

que estimule, informe y entretenga, todo ello con

tro histórico y ciudad en la historia; órbita superior

el fin de dejar en el visitante un entendimiento de

de la ciudad en la historia; el tejido urbano del cen-

por qué y en qué sentido es importante ese lugar.

tro histórico no son las únicas coordenadas espa-

Recordar que los primeros centros de interpre-

ciales de estudio (Antonio Vallejo).

tación proceden de los Servicios de Parques Natura-

Y allí se encontraba la cueva, en pleno Calerizo,

les Nacionales en EEUU y que a Freeman Tilden se le

por la carretera de Medellín.

considera un pionero.

La verdad que en el primer planeamiento cien-

O una postura más cercana de Miguel Delibes

tífico, tal y como lo conocemos hoy en día, en el año

de Castro:

1960, con la ciudad concentrada aún en el ensan-

La interpretación consiste en ayudar a

che de Canovas, no existía en la zona otra cosa

enamorar; el patrimonio natural o cultural necesita

que la ciudad deportiva y ya las incipientes urbani-

ser querido. En éste sentido, no deberá molestar a

zaciones de la barriada de las trescientas y el ba-

los intérpretes ser tildados de alcahuetes, de

rrio de Espíritu Santo. De hecho, en el documento

amables celestinas ocupadas en descubrir al

de planeamiento no figura la cueva ni las zonas de

visitante los más secretos atractivos, las más

canteras y extracción de áridos al aire libre que pro-

disimuladas virtudes del espacio -parque natural,

liferaban en la zona ni los cercanos hornos de cal,

conjunto histórico, eco museo…- que interpretan.

también junto a la cueva de El Conejar. El enclave estaba en una zona última de borde de expansión

¿El conocimiento es ocio?, ¿se puede llegar a través del ocio al conocimiento?.

del plan en clave extensiva baja de bloques en altura y sin zonificar como verde público, se veía cir-

En los últimos años, la oferta de centros de

cunvalado por la vía más exterior proyectada en el

interpretación, museos y exposiciones ha satura-

plan, lo que hoy es la Abad. de Dulcinea.

do el mercado con propuestas cada vez más 102


La creación del Centro de Interpretación: El proyecto arquitectónico

Se produce el boom desarrollista y a finales de

Sevilla de Forestier; a semejanza de los parques

los años sesenta (hubo un primer Plan Parcial en el

franceses y Don Cecilio Rodríguez, jardinero Mayor

año 1962, derivado del plan predicho y el definitivo

del Retiro y Director de departamento de Parques y

en el año 1970), se aprueba el Plan Parcial Dehesa

Jardines del Ayuntamiento de Madrid, realiza en

de los Caballos redactado por la Gerencia de Urba-

1915 la Rosaleda del Retiro; el entonces alcalde le

nismo del entonces Ministerio de la Vivienda; propo-

sugirió la necesidad de hacer una rosaleda a la moda

ne edificar medio millón de metros cúbicos para 1.879

de las existentes en diversos parques europeos.

viviendas y una población de casi 10.000 habitan-

La Rosaleda de Bagatelle, en el Bois de Boulogne

tes, lo que ya es bastante para la época y donde

de París, creada por Jean-Nicolas Forestier, se con-

manteniendo las islas de las citadas barriadas y si-

virtió en el modelo a seguir; D. Cecilio viajó a París

guiendo los modelos "canónicos", en su literalidad

para estudiarla y traer las primeras rosas. Durante

más espuria, del movimiento moderno y la Carta de

su estancia estalló la guerra mundial y pasó mu-

Atenas, llega a Cáceres el paisaje de los polígonos

chas dificultades para volver a España, pero aún

que no tenía, y que arranca de la extensión de Anto-

así lo consiguió. La rosaleda la formaban una gran

nio Hurtado, hasta las inmediaciones de la cueva y

variedad de rosas. Aunque quedaron totalmente

surge como por ensalmo un viario que pasa casi por

destruidos en la Guerra Civil, (hoy la Rosaleda del

encima de la cueva y aparecen los dos "colosos" de

Retiro ha podido ser rehabilitada).

diez plantas que la flanquean por el Oeste. Mientras

También aquí solo quedaba un canal de agua

que la zona de la cueva, residual para el planeamiento

quebrando naranjos y una fragancia muy lejana

se califica para parque, a la vez que sobre la carrete-

de aquellos aires de Sevilla…

ra de Medellín aparecen el centro docente y después

De todos modos, me gusta huir de las gran-

la casa de Cultura Rodríguez de Moñino y el Instituto

des y absolutas metáforas.

de Enseñanzas Medias Al Qaceres.

Se procedió al ajardinamiento e infraestruc-

Se estaba, en definitiva, aniquilando el sitio, des-

tura general del parque de un modo precario. Se

truyendo ese paraje natural, ese paisaje, fagocitado

construyeron dos edificios, uno destinado a salón

por la edificación y el dibujo de ese trozo de ciudad.

de reunión de vecinos y bar y otro para vivienda

La creación del Parque de Maltravieso se rea-

de un vigilante permanente. De esta forma la cue-

lizó en 1986, bajo un proyecto de Mª Luisa Holga-

va quedaba, eso sí, integrada dentro del recinto

do, Miguel Madera y Vicente Candela por encargo

contando así con una mayor protección y conexión

del Excmo. Ayuntamiento de Cáceres.

con el medio urbano.

Decían en la memoria del proyecto: "un viejo telón

Tras la conclusión de la obra en el año 1989,

de calizas del devónico acogiendo en sus entrañas de

el parque abrió sus puertas al público ofertando

Karsten manos espirituales que no pudieron modelar

una nueva zona de esparcimiento y disfrute en la

lo que las canteras y el tiempo; el Cáceres viejo y el

ciudad de Cáceres; desgraciadamente, en un bre-

ahora a través de una fría trama de vericuetos. La

ve período de tiempo sufrió la acción devastadora

naturaleza es escenario del hombre,y en ella tradujo

de la barbarie y marginalidad del entorno.

Louis Aragon la faz monstruosa de éste en la roca y

Desde el mes de Noviembre de 1996 se vuelve

floresta de todos los parques...Aires franceses de

a intervenir en el Parque de Maltravieso proce-

Sevilla de los que Cecilio Rodríguez jamás pudo

diéndose a su rehabilitación. En esta segunda eta-

completar en Madrid, agua quebrando naranjos, y una

pa, será la Unión Europea quien a través de un pro-

barriada con muchos espacios para representar.

grama FEDER facilite los fondos para acondicionar

Pues toda esa metáfora, creo yo que se refie-

de nuevo la zona. El Excmo. Ayuntamiento de

re en una primera lectura ingenua, a lo rústico y

Cáceres acomete las obras a través de sus técni-

salvaje del paisaje que se encontró el hombre so-

cos de Urbanismo y en esta ocasión el proyecto ten-

bre la tierra, y que de la necesidad de guarecerse

drá la cueva de Maltravieso como centro de interés.

así como del "placer" de la existencia, hizo verda-

Recuerdo el proyecto con agrado, hecho al paso, es

deros encantos y en lo sucesivo, el arte de cons-

decir con la experiencia justa pero con la coinciden-

truir algo así lo llaman arquitectura, como un don,

cia en la voluntad de crear ciudad, espacios amiga-

como un medio de permanencia y trascendencia.

bles; con la contribución, entre otros compañeros, de Diosdado Simón, nuestro primer "jardinero ma-

Paisaje y jardín, aires franceses de Sevilla está presente en el diseño del parque de Melguiza de

yor" municipal, por desgracia fallecido. 103


Javier Ruiz García

El edificio que en la primera intervención se

y congruentes. La coordinación interadministrativa

destinó a cafetería se acondiciona para acoger un

requiere de buenas prácticas, que hoy brillan por

futuro Centro de Interpretación de la cueva; de

su ausencia, siendo éste un caso acertado, cosa

igual manera, la vivienda del guarda se rehabilita

que me complace ver en la práctica y no en los

para que pueda ser otra vez habitada. Se procede

enunciados de los textos legales vigentes: Ley del

de nuevo al ajardinamiento y limpieza del recinto.

Suelo y Ordenación Territorial y Ley de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura.

Es importante destacar el talud de roca, en dirección Sureste, mirando a la sierra de La Mosca,

La conformación definitiva del Centro de In-

que es la entrada a la cueva y en el Noroeste, en

terpretación en la cueva de Maltravieso ya es un

la terraza superior que aparece el lomo del traza-

proyecto enteramente de la comunidad autónoma,

do de la cueva; en una intervención jardinera so-

por significativos motivos, la importancia de sus

bre el intento del jardín anterior al estilo romántico

pinturas y grabados rupestres paleolíticos, segu-

hispano-musulmán, muy deteriorado en su concep-

ramente los más antiguas conocidos hasta el mo-

to, pero se busca un recinto íntimo y agradable,

mento en Extremadura. Se desaconsejó la apertu-

así la explanada de la plaza contaría con palme-

ra de la cueva para una visita turística, e incluso la

ras, naranjos y jazmines.

limitación de la entrada salvo con fines científicos, para evitar el deterioro progresivo al que estaban

El Centro de Interpretación, pese a la exigua

siendo sometida las pinturas rupestres.

superficie busca ser un espacio en un lugar que conserva todavía su espíritu. Es un volumen de planta

La puesta en valor de la cueva y la divulga-

cuadrada de 13x13 metros al que se le fueron aña-

ción del arte rupestre que contiene favorecen una

diendo espacios servidores de almacén, aseos, etc..

mayor concienciación en la sociedad sobre la im-

El edificio se sitúa próximo a la entrada de la cueva,

portancia de su conservación.

bordeando el flanco Sur de la gran plaza central del

La ampliación de la oferta del llamado turismo

parque. Esta proximidad se hace aún más patente

cultural, favoreciendo además una de las zonas

desde el interior del edificio pues la entrada de la

más deprimidas de la ciudad.

cueva viene a ocupar la totalidad de la vista a tra-

Por lo que conviene añadir otra interpretación,

vés de la cristalera del muro Oeste, además se le

que supera ampliamente la visión de la cultura como

dota de una textura o pátina constituida por acero

simple ocio o reino del turismo. Las ciudades han

corten y un revoco in situ con mortero de cal y tie-

sido siempre lugares de creatividad, pero también

rras del Calerizo de color rojizo que contribuye a las

foco de integración-exclusión, aspectos que suelen

sensaciones y vibraciones del lugar.

ir juntos. Pero, la evolución de esas dos caracterís-

Se aconsejó entonces plantear la empresa con

ticas pone de relieve el papel estratégico de las

visión integradora del conjunto, definiendo ámbi-

actividades culturales, tanto como factor de creati-

tos, etapas y prioridades que permitiesen atajar

vidad como de incentivo de integración social (Xavier

cada uno de los problemas que afectan a la con-

Greffe Professeur, Université de Paris I Sorbonne).

servación de la cueva y su arte rupestre. Todo ello

Como quiera que fuese, mi deseo es que en

en el marco de una "acción concertada" entre la

la siguiente remodelación no se pierda el referen-

Dirección General de Patrimonio y del Instituto de

te no sólo de la cueva, ese viejo telón de calizas

Conservación y Restauración de Bienes Culturales

del devónico, sino del aire de sus jardines.

y el Ayuntamiento, en competencias concurrentes

104


La Exposición como medio de difusión de los Proyectos de Investigación: La exposición itinerante La Cueva de Maltravieso. Cáceres hace 350.000 años Nova Barrero Martín, Abel Morcillo León, Luna Peña García Equipo de Investigación Primeros Pobladores de Extremadura Antoni Canals i Salomó Área de Prehistoria. Universitat Rovira i Virgili. Tarragona Pleistoceno Medio, lo que la sitúa como enclave

1. Introducción.

fundamental de nuestra historia.

El Equipo de Investigación Primeros Pobladores de Extremadura nace en 1999 y desde este

Desde el Equipo Primeros Pobladores se en-

momento dirigió su actividad en cuatro ejes funda-

tendió que la organización de una exposición

mentales: Formación, Excavación, Investigación y

itinerante era un vehículo muy adecuado para po-

Difusión de los resultados de la investigación.

der llevar a cabo la difusión de los nuevos hallazgos y datos obtenidos tras cinco años de trabajos

En esta comunicación se abordará la labor de

en la cueva de Maltravieso.

difusión y comunicación llevada a cabo por el Equipo Primeros Pobladores y, muy concretamente, el

Las exposiciones itinerantes se han converti-

proyecto de exposición itinerante La Cueva de

do actualmente en vehículos de extraordinario in-

Maltravieso. Cáceres hace 350.000 años.

terés para la difusión del patrimonio. Su organización desde un proyecto de investigación permite

Desde su formación, el Equipo entendió como

asegurar, con el necesario contenido científico, un

objetivo esencial la difusión de los resultados, la

mensaje educacional poderoso. Si se entendía

socialización del conocimiento, a pesar de las difi-

como uno de los pilares estratégicos del proyecto

cultades que presenta la divulgación al gran públi-

de investigación la divulgación de sus resultados,

co de datos y conocimientos del Pleistoceno, pe-

no es menos acertado entender que no puede

ríodo en el que centra su actividad el Equipo. Pero,

exponerse sin conocer, sin la previa investigación.

si se quiere fomentar e incentivar una verdadera concienciación de la ciudadanía sobre la historia y

Por lo demás, la bibliografía especializada ha

el patrimonio, debe hacérseles partícipes de su

destacado la importancia de las exposiciones

conocimiento.

itinerantes (García Blanco, 1999, Alonso Fernández y García Fernández, 1999, Valdés Sagües, 1999,

Esto se hace si cabe más necesario en el caso

Hernández Hernández, 1998), conscientes de que

concreto de la cueva de Maltravieso (Cáceres),

se muestran como iniciativas atractivas para los

donde el Equipo Primeros Pobladores lleva traba-

ciudadanos, que exigen cada vez más alternativas

jando desde el 2001 en campañas sucesivas de

culturales en las que las exposiciones tienen un

excavación. La cavidad es una de las pocas cue-

papel protagonista. Su buena acogida por la so-

vas urbanas de la Península Ibérica. Hasta hace

ciedad, pero también por los medios de comunica-

unos años, su localización en una zona del extra-

ción, permiten afirmar que son actividades cultura-

rradio muy deteriorada de la ciudad, hizo que la

les de máximo prestigio y repercusión.

desidia y la dejadez hicieran mella en su conservación. Sin embargo, desde la creación del Centro de

El proyecto de exposición itinerante La Cueva

Interpretación en 1999 y el acondicionamiento de

de Maltravieso. Cáceres hace 350.000 años tenía en

los jardines en sus alrededores permitió una recu-

su concepción un claro objetivo: servir como ins-

peración de la zona. Actualmente Maltravieso se

trumento de divulgación de los trabajos y resulta-

encuentra incluida dentro del tejido urbano de la

dos científicos obtenidos por el Equipo de Investi-

ciudad y esto no puede ser obviado. A su patrimo-

gación Primeros Pobladores de Extremadura. Pero

nio rupestre, conocido desde 1956, se suman los

también pretendía contribuir a la concienciación ciu-

nuevos hallazgos arqueológicos, que redescubren

dadana sobre la necesidad de protección y revalo-

Maltravieso como una cavidad ocupada durante el

rización de un patrimonio in situ, en muchos casos 105


Nova Barrero Martín, Abel Morcillo León, Luna Peña García, Antoni Canals i Salomó

ra Etapa, que incluía los estudios realizados sobre la

olvidado y sólo a veces rememorado, como era la cueva de Maltravieso. En este sentido, al consti-

cavidad anteriores al 2001, que por otro lado se sub-

tuirse el Museo de Cáceres como primera sede de

dividieron a su vez en dos períodos; el Período A,

la itinerancia, se hicieron grandes esfuerzos por

referido a los estudios llevados a cabo por parte de

atraer al propio ciudadano de Cáceres a su visita,

Carlos Callejo en el momento del descubrimiento de

para que redescubriera la cueva de Maltravieso.

la cavidad y los trabajos de los años 60 y 70, donde

Los resultados avalan el éxito del proyecto.

destacan singularmente M. Almagro, F. Jordá o E. Ripoll (Callejo Serrano, 1951, 1958, Almagro Basch, 1960,

Al mismo tiempo, era necesario acercarse a

Jordá Cerdá, 1968, Ripoll Perelló y Moure Romanillo,

un número lo más amplio posible de ciudadanos,

1979), y el Período B, ocupado por los nuevos traba-

pues bien es sabido que los esfuerzos dedicados

jos dirigidos por S. Ripoll e H. Collado y que se dieron

al patrimonio siempre son insuficientes. Además,

a conocer en una monografía sobre las representa-

desde un punto de vista museográfico, la instala-

ciones artísticas (Ripoll López, Ripoll Perelló y Colla-

ción de un montaje adecuado para la itinerancia,

do Giraldo, 1999); la Segunda Etapa abarcaría los

permite rentabilizar el esfuerzo de la proyección

trabajos llevados a cabo por el Equipo de Investiga-

inicial. Así, posterior a su estancia en el Museo de

ción Primeros Pobladores de Extremadura y en ella

Cáceres, la exposición tuvo como sedes el Centro

se exponían por primera vez algunos de los materia-

Cultural Alcazaba de Mérida y la Biblioteca Regio-

les arqueológicos hallados en la cavidad, desde la

nal de Badajoz. De este modo, la exposición consi-

fauna pleistocena hasta la industria lítica.

guió llegar a las tres ciudades más importantes de Extremadura.

Uno de los primeros trabajos a realizar fue la documentación necesaria para poder abordar el

El proyecto de Exposición itinerante La Cueva

discurso expositivo referente a la Primera Etapa.

de Maltravieso. Cáceres hace 350.000 años además

Además de la recopilación bibliográfica fundamen-

de contemplar el diseño y ejecución de la muestra

tal, los trabajos de documentación supusieron tam-

expositiva propiamente dicha, incluyó un progra-

bién la búsqueda y localización de todos aquellos

ma de difusión de la misma, como fue la edición del

documentos escritos que tuvieron que ver con la

catálogo de la exposición, y, en cada caso, visitas

historia de la cavidad, nos referimos, en este caso,

guiadas y/o conferencias. A tenor del amplio pro-

a noticias de prensa en diarios y revistas, que die-

grama de actos y actividades que se organizaban,

ron a conocer, en un primer momento, el descubri-

se necesitó un programa de comunicación, que

miento de la cavidad en 1951, de sus pinturas pos-

permitiese a los ciudadanos y visitantes potencia-

teriormente, en 1956, y finalmente avatares acae-

les conocer la oferta propuesta.

cidos y abandono de la misma.

2. Proyecto Expositivo: La Cueva de

También se accedió a los materiales recupe-

Maltravieso. Cáceres hace 350.000 años.

rados en el momento del descubrimiento de la cueva

2.1. Conceptualización y documentación.

que se conservan en el Museo de Cáceres. Estos materiales fueron fotografiados e inventariados

Si bien el objetivo de la exposición era dar a conocer al visitante los nuevos trabajos arqueoló-

para poder reproducirlos tanto en los paneles de

gicos y de investigación que se estaban llevando a

la exposición como en el catálogo.

cabo en la cueva de Maltravieso, no podían obviar-

Pero desde un perspectiva global, tal y como

se cincuenta y cinco años de investigación en la

planteamos el desarrollo del discurso expositivo,

cavidad, ya que ellos, de un modo u otro, permiten

necesitábamos contemplar la problemática de

acrecentar y comprender la importancia que tie-

Maltravieso desde distintos puntos de vista. Así,

nen los trabajos desarrollados actualmente, pues

también se optó por recopilar todos los estudios

si las investigaciones anteriores se centraron en

realizados para la adecuación de los alrededores

exclusividad en el estudio del arte rupestre cuater-

de la cueva, es decir, planeamiento urbanístico,

nario, con los trabajos llevados a cabo en los últi-

construcción del parque de Maltravieso y del Cen-

mos años Maltravieso ha cobrado una nueva di-

tro de Interpretación finalmente. Todos ellos son

mensión al convertirse en yacimiento arqueológico

también parte de la historia del yacimiento, pues

del Pleistoceno.

han permitido su conservación y su puesta en valor.

El discurso expositivo que se diseñó, a tenor de

En relación a esta última cuestión, también fue

lo anteriormente mencionado, comprendía dos par-

muy interesante la localización de fotos aéreas de

tes claramente diferenciadas: la denominada Prime106


La Exposición como medio de difusión de los Proyectos de Investigación: La exposición itinerante La Cueva de Maltravieso. Cáceres hace 350.000 años

la cavidad, entre ellas, fotos de 1967 y 1981, de

puesta en escena de objetos y contenidos en y

modo que pudiese comprobarse cómo ha ido trans-

por medio de un espacio.

formándose el paisaje de la zona y, muy concreta-

En el caso concreto que se analiza, la impor-

mente, como desapareció la antigua cantera, si-

tancia del espacio se hacía si cabe más palpable a

tuada años atrás en una zona periférica y en el

tenor del planteamiento discursivo que se había

extrarradio de la ciudad, y cómo la ciudad ha inva-

realizado. Es por ello que, en el diseño de este

dido actualmente todo este área.

elemento museográfico, el espacio, se decidió de-

Todos estos materiales, además de documen-

limitar en el recorrido perfectamente las dos eta-

tar y fundamentar nuestro propio discurso

pas conceptuales que el discurso de la exposición

expositivo, iban a ilustrar parte de la misma, al for-

marcaba, a saber, Primera Etapa, estudios ante-

mar parte hoy de la historia de la cavidad.

riores a 2001, y Segunda Etapa, trabajos y estudios llevados a cabo por el Equipo de Investiga-

Sin embargo, el objetivo de la muestra era,

ción Primeros Pobladores de Extremadura. Esta

como se ha dicho, la divulgación de los nuevos tra-

distinción espacial sería así conceptual, y la ruptu-

bajos y los nuevos conocimientos adquiridos en

ra visual que lo primero suponía ayudaría al visi-

torno a la cavidad. Es decir, desde el propio Equipo

tante a entender que estos nuevos contenidos

Primeros Pobladores se ponía en marcha un pro-

expositivos, en este nuevo espacio, comprendía un

yecto de difusión de la investigación desarrollada.

nuevo mensaje de Maltravieso, Maltravieso como

Por un lado, esto motivó una reflexión acerca

yacimiento arqueológico del Pleistoceno (Fig. 1).

de los trabajos realizados hasta el momento, una

Medios informativos.

verdadera compilación de estudios y análisis multidisciplinares y materiales, conocimientos e hi-

En la realización de los medios informativos

pótesis que tras cinco años de trabajo en la cavi-

de la exposición hay que distinguir dos elementos

dad era necesario comunicar. Y por otro lado, la

claramente diferenciados, aunque, a la postre, ín-

elaboración de un proyecto accesible, didáctico y

timamente relacionados, como son la producción

verdaderamente comunicador a un público lo más

de los textos, la plasmación del discurso expositito,

amplio y heterogéneo posible.

y por otro lado, el diseño de estos medios. Las finalidades y objetivos son diferentes.

2.2. Programa museográfico.

En la elaboración de los textos, se optó por se-

Desde la perspectiva del diseño museográfico

guir premisas que ayudaran al visitante a su

del proyecto expositivo propiamente dicho, éste se

legibilidad, comprensión y estímulo hacia el conoci-

planteó bajo dos premisas fundamentales, que sir-

miento de la Prehistoria extremeña. De este modo,

viese para plasmar virtual y gráficamente el plan-

se elaboraron textos de una estructura sintáctica cla-

teamiento conceptual del discurso expositivo y, por

ra y ágil, y de una extensión no muy amplia. Sin aban-

otra parte, que tuviese un diseño atractivo y acce-

donar el rigor y el lenguaje científico, emplear un vo-

sible.

cabulario lo más comprensible u optar por la propia

Teniendo presente estas premisas se abordó

explicación de términos específicos de Prehistoria.

el estudio y planteamiento de cuatro elementos

Ante estas proposiciones, un aspecto que co-

museográficos básicos en la propuesta expositiva:

bra todo su sentido es la jerarquización de la in-

el espacio, los medios informativos, los medios

formación, que permite establecer diferentes nive-

expositivos y los recursos audiovisuales. Cada uno

les de comunicación, a lo que ayudará el diseño

de ellos, desde un planteamiento previo, fue adap-

diferenciado de cada uno de ellos. Así, en cada

tándose a cada una de las sedes que acogió la

panel se estableció:

exposición, modificando el diseño expositivo inicial.

-Título del panel. Textos cortos, legibles y de

El espacio.

letra grande. Estos títulos intentan atraer la aten-

Desde la museología se ha abordado en mul-

ción e interés del visitante y resumir el contenido

titud de ocasiones, y la bibliografía es muy amplia

del panel.

en este sentido (Rico, 1994), cómo el espacio con-

- Subtítulos. Tienen una extensión mayor y una

diciona pero a la vez define la realidad de la expo-

letra un poco más pequeña. Resumen de una mane-

sición y la experiencia del visitante. Además de un

ra más específica en contenido del texto que encabe-

ámbito contextualizador, debe tratarse como un

zan.

objeto museístico más. La exposición implica una 107


Nova Barrero Martín, Abel Morcillo León, Luna Peña García, Antoni Canals i Salomó

Figura 1. Planos de la Exposición en el Museo de Cáceres, en el Centro Cultural Alcazaba de Mérida y en la Biblioteca Regional de Badajoz.

La lectura del título y los subtítulos deben

letra, su tamaño y el contraste. Por otro lado, cada

permiten al visitante sacar una conclusión general

unidad de texto va acompañada de ilustraciones

sobre el mensaje de cada panel.

que ayudan al entendimiento de los conceptos expuestos: fotografía aérea, del proceso de exca-

- Unidades de texto. Intentan responder a los

vación, de materiales arqueológicos, dibujos

principios anteriormente mencionados. Textos no

estratigráficos, planos topográficos, etc..

muy extensos, comprensibles, en una fuente legible y visible, lo cual enlaza con el diseño del panel,

En cuanto al diseño de los paneles como me-

puesto que está en relación directa con el tipo de

dios de información, se decidió continuar con el plan108


La Exposición como medio de difusión de los Proyectos de Investigación: La exposición itinerante La Cueva de Maltravieso. Cáceres hace 350.000 años

teamiento general ya expuesto al respecto del

En el caso de la vitrina que albergó los restos

espacio. Esto es, diferenciar de una manera visual

faunísticos, un panel explicaba el interés del estu-

cada una de las Etapas y períodos que el discurso

dio de los restos paleontológicos para obtener in-

expositivo marcaba. En este sentido, se optó por

formación paleocológica, cronológica o sobre las

el empleo de diferentes colores en los fondos de

actividades humanas. También se ofrecía informa-

cada panel para poder obtener el efecto visual y,

ción acerca de cada una de las especies de anima-

por tanto, conceptual deseado. Se eligieron colo-

les halladas en la cavidad.

res destacados y diferenciados.

Estos textos eran ilustrados con imágenes de

Además se montaron paneles fácilmente ma-

algunas de las especies halladas en la cavidad y

nejables y transportables, pensando en la

que se encontraban representadas en la exposi-

itinerancia de la exposición, lo cual exige una es-

ción a través de los restos recuperados. Lo que se

tructura cuyo montaje y desmontaje sea rápido y

pretendía era que el visitante observase estos ma-

asequible.

teriales como elementos de primera importancia para reconstruir la prehistoria más antigua de

Pero además de los paneles, como medios

Maltravieso.

fundamentales de transmisión de información, se pusieron a disposición de los visitantes unos

Por otro lado, la vitrina dedicada a las indus-

dípticos que podían utilizarse durante la visita y

trias líticas halladas en la cavidad también presen-

que recogían de una manera global el propósito

taba un panel explicativo para poder contextualizar

de la exposición y de una manera resumida el con-

estas herramientas. Los textos de nuevo desarro-

tenido de la misma.

llaban dos aspectos diferentes, en este caso sobre las técnicas de talla, la forma de elaboración

Medios expositivos.

de los útiles, y, por otra parte, la funcionalidad de

Uno de los aspectos más interesantes de la

los mismos. De este modo, el visitante puede com-

exposición fue que se mostraban por primera vez al

prender el verdadero interés de estas piezas, he-

público los materiales arqueológicos hallados en el

rramientas básicas en la supervivencia de estas

curso de las excavaciones y trabajos llevados a cabo

sociedades cazadoras-recolectoras (Fig. 2).

en la cavidad por el Equipo Primeros Pobladores.

Recursos audiovisuales.

Estos materiales, un conjunto paleontológico y de industrias líticas, son la evidencia de este nuevo

El empleo de recursos y técnicas audiovisuales

mensaje que la cueva de Maltravieso ha ofrecido.

ha adquirido en los últimos veinte años una pre-

Sólo el trabajo continuado de un Equipo de Investi-

sencia notable en los proyectos expositivos. Se

gación multidisciplinar puede abarcar el estudio de

valora su capacidad para la explicación de teorías

un complejo yacimiento arqueológico, como es la

y procesos, la accesibilidad de la imagen y su atrac-

cueva de Maltravieso, desde diferentes especiali-

tivo para los visitantes. Pero ante estas ventajas,

dades (paleontología, zooarqueología, industria

también se observan ciertas necesidades para un

lítica situada al mismo nivel que el resto de discipli-

adecuado empleo, de modo que responda a los

nas, geoarqueología, etc.).

objetivos de la exposición. Así, cada proyecto expositivo debe valorar el empleo de estos recur-

Desde el punto de vista expositivo, y aten-

sos de manera individual.

diendo a los objetivos esgrimidos en la configuración general del proyecto, estos materiales no de-

En este caso, se emplearon recursos

bían ser mostrados de una forma aislada, sino que

audiovisuales en dos de las sedes y con dos pro-

los materiales arqueológicos debían poder ser in-

gramas diferentes. En una de las sedes, en el Mu-

terpretados, y así valorados y cuestionados. Ma-

seo de Cáceres, se optó por diseñar un DVD que

terialmente, esto significa acompañar la exposición

reprodujera de forma continuada en la sala final

de los materiales con nuevos medios informativos

de la exposición una serie de fotografías en las

que ayudaran a su contextualización.

que se mostraban los trabajos y los materiales recuperados en el yacimiento por el Equipo Prime-

Advirtiendo que en cada sede que albergó la

ros Pobladores. Su inserción, en la parte final del

exposición se emplearon distintas vitrinas, se di-

recorrido, no interrumpía en ningún momento la

señaron unos paneles, en cada caso adaptados,

comprensión en continuo del discurso expositivo.

que acompañasen a estos materiales, para poder

El visitante se encuentra atraído por la espectacu-

así llevar a cabo su lectura contextualizadora e

laridad de estas imágenes y puede hacerse mejor

interpretativa. 109


Nova Barrero Martín, Abel Morcillo León, Luna Peña García, Antoni Canals i Salomó

Figura 2. Vitrinas diseñadas para el Museo de Cáceres. Arriba) Vitrina de industria lítica. Abajo) Vitrina de fauna.

110


La Exposición como medio de difusión de los Proyectos de Investigación: La exposición itinerante La Cueva de Maltravieso. Cáceres hace 350.000 años

una idea de cómo se desarrollan los trabajos ar-

yectados, a saber, la socialización del conocimiento,

queológicos en la cavidad.

ha sido la edición del catálogo de la exposición. El catálogo, como memoria ilustrada de la exposición,

Por otro lado, en el montaje de la exposición

tal y como ha sido definido, debe ser el reflejo fiel y

en la Biblioteca Regional en Badajoz se decidió com-

clarificador de los criterios que animan al montaje de

pletar la muestra con el visionado de un reportaje

la exposición. Pues, además de contribuir a la com-

realizado recientemente referente a los trabajos

prensión de la misma, es un instrumento de difusión

de investigación desarrollados sobre la cavidad. Tal

que trasciende a la propia existencia de la muestra.

y como se pudo observar, completar la información adquirida durante la exposición con este recurso

Se han editado dos mil ejemplares y remitido

resultó realmente interesante, ya que su visionado

a numerosas instituciones culturales y educativas.

permitía una mejor comprensión de cómo es la ca-

En su elaboración se incorporó la información que

vidad de Maltravieso y de los trabajos que se de-

se mostraba en la exposición, pero además se pre-

sarrollan en su interior.

sentaban otros materiales para poder lograr una mayor y mejor divulgación de conceptos generales

2.3. Programa de difusión.

de Prehistoria y, en concreto, de la Prehistoria ex-

Como ya se ha mencionado, la exposición La

tremeña. En este sentido, cabe destacar el póster

Cueva de Maltravieso. Cáceres hace 350.000 años

central del mismo, que aunaba en un eje cronoló-

se diseñó desde el Equipo de Investigación como

gico los yacimientos pleistocenos localizados en

un instrumento de difusión y comunicación de los

Extremadura, junto con la explicación de los gran-

resultados obtenidos en los trabajos desarrolla-

des ítems de la evolución humana, como el manejo

dos en la cavidad desde el 2001. Para poder cum-

del fuego, la adquisición del lenguaje o del pensa-

plir estos objetivos, se recogieron en el proyecto

miento simbólico. También se incorporaba un glo-

actividades paralelas que completasen la oferta

sario de términos para la correcta comprensión de

formativa y cultural de la muestra expositiva.

conceptos científicos de Prehistoria.

Analizando cada caso concretamente, en cada

2.4. Programa de comunicación.

una de las sedes, según las posibilidades, se lleva-

Una última cuestión a abordar es el programa

ron a cabo actividades como conferencias o visitas

de comunicación que se desarrolló para dar a cono-

guiadas. Junto a ellas, la posibilidad de la edición de

cer a los potenciales visitantes de la muestra la exis-

un pequeño catálogo de la muestra permitió sin duda

tencia de la misma. La relación que se debe estable-

que el proyecto trascendiese la propia exposición.

cer con los medios de comunicación y con otros me-

En el Museo de Cáceres se organizó una confe-

dios de difusión cultural es fundamental para que el

rencia, a cargo del profesor D. Eudald Carbonell, co-

público pueda acceder a una correcta información

director del Equipo de Investigación Primeros Pobla-

sobre la exposición. Ante el volumen de información

dores de Extremadura, con el título "La Cueva de

que los ciudadanos obtienen en esta nueva socie-

Maltravieso hace 350.000 años. El contexto peninsular

dad de la información, debe tratarse con especial

y europeo durante el Pleistoceno Medio", que sin duda

cuidado el soporte, el diseño y el contenido, así como

sirvió para contextualizar los hallazgos de la cueva

el medio en el que se publicita la propia exposición.

de Maltravieso y poder así valorar su importancia. El

Normalmente, el acto de inauguración de la

éxito fue rotundo y el museo completó su aforo.

exposición sirve como vehículo de convocatoria a

Gran acogida tuvieron también las visitas guia-

la prensa para que den cuenta de la misma. Pero

das organizadas conjuntamente con el Museo de

esto no basta y se debe diseñar una correcta pla-

Cáceres. Su difusión se realizó a través de prensa

nificación para contactar con los medios más ade-

y del Boletín del Museo. Se llevaron a cabo duran-

cuados para que publiciten la muestra durante todo

te tres días y ante la gran demanda debieron du-

el período en el que esté abierta al público.

plicarse los turnos durante estos días.

Sin duda, la disposición de la cartelería en el

En la Biblioteca Regional de Badajoz también

circuito urbano y, especialmente, en centros neu-

se organizaron visitas guiadas, esta vez con cole-

rálgicos es fundamental. Para ello, se debe dise-

gios de la ciudad, que concertaron las visitas a tra-

ñar una imagen-marca que sirva visualmente a los

vés de la propia Biblioteca.

propósitos del proyecto. Se entiende, por tanto,

Pero sin duda uno de los elementos que mejor

como elemento central desde el punto de vista sim-

han ayudado a la consecución de los objetivos pro-

bólico, pero también práctico. El diseño de la mis111


Nova Barrero Martín, Abel Morcillo León, Luna Peña García, Antoni Canals i Salomó

ma fue estudiado detalladamente ya que iba a

de Cáceres, más de 3.000 visitantes en el Centro

servir de vehículo de transmisión en numerosos

Cultural Alcazaba de Mérida y casi 4.000 visitantes

soportes (dípticos, catálogo, cartelería, etc.). En

en la Biblioteca Regional de Badajoz; también ha-

este sentido, si lo que se pretendía era comunicar

bría que subrayar las más de 200 personas que

el nuevo mensaje de Maltravieso, su nueva reali-

solicitaron visitas guiadas, así como los 2.000 ejem-

dad como yacimiento arqueológico del Pleistoceno,

plares de catálogos editados, cifras, por tanto, nada

se consideró que nada era más elocuente que una

desdeñables.

imagen de los trabajos de excavación.

Sin embargo, cabe una reflexión más profun-

Junto a estas unidades publicitarias, y de las

da, cualitativa, y en una doble vertiente. Por un

habituales que ofrecía el Museo de Cáceres, como

lado, cabe discutir el trabajo interno. De la propia

su Boletín de Noticias, se contactó con otros me-

reflexión se espera una mejora, por lo tanto, en

dios de comunicación, como periódicos de tirada

cualquier caso se considerará siempre positiva.

regional, que tienen agendas culturales semana-

Pero más interesante resulta la consideración

les, el Boletín ECO, de la Consejería de Cultura, y

desde una perspectiva más global y menos deter-

otros medios de comunicación de noticias cultura-

minada, como conceptualización de las acciones.

les. A todos ellos se envío una nota de prensa en

En este sentido, habría que recuperar la reflexión

la que se recogía información sobre la exposición e

inicial acerca de la capacidad que los Proyectos de

información sobre la itinerancia.

Investigación deben o pueden tener para poder

Por otra parte, la exposición también ha sido

emprender sus propios programas de divulgación.

publicitada desde diferentes páginas webs, bien

Sin duda la colaboración entre instituciones y la

desde la Consejería de Cultura y las webs de las

búsqueda de recursos económicos por nuevas vías

propias instituciones que acogían la exposición,

de patrocinio, como pueda ser en este caso la

pero también otras direcciones webs dedicadas a

Fundació Caixa Catalunya, pueden verse como

la difusión de acontecimientos culturales. Estos

soluciones ante los problemas de financiación re-

recursos son realmente útiles, ya que no necesi-

glada siempre insuficientes. Pero es quizás la in-

tan invertir recursos materiales y su difusión es ili-

corporación en los esquemas de trabajo de vehí-

mitada, están al servicio de los usuarios en cual-

culos de divulgación en los Proyectos de Investi-

quier lugar y en cualquier momento.

gación lo que deba resolverse. La socialización del conocimiento sólo puede estar fundamentada en

3. Conclusión.

el conocimiento y éste sólo puede extraerse de la

Si se debiera o pudiera analizar los resulta-

investigación. Por tanto, lo que en ningún caso

dos del proyecto expositivo, desde un punto de

podrá obviarse es la necesaria intercomunicación

vista cuantitativo habría que remitirse a los fríos

entre ambos campos, la investigación y la difusión.

datos numéricos que, sin embargo, en ocasiones

Las exposiciones, bien temporales bien itinerantes,

pueden resultar muy elocuentes. En este sentido,

pueden verse como instrumentos realmente capa-

cabría destacar que la exposición ha estado pre-

ces, por su difusión y capacidad de adaptación, a

sente en las tres ciudades más importantes de la

la hora de la consecución de los objetivos de so-

región; ha recibido 21.637 visitantes en el Museo

cialización del conocimiento.

112


La Exposición como medio de difusión de los Proyectos de Investigación: La exposición itinerante La Cueva de Maltravieso. Cáceres hace 350.000 años

GARCÍA BLANCO, A. (1999): La exposición. Un me-

4. Bibliografía.

dio de comunicación, Madrid, Ed. Akal.

ALMAGRO BASCH, M. (1960): "Las pinturas rupestres cuaternarias de la Cueva de Maltravieso, en

HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, F. (1998): El museo como

Cáceres", Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos,

espacio de comunicación, Gijón, Ed. Trea.

LXVIII, 2: 664-707.

JORDÁ CERDÁ, F. (1968): "Sobre la edad de las pin-

ALONSO FERNÁNDEZ, L. y GARCÍA FERNÁNDEZ, I.

turas de la cueva de Maltravieso (Cáceres)", Actas

(1999): Diseño de exposiciones, concepto, instala-

del XI Congreso Nacional de Arqueología, Zaragoza:

ción y montaje, Madrid, Ed. Alianza.

139-153.

BARRERO MARTÍN, N., CANALS i SALOMÓ, A. y

RIPOLL LÓPEZ, S., RIPOLL PERELLÓ, E. y COLLADO

MORCILLO LEÓN, A. (2005): La Cueva de Maltravieso.

GIRALDO, H. (1999): El santuario extremeño de las

Cáceres hace 350.000 años, Cáceres, Asociación de

manos, Memorias 1, Publicaciones del Museo de

Estudios Arqueológicos Extremeños.

Cáceres, Mérida.

CALLEJO SERRANO, C. (1951): "La Cueva Prehistó-

RIPOLL PERELLÓ, E. y MOURE ROMANILLO, J.A.

rica de Maltravieso, Cáceres", Revista Alcántara,

(1979): "Grabados rupestres de la Cueva de

100: 100-101.

Maltravieso (Cáceres)", Estudios dedicados a Carlos Callejo Serrano, Cáceres, Diputación de

CALLEJO SERRANO, C. (1958): La Cueva Prehistóri-

Cáceres: 567-571.

ca de Maltravieso, junto a Cáceres, Cáceres, Publicaciones de la Biblioteca Pública de la Ciudad.

RICO, J.C. (1994): Museos. Arquitectura. Arte I: Los espacios expositivos, Madrid, Ed. Sílex.

CANALS, A., van der MADE, J., SAUCEDA, I. y CARBONELL, E. (2003): "El conjunto paleontológico

VALDÉS SAGÜES, M.C. (1999): La difusión cultural

de la Cueva de Maltravieso (Cáceres)", Actas de la

en el museo: servicios destinados al gran público,

XI Reunión Nacional del Cuaternario, Oviedo.

Gijón, Ed. Trea.

113


114


Maltravieso y la difusión didáctica de la Prehistoria. A propósito de unos talleres didácticos de Arqueología y Prehistoria Abel Morcillo León, Nova Barrero Martín, Luna Peña García Equipo de Investigación Primeros Pobladores de Extremadura

I+D+I, el proyecto Primeros Pobladores de

1. Introducción.

Extremadura ha llevado a cabo el primer programa

Cuando en 1999 se inició el Proyecto de In-

de dataciones absolutas del Pleistoceno en

vestigación Primeros Pobladores de Extremadura1, se

Extremadura, centrándose especialmente en las

concibió como una iniciativa integral para el estu-

cuevas del calerizo cacereño, y toda una serie de

dio del Paleolítico en Extremadura con unos objeti-

estudios científicos litotécnicos, geológicos,

vos claros y precisos:

paleoambientales, faunísticos, de articulación del

- Científicos. Desarrollar y consolidar la inves-

territorio, etc..

tigación sobre el Pleistoceno en Extremadura y

- Formación. Creación de un equipo de inves-

poner en relación los yacimientos pleistocenos ex-

tigación integrado por jóvenes universitarios ex-

tremeños con los del resto de la Península Ibérica

tremeños que realizasen trabajos de investigación

(Atapuerca, Orce, etc.) y de Europa (Dmanisi, Aragó,

y tesis doctorales dentro de las líneas de estudio

etc.) para poder situarlos dentro del mapa del

proyectadas por el Proyecto Primeros Pobladores.

Pleistoceno europeo.

- Difusión. Socialización y divulgación de todas

- Educativos. Formar especialistas e investiga-

estas nuevas investigaciones y estudios por me-

dores en los distintos campos de estudio del

dio de distintas actividades encaminadas a darlos

Pleistoceno con el fin de crear una escuela.

a conocer al gran público.

- Culturales. Socializar el conocimiento sobre

Ahora bien, tras siete años de recorrido, tra-

el Pleistoceno de Extremadura mediante acciones

bajo y dificultades, el Proyecto ha madurado con-

como realizar visitas a yacimientos, organizar ex-

siderablemente y ha adquirido la competencia ne-

posiciones, cursos, conferencias, congresos,

cesaria para proyectar nuevas acciones y ampliar

workshops, etc..

sus metas iniciales. En efecto, en la actualidad,

- Sociales. Despertar el interés de la sociedad

existe un equipo, el Equipo de Investigación Pri-

por la Prehistoria, en general, y por el Paleolítico,

meros Pobladores de Extremadura, formado por

en particular, para contribuir así a su difusión y a

casi una quincena de jóvenes licenciados universi-

su conservación.

tarios extremeños que realizan trabajos de investigación dentro de las distintas líneas de estudio

Estos objetivos se plasmaron, principalmen-

de este Proyecto. Socialmente, se ha logrado la

te, en cuatro ejes de acción:

implantación deseada, especialmente, en Cáceres

- Excavación. Excavaciones científicas de yaci-

y en Malpartida de Cáceres. Y, dentro de nuestro

mientos al aire libre (Vendimia, El Millar, etc.) y en

afán divulgador y socializador, destacan hechos

cueva (Maltravieso, Santa Ana, etc.) situados en el

como la Semana Expositiva: Cáceres Paleolítico, el

Complejo Cacereño y prospecciones sistemáticas

1er Ciclo de Conferencias Arqueología del Paleolítico:

en este territorio.

Métodos y Técnicas o la exposición itinerante La

- Investigación. A través de las diferentes es-

Cueva de Maltravieso: Cáceres hace 350.000 años.

tructuras de investigación en las que ha estado

Junto a esto, hay que destacar la gran canti-

integrado hasta llegar a su actual organización

1

dad de conferencias y charlas impartidas por los

En adelante, EPPEX.

115


Abel Morcillo León, Nova Barrero Martín, Luna Peña García

codirectores del Equipo en distintos institutos de

que los profesores de Enseñanza Secundaria pue-

la región, germen de los Cursos de Pedagogía para

dan impartir de forma amena y científica unos con-

la Prehistoria: "Primeros Pobladores de Extremadura".

tenidos propios y realmente ajustados a la Prehis-

Estos cursos han sido organizados por el EPPEX y

toria y, especialmente, al Paleolítico extremeño,

por algunos Centros de Profesores y Recursos de

conforme puede deducirse de las excavaciones e

Enseñanza Secundaria de Extremadura. En ellos,

investigaciones llevadas a cabo en yacimientos

han intervenido los miembros del Equipo y espe-

arqueológicos extremeños de este período crono-

cialistas en Prehistoria del Área de Prehistoria de

lógico. Dicho fin, pretendemos alcanzarlo a través

la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona. En ellos,

de una serie de objetivos, entre los que merece la

pudimos advertir las dificultades, la escasez de

pena reseñar:

recursos y materiales didácticos y pedagógicos e,

1. Explicar de forma distendida y amena co-

incluso, la falta de contenidos, que los educadores

nocimientos teóricos y científicos para que los alum-

tienen a la hora de enseñar la Prehistoria extre-

nos aprendan, amplíen y actualicen la Prehistoria

meña, sobre todo, el Paleolítico en Extremadura

extremeña en sus distintas vertientes: Evolución

que se reduce básicamente al conjunto rupestre

Humana, Industria Lítica, Arte Rupestre, Evolución

de Maltravieso.

del Medio y de la Fauna, etc.. 2. Los talleres.

2. Realizar actividades de carácter práctico con

Todo ello nos ha empujado, conscientes, ade-

los alumnos de Enseñanza Secundaria para que

más, del gran bagaje formativo y científico adquiri-

participen de forma activa en su formación. Estas

do durante todo este tiempo, a poner en marcha

actividades grupales desarrollan la capacidad de

una serie de talleres y actividades didácticas y pe-

cooperación y de trabajo en equipo de los alum-

dagógicas con el objetivo de explicar la Prehistoria

nos, tomando como modelo a las sociedades pre-

desde otro punto de vista y enseñar esta etapa

históricas.

en Extremadura. Nuestra intención es darle un

3. Que el alumno pueda conocer y hacer uso

enfoque renovado a los contenidos referidos a la

de distintas técnicas prehistóricas como el hecho

Prehistoria extremeña, sobre todo, al período Pa-

de pintar con los mismos materiales que los

leolítico, sustentados en conocimientos científicos

homínidos, de fabricar y utilizar herramientas como

sólidos y contrastados y eliminando falsos mitos y

ellos, conocer su dieta, etc..

creencias.

4. Motivar e interesar al alumno en activida-

Las actividades que desarrollamos están diri-

des de carácter científico a través de procedimien-

gidas a los alumnos de la E.S.O., pues es dentro

tos didácticos. Fomentar preguntas sobre nuestros

de esta etapa educativa cuando cursan las asig-

orígenes, partiendo del conocimiento de las socie-

naturas relacionadas con la Historia y la Geografía

dades primitivas.

de Extremadura. Y es, además, una franja de edad,

5. Crear en el alumno interés y preocupación

la que los alumnos de este ciclo educativo tienen,

por el Patrimonio Arqueológico e Histórico que les

muy adecuada para la realización de ejercicios

rodea, haciéndoles ver que se trata de un recurso

prácticos a la vez que lúdicos, para que aprendan

no renovable para que contribuyan y se esfuercen

divirtiéndose.

en su conservación y difusión.

Ciertamente, las acciones que plateamos son

6. Inculcar en los alumnos el respeto al Medio

fundamentalmente de carácter práctico, aunque no

Ambiente: flora y fauna, como recursos necesarios

olvidamos la parte teórica y explicativa. Es una acti-

para la subsistencia y el desarrollo humano.

vidad distendida, pero sin dejar de lado el rigor científico y el elemento formativo que debe tener toda

4. Los contenidos.

acción escolar y educativa. Así, logramos que los

Es muy importante que los educadores conoz-

alumnos interactúen y participen de forma activa con

can qué conocimientos deben enseñar y cómo de-

la ayuda de elementos naturales y aplicando los

ben hacerlo. En este sentido, creemos que una de

procesos propios de la Arqueología Experimental.

las claves y lo que hace que nuestra propuesta

3. Los objetivos.

sea realmente interesante y novedosa, es que los contenidos que ofrecemos han nacido de la exca-

La puesta en marcha de estos talleres y acti-

vación e investigación de yacimientos paleolíticos

vidades pedagógicas tienen como fin último pro-

extremeños y de la relación y comparación de los

porcionar los materiales y recursos adecuados para 116


Maltravieso y la difusión didáctica de la Prehistoria. A propósito de unos talleres didácticos de Arqueología y Prehistoria

datos obtenidos con los aportados por otros yaci-

la exposición teórica va acompañada de los uten-

mientos del mismo arco cronológico. Se trata pues,

silios y herramientas "reales" que aparecen en la

de contenidos propiamente extremeños para ex-

explicación y de demostraciones en directo que

plicar la Prehistoria de Extremadura.

apoyan y sustentan la argumentación, basadas en pruebas y datos aportados por la Arqueología Ex-

Así pues, aunque nos enfrentamos a unos

perimental. Los alumnos ven, tocan y se familiari-

contenidos teóricos realmente amplios y hetero-

zan con los artefactos y objetos que luego van a

géneos, nombraremos a continuación los ítems

poder utilizar. Cada taller cuenta con una serie de

principales en los que se fundamentan y bajo los

recursos didácticos y audiovisuales como fichas

que se estructuran estos talleres:

didácticas, paneles explicativos, ilustraciones e

- Métodos de Excavación y Técnicas de Investiga-

imágenes, reproducciones, réplicas arqueológicas,

ción: qué es un yacimiento arqueológico, cómo

presentaciones ppt, diapositivas, videos, etc., para

se excava, para qué, qué disciplinas científicas

facilitar el proceso de aprendizaje de los alumnos

intervienen y de qué se ocupa cada una de ellas,

en estas materias. Todos estos contenidos son

etc..

adaptados en cada sesión al nivel académico y de

- Hacer fuego con materiales y métodos prehis-

competencia de los alumnos. El discurso de estos talleres se caracteriza por ser sencillo, ameno, apro-

tóricos.

piado y amoldado a las exigencias y necesidades

- Talla de herramientas líticas.

de los participantes.

- Armas prehistóricas: lanzas, arcos y flechas,

2ª. Práctica-participativa. El cometido princi-

azagayas, etc..

pal de esta segunda parte es que el alumno pon-

- Evolución Humana: cómo éramos y cómo hemos

ga en práctica los conocimientos adquiridos y sea

evolucionado.

capaz de realizar los mismos procesos experimentales que el monitor le ha enseñado. Lo ideal es

- La dieta del Paleolítico: cómo conseguían los ali-

que logren fabricar el objeto mostrado o realizar la

mentos y qué comían los Homínidos.

actividad explicada, pero lo más importante es que

- Cómo vivían: cuevas, cabañas y campamentos.

sean capaces de comprender y asimilar el proceso

- Fauna pleistocena: qué animales había y cómo

de fabricación y la función del objeto en cuestión y

eran.

que comprendan el sentido, las partes y la finalidad de la actividad. Estos objetos que los alumnos

- Paleoecología: qué plantas y qué clima había.

generan pueden quedárselos para ellos con lo que

- Recrear pinturas rupestres con métodos y téc-

aumenta su interés e implicación en la acción que

nicas propios del Arte Paleolítico.

realizan. Esta parte es fundamental para que los

- Decoración personal/simbólica: pintura corporal,

alumnos vean y comprueben, por medio de técni-

collares, amuletos, etc..

cas experimentales originales que ellos mismos llevan a cabo, la realidad y autenticidad de toda la

- Lenguaje y pensamiento simbólico.

parte teórica, cómo con dos palos se puede hacer

5. Metodología y desarrollo.

fuego o cómo una piedra corta piel, por ejemplo.

La actividad que hemos puesto en funciona-

De este modo, se generan nuevas actitudes y com-

miento consta de una serie de talleres de Prehis-

portamientos positivos en los escolares hacia la

toria y Arqueología que se caracterizan por su ori-

Prehistoria y la Arqueología y, por ende, hacia la

ginalidad, elaboración, documentación y carácter

Historia y el Patrimonio que les rodea.

participativo e interactivo. Todos ellos presentan

Pues bien, todos los contenidos que se im-

una estructura similar en la que se distinguen dos

parten están divididos en tres grandes bloques

secciones claramente diferenciadas:

temáticos que constituyen cada uno de ellos un

1ª. Teórica-demostrativa. En esta primera par-

taller. Así, son tres los talleres que se desarrollan:

te se explican los contenidos y conceptos más im-

1. Taller de Arqueología: técnicas y métodos

portantes y relevantes del taller para poder iniciar

de excavación en Prehistoria.

lo antes posible la segunda parte, en la que también tiene cabida la teoría, pero de una manera

2. Modos de vida: evolución humana, fauna

más individualizada y específica. No obstante, no

pleistocena, medio ambiente, industria lítica, armas, etc..

se trata de una clase teórica tradicional, sino que

3. Arte paleolítico y pensamiento simbólico. 117


Abel Morcillo León, Nova Barrero Martín, Luna Peña García

dibujo de materiales arqueológicos, sistemas de

5.1. Taller de Arqueología: técnicas y métodos

coordenadas, etc.), así como las de laboratorio (la-

de excavación en Prehistoria.

vado, siglado, embalaje, clasificación, inventaria-

El objetivo primordial de este taller es que los

do y catalogación de los distintos objetos arqueo-

alumnos conozcan qué es un yacimiento arqueológi-

lógicos hallados) que se realizan en una excava-

co y sepan reconocer y valorar su interés e impor-

ción arqueológica y cómo estos permiten plantear

tancia. En él se abordan cuestiones como: ¿qué es

hipótesis de trabajo y actuación a partir de los dis-

un yacimiento arqueológico?, ¿cómo se forma?, ¿cómo

tintos registros y comprobarlas o no tras la aplica-

se descubre?, ¿dónde se excava?, ¿por qué?, ¿cómo?

ción y desarrollo de las mismas. Además, se seña-

y ¿con qué finalidad?. Se explican los yacimientos en

lan toda una serie de ciencias y técnicas auxiliares

cueva y los yacimientos al aire libre: modelos, dife-

de la Arqueología que ayudan a interpretar el pa-

rencias, similitudes, procesos de formación y deposi-

sado y que intervienen en el proceso de excava-

ción, etc.. Dentro de este bloque, se abordan tam-

ción como son la Geología y Geoarqueología, los

bién las distintas técnicas y los diferentes métodos

métodos de datación (Paleomagnetismo, U/Th, C14,

de excavación que se practican en Prehistoria. En

Bioestratigrafía, etc..), Carpología, Palinología,

términos cronológicos, debe ser el primer taller dado

Antracología, Paleontología, Zooarqueología,

que es el que sirve de introducción a la actividad mis-

Etnoarqueología, etc.. Asimismo, se muestra a los

ma y pone en situación a los alumnos.

alumnos una colección de herramientas utilizadas

En esta actividad, el participante se familiari-

en arqueología para que se familiaricen con ellas,

za con la Arqueología como método de estudio del

desde picos y palas hasta el GPS.

pasado y con la Prehistoria como disciplina que

Toda esta parte teórica está acompañada de

muestra la evolución del hombre, en todos sus

paneles y documentos explicativos que sintetizan y

ámbitos, desde sus orígenes. Se exponen y ense-

facilitan, por su gran didactismo, la comprensión de la

ñan a los alumnos la metodología de los trabajos

exposición y sirven de soporte auxiliar y visual de las

de campo (excavación, documentación, registro y

mismas. Un ejemplo de algunos de ellos (Fig. 1-3).

Figura 1. Panel explicativo del taller de Arqueología.

118


Maltravieso y la difusión didáctica de la Prehistoria. A propósito de unos talleres didácticos de Arqueología y Prehistoria

Figura 2. Panel explicativo del taller de Arqueología.

119


Abel Morcillo León, Nova Barrero Martín, Luna Peña García

Figura 3. Panel explicativo del taller de Arqueología.

120


Maltravieso y la difusión didáctica de la Prehistoria. A propósito de unos talleres didácticos de Arqueología y Prehistoria

El material didáctico está compuesto por ma-

distintas cuestiones sobre la Prehistoria en general y

quetas que reproducen una excavación arqueoló-

Paleolítico extremeño, en particular. Los contenidos

gica y la estratigrafía de un yacimiento. En ellas,

teóricos de este taller están enfocados a proporcio-

los alumnos pueden recuperar objetos, coorde-

nar a los alumnos un panorama general, principal-

narlos, crear registros y tomar mediciones como si

mente, sobre cuatro unidades temáticas (Fig. 6-7):

se tratase de una excavación real, pues el taller

a) Evolución Humana. A través de reproduccio-

cuenta con todos los elementos necesarios para

nes, documentos didácticos y pósters se explica la

ello como hojas de campo y de registro, hojas de

evolución de los Homínidos, su parentesco con los

dibujo, etiquetas y embalajes, etc.. De este modo,

simios, las distintas especies de Homínidos, las cau-

el alumno entiende que el proceso de excavación

sas y las etapas del proceso de evolución, etc..

es un hecho global e irrepetible, en el que deben

b) Fauna pleistocena. Por medio de colec-

cometerse los menores errores posibles, para po-

ciones de referencia, paneles explicativos, imá-

der reconstruir el yacimiento en un futuro a través

genes y los datos aportados por los yacimien-

de los distintos datos registrados en esta fase de

tos extremeños excavados por el Equipo Prime-

extracción de los objetos arqueológicos (Fig. 4-5).

ros Pobladores los alumnos conocen qué anima-

Cuando el taller se realiza en un recinto exte-

les había durante en Pleistoceno en nuestra re-

rior, se lleva a cabo una excavación in situ, para

gión, cómo eran, dónde vivían, qué datos apor-

que los alumnos vean y entiendan cómo se planifi-

tan estos restos óseos a la investigación pre-

ca la excavación de un yacimiento, cómo se plan-

histórica, cómo se pueden reconocer las distin-

tea una cuadrícula arqueológica, de qué manera

tas especies, etc..

hay que utilizar las herramientas en una excava-

c) Paeloambiente. Aquí se tratan temas rela-

ción arqueológica, etc..

cionados con la evolución del clima: qué tiempo

5.2. Modos de vida: evolución humana, fauna,

hacía, qué temperaturas había, si el ciclo estacional

medio ambiente, industria lítica, armas, etc..

era el mismo o no, los fenómenos glaciales, etc.; y

Se trata de un taller que tiene un contenido bas-

de la vegetación: qué plantas, árboles o arbustos

tante amplio y heterogéneo, pues en él se afrontan

había durante el Paleolítico y cuáles existían, con-

Figura 4. Materiales del taller (maquetas, herramientas, paneles, etc.).

121


Abel Morcillo León, Nova Barrero Martín, Luna Peña García

Figura 5. Medición y registro de un objeto arqueológico.

Figura 6. Panel explicativo del taller de Modos de vida (Paleoambiente).

122


Maltravieso y la difusión didáctica de la Prehistoria. A propósito de unos talleres didácticos de Arqueología y Prehistoria

Figura 7. Panel explicativo del taller de Modos de vida (Industria lítica).

123


Abel Morcillo León, Nova Barrero Martín, Luna Peña García

cretamente, en Extremadura para que vean cómo

· La cadena operativa: percutores, núcleos,

condicionan la evolución humana.

lascas y retocados.

d) Industria lítica. En este apartado se expli-

· Técnicas: percusión directa, percusión indi-

can qué herramientas utilizan los Homínidos, cómo

recta, por presión, con percutor duro, con percutor

las fabricaban, con qué materias primas y dónde

blando, etc..

las conseguían, para qué las utilizaban, etc..

· Tipología, sistemas de clasificación y análisis

Este último bloque temático se caracteriza fun-

de los conjuntos líticos.

damentalmente por su carácter demostrativo. Al mis-

· Uso y función.

mo tiempo que se van enseñando los contenidos

- Hueso.

esbozados, el monitor-especializado va mostrando a los alumnos colecciones de referencia de herra-

· Materias primas: hueso y asta de distintas

mientas modélicas fabricadas con anterioridad, las

especies y de diversas partes anatómicas.

materias primas con las que se han realizado y con

· Proceso de fabricación:

las que van a realizar ellos las suyas, dónde pueden

· Obtención de soportes mediante técnicas

obtenerlas, el proceso de fabricación mediante dis-

como el serrado, la percusión, etc..

tintas demostraciones y las distintas técnicas que pueden emplear para hacerlas, etc.. A continuación,

· Modificación de soportes mediante perfora-

pasa el turno a los alumnos que intentan reproducir

ciones, incisiones, etc..

estos materiales bajo la atención y el seguimiento

· Acabado por medio de abrasión y/o

del monitor-especializado (Fig. 8). Las actividades

pulimiento.

que se les proponen son diversas, entre ellas:

· Uso y función.

- Talla Lítica. Tras las demostraciones y expli-

- Armas (lanzas, flechas, etc.).

caciones preliminares los alumnos fabrican herramientas líticas y en otros materiales como hueso y

· Materias primas: vástagos y ramas de ma-

asta. Los principales puntos de este taller son:

dera, hueso y asta, industrias liticas, aglutinantes (colas, resinas, cera, etc.), cordajes (tripas, cue-

· Materias primas: cuarzo, cuarcita, sílex, etc.,

ros, fibras vegetales, tendones, etc.).

características y naturaleza de cada uno de ellos.

· Preparación de los vástagos y realización de

· Principios de fracturación y mecánica de los

camas para instalar los útiles líticos.

procesos de talla.

· Preparación de los aglutinantes y correajes. · Enmangue de las piezas. · Fijación de la pieza por medio de los cordajes y aglutinantes (Fig. 9). · Uso y función. - Procesamiento de animales mediante técnicas prehistóricas (Fig. 10). · Materias primas: animales ya sacrificados, piezas óseas de animales descuartizadas, cantos de piedra, industrias líticas, etc.. · Descarne de animales. · Fracturación de restos óseos. · Extracción de tuétanos. · Descuartizamiento de piezas de caza. · Separación de la piel del animal y limpieza. · Curtido de pieles. - Construcción de cabañas. Figura 8. Alumna tallando.

- Uso del fuego. 124


Maltravieso y la difusión didáctica de la Prehistoria. A propósito de unos talleres didácticos de Arqueología y Prehistoria

Figura 9. Monitores preparando una lanza.

Figura 10. Extracción de la piel de una oveja.

125


Abel Morcillo León, Nova Barrero Martín, Luna Peña García

Así pues, el desarrollo de este taller logra que el

las distintas técnicas, temas e interpretaciones y,

alumno complete un proceso que inicia en el momen-

finalmente, nos centramos en el motivo más re-

to en que talla una industria lítica que posteriormente

presentativo de Maltravieso: sus manos, su senti-

usa para enmangarla en un vástago y realizar una

do y su significado, estableciendo en todo momen-

lanza o que le sirve para descarnar una pieza de car-

to un debate-discusión con los participantes sobre

ne o realizar distintos trabajos con la piel de un ani-

cada uno de estos aspectos.

mal. De este modo, el alumno tiene una perspectiva

Seguidamente, comienza la segunda parte

global sobre la concepción-fabricación de una herra-

de carácter demostrativo-práctico. En ella el mo-

mienta y sobre su funcionalidad-utilidad siendo partí-

nitor procede a la explicación detallada de las

cipe de las distintas etapas de un proceso de

materias primas que se utilizarán, de los ele-

interactuación integral que le acerca al entorno tec-

mentos y utensilios que se usarán para pintar,

nológico, social y cultural en el que los Homínidos evo-

de cómo se hacen o dónde se pueden conse-

lucionaron durante la Prehistoria (Fig. 11).

guir, de las diferencias entre el arte mueble y el arte parietal, de los pigmentos y aglutinantes,

5.3. Arte paleolítico y pensamiento simbólico.

de los soportes (inorgánicos, orgánicos y pere-

El contenido principal de este taller es el Arte

cederos), de las diversas técnicas pictóricas:

Prehistórico del período paleolítico y postpaleolítico,

sustractivas y aditivas, de los temas, motivos y

su significado e interpretación. Sin duda, el prota-

figuras más representados y más característi-

gonista absoluto es la cueva de Maltravieso. Se

cos, etc.. Todo ello se lleva a cabo por medio de

trata de una cavidad conocida por los alumnos lo

una serie de actividades (Fig. 12-14):

que facilita y ayuda en el desarrollo de la activi-

- Arte Rupestre.

dad. Como los otros talleres, la primera parte es de carácter teórica y en ella se esboza un panora-

· Materias primas: ocres, carbones, cañas,

ma general sobre el arte prehistórico de la Penín-

hojas de plantas, trozos de piel y cuero, brotes y

sula Ibérica que va focalizándose en Extremadura

tallos de arbustos, conchas, crines, recipientes

hasta concluir en Maltravieso. A continuación, se

vegetales como cocos y calabazas, percutores de

explica el conjunto rupestre de Maltravieso viendo

piedra, yunques, etc..

Figura 11. Desarrollo del taller de Modos de vida.

126


Maltravieso y la difusión didáctica de la Prehistoria. A propósito de unos talleres didácticos de Arqueología y Prehistoria

Figura 12. De arriba a abajo, preparación de colorantes, digitalización y aerografiado.

127


Abel Morcillo León, Nova Barrero Martín, Luna Peña García

de uso cotidiano (bastones de mando, agujas, tu-

· Preparación de pigmentos y aglutinantes.

bos, etc.), adornos y colgantes, de carácter "reli-

· Técnicas: aerografiado o pulverización, tamponado,

digitalizaciones,

tintas

gioso", etc.

plana,

- Iluminación.

puntillado, manos en positivo y en negativo, contornos, rellenos, etc..

· Materias primas: grasa animal, mechas ve-

· Motivos: manos, zoomorfos (bóvidos,

getales, fuego, conchas, recipientes pétreos, etc..

équidos, cápridos, cérvidos, etc.), ideomorfos (pun-

· Fabricación de lámparas.

tos, líneas, triángulos, etc.), antropomorfos, etc..

- Decoración corporal y personal: amuletos,

· Color: monocromía y policromía.

colgantes, elementos perforados y pintura corpórea.

· Composición: tamaños, formas, escenas,

- Pensamiento simbólico: teorías interpre-

movimientos, relieves, etc..

tativas, función, sentido y significado del Arte Pre-

· Sentido, significado y funcionalidad.

histórico.

- Grabados.

6. Conclusión.

· Materias primas: buriles de sílex, cuarzo y

Si bien es cierto que los talleres de Arqueolo-

cuarcita, soportes pétreos, sobre todo, de pizarra,

gía son una actividad conocida, los talleres que ha

hojas de papel con siluetas e imágenes y motivos

puesto en marcha el Equipo Primeros Pobladores

rupestres, etc..

rompen con la tónica general de este tipo de actividades y no sólo porque en Extremadura esta

· Tipos de buriles: finos, en U, en V, etc..

actividad resulta bastante novedosa sino, sobre

· Técnicas: trazo simple, trazo múltiple, trazo

todo, por su concepción. A diferencia de los talle-

múltiple estriado, trazo en "alambre de espino",

res tradicionales asociados, por lo general, a cen-

surcos, contornos, rellenos, piqueteado, etc.. · Motivos:

zoomorfos,

ideomorfos

tros de interpretación de yacimientos arqueológicos o a actividades habituales en museos, nuestro

y

proyecto didáctico, nacido de la necesidad impe-

antropomorfos.

rante de enseñar la Prehistoria extremeña, va a

· Tipos de objetos (arte mueble): objetos

las aulas y visita los centros educativos convirtién-

venatorios (azagayas, arpones, propulsores, etc.),

Figura 13. Alumnos haciendo grabados.

128


Maltravieso y la difusión didáctica de la Prehistoria. A propósito de unos talleres didácticos de Arqueología y Prehistoria

Figura 14. Alumnos decorando pizarras gradabas.

dose así en una actividad complementaria y para-

están presentes en ellos y pueden incluso crear-

lela a los contenidos que los alumnos reciben so-

los, eliminándose así la barrera entre la teoría y la

bre esta materia en los distintos cursos de la edu-

práctica y convirtiéndose en protagonista del ob-

cación académica. En efecto, los talleres se reali-

jeto de estudio.

zan en los centros educativos, se adaptan a las

La Prehistoria es una materia compleja y con

circunstancias y peculiaridades de cada uno tanto

muchos aspectos difíciles de conceptualizar y asi-

a las físicas como a los niveles de los alumnos mos-

milar. Por ello, estos talleres donde los alumnos

trando una gran maleabilidad para satisfacer de la

participan activamente e interactúan con materia-

mejor manera posible las necesidades y peticio-

les, utensilios y objetos propios del Paleolítico, que

nes de los equipos educativos de los institutos.

procesan mediante técnicas experimentales, tie-

No se trata tampoco de una actividad exclusi-

nen una gran importancia a la hora de ayudarles a

vamente lúdica y festiva como suelen ser las que

comprender y adquirir muchos de estos conceptos

tienen lugar en parques arqueológicos ni básica-

y presupuestos teóricos. Y la mejor prueba de que

mente demostrativas como sucede en muchos cen-

esto es así, la tenemos en el gran éxito que estos

tros de interpretación de yacimientos, sino que en

talleres han tenido en todos los centros donde los

nuestros talleres de Prehistoria la parte teórica es

hemos impartido2.

fundamental. Nuestro objetivo es enseñar interac-

Pero, sin duda, como ya hemos apuntado en

tuando, es decir, romper con el esquema de una

varias ocasiones, el punto fundamental de los ta-

clase tradicional y con sus materiales habituales y

lleres, su razón de ser, es que el contenido que

explicar esa parte del temario con ayuda de la par-

enseñan es totalmente novedoso dado que mues-

ticipación activa de los alumnos. De este modo el

tran una visión de conjunto sobre el Paleolítico de

alumno, al tiempo que escucha los contenidos,

Extremadura, que apenas aparecía reflejado en los

puede ver y tocar muchos de los elementos que

Entre otros, el IES Tierra de Ciudad Rodrigo (Salamanca), IES Al-Qazeres de Cáceres, IES Gregorio Marañón de Caminomorisco (Cáceres), IES Siberia Extremeña de Talarrubias (Badajoz), etc.. 2

129


Abel Morcillo León, Nova Barrero Martín, Luna Peña García

libros de texto de los alumnos. De este modo, el

medios y materiales didácticos utilizados y en cuan-

Equipo Primeros Pobladores, en su afán formador

to al formato de realización.

y socializador, intenta divulgar todos los conocimien-

Agradecimientos.

tos y descubrimientos realizados recientemente en

Quisiéramos dar las gracias desde aquí a to-

los yacimientos pleistocenos del Complejo

dos los miembros del Equipo de Investigación Pri-

Cacereño. Se trata pues de una acción de carácter

meros Pobladores de Extremadura que han parti-

educativo-cultural, similar en su planteamiento y

cipado en esta experiencia y, especialmente, a

concepción a los Cursos de Pedagogía para la Prehis-

Roberto C. Fernández, Miriam García, Luz María

toria, pero con diferencias notables en cuanto al

León, Silvia Mancha, Dolores Mejías y Antonio

público al que van dirigidas: los Talleres a los alum-

Rodríguez, pues sin ellos estos talleres no habrían

nos de ESO y los Cursos de Pedagogía a los profe-

sido una realidad.

sores de Enseñaza Secundaria, en cuanto a los

130


Maltravieso y la difusión didáctica de la Prehistoria. A propósito de unos talleres didácticos de Arqueología y Prehistoria

la Péninsule ibérique", L’Anthropologie, 109: 267-

7. Bibliografía.

85.

BAENA PREYSLER, J. (1998): Tecnología Lítica Experimental. Introducción a la talla prehistórica. BAR

DÍAZ, O., BARRERO, N. y MANCHA, S. (2004): "El

International Series 721.

Paleolítico Medio en Extremadura: el yacimiento El Millar (Cáceres)", en, Actas del I Congreso Peninsu-

BARANDIARÁN, I. (2005): "El Paleolítico y el

lar de Estudiantes de Prehistoria. Universidad Rovira

Mesolítico", en, Prehistoria. Historia de España, Ariel.

i Virgili, Tarragona: 75-81.

Barcelona: 13-170.

DÍAZ, I., MEJÍAS, D., SANABRIA, D. y RODRÍGUEZ, A.

BARRERO MARTÍN, N., CANALS i SALOMÓ, A. y

(2004): "El Paleolítico Medio en Extremadura: el

MORCILLO LEÓN, A. (2005): La Cueva de Maltravieso:

yacimiento Vendimia (Malpartida de Cáceres)", en,

Cáceres hace 350.000 años. Cáceres, Asociación de

Actas del I Congreso Peninsular de Estudiantes de

Estudios Arqueológicos Extremeños.

Prehistoria. Universidad Rovira i Virgili, Tarragona:

BARRERO, N., CANALS, A., CARBAJO, A., CARBONELL,

82-86.

E., DÍAZ, O., DÍAZ, I., FERNÁNDEZ, R. C., GARCÍA, M.,

GARCÍA, M., CARBAJO, A. y GUERRA, S. (2004): "Me-

GARCÍA, F.J., GÓMEZ, D., GUERRA, S., LEÓN, L.Mª.,

todología aplicada al estudio de las áreas de cap-

MANCHA, S., MANCHA, E., MEJÍAS, D., MERINO, R.Mª.,

tación de recursos y distribución de yacimientos al

MORANO, M., MORCILLO, A., MUÑOZ, L., PEÑA, L.,

aire libre del Pleistoceno Medio en el término de

RODRÍGUEZ, A. y SAUCEDA, I. (2005): "El Complejo

Malpartida de Cáceres y Cáceres", en, Actas del I

Cacereño: articulación y uso del territorio durante el

Congreso Peninsular de Estudiantes de Prehistoria.

Pleistoceno Medio", en, Actas del IV Congreso de Ar-

Universidad Rovira i Virgili, Tarragona: 369-373.

queología Peninsular. Faro (Portugal), Universidade do Algarve: 207-217.

GARCÍA, F.J., FERNÁNDEZ, R.C. y MERINO, R. (2004): "Aproximación a los procesos de formación de ya-

BARRERO, N., CANALS, A., CARBAJO, A., CARBONELL,

cimientos pleistocenos en el Batolito granítico de

E., DÍAZ, O., DÍAZ, I., FERNÁNDEZ, R. C., GARCÍA, M.,

Cáceres-Malpartida de Cáceres", en, Actas del I

GARCÍA, F.J., GÓMEZ, D., GUERRA, S., LEÓN, L.Mª.,

Congreso Peninsular de Estudiantes de Prehistoria.

MANCHA, S., MANCHA, E., MEJÍAS, D., MERINO, R.Mª.,

Universidad Rovira i Virgili, Tarragona: 87-95.

MORANO, M., MORCILLO, A., MUÑOZ, L., PEÑA, L., RODRÍGUEZ, A. y SAUCEDA, I. (2005): "Procesos

MANCHA, E., MUÑOZ, L. y MORCILLO, A. (2004):

erosivos y acumulativos en el Batolito de Cabeza

"Precedentes historiográficos de los estudios del

Araya: los yacimientos pleistocenos de Vendimia

Paleolítico Medio en Extremadura", en, Actas del I

(Malpartida de Cáceres) y El Millar (Cáceres)", en,

Congreso Peninsular de Estudiantes de Prehistoria.

Actas del IV Congreso de Arqueología Peninsular. Faro

Universidad Rovira i Virgili, Tarragona: 69-74.

(Portugal), Universidade do Algarve: 365-385.

MONTES BARQUIN, R., LASHERAS CORRUCHAGA, J.A.,

CALLEJO SERRANO, C. (1958): La Cueva Prehistóri-

de las HERAS MARTÍN, C., RASINES del RÍO, P. y

ca de Maltravieso, junto a Cáceres. Cáceres, Publi-

FATÁS MONFORTE, P. (2004): "Los ‘aerógrafos’ de

caciones de la Biblioteca Pública de la Ciudad.

la Cueva de Altamira", en, Miscelánea en Homenaje a Emiliano Aguirre. Arqueología, Madrid: 321-327.

CANALS, A., SAUCEDA, I. y CARBONELL, E. (2004): "The Project "The First Settlers in Extremadura" and

RIPOLL LÓPEZ, S., RIPOLL PERELLÓ, E. y COLLADO

the paleolithic in the Salor area", en, Acts of the

GIRALDO, H. (1999): Maltravieso. El santuario ex-

XIVth UISPP. Belgium, University of Liége: 157-167.

tremeño de las manos. Memorias 1, Museo de Cáceres, Cáceres.

CARBONELL ROURA, E. (coord) (2005): Homínidos: las primeras ocupaciones de los continentes. Barce-

RIPOLL PERELLÓ, E. (2002): El arte de los cazadores

lona, Ariel.

paleolíticos. Madrid, Historia del Arte 37, Historia 16.

CARBONELL E., CANALS A., SAUCEDA I., BARRERO

SANCHIDRIÁN TORTI, J.L. (2001): Manual de arte

N., CARBAJO A., DÍAZ O., DÍAZ I., FALGUÈRES C.,

prehistórico. Barcelona, Ariel.

FERNÁNDEZ R.C., GARCÍA M., GARCÍA F.J., GIRALT S., GUERRA S., JULIÁ R., LEÓN L.M., MANCHA S., MANCHA E., MEJÍAS D., MERINO R.M., MORANO M., MORCILLO A., MUÑOZ L., PEÑA L. y RODRÍGUEZ A. (2005): "La grotte de Santa Ana (Cáceres. Espagne) et l’évolution technologique au Pléistocène dans 131


132


La industria lítica en cuarzo de la cueva de Maltravieso

Luna Peña, Nova Barrero, Abel Morcillo Equipo de Investigación Primeros Pobladores de Extremadura A. Canals y M. Mosquera Área de Prehistoria. Universitat Rovira i Virgili. Tarragona

Resumen

venciones en Maltravieso (Canals et al., 2004), no

En la cueva de Maltravieso, se han excavado

se había realizado ninguna excavación anterior, a

dos salas, resultando ambas arqueológicamente fér-

pesar de haber sido reclamada por numerosas

tiles con restos de fauna e industria. La primera ex-

voces (Jordá, 1971, Callejo, 1971, 1980, Álvarez,

cavación en extensión se llevo a cabo en la Sala de

1984 y Sanchidrián y Jordá, 1987).

los Huesos (SH), descubierta en 2002, donde la úni-

La cueva presenta un recorrido actual de 77

ca materia prima usada para explotar y configurar

metros con una anchura máxima de 17 metros, y

útiles es el cuarzo. La Sala de las Chimeneas se abrió

ocupa una superficie aproximada de 2.000 m2. En

con posterioridad para una excavación en extensión;

el momento del descubrimiento el recorrido aproxi-

este conjunto lítico muestra diversidad de materias

mado era de 130 metros. Sus coordenadas UTM

primas (sílex, cuarcita y cuarzo), aunque no es segu-

son Huso 29S, x: 0726342, y: 4371039 y las geo-

ra su adscripción estratigráfica dentro del relleno.

gráficas son 39º 27' 28'’ de latitud Norte y 2º 40'

Debido a estos motivos, la industria de la SH, perte-

55'’ de longitud Oeste. Se sitúa en la Avda.

neciente al Modo 3 (Musteriense), está en una fase

Cervantes (antigua carretera de Miajadas), en la

de estudio más avanzada. Otros yacimientos paleo-

zona Sur del casco urbano de la ciudad de Cáceres,

líticos del Complejo Cacereño, excavados por el

siendo una de las pocas cavidades urbanas que

EPPEX, presentan también industria lítica adscrita al

se conocen. Maltravieso, así como la cueva de Santa

Modo 3. Al aire libre (en los Humedales) se encuen-

Ana y todo el Calerizo Cacereño, se localizan en la

tran Vendimia y Millar, y en cueva (en el Calerizo

hoja nº 704 del Mapa topográfico (Escala 1:50.000)

Cacereño) está el yacimiento de Santa Ana. Éste úl-

del Servicio Geográfico del Ejército.

timo contiene una secuencia diacrónica con los tres

Con el término de Complejo Cacereño se de-

primeros modos técnicos: el Modo 1 en la Unidad 1,

nomina al espacio ubicado en los términos munici-

el Modo 2 en la Unidad 2 y el Modo 3 en la Unidad 4.

pales de Cáceres y Malpartida de Cáceres. Esta

La correlación cronológica de la Unidad 4 de Santa

unidad territorial está formada por dos nichos

Ana con la SH no está basada exclusivamente en la

ecológicos diferentes: uno de sierra (el complejo

industria lítica. Se han realizado dataciones

kárstico del Calerizo Cacereño, donde están las

radiométricas (U-Th) sobre la plancha estalagmítica

cuevas de Maltravieso y Santa Ana y las pequeñas

que cierra el depósito de Santa Ana (130 ± 8 ka) y

sierras que le rodean) y otro de humedales (el te-

sobre las planchas estalagmíticas que sellan el pa-

rritorio llano y abierto, comprendido entre Cáceres

quete sedimentario de la SH (PE2: 183 +14/-12 ka;

y Malpartida de Cáceres, donde se localizan los

PE1: 117 +17/-14 ka).

yacimientos al aire libre de Vendimia y el Millar). La

1. Introducción.

existencia de estos dos medios proporciona un

A raíz de la instalación de una cantera de ca-

variado conjunto de recursos ecológicos capaces

liza para la fabricación de cal común en el antigua-

de asegurar la subsistencia a los diferentes gru-

mente conocido como "Camino de Maltravieso" se

pos paleolíticos que recorrieron y explotaron este

descubrió en 1951, tras la explosión de un barre-

territorio. El registro arqueológico de estos yaci-

no, la cueva de Maltravieso.

mientos ha proporcionado evidencias que demuestra esta complementariedad en el uso de los re-

Hasta el año 2002, momento en que el Equi-

cursos de ambos nichos ecológicos (Barrero et al.,

po de Investigación Primeros Pobladores de

2005, García y Canals, 2006).

Extremadura (EPPEX) inicia un programa de inter133


Luna Peña, Nova Barrero, Abel Morcillo, A. Canals, M. Mosquera

A la hora de enfrentarnos a la recogida del

2. La industria lítica de la cueva de

material lítico en la Cueva de Maltravieso y a su

Maltravieso: la Sala de los Huesos y la Sala de

posterior estudio, nos encontramos con varias di-

la Sala de las Chimeneas.

ficultades (tanto en campo como en el laboratorio)

Material y metodología.

relativas tanto a la materia prima, como al contex-

Hemos abordado el estudio del material lítico

to, que nos exigieron ser prudentes y muy estric-

de las campañas del 2003 al 2005, tanto el de la

tos a la hora de establecer los criterios de diferen-

Sala de las Chimeneas como el de la Sala de los Hue-

ciación entre el material antrópico y el no modifica-

sos, considerando cada sala como un conjunto úni-

do y/o modificado mediante procesos naturales, así

co; es decir, se estudiarán separadamente y sin divi-

como en la atribución de las categorías estructura-

siones de niveles, ya que los estudios estratigráficos

les a los diferentes objetos. La primera dificultad

y arqueoestratigráficos están en proceso de elabo-

es la lectura de los atributos técnicos en industrias

ración. En el estado actual de las investigaciones,

talladas sobre cuarzo lechoso, las cuales se carac-

sólo es posible aportar consideraciones de tipo téc-

terizan por una serie de variables específicas que

nico sobre estos conjuntos líticos, aunque seamos

las distancian de aquellas elaboradas sobre mate-

conscientes de que estos palimpsestos podrían con-

riales como sílex o cuarcitas.

tener varias ocupaciones de igual o diferente carác-

Materias Primas.

ter y que representa un lapso cronológico descono-

En este apartado corresponde explicar la se-

cido por el momento.

gunda dificultad que encontramos a la hora de cla-

La metodología empleada en el estudio de la

sificar la industria sobre cuarzo. Todas las mate-

industria lítica es el SLA (Sistema Lógico Analítico),

rias primas (a excepción del sílex localizado en la

ampliamente difundido en artículos científicos

Sala de las Chimenas) son locales y el cuarzo ha

(Carbonell et al., 1983, Carbonell et al., 1992,

sido localizado en filones a escasos metros del

Carbonell et al., 1995) y desarrollado en varias te-

yacimiento (20-50 metros), lo que posibilita que con

sis doctorales (Mosquera, 1995, Rodríguez, 1997

la intrusión de sedimento de origen exógeno a la

y Vaquero, 1997).

cavidad se arrastren bloques de cuarzo desmantelados de los filones. En este caso, el propio sedi-

Objetivos y problemática.

mento sería el agente transportador y contenedor

Este estudio es preliminar y aproximativo.

de estos bloques. Además, el carbonato cálcico que

Nuestro único objetivo es definir la categoría es-

formó la cavidad cementó grandes bloques de ca-

tructural de cada objeto, basándonos en su posi-

liza. Junto a ellos, en la misma matriz, aparecen

ción en la cadena operativa; así se define si el ob-

bloques de cuarzo en forma de intrusiones. Debi-

jeto es:

do a la actividad del karst, al deshacerse la

- una Base natural (Bn): sin estigmas de per-

cementación que sostiene a los bloques, que for-

cusión (Bna), con estigmas (Bnb), con fracturas

man el techo y las paredes de la cavidad, los blo-

(Bnc) o con estigmas y fracturas (Bnd).

ques de cuarzo caen y pasan a formar parte de los paleosuelos de la cueva.

- un producto de talla: Bases Positivas (BP) o lascas, Bases Positivas Fracturadas (BPF) o lascas

Por tanto, hemos de tener en cuenta que el

fracturadas, Fragmentos de Bases Positivas (FBP)

cuarzo está presente en el yacimiento no sólo

o fragmentos de lascas y Fragmentos de talla

como objeto lítico modificado antrópicamente (Fig.

(Frag).

5 y 6), sino también como fragmentos naturales.

- un producto de una secuencia de explota-

Es una roca monomineral, de mala calidad para la

ción: Bases negativas de explotación (BNE) o nú-

talla, que presenta numerosos planos de debili-

cleos, que pueden ser de primera (BN1GE) o de

dad internos, no es homogénea y tampoco conti-

segunda generación (BN2GE).

nua. El grano varía según el fragmento; algunos son cristalinos y otros criptocristalinos, siendo

- un producto de una secuencia de configura-

estos últimos los más aptos para la talla. Como

ción Bases Negativas de Configuración (BNC) o re-

contrapartida, su morfología ofrece planos de

tocados, que también pueden ser de primera

lascado adecuados, con buenos ángulos para la

(BN1GC) o segunda generación (BN2GC).

extracción de lascas. Otra ventaja es que no pre-

Además, se identifica el método de talla de

senta córtex, sino una superficie denominada neo-

cada núcleo (BNE) y el tipo de cada retocado (BNC).

córtex, por lo que el desbastado no es necesario. 134


La industria lítica en cuarzo de la cueva de Maltravieso

Algunos fragmentos están claramente tallados,

El lugar de aprovisionamiento más cercano de

pero hay un grupo que presenta dificultades a la

sílex está en Navalmoral de la Mata (Cáceres), con-

hora de clasificarlo como industria o fragmentos

cretamente en la ermita de Valparaíso, entre 300 y

naturales, a lo cual se añade el problema de que

310 metros de altura, cuyas coordenadas son: la-

no se diferencian, ni macroscópica ni químicamen-

titud N 39º 53' 5'’ y longitud W 1º 46' 30'’ (Hoja

te, los bloques de cuarzo contenidos entre la ca-

625 del Mapa Topográfico Nacional). Se encuentra

liza de la cavidad y los de los filones del exterior

en bloques y plaquetas, es criptocristalino y su

de la cavidad.

calidad para la talla es buena. Hoy por hoy, en la cueva de Maltravieso no se ha podido asociar este

Además del cuarzo lechoso, el cuarzo hialino

material a niveles del Pleistoceno Medio. Los ele-

o cristal de roca también está representado en la

mentos líticos elaborados en esta materia prima

cueva de Maltravieso, aunque de forma testimo-

se reducen a 5, todos ellos recuperados de la Sala

nial. Se caracteriza por su anisotropía, factor de-

de la Chimeneas. Su posición estratigráfica parece

terminante para la talla, ya que según la dirección

estar relacionada con un nivel detrítico removido,

en la que reciba el golpe será el tipo de fractura.

en el que se ha identificado objetos que a priori se

Esto afecta incluso a la fractura concoidal, que no

han atribuido al Paleolítico Superior o a períodos

se produce en todas las direcciones (Villar Quinteiro,

de la Prehistoria (Neolítico y Calcolítico).

1996). En nuestro ámbito de estudio es una materia prima local, pero que no se encuentra en abun-

En el análisis de la industria lítica se ha decidi-

dancia en la zona.

do proceder a la clasificación del material lítico sobre cuarzo lechoso con extremada prudencia. Esto

De cuarzo translúcido se han recuperado al-

significa imponer un criterio restrictivo y actuar de

gunas piezas (Fig. 4 y 7), cuyo formato es el canto

acuerdo con la premisa de que para que un objeto

de río (proviene de los ríos Salor y Guadiloba y de

sea clasificado dentro de una categoría estructu-

los cursos de agua de los humedales). Su presen-

ral y no como un fragmento natural, ha de distin-

cia es de gran importancia, ya que su aportación

guirse de una manera clara los caracteres técnicos

es claramente antrópica. Es criptocristalino, con

resultantes de un proceso de talla.

pocos planos de debilidad y sus características son la homogeneidad, la isotropía y la continuidad. Su

2.1. Industria de la SH. Presentación de datos.

calidad para la talla es buena, lo que se refleja en

Debido a esta problemática, hemos de pun-

métodos de explotación organizados. No presen-

tualizar que se han considerado BN1GE los objetos

ta córtex, sino una pátina fluvial denominada

con más de tres levantamientos que se presenten

neocórtex, por lo que tampoco es necesario el des-

agrupados en un mismo sector del perímetro. Aque-

bastado.

llos con menor número de extracciones y organiza-

La cuarcita se localiza en posición secunda-

ción dispersa han sido excluidos del análisis.

ria, en forma de cantos en los cursos fluviales del

Así pues, el conjunto lítico recuperado en la

Salor y el Guadiloba, así como en los cursos de

Sala de los Huesos del 2003 al 2005 asciende a un

agua estacionales de los Humedales. Además,

total de 48 objetos. Las materias primas más utili-

esta materia prima también se encuentra en po-

zadas son: el cuarzo lechoso con 41 piezas, segui-

sición primaria en las rañas de la Sierra de la Mos-

do del cuarzo translúcido y de la cuarcita, ambas

ca y de San Pedro, en forma de cantos. En estas

con 3 objetos cada una. Por último, aparece docu-

sierras también se encuentra cuarcita en forma

mentada la presencia testimonial del cuarzo hiali-

de plaqueta en formaciones de posición primaria.

no o cristal de roca con un único efectivo (Tabla 1 y

En Maltravieso, hasta el momento ha aparecido

Fig. 1).

exclusivamente en forma de cantos (Fig. 3) y su

Respecto a las categorías estructurales, la más

aportación es claramente antrópica. Es un mate-

representada es la de las BP (lascas) con 18 efecti-

rial muy apto para la talla, criptocristalino e

vos, todas en cuarzo lechoso (Fig. 5). Le siguen las

isotrópico, por lo que carece de planos prefe-

BN1GE (núcleos sobre fragmentos naturales o can-

renciales de ruptura que condicionen la salida del

tos) que suman 8 objetos (7 talladas en cuarzo le-

fragmento, genera superficies de fractura de tipo

choso y 1 en cuarzo translúcido (Fig. 4).

concoideo y presenta estructuras muy poco organizadas en su composición interna, como ocurre

Las BPF (lascas fragmentadas que conservan

con otras rocas criptocristalinas como el sílex

el talón) y las FBP (fragmentos de lasca que no

(Baena, 1998).

conservan el talón) son las siguientes categorías 135


Luna Peña, Nova Barrero, Abel Morcillo, A. Canals, M. Mosquera

Tabla 1. Categorías estructurales por materias primas de la SH.

Figura 1. Gráfico de las categorías estructurales por materias primas de la SH.

más representadas con 5 y 4 efectivos respectiva-

Por su parte las BNC, objetos resultantes de

mente, elaboradas principalmente en cuarzo lecho-

procesos de configuración, independientemente de

so (80% y 75%, respectivamente). Sumando el

su generación, suman 4 efectivos, 2 son objetos

porcentaje de las BP, las BPF y las FBP hacen un

configurados sobre fragmentos naturales o can-

total de 56,2%; es decir que más de la mitad del

tos y otros 2 son objetos configurados sobre lasca.

conjunto son lascas (enteras, fracturadas y frag-

Por lo que respecta a las Bn (bases naturales

mentos de lasca). Los fragmentos, al igual que las

o percutores) se cuenta un total de 3, siendo 1 de

BPF, también ascienden a 5. 136


La industria lítica en cuarzo de la cueva de Maltravieso

Figura 2. Modelos teóricos de organización secuencial de las estrategias de explotación desarrolladas en la Sala de los Huesos. 1) Unipolar longitudinal. 2) Unipolar circular o "Tournante". 3) Bipolar opuesto. 4a - 4b) Multipolar centrípeto (Reelaborado de, Carbonell et al., 1995: 41-83).

Figura 3. Percutor de cuarcita con estigmas (Bnb) de percusión en el plano sagital. Maltravieso, SH. (Foto, Gerard Campeny, IPHES).

Tabla 2. Facialidad en relación a las materias primas de las BNE de la SH.

Tabla 3. Método de explotación en relación a la fase de explotación de las BNE de la SH.

137


Luna Peña, Nova Barrero, Abel Morcillo, A. Canals, M. Mosquera

cuarzo y 2 de cuarcita. La subclasificación de esta

de los Huesos. Por tanto, no existiría una necesi-

categoría corresponde a 1 Bna (sin estigmas) de

dad de economizar la materia prima.

cuarzo, 1 Bnb (con estigmas) de cuarcita (Fig. 3) y

A modo de conclusión preliminar, se puede seña-

1 Bnc (con fracturas), también de cuarcita.

lar que el campo operativo técnico (Fig. 2) que define

El objeto clasificado como "bola" es una media

y en el que se encuadran las BNE de cuarzo de la Sala

esfera de cuarcita piqueteada (Fig. 8) que destaca

de los Huesos, está caracterizado y dominado por una

por ser un objeto poco frecuente en yacimientos de

organización de la estructura volumétrica mediante el

Pleistoceno Medio europeos y que supone el único

método Unipolar longitudinal, con su correspondien-

objeto de estas características hallado por el mo-

te variabilidad intraespecífica de métodos de talla,

mento en la cueva de Maltravieso. En futuros estu-

manifestado en el método Unipolar longitudinal circu-

dios se ahondara en su descripción técnica y en las

lar y en el Bipolar opuesto. Aparece otro tipo de orga-

posibles implicaciones del hallazgo.

nización volumétrica, aunque en una sola pieza, un núcleo centrípeto. Las BNE de la Sala de los Huesos

2.1.1. Bases Negativas de Explotación (BNE).

se encuentran en un nivel inicial de la secuencia de

Las BNE de la Sala de los Huesos ascienden a

reducción y, por tanto, el carácter centrípeto de las

un número de 8 efectivos. Por el momento no se

mismas estaría en la mayoría de los casos entre los

ha recuperado ningún núcleo sobre lasca o BN2GE.

valores 1C y 2C. Los métodos Unipolar longitudinal y

Además, 7 están talladas sobre fragmentos de

Unipolar longitudinal circular tienen un marcado ca-

cuarzo lechoso y 1 sobre un canto de cuarzo trans-

rácter oportunista; en la mayoría (a excepción de dos

lúcido, por tanto todas son BN1GE (ver Tabla 2).

en los que la plataforma está previamente configura-

De éstas, 5 son unifaciales, y 3 están talladas

da) las superficies neocorticales han sido aprovecha-

bifacialmente.

das como plataformas de percusión, reduciendo así

Respecto a los métodos de talla, se han iden-

los pasos para la obtención de los productos. Tam-

tificado 4 diferentes: el Unipolar longitudinal con 4

bién son oportunistas desde el punto de vista de la

efectivos; el Unipolar longitudinal circular o

nula estandarización y predeterminación de los pro-

"Tournante" en 2 piezas; el Bipolar Opuesto, con 1

ductos. Además, el carácter de oblicuidad en este

pieza y el Centrípeto, también en 1 pieza (Tabla 3).

método varía entre abrupto y semiabrupto. 2.1.2. Bases Negativas de Configuración

Es importante señalar que la mayor parte de las BNE (5) están en fase inicial de explotación. Sólo

(BNC).

2 núcleos se encuentran en un nivel medio de ex-

El análisis de las BNC, se ha efectuado de

plotación y tan sólo 1 está agotado (Tabla 3).

acuerdo al Sistema Lógico Analítico, complementa-

Esta dinámica es coherente respecto al carác-

do con la tipología analítica de Laplace (1972), para

ter local de las materias primas y a la gran abun-

definir con claridad el morfotipo al que pertenecen.

dancia de cuarzo que no sólo rodea el yacimiento,

De las 48 piezas analizadas, se ha contado

sino que se encuentra incluso como material

un total de 4 instrumentos retocados, correspon-

endógeno, dentro de la cueva y de la propia Sala

diendo 2 a BN2GC o útiles retocados sobre lasca y

Tabla 4. Categorías estructurales y subtipos de las BNC de la SH.

138


La industria lítica en cuarzo de la cueva de Maltravieso

Figura 4. Núcleo unifacial centrípeto (BN1GE) sobre canto de cuarzo translúcido. Izquierda) Vista horizontal. Derecha) Vista sagital. Maltravieso, SH. (Foto, Gerard Campeny, IPHES).

Figura 5. Lasca (BP) de cuarzo lechoso. Izquierda) Cara dorsal. Derecha) Cara ventral. Maltravieso, SH. (Foto, Abel Morcillo, EPPEX).

139


Luna Peña, Nova Barrero, Abel Morcillo, A. Canals, M. Mosquera

Figura 6. Raedera doble sobre fragmento de cuarzo lechoso (BN1GC). Maltravieso, SH. (Foto, Abel Morcillo,

EPPEX).

otros 2 a BN1GC o instrumentos sobre fragmento natural. Entre las piezas configuradas, el orden de los simples domina, a excepción de un canto tallado (CT). Respecto a los tipos primarios existen 2 denticulados -1 D13 o denticulado marginal y 1 D21 o muesca profunda- (Fig. 7), 1 raedera doble -R23(Fig. 6) y un canto tallado (CT) (Tabla 4). Debido al bajo número de efectivos no podemos realizar una descripción técnica minuciosa, ni inferirse un uso diferencial de las materias primas. A modo preliminar, puede apuntarse un uso exclusivo del cuarzo, representado en el conjunto de BNC en dos variantes, lechoso y translúcido. Los grupos tipológicos que aparecen en la Sala de los Huesos son los dominantes en la mayoría de los conjuntos de Paleolítico Medio. Son configurados de medio-pequeño formato y están ausentes los morfotipos característicos del Paleolítico Inferior (Modo 1 y 2) y del Paleolítico Superior (Modo 4); no aparecen ni choppers, ni bifaces y hendedores (a excepción de un instrumento clasificado como canto tallado unifacial), ni raspadores, becs o dorsos. Por tanto, podemos afirmar que el único orden tipológico que

Figura 7. Muesca retocada sobre lasca de cuarzo translúcido (BN2GC). Maltravieso, SH. (Foto, Gerard Campeny, IPHES).

encontramos representado es el de los simples, y concretamente dos grupos, el de los denti140


La industria lítica en cuarzo de la cueva de Maltravieso

Longitudinal sobre cuarciarenita. Este método de

culados (denticulados y muescas) y el de las

explotación se usa desde el Pleistoceno Inferior

raederas (doble).

hasta la Edad de Bronce y consecuentemente no

Esto suma un indicio más para clasificar

nos ayuda a encuadrar cronológicamente la indus-

tentativamente el conjunto dentro de los

tria lítica de la Sala de las Chimeneas. Por lo tanto,

tecnocomplejos de Modo 3 o Musteriense.

aún no podemos caracterizar los métodos de explotación del conjunto.

2.2. Industria de la SCH. Presentación de datos.

2.2.2. Bases Negativas de Configuración (BNC).

En la campaña del 2005 se abrió una excavación en extensión en esta sala. Se coordenó un total

Al igual que con las BNC de la Sala de los Hue-

de 28 objetos líticos, de los cuales 11 son de cuarzo

sos, el número de configurados es muy bajo, sólo

lechoso, 7 de sílex, 5 de cuarzo translúcido, 3 de

4 BN2GC. Por este motivo, no es posible inferir con-

cuarcita, 1 de cristal de roca y 1 de cuarciarenita.

clusiones al respecto por el momento. Los subtipos

Respecto a las categorías estructurales, do-

representados son el D13 (denticulado marginal),

minan las BP (17) y, de entre ellas, las 7 talladas

el D21 (muesca profunda) y el R11 (raedera margi-

sobre cuarzo lechoso. Las BPF y las FBP suman un

nal), cada uno de ellos con un efectivo, a excep-

total de 5 efectivos, 3 en cuarzo lechoso y 2 en

ción de la D21. La raedera está tallada sobre cuar-

cuarzo translúcido. Los productos simples de talla

zo lechoso y el denticulado y las dos muescas so-

(BP, BPF y FBP) suman un 78,5% del total del con-

bre láminas de sílex. Este dato podría indicar un

junto.

uso diferencial de las materias primas, siendo el sílex la utilizada preferentemente para los proce-

La segunda categoría más representada son

sos de configuración.

las BN2GC, con 4 efectivos, 3 de ellos en sílex. Por

3. Discusión y Conclusiones.

último, las BN1GE y los Fragmentos están representados por un sólo objeto cada una (Tabla 5).

3.1. Sala de los Huesos.

2.2.1. Bases Negativas de Explotación (BNE).

El conjunto lítico de la Sala de los Huesos es,

Hasta el momento sólo se ha recuperado un

por el momento, muy reducido, lo cual no permite

núcleo; se trata de una BN1GE Unifacial Unipolar

realizar inferencias firmes sobre los procesos téc-

Figura 8. Bola piqueteada (semiesfera de cuarcita). Maltravieso, SH. (Foto, Andreu Ollé, IPHES).

141


Luna Peña, Nova Barrero, Abel Morcillo, A. Canals, M. Mosquera

Tabla 5. Categorías estructurales por materias primas de la SCH.

nicos llevados a cabo por los homínidos que aban-

de talla, debido al contexto en que se halla esta in-

donaron estos restos líticos. Respecto a la conser-

dustria lítica, comentado anteriormente.

vación de los artefactos líticos hemos de señalar

El tipo de talla observado hasta el momento

que se encuentran en perfecto estado. No es visi-

sería muy oportunista, con estrategias expeditivas,

ble, a nivel macroscópico, ningún tipo de erosión,

de baja inversión de energía. Estas estrategias po-

los objetos no están rodados.

drían estar determinadas por varios factores a eva-

Aunque escasos, sí podemos señalar algunos

luar en futuros estudios. Estos datos serían acordes

aspectos generales sobre las características técni-

con el tipo de ocupación propuesta, que responde-

cas del conjunto, como es el uso exclusivo del cuar-

ría a una clara presencia humana, pero de bajo im-

zo como materia prima, aparte del uso de cantos

pacto. La ocupación se incluiría, según la datación

de cuarcita como percutores. Todos los núcleos (BNE)

radiométrica en el Pleistoceno Medio Final, con una

y productos de talla (BP, BPF, FBP, BNC y FRAG) es-

datación entre 180-117 Ka (EPPEX, 2006, inédita).

tán realizados en cuarzo lechoso, a excepción de

Teniendo en cuenta que no aparecen

pocas piezas en cuarzo translúcido.

morfotipos ni métodos de talla claros de Modo 2, y

El alto número de BPF y de FBP (5 y 4 respectiva-

dado que el conjunto está delimitado cronoló-

mente) es una de las características frecuentes de

gicamente, sugerimos encuadrar este conjunto en

los conjuntos industriales sobre cuarzo, como puede

el Modo 3 o Musteriense.

verse en otros yacimientos extremeños como Vendi-

Además de la Sala de los Huesos, se han

mia y Millar (Barrero et al., 2006, Díaz et al., 2004),

excavado en el Complejo Cacereño otros yacimien-

peninsulares como As Gándaras de Budiño en Galicia

tos que contienen industria lítica adscrita al Modo

y La Jueria en Girona (de Lombera, 2006) y europeos

3. Al aire libre (en los Humedales) se encuentran

como l’Arago (de Lumley y Barsky, 2004) y Coudoulous

Vendimia y Millar, y en cueva (en el Calerizo Cacereño)

(Jaubert y Mourre, 1996) en el sur de Francia. Otro de

está el yacimiento de Santa Ana. Como ya se ha

los rasgos que definen estos conjuntos es una pro-

comentado, éste último contiene una secuencia

porción muy alta de fragmentos de talla respecto al

diacrónica con los tres primeros modos técnicos: el

resto de categorías estructurales. A priori, el número

Modo 1 en la Unidad 1, el Modo 2 en la Unidad 2 y el

de fragmentos (5) de la SH podría resultar bajo para

Modo 3 en la Unidad 4. La correlación de la Unidad

un conjunto de cuarzo lechoso. Sin embargo, ha de

4 de Santa Ana con la SH se basa en la similitud

tenerse en cuenta que algunos posibles fragmentos

cronológica, ya que las dataciones radiométricas (U-

de talla se han descartado y se han clasificado como

Th) sobre la plancha estalagmítica que cierra el de-

fragmentos naturales angulosos de pequeño forma-

pósito de Santa Ana la sitúan al final del estadio

to (hasta 2 cms.), y no como resultantes del proceso

isotópico 5, con 130.000 ± 8.000 B.P (Carbonell et 142


La industria lítica en cuarzo de la cueva de Maltravieso

al., 2005). La PE1 (117 ka) que cierra el paquete

aunque con cautela, debe señalarse que parece

sedimientario de la Sala de los Huesos de la cueva

existir un uso diferencial de las materias primas. En

de Maltravieso coincide, aproximadamente, con esta

cuarcita sólo se han registrado BP y la mayoría de

datación, lo que nos indicaría un proceso generali-

elementos configurados están tallados sobre sílex,

zado, al final de Pleistoceno Medio en el Calerizo,

lo que a priori podría interpretarse como una prefe-

con la construcción de planchas estalagmíticas en

rencia por la cuarcita para los procesos de explota-

las cavidades, que en ambos casos se superpon-

ción y del sílex para los de configuración.

drían a depósitos musterienses.

Agradecimientos.

3.2. Sala de las Chimeneas.

A todos los miembros del EPPEX y a todas las

Pese a la escasez de datos, podemos extraer

personas que han participado en las excavaciones

tendencias generales dentro del conjunto, como el

de la cueva de Maltravieso. A Andreu Ollé y a Gerard

papel hegemónico del cuarzo, siguiendo la línea de

Campeny por algunas de las fotografías. La investi-

todos los yacimientos del Complejo Cacereño. Ade-

gación llevada a cabo por una de las autoras del

más, este conjunto muestra variedad en la compo-

artículo (Luna Peña) ha sido financiada por la Funda-

sición de las materias primas respecto a la Sala de

ción Valhondo Calaff. Los trabajos de campo y el pro-

los Huesos, ya que además del cuarzo (lechoso y

yecto de investigación Primeros Pobladores de

translúcido) para los procesos de explotación y con-

Extremadura (2PR03B010) han sido financiados por

figuración, también se ha registrado el uso de la

la Dirección General de Investigación, Desarrollo Tec-

cuarcita y el sílex. A modo de conclusión preliminar,

nológico e Innovación de la Junta de Extremadura.

143


Luna Peña, Nova Barrero, Abel Morcillo, A. Canals, M. Mosquera

R., GARCÍA, F. J., PEÑA, L., GARCÍA, M., et al. (2005):

4. Bibliografía.

"La grotte de Santa Ana (Cáceres, Espagne) et

ÁLVAREZ ROJAS, A. (1984): "Análisis de los restos

l´évolution technologique au Pléistocène dans la

óseos hallados en la cueva de Maltravieso,

Péninsule ibérique", L´anthropologie, 109: 267-285.

Cáceres", Revista de Estudios Extremeños, XL (1): 171-180.

DÍAZ, I., MEJÍAS, D., RODRÍGUEZ, A. y SANABRIA, D. (2004): "El Paleolítico Medio en Extremadura: Yaci-

BAENA PREYSLER, J. (1998): Tecnología lítica experi-

miento Vendimia (Malpartida de Cáceres)", en,

mental. Introducción a la talla de utillaje prehistórico,

Allue, E., Martín, J., Canals, A. y Carbonell, E. (eds),

en, David Davinson (ed), BAR International Series

Actas del I Congreso Peninsular de Estudiantes de

721. Oxford, Inglaterra.

Prehistoria. Tarragona, 2003.

BARRERO, N., CANALS, A., CARBAJO, A., CARBONELL,

De LOMBERA, A. (2006): La gestión del cuarzo en

E., DÍAZ, O., DÍAZ, I., FERNÁNDEZ, R.C., GARCÍA, M.,

dos yacimientos del Pleistoceno Medio-Superior. El

GARCÍA, F.J., GUERRA, S., LEÓN, L.M., MANCHA, S.,

Locus I de As Gándaras de Budiño (Porriño,

MANCHA, E., MEJÍAS, D., MERINO, R.M., MORANO,

Pontevedra) y la Jueria (Girona, Catalunya).

M., MORCILLO, A., MUÑOZ, L., PEÑA, L., RODRÍGUEZ,

Universidade de Santiago de Compostela.

A. y SAUCEDA, I. (2005): "El Complejo Cacereño:

Facultade de Historia, Historia da Arte e Xeografía.

Articulación y uso del territorio durante el

Departamento de Historia I. Tesis de Licenciatura.

Pleistoceno medio", en, Bicho, N. (ed), O Paleolitico, Actas do IV Congreso de Arqueología Peninsular (Faro,

De LUMLEY, H. y BARSKY, D. (2004): "Évolution des

14 a 19 Setembro de 2004), Promontorio

caracteres technologiques et typologiques des

Monográfica 02, Universidad do Algarve (Faro, Por-

industries litiques dans la stratigraphie de la Caune

tugal).

de l’Arago", L’anthropologie, 108: 185-237.

CALLEJO, C. (1958): La cueva prehistorica de

EPPEX. (2006): Memoria científica (preliminar). Equipo

Maltravieso, junto a Cáceres. Publicaciones de la

de Investigación Primeros Pobladores de Extremadura

Biblioteca pública de la ciudad de Cáceres. Cáceres.

(1999-2005). Memoria de excavación. Inédita. Consejería de Cultura, Junta de Extremadura.

CALLEJO, C. (1971): "Catalogo de las pinturas de la cueva de Maltravieso", en, Beltran, A. (ed), Ac-

GARCÍA, M. y CANALS, A. (2006): "Organización del

tas del XI Congreso Nacional de Arqueología, Mérida,

territorio del Complejo Cacereño durante el

1969: 154-174.

Pleistoceno Medio", en, Grau Mira, I. (ed), La aplicación de los SIG en la Arqueología del Paisaje, Publi-

CALLEJO, C. (1980): Los orígenes de Cáceres.

caciones de la Universidad de Alicante: 125-133.

Cáceres.

JAUBERT, J. y MOURRE, V. (1996): "Coudoulous, Le

CANALS, A., SAUCEDA, I. y CARBONELL, E. (2004):

Rescoundudou, Mauran: diversité des matières

"The projet "The first settlers in Extremadura" and

premières et variabilité des schémas de production

the Paleolithic in the Salor area", en, Acts of XIVth

d’éclats", en, Bietti, A. y Grimaldi, S. (eds), Reduction

U.I.S.P.P., BAR International Series 1239: 157-167.

Processes (châines opératoires) in the European

CARBONELL, E., GUILBAUD, M. y MORA, R. (1983):

Mousterian. Quaternaria Nova VI: 313-341.

"Utilización de la Lógica Analítica para el estudio

JORDÁ CERDÁ, F. (1971): "Sobre la edad de las pin-

de los Tecnocomplejos de los cantos tallados",

turas de la cueva de Maltravieso (Cáceres)", en,

Cahier Noir, 1: 3-79.

Beltrán, A. (ed), Actas del XI Congreso de Arqueolo-

CARBONELL, E., RODRIGUEZ, X.P., SALA, R. y VAQUE-

gía Nacional. Mérida, 1969.

RO, M. (1992): "New Elements of the Logical Analytic

LAPLACE, G. (1972): "La typologie analytique et

System. First International Meeting on Technical

structurale: Base rationnelle d’étude des industries

Systems to Configure Lithic Objects of Scarce

lithiques et osseuses", Banques des données

Elaboration", Cahier Noir, 6: 5-61.

archéologiques. Colloques nationaux du CNRS 932:

CARBONELL, E., OLLÉ, A., RODRÍGUEZ, X.P., SALA,

91-143.

R., VAQUERO, M. y VERGÉS, J.M. (1995): "Atapuerca

MOSQUERA, M. (1995): Procesos Técnicos y Variabi-

Trinchera Galería (Spain): Strategies and models

lidad en la Industria Lítica del Pleistoceno Medio de la

of lithic industry", Cahier Noir, 7: 41-83.

Meseta: Sierra de Atapuerca, Torralba, Ambrona y

CARBONELL, E., CANALS, A., SAUCEDA, I., BARRE-

Áridos. Tesis Doctoral. Universidad Complutense de

RO, N., CARBAJO, A., DÍAZ, O., DÍAZ, I., FERNÁNDEZ,

Madrid. Madrid. 144


La industria lítica en cuarzo de la cueva de Maltravieso

MOURRE, V. (1996): "Les Industries en Quartz au

VAQUERO, M. (1997): Tecnología Lítica y Comporta-

paleolithique terminologie, methodologie et

miento Humano: Organización de las Actividades Téc-

technologie", Paleo, 8: 205-223.

nicas y Cambio Diacrónico en el Paleolítico Medio del Abric Romaní (Capellades, Barcelona). Tesis Doctoral

RODRÍGUEZ, X.P. (1997): Los Sistemas Técnicos de

inédita. Universitat Rovira i Virgili. Tarragona.

Producción Lítica del Pleistoceno Inferior y Medio de la Península Ibérica: variabilidad tecnológica entre yaci-

VILLAR QUINTEIRO, R. (1991a): "Algunas conside-

mientos del Noreste y de la Sierra de Atapuerca. Te-

raciones sobre el tratamiento técnico de los cuar-

sis Doctoral. Universitat Rovira i Virgili. Tarragona.

zos presentes en yacimientos del Paleolítico Superior de Galicia y Asturias. Características de estos

SANCHIDRIÁN, J.L. y JORDÁ, J.F. (1987): "Nuevas

soportes", Gallaecia, 12: 39-50.

investigaciones en la cueva de Maltravieso (Cáceres)", Revista de Arqueología, 73 (Mayo): 64.

145


146


Primeras valoraciones del análisis sedimentológico de la cueva de Maltravieso Eva Mancha Flores Equipo de Investigación Primeros Pobladores de Extremadura Antoni Canals i Salomó Área de Prehistoria. Universitat Rovira i Virgili. Tarragona

Resumen

1. El Calerizo cacereño.

Desde el año 2002, el Equipo Primeros Po-

La cueva de Maltravieso se encuentra localiza-

bladores de Extremadura está llevando a cabo

da dentro de la formación caliza conocida como El

un programa de investigación transdisciplinar en

Calerizo cacereño. Ésta ocupa el núcleo de la estruc-

la cueva de Maltravieso. Una de estas investi-

tura geológica del sinclinal de Cáceres y aparece como

gaciones consiste en conocer el funcionamiento

resalte sobre la penillanura Trujillano-Cacereña de-

de los diferentes depósitos sedimentarios que

bido a una erosión diferencial. La estructura de

contiene la cueva y de este modo determinar el

plegamientos es de edad Tardihercínica (300 Ma).

contexto deposicional y postdeposicional de los

Estas calizas y dolomías tienen un espesor superior

mismos.

a 200 metros y están depositadas sobre un paquete de pizarras y rocas volcánicas (Fig. 1).

La cueva de Maltravieso presenta diferentes depósitos sedimentarios. Éstos están relacionados

Litológicamente este paquete calcáreo del

con la abertura al exterior de unas cúpulas de di-

Carbonífero Inferior, en base a la fauna de crinoides

solución y por el debilitamiento de una gran fractu-

y conodontos (Boschmann, 1956), está constitui-

ra hercínica presente en la parte media de la cue-

da por calizas y dolomías marmóreas interes-

va. Ello quiere decir que existieron diferentes aber-

tratificadas, con karstificación bien desarrollada y

turas en la cueva, aunque no forzosamente coetá-

grietas de tensión rellenas de carbonato. Esta uni-

neas, por las que pudo acceder el hombre a lo lar-

dad ha sido descrita (Tena Dávila y Corretge, 1982)

go de miles de años.

como biomicritas con crinoides, pseudoesparitas y rocas dolomíticas y parcialmente fracturada.

La potencia exacta de todos los depósitos es hoy desconocida. Sólo conocemos el espesor

Morfológicamente estos afloramientos origi-

aproximado de uno de los conos de deyección de

nan terrenos variados en función de su posición

la Sala de las Chimeneas, con unos 2,5 metros de

estructural, dando formas alomadas cuando cons-

profundidad y cuyos sedimentos presentan datos

tituyen resalte topográfico, o suelos rojos arcillo-

relacionados con el Pleistoceno Medio. Sin embar-

sos de lixiviación cuando se disponen subho-

go, aún no se ha intervenido el depósito relacio-

rizontalmente y no afloran. Las fracturas debidas

nado con la disolución de la diaclasa central, y las

a la propia estructura de pliegue ocasionan la

excavaciones hasta hoy en el otro cono de la Sala

laminación del paquete de calizas en el flanco Sur

de las Chimeneas y en la Sala de los Huesos, sólo

de la estructura. Esta caliza es masiva, aunque en

presentan una visión parcial, dado que sólo conta-

algunos puntos puede presentarse en bancos de

mos con el avance de la excavación.

métricos a decimétricos y obedece a una formación arrecifal de plataforma continental. Además,

Sin embargo, los análisis de campo, con la

posee una importante montera de arcillas rojo

descripción de las facies y el levantamiento de

vinosas, que lo tiñen todo dando lugar a un suelo

perfiles estratigráficos, y el de laboratorio, con

rojizo arcilloso, de espesor variable, debido a esa

los análisis granulométricos y micromorfológicos,

lixiviación de la roca carbonatada caliza (Encinas

están permitiendo en estos momentos conocer

Guzmán, 1994).

el ambiente deposicional y postdeposicional de

El proceso más interesante es el de la inten-

una parte de los niveles identificados en los depósitos.

sa karstificación a que está sometido el conjunto 147


Eva Mancha Flores, Antoni Canals i Salomó

Figura 1. Corte geológico del sinclinal de Cáceres (modificado de Tena-Dávila y Corretge, 1982, por Rebollada, E. et al., 2001).

con presencia de cuevas, uvalas, dolinas e intenso

sión, la química, que provocó el ensanchamiento

lapiaz, lo que ha provocado riesgos estructurales

de grietas y galerías, y la mecánica, debida a la

en la zona (Rebollada Casado et al., 2003). Estos

circulación acuosa cuando el nivel freático estuvo

mecanismos de karstificación se deben a procesos

alto, pero cuando ese nivel fue descendiendo, la

de disolución de aguas pluviales y de circulación

forma original se fue retocando por el encajamiento

de la fracción que de éstas se infiltran y que cons-

de corrientes subterráneas, por relleno de bloques

tituyen el acuífero de El Calerizo de Cáceres.

caídos y por corrosión. Así también, la forma de la cavidad estuvo influenciada por una mezcla de

2. Relieve endokárstico de la cueva de

mecanismos erosivos, corrosivos y de depósito.

Maltravieso.

En relación a la cristalización del CO3Ca, ésta

El relieve endokárstico de la cueva de Maltra-

aparecía en las grietas por las que circulaba el agua,

vieso se debe básicamente a dos procesos; en

en donde se formaban cristales de calcita o se ce-

primer lugar, el de disolución de la caliza y en con-

mentaban las rocas detríticas (en consecuencia

secuencia el de la formación de la propia cueva; y

aparecían las brechas calcáreas). Además afloraron

en segundo lugar, a la de cristalización del carbo-

concreciones en los extremos de las grietas y ca-

nato cálcico (Fernández Amo et al., 2003).

nales, por donde goteaba el agua, constituyéndo-

Respecto al primer proceso, la cueva se formó

se, en consecuencia, estalagmitas y estalactitas.

a favor de fracturas y planos de estratificación con

La cavidad actual se localiza a una profundi-

direcciones hercínicas, fundamentalmente N120º E

dad de unos 9 metros y tiene unas secciones trans-

y N140º E. Además se detectan dos formas de ero148


Primeras valoraciones del análisis sedimentológico de la cueva de Maltravieso

Figura 2. Planta de Maltravieso y localización de las áreas de excavación.

versales variables, en general de forma triangular,

a la galería actual. En su análisis lo que localizaron

y con diámetros del orden de 3 metros. El inicio del

fueron estructuras mucho más superficiales, de poca

recorrido actual de la cueva, grosso modo, tras la

importancia, algunas de las cuales se correspon-

destrucción durante los trabajos de cantera de la

derían o bien a cavidades muy angostas o bien a

"Sala del Descubrimiento" (lo que es hoy parte del

antiguas cavidades total o parcialmente colmatadas

parque de Maltravieso), comienza en la Sala de la

de material sedimentario, típicas de un karst en su

Entrada, después de un angosto pasillo se desem-

fase terminal.

boca en la primera área de intervención arqueoló-

3. Procesos sedimentarios en la cueva de

gica, la Sala de los Huesos. A partir de esta sala, se

Maltravieso.

localizan diversas salas más: Sala de las Columnas,

A nivel sedimentario, el relleno de esta cavi-

Sala de la Mesita, Sala de las Pinturas, Sala de la

dad se produjo por la entrada de materiales del

Serpiente y finalmente la Sala de las Chimeneas,

exterior a partir de las aberturas producidas por la

con la última área de excavación (Fig. 2).

disolución de la caliza. En este sentido, se han lo-

El final actual de la cueva concuerda con la

calizado varias bocas de entrada que hoy apare-

última sala, Sala de las Chimeneas. Sin embargo,

cen selladas por colmatación. Unas vienen asocia-

para algunos investigadores, uno de los dos co-

das con la abertura al exterior de cúpulas de diso-

nos de deyección de esta sala (el que coincide con

lución, que se localizan a lo largo de toda la cueva

el final actual de la cueva, el Cono 2), taparían el

y otra, la más importante, respecto a su tamaño y

acceso a otras zonas transitables de la cavidad.

cantidad de material, es una antigua abertura aso-

Es por ello que en el año 2002, dentro del marco

ciada a los planos de diaclasado hercínico y que

del proyecto de investigación "Estudio de la ocu-

hoy está también sellada (Fig. 3).

pación prehistórica en el Calerizo de Cáceres", di-

A grandes rasgos, se distinguen tres áreas

rigido por Hipólito Collado, se realizó un estudio

afectadas por la entrada de sedimento a partir de

gravimétrico de un área por el que hipotéticamente

esas cúpulas de disolución que durante un tiempo

podría continuar la cueva. Los resultados de esas

permanecieron abiertas y permitieron esa paso de

investigaciones (Camacho et al., 2002) descarta-

material del exterior. Estos depósitos, dada su en-

ban la posibilidad de la existencia de una galería

vergadura, a veces entran en contacto unos con

de suficiente entidad en la prolongación inmediata 149


Eva Mancha Flores, Antoni Canals i Salomó

otros (como los dos conos de deyección de la Sala

Como se aprecia, la cueva de Maltravieso pre-

de las Chimeneas). A partir de estas aberturas, a lo

senta una gran complejidad sedimentaria. Cada

largo del tiempo y a ritmos y momentos por ahora,

uno de los depósitos es diferente al resto, tanto a

en vías de concretar, se pueden observar grosso

escala cronológica (como atestiguan a su vez los

modo diferentes tipos de conos: torrenciales,

restos arqueológicos hallados), como a procesos

gravitacionales, de arroyada, etc., los clásicos que

deposicionales y postdeposicionales. Es por ello,

se reconocen en este tipo de cuevas, así como al-

por lo que hasta ahora sólo podemos hacer unas

gún pequeño cut & fill localizado, los cuales produ-

valoraciones

cen rellenos secundarios y alteran los niveles origi-

paleoambiental de la cueva y su entorno. Además,

nales. Estos tipos de relleno a partir de cúpulas de

hay que tener en cuenta que salvo en el Cono 2

disolución ocupan la parte inicial y final de la cueva.

de la Sala de las Chimeneas, no existe un corte

aproximadas

del

contexto

estratigráfico completo. A esto se une el hecho de

Por otro lado, se observa un gran depósito que

que sólo contamos con los avances de la excava-

afecta a casi toda la parte media de la cueva y que

ción en lo referente al depósito de la Sala de los

está en relación con la disolución de una fractura

Huesos y al Cono 1 de la Sala de las Chimeneas.

hercínica y su abertura al exterior, para su posterior

Además, hay que añadir que aún no se ha comen-

colmatación por sedimentos exógenos. En su ma-

zado a intervenir el depósito relacionado con la

yor parte, este sedimento aparece sellado por una

abertura de la diaclasa central, con lo cual la infor-

capa espeleotémica que a su vez está formada por

mación es parcial.

finas capas (que varían en grosor), sobre las cuales incluso se llegan a formar estalactitas y estalagmitas

4. Análisis de campo en la cueva de

de tamaño considerable (Sala de las Columnas).

Maltravieso.

Esta gran fractura se encuentra localizada cerca de

Los análisis de campo han consistido, en pri-

la Sala de los Huesos y su final coincide con el inicio

mer lugar, en la identificación y delimitación de los

de la Sala de las Pinturas.

diferentes depósitos sedimentarios. A partir de ahí,

Figura 3. Localización de los depósitos sedimentarios principales y su área de extensión aproximada.

150


Primeras valoraciones del análisis sedimentológico de la cueva de Maltravieso

se han levantado perfiles estratigráficos de cada

muestreo adoptada en la cueva de Maltravieso,

uno de ellos y se han descrito cada una de las fa-

consiste en completar las descripciones de campo

cies. En estos momentos, es posible determinar

de las facies descritas de la Sala de las Chimeneas

que existen 4 depósitos importantes, con cronolo-

y buscar niveles antropizados relacionados con las

gías y áreas fuentes diferentes y que llevan aso-

pinturas rupestres. Para ello, se recogieron dos

ciados materiales paleontológicos y arqueológicos,

bloques del Cono 2, dos bloques en la perpendicu-

a su vez, cronológicamente diferentes. No obstan-

lar de unas pinturas rupestres, y un bloque en un

te, poco a poco nos vamos encontrando con evi-

corte realizado en el Cono 1. El resultado de este

dencias que nos van guiando hacia una adscrip-

muestreo está brindando nuevos datos sobre as-

ción temporal de los depósitos. Uno de estos mar-

pectos postdeposicionales que serán publicados

cadores ha sido la clasificación litocromática de los

en los próximos meses.

niveles según Munsell Colors (Munsell Colors, 1980).

6. Conclusión.

Un ejemplo de ello es afirmar que el Cono 2 de la

El inicio del estudio sedimentológico de la cue-

Sala de las Chimeneas contiene estratos del

va de Maltravieso está permitiendo un conocimien-

Pleistoceno Medio, dada la clasificación del rojo in-

to paulatino del funcionamiento de la cavidad. Sin

tenso de uno de los niveles.

embargo, la complejidad que presenta, como se

5. Análisis de laboratorio del muestreo de la

puede observar, es muy alta.

cueva de Maltravieso.

A la hora de hacer frente a un proyecto nue-

Para conocer el funcionamiento de los depó-

vo, hay algunas cuestiones que sólo pueden re-

sitos de la cueva de Maltravieso se ha puesto en

solverse con el avance de las intervenciones. Es-

marcha una estrategia de muestreo y análisis, por

tas cuestiones son, entre otras, aquellas relacio-

un lado, granulométrico y, por otro, micromor-

nadas con los cortes estratigráficos y al tipo de

fológico.

contacto entre las facies, dado que si no se cuenta

Los análisis granulométricos consisten en

con una secuencia completa, la información que se

medir el tamaño de los granos y conocer la fre-

puede obtener es aproximada, y sólo de aquellos

cuencia estadística de los diferentes tamaños que

niveles que han quedado a la vista.

constituyen la formación geológica (Miskovsky,

En el caso de la Sala de los Huesos, a parte

1987). El muestreo se ha realizado sobre el perfil

de la excavación, la información principal la ofre-

de 3 de los depósitos de la cueva.

ce el camino artificial de acceso por la cavidad

La realización de estos análisis granulomé-

que se realizara en 1960, el cual dejó al descu-

tricos permiten conocer, de manera somera, ese

bierto un corte estratigráfico parcial. Sin embar-

contexto deposicional y de transporte y orientar-

go, en relación a la disolución de la diaclasa cen-

nos para la localización del área fuente, pero dado

tral, además de los datos del camino, no conta-

que la muestra se toma disgregada, este tipo de

mos aún con ninguna excavación ni sondeo que

estudios no ofrece mucho más, y hoy por hoy, cada

puede ofrecernos los límites del depósito. Res-

vez están siendo menos utilizados. A pesar de ello,

pecto a la Sala de las Chimeneas, se realizó un

los resultados esperados permitirán detectar esa

sondeo sobre el Cono 2, que permitió obtener

área fuente de los depósitos y completar el resto

un corte estratigráfico de 2,5 metros; sin embar-

de análisis iniciados.

go el Cono 1, sólo cuenta con el avance de la excavación y un pequeño sondeo lateral poco

La micromorfología de suelos, por su parte,

profundo, que dio información de las facies

consiste en la identificación de las características

distales del Cono 1.

pedológicas con la ayuda de técnicas microscópicas, para comprender la génesis del suelo, la re-

No obstante, en breve, cuando los estudios

constitución de su historia y precisar su funciona-

se hayan completado, podremos obtener datos

miento. Además, la aplicación de estas técnicas a

determinantes de los procesos deposicionales y

contextos arqueológicos permite reconocer e iden-

postdeposicionales que afectaron a los depósitos

tificar la actividad humana (Miskovsky, 1987). El

de la cueva. Finalmente hay que decir que, junto

muestreo consiste en la extracción de bloques de

con los nuevos proyectos de dataciones y topogra-

sedimento que luego se impregnan de resinas sin-

fiado de las planchas estalagmíticas, todo ello nos

téticas, y finalmente se cortan y pulen para la crea-

irá aproximando, poco a poco, al conocimiento del

ción de láminas delgadas. La estrategia de

funcionamiento de la cueva. 151


Eva Mancha Flores, Antoni Canals i Salomó

rís, Association pour l’Étude de l’Environnement

7. Bibliografía.

Géologique de la Préhistoire.

BOSCHMANN, H. (1956): Estratigrafía y tectónica de la Extremadura Central en la región de Cáceres y Este

MUNSELL COLOR CO. (1980): Munsell Soil Color

de la Sierra de San Pedro (España), Tesis Doctoral

Charts. Baltimore, MD.

(inédita), Universidad de Münster.

REBOLLADA CASADO, E. y FERNÁNDEZ AMO, F.J.

CAMACHO, A.G. et al., (2002): "Investigación

(2001): Maltravieso 2001. Estudio Geológico. Pu-

gravimétrica para el estudio arqueológico en la

blicaciones realizadas por Asociados de la AGEX

cueva de Maltravieso (Cáceres)", 3ª Asamblea His-

(Asociación Geológica de Extremadura, en línea:

pano-Portuguesa de Geodesia y Geofísica, 3: 1777-

http://www.agex.org/Pc001.html).

1782, Valencia.

REBOLLADA CASADO, E. y MERINO MÁRQUEZ, R.

ENCINAS GUZMÁN, M.R. (1996): Estudio de las ro-

(2003): "Actividad urbanística s.l. y riesgos

cas carbonatadas de la provincia de Cáceres y su in-

geológicos en Cáceres ciudad y su entorno", Publi-

terés técnico. Universidad de Extremadura, Cáceres.

caciones del Museo de Geología de Extremadura, 6, Mérida.

FERNÁNDEZ AMO, F.J. y REBOLLADA CASADO, E. (2003): "Modelado kárstico de la cueva de

TENA-DÁVILA RUIZ, M. y CORRETGE CASTAÑÓN, L.G.

Maltravieso", Publicaciones del Museo de Geología de

(1982): Memoria explicativa del mapa geológico de

Extremadura, 6, Mérida.

Cáceres nº 704. E. 1:50.000. Madrid. Servicio de Publicaciones del Ministerio de Industria y Ener-

MISKOVSKY, J.C. (dir) (1987): Géologie de la

gía.

Préhistoire: Méthodes, Techniques, Applications. Pa-

152


Una aproximación zooarqueológica al yacimiento de la cueva de Maltravieso Antonio J. Rodríguez-Hidalgo, Laura Muñoz Encinar Equipo de Investigación Primeros Pobladores de Extremadura Antoni Canals i Salomó Área de Prehistoria. Universitat Rovira i Virgili. Tarragona

expone el estado actual de la investigación zooar-

Resumen

queológica de dichos restos.

A través de los restos paleontológicos recuperados en la cueva de Maltravieso por el Equipo

La cueva de Maltravieso es conocida, princi-

Primeros Pobladores de Extremadura se procede

palmente, por contener uno de los conjuntos ar-

a realizar un estudio zooarqueológico que aporta

tísticos pleistocenos más importantes fuera del

nuevos datos sobre la formación de los distintos

área franco-cantábrica, aunque el descubrimiento

depósitos del interior de la cavidad. Dichos depó-

de la cavidad también aportó otros restos, como

sitos pertenecen al Pleistoceno y rellenan las par-

cerámicas, enterramientos post-paleolíticos y algu-

tes conocidas como, Sala de los Huesos y Sala de

nas decenas de restos paleontológicos.

las Chimeneas. En este trabajo se analizan 556

Dentro de esa pequeña colección de restos

restos faunísticos asociados a industria lítica, co-

faunísticos, los trabajos de una colaboración con

rrespondientes a las campañas de excavación

Hernández-Pacheco y Miquel Crusafont identifican

2002, 2003, 2004 y 2005.

una serie de restos fosilizados. Publicados en 1958

Como consecuencia del bajo número de res-

estos fósiles son adscritos al Pleistoceno Superior,

tos, aún no se han podido inferir todos los proce-

encontrándose los siguientes taxones: Ursus arctos

sos que afectan a la formación del yacimiento.

L., Canis Lupus L., Crocuta spelaea L., Sus scrofa L.,

Como conclusiones preliminares destacamos un

Cervus elaphus L., Bovidae., Rhinoceros etruscus Falc.

origen diferente para la acumulación de cada uno

y Equus caballus L. (Callejo, 1958).

de las salas. En ambos el mismo está relacionado

Actualmente sólo se conservan 45 fragmen-

con la acción de carnívoros si bien este dato está

tos de restos paleontológicos de entre los restos

más contrastado en la Sala de los Huesos. La in-

originales, 28 de ellos pertenecientes a fauna

tervención de los homínidos aparece también en

cuaternaria, todos depositados en el Museo de

los dos yacimientos con un bajo índice de actua-

Cáceres.

ción. Tomamos, por tanto con precaución estas

En el año 2001, el Equipo de Investigación

conclusiones ya que pensamos que es necesario

Primeros Pobladores de Extremadura incluyó la

el avance de los trabajos de excavación para po-

cavidad dentro de su programa de investigación.

der extraer conclusiones más firmes sobre este

Durante las primeras campañas se procedió a reti-

tema.

rar varias toneladas de sedimentos removidos y

1. Introducción.

cascotes procedentes de una trinchera practicada

El objetivo principal de este trabajo es pre-

dentro de la cueva en los años 60. Como conse-

sentar, en la conmemoración del cincuenta aniver-

cuencia de la retirada de sedimentos se recuperó

sario del descubrimiento del Arte Paleolítico de la

una sala oculta bajo los escombros que ha sido

cueva de Maltravieso una de las líneas de investi-

denominada Sala de los Huesos por su especial

gación que el Equipo Primeros Pobladores de

riqueza en restos paleontológicos. También pudi-

Extremadura está desarrollando en la actualidad.

mos observar la gran riqueza fosilífera de la cavi-

Esta línea de estudios paleoecológicos del Com-

dad en los perfiles de la trinchera practicada en los

plejo Cacereño incluye estudios arqueobotánicos,

60 y se recuperó un conjunto paleontológico de

paleontológicos y zooarqueológicos, principalmen-

gran valor aunque fuera de contexto estratigráfico.

te. En este artículo se presentan datos referentes

Sobre este primer conjunto de fósiles se rea-

a la fauna de macromamíferos de Maltravieso y se

lizó un estudio taxonómico y biocronológico que 153


Antonio J. Rodríguez-Hidalgo, Laura Muñoz Encinar, Antoni Canals i Salomó

puso de manifiesto la edad relativa del conjunto

zonas de la cavidad. Los sondeos practicados en

de la cueva de Maltravieso. A nivel taxonómico se

la Sala de los Huesos y en la Sala de las Chime-

identificó: Ursus arctos/spelaus, Crocuta spelaea,

neas resultan positivos. Los sedimentos contenían

Lynx pardina, Sus scrofa, Dama dama cf. clactoniana,

restos paleontológicos en estratigrafía y en ningu-

Equus cf. Asinus y Equus cf. ferus (Canals et al.,

na de las dos salas se encontraban alterados por

2003) dando una edad relativa entre 350 ka y 120

procesos actuales o subactuales. De esta forma

ka B.P. entre los estadios isotópicos 6-10 (OIS 6-

se puso en marcha un plan de actuación para la

10) lo que sitúa los depósitos de la cavidad, al

excavación en extensión de dichas salas.

menos los afectados por la trinchera, en la segun-

El material faunístico en posición estratigráfica

da mitad del Pleistoceno Medio. Además, se han

que analizamos en este trabajo, ha sido recupera-

identificado otros restos pertenecientes a Cervus

do en dichas excavaciones durante los años 2002,

elaphus, Panthera leo, Leporidae, Rhinocerontidae

2003, 2004 y 2005.

y restos de avifauna.

Debido a que los depósitos que rellenan cada

En la actualidad el volumen de materiales fó-

una de estas salas son independientes, tratamos

siles removidos, recuperados por Primeros Pobla-

el estudio de los materiales de forma separada

dores, asciende a 626 restos la gran mayoría de-

como si de dos yacimientos se tratase.

positados en el Museo de Cáceres. A éstos hay

La identificación anatómica y taxonómica ha

que añadir la recuperación, mediante el lavado sis-

sido realizada dentro de la clasificación linneana

temático de todo el sedimento extraído de la ca-

clásica utilizando la colección de referencia del Equi-

vidad, de una gran cantidad de restos de micro-

po Primeros Pobladores de Extremadura y la del

vertebrados entre los que se han identificado an-

Área de Prehistoria de la Universidad Rovira i Virgili.

fibios, reptiles, roedores, insectívoros y quirópte-

Se han utilizado una serie de atlas osteológicos y

ros.

de anatomía comparada de faunas actuales y

A partir de este momento, y debido a los re-

pleistocenas (Pales et Lamber, 1971, Barone, 1980,

sultados obtenidos, se decide intervenir en varias

Simon Hillson, 1992, Schmid, 1985).

Figura 1. Tabla de pesos estimados para los mamíferos de la cueva de Maltravieso (según, J. Rodríguez, 1997).

154


Una aproximación zooarqueológica al yacimiento de la cueva de Maltravieso

En cuanto a la clasificación de los restos por

Adultos: dentición definitiva con diferente gra-

tallas de peso (Fig. 1), hemos tomado como refe-

do de desgaste. Epifisación total. Esqueleto mine-

rencia para determinar los distintos pesos de los

ralizado de aspecto robusto en las corticales de

taxones identificados el estudio de J. Rodríguez

los huesos.

(1997) sobres los mamíferos del Pleistoceno de la

Seniles: dentición con alto grado de desgaste.

Sierra de Atapuerca. En el caso de no poder iden-

En ocasiones se definen por la presencia de patolo-

tificar los restos taxonómicamente se ha procedi-

gías como artritis o artrosis en articulaciones pero

do a su clasificación por tallas, siempre que ha sido

no es el caso para los restos de Maltravieso.

posible (Huguet, 1997, Huguet et al., 1999, Rosell,

Los

2001, Cáceres, 2002). Para el estudio zooarqueológico de la Cueva de Maltravieso hemos op-

encuentran en el interior de los huesos largos. Del

para animales entre 300 y 600 kilos representada

mismo modo toda una serie de procesos fosil-

por équidos y grandes bóvidos adultos, talla me-

diagenéticos que intervienen en la formación de

diana para animales de entre 300 y 150 kilos, recérvidos

adultos,

tanto

las partes más ricas en nutrientes y grasas que se

cuatro categorías de tallas de peso. Talla grande

por

bioestratinómicos,

do de fragmentación en los huesos para acceder a

tado por clasificar los restos no identificados en

presentada

agentes

homínidos como carnívoros, producen un alto gra-

los yacimientos, aumentan el grado de fragmenta-

équidos

ción de los restos.

inmaduros y grandes bóvidos inmaduros, talla pequeña, entre 150 y 10 kilos, representada por

Para incluir estos fragmentos en el análisis

cérvidos inmaduros y todos los carnívoros identifi-

general, hemos optado por integrarlos dentro de

cados y talla muy pequeña para animales de me-

las categorías utilizadas por Marean y Kim (1998),

nos de 10 kilos, básicamente representados por

Bartram y Marean (1999) y Outram (2001). Siguien-

los lepóridos.

do estos criterios hemos establecido las siguientes categorías atendiendo a la morfología general

Para determinar las edades de muerte de los

de los huesos (Huguet et al., 1999, Rosell, 2001,

animales hemos utilizado, siempre que ha sido po-

Cáceres, 2002): huesos largos, huesos planos y

sible, fenómenos ontogénicos relacionados con la

huesos irregulares.

epifisación, mineralización de los huesos y grado de erupción y desgaste dental. Como criterio hemos

Como consecuencia del alto grado de frag-

seguido las tablas de diferentes autores (Barone,

mentación que en ocasiones presentan los restos,

1976, Hillson, 1990, Chaix et Mèniel, 2001, 2005).

hemos decidido utilizar para su estudio y clasificación la metodología desarrollada por el laboratorio

Principalmente se ha utilizado la observación

de Zooarqueología y Tafonomía del Área de Pre-

sobre dos de los fenómenos ontogénicos que defi-

historia de la Universidad Rovira i Virgili, utilizando

nen el crecimiento de los mamíferos: el nivel de

herramientas conceptuales como porción, zona y

epifisación y osificación del esqueleto y el grado

cara que nos permiten realizar recuentos de Nú-

de erupción y desgaste de la dentición decidual y

mero Mínimo de Elementos (MNE) y Número Míni-

permanente. Debemos

tener

en

cuenta

que

mo de Individuos (NMI), (Brain, 1981, Lyman, 1994).

estos

2. Sala de los Huesos.

parámetros están realizados mediante la comparación con especies domésticas o salvajes actua-

En la Sala de los Huesos han sido recupera-

les y que la extrapolación de los mismos a las

dos hasta la actualidad un total de 273 (NR) res-

faunas del Pleistoceno debe tomarse con cautela.

tos en posición estratigráfica, todos pertenecientes a un único nivel arqueológico que se encuen-

Atendiendo al grado de epifisación y osifica-

tra entre dos planchas estalagmíticas. Estas plan-

ción (Barone, 1976) del esqueleto así como al gra-

chas han sido datadas radiométricamente mediante

do de desarrollo y desgaste de la dentición hemos

series de Uranio arrojando unas edades de 180

establecido para los restos de la cueva de

ka B.P. para la plancha inferior y 117 ka B.P. para la

Maltravieso tres grandes categorías: inmaduros,

superior (Fig. 2). En este nivel la fauna se encuen-

adultos y seniles.

tra asociada a industria lítica del Modo 3 (Fig. 3).

Inmaduros: presencia de dentición decidual o

Del total de restos recuperados (NR 273) han

definitiva sin desgaste. Esqueleto sin epifisar o

sido determinados 256 lo que supone un 94% de

epifisación débil. Huesos poco mineralizados y con

la muestra.

aspecto esponjoso. 155


Antonio J. Rodríguez-Hidalgo, Laura Muñoz Encinar, Antoni Canals i Salomó

Figura 2. Estratigrafía de la Sala de los Huesos (Cueva de Maltravieso).

A nivel taxonómico lo más significativo de la

El taxón más representado es el de los

Sala de los Huesos es la gran variabilidad intra-

lepóridos con 71(NR) de los 273 restos, seguido

específica. Hemos identificado équidos de tipo

de los cérvidos (NR 21), équidos (NR 17) y hiénidos

stenoniano y caballino, Dama dama clactoniana,

(NR 14).

Cervus elaphus, Bos/Bison, Sus scrofa, Ursus arctos/

En relación a la clasificación de los restos por

spleaus, Crocuta crocuta, Canis lupus, Vulpes vulpes,

tallas de peso apreciamos un equilibrio entre las

Leporidae indet. y Quelonia indet. (Fig. 4).

tallas medias, pequeñas y muy pequeñas mientras

La fauna se completa con una gran cantidad

que son los animales de talla grande los que cuen-

de restos de micro-vertebrados: reptiles, anfibios,

tan con una menor representación.

roedores, insectívoros y quirópteros que no trata-

La mayoría de los restos de talla media co-

remos en este trabajo.

rresponden a los cérvidos, mientras que las tallas 156


Una aproximaci贸n zooarqueol贸gica al yacimiento de la cueva de Maltravieso

Figura 3. BN1GE sobre canto de cuarzo. Sala de los Huesos (Cueva de Maltravieso).

Figura 4. Gr谩fico de los taxones representados. Sala de los Huesos (Cueva de Maltravieso).

157


Antonio J. Rodríguez-Hidalgo, Laura Muñoz Encinar, Antoni Canals i Salomó

pequeñas están representadas por herbívoros

dos son los leporinos una vez más. Se da una

inmaduros, pero sobre todo por carnívoros. La ta-

mayor abundancia de individuos adultos, tanto

lla muy pequeña la forman los lepóridos casi en

entre los herbívoros como entre los carnívoros,

exclusiva.

si bien en los dos grupos los inmaduros se ven representados. Además están presentes los se-

En la distribución por partes anatómicas (Fig.

niles en el caso de los carnívoros identificados a

5) sobresalen los huesos largos sobre los de-

través de dientes con un alto grado de desgaste

más. Considerando que los leporinos pueden

(Fig. 6).

estar incluidos en el registro de forma natural se aprecia un mayor equilibrio entre huesos largos

3. Sala de las Chimeneas.

y dientes, si retiramos a los lagomorfos de la

En la Sala de las Chimeneas han sido recupe-

muestra, aunque siguen siendo los huesos lar-

rados un total de 273 (NR) restos en estratigrafía

gos los más representados. Las zonas más re-

en un único nivel con industria lítica, si bien no con-

presentadas en los macromamíferos correspon-

tamos con dataciones absolutas para este regis-

den al esqueleto craneal.

tro. Llamamos la atención sobre la posibilidad de

A través del número de restos NR, hemos

que los restos de esta sala no se encuentren den-

determinado un NME que nos permiten inferir el

tro de las cronologías establecidas por el estudio

NMI así como sus edades. Los más representa-

biocronológico de los restos paleontológicos removidos puesto que esta sala no había sido afectada por la trinchera, principal fuente de restos descontextualizados. Aún así el estado de fosilización de los mismos nos permite asegurar que se trata de restos pertenecientes a alguna etapa del Pleistoceno. Del total de restos recuperados han sido determinados 252 (NR) lo que supone un 92% de la muestra. A nivel taxonómico contamos con herbívoros, carnívoros y lagomorfos principalmente. Los lagomorfos, son el taxón más abundante hasta el momento en la Sala de las Chimeneas con un total de 143 (NR) de los 273 totales, lo que representa un 52% del registro.

Figura 5. Partes anatómicas representadas. Sala de los Huesos (Cueva de Maltravieso).

Figura 6. NR, NME, NMI y distribución de los mismos por edades. Sala de los Huesos (Cueva de Maltravieso).

158


Una aproximación zooarqueológica al yacimiento de la cueva de Maltravieso

A nivel específico se puede afirmar que conta-

pequeñas (Tmp >10Kg.) que coincide plenamente

mos en la Sala de las Chimeneas con dos tipos de

con los lepóridos ya que se encuentran represen-

caballos pleistocénicos (NR 17), por un lado, los

tados por un NR de 143 y son 145 los restos atri-

caballos de tipo stenoniano (Equus cf. asinus), de

buidos a la talla que corresponde a estos.

talla pequeña representados en la actualidad por

En cuanto a los restos de macromamíferos lo

asnos y cebras. De otro lado, encontramos los ca-

primero que advertimos es un aparente equilibrio

ballos de talla grande (Equus ferus) que son los

entre las tres tallas de peso definidas con un lige-

dominantes en el Pleistoceno (Azzaroli, 1995, 1999,

ro predominio de las tallas medias. Le siguen los

Alberdi et al., 1995b). Los artiodáctilos aparecen

restos de talla pequeña con un 12%, representa-

de forma testimonial en la Sala de las Chimeneas.

dos por los linces y los inmaduros de herbívoros.

Los cérvidos (NR 4), que en la Cueva de Maltravieso

Por último, observamos que los restos de talla

pertenecen por el momento a las especies Cervus

grande representan un 11% del total (Fig. 8).

elaphus y Dama dama cf. clactoniana (Canals et al.,

En cuanto a las partes anatómicas represen-

2003), no son representativos numéricamente.

tadas en el conjunto general de la Sala de las Chi-

Entre los artiodáctilos aparecen de forma testimo-

meneas encontramos una mayor representación

nial los grandes bóvidos con un único resto (NR 1)

de los huesos largos seguida de los planos, lo que

sin que podamos afirmar si pertenece a Bos o Bison

nos indica un predominio de los esqueletos

ya que la diferenciación de estas dos especies, tí-

apendiculares sobre los axiales, aunque una vez

picas del Pleistoceno europeo, se supedita a unas

más los lepóridos distorsionan la muestra puesto

cuantas características muy concretas localizadas

que los huesos largos de éstos (NR 96), son la gran

en partes anatómicas que no encontramos repre-

mayoría del total (NR 116).

sentadas en el registro por el momento. La muestra se ve completada con los carnívoros entre los

Los coxales son los más representados entre

que la especie Lynx pardina (NR 6) es el único re-

los huesos planos de lepóridos mientras que cos-

presentante determinado. A nivel taxonómico la

tillas y vértebras son los más abundantes entre

muestra se completa con algunos restos de ave

las tallas medias y grandes.

(NR 2) y restos de microfauna, que en la actuali-

El cálculo del (MNE) nos permite tener una vi-

dad se encuentran en fase de estudio (Fig. 7).

sión más completa de las partes representadas y

La clasificación de los restos por tallas de peso

nos permite inferir el (NMI) de la muestra. A partir

en relación directa con los taxones representados

de estos datos reconstruimos los grupos de eda-

nos muestra un claro dominio de las tallas muy

des representadas (Fig. 9).

Figura 7. Gráfico de los taxones representados. Sala de las Chimeneas (Cueva de Maltravieso).

159


Antonio J. Rodríguez-Hidalgo, Laura Muñoz Encinar, Antoni Canals i Salomó

Figura 8. Gráfico de distribución por tallas de peso. Sala de las Chimeneas (Cueva de Maltravieso).

Figura 9. NR, NME, NMI y distribución de los mismos por edades. Sala de las Chimeneas (Cueva de Maltravieso).

Los individuos adultos son los más abundan-

de registro arqueológico que nos permita en el fu-

tes para la Sala de las Chimeneas. Los seniles no

turo continuar con la línea de investigación pre-

están representados y los inmaduros son escasos

sentada en este trabajo. Por ello, debemos tomar

ya que sólo encontramos un équido a través de

con cautela los resultados obtenidos en este tra-

varias piezas dentarias deciduales.

bajo ya que tal y como hemos indicado, se trata de un análisis preliminar que tan sólo pretende ofre-

4. Conclusiones.

cer un estado de la cuestión sobre los trabajos

La muestra con la que contamos en la actua-

actuales en el yacimiento.

lidad tanto para la Sala de las Chimeneas como

El origen de los dos conjuntos fósiles (Sala de

para la Sala de los Huesos no es suficiente para

las Chimeneas y Sala de los Huesos) no parece por

realizar una valoración de la posible formación u

el momento ser el mismo en cuanto a los datos ob-

origen (diagenético o cinegético, natural o

tenidos del análisis zooarqueológico. La proporción

antrópico) de los yacimientos. Se hace necesaria,

entre carnívoros y herbívoros es diferente en cada

por tanto, la recuperación de una mayor cantidad 160


Una aproximación zooarqueológica al yacimiento de la cueva de Maltravieso

Figura 10. Maxilar de Crocuta crocuta. Individuo inmaduro con dentición decidual y P4 emergente. Sala de los Huesos (Cueva de Maltravieso).

sala. En la Sala de las Chimeneas predominan los

El análisis de la distribución espacial de los

herbívoros mientras que en la Sala de los Huesos

restos no aporta por el momento ningún dato que

sobre todo encontramos una mayor diversidad de

permita establecer que la cavidad funcione como

carnívoros. Los grupos por edades son también más

una trampa natural (no existe conexión o semico-

variados en la Sala de los Huesos que en las Chi-

nexión anatómica en los macro-restos), ni se ha

meneas, donde apenas encontramos individuos

observado que los restos estén distribuidos de una

seniles. En cuanto a las partes anatómicas repre-

forma organizada.

sentadas, se da una distribución similar en ambos

Encontramos evidencias tafonómicas que nos

conjuntos, aunque costillas y vértebras aparecen

permiten ver la intervención de carnívoros a tra-

más representadas en la Sala de las Chimeneas.

vés de marcas de dientes y de homínidos por las

Llamamos la atención sobre la gran cantidad

marcas de corte sobre el registro. La acción de

de lepóridos que encontramos en las dos salas.

los primeros es mayoritaria sobre los segundos,

Su acumulación podría estar justificada, bien por

aunque podemos afirmar con seguridad que los

intrusión de los mismos de forma natural en los

dos agentes han intervenido sobre los restos

yacimientos, bien por haber sido aportados por

óseos. El estudio tafonómico se incluye en otro

depredadores, humanos o animales. Por el momen-

trabajo presentado en este mismo volumen (Mu-

to, y hasta realizar un análisis tafonómico más pro-

ñoz, L. et al.).

fundo, no podemos aportar datos sobre el origen

En cuanto a la Sala de los Huesos, lo que más

de la acumulación de estos micromamíferos.

llama la atención es la gran variabilidad de taxones

La Sala de las Chimeneas contiene un regis-

representados. Los carnívoros destacan entre és-

tro demasiado pobre en la actualidad como para

tos, sobre todo las hienas (Crocuta crocuta), pero

poder extraer conclusiones sobre el origen de la

también aparecen cánidos y úrsidos. Entre estas

acumulación. Por otra parte, no contamos con nin-

especies se han documentado tradicionalmente

guna datación absoluta que pueda orientarnos

hábitos cavernícolas. Como consecuencia de es-

sobre la cronología de los niveles excavados has-

tos hábitos, en ocasiones, los individuos mueren

ta el momento en esta sala.

en el interior de las cuevas que ocupan como 161


Antonio J. Rodríguez-Hidalgo, Laura Muñoz Encinar, Antoni Canals i Salomó

cubiles de cría (Fig. 10), caso de las hienas o para

dio, presentes en el Complejo Cacereño, intervi-

invernar en el caso de los osos.

nieron aunque de forma menor, en el registro de la Sala de los Huesos, sin que por el momento

Las hienas transportan grandes cantidades

podamos definir el tipo de acceso (primario o se-

de huesos para alimentar a sus cachorros al inte-

cundario) de los mismos a los animales acumula-

rior de los cubiles generando un tipo de registro

dos.

muy característico en su composición (Klein, 1984, Marean, 1991, 1994). El alto grado de fragmenta-

Agradecimientos.

ción de los restos, las marcas de dientes, la pre-

A todas las personas que han trabajado en la

sencia de carnívoros, además de herbívoros en el

cueva de Maltravieso dentro de las campañas de

registro y los restos de las propias hienas, son al-

excavación organizadas por el Equipo Primeros

gunas de estas características. Por otro lado, la

Pobladores de Extremadura.

diversidad en cuanto a las edades representadas

Damos las gracias a los miembros del IPHES

es notable. Unido a la existencia de otro tipo de

(en especial UCO de fauna) y del Área de Prehisto-

registros como los coprolitos, nos decantamos ha-

ria de la Universidad Rovira i Virgili por su apoyo en

cia una hipótesis de trabajo en la que, las hienas,

este y otros muchos trabajos desarrollados y por

son el principal agente acumulador de la Sala de

desarrollar. En especial a Ruth Blasco, Jordi Rosell

los Huesos.

y Palmira Saladié por sus apuntes y correcciones.

Aún así, la presencia de homínidos en esta

Los trabajos de campo y el proyecto de investiga-

sala está confirmada por un conjunto de indus-

ción Primeros Pobladores de Extremadura

tria lítica de Modo 3. Otros indicios tafonómicos

(2PR03B010) han sido financiados por la Dirección

analizados en el siguiente trabajo, nos permiten

General de Investigación, Desarrollo tecnológico e

asegurar que los homínidos del Pleistoceno Me-

Innovación, Junta de Extremadura.

162


Una aproximación zooarqueológica al yacimiento de la cueva de Maltravieso

los restos óseos de macromamíferos de la unidad GII de Galería (Sierra de Atapuerca)", en, Carbonell,

5. Bibliografía. ALBERDI, M.P. et al. (1995b): "Patterns of body size

E., Rosas, A. y Díez, J.C. (ed), Atapuerca: Ocupaciones Humanas y Paleoecología del Yacimiento de Gale-

changes in fossil and living Equini (Perissodactyla)", Biological Journal of the Linnean Society, 54: 349-370.

ría. Zamora, Junta de Castilla y León. Consejería

AZZAROLI, A. (1995): "A sypnosis of the Quaternary

de Educación y Cultura. Memorias, 7: 245-264.

species of Equus in North America", Bolletino della Scieta Paleontologica italiana, 34: 205-221.

KLEIN, R.G. y CRUZ-URIBE, K. (1984): The Analysis of Animal Bones from Archaeological Sites. Chicago:

AZZAROLI, A. (1999): Coments on "Equus species

University of Chicago Press.

as stratigraphics markers: rality or wishful thinking?", Quaternaty Science Reviews, 18: 1-24.

LYMAN, R.L. (1994): Vertebrate Taphonomy. Cambrigde Manuals in Archaeology. Cambrigde

Barone, R. (1980): Anatomia comparata dei Mammiferi domestici. Vigot, Paris.

University Press. Cambrigde. LYMAN, R.L. y FOX, G.L. (1989): "A critical evaluation

BARTRAM, L.E. y MAREAN, C.W. (1999): "Explaining

of bone weathering as an indication of bone

the "Klasies Pattern": Kua Ethnoarchaeology, Die Kelders Middle Stone Archaeofauna, Long Bone

assemblage formation", Journal of Archaeological Science, 16: 293-317.

Fragmentation and Carnivore Ravaging", Journal of Archaeological Science, 26: 929.

MAREAN, C.W. y SPENCER, L.M. (1991): "Impact of carnivore ravaging on zoological measures of

CÁCERES, I. (2002): Tafonomía de yacimientos

element abundance", American Antiquity, 56: 645-

antrópicos en Karst. Complejo Galería (Sierra de Atapuerca, Burgos), Vanguard Cave (Gibraltar) y Abric

658.

Romaní (Capellades, Barcelona). Departamento de Historia y Geografía, Universidad Rovira i Virgili

MAREAN, C.W. y BERTINO, L. (1994): "Intrasite

Tarragona. Tesis Doctoral. Inédita.

secondary carnivore consumers", American

CALLEJO, C. (1958): La cueva prehistórica de

Antiquity, 59: 748-768.

Maltravieso, junto a Cáceres. Publicaciones de la Biblioteca Pública de la ciudad de Cáceres, Cáceres.

MAREAN y KIM (1998): "Mousterian large-mammals

CANALS, A., van der MADE, J., SAUCEDA, I. y

for Neanderthals and early Moderns Humans",

CARBONELL E. (2003): "El conjunto paleontológico de la cueva de Maltravieso (Cáceres)", en, Flor, G.,

Current Anthropology, 39 (Supplement): 79-113.

(ed), XI Reunión Nacional de Cuaternario. Consejería de Cultura, Principado de Asturias - Concejo de

mammiferes du Quaternarie. CNRS, Paris.

spatial analysis of bone: Subtracting the effect of

remains from Khobe Cave. Behavioral implications

PALES y LAMBER (1971): Atlas osteologique des RODRÍGUEZ, J. (1997): Análisis de la estructura de

Candamo - Cajastur - Aequa. Oviedo. 313-320.

las comunidades de mamíferos del Pleistoceno de la

CHAIX, L. y MÉNIEL, P. (2005): Manual de arqueozoología. Ariel. Prehistoria.

Sierra de Atapuerca. Revisión de metodologías. Dpto. Biología. Madrid, Universidad Autónoma.

HILLSON, S. (1992): Manual bones and teeth. An introductory guide to methods and identification.

ROSELL, J. (2001): Patrons d´aprofitament de les

University College of London. Institute of Archaeology Publications.

(Sierra de Atapuerca, Burgos) i superior (Abric Romaní,

biomasses animals durant el Pleistocé inferior i mig Barcelona). Tesis doctoral, Universitat Rovira i Virgili

HUGUET, R. (1997): Estudi Zooarqueològic de la Unitat

(Dept, Historia i Geografía). Inédita.

GII del Complex Galería (Sierra de Atapuerca, Burgos). Dpt. d’Història i Geografia. Tarragona, Universitat Rovira

SCHMID, E. (1972): Atlas of Animal Bones. For Prehistorians, Archaeologists and Quaternary

i Virgili. Tesis de licenciatura inédita.

Geologists. Elsevier Publishing Company. Londres.

HUGUET, R., CÁCERES, I., DÍEZ, J.C. y ROSELL, J. (1999): "Estudio tafonómico y zooarqueológico de

163


164


Estudio tafonómico de los restos faunísticos de la cueva de Maltravieso Laura Muñoz Encinar, Antonio J. Rodríguez-Hidalgo Equipo de Investigación Primeros Pobladores de Extremadura Antoni Canals i Salomó Área de Prehistoria. Universitat Rovira i Virgili. Tarragona

La tafonomía es la disciplina científica que es-

Resumen

tudia los procesos de fosilización y la formación de

La intervención arqueológica realizada en la

los yacimientos. Sus objetivos son identificar el

cueva de Maltravieso por el Equipo Primeros Pobla-

agente que produce las alteraciones observadas

dores de Extremadura tiene como resultado la iden-

en los fósiles, conocer cuál es el origen de las acu-

tificación de distintos depósitos fosilíferos bien con-

mulaciones y la formación de los yacimientos y es-

servados que nos ha permitido recuperar un rico

tablecer el proceso o secuencia de formación del

conjunto faunístico excavado hasta hoy en la Sala

mismo. Por ello la tafonomía estudia los procesos

de los Huesos y la Sala de las Chimeneas. En el

a los que está sometido un organismo desde su

presente artículo presentamos los resultados preli-

muerte hasta su descubrimiento como fósil (Efre-

minares del estudio tafonómico realizado sobre di-

mov, 1953).

cha colección. Mediante la identificación, análisis e

Poder reconocer los procesos tafonómicos

interpretación de las distintas alteraciones

conduce a una mejor comprensión de los agentes

tafonómicas apreciadas en los fósiles se procede a

que intervinieron en la formación de los conjuntos

identificar los agentes acumuladores responsables

óseos (Lyman, 1994).

de la formación de las distintas salas del yacimiento. En ambas salas hemos podido documentar la

La tafonomía permite, entre otros aspectos,

presencia y actuación de carnívoros mediante la

acercarnos a las pautas conductuales de los

identificación de mordeduras. En cuanto a la inter-

homínidos arcaicos, y a la identificación de las es-

vención antrópica hemos identificado en ambos de-

trategias de subsistencia (caza o carroñeo), la de-

pósitos marcas de corte. Además, se han caracteri-

terminación de modelos de aprovechamiento, el

zado numerosas alteraciones tafonómicas que nos

reconocimiento de usos diferenciados del espacio

han permitido obtener un acercamiento a las condi-

y el reconocimiento de otros agentes como los car-

ciones ambientales que se dieron en la cueva du-

nívoros y su relación con los homínidos. Con este

rante el proceso de fosilización de los restos.

tipo de análisis se pretende establecer el grado de complejidad de los homínidos y las posibles re-

1. Introducción.

laciones socio-culturales y económicas en épocas

Este trabajo se engloba dentro de la línea de

prehistóricas. Además, caracterizaremos todas las

estudios paleoecológicos del Calerizo cacereño, en

alteraciones superficiales que presentan los hue-

los que se incluyen estudios zooarqueológicos,

sos ya sean producto de los procesos de forma-

arqueobotánicos, paleontológicos y tafonómicos.

ción del yacimiento o del proceso de fosilización de

Aportamos aquí el estudio tafonómico preliminar de

los restos.

los restos faunísticos de la cueva de Maltravieso y

Conocer el papel que ha desarrollado cada

estado actual de la investigación. Presentaremos

agente bioestratinómico que ha intervenido sobre

el análisis de los materiales óseos procedentes de

el registro sirve para valorar en términos ecológicos

dos depósitos diferentes de la cavidad: Sala de las

la posible competencia establecida entre ellos y,

Chimeneas y Sala de los Huesos. Las dos salas pre-

junto a los procesos fosildiagenéticos observados,

sentan un contexto estratigráfico bien conservado.

hacer una aproximación al ambiente y a las condi-

Los materiales estudiados corresponden a las

ciones en las que se han producido tanto las acti-

excavaciones llevadas a cabo en la cueva por parte

vidades biológicas como la fosilización de los res-

del Equipo de investigación Primeros Pobladores de

tos (Huguet et al., 1999).

Extremadura durante las campañas 2002-2005. 165


Laura Muñoz Encinar, Antonio J. Rodríguez-Hidalgo, Antoni Canals i Salomó

Cada tipo de huella se caracteriza por pre-

presiones e improntas. Existen otras huellas tam-

sentar una morfología propia, si bien dependiendo

bién relacionadas con la acción de morder. Estas

del número de marcas, de su localización o de su

alteraciones están asociadas a la acción de la sali-

finalidad pueden agruparse bajo una nomenclatu-

va. La acción de lamer intensivamente provoca

ra concreta. En este trabajo hemos considerado

redondeamiento y pulido de las áreas que están

las principales huellas que podemos observar en

siendo mordisqueadas, normalmente los bordes de

los huesos según la metodología aplicada por

fractura. El mordisqueo (pitting en inglés, Binford,

Huguet et al., (1999) y Cáceres (2002). Todos los

1981) se caracteriza por presentar abundantes

fósiles incluidos en este trabajo han sido analiza-

depresiones de pequeñas dimensiones y poco pro-

dos con lupa binocular, aunque determinados ras-

fundas que aparecen en los extremos redondea-

gos, se han estudiado macroscópicamente.

dos junto con abundantes surcos transversales. En conjunto, esta alteración se relaciona con la in-

Las alteraciones producidas por homínidos

salivación, mordisqueo y erosión con la lengua so-

pueden definirse como el conjunto de las modifica-

bre una misma zona del hueso. Binford (1981) ob-

ciones que se producen durante la explotación de

serva en lobos que este tipo de alteración se da

los nutrientes contenidos en las carcasas anima-

en las áreas de confinamiento y descanso.

les y se enmarcan en lo que se denomina procesos de carnicería (Cáceres, 2002). Para Lyman

Las modificaciones de homínidos y carnívoros

(1987), los procesos de carnicería consisten en la

se producen durante la fase nutritiva, es decir, des-

reducción y modificación humana de una carcasa

de la muerte del animal hasta que han desapare-

animal en partes consumibles. Nosotros incluimos

cido todos los nutrientes de los huesos (Capaldo,

aquí las actividades que pueden identificarse a tra-

1997).

vés de las marcas de corte y las evidencias de

Hemos analizado otras alteraciones tafo-

fracturación ósea en cuanto a la obtención de los

nómicas de tipo físico-químico que nos han per-

nutrientes internos de los huesos.

mitido obtener conclusiones relacionadas con el

Las marcas de corte son estrías alargadas,

ambiente y las condiciones que se dieron durante

frecuentemente lineales, de longitud y anchura

el proceso de fosilización. Estas modificaciones han

variables, que presentan un fondo cuya sección

sido caracterizadas mediante la observación de la

transversal es en forma de "V". Dicho fondo pre-

superficie de los huesos teniendo en cuenta su dis-

senta microestrías dispuestas paralela y longi-

tribución e incidencia. Hemos observado la presen-

tudinalmente al eje del surco que se producen por

cia de raíces, fisuras, (relacionadas con cambios

las pequeñas irregularidades del filo del instrumen-

de temperatura y humedad), cambios de colora-

to. Las características microscópicas de las marcas

ción por óxido de manganeso (provocados por un

de corte han sido definidas por Shipman y Rose

ambiente de elevada humedad), redondeo, pulido

(1983) y Bromage y Boyde (1984). El conjunto de

(alteraciones derivadas de la presencia de corrien-

estas características permite la discriminación en-

tes hídricas), trampling, disolución y corrosión quí-

tre las marcas de corte y las estrías producidas

mica.

por otro agente. La situación que presentan las

2. Sala de las Chimeneas.

marcas de corte en el elemento anatómico, morfo-

En la Sala de las Chimeneas se han analizado

logía y dirección nos aportará información sobre el

un total de 137 restos. Las alteraciones

tipo de aprovechamiento (Binford, 1981).

bioestratinómicas observadas son producidas por

Los carnívoros producen mordeduras en los

homínidos y carnívoros. La intervención de los

huesos con distinta morfología en su intento de

homínidos en esta sala ha sido identificada a par-

extraer los tejidos blandos de las carcasas anima-

tir de la presencia de marcas de corte en un hueso

les y también con la intención de fracturarlos, ac-

(0,7%). En cuanto a la intervención de los carnívo-

ceder a su interior y consumir la médula ósea. Nu-

ros se han observado modificaciones en el 25,5%

merosos autores han identificado distintos tipos

de los restos. Dentro de las alteraciones

de mordeduras (Binford, 1981, Blumenschine y

fosildiagenéticas, la más abundante es la produci-

Selvaggio, 1988, 1991, Bunn, 1981, Haynes, 1980,

da por el óxido de manganeso, que afecta prácti-

1983, Maguire et al., 1980, Potts y Shipman, 1981,

camente al 46% de los huesos, seguida de los

Shipman, 1981, Stiner, 1994). En este trabajo he-

agrietamientos (32,8%). El resto de modificaciones

mos considerado que las principales huellas que

superficiales casi no superan el 5% de represen-

podemos observar en los huesos son surcos, de166


Estudio tafonómico de los restos faunísticos de la cueva de Maltravieso

tación, siendo los pulidos y el redondeamiento las

y se organizan de manera concentrada, dispues-

menos representativas sin alcanzar el 1% de hue-

tas de forma oblicua al eje longitudinal del hueso

sos afectados (Fig. 1).

(Fig. 3). Este único fragmento con marcas de corte no permite realizar un análisis exhaustivo sobre el

La presencia de marcas de corte se reduce a

modelo de explotación desarrollado por los

1 resto (0,7%). Se ha localizado en un hueso largo

homínidos para procesar y consumir los nutrientes

de talla media (Fig. 2). Las marcas de corte son

animales. Únicamente podemos relacionar las mar-

incisiones, localizadas en la diáfisis medial del hueso

cas identificadas con la extracción de carne.

Figura 1. Alteraciones tafonómicas (en porcentajes) observadas en la Sala de las Chimeneas.

Figura 2. Hueso largo de talla media con marcas de corte de la Sala de las Chimeneas.

167


Laura Muñoz Encinar, Antonio J. Rodríguez-Hidalgo, Antoni Canals i Salomó

Figura 3. Detalle de las marcas de corte.

Figura 4. Costilla de talla pequeña con mordeduras de carnívoro (surcos y depresiones) de la Sala de las Chimeneas.

Se han recuperado un total de 35 efectivos

de marcas en los extremos que presenta de bor-

que muestran modificaciones producidas por car-

des redondeados localizados. Esta alteración,

nívoros, lo que supone el 25,5% del total de res-

pitting, corresponde a la acción de la lengua y se

tos. Dichas modificaciones superficiales son

produce por una reiterada acción de mordisquear

mordeduras (surcos y depresiones) (Fig. 4), y ac-

el hueso (Binford, 1981).

ción reiterada de lamer el hueso, siendo las mar-

La alteración por pisoteo se ha identificado a

cas de dientes la evidencia más abundante (Fig.

partir de la observación de estrías dispuestas de

5). Las modificaciones producidas por carnívoros

forma aleatoria en la superficie de los fósiles que

afectan a las diferentes tallas en diferente medi-

no están asociadas a inserciones musculares y que

da. Determinados fósiles muestran una caracterís-

tampoco muestran un patrón de disposición con-

tica común que consiste en una mayor profusión

creto. Esta alteración se ha identificado en 3 hue168


Estudio tafonómico de los restos faunísticos de la cueva de Maltravieso

Figura 5. Hueso plano de talla pequeña que presenta modificaciones producidas por carnívoro (depresiones). Sala de las Chimeneas.

sos, lo que implica el 2,1% del total de restos recu-

zados. Esta modificación se caracteriza por la pre-

perados. Los fósiles alterados pertenecen a las

sencia de vermiculaciones y pequeñas perforacio-

tallas grande y mediana, en la talla grande hay 1

nes de manera concentrada o generalizada en la

resto y en la talla media 2. El hecho de que uno de

superficie ósea. Se ha identificado sobre restos

ellos también presente alteración por carnívoros,

pertenecientes a todas las tallas y los diferentes

permite sugerir que el pisoteo pudo producirse por

elementos esqueléticos, alterando a los huesos de

el tránsito de estos animales en el interior de la

todos los segmentos anatómicos. Esta alteración

cavidad durante el transcurso de su intervención.

muestra en esta sala una baja incidencia, lo que sugiere una escasa cubierta vegetal.

Se han observado agrietamientos en 45 efectivos representando el 32,8 % del total de restos.

Hemos observado redondeamiento y pulido de

Estos agrietamientos se disponen siempre de ma-

parte o toda la superficie de algunos huesos. Esta

nera longitudinal al eje mayor del fragmento, si-

alteración se ha observado en escasos fósiles. El

guiendo las líneas de colágeno del hueso. Los

redondeamiento y pulido afectan únicamente a 1

agrietamientos afectan a todas las tallas y seg-

resto respectivamente. El fósil redondeado se in-

mentos esqueléticos. Los cambios de humedad y

cluye en el grado más inicial de la alteración y no

temperatura, más que la incidencia directa de los

presenta pulido, se trata de un hueso largo de ta-

rayos del sol, parecen los responsables de estos

lla media. Los grados observados son iniciales y

agrietamientos ya que son abundantes aquellos

afectan de manera local a los fósiles, principalmente

que presentan los bordes levantados (Fernández-

a los bordes de fracturas. Esta alteración, de baja

Jalvo et al., e.p.). Se han identificado todos los gra-

incidencia, está relacionada con la acción de las

dos de alteración por agrietamientos, siendo el más

corrientes hídricas.

representado el correspondiente a los estadios

El número de restos con disolución en la Sala

iniciales de la alteración (Behrensmeyer, 1978).

de las Chimeneas solamente representa el 1,4%. Únicamente se ha identificado disolución en 2 hue-

Pensamos que la actividad química identifica-

sos de un total de 137.

da está relacionada con la acción bioquímica de las raíces de las plantas, debido al escaso número de

El 45,9% de los restos tienen la superficie

fósiles alterados. Si la alteración se debiese a la

pigmentada de coloración negra. Dicha coloración,

acidez del sedimento o a condiciones ambientales

que puede localizarse de manera concentrada o

de fosilización concretas, deberíamos hallar un

generalizada en los fósiles, se debe a la precipita-

mayor número de restos alterados. La corrosión

ción de óxido de manganeso. La alteración por man-

química superficial se ha identificado sobre 7 res-

ganeso se ha observado de manera indiscriminada

tos lo que constituye un 5,1% de los fósiles anali-

en todos los elementos esqueléticos y en todas las 169


Laura Muñoz Encinar, Antonio J. Rodríguez-Hidalgo, Antoni Canals i Salomó

tallas. No existe ninguna relación entre la longitud

3. Sala de los Huesos.

de los fragmentos y la presencia de manganeso. La

El número de efectivos analizados en esta sala

precipitación de óxido de manganeso necesita am-

es de 127. La intervención de los diferentes agen-

bientes húmedos y aeróbicos con un Ph cercano a

tes biológicos ha sido identificada a partir de la

neutro, donde pueden desarrollarse las bacterias

presencia de marcas de corte y fracturación en el

causantes de la pigmentación. Así, durante el pro-

caso de los homínidos y mediante la observación

ceso de fosilización de la Sala de las Chimeneas

de mordeduras en el caso de los carnívoros. Las

estas condiciones ambientales debieron ser ópti-

marcas de corte han sido observadas en un 2,3%

mas para que se produjera esta alteración.

del total de los restos mientras que la acción de

Figura 6. Alteraciones tafonómicas (en porcentajes) observadas en la Sala de los Huesos.

Figura 7. Hueso largo plano de talla pequeña con marcas de corte de la Sala de los Huesos.

170


Estudio tafonómico de los restos faunísticos de la cueva de Maltravieso

carnívoros ha sido identificada en el 29,1% de los

La presencia de marcas de corte en la Sala de

huesos. Desde el punto de vista postdeposicional,

los Huesos se reduce a 3 restos (2,3%). Se han loca-

la alteración más abundante es la producida por el

lizado incisiones paralelas y transversales en un fé-

manganeso, que afecta prácticamente al 75% de

mur de caballo (Fig. 9), incisiones transversales y obli-

los restos, seguida de los agrietamientos (44,1%),

cuas en un fémur de talla media (Fig. 8) e incisiones

el resto de modificaciones superficiales casi no su-

oblicuas en un hueso plano de talla pequeña (Fig. 7).

peran el 10% de representación, siendo el redon-

Las marcas de corte identificadas en los dos fémures

deamiento y el pisoteo los más cercanos al 10% y

se encuentran localizadas en las diáfisis mediales en

los pulidos los menos representativos sin alcanzar

ambos huesos, por ello podemos relacionar las mar-

el 3% de fósiles afectados (Fig. 6).

cas identificadas con la extracción de carne.

Figura 8. Fémur de talla media con marcas de corte de la Sala de los Huesos.

Figura 9. Fémur de caballo con marcas de corte de la Sala de los Huesos.

171


Laura Muñoz Encinar, Antonio J. Rodríguez-Hidalgo, Antoni Canals i Salomó

También se ha recuperado un radio de carní-

car ningún patrón de intervención que esté en relación con el tamaño de los restos.

voro de talla pequeña que presenta fracturación antrópica por flexión en fresco o peeling (White, 1992)

En el 74,8% de los restos la superficie está

(Fig. 10). Esta evidencia constata una intervención

pigmentada de coloración negra. Dicha coloración,

antrópica dirigida al aprovechamiento de los

se debe a la precipitación de óxido de manganeso.

nutrientes contenidos en el interior de los huesos.

La alteración por manganeso se ha observado de

Un total de 37 huesos presentan alteraciones

manera indistinta en todos los elementos esque-

producidas por actuación de carnívoros (Fig. 11),

léticos y en todas las tallas. No existe ninguna re-

estos huesos representan el 29,1% del total. Res-

lación entre la longitud de los fragmentos y la pre-

pecto al tipo de alteraciones producidas por carní-

sencia de manganeso. Incidimos de nuevo en que

voros se han identificado mordeduras: surcos, de-

la precipitación de óxido de manganeso necesita

presiones, improntas, fracturación por carnívoros y

ambientes húmedos y aeróbicos con un pH cerca-

acción de la saliva, siendo las mordeduras la evi-

no a neutro, dónde pueden desarrollarse las bac-

dencia mejor representada (Fig. 12). Las modifica-

terias causantes de la pigmentación. Así, durante

ciones producidas por carnívoros afectan a todas

el proceso de fosilización de la Sala de los Huesos

las tallas y elementos anatómicos. Del mismo modo

estas condiciones ambientales debieron ser ópti-

que sucedía en la Sala de las Chimeneas, determi-

mas para el desarrollo de dichas bacterias.

nados fósiles muestran pitting (Binford, 1981).

4. Síntesis interpretativa.

La alteración por pisoteo ha sido identificada

La presencia de agentes biológicos, como los

en 10 huesos, representando el 7,8% del total de

carnívoros y los homínidos, que tienden a utilizar

huesos analizados. Los elementos esqueléticos con

las cavidades como lugares de hábitat, y pueden

esta modificación pertenecen a todos los segmen-

ser grandes acumuladores de huesos, permite plan-

tos y afecta a todas las tallas. El hecho de que tres

tear diversas hipótesis sobre el origen de la acu-

huesos de los que presentan pisoteo tengan tam-

mulación. Así, podemos partir de la idea de que

bién acción de carnívoros, permite sugerir que el

alguno de estos agentes, o incluso ambos, han

pisoteo pudo producirse por el tránsito de estos

acumulado los restos de los animales. Sin embar-

animales en el interior de la cavidad durante el

go, no podemos descartar la hipótesis de la acu-

transcurso de su intervención.

mulación a partir de algún conducto que pudo fun-

Hemos observado agrietamientos en 56 res-

cionar como trampa natural, o la posibilidad de que

tos (44,1%). Estos agrietamientos se disponen siem-

el paquete sedimentario se encuentre desplazado

pre de manera longitudinal al eje mayor del frag-

desde otra parte de la cueva o desde el exterior.

mento, siguiendo las líneas de colágeno del hueso.

Para poder constatar estas hipótesis es necesario

Los agrietamientos afectan a todas las tallas y seg-

conocer cuál es el ambiente existente en esta ca-

mentos esqueléticos. Estos agrietamientos parecen

vidad durante el período cronológico que compren-

estar relacionados con cambios de humedad y tem-

de el nivel hasta ahora excavado.

peratura, ya que en numerosas ocasiones presen-

Planteamos aquí como limitación el estadio ini-

tan los bordes levantados (Fernández-Jalvo et al.,

cial del proceso de excavación de los dos depósi-

e.p.). Aunque hemos identificado todos los grados

tos objeto de estudio y en consecuencia el bajo

de esta alteración, dominan los estadios iniciales

número de efectivos aportados por las interven-

(Behrensmeyer, 1978).

ciones arqueológicas. Por ello hemos enfocado este

El número de huesos que presentan redon-

trabajo como la presentación de una nueva línea

deamientos en la Sala de los Huesos es de 14,

de investigación, dentro del Equipo de investiga-

representando el 11% del total de huesos anali-

ción "Los Primeros Pobladores de Extremadura", y

zados. Los grados observados son iniciales

la aportación de datos preliminares. Es necesaria

(Behrensmeyer, 1978) y afectan de manera local a

la continuación del trabajo de excavación y el es-

los fósiles, principalmente a los bordes de fractu-

tudio de los materiales para poder caracterizar el

ras. Esta alteración se ha observado en todas las

conjunto y poder inferir a partir de ello el modelo

tallas y segmentos esqueléticos. En cuanto a las

de ocupación y el agente acumulador de los res-

dimensiones

tos. Aún así, planteamos con los datos obtenidos

de

los

huesos

alterados

por

redondeamiento varían entre 30 y 90 cms. de lar-

de este primer trabajo de investigación distintas

go, aún así actualmente no hemos podido identifi-

hipótesis para las diferentes salas. 172


Estudio tafonómico de los restos faunísticos de la cueva de Maltravieso

Figura 10. Radio de carnívoro de talla pequeña con fracturación antrópica por flexión en fresco o peeling.

Figura 11. Metacarpo de cérvido con alteraciones producidas por carnívoro (surcos, depresiones y chupeteo)

Figura 12. Metápodo de caballo con alteraciones producidas por la actuación de carnívoros (surcos, depresiones, chupeteo y fracturación).

173


Laura Muñoz Encinar, Antonio J. Rodríguez-Hidalgo, Antoni Canals i Salomó

En la Sala de las Chimeneas, contamos con

ción de lamer y pisoteo refuerzan la evidencia de

los datos aportados por un total de 137 restos.

una actividad intensa de carnívoros en esta zona

Tras el análisis tafonómico podemos inferir, basán-

de la cavidad. Además, los datos aportados por

donos en los porcentajes aportados, que existe

los análisis zooarqueológicos nos dejan ver una

actividad de carnívoros. Además de un alto núme-

representación de especies y edades acorde con

ro de huesos que presentan modificaciones pro-

un modelo de acumulación por carnívoros

ducidas por la acción de los dientes, se ha identifi-

(Rodríguez et al., e.p.).

cado acción de saliva y pisoteo, lo que nos permite

En cuanto a la actuación antrópica, contamos

afirmar que existe intervención de los carnívoros

con un bajo número de alteraciones producidas por

en esta zona de la cavidad. Los datos obtenidos

homínidos, lo que no nos permite realizar un aná-

de los estudios zooarqueológicos nos indican a

lisis exhaustivo sobre el modelo de explotación

priori un modelo en el que hay una alta represen-

desarrollado por los homínidos para procesar y

tación de carnívoros aunque dominan los herbívo-

consumir los nutrientes animales. Podemos rela-

ros (Rodríguez et al., e.p.).

cionar las marcas identificadas con la extracción de

Así pues, podemos afirmar la presencia y ac-

carne y un evento de fracturación antrópica. Por

tuación de carnívoros sin poder aportar conclusio-

todo ello la actividad antrópica en esta zona de la

nes respecto al tipo de acumulación.

cavidad parece de carácter puntal según los datos tafonómicos aportados y acordes con los pocos

En cuanto a la actividad antrópica contamos

restos de industria lítica recuperados hasta el mo-

con marcas de corte. La baja representación de

mento.

esta actividad no permite un análisis exhaustivo sobre el modelo de explotación desarrollado por

El análisis e interpretación de las alteraciones

los homínidos para procesar y consumir los nu-

tafonómicas relacionadas con la formación del ya-

trientes animales. Podemos constatar la presen-

cimiento y los procesos postdeposicionales nos ha

cia humana y el procesamiento de los recursos

permitido realizar una aproximación al ambiente

cárnicos por parte de los homínidos en esta zona

que se daba en la cueva durante el proceso de

de la cavidad y relacionar las marcas identifica-

fosilización de los restos. El alto porcentaje de al-

das con la extracción de carne. No podemos apor-

teraciones producidas por óxido de manganeso nos

tar conclusiones relacionadas con los modelos de

permite entrever un ambiente de elevada hume-

ocupación y explotación de los recursos cárnicos.

dad, acorde igualmente con el alto porcentaje de agrietamientos que podrían estar relacionados con

Por otro lado, las distintas alteraciones tafonó-

cambios de humedad y temperatura, y con la pre-

micas observadas (agrietamientos, manganeso,

sencia de encharcamientos.

pulidos, redondeamientos, corrosión química, etc.) sugieren un ambiente de cueva con humedad ele-

Agradecimientos.

vada y presencia de encharcamientos.

A todas la personas que han trabajado en la

En la Sala de los Huesos contamos con un

cueva de Maltravieso dentro del proyecto Prime-

total de 127 huesos analizados tafonómicamente.

ros Pobladores de Extremadura. Damos las gra-

De los análisis realizados podemos obtener algu-

cias a los miembros del IPHES y del Área de Prehis-

nas conclusiones preeliminares sin llegar a inferir

toria de la Universidad Rovira i Virgili por su apoyo

por el momento el modelo de acumulación del re-

en este y otros muchos trabajos desarrollados y

gistro y la interpretación de las actividades allí rea-

por desarrollar. En especial, a Palmira Saladié e

lizadas.

Isabel Cáceres por sus apuntes y correcciones. Los trabajos de campo y el proyecto de investigación

Lo que más caracteriza al conjunto es la acti-

Primeros Pobladores de Extremadura (2PR03B010)

vidad de carnívoros, ya que el porcentaje de hue-

han sido financiados por la Dirección General de

sos alterados es muy elevado, llegando casi al 30%

Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación,

del total de restos. Del mismo modo la presencia

Junta de Extremadura.

de huesos con alteraciones producidas por la ac-

174


Estudio tafonómico de los restos faunísticos de la cueva de Maltravieso

HUGUET, R., CÁCERES, I., DÍEZ, J.C. y ROSELL, J.

5. Bibliografía.

(1999): "Estudio tafonómico y zooarqueológico de

BEHRENSMEYER, A.K. (1978): "Taphonomic and

los restos óseos de macromamíferos de la unidad

Ecologic Information from Bone Weathering",

GII de Galería (Sierra de Atapuerca)", en,

Paleobiology, 4(2): 150-162.

Carbonell, E., Rosas, A. y Díez, J.C. (eds),

BINFORD, L.R. (1981): Bones. Ancient Men and

Atapuerca: Ocupaciones Humanas y Paleoecología del

Modern Myths. Ac. Press. New York.

Yacimiento de Galería. Zamora, Junta de Castilla y

BLUMENSCHINE, R.J. y SELVAGGIO, M.M. (1988):

León. Consejería de Educación y Cultura. Memo-

"Percussion marks on bone surfaces as a new

rias, 7: 245-264.

diagnostic of hominid behaviour", Nature, 333

LYMAN, R.L. (1987): "Archaeofaunas and Butchery

(6175): 763-765.

Studies: a Taphonomic Perspective", en, Schiffer,

BROMAGE, T.G. y BOYDE, A. (1984): "Microscopic

M.B. (ed), Advances in Archaeological Method and

Criteria for the Determination of Directionality of

Theory. San Diego, Academic Press 10: 249-337.

Cutmarks on Bone", American Journal of Physical

LYMAN, R.L. (1994): Vertebrate Taphonomy.

Anthropology, 65: 339-366.

Cambrigde Manuals, in Archaeology. Cambrigde University Press. Cambrigde.

BUNN, H.T. (1981): "Archaeological Evidence for meat-eating by Plio-Pleistocene hominids from

MAGUIRE, J.M., PEMBERTON, D. y COLLETT, M.H.

Koobi Fora and Olduvai Gorge", Nature, 291 (5816):

(1980): "The Makapansgat Limeworks grey breccia:

574-576.

Hominids, hyaenas, hystricids or hillwash?", Paleontologia Africana, 23: 75-98.

CÁCERES, I. (2002). Tafonomía de yacimientos antrópicos en Karst. Complejo Galería (Sierra de

POTTS, R.B. y SHIPMAN, P. (1981): "Cutmarks Made

Atapuerca, Burgos), Vanguard Cave (Gibraltar) y Abric

by Stone Tools on Bones from Olduvai Gorge,

Romaní (Capellades, Barcelona). Departamento de

Tanzania", Nature, 291: 577-80.

Historia y Geografía, Universidad Rovira i Virgili

RODRÍGUEZ-HIDALGO, A.J. et al. (2008): "Una

Tarragona. Tesis Doctoral.

aproximación zooarqueológica al yacimiento de la

CAPALDO, S.D. (1997): "Experimental Deter-

cueva de Maltravieso", El mensaje de Maltravieso

minations of Carcass Processing by Plio-Pleistocene

50 años después (1956-2006), Memorias 8, Museo

Hominids and Carnivores at FLK 22 (Zinjanthropus),

de Cáceres, Cáceres.

Olduvai Gorge, Tanzania", Journal of Human

SHIPMAN, P. (1981a): Life History of a Fossil. An

Evolution, 33: 555-597.

Introductión to Taphonomy and Paleoecology. Harvard

EFREMOV, I.A. (1953): "Taphonomíe et Annales

University Press. Cambridge.

Géologiques (1ére partie)", Annales du Centre

SHIPMAN, P. y ROSE, J. (1983b): "Early Hominid

d´Etudes et de Documentation Paléontologique, 4:164.

Hunting, Butchering, and Carcass-Processing

FERNÁNDEZ-JALVO, Y., CÁCERES, I. y MARÍN, D.

Behaviors: Approaches to the Fossil Record", Journal

(e.p.): "Métodos y técnicas de recuperación de

of Anthropological Archaeology, 2: 57-98.

datos tafonómicos para la interpretación de pro-

STINER, M.C. (1993): "The Place of Hominids

cesos naturales y antrópicos", en, Zapata L. y

amog Predators: Interspecific Comparisons of

García M.(eds), De lo técnico a la reconstrucción de

Food Procurement and Transport", en, Hudson,

los grupos humanos. Técnicas y métodos de análisis

J. (ed), From Bones to Behavior: Ethnoar -

y estudio en arqueología prehistórica, Ariel.

chaeological and Experimental Contribution to the

HAYNES, G. (1980): "Prey bones and predators:

Interpretation of Faunal Remains. Center for

potential ecologic information from analysis of bone

Archaeological Investigations, Souther Illinois

sites", Ossa, 7: 75-97.

Unversity at Carbondale. Occasional Paper 21:

HAYNES, G. (1983): "Frequencies of spiral and

38-61.

green-bone fractures on ungulate limb bones in

WHITE, T.D. (1992): Prehistoric Cannibalism at Man-

modern surface assemblages", American Antiquity,

cos 5MTUMR-2346. Princeton University Press.

48(1): 102-114.

Princeton.

175


176


El Arte del Tajo en el marco de los estudios de arte rupestre en Portugal Luiz Oosterbeek Instituto Politécnico de Tomar

1. Primeros años.

señado el cuadro general de interpretación del

El valle del Tajo es el principal accidente

complejo rupestre tal como se comenta aún hoy:

morfológico que marca el paisaje en el Occidente

un conjunto de núcleos de grabados en bancos

peninsular, de las tierras progresivamente más

sub-horizontales de esquistos (Cachão da Velha,

montañosas del Norte a las llanuras meridionales.

Cascalheira do Tajo, Fratel, Ficalho, Lomba da Bar-

Así mismo, el Tajo, en su curso medio e inferior, ya

ca, Alagadouro, S. Simão, Silveira, Gardete, Ocreza,

en territorio portugués, abandona su transcurso

Sever) que se distribuyen a lo largo de 40 kms., sin

dominante de Este a Oeste para coger una orien-

utilizar otros soportes, como por ejemplo los gra-

tación Noreste-Suroeste menos encajada, originan-

nitos (Serrão et al., 1973). Y, en el III Congreso

do una amplia cuenca detrítica que, al acercarse a

Nacional de Arqueología todavía durante la dicta-

Lisboa, ofrece amplios terrenos de inundación de

dura del Estado Nuevo, en 1974, se consolidaba

alto potencial agrícola.

una periodización que, sin hablar de hiatos, reconocía un ciclo artístico del Neolítico al Bronce, y mi-

Al Norte del Tajo se desarrollan las cadenas

raba sobre todo a un esfuerzo de elaboración

montañosas que constituyen el flanco más occiden-

metodológica para afrontar una realidad novedosa

tal del macizo hespérico, y a ellos se accede por

y reconocidamente compleja (Baptista et al., 1974)

algunos afluentes entre los que destaca el valle

(Fig. 1).

del río Zêzere, mientras más a Occidente, ahí donde el Tajo cambia su orientación, se accede al ma-

Poco ha cambiado en este escenario inter-

cizo calcáreo de Extremadura, un cordón de

pretativo, aunque después de una observación de

altitudes medianas (hasta unos 600 metros) que

Emmanuel Anati (1975), se acaba aceptando la

separa el valle del Atlántico.

posibilidad de una fase inicial Epipaleolítica (que en Anati es razonada en base a una evaluación de

Para el Sur del gran río la variedad es menor,

la paleogeografía en el período Atlántico, suponien-

y nos encontramos con suelos derivados de la de-

do que las rocas grabadas sólo quedarían

gradación de ese mismo macizo antiguo, domina-

emergidas en el Sub-Boreal), mientras se consoli-

do por sus esquistos y granitos, pero ya muy

da la idea de un predominio de un horizonte

meteorizados, generando suelos algo menos pro-

megalítico en la secuencia (Serrão, 1978).

ductivos que los del estuario fluvial, pero sin embargo productivos y menos pesados.

La década de 1970 es, así, enmarcada por el descubrimiento del complejo y su percepción des-

Es en este marco, y precisamente en la tran-

de un enfoque metodológico basado en conside-

sición de topografía que acompaña el cambio de

raciones de tipo geo-arqueológicos que complemen-

orientación del río, donde a principios de la década

tan y matizan un cuadro teórico explicativo ante-

de 1970 se descubrieron algunos grabados, pre-

rior, que se hacía incapaz de explicar los descubri-

sentados por vez primera en Mayo de 1972 en una

mientos. La capacidad de rápida respuesta a la si-

ponencia en la sección de Prehistoria de la Asocia-

tuación de presión creada por la construcción de la

ción de los Arqueólogos Portugueses. En el mismo

presa de Fratel (que habría de inundar los grados),

año, el coordinador de los trabajos, Eduardo da

de rigor metodológico, de preocupación en docu-

Cunha Serrão, y sus colaboradores, señalaban la

mentar (sobre todo con calcos), de publicar y de

existencia de al menos dos fases, Neolítica y del

apertura a la comunidad académica internacional

Bronce, separadas por un hiato artístico (Serrão et

fueran, sobre todo si se consideran las dificulta-

al., 1972). Un año después el equipo ya había di177


Luiz Oosterbeek

Figura 1. Ubicación de los principales conjuntos de grabados (adaptado de Serrão, 1978).

des de trabajo en los últimos años de la dictadura

una nueva generación de investigadores. Eso ex-

del Estado Nuevo y de los primeros años de la de-

plica el carácter tardío de ciertas innovaciones,

mocracia, un proceso ejemplar. Naturalmente que

como la introducción del método Wheeler, y sobre

los métodos y recursos de trabajo han cambiado

todo el hecho de que mucho de lo más significante

en los últimos 40 años, pero habrá que compren-

que ocurrió a partir de los años 1940 fue resultado

der que en esa época no existía una estructura

de la labor o de investigadores extranjeros (como

académica de investigación, lo que hace aún más

Breuil y Zbyszewski -aun así esto acabó creando

impactante esa labor.

una tradición académica-, los Leisner o, más tarde, el Instituto Arqueológico Alemán con Sang-

2. La formación de una reflexión.

meister y Schubart), o de investigadores fuera del

Hay que encuadrar el proceso de descubri-

mundo académico (como el mismo Eduardo da

miento y modelización del complejo rupestre del

Cunha Serrão).

Tajo en el marco de la arqueología en Portugal. A

Al inicio de los años 1970, se conocían los

diferencia de otros países que tuvieron gobiernos

grabados del Noroeste y se discutían, sobre todo,

dictatoriales, como en España por ejemplo, los es-

las connotaciones de ese universo artístico con la

tudios arqueológicos fueron muy marginados en

llamada "cultura de los castros" (realidad a ese

Portugal. Eso explica que después de un período

tiempo muy distinta de lo que hoy se acepta, y to-

de estrecha colaboración con el mundo académico

davía muy dominada por prejudicios nacionalistas).

internacional desde finales del siglo XIX, un aplas-

Por el arte más antiguo, gracias a Farinha dos San-

tamiento progresivo se produjo con relación a los

tos (1985) se había reconocido y protegido la cue-

avances de la arqueología mundial, sobre todo

va de Escoural en Alentejo, pero ésta permanecía

desde inicios de la década de 1930. Así, mientras

como algo raro y marginal en una visión del Paleo-

en el resto de Europa se producían reflexiones que

lítico Superior que lo concentraba, todavía en las

iban en el sentido de superar el historicismo-cultu-

cuevas del macizo calcáreo. Esta arqueología his-

ral en distintas direcciones (sobre todo en el Reino

tórico-cultural de largo fondo nacionalista busca-

Unido y en Francia) o al menos de una fuerte in-

ba, entonces, el reconocimiento de culturas discre-

versión en la interdisciplinariedad (como en Espa-

tas con base en el método comparativo, y por lo

ña), Portugal se fue quedando aislado de esos

que respecta al arte prehistórico se encontraba con

debates, y no se formó, en el marco universitario, 178


El Arte del Tajo en el marco de los estudios de arte rupestre en Portugal

un divorcio del contexto arqueológico en un extre-

Megalitismo. Un modelo que se complejizará con el

mo (el Paleolítico Superior) y un vínculo forzado con

progresivo hallazgo de cazoletas y pinturas (tam-

una realidad que se empezaba a cuestionar en el

bién en los granitos y cuarcitas), una atención cre-

otro mundo castreño, mientras "nada" se recono-

ciente a los grabados no figurativos, el descubri-

cía en el medio. Es en este contexto en el que sur-

miento de arte Paleolítico y, también, de un esce-

ge el arte del Tajo, que obliga a romper con esos

nario de ocupaciones humanas continuadas en el

esquemas y reposiciona las problemáticas en un

valle, desde el Paleolítico Superior. Cambios en el

escenario que no se había preparado para eso (cu-

registro arqueográfico, sobre todo en la segunda

riosamente, unos veinte años después, parte de

mitad de los años 1990 que, sin embargo, tardan

la polémica sobre los grabados paleolíticos del va-

en incorporarse a la discusión sobre el citado mo-

lle del Côa ha resultado de problemas idénticos

delo interpretativo.

que mientras tanto no se habían superado).

3. Variantes del modelo interpretativo a

Los años 1970, entonces, permiten la com-

lo largo de cuatro décadas.

prensión de que el arte Holocénico se produjo al

Este modelo matricial generará, sin embar-

menos desde el Neolítico, y plantean el problema

go, distintos modelos específicos, en los cuales se

de detallar esta asunción, o sea, de contex-

reconocen algunos avances de la investigación

tualizarla. Es natural que la primera contex-

pero, sobre todo, cambios teóricos importantes.

tualización fuera basada en la observación del en-

La primera sistematización del modelo se debe

torno arqueológico inmediato, que desde el punto

a Emmanuel Anati (1975), quien en 1975 sugiere

de vista de los datos disponibles entonces era

la existencia de dos momentos de grabados, se-

dominado por el Megalitismo (Santos, 1985). Eso

parados por un hiato ocupacional y artístico. El

explica que la existencia de una etapa o fase

autor reconoce un primer ciclo de arte de cazado-

"megalítica" termine siendo el núcleo más "consen-

res, dominado por representaciones esquemáticas

sual" de los distintos modelos interpretativos, que

de zoomorfos, que atribuye al Epipaleolítico (bajo

se habrían de desarrollar ya en las décadas siguien-

una concepción dominante en esa época que utili-

tes, y bajo cambios importantes en los conocimien-

zaba el término Epipaleolítico para aquellos caza-

tos y, sobre todo, los presupuestos teóricos de la

dores holocénicos que, a distinción de los maris-

arqueología portuguesa, que se irá acercando a la

queros de Muge, se mantenían muy móviles y con

arqueología territorial y social, mientras va relle-

una economía basada en la caza de herbívoros).

nando lo que antes se estimaba como espacios

Se trataría de un arte anterior al período Atlántico,

deshabitados en distintos momentos de la Prehis-

ya que el autor consideraba que, en ese período

toria. Hay que reconocer en los intentos

el nivel de las aguas habría subido y ellas estarían

interpretativos del complejo del Tajo, desde sus

sumergidas. Este mismo argumento le lleva a con-

momentos iniciales, un esfuerzo de contex-

siderar que un segundo ciclo, dominado por repre-

tualización que iba más allá de las comparaciones

sentaciones esquemáticas no figurativas, y en el

sencillas que dominaban entonces los modelos

que entrarían los círculos y espirales, sería un arte

explicativos en Prehistoria; pero ese avance teóri-

siempre posterior al 3.000 a.C.. El hiato entre los

co y metodológico, al basarse sobre un cuadro ar-

dos iba bien con la supuesta ausencia de Neolítico

queológico aún pobre, condujo a un progresivo

antiguo en el valle, o sea, con un modelo de

aplastamiento de los estudios de arte rupestre con

Neolitización por difusión costera del cardial, como

respecto a los estudios de arqueología en gene-

lo habían postulado Jean Guilaine y O. da Veiga

ral, lo que creemos deriva en algunas de las difi-

Ferreira pocos años antes (Guilaine y Ferreira,

cultades que se iban a sentir en los años consecu-

1970). Se trataba, en todo caso, de una contex-

tivos (en contextos como los del Duero, el Côa y el

tualización socio-cultural antropológica que, a fal-

Guadiana).

ta de datos arqueográficos provenientes de

El modelo interpretativo a inicios de los años

excavaciones, se basaba en la iconografía y en al-

1980 es, sumariamente, el de reconocer un com-

gunas superposiciones de grabados que ya se ha-

plejo de núcleos desde la frontera con España (S.

bían reconocido.

Simão) hasta el valle de Ocreza (Mação), que no

Este problema del hiato y de las implicaciones

ocupan las formaciones graníticas o de cuarcitas,

de los cambios climáticos para la interpretación del

con una cronología que se extiende del Neolítico al

arte estaría objetivamente en la base de las dos

Bronce e integrada en un paisaje dominado por el 179


Luiz Oosterbeek

principales variantes del modelo: la "cronología cor-

más que la secuencia de los cambios, la unidad del

ta" (que se mantiene defensora de una etapa ini-

complejo, clasificando al arte como litográfico y poco

cial Neolítica) y la "cronología larga" (que acepta la

narrativo. Se trata entonces, de un modelo que

fase inicial sugerida por Anati, aunque vaya a ela-

privilegia la continuidad temporal más que el cam-

borar por forma a superar el hueco intermedio, una

bio, la dimensión espacial y social más que el tiem-

vez que el postulado de sumergimiento de las ro-

po y la economía, la estratigrafía más que la esti-

cas en el Atlántico no se hace confirmar).

lística. Aunque no acepte un ciclo artístico de cazadores (y aún menos del Paleolítico), representa un

La sistematización del modelo de "cronología

esfuerzo de contestación teórica del evolucionis-

corta" es presentada por António Martinho Baptista

mo lineal que era dominante en los modelos para

en 1981, y se puede considerar como un modelo de

la Prehistoria de Portugal (y no sólo para el Arte)

clara influencia post-procesual, que de alguna forma

en la década anterior (véase el debate de las "Ac-

rompe con los enfoques de determinacón ambiental

tas da Iª Mesa-Redonda sobre o Neolítico e o Calcolítico

que dominaban en la década anterior (Fig. 2).

em Portugal" de 1979). Estos aspectos más intere-

Para este autor se reconocen tres fases: sub-

santes se hacen acompañar de una lectura que

naturalista, de espirales y antropomorfos y

mira más hacia el Occidente y que toma el univer-

geométrica-esquemática. La primera fase la divi-

so galaico-portugués como referencia meto-

de, a su vez, en fase sub-naturalista "clásica" (que

dológica, con poca atención al resto de la Penínsu-

sería pre-megalitica, con zoomorfos sin dinamismo,

la (en lo que no se separa del discurso dominante

pero a la que asocia también un pequeño antro-

en esa época).

pomorfo, équidos y algunas espirales -siempre con

Reaccionando contra este modelo, que podre-

base al método estratigráfico-), y una fase "evolu-

mos definir como más "antropológico", otro de los

cionada" (megalítica, a la que atribuye cérvidos

miembros del equipo de trabajo, Mário Varela

segmentados, algunas espirales y motivos de pe-

Gomes, presentará una sistematización que, si

queña talla, asignando al conjunto un mayor

bien presentada más tarde (Gomes, 1987), retoma

simbolismo). A este ciclo inicial, le sucedería un ci-

lo esencial del modelo de Anati y ofrece una lectu-

clo de grandes espirales asociadas a antropomorfos

ra evolucionista, reconociendo seis períodos des-

y, por fin, un ciclo geométrico (del Megalitismo tar-

de el Epipaleolítico (e incluso, un posible período

dío y del Bronce). El autor, en esa ocasión, subraya

Figura 2. El modelo crono-cultural (imágenes adaptadas de Baptista, 1981).

180


El Arte del Tajo en el marco de los estudios de arte rupestre en Portugal

Figura 3. Perspectiva del Valle del Tajo desde el poblado de Zimbreira, en Mação.

Paleolítico, aunque éste sólo es considerado des-

geometrizados y rellenos con puntos o listas, ini-

pués del hallazgo del arte por el equipo del Museo

cialmente estáticos, pero después, indicando mo-

de Mação y del CNART–Gomes, 2000) (Fig. 3-4).

vimiento (dinámicos). Los contornos resultan ser densos y profundos, como en el caso de un

Para este autor, a lo largo de 50 kms del Tajo

zoomorfo (¿cérvido?) que sirve de base al icono

se estructura un axis mundi dominado por el acci-

del Museo de Arte Prehistórico de Mação. Serían

dente de las "puertas de Ródão" y, en general,

de este tercer período distintos zoomorfos peque-

por las formaciones de cuarcitas, con los grabados

ños, perros y algunos antropomorfos, pero tam-

en las rocas sub-horizontales de esquistos y todo

bién las primeras escenas, como las de confronta-

el conjunto circundado por cazoletas. Aunque co-

ción de cérvidos, o de caza, y se ubican más cerca

incida con los demás autores sobre la continuidad

de los cauces del río y, sobre todo en las zonas de

del conjunto a lo largo del tiempo, profundiza en la

confluencia de sus tributarios.

segmentación cronológica, reconociendo seis períodos. Un primer período, llamado "arcaico", incor-

Al Neolítico final o ya al Calcolítico, hace co-

poraría a un bestiario de cérvidos, équidos y algún

rresponder lo que llama "período meridional",

bóvido, con representación estática del contorno

geometrizante, en el que antropomorfos, círculos,

por piquetazo o abrasión, estructurado con base

soliformes, reticulados y algún bucráneo compo-

en la línea cérvico-dorsal ondulada, algunas veces

nen (como en Cachão do Algarve) un universo re-

con el cuerpo segmentado y con grabado de una

presentativo sin volumen, perspectiva o movimien-

línea uniendo la boca al corazón, pulmones y sexo

to, y que se podría relacionar con los ajuares mue-

("línea de vida"), en estilo sub-naturalista, que

bles de falanges de caballo pintadas, ídolos de

asigna a sociedades cazadoras.

cuernos o cilindros calcáreos. Los períodos finales, que corresponderían al Bronce, presentarían una

Los períodos siguientes los clasifica de

sucesión de grandes espirales con antropomorfos,

estilizados, con cérvidos y cápridos en perfil, 181


Luiz Oosterbeek

Figura 4. El modelo evolucionista (dibujos adaptados de Gomes, 1987).

círculos, laberintos y armas (período Atlántico), a

4. Primer ciclo rupestre. El Pleistoceno.

los que se sobreponen círculos, serpentiformes o

Durante mucho tiempo, el medio y alto valle

podomorfos, de la fase final.

del Tajo occidental ha sido considerado deshabita-

Rasgos comunes de estos modelos son:

do durante el Pleistoceno final e inicios del Holoceno. Incluso esto justificaría para ciertos au-

· una valoración del ciclo megalítico, con menor

tores un modelo posterior de Neolitización en

importancia atribuida a los cazadores (sobre todo en

Extremadura que se apoyaría en tal despo-

el modelo de Baptista), pese a que gran parte de los

blamiento (Zilhão, 1992). Sin embargo, la revisión

grabados correspondan a zoomorfos no domésticos.

de los contextos líticos del valle, que estamos ha-

· una comprensión de que hay una unidad

ciendo desde hace algunos años, demuestra que

esencial en el complejo, pero que no se articula

hay ocupaciones humanas continuadas en la cuenca

bien con la necesidad de individualizar etapas

que no habían sido reconocidas por tratarse de

cronológicas (el modelo de A.M. Baptista "resuel-

contextos de talla oportunista, cuyas cadenas

ve" la cuestión compactando la cronología, mien-

operativas están orientadas hacia la sencilla ob-

tras que el modelo de M.V. Gomes la extiende pero

tención de aristas sobre cantos de cuarcita o cuar-

tiene pocas referencias contextuales).

zo, y que como tal resultaban difíciles de separar, tipológicamente, de las industrias del Pleistoceno

· una mirada que, después de un esfuerzo ini-

Medio.

cial para entender el conjunto, toma algunas rocas como "fósiles directores" del complejo (sobre

Un contexto más inmediato es el del yaci-

todo las rocas de Fratel).

miento de Ribeira da Atalaia, en Vila Nova da

A este fin, importa visitar el contexto del Valle

Barquinha (unos 40 kms. del límite meridional del

del Tajo, y la dinámica adaptativa de los grupos

complejo rupestre), donde se excavó un conjun-

humanos que lo poblaron entre finales del

to de hogueras asociadas a cantos trabajados,

Pleistoceno y el Holoceno Medio.

fechados por termoluminiscencia en torno a 24 182


El Arte del Tajo en el marco de los estudios de arte rupestre en Portugal

Ky 1 , o sea relacionable con el período Grave-

vegetación. Así, el arte Paleolítico que se ha regis-

tiense, testimoniado en contextos kársticos del

trado podría corresponder a un ciclo de mayor

Macizo Calcáreo (Fig. 5). Contextos similares, de

stress decurrente de un clima más riguroso, ante-

cronología aún Pleistocénica o incluso posterior,

rior a esa mejora, que se admite haya dominado

son conocidos a lo largo de todo el valle. No muy

hasta inicios del Magdaleniense. Los grabados,

lejos, en Golegã, se registró el hallazgo de una

seguramente caballos (Baptista, 2001), pero tal vez

punta similar a las de Parpalló Solutrense. Estos

también un uro y nubes de puntos (en Ocreza), se

vestigios, aún muy limitados, permitirían

hallan sistemáticamente en el cauce de los afluen-

contextualizar algunos grabados de caballos de

tes del Tajo, en zonas de posible observación de

los valles de Ocreza y Zêzere (afluentes del Tajo),

esos animales.

sin que se pueda ser categórico sobre su crono-

Una revisión global de los grabados del Tajo

logía en detalle (Baptista, 2001 los compara con

podrá, probablemente, alargar la dimensión cuanti-

Domingo García y los hace corresponder al

tativa (y cualitativa) de estos aún escasos testimo-

gravetiense, pero una cronología más tardía se-

nios del Paleolítico. Sin embargo, ellos serán ya su-

ría admitida por Collado et al., 2002).

ficientes para sugerir que, tal como en otros gran-

Para los contextos kársticos de Paleolítico

des valles del Oeste peninsular como el Duero o el

Superior se observa, a partir de 14 Ky, una progre-

Guadiana, es en el Pleistoceno donde se demarcan

siva reducción de la sedimentación, lo que se pue-

por primera vez los "territorios rupestres". Esto,

de interpretar como resultado de una menor ero-

naturalmente, tiene implicaciones en la lectura de

sión de las pendientes, debido a una mejora

los mismos complejos, ya que tales territorios pue-

climática que habrá favorecido el desarrollo de la

den ser interpretados como sencillos palimpsestos

Figura 5. Hogares Gravetienses de Ribeira da Atalaia.

1

Ky – millares de años.

183


Luiz Oosterbeek

resultantes de la convergencia estratégica de dis-

rior, ofrece así un contexto arqueográfico para la

tintas, y completamente desconectadas, poblacio-

atribución al Pleistoceno del primer ciclo rupestre

nes, o por el contrario, de una construcción a lo lar-

del Tajo, que de esta forma coincide con los otros

go de milenios, con incorporación de memorias an-

dos grandes valles del Occidente peninsular.

tiguas. El hecho de que, por lo menos en el Guadiana

5. Segundo ciclo rupestre. La transición al

(Collado et al., 2002), se reconocen superposiciones

agro-pastoralismo.

que claramente mascaran los grabados Pleistoce-

El clima, y con ello el paisaje, empezó a cam-

nos, va en contra de la hipótesis de una construc-

biar después de 14 Ky con el progresivo avance de

ción continuada intencional. Pero las continuidades

florestas de caducifolias y de toda una fauna de

de estrategias económicas entre el Pleistoceno fi-

porte medio y pequeño. Los cérvidos, más que otra

nal y el Holoceno antiguo y medio (caza de faunas

especie, sobresalen en este contexto, y su impor-

de pequeño porte, diversificación de estrategias de

tancia se puede registrar en la industria ósea (so-

captación de recursos) y la visibilidad misma de los

bre todo la utilización de astas), pero también en la

grabados "antiguos" que se dejan sobreponer, pue-

dieta, en los rituales de enterramiento en el Neolítico

de matizar tal modelo, habiendo una perspectiva

(Oosterbeek, 1997) y, probablemente, en el ves-

no tanto de continuidad de la expresión artística

tuario. No son, sin embargo, la especie más caza-

(que no tiene fundamento) pero del locus que es,

da, si se consideran los registros arqueológicos, pero

por la operación artística, elegido a condición de

serían especialmente apreciados, y serán, en el

espacio antrópico. Suele ser probable que esos es-

Holoceno medio, la especie mas representada.

pacios antrópicos serían reconocibles en épocas posteriores, condicionando así las estrategias territo-

El estudio de las industrias líticas sugiere una gran continuidad de estrategias, donde dominan

riales de tales épocas.

contextos de caza en el margen del río, como es el

La continuidad de ocupación territorial, con

caso del poblado de Amoreira, en Abrantes, donde

campamentos de cazadores del Paleolítico Supe-

Figura 6. El hábitat de Amoreira (Abrantes).

184


El Arte del Tajo en el marco de los estudios de arte rupestre en Portugal

Figura 7. Artefactos de los niveles del Epipaleolítico (abajo) y del Neolítico antiguo (arriba) de la tradición megalítica (a izquierda) y cardial (a derecha).

una industria sobre cantos en un hábitat contem-

gias distintas de respuesta a los lentos cambios

poráneo se asocia a la emergencia de cerámica en

climáticos (Fig. 7).

la transición al VI milenio a.C. (Cruz, 1997, Cura,

Se puede admitir que, frente a la expansión

2002) (Fig. 6). El modelo ocupacional sugiere la exis-

del bosque y la diversidad de recursos cinegéticos

tencia de grupos humanos con distintas estrate-

y fluviales, el paso hacia un modelo agropastoril

gias, unos con carácter más sedentario (sobre todo

no resultaría demasiado atractivo para los grupos

después del IV milenio a.C.) y otros más móviles y

humanos de la cuenca del Tajo. Ese paso implica-

dependientes de la caza y, quizás, del pastoreo.

ría una creciente diferenciación segmentaria y no

La observación de los ciclos astrales y el reconoci-

garantizaba una mejor dieta (de hecho los estu-

miento de un territorio que empieza a llenarse de

dios de los esqueletos neolíticos, cuando son com-

grupos distintos, sería una característica importan-

parados con sus predecesores epipaleolíticos, ates-

te a la hora de construir una representación sim-

tiguan problemas de malnutrición sazonal, antes

bólica del cosmos.

desconocida). Sólo la degradación progresiva del

En esa época, en la zona del macizo calcáreo,

bosque (que se inicia antes del 7.000 a.C., es de-

se observan otros contextos Neolíticos, domina-

cir, por un proceso de degradación natural hacia

dos por una industria lítica laminar, piedra pulida y

una cobertura arbustiva), habría de conducir a una

cerámicas decoradas impresas (algunas cardiales)

presión para que algunos de estos grupos pasa-

e incisas, pero ese universo no se acerca al Tajo, y

ran a una economía progresivamente hortícola y

no parece tener influencia en la ulterior evolución

ganadera, de la que el megalitismo se hace símbo-

hacia el megalitismo. En efecto, los complejos

lo, como marcador territorial y consolidador de li-

artefactuales del megalitismo se filian más bien en

najes. Tal conversión a la economía agropastoril,

el Neolítico del Tajo, sugiriendo que a lo largo del

en ese marco, sería más impactante que las

Holoceno han debido convivir grupos con estrate-

aculturaciones asociadas a incorporaciones de ce185


Luiz Oosterbeek

rámicas impresas y fauna doméstica del macizo

segundo ciclo de arte rupestre, que hay que en-

calcáreo, que después de un momento inicial apa-

tender, en lo esencial, como un único ciclo de

rentan un retroceso (Oosterbeek, 1997).

antropización, que marca el paso de un margen al otro del Tajo, es decir, la expansión hacia Occiden-

Los conjuntos artefactuales de las necrópolis

te de una nueva preocupación con los cambios

en cuevas (de tradición de cerámicas impresas) y

ambientales y nuevas estrategias (producción,

megalíticas (basadas en las antiguas redes de in-

megalistismo) que progresivamente se van imple-

tercambio a través del Tajo) confirman la presencia

mentando. Una expansión basada en un conoci-

de esas dos tradiciones. El proceso ulterior de evo-

miento riguroso del territorio (atestiguada, por

lución de estas tradiciones sugiere su progresiva

ejemplo, por la recurrente presencia de arte ru-

integración, con la incorporación de rituales de tipo

pestre o de monumentos megalíticos junto a fuen-

megalítico en los enterramientos en cuevas, como

tes de agua termal).

en la Gruta dos Ossos (Cruz, 1997, Oosterbeek, 1997) y, más tarde, la construcción de necrópolis

En este sentido, tenían razón los investiga-

megalíticas en la zona calcárea (Figueiredo, 2007).

dores que desde los años 1970 subrayaban la relación con el megalitismo, no tanto en su di-

Podemos, de esta forma, entender el proceso

mensión cronológica, sino porque ambos forman

de transición de un sistema de caza de grandes

parte de un único proceso de cambio social, ha-

herbívoros (sobre todo auroques), hasta 14 Ky,

cia una sociedad mas diferenciada. La unidad del

hacia el pleno agro-pastoralismo, no antes del cuar-

proceso transcurre de un elevado grado de con-

to milenio a.C., como un proceso de gran estabili-

vergencia entre las funciones sociales que jue-

dad en la cuenca del Tajo, que sólo ha de recono-

gan ambas expresiones ideológicas: arte y ar-

cer momentos de stress creciente después del VIII

quitecturas. Ambas, en efecto, son códigos de

milenio a.C.. Creemos que, de la misma forma que

apropiación del territorio, que una vez fuera do-

para el arte del Pleistoceno, es este stress impues-

minio de una fauna salvaje, pero que en ese pro-

to por la degradación ambiental que conduce al

Figura 8. Tendencias del arte de la cuenca del Tajo.

186


El Arte del Tajo en el marco de los estudios de arte rupestre en Portugal

ceso se domestica y se deja dominar por las co-

en el antrópico-doméstico y no en el natural-

munidades humanas.

salvaje).

En este cuadro (Fig. 8), se observan dos

La secuencia de representaciones artísticas, en

extremos: zoomorfos al inicio (progresivamente

el arte rupestre pero también en la cerámica, pasa

esquematizados, pero marcando la importancia

entonces del esquematismo zoomórfico a motivos

continuada de la caza, que se confirma en las

esqueumorfos y, en las etapas finales de este pro-

sepulturas Neolíticas acompañadas de ciervos)

ceso, a la geometrización con emergencia de signos

y antropomorfos al final (que en realidad son

antropomorfos, que señalan la consolidación de una

plenamente esquemáticos, confirmando una con-

nueva cosmogonía, que tiene al hombre (divinizado

tinuidad conceptual con etapas anteriores). En

o no) como elemento central, y ya no a los animales

contextos de hábitat (como Penhascoso, en

que antes resultaban cruciales para su superviven-

Mação, cuenca del Tajo) o de necrópolis en cue-

cia. No es evidente que, aparte de estas tenden-

va (como Gruta do Cadaval, en Tomar, cuenca

cias, sea posible establecer periodizaciones más

del Nabão, afluente del Zêzere, a su vez afluen-

amplias de valor general, o que las relaciones entre

te del Tajo), se observa que los niveles donde

distintas manifestaciones puedan ser algo más que

los ciervos ganan importancia son acompañados

especulativas, pero el sentido general del proceso si

de cerámicas con decoraciones esqueumorfas

que se puede apreciar por la convergencia de esas

de la cestería (donde el núcleo temático ya está

mismas manifestaciones.

187


Luiz Oosterbeek

GOMES, M.V. (1987): "Arte Rupestre do vale do Tajo",

6. Bibliografía.

en, Silva A.C. (dir e coord), Arqueologia no Vale do

Actas da Iª Mesa-Redonda sobre o Neolítico e o

Tajo. Lisboa, Instituto Português do Património Cul-

Calcolítico em Portugal (1979), Porto, Grupo de

tural. Departamento de Arqueologia: 27-43.

Estudos Arqueológicos do Porto.

GOMES, M.V. (2000): "A rocha 175 de Fratel:

ANATI, E. (1975): "Incisioni rupestri nell’alta valle

iconografia e interpretação", Estudos pré-históricos,

del fiume Tago, Portogallo", Bol. del Centro Camuno

8: 81-112.

di Studi Preistorici, XII: 156-160.

GOMES, M.V. (2004): "A rocha 11 de Gardete (Vila

BAPTISTA, A.M. (1981): A rocha F-155 e a origem da

Velha de Ródão) e os períodos terminais da arte

arte do Vale do Tajo, Porto, Grupo de Estudos Ar-

rupestre do Vale do Tajo", Revista Portuguesa de

queológicos do Porto: 83, [5] p.

Arqueologia, 7 (1): 61-128.

BAPTISTA, A.M. (2001): "Ocreza (Envendos, Mação,

GUILAINE, J. y FERREIRA, O. da V. (1970): "Le

Portugal centro): um novo sítio com arte paleolíti-

Néolithique ancien au Portugal", Bulletin de la Société

ca de ar livre", en, Rosa Cruz, A. y Oosterbeek, L.

Préhistorique Française, 67 (1), Paris: 304-322.

(Coord), Territórios, mobilidade e povoamento no AltoRibatejo. II: Santa Cita e o quaternário da região. To-

OOSTERBEEK, L. (1997): Echoes from the East: Late

mar: CEIPHAR - Centro Europeu de Investigação

Prehistory of the North Ribatejo. Tomar: CEIPHAR -

da Pré-História do Alto Ribatejo: 163-192.

Centro Europeu de Investigação da Pré-História do Alto Ribatejo, 304 p.

BAPTISTA, A.M., GOMES, M.V. et al. (1974): "O complexo de arte rupestre do Tajo: processos de

OOSTERBEEK, L. (2001): "Stones, carvings,

levantamento", Actas do III Congresso Nacional de

foragers and farmers in the Southwest of Europe.

Arqueologia, Vol. I, Porto: Ministério da Educação

A view from the inland", en, Praehistoria 2000, Liège,

Nacional, Junta Nacional da Educaçã: 293-323.

Union Internationale des Sciences Préhistoriques et Protohistoriques, ABACO, n. 1: 150-168.

COLLADO GIRALDO, H., GIRÓN ABUMALHAM, M. y FERNÁNDEZ ALGABA, M. (2002): "Paleolithic Rock

OOSTERBEEK, L. (2007): "Introdução à Pré-História

Art in Manzanez Mill Area (Alconchel-Cheles,

do Alto Ribatejo", en, Ooesterbeek, L. y Lopes Bas-

Badajoz)", en, Rosa Cruz, A. y Oosterbeek, L.

tos, R. (dir), Arqueologia Trans-Atlântica. Erechim

(Coord), Territórios, mobilidade e povoamento no

(Brasil), Ed. Habitus: 113-128.

Alto-Ribatejo. III: Arte pré-histórica e o seu con-

SANTOS, M. FARINHA dos (1985): Pré-história de Por-

texto. Tomar: CEIPHAR - Centro Europeu de

tugal, Lisboa, Editorial Verbo.

Investigação da Pré-História do Alto RibaTejo: 29-

SERRÃO et al. (1972): "O complexo de arte rupes-

64.

tre do Vale do Tajo (Vª de Ródão - Nisa): primeiras

CRUZ, A.R. (1997): Vale do Nabão: do Neolítico à

hipóteses e programa de trabalhos", O arqueólogo

Idade do Bronze. Tomar: CEIPHAR - Centro Europeu

português, Sér. 3, 6, Lisboa: Museu Nacional de

de Investigação da Pré-História do Alto RibaTejo:

Arqueologia e Etnologia: 63-77.

361, [3] p.

SERRÃO, E.C., LEMOS, F.S. et al. (1973): "Notícia de

CURA, S. (2002): "Indústria lítica da Amoreira: uma

novas descobertas no complexo de arte rupestre

gestão diferenciada das matérias primas", en, Rosa

do Vale do Tajo", Sep.: Actas das II Jornadas Ar-

Cruz, A. y Oosterbeek, L. (Coord), Territórios,

queológicas, Lisboa: Oficinas Gráficas da Livraria

mobilidade e povoamento no Alto-Ribatejo. IV: Con-

Editora Pax Editora, 1: 1-17.

textos macrolíticos. Tomar: CEIPHAR - Centro

SERRÃO, E.C. (1978): "A arte rupestre do Vale do

Europeu de Investigação da Pré-História do Alto

Tajo: primeiras contribuições para uma periodização

Ribatejo: 207-246.

do Neolítico e do Calcolítico da Estremadura portu-

FIGUEREDO, A. (2007): Complexo megalítico do Rego

guesa", Sep.: Aspectos e métodos da Pré-História,

da Murta: Pré-História recente do Alto Ribatejo (V-IIº

Porto: Tip. do Carvalhido: 1-43.

milénio a.C.): problemáticas e interrogações. Porto,

ZILHÃO, J. (1992): Gruta do Caldeirão. O Neolítico

Dissertação de Doutoramento apresentada à

Antigo. Lisboa, IPPAR.

F.L.U.P., 2 vols. (dact.).

188


El proyecto científico "Los tiempos de Altamira": nuevos hallazgos de arte rupestre paleolítico en el centro de la región cantábrica José Antonio Lasheras Corruchaga, Ramón Montes Barquín, Emilio Muñoz Fernández Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira

1. Introducción.

2. Cueva de Cualventi.

El Museo Nacional y Centro de Investigación

La primera intervención del proyecto se reali-

de Altamira viene desarrollando, desde el año

zó (campaña de 2003) en la Cueva de Cualventi,

2003, un proyecto científico denominado "Los Tiem-

situada a menos de 2,5 kms. de Altamira, y donde

pos de Altamira", cuyos objetivos se centran en el

a comienzos de los años 80 del pasado siglo excavó

estudio de la época en que Altamira y su entorno

un equipo del Instituto de Prehistoria y Arqueolo-

geográfico inmediato estuvieron habitados por gru-

gía "Sautuola", dirigido por el Dr. Miguel Ángel García

pos de cazadores-recolectores (Solutrense Supe-

Guinea. Durante estos trabajos (prácticamente iné-

rior y Magdaleniense Inferior/Medio, hace entre

ditos) se había documentado un importante yaci-

unos 20.000 y 13.000 años B.P.).

miento arqueológico del Magdaleniense Inferior, y algunas evidencias de ocupaciones puntuales del

Desde entonces, se ha venido trabajando en

Superior, así como algunos indicios de arte rupes-

el estudio de los modos de vida cotidiana de los

tre (algunas "manchas rojas" y dos grabados re-

habitantes paleolíticos de Altamira y su entorno

presentando cabras, nunca bien descritos) (Fig. 2).

biogeográfico (sierras litorales de Alfoz de Lloredo, entre el valle del Saja y la llanura litoral), así

Diversos avatares condicionaron el final de

como en la obtención de datos paleoambientales

estas actuaciones, cuyo desarrollo ha continuado

(a través de análisis de sedimentología, palinología,

el Museo de Altamira, esencialmente completando

antracología, microfauna, etc.) que permitan cono-

las actuaciones arqueológicas que el equipo de

cer con cierta precisión cómo era y cómo evolucio-

García

nó el clima y el paisaje en esta área geográfica

estratigráfico y sedimentológico de detalle, palino-

concreta de la región cantábrica.

Guinea

no

pudo

concluir

(estudio

logía, antracología, documentación de los niveles inferiores del Magdaleniense Inferior, etc.).

También se ha profundizado en la misma zona en el conocimiento del hecho artístico parietal de

Así, el equipo del Museo descubrió numerosos

este período, cuestión de gran relevancia dada la

testimonios de actividad humana en Cualventi, en

espectacularidad del registro parietal de Altamira,

un espeso nivel ubicado bajo un potente depósito

y la alta frecuencia -pese a una aparente parque-

de arenas y limos de génesis hídrica (prácticamente

dad- del registro artístico de las cavidades inme-

estéril desde el punto de vista arqueológico), de casi

diatas con ocupaciones plenamente coetáneas a

4 metros de potencia. Este nivel arqueológico, de un

las registradas en Altamira (entre 22 y 13,5 Ky

metro de potencia, ha sido situado cronológicamente

B.P.).

-a partir de una batería de dataciones absolutas realizadas por C14 AMS- en el período Magdaleniense

Para todo ello, se programaron intervencio-

Inferior (con dataciones que abarcan entre 14.580 ±

nes arqueológicas en tres cuevas que conservan

60 y 15.920 ± 70 años B.P.1).

niveles arqueológicos y expresiones artísticas contemporáneas de la época de Altamira, y que dis-

Además, se pudo estudiar la génesis y dinámi-

tan de ésta menos de 6 kms.: Cualventi, Linar y

ca del karst de esta cavidad (incluyendo el depósito

Las Aguas (Fig. 1).

sedimentario del abrigo que contiene las ocupacio-

1

Todas las dataciones C14 AMS se ofrecen sin calibrar.

189


José Antonio Lasheras Corruchaga, Ramón Montes Barquín, Emilio Muñoz Fernández

Figura 1. Localización de las cavidades objeto de estudio dentro del proyecto "Los Tiempos de Altamira" y relación espacial entre las mismas.

190


El proyecto científico "Los tiempos de Altamira": nuevos hallazgos de arte rupestre paleolítico en el centro de la región cantábrica

Figura 2. Aspecto general del abrigo de Cualventi con indicación de la boca de acceso a la "Covacha".

nes humanas), la serie crono-estratigráfica, el po-

te el registro- el total de expresiones artísticas dis-

len, los restos de carbones y otros aspectos, que

ponibles, su dispersión microtopográfica, sus rela-

como comentábamos, no fue posible analizar en de-

ciones microespaciales, sus caracteres técnicos y for-

talle en los años 80. No se documentaron indicios

males, y su probable cronología (Fig. 3).

de ocupaciones del Magdaleniense avanzado, y úni-

El registro rupestre de Cualventi está concen-

camente se tiene constancia de ocupaciones pre-

trado en el espacio que conocemos como la "Co-

Magdalenienses a partir del hallazgo, realizado por

vacha", con la única excepción de un grupo de 7

M.A. García Guinea en los años 80 del pasado siglo,

manchas de color rojo (en apariencia no figurati-

de algunas puntas solutrenses aisladas, sin con-

vas, si bien una de ellas pudo constituir, en origen,

texto estratigráfico definido.

la representación de un reducido cuadrúpedo en

También fue posible revisar, con materiales de

tinta plana), muy embebidas en la pared y bastan-

iluminación adecuados y técnicas espeleológicas es-

te difuminadas, situadas en el fondo del piso ubi-

pecíficas, el interior de la cavidad, al objeto de revi-

cado inmediatamente por encima de la covacha.

sar los indicios de arte rupestre señalados por García

Con todo ello, los estudios del Museo de

Guinea y su topógrafo, C. Puch. Tras esta actuación,

Altamira han permitido precisar la existencia en

y al margen de comprobar que, efectivamente, exis-

Cualventi de dos grandes conjuntos, de diferente

tían diversas manchas de color rojo en las paredes

naturaleza y cronología.

de la conocida como "Covacha" y la presencia de gra-

2.1. Pinturas rojas.

bados figurativos en este mismo espacio, se encontraron diversas manifestaciones artísticas, pintadas

Repartidas por las paredes situadas a la iz-

y grabadas, desconocidas hasta ahora, y se docu-

quierda y al fondo de la sala conocida como la "Co-

mentó adecuadamente -interpretando suficientemen-

vacha"2, son reconocibles hasta un total de 16 uni-

La "Covacha" es un reducido espacio, de poco más de 50 metros cuadrados y altura no superior a 1,5 metros, en la actualidad, sito al fondo del abrigo exterior de la cavidad. Se trata, en realidad, de un sumidero que desagua, hacia el interior del sistema, las aguas que se acumulan en el abrigo, en la base de la dolina al fondo de la cual se desarrolla el sistema kárstico de Cualventi. 2

191


José Antonio Lasheras Corruchaga, Ramón Montes Barquín, Emilio Muñoz Fernández

Figura 3. Topografía de la cueva de Cualventi con situación de las manifestaciones rupestres y sección de la "Covacha".

192


El proyecto científico "Los tiempos de Altamira": nuevos hallazgos de arte rupestre paleolítico en el centro de la región cantábrica

Figura 4. Cualventi. Cierva pintada en trazo tamponado rojo.

dades gráficas, realizadas con ocre rojo. En gene-

ras de la cierva, los cuartos traseros del cuadrúpe-

ral, las manifestaciones se presentan muy embebi-

do, y más que posiblemente, en la cabra. En lo re-

das en la roca soporte, y en las zonas con más hu-

ferido al bisonte, parece que pudo emplearse más

medad, muy difuminadas; en algunos casos, las ma-

bien la tinta plana, aunque el estado de conserva-

nifestaciones están bastante perdidas (Fig. 4).

ción del pigmento -muy desvaído y difuminadosugiera, actualmente, el uso de técnicas de sopla-

La mayor parte de las mismas se concen-

do o xerografiado del pigmento. Por último, en el

tran en la galería situada en el centro de la salita

caso de la figura del caballo, los restos de pigmen-

(ver plano), otra en la parte inferior de la horna-

to son tan limitados (apenas briznas de ocre atra-

cina abierta en el techo de la parte izquierda y

padas en microfisuras y pequeñas grietas) que no

una última en la pared izquierda situada al pie

es posible establecer ninguna conclusión sobre la

de la rampa de sedimento que actualmente per-

técnica empleada (Fig. 6).

mite descender -arrastrándose- a este angosto espacio.

El estilo general de las representaciones encaja bien con los caracteres estilísticos docu-

Dejando al margen las manchas informes,

mentados en los conjuntos pre-Magdalenienses

algún posible disco muy desvaído, puntos más

conocidos como "Escuela de Ramales", es decir,

o meno aislados, y otros posibles restos pictóri-

los conjuntos de pinturas rojas del Gravetiense-

cos que, en origen, quizás pudieron formar par-

Solutrense antiguo de los valles centrales de la

te de expresiones más o menos figurativas, el

región cantábrica (desde Arenaza, en Vizcaya,

registro pictórico presenta un total de 5 repre-

hasta El Pendo, a caballo de la Bahía de Santan-

sentaciones figurativas reconocibles, todas ellas

der y la desembocadura del río Pas), caracteri-

representaciones de animales: una cierva, una

zados por el empleo de las técnicas del

cabra, un bisonte, los cuartos traseros de un

tamponado y la tinta plana, la temática polari-

cuadrúpedo que se superponen al bisonte, y fi-

zada en ciervas, y de manera más secundaria,

nalmente, una representación muy perdida de

cabras, caballos y bóvidos, y unas determina-

caballo (Fig. 5).

das convenciones, bastante estandarizadas, en

En todos los casos, el estado de conserva-

la realización de los animales (orejas en forma

ción del pigmento impide hacer demasiadas espe-

de V, ausencia de perspectivas, patas alineadas

culaciones tecno-estilísticas, aunque es evidente

por par, rellenos parciales -cuellos, patas, cabe-

el empleo de la técnica del tamponado en las figu-

zas, etc.-). 193


José Antonio Lasheras Corruchaga, Ramón Montes Barquín, Emilio Muñoz Fernández

Figura 5. Cualventi. Hornacina dentro de la cual se ubica la representación de bisonte en tinta plana.

2.2. Grabados. Un total de 6 unidades gráficas grabadas han sido identificadas en el reducido panel que se localiza en la zona alta de la hornacina abierta en el techo de la "Covacha" (en realidad una "marmita de presión" cuya base queda a escasos 100 cms. del suelo actual de la cueva). Hay que reseñar que esta hornacina es el único lugar de la "Covacha" en donde es posible ponerse completamente de pie, al introducirse la parte superior del tronco de una persona en la misma. El panel, de muy reducido tamaño, ocupa una superficie de apenas 30x30 cms., y presenta una superficie oblicua bastante fracturada. En el mismo se disponen, de izquierda a derecha, las representaciones grabadas de dos cabezas de cabra, una representación casi completa de otra cabra (únicamente le faltan los cuartos traseros), el vientre y cuarto trasero de un cuadrúpedo no identificable y una cabeza de cierva (la figura de mayor tamaño), compuesta de morro, lengua, dos orejas y ojo (en forma de almendra); delante del extremo del morro de la cierva aparece una línea curva aislada (Fig. 7). Las representaciones han sido realizadas con trazo simple y único, muy fino y poco profundo, ocaFigura 6. Cualventi. Calcos de las principales manifestaciones pintadas.

sionalmente repetido (morro de la cierva, lomo de 194


El proyecto científico "Los tiempos de Altamira": nuevos hallazgos de arte rupestre paleolítico en el centro de la región cantábrica

Figura 7. Cualventi. Calco del panel de grabados de cronología Magdaleniense.

la cabra anatómicamente más completa). Se trata

Por el contrario, y según constata la dinámica

de representaciones bastante sumarias aunque no

sedimentaria del abrigo de la cueva, en el momen-

exentas de naturalismo, en especial en el caso de

to en que se pintaron las expresiones rojas, en

la cabeza de cierva y la figura de cabra que apare-

algún momento del Gravetiense o el Solutrense

ce en actitud de carrera y que parece surgir de

antiguo, el suelo debía estar a una cota más infe-

una grieta.

rior, y el acceso a la "Covacha" debía ser bastante más cómodo que el actual, con una boca de acce-

Paralelos ajustados para estas representa-

so más amplia, y una rampa de descenso de me-

ciones se encuentran con facilidad en grabados del

nor pendiente. Seguramente, las figuras rojas de-

Magdaleniense inferior de El Castillo, El Juyo, Las

bían de quedar, en su mayor parte, a la altura de

Aguas (como veremos en este mismo trabajo), y la

los ojos, y las posturas para ejecutar las obras, o

propia Altamira (Montes et al., 2004), conjuntos en

simplemente, observarlas, no serían tan complica-

los que la aparición de representaciones de cabras

das e incómodas de como lo son en nuestros días,

y cabezas de ciervas (en ocasiones estriadas) es

y seguramente, también a finales del Magdale-

muy frecuente.

niense inferior.

Un último dato de interés es que todo indica

3. Cueva de El Linar.

que la cota del suelo de la "Covacha", en el momento en que se grabó dentro de la hornacina,

En el año 2004, el Museo de Altamira conti-

debía ser muy similar a la que observamos actual-

nuó con su proyecto de investigación, ésta vez en

mente, toda vez que el acceso a este espacio des-

la cueva de El Linar (La Busta, Alfoz de Lloredo).

de el abrigo quedó sellado por sedimentos, con

En esa campaña se procedió a la limpieza general

material arqueológico del Magdaleniense inferior,

del yacimiento que, tras años de abandono, pre-

en algún momento entorno al 14.500 antes del pre-

sentaba abundante suciedad, especialmente en

sente. Ello explica la situación precisa de estos gra-

sus cortes y suelos; se trabajó en la topografía del

bados, y el hecho de que el artista eligiera esta

yacimiento; se efectuó un levantamiento orto-fo-

pequeña marmita del techo para ubicar su reduci-

tográfico del panel de grabados que conserva la

do panel de grabados (prácticamente el único es-

cavidad y, tras la limpieza de los cortes preexis-

pacio en el que era posible estar de pie).

tentes, se sondeó el yacimiento arqueológico, 195


José Antonio Lasheras Corruchaga, Ramón Montes Barquín, Emilio Muñoz Fernández

Figura 8. Topografía de la cueva de El Linar con la situación de las actuaciones arqueológicas realizadas y del registro parietal.

aprovechando actuaciones anteriores (en especial

datación, por C14 AMS, ofreció una data de 19.680

las desarrolladas por A. Moure y V. Gutiérrez Cue-

± 90 años B.P.).

vas, en 1969, y las de Montes y Sanguino de 1993-

- Unidad 3: Paquete de limos, progresivamente

94), tomando diversas muestras para su ulterior

más arcillosos, producto de decantación, y hacia la

análisis (Fig. 8).

base por aporte de disolución de roca madre. Pre-

En el depósito principal de la boca 3, se prac-

senta algunas evidencias arqueológicas aisladas, posiblemente del Gravetiense.

ticaron los sondeos A y C, localizándose tres grandes unidades estratigráficas, que descritas de te-

Paralelamente a los trabajos arqueológicos,

cho a base, serían las siguientes:

se efectuaron tareas de documentación, con téc-

- Unidad 1: limos superficiales y costra estalag-

nicas modernas, del arte rupestre de la cavidad, a

mítica de entre 2 y 5 cms. que sella los depósitos

partir de la realización de un levantamiento orto-

inferiores.

fotográfico del techo laminado de los grabados. El objetivo era obtener una documentación gráfica

- Unidad 2: paquete arqueológico, compuesto

precisa de las manifestaciones rupestres conoci-

de limos y arenas, que incluye varios subniveles con

das en la cavidad, las cuales fueron descubiertas

evidencias arqueológicas (del Magdaleniense inferior),

por Carmen San Miguel y Emilio Muñoz en los años

destacando un potente hogar en forma de cubeta,

80 del pasado siglo (San Miguel, 1991). Igualmen-

conservado entre afloramientos de la roca madre y

te, se trató de verificar la existencia de represen-

bloques. Esta unidad ha sido datada, por C14 AMS,

taciones figurativas pintadas en rojo en la cavidad,

entre 14.040 ± 60 y 15.860 ± 70 años B.P.

de las cuales daban cuenta ciertos rumores y refe-

- Unidad 3: arenas rojizas, de origen hídrico,

rencias vagas de espeleólogos, lo cual no ofreció

y, más abajo, roca madre en descomposición. Es-

resultado positivo alguno (Fig. 9).

téril, arqueológicamente hablando.

La revisión que se ha realizado ha confirma-

Por su parte, en el depósito de la covacha de

do, en líneas generales, la atribución crono-estilís-

la boca 3, en donde Moure y Gutiérrez ya efectua-

tica de C. San Miguel, quien atribuyó los grabados

ron un sondeo, se practicó el sondeo B (aprove-

a una fase avanzada del estilo IV de A. Leroi-

chando el anterior). El mismo ofreció las siguientes

Gourhan, proponiendo una cronología Magdale-

unidades estratigráficas:

niense Superior/final para el conjunto.

- Unidad 1: Costra estalagmítica superficial.

Únicamente, la interpretación de algunas re-

- Unidad 2: Paquete de limos y arenas pardo-

presentaciones de animales difiere de lo propues-

oscura, parcialmente laminado, conteniendo ocu-

to por esta autora, dado que una figura interpre-

paciones paleolíticas del período Solutrense (una

tada como una posible cabeza de liebre ha sido 196


El proyecto científico "Los tiempos de Altamira": nuevos hallazgos de arte rupestre paleolítico en el centro de la región cantábrica

Figura 9. Cueva de El Linar. Aspecto general de la galería de los grabados.

Figura 10. Cueva de El Linar. Cabeza de rebeco.

197


José Antonio Lasheras Corruchaga, Ramón Montes Barquín, Emilio Muñoz Fernández

interpretada ahora como una cabeza de rebeco, y

ofreció industria lítica y ósea (destacando el hallaz-

unas líneas que se interpretaban como una posi-

go de un arpón plano con ojal central -Aziliense-) y

ble representación esquemática de cabeza de

fauna; este nivel es asignable, sin muchas dudas,

macho de cabra montés, ha sido desechada como

al período Aziliense.

tal (Fig. 10).

· Interior de la cavidad (Sala 2). En el interior

El resto del registro, con una sintética repre-

de la galería que conocemos como sala 2, y cerca

sentación de un bisonte completo, la cabeza de un

del colapso que conduce al tramo final de la gruta

segundo rebeco y una figura femenina acéfala vista

(sala 3), a 60 metros de la boca de la cavidad, y

de perfil (venus), como principales elementos figu-

aprovechando varias calicatas preexistentes, efec-

rativos, prácticamente ha sido leída de igual mane-

tuamos cuatro sondeos. El primero (sondeo princi-

ra a como fue interpretada por C. San Miguel.

pal) es un sondeo de 2x1 metros (cuadros G-6 y G7), en cuyo cuadro Sur (G-7), alcanzamos la mayor

En lo referido a los grabados dispuestos en

cota de profundidad (2 metros). Aquí aparece una

torno a sendos pasos estrechos con forma de vul-

compleja estratigrafía, algunos de cuyos niveles son

va, en la galería ubicada inmediatamente a la iz-

singularmente fértiles en industria lítica, industria

quierda de la galería de los grabados menciona-

ósea, macrofauna, malacología (Patella vulgata,

dos anteriormente, no podemos por menos que

Littorina littorea, etc.), y algunos testimonios de arte

sorprendernos y apoyar la interpretación de San

mueble

Miguel (gráficamente expuesta por Serna Gancedo,

(rodete

perforado

con

decoración

geométrica, colgantes, etc.), en especial los nive-

en San Miguel y Muñoz, 2002:87), de que se trata

les del paquete B, de unos 60-70 cms. de espesor,

de un aprovechamiento de relieves naturales para

y atribuibles al Magdaleniense inferior (las

sugerir un espacio de tránsito que, al ser atrave-

dataciones absolutas han situado este paquete

sado, rememora el momento del parto. A nuestro

entre 14.440 ± 70 y 15.030 ± 60 años B.P.). Por

modo de entender, estamos ante un más que po-

debajo, aparecieron otros estratos, datados por

sible espacio ritual del Paleolítico Superior.

C14 AMS, entre 16.880 ± 70 y 17.630 ± 80 años

4. Cueva de Las Aguas.

B.P. Junto a este sondeo, y cerca de un caos de

La cueva de Las Aguas, más conocida en la

bloques, regularizamos una calicata antigua (de V.

localidad de Novales como "Cueva de los Santos",

Gutiérrez Cuevas) que resultó prácticamente es-

se sitúa en el tramo medio-superior de una vagua-

téril (50 cms. de profundidad). Algo más al Este, se

da localizada al Nordeste del pueblo, en un sustrato

aprovecharon sendos sondeos de 1x1 y 0,5x0,5

de calizas del Cretácico Inferior (Aptiense–

metros (en este último caso pegado a la pared

Albiense).

Norte), respectivamente, en los que profundizamos 100 y 50 cms. respectivamente. Ambos proporcio-

Tras una valoración global de los indicios ar-

nan secuencia y materiales arqueológicos simila-

queológicos conocidos anteriormente a lo largo de

res al tramo superior del sondeo principal, permi-

la cueva, y partiendo de la estrategia de aprove-

tiendo caracterizar la geometría del depósito.

char (limpiando y regularizando) las calicatas y rebuscas previas, se decidió en 2005 realizar una

Por tanto, existen dos depósitos sedimen-

serie de sondeos al objeto de conocer la distribu-

tarios con evidencias de ocupación. El primero,

ción real, la extensión y las características del de-

ubicado en el vestíbulo, ofreció un gran paquete

pósito arqueológico que, a partir de escasos indi-

de arcillas y costras de génesis holocénica, de poco

cios, se intuía en la cavidad.

más de 100 cms. de espesor, relacionado con la actividad reconstructiva de la gruta (muy importan-

De este modo, se practicaron sondeos en tres

te en esta zona, en donde existe abundante go-

zonas, que enumeradas desde la boca hacia el in-

teo estalagmítico y deposición de arcillas de decal-

terior, son las siguientes:

cificación), bajo todo lo cual únicamente fue posi-

· Vestíbulo (Sala 1). Se regulariza y limpia un

ble documentar un nivel del Aziliense, quedando

sondeo preexistente, de 1x1 metros y más de un

pendiente la constatación de si en este espacio se

1 metro de profundidad, en el que se observaba

produjeron ocupaciones paleolíticas; y un segun-

un potente nivel de arcillas claras plásticas y esté-

do, ubicado en un espacio bastante seco y con

riles, y en su base, un nivel arqueológico oscuro,

temperatura constante de 13,5 ºC, situado al in-

del que se documentaron en nuestra intervención

terior de la gruta (en un espacio de completa os-

35 centímetros de profundidad. Este nivel oscuro

curidad, a más de 60 metros de la boca), en donde 198


El proyecto científico "Los tiempos de Altamira": nuevos hallazgos de arte rupestre paleolítico en el centro de la región cantábrica

Figura 11. Topografía de la cueva de Las Aguas con indicación de los sondeos efectuados y del registro artístico paleolítico.

se ha documentado -no sin cierta sorpresa- una

hábitat interior (cosa relativamente extraña), en

amplia

el

donde, y como no puede ser de otra manera, se

Magdaleniense inferior acumulada en un espacio

documentan infinidad de restos de hogares (Fig.

llano y con buenas condiciones de habitabilidad,

11).

estratigrafía

del

Solutrense

y

sin relación con alguna potencial boca sellada (que

Respecto al arte parietal, podemos afirmar que

ha sido posible certificar que nunca existió). Esta-

la campaña realizada fue muy fecunda y de enor-

mos, por tanto, ante un área de asentamiento de

me interés científico. Para justificar esta afirmación 199


José Antonio Lasheras Corruchaga, Ramón Montes Barquín, Emilio Muñoz Fernández

Figura 12. Cueva de Las Aguas. Aspecto del Sector II de la cavidad.

baste con exponer que han sido hasta un total de

en 3 zonas o sectores, definidos a partir de la mor-

76 las unidades gráficas documentadas en nues-

fología del recinto endokárstico de Las Aguas.

tro trabajo, cuando hasta fechas recientes (M.

Esta división permite analizar el registro espa-

Serna, 2002), se conocían únicamente 12 unida-

cialmente y ayuda a establecer las relaciones que,

des; es decir, se ha aumentado el repertorio parie-

entre las diferentes unidades gráficas, pueden

tal conocido en esta cavidad en más de un 633%.

existir.

Además del número de figuras nuevas, debe-

Sector I: Se corresponde con el vestíbulo de

mos exponer también la calidad de muchas de las

la boca, con dos niveles en altura: la parte baja en

nuevas representaciones documentadas, que inclu-

donde se ubica la primitiva boca de la cueva (hoy

yen hasta 6 cabezas de cierva en trazo estriado o

prácticamente cegada por un muro artificial), y una

raspado, un bisonte completo realizado en trazo

zona elevada resultado del desplome de un gran

estriado y varios conjuntos de pinturas rojas con

estrato de caliza del techo, sobre el cual es posi-

evidente sentido de "marcado topográfico".

ble, actualmente, circular.

Todas las evidencias localizadas y documen-

Sector II: Se corresponde con el desarrollo

tadas, incluyendo las anteriormente conocidas,

mesial de la gruta. Presenta igualmente dos altu-

pueden ser adscritas al Paleolítico sin demasiadas

ras: la base, adosada a la pared Norte, que pre-

dudas. No se ha documentado indicios razonables

senta relleno sedimentario y las evidencias de las

(técnicos o estilísticos) que sugieran la presencia

ocupaciones del Solutrense y Magdaleniense infe-

de expresiones parietales post-paleolíticas en la

rior que acabamos de referenciar, y una zona ele-

cavidad.

vada que discurre sobre un gran caos de bloques

Para sistematizar el estudio y ordenación del

desplomados del techo (Fig. 12).

abundante registro parietal del que, a partir de

Sector III: Es el resultado de un colapso de la

ahora, cuenta la gruta, hemos dividido la cavidad

gruta en una zona de contacto entre diferentes 200


El proyecto científico "Los tiempos de Altamira": nuevos hallazgos de arte rupestre paleolítico en el centro de la región cantábrica

Figura 13. Cueva de Las Aguas. Camarín 2 del Sector III.

facies de estratos calizos. Forma un auténtico "fon-

mente (3 unidades), que constituyen un reducido

do de saco", en el cual se localizan hasta 3 peque-

conjunto parietal pintado. En total, se han locali-

ños camarines sucesivos, en la pared izquierda,

zado y estudiado 18 unidades gráficas (15 descu-

en donde se localiza la mayor parte del registro

biertas ahora), todas ellas pinturas de color ocre

parietal documentado (Fig. 13).

rojo, en diversas tonalidades.

Antes de pasar a relacionar las unidades grá-

Se trata, en su mayor parte, de manchas y

ficas documentadas, debemos exponer que, en el

restos de pigmento muy perdidos, con algunos ele-

Sector II -en donde se ubica la zona de habitación

mentos que caben ser interpretados como discos,

referida-, curiosamente no se ha documentado nin-

puntos y posibles restos de figuras complejas (sig-

guna unidad gráfica, a pesar de que es la zona de

nos y representaciones de animales).

cavidad en la que se concentran las actividades de

Destaca en este conjunto un grupo de pun-

subsistencia y hábitat paleolíticas coetáneas, como

tos rojos realizados con la yema de un dedo (pro-

veremos, del registro paleolítico. Sobre las impli-

bablemente el meñique). Los mismos se ubican en

caciones que tiene este hecho (división y

una pequeña hornacina de la pared, flanqueada

estructuración del espacio interior de la cavidad por

por dos columnas de concreción. Se encuentra en

parte de las comunidades humanas), se tratará en

una pared colgada, a más de 5 metros del suelo

otros trabajos que, a partir del presente estudio,

de la cueva y a 1,6 metros de la superficie del sa-

irán apareciendo próximamente.

liente, y es accesible únicamente desde el extremo de un bloque enorme, estirando la mano. El

4.1. Sector I.

panel se encuentra escondido, únicamente es visi-

En la zona elevada de este sector, sobre

ble cuando se asoma uno desde el extremo del

espeleotemas, y en el propio techo de la sala, se

bloque, sobre un saliente de calcita. Presenta cua-

han localizado y estudiado diversas manchas y res-

tro hileras verticales de puntos, de las cuales, la

tos de color rojo ocre, algunas conocidas anterior-

primera, situada en el extremo izquierdo, única201


José Antonio Lasheras Corruchaga, Ramón Montes Barquín, Emilio Muñoz Fernández

mente presenta 4 puntos; la segunda, tiene 11

Las unidades gráficas ahora documentadas as-

puntos; la tercera 12, siendo la más larga del gru-

cienden a 66, las cuales sintetizamos a continuación:

po; y, la cuarta, únicamente 6 puntos. Mide 27 cms.

4.2.1. Camarín 1.

de altura por 9 cms. de anchura, en la cuarta fila

En este espacio únicamente se han documen-

horizontal, la única completa del conjunto.

tado hasta 7 restos de color rojo, que en ningún

Igualmente, son reseñables los restos muy

caso conforman una representación reconocible

perdidos de lo que, posiblemente, fueron en ori-

(signo y animal).

gen un signo cuadrilátero y el cuello y la cabeza de

4.2.2. Camarín 2.

una posible cierva.

Alberga el que podemos considerar como "panel

4.2. Sector III.

principal", en cuyo extremo derecho encontramos la

En esta zona de la cueva era donde se cono-

firma de H. Alcalde y el año 1909, de puño y letra del

cían, desde su descubrimiento por H. Alcalde del Río,

descubridor, grafiti que da fe del hallazgo por parte

en 1909, el grueso de las manifestaciones rupestres

del insigne erudito torrelaveguense (Fig. 14).

de la cavidad. También en esta zona documentó al-

4.2.3. Camarín 3.

gunas figuras nuevas, a mediados de los años 80 del pasado siglo, un equipo de la Universidad de Cantabria

Es un espacio muy reducido y bajo, en el que,

(González, M.R. y González, C. (1985): "Nuevos gra-

a duras penas, apenas si hay espacio para que

bados parietales en la cueva de Las Aguas (Novales,

dos personas, tumbadas y puntualmente senta-

Cantabria) Caesaraugusta, 60-61: 57-65. Zaragoza).

das, puedan estar a la vez.

Con anterioridad a nuestro estudio, se cono-

En este espacio se produce la mayor concentra-

cían en esta zona un total de 9 unidades gráficas,

ción de unidades gráficas figurativas de toda la cueva.

algunas ampliamente difundidas desde comienzos

De hecho, de las 26 unidades gráficas documentadas,

del siglo XX, como el signo rojo en forma de parri-

7 se corresponden -con seguridad- con representacio-

lla, el signo claviforme o los dos bisontes pintados

nes de animales, 5 ciervas y 2 bisontes. La técnica del

y "parcialmente" grabados.

trazo estriado es la más frecuentemente empleada,

Figura 15. Cueva de Las Aguas. Calcos de las principales manifestaciones grabadas en trazo estriado del Camarín 3.

Figura 14. Cueva de Las Aguas. Calcos de los grandes bisontes del Camarín 2.

202


El proyecto científico "Los tiempos de Altamira": nuevos hallazgos de arte rupestre paleolítico en el centro de la región cantábrica

seguida de la pintura roja. Todos las representaciones

exclusivo de la tinta roja, mediante las técnicas del

de animales (5 prótomos de cierva, con cuello y cabe-

tamponado y la tinta plana, determinadas conven-

za, y los dos bisontes, uno representado de manera

ciones de representación, y la aparición -casi sis-

completa y el segundo con línea cérvico-dorsal, cuello

temática- de las representaciones de ciervas, ca-

y cabeza) han sido realizadas mediante la primera téc-

bras y caballos, definen con precisión este tipo de

nica, en tanto en cuanto la pintura roja se ha reserva-

arte del Gravetiense final, inicios del Solutrense.

do para la realización de signos, generalmente a base

Durante el Solutrense, la actividad gráfica en la

de puntos, y otros restos inidentificables (Fig. 15).

zona parece concentrarse en Altamira, y quizás en

Con todo ello, el conjunto rupestre de Las

Las Aguas, en donde algunas manifestaciones en

Aguas ha aumentado sustancialmente en número

rojo (incluidos los grandes bisontes rojos que ulte-

y calidad de representaciones. Es especialmente

riormente serán grabados con trazo estriado), bien

reseñable el aparato gráfico del Sector 3 (Camari-

pudieran corresponderse con este episodio. Además,

nes 2 -gran panel- y 3), que se constituye, tras

la existencia de ocupaciones solutrenses bien testa-

nuestra intervención, en uno de los conjuntos más

das (incluido un hogar en la zona de hábitat, Sector

importantes de grabados en trazo estriado -aso-

II de la cueva), refuerzan tal posibilidad.

ciados a pintura roja- del Magdaleniense inferior

No obstante, es en el Magdaleniense, en es-

de la Cornisa Cantábrica, con evidencias análogas

pecial durante el Magdaleniense inferior, cuando la

a las documentadas en los grandes santuarios

actividad gráfica se desarrolla con profusión en la

Magdalenienses del centro de la Región Cantábrica,

zona. Al impresionante conjunto de Altamira, pode-

como El Castillo, La Garma o Altamira.

mos sumar los grabados de la hornacina de Cualventi

5. Una visión de conjunto: hacia una ordenación

y la mayor parte del conjunto de Las Aguas, sobre-

crono-estilística del registro parietal paleolítico

saliendo la profusión (en todos los conjuntos) de

del tramo inferior de la cuenca del Saja.

representaciones grabadas, tanto en trazo simple como, sobre todo, estriado. Las representaciones

El conocimiento obtenido del registro parietal

de cabezas de ciervas y de cabras en trazo estria-

del conjunto de cavidades con restos de habita-

do son frecuentes, con tendencia a conformar pa-

ción del Tardiglaciar en las sierras litorales ubica-

neles bien organizados y estructurados, siendo re-

das al Norte del tramo medio del río Saja, entre el

señable igualmente la representación de bisontes,

macizo de Monte Barbecha (Alfoz de Lloredo) y el

igualmente grabados en trazo estriado.

alto de Vispieres (Santillana del Mar), informa de una importante actividad gráfica en las cavidades

De las últimas fases del Magdaleniense (Supe-

de la zona entre un momento no preciso del

rior y Superior/final), momentos de los que no po-

Gravetiense y el final del Magdaleniense.

seemos registro arqueológico documentado en Altamira, Las Aguas, ni -curiosamente- en El Linar

En una rápida y sintética ordenación, de ca-

(solamente Cualventi posee indicios de ocupaciones

rácter aún muy preliminar, podemos exponer que

muy someras del Magdaleniense Superior), únicamen-

la actividad gráfica ha sido muy importante, aun-

te disponemos del homogéneo y reducido conjunto

que no continua en el tiempo (ni mucho menos) y

de grabados del falso techo de la "galería de graba-

con cierta tendencia a polarizarse en lugares sub-

dos" de El Linar, asignados al Magdaleniense Supe-

terráneos muy concretos (¿santuarios?).

rior/final y con temas bastante atípicos como las re-

Las representaciones más antiguas las en-

presentaciones de cabezas de rebeco, la venus, e

contraríamos concentradas, por un lado, en la "Co-

incluso la sintética representación de bisonte.

vacha" de Cualventi, y por otro, en el sector dere-

Este panorama, descrito de manera muy preli-

cho del gran techo de Altamira3. Cualventi se cons-

minar y de manera sintética, deberá ser ampliado

tituiría así en un conjunto cerrado, de reducidas

en futuros trabajos a partir de un mayor número de

proporciones pero con todos los caracteres tecno-

datos, en especial de dataciones absolutas (en cur-

estilísticos y temáticos característicos de los con-

so), y de un más y mejor pormenorizado estudio

juntos de la conocida como "escuela de Ramales"

crono-estilístico en el que los autores ya trabajan.

(Covalanas, Haza, Pendo, etc.), en donde el uso

Dataciones absolutas recientes del yacimiento de Altamira han confirmado la existencia de un nivel del Gravetiense final, datado en 22.000 B.P., a la luz de lo cual se está planteando una reorganización cronológica del dispositivo parietal de esta cavidad, que incluye la atribución de buena parte de las pinturas rojas del sector derecho del conocido como «techo de los policromos» a una fase Gravetiense. 3

203


José Antonio Lasheras Corruchaga, Ramón Montes Barquín, Emilio Muñoz Fernández

de Lloredo, Cantabria)", en, Actas del XX Congreso

6. Bibliografía.

Nacional de Arqueología. Santander, 1989. Zaragoza.

MONTES, R., MUÑOZ, E., LASHERAS, J.A., de las HERAS, C., RASINES, P. y FATÁS, P. (2004): "The

SAN MIGUEL, C. y MUÑOZ, E. (2002): "El Linar", en,

association between deer/hind and mountain goat

Las Cuevas con Arte Paleolítico en Cantabria. Ed. Aso-

in the rock art assemblages of the Lower/Middle

ciación Cántabra para la Defensa del Patrimonio

Magdalenian of the centre of the Cantabrian Region:

Subterráneo. Ed. Cantabria en Imágenes.

new discoveries and some interpretations", en,

Santander: 83-88.

Actas del XXI Valcamonica Symposium.

SERNA, A. (2002): "Las Aguas", en, Las Cuevas con

MOURE, A. y FERNÁNDEZ, V. (1971): "Estratigrafía

Arte Paleolítico en Cantabria. Ed. Asociación Cántabra

arqueológica de la cueva del Linar", Cuadernos de

para la Defensa del Patrimonio Subterráneo.

Espeleología, 5-6: 89-106. Santander.

Cantabria en Imágenes. Santander: 91-96.

SAN MIGUEL LLAMOSAS, C. (1991): "El conjunto de Arte Rupestre Paleolítico de la Cueva del Linar (Alfoz

204


Nuevos restos humanos hallados en la cueva de Maltravieso Laura Muñoz Encinar Equipo de Investigación Primeros Pobladores de Extremadura Antoni Canals i Salomó Área de Prehistoria. Universitat Rovira i Virgili. Tarragona

Durante la campaña de excavación del año

En el año 2002 se planteó por parte del equi-

2002 se recuperaron nuevos restos humanos en

po de investigación Primeros Pobladores de

las intervenciones realizadas en el exterior de la

Extremadura una intervención en el exterior de la

cueva de Maltravieso. Estos restos pertenecen a

cueva y en la zona que ocupó la desaparecida Sala

la Sala del Descubrimiento, desaparecida durante

del Descubrimiento. El objetivo de esta actuación

los trabajos de cantería que dejaron a la luz la cue-

era comprobar si quedaban conservados sedimen-

va, por lo cual se añaden a los ya conocidos halla-

tos in situ pertenecientes al nivel de la Edad del

dos por Carlos Callejo en el año 1951. El conjunto

Bronce y la necrópolis documentada en el año 1951.

está formado por restos óseos y dentales de va-

Las actuaciones se articularon en dos fases,

rios individuos de diferentes edades pertenecien-

en la primera de ellas se realizaron sondeos me-

tes a la especie Homo sapiens. El estudio y análisis

cánicos y se obtuvieron cuatro columnas estra-

de estos restos nos ha aportado nuevos datos

tigráficas. El análisis de estas columnas aportó re-

acerca de las sociedades protohistóricas del Oes-

sultados negativos en cuanto a la conservación de

te peninsular y nos ha aproximado a conocer la

niveles arqueológicos. La segunda fase de actua-

funcionalidad de la cueva y las prácticas funerarias

ción en la Sala del Descubrimiento se centró en la

de estos individuos durante su ocupación.

apertura de cuatro sondeos manuales de distin-

La presencia de restos humanos en la cue-

tas dimensiones y repartidos por la totalidad del

va de Maltravieso está asociada a su propio des-

área de intervención. Estos sondeos nos permitie-

cubrimiento. En 1951 durante los trabajos de ex-

ron reconocer un nivel de sedimentación estéril en

plotación de la cantera de cal ubicada en esta

el que se documentó una fase de caída de bloques

zona del Calerizo, las labores de barrenado de-

procedentes de las voladuras de la cantera. En este

jaron al descubierto parte de la cueva. La zona

nivel de caída de bloques se localizaron algunos

afectada por las voladuras, que hicieron desapa-

restos humanos descontextualizados. En concre-

recer parte de la cueva, fue la denominada pos-

to, se trataba de restos óseos y dentales que no

teriormente como Sala del Descubrimiento, en ella

estaban en conexión anatómica y se encontraban

se hallaron restos humanos y cerámicos que for-

en un contexto sedimentológicamente removido.

maban parte de una necrópolis que fue adscrita

En cuanto a la adscripción cronológica, pen-

según Callejo (1958) a la Edad del Bronce. Aún

samos que la fase de ocupación a la que corres-

así los restos cerámicos recuperados, según Ca-

ponde el uso de la Sala del Descubrimiento como

llejo, representaban una gran amplitud cro-

espacio sepulcral pertenece a un momento ante-

nológica ya que se recuperaron cinco vasos

rior a la Edad del Bronce. Callejo en 1958 incluía

cerámicos entre los que se documentaron pie-

los restos humanos en la Edad del Bronce a partir

zas neolíticas, vasos cerámicos con decoración

del estudio de los materiales cerámicos, aunque

incisa adscritos a la etapa calcolítica, hachas de

existían otros restos arqueológicos que pertene-

mano, puntas de flecha, colgantes de piedra

cían al Neolítico y Calcolítico (Callejo, 1958). Una

pizarrosa, etc. (Callejo, 1958). Desconocemos

revisión posterior de las cerámicas reafirmaba la

exactamente el número inicial de restos que se

dificultad de precisar la cronología, y describía un

recuperaron tras la apertura de la cavidad, los

abanico temporal que incluía desde elementos del

restos humanos que se conservan en el Museo

Neolítico hasta la Edad del Bronce (Sauceda y Ce-

de Cáceres son un coxal, un fragmento de fémur,

rrillo, 1985). El tipo de enterramiento documenta-

una tibia, siete mandíbulas y cuatro cráneos. 205


Laura Muñoz Encinar, Antoni Canals i Salomó

do en la Sala del Descubrimiento es de tipo colecti-

individuos de distintas edades. El grado de frag-

vo, ritual arraigado dentro de las tradiciones cultu-

mentación de los restos es muy bajo y la conser-

rales de las poblaciones neolíticas y calcolíticas, no

vación es óptima sin que se hayan documentado

sólo en el Oeste peninsular sino en toda Europa

modificaciones tafonómicas en la superficie de los

(Harding, 2003). Esta tradición cultural funeraria

huesos.

no se ha documentado en ninguna necrópolis de

Identificamos un total de 44 restos dentales,

la Edad del Bronce en el Oeste peninsular ya que

2 mandíbulas, 2 maxilares y 124 restos óseos

durante este período se produce un gran cambio

craneales y postcraneales. Entre los restos óseos

en las costumbres rituales y se abandona el ente-

podemos destacar la presencia de 5 fragmentos

rramiento colectivo en favor de los enterramientos

craneales entre los que destacan cuatro tempora-

individuales (Rodríguez y Enríquez, 1992). Por lo

les completos de dos individuos inmaduros.

tanto, podríamos relacionar esta fase de uso

Localizamos un total de 42 costillas y 23 vér-

sepulcral de la cueva con las cerámicas neolíticas,

tebras dentro de las cuales identificamos 1 axis, 4

calcolíticas o las hachas pulimentadas identificadas

vértebras cervicales y 2 torácicas. Las vértebras

por Callejo (Callejo, 1958), sin descartar que pos-

pertenecen a varios individuos inmaduros de dis-

teriormente se produjera una ocupación no ritual

tintas edades ya que se encuentran en diferentes

de alguna parte de la cueva durante la Edad el

estados de sinostosis. También se documentó la

Bronce.

presencia de 1 sacro y 3 coxales sin fusionar (ilión,

Para el análisis de los materiales realizamos

isquión y pubis).

la identificación anatómica de cada uno de los res-

Las extremidades superiores están represen-

tos y a partir de ellos estimamos el número mínimo

tadas por 2 escápulas, 3 húmeros, 1 radio, 1 ulna

de individuos según White y Folkens (1998). Para

y 1 carpo. En cuanto a las extremidades inferiores

ello valoramos el grado de fragmentación de los

se han recuperado 2 fémures, 3 tibias, 2 peronés,

restos y su estado de conservación.

2 calcáneos y 2 astrágalos. Por otro lado, se ha

La estimación de la edad en individuos inma-

determinado la presencia de 4 fragmentos de

duros se realizó a partir de la cronología de erup-

metacarpos y metatarsos, y 11 falanges que com-

ción dental y la sinostosis de los centros secunda-

pletan los restos procedentes de las extremida-

rios de osificación. Los restos óseos identificados

des inferiores.

de individuos adultos no permiten observar la edad

La estimación del número mínimo de individuos

con exactitud. La cronología de erupción dental se

(NMI) se ha realizado a partir del estudio dental. El

ha estimado a partir de las tablas aportadas por

NMI estimado a partir de los restos dentales halla-

Schour y Massler (1941) y las modificaciones pos-

dos en las intervenciones del año 2002 en la Sala

teriores de las secuencias de erupción dental

del Descubrimiento es de 6. Además, a partir de la

(Ubelaker, 1989, Smith, 1991). En el caso de la pre-

cronología de erupción y estadio de formación den-

sencia de dientes sueltos hemos tenido en cuenta

tal junto con los datos aportados por la observa-

el estadio de formación de los mismos, de acuerdo

ción del grado de sinostosis de los huesos largos,

con la variación en el tiempo del desarrollo dental,

hemos podido aproximarnos a la edad de estos

iniciado por la corona y finalizado con la formación

individuos. A partir de estos datos identificamos la

total de la raíz. Para ello hemos considerado la

presencia de cuatro individuos infantiles, uno de 3

metodología basada en Gustafson y Koch (1974),

años, uno de entre 6 y 7 años, y dos de unos 8

con los datos de los terceros molares de Anderson

años aproximadamente. Además, identificamos la

et al., (1976) (en White, 2005).

presencia de un individuo adolescente de entre 14

En el caso de los huesos largos hemos tenido

y 15 años aproximadamente y un individuo adulto.

en cuenta el grado de sinostosis de los centros

Los restos depositados en el Museo de

secundarios de osificación y la progresión en el cie-

Cáceres formados por un coxal, un fragmento de

rre epifisal. Para ello hemos utilizado los estudios

fémur, una tibia, siete mandíbulas y cuatro cráneos,

realizados por Suchey (1984) y Webb y Suchey

deben sumarse a los hallados en el año 2002 por

(1985) (Moore-Jansen y Jantz, 1989).

el equipo Primeros Pobladores de Extremadura ya

El número de restos humanos recuperados

que forman parte de la misma necrópolis. Para es-

durante las intervenciones del año 2002 es de 172.

tos restos el número mínimo de individuos estima-

El conjunto esta formado por restos de diferentes

do es de 5, de edad adulta, teniendo en cuenta 206


Nuevos restos humanos hallados en la cueva de Maltravieso

también los datos de los restos y las edades de

de tiempo distendido y no con carácter puntual. La

los individuos hallados en el 2002. Así pues, según

documentación de individuos de diferentes edades

los datos actuales, el total de individuos localiza-

que representan de manera aproximada todos los

dos que forman parte de la necrópolis de la Sala

grupos de edad, nos indica un perfil de mortalidad

del Descubrimiento es de 11, entre los que hemos

correspondiente a la dinámica ontogénica del gru-

identificado individuos de diversas edades.

po. Por ello pensamos que la Sala del Descubrimiento y la cueva de Maltravieso fueron entendi-

Estos datos nos aportan información acerca

das como un espacio cotidiano sepulcral en el que

de las edades de muerte de los individuos ente-

se depositaron los cuerpos con carácter ritual.

rrados en la desaparecida Sala del Descubrimiento. Aún así estamos a la espera de poder ampliar

Agradecimientos.

el estudio mediante la revisión exhaustiva de los

A todas la personas que han trabajado en la

materiales de las intervenciones antiguas, y el aná-

cueva de Maltravieso dentro del proyecto Prime-

lisis paleopatológico de los restos. El número de

ros Pobladores de Extremadura. Damos las gra-

individuos junto con la distribución de las edades

cias a los miembros del IPHES y del Área de Prehis-

nos aproximan a conocer el tipo de enterramiento

toria de la Universidad Rovira i Virgili por su apoyo.

que se dio en algún momento entre el Neolítico y

En especial a Palmira Saladié y Antonio Rodríguez

el Calcolítico en la cueva de Maltravieso. A partir

por sus apuntes y correcciones. Los trabajos de

de los datos aportados por el NMI podemos afir-

campo y el proyecto de investigación Primeros Po-

mar que se trataba de un grupo relativamente

bladores de Extremadura (2PR03B010) han sido

numeroso. Además, con el conocimiento de las

financiados por la Dirección General de Investiga-

edades de muerte podemos inferir que este grupo

ción, Desarrollo tecnológico e Innovación de la Junta

utilizó la cueva de Maltravieso durante un período

de Extremadura.

207


Laura Muñoz Encinar, Antoni Canals i Salomó

Actas de las Primeras Jornadas de Arqueología do Nor-

Bibliografía. ANDERSON,

D.L., THOMPSON, G.W.

deste Alentejano: 45-54.

y

POPOVICH, F. (1976): "Age of attainment of

SCHOUR, I. y MASSLER, M. (1941): "The

mineralization atages of the permanent dentition",

development of the human dentition", The journal

Journal of Forensic Science, 21: 191-200.

of the American dental association, 28: 1153-1160.

CALLEJO SERRANO, C. (1958): La cueva pre-

SMITH, N.H. (1991): "Standards of human

histórica de Maltravieso junto a Cáceres. Publicacio-

tooth formation and dental age assessment", en,

nes de la Biblioteca Pública de la Ciudad, Cáceres.

Kelley M.A. and Larsen C.S. (eds), Advances in dental Anthropology. New York. Wiley-Liss: 143-168.

GUSTAFSON, G. y KOCH, G. (1974): "Age

SUCHEY, J.M., OWINGS, P.A., WISELY, D.V. y

estimation up to 16 years of age based on dental development", OdontologisK Revy, 25: 297-306.

NOGUCHI, T.T. (1984): "Skeletal aging of unidentified persons", en, Human identification: Case studies in

HARDING, A.F. (2003): Sociedades europeas en

forensic anthropology. Springfield. Illinois, T.A.

la Edad del Bronce. Ariel Prehistoria.

Rathbun and J.E. Buikstra.

MOORE-JANSEN, P.H.A. y JANTZ, R.L. (1989):

UBELAKER, D. (1989): Human Skeletal Remains.

Data Collection Procedures for Forensic Skeletal Ma-

Washington, Smithsonian Institution.

terial. Knoxville. University of Tennessee.

WEBB, P.A.O. y SUCHEY, J.M. (1985):

RODRÍGUEZ, A. y ENRÍQUEZ, J.J. (1992): "Las

"Epiphyseal union of the anterior iliac crest and

necrópolis protohistóricas en Extremadura", en,

medial clavicle in a modern multiracial sample of

Blánquez, J. y Antona del Val, V. (coord), Congre-

American males and females", American Journal of

so de Arqueología Ibérica: las Necrópolis. Madrid.

Physical Anthropology, 68: 456-466.

Consejería de Cultura Dirección General de Pa-

WHITE T. y FOLKENS, P. (1998): Human

trimonio Cultural, Comunidad de Madrid: 531562.

Osteology (second edition). Academic Press. SAUCEDA, I. y CERRILLO, E. (1985): "Las ce-

WHITE, T. y FOLKENS, P. (2005): The Human Bone Manual. Elsevier. Academic Press.

rámicas de la Cueva de Maltravieso, Cáceres", en,

208


Cuevas funerarias en el Tajo Interior: a propósito de Maltravieso Enrique Cerrillo Cuenca Instituto de Arqueología-Mérida (CSIC) Antonio González Cordero Arqueólogo Francisco Javier Heras Mora Consorcio de la Ciudad Monumental Histórico-Artística y Arqueológica de Mérida

1. Introducción: Maltravieso como espacio

información recuperada tras el hallazgo de las pin-

funerario.

turas paleolíticas media década más tarde Callejo editaba en 1958 una monografía integral sobre la

Cuando se cumple medio siglo del descubri-

Arqueología de la cavidad, que debería haberse

miento de las manifestaciones gráficas de

completado con una segunda monografía más ex-

Maltravieso, se presenta este trabajo que no hu-

tensa que sin embargo nunca llegó a editarse

biera sido posible sin la salvaguarda que Carlos

(Callejo Carbajo, 2006). Más allá de su gran apor-

Callejo Serrano ejerció sobre Maltravieso desde su

tación, el arte paleolítico, mucha de la información

hallazgo, como lo hizo con buena parte del patrimo-

en ella contenida se convierte en un referente ne-

nio arqueológico cacereño. El "descubrimiento" de

cesario para cualquier tipo de análisis. Es el caso,

Maltravieso en 1951, provocado por una voladura

por ejemplo, de la caracterización de la fauna

en un frente de cantera, animó a muchos curiosos a

pleistocénica realizada por Hernández Pacheco,

adentrarse en la cavidad y empezar a recuperar los

que en el ambiente científico de la época no tuvo

objetos hallados en su interior. Incluso, ante la pre-

una repercusión apropiada. Mayor expectación le-

sencia de restos humanos se llegó a requerir la pre-

vantaron las cerámicas que el propio Callejo estu-

sencia de un juez para que autorizara su traslado a

dia y relaciona con varios períodos (Eneolítico, Edad

una fosa común del cementerio (Callejo, 1958). Una

del Bronce), para después pasar el testigo a otros

situación ciertamente tan cómica como nociva para

investigadores como M. Almagro (1960, 1969),

el estudio que nos planteamos realizar, pero no está

quien relaciona las cerámicas con una tradición de

de más señalar que la propia implicación personal

la Edad del Bronce.

de Carlos Callejo sirvió para evitar la excesiva disgregación de las piezas, anotar de una manera su-

Posteriormente algunos investigadores extre-

cinta el lugar de aparición de los restos e incluso

meños han tratado de encuadrar estas cerámicas

hacerse con una colección de las mismas que depo-

descontextualizadas dentro de la secuencia de la

sitó en el Museo de Cáceres, cuya primera evalua-

Prehistoria regional, no sin ciertas dificultades. Así,

ción realizara Orti Belmonte (Callejo Carbajo, 2006).

las primeras propuestas giraban en torno a la posibilidad de que estas cerámicas pertenecieran

En una ciudad como Cáceres que, desgracia-

bien al Neolítico o bien a la Edad del Bronce (Sau-

damente, había vivido de espaldas a algunos ha-

ceda Pizarro y Cerrillo, 1985: 48), testimoniando

llazgos en la exploración arqueológica de las cue-

siempre la ambigüedad que mostraba esta mues-

vas de El Calerizo, la noticia no pasó de la mera

tra (Enríquez, 1990: 68-69) para adscribirla a un

curiosidad de la que se hizo eco la prensa local.

período concreto. Otros autores han preferido

Sin lugar a dudas, el posterior descubrimiento de

decantarse abiertamente por la filiación neolítica

las manifestaciones gráficas sirvió para retomar con

de esta muestra (Pavón Soldevila, 1998a: 288, Al-

atención el estudio de los materiales recuperados,

gaba et al., 2000: 66).

una colección de fauna pleistocénica y un lote de materiales claramente holocénicos entre los que

En los últimos años hemos venido defendien-

cabría citar cráneos trepanados, una buena mues-

do precisamente la pertenencia de estas cerámi-

tra de cerámicas y algunos utensilios como un bra-

cas a una cronología Proto-Cogotas I (Cerrillo et

zal de arquero y una punta de flecha. Con toda la

al., e.p.). Una posibilidad que, en parte, ya había 209


Enrique Cerrillo Cuenca, Antonio González Cordero, Francisco Javier Heras Mora

6,25 12,5

25

37,5

50

Figura 1. Cuevas funerarias con información arqueológica en la Provincia de Cáceres.

sido apuntada por F.J. González-Tablas (1984: 275)

hallazgo de materiales típicos de Proto-Cogotas I

al analizar el yacimiento abulense de la Gravera

en el ámbito del Tajo extremeño plantea una serie

de Puente Viejo. También A. Esparza (1990) seña-

de dificultades en torno a la interpretación cultural

la la probabilidad, hoy factible, del posible funcio-

de esa posible fase de formación de Cogotas I en

namiento de Maltravieso como cueva funeraria

territorio extremeño (Barroso y González, 2007), y

durante Cogotas I, opinión que únicamente es

es que aún faltan evidencias directas de una posi-

matizable en cuanto a la estimación cronológica se

ble adscripción de yacimientos a este período.

refiere. En efecto, la tipología cerámica de los reci-

2. Maltravieso: documentación antigua bajo

pientes de Maltravieso apunta hacia la segunda

una nueva óptica.

mitad del II milenio, una vez que las ocupaciones

Como ya apuntamos, las descripciones apor-

Proto-Cogotas I del Alto Tajo han sido bien identi-

tadas y publicadas por Carlos Callejo son el único

ficadas y seriadas, incluso en los últimos años se

testimonio para tratar de realizar una revisión de

cuenta con dataciones absolutas.

la cavidad. Resulta imprescindible conocer esta pri-

Recientemente hemos trabajado en el análi-

mera versión de los hallazgos y relacionarla con la

sis de las cavidades funerarias del sector extre-

planimetría y topografía actual que hoy en día te-

meño del Tajo (Fig. 1), nuestros trabajos recientes

nemos de la cueva de Maltravieso (Ripoll et al.,

han consistido en la revisión y recopilación de una

1999). Un problema de base, aún no resuelto defi-

serie de evidencias arqueológicas, que se ha com-

nitivamente, es determinar cuál fue la entrada ori-

pletado con la excavación de las cuevas de

ginal de la cavidad. La identificación de la entrada

Canaleja I y II y Tío Republicano en el karst de la

primigenia no es válida sólo para comprender las

Garganta Canaleja (Romangordo, Cáceres). A par-

manifestaciones gráficas de un modo contextual,

tir de estos trabajos podemos empezar a plantear

sino que es aplicable a la hora de tratar de enten-

una cierta secuencia de uso funerario de las cue-

der la estructura de la propia necrópolis.

vas en la que podemos incluir la de Maltravieso.

La descripción de los acontecimientos, reali-

Además de esa preocupación por el análisis de este

zada en su monografía de 1958 permite aportar

tipo de actitudes funerarias de larga duración, el 210


Cuevas funerarias en el Tajo Interior: a propósito de Maltravieso

una serie de datos de interés a la propia

ta en la pared. Los recientes trabajos de interpre-

contextualización del material holocénico recupe-

tación de los restos óseos, llevados a cabo por

rado. La abertura de la cueva, como es conocido,

Laura Muñoz (en este volumen) permiten apuntar

se produjo tras la voladura de un frente de extrac-

algunas cuestiones de interés, como es la recupe-

ción de caliza orientado en aquel momento hacia

ración parcial del esqueleto de un individuo infantil

el Este, dejando al descubierto dos salas hoy des-

asociado posiblemente a los osarios de esta sala,

aparecidas. De ellas la principal era la de mayor

lo que permite admitir que ciertos individuos ha-

superficie de toda la cavidad, cuyo único testigo es

brían sido enterrados en posición primaria.

la entrada actual, en realidad la parte posterior de

No parecen existir más evidencias de ente-

esa estancia. En esta sala se localizaba la mayor

rramiento en todo el tramo que abarca el final de

parte de los osarios y materiales que describe

la primera estancia, hasta la denominada por

Callejo (Sala A en el plano original de C. Callejo), y

Callejo, Sala de las Chimeneas. Al parecer no se

a raíz de sus descripciones podemos mantener la

recuperó ningún tipo de material en esta sala, pero

idea de la asociación de restos humanos y cerámi-

sí se percibía una gran mancha de origen orgáni-

ca. La palabra "osario" es la que utiliza Callejo con

co1 que ocupaba el centro de este espacio y en la

frecuencia para describir la posición original de los

que se pudieron recoger algunos vegetales carbo-

huesos, y a lo largo de la descripción no se hacen

nizados. Se hace difícil suponer cuál es la entrada

referencias a huesos en conexión anatómica. En

original de la cavidad. Los indicios existentes (Fig.

un lateral de esta sala, se localizaba un espacio

2) parecen confirmar que en la Sala de las Chime-

anejo (Sala B de Callejo) con más individuos y frag-

neas no se situaba la entrada original de la cavi-

mentos de cerámica, incluso un brazal de arquero.

dad, y un hecho importante es precisamente que

Un cuenco liso fue recuperado además de una grie-

la gravimetría realizada en el entorno de la cueva

Figura 2. Posición de los distintos elementos hallados en Maltravieso dentro de la planta de la cueva publicada por Carlos Callejo (1958).

1

Esta posibilidad parece hoy en día desechada con una analítica realizada (Hipólito Collado, comunicación personal).

211


Enrique Cerrillo Cuenca, Antonio González Cordero, Francisco Javier Heras Mora

haya descartado la prolongación de la cueva más

resultados fueron completamente negativos en

allá de esta sala (Camacho et al., 2002: 1781).

cuanto a ocupaciones.

Reforzaría esa impresión la propia descripción que

En cuanto al material recuperado, único ele-

Carlos Callejo realiza del entorno de la cueva du-

mento de interpretación cultural posible, fue depo-

rante su hallazgo. En efecto, al parecer el acceso a

sitado en el Museo de Cáceres y reiteradamente

la sala B se hallaba sellado por bloques de piedra

estudiado por distintos investigadores. El conjunto

caliza que impedían el acceso al interior, y por tan-

óseo, tras las primeras descripciones dadas por

to, la deposición de los restos funerarios se habría

Callejo (1958) fue analizado por A. Álvarez Rojas

realizado en las primeras salas de acceso a la cue-

(1984) quien concluye que los cráneos pertenecen

va. Esta misma técnica de clausura de espacios

a un individuo femenino y otro masculino. De ellos

funerarios es la que encontramos en otras cuevas

el más interesante desde el punto de vista cultural

funerarias de la provincia de Cáceres, como des-

es el femenino, que muestra una trepanación con

cribiremos más adelante.

supervivencia en el parietal izquierdo, una caracte-

En 1960, sin ningún tipo de supervisión ar-

rística poco frecuente dentro de un reducido con-

queológica, se realizó una zanja en el interior de

junto de evidencias antropológicas prehistóricas

la cueva para facilitar el acceso y la visita a las

conocidas en este sector peninsular. Los nuevos

pinturas y grabados paleolíticos. Durante la re-

análisis parecen elevar la muestra hasta un núme-

moción de este sedimento se recuperó una pun-

ro mínimo de 7 individuos (Muñoz, en este volumen),

ta de lanza de tubo hueco que fue depositada

que sin duda no deben conformar el universo de la

en el Museo de Cáceres y publicada años des-

muestra inicialmente depositada en la cueva.

pués (Almagro Basch, 1969, Almagro Gorbea,

El material cerámico, más conocido y divulga-

1977).

do, se caracteriza por un conjunto de fragmentos

Maltravieso ha padecido, hasta época muy re-

pertenecientes a 13 recipientes en los que pue-

ciente, una falta de excavaciones sistemáticas para

den distinguirse dos tipos de recipientes ya seña-

tratar de reunir más datos en cuanto a la secuen-

lados desde los trabajos más antiguos de C. Callejo

cia de uso se refiere. Tan sólo se retomó la exca-

(1958). Destaca un grupo de recipientes de con-

vación en el año 1985, cuando desde el Museo de

tención de fondo plano, cuya peculiaridad más evi-

Cáceres se realizan una serie de sondeos en el

dente es la colocación de mamelones junto al bor-

perímetro de la estancia desaparecida, aunque los

de o al menos en una zona próxima (Fig. 3).

Figura 3. Recipientes de contención procedentes de Maltravieso.

212


Cuevas funerarias en el Tajo Interior: a prop贸sito de Maltravieso

Figura 4. Algunos de los fragmentos de cuencos con decoraciones caracter铆sticas de Proto-Cogotas I en Maltravieso.

Figura 5. Brazal de arquero y punta de lanza, procedentes de distintos lugares de Maltravieso.

213


Enrique Cerrillo Cuenca, Antonio González Cordero, Francisco Javier Heras Mora

Figura 6. Localización de las principales cavidades con restos humanos en El Calerizo cacereño.

Además de ese grupo de recipientes de con-

to más destacable es un brazal de arquero (Fig. 5)

tención, destaca un conjunto de cerámicas decora-

sobre pizarra recuperado de la sala aneja, y para

das (Fig. 4) a partir de la combinación de pocos mo-

el que no es posible realizar una propuesta

tivos pero bien seriados en distintos yacimientos del

cronológica. Otros materiales podrían indicar de una

área madrileña, dentro del Tajo, y en provincias limí-

manera laxa ocupaciones más antiguas, como es

trofes a Cáceres como Ávila y Salamanca, que nos

el caso de un hacha pulimentada y una punta de

sirven como elementos principales de caracterización

flecha, si bien estos elementos parecen pertene-

cultural. Círculos impresos, espigas y zig-zag se re-

cer al repertorio de materiales de otros yacimien-

piten de manera recurrente sobre cuencos carenados

tos Proto-Cogotas I (Delibes, 1998: 69). Una pe-

y simples, o incluso sobre un vaso de cuello indicado

queña lasca de cuarcita parece señalar la posibili-

y un gran recipiente en el que estos motivos se dis-

dad de ocupaciones previas al Holoceno.

tribuyen formando metopas. Es curiosa además la

Ese conjunto de decoraciones es corriente en

presencia de triángulos esgrafiados, en un recipien-

los yacimientos que R. Barroso y A. González (2007)

te, una circunstancia que algunos autores han visto

localizan en los yacimientos del área de Campo

como un elemento propio de Proto-Cogotas I (Es-

Arañuelo y La Vera, con los mismos motivos

parza, 1990: 120). No dejan de faltar algunos de los

(espiguillas, círculos impresos y ungulaciones), for-

recipientes que Callejo describe, un pequeño cuen-

mando esquemas decorativos semejantes en

co liso que hoy no se encuentra entre la colección de

metopas, y lo que resulta definitivamente aclara-

materiales del Museo de Cáceres.

dor: con una preferencia por su situación en bor-

En cuanto al apartado de elementos líticos,

des y carenas. Un repertorio al que no son ajenas

hay que señalar la presencia de unos pocos ele-

las áreas de la Meseta Norte donde las evidencias

mentos aunque de muy distinta índole. El elemen-

de poblamiento Proto-Cogotas I son bien conoci214


Cuevas funerarias en el Tajo Interior: a propósito de Maltravieso

das, las dataciones del poblado del Cogote, las más

tos de borde almendrado, por ejemplo), podemos

próximas a Extremadura se sitúan sin problemas

pensar que las inhumaciones de esta cueva se pro-

ya en torno al 1300 cal BC. Algo que confirman las

dujeron de manera muy laxa entre finales del IV y

pocas dataciones radiocarbónicas obtenidas en

el III milenio. En ese sentido es destacable la pre-

Madrid (Blasco et al., 1995), aumentadas ahora con

sencia de una punta de Palmela (Cerrillo Cuenca,

fechas de termoluminiscencia de materiales de la

1999).

colección Bento (Blasco y Lucas, 2002).

Una ocupación similar parece haberse estable-

3. El paisaje de Maltravieso: procesos

cido en la cueva de Santa Ana (Algaba et al., 2000),

culturales advertidos en el entorno.

aún pendiente de confirmación por los trabajos que allí se realizan en la actualidad (Carbonell et al.,

La Arqueología de El Calerizo cacereño (Fig.

2005). La cronología propuesta para esta ocupa-

6) ha sido una de las constantes de la investiga-

ción era la de un Neolítico relativamente antiguo,

ción arqueológica en la ciudad de Cáceres y se ha

aunque nos parece que debe supeditarse a la pu-

caracterizado siempre por la fragilidad de las con-

blicación del material arqueológico allí recogido.

clusiones obtenidas tras el estudio de un depósito arqueológico excesivamente perturbado (Cerrillo

Con todo ello, podemos documentar una ten-

Cuenca, e.p.). El estudio de los materiales de El

dencia relativamente antigua en la ocupación de

Conejar (Cerrillo Martín de Cáceres, 1983) apun-

estas cavidades del entorno de Cáceres2, que po-

taba en principio a una tradición de ocupación de

demos aislar de un segundo grupo de episodios

cuevas ya atestiguadas en El Escobar (Almagro

culturales de la Edad del Bronce en el que tiene su

Gorbea, 1977), si bien las revisiones posteriores

papel Maltravieso. La documentación arqueológi-

acabaron situando el grueso de la ocupación en

ca proveniente del entorno es ciertamente muy

un Neolítico Tardío (González Cordero, 1996) del

parca en lo que se refiere a ocupaciones del II

que posteriormente se confirmaría su antigüedad

milenio. A partir de nuestros trabajos recientes en

y pertenencia a un período más antiguo del Neolítico

Los Barruecos sabemos que existe una fase de

(Cerrillo Cuenca, 1999), hasta hace pocos años con

ocupación muy arrasada que sin problemas pode-

escasas posibilidades de análisis dentro de la cuen-

mos ubicar en los comienzos de la Edad del Bron-

ca interior del Tajo. Como tal, son las evidencias

ce, tal vez como etapa de abandono definitiva del

más antiguas de ocupación en cueva durante la

hábitat (Cerrillo Cuenca et al., 2004) durante este

Prehistoria Reciente del área de Cáceres, avaladas

período. Esta ocupación viene a cubrir de un modo

por los trabajos que recientemente hemos reali-

muy limitado un vacío que existía en esta zona de

zado en Los Barruecos (Cerrillo Cuenca, 2006).

la cuenca del Tajo en torno a los inicios del II milenio, pero aún así no alcanza en modo alguno a la pro-

Aunque no existen entre los materiales de

puesta cronológica que planteamos para la ocu-

esta cueva elementos que podamos paralelizar con

pación funeraria de Maltravieso.

los de Maltravieso, sí podemos concluir que está atestiguado igualmente su uso como necrópolis

En la actualidad, la serie de trabajos realiza-

durante una parte de la Prehistoria Reciente. No

dos en la Sierra del Aljibe en Aliseda (Rodríguez y

es inédita la aparición de ídolos placa en El Cone-

Pavón 1999) y en El Risco (Enríquez et al., 2001),

jar (del Pan, 1954), del mismo modo que los restos

ponen de manifiesto que las serranías cuarcíticas

humanos han sido identificados tanto en las cam-

de Cáceres, relieves residuales con grandes capa-

pañas efectuadas entre 1981 y 1983 como en los

cidades de control visual, fueron ocupados duran-

primeros trabajos efectuados por Ismael del Pan.

te el último tramo de la Edad del Bronce. Tal vez a

El revuelto de la cavidad, ya comprobado desde

esta misma época pertenezcan un conjunto de

los primeros trabajos, tampoco permite ninguna

cazuelas de carena alta que han sido identificadas

aseveración definitiva en torno a la cronología de

entre el volumen general de cerámicas de El Cone-

estas inhumaciones. Pero dada la presencia de

jar (Fig. 7), sin que podamos de algún modo deter-

ciertos elementos como puntas de flecha, los ya

minar el tipo de ocupación que registró esta cue-

referidos ídolos placa, y una práctica ausencia, o al

va. De cualquier forma, es un momento en el que

menos en cantidades significativas, de material

nosotros hemos atestiguado la presencia de un

relacionado tipológicamente con los poblados (pla-

hábitat en las inmediaciones del Santuario de La

D. Modesto Chacón nos ha informó del hallazgo casual años atrás de restos humanos en una cavidad situada en las inmediaciones de la Huerta del Conde y conocida como Cantarrana. No obstante, no contamos con información arqueológica adicional que nos permita encuadrar culturalmente esta noticia. 2

215


Enrique Cerrillo Cuenca, Antonio González Cordero, Francisco Javier Heras Mora

Figura 7. Ocupaciones del Bronce Final y su relación con Maltravieso. 1) Escoplo bifacial de bronce localizado en las inmediaciones de La Montaña. 2) Cerámicas del Bronce Final recuperadas en El Conejar.

Montaña, El Hoyo (Cerrillo Cuenca et al., e.p., Ce-

estos hábitats Proto-Cogotas I a través de mate-

rrillo Cuenca, e.p.) para el que ya existían algunas

riales de superficie. En un trabajo aún en prensa,

referencias a partir del hallazgo de un escoplo de

estos autores señalan la preferencia de estableci-

Bronce que Antonio Floriano deposita en el Museo

miento de los hábitats en espacios abiertos próxi-

de Cáceres (Mélida, 1924: 30, Almagro Gorbea,

mos a cauces de agua, que recuerda a los mismos

1977: 75, Martín Bravo, 1999: 37, Cerrillo Cuenca,

patrones que se están defendiendo en las márge-

e.p.). Sabemos además de otros elementos que

nes del Tajo Superior (Blasco y Lucas, 2002: 202-

hasta la fecha habían pasado inadvertidos y que

203), y que hoy por hoy sólo están sectorialmente

contribuyen a dotar de cierta entidad a este po-

representados por los poblados moralos y veratos

blado (González Cordero, inédito, Cerrillo Cuenca,

en la cuenca media del Tajo. Sin duda, la prospec-

e.p.), como son las notas referentes a un hacha

ción sistemática de otras áreas con características

de talón que redactara Sanguino y Michel (1902:

geográficas similares podría ofrecer más resultados

132)3, o una azuela de fibrolita depositada por A.

en otros puntos de Extremadura.

Floriano en 1915 . En suma estos poblados pare4

4. Las cuevas como sepulcros colectivos:

cen establecerse únicamente a partir de estos

trabajos recientes en la provincia de Cáceres.

momentos, rompiendo con un presumible esque-

En lo que respecta a la ocupación funeraria

ma de poblamiento previo. Habría que citar la sal-

de cuevas en la provincia de Cáceres, debemos

vedad del yacimiento de El Risco, donde a pesar

decir que su comprobación es relativamente

de localizarse algunos fragmentos de cerámicas

novedosa dentro del análisis de la Prehistoria Re-

campaniformes, se recogió un fragmento de cerá-

ciente. Se trata de una línea de trabajo que en

mica decorada que bien podría fecharse en Proto-

los últimos años hemos abierto con la excava-

Cogotas I (Enríquez et al., 2001: 36).

ción de las cuevas de la Garganta Canaleja (Ce-

Sea como fuere, no existen por el momento

rrillo Cuenca y González Cordero, 2006) y la do-

hábitats o contextos funerarios similares en todo el

cumentación de cuevas sepulcrales similares en

entorno de Cáceres. Los trabajos realizados por R.

toda la zona oriental de Cáceres (Cerrillo Cuen-

Barroso y A. González Cordero (2007) en Campo

ca y González Cordero, 2007, González Cordero

Arañuelo han permitido identificar por primera vez

y Cerrillo Cuenca, 2007). Un repaso historiográfico

Se describe la pieza, como un hacha de cobre de 22 cm y 880 gramos de peso. Fue adquirida por un juez, al no poder hacerlo la Comisión Provincial de Monumentos, y al parecer se envió a Madrid. A. Floriano llegó a verla y la describe como un hacha de talón. 4 La información fue obtenida del Libro de Registros del Museo de Cáceres, donde se deposita por A. Floriano Cumbreño. Aunque no hemos podido localizar la pieza, por su descripción parece una pieza de escaso tamaño: 60 x 36 mm. 3

216


Cuevas funerarias en el Tajo Interior: a propósito de Maltravieso

por este sector del Tajo nos ha permitido recopi-

identificar, esta vez en excavación, los restos de

lar información de la presencia de cuevas

un muro de clausura trabado con piedras y barro.

sepulcrales en Castañar de Ibor, donde V. Paredes

Guillén

(1896)

describe

como

La excavación de Tío Republicano ha depara-

unos

do otra cuestión interesante como es el traslado

buscadores de tesoros dan con una cueva

de enterramientos secundarios a esta cueva con

sepulcral cegada por un muro de piedras junto al

sus correspondientes ajuares posiblemente ya frag-

río Ibor. Hoy en día se conservan a la entrada de

mentados durante su traslado. En esta ocasión, el

la cueva algunos huesos humanos brechificados

material parece mucho más homogéneo y caracte-

como testimonio de esa ocupación. También ha-

rístico, casi exclusivamente de una ocupación cal-

bría que referir el hallazgo de la cueva de la

colítica, pero que guarda algunas relaciones en

Jarigüela, también con material antropológico en

cuanto al tratamiento que recibe el contexto fune-

las inmediaciones de La Calera, que conserva-

rario de Maltravieso, al menos tal y como lo cono-

mos gracias a documentación manuscrita inédita

cemos a partir de las descripciones de Carlos

de finales del s. XIX. En este último caso, si nos

Callejo. Es decir, la deposición de los huesos for-

atenemos una vez más a las descripciones pare-

mando osario sin ningún tipo de tratamiento adi-

ce existir un muro de clausura que deben derri-

cional o cobertura. Parece tratarse por tanto de

bar para acceder al interior de la cueva. Fuera

osarios colectivos formados a partir de la reunión

de estos hallazgos, de las sospechas del uso fu-

de distintos individuos sin aparentes conexiones

nerario de El Conejar, y a falta de documenta-

anatómicas.

ción arqueológica más específica, sabemos de

Aunque la información que se ha recopilado

abrigos que por sus materiales eventualmente

sobre enterramientos colectivos en este sector del

pudieran haberse aprovechado como locus de

Tajo es muy parca, hay que reconocer ciertas tra-

enterramientos en varios tramos del Tajo.

diciones de enterramientos que están presentes

La excavación de las cuevas de La Canaleja I

desde el Calcolítico en todo el Tajo Superior, si nos

y II y Tío Republicano, todas en Romangordo, per-

atenemos a los contextos de la Cueva del Destete

miten avanzar nuevas posibilidades en torno al

(Jiménez y Alcolea, 2002), o Jarama II (Mestres y

estudio de la ocupación funeraria de estas cue-

Jordá, 1999), en algunas de ellas con dataciones

vas durante la Prehistoria Reciente. De ellas es la

absolutas ya publicadas. Una información mucho

de Canaleja I la que más información en cuanto a

más abundante ofrecen las cuevas del Tajo portu-

los ajuares nos aporta, aunque su interior ha sido

gués, especialmente las de la plataforma del

revuelto posiblemente desde su uso como cuarto

Mondego, donde ya se advierten enterramientos

agrícola en época romana. Por lo menos la

en cueva desde los inicios del Neolítico, si tenemos

datación ofrecida por el parietal de un individuo

en cuenta la información de Caldeirão (Zilhão,

infantil (Beta-202343, 5100±50: 3989-3775 cal BC

1992) o de Nossa Senhora das Lapas (Oosterbeek,

a 2 ) nos ofrece una posibilidad interpretativa en

1993), o incluso ya en el Guadiana, Escoural (Araujo

cuanto al uso funerario de la cavidad que parece

et al., 1995). Una tradición que va a alargarse de

haber padecido la misma secuencia de reutili-

manera continuada a lo largo de las fases más re-

zaciones que los sepulcros megalíticos regiona-

cientes del Neolítico y que alcanzará sin duda el

les. Cabría citar casos como el dolmen de Azután

desarrollo del Calcolítico.

(Bueno et al., 2005) único entorno funerario próxi-

Sí resulta inédito en toda la cuenca del Tajo el

mo en el que fue posible la recuperación de mate-

hallazgo de contextos funerarios Proto-Cogotas I

rial antropológico cuyas dataciones y estudio ha

en cueva. La documentación que se conoce en la

proporcionado un amplio espectro de fechas, y lo

Comunidad de Madrid apunta exclusivamente a

que resulta más interesante, de individuos de dis-

enterramientos individuales (Blasco et al., 1993),

tintas edades como parece que se registra en los

aunque fuera de ese entorno sí parece darse ese

escasos documentos que tenemos sobre la es-

tipo de enterramientos en cuevas y en áreas fune-

tructura poblacional de las cuevas funerarias ex-

rarias relacionadas con tradiciones más antiguas

tremeñas. Las similitudes de estos enterramientos

como en monumentos megalíticos (Esparza, 1990:

colectivos con los sepulcros funerarios no se de-

129). En efecto, son ya algunos los enterramientos

tienen en los ajuares, sino además de eso en la

en cueva conocidos que pueden englobarse den-

propia concepción y cierre de un espacio natural

tro de Proto-Cogotas I, o propiamente Cogotas I,

como un sepulcro colectivo, ya que volvemos a

en toda la Meseta. Algunos rasgos no dejan de 217


Enrique Cerrillo Cuenca, Antonio González Cordero, Francisco Javier Heras Mora

ser bastante similares a los datos que Callejo re-

tapiadas y osarios depositados sobre la superficie

gistra en Maltravieso, como puede ser la imposibi-

parecen remitir a una tradición bastante amplia que

lidad de invidualizar los ajuares o incluso la posibi-

podríamos fijar desde al menos el IV milenio.

lidad de que estos enterramientos se hubieran

Del mismo modo que su posterior relación con

producido directamente sobre la superficie, como

los comienzos del Bronce Final, de ese círculo de

ocurre en Katite II (Esparza, 1990), recordemos

Cogotas I, nos sigue siendo en gran parte desco-

que la aparición de los restos es inmediata al des-

nocida. Los trabajos realizados por I. Pavón

cubrimiento. Si bien esa estructuración compleja

(1998b) en el Castillo de Alange son hoy por hoy

de las cuevas funerarias está además atestigua-

las únicas referencias estratigráficas con que con-

da en La Meseta Sur durante la Edad del Bronce

tamos a la hora de analizar la vertebración cultural

(Díaz-Andreu, 1994), hablando ya de una manera

de la Edad del Bronce en Extremadura. Y es preci-

genérica de este período.

samente la fase II de los cortes establecidos en La

Como ya hemos señalado, hay elementos en

Umbría donde se integran en estratigrafía una se-

la descripción de Carlos Callejo que recuerdan a

rie de materiales cuyas decoraciones pone este

algunas características ya documentadas en otras

autor en conexión con algunos materiales de

cuevas sepulcrales cacereñas y que por tanto son

Maltravieso, aunque finalmente se inclina por afir-

de algún modo un elemento de una continuidad

mar la filiación neolítica de los materiales de esta

cultural patente en los enterramientos. La primera

cueva (Pavón, 1998a: 288). Pavón se decanta por

de ellas es el cegamiento de la entrada de la sala

afirmar la pertenencia de los materiales alangeños

lateral con grandes bloques, que parecía cerrar

a un "círculo cultural" de Cogotas I (Pavón, 1998b:

bien un ámbito funerario definido. En segundo lu-

84), que en sentido difuso serviría para explicar la

gar, esa característica agrupación en osarios sin

presencia de decoraciones no localizadas hasta

ningún tipo de inhumación, es una característica

entonces en otros hábitats de la región. La única

que ya hemos anotado en los enterramientos co-

datación existente para este nivel es de 3080±90

lectivos de Tío Republicano y, que siempre según

BP (Beta-68667, 1526-1053 cal BC 2 ) que una vez

las descripciones de Callejo, parece repetirse aquí.

calibrada ofrece un intervalo demasiado extenso

En cualquier caso, pese al práctico desconocimien-

como para afianzar una propuesta crono-cultural

to del mundo funerario de la Edad del Bronce en la

definitiva.

provincia de Cáceres, podemos hablar de una cier-

Lo cierto es que, como el propio autor recono-

ta tradición en los sistemas funerarios a lo largo

ce, faltan en este contexto dos elementos carac-

de buena parte de la Prehistoria.

terísticos de estos horizontes como son el boquique

El mundo funerario de Proto-Cogotas I en todo

y la excisión, circunstancia que han remarcado otros

el ámbito del Tajo es bastante desconocido. Los

(Barroso y González, 2007). La presencia de algu-

pocos datos que se conocen en Madrid nos hablan

nos boquiques en superficie (Enríquez, 1988) des-

de inhumaciones simples o dobles a los que se

de luego no parece una garantía para determinar

asocian enterramientos de cánidos (Blasco y Lucas,

la pertenencia a Cogotas I de ese contexto docu-

2002: 203).

mentado en La Umbría II, y sólo las dataciones absolutas obtenidas parecen remitir a un momen-

5. Recapitulación: ¿Proto-Cogotas I en

to poco preciso localizado entre las propias fechas

Cáceres?.

de Proto-Cogotas I en el área del Duero y Madrid y

Si ya comentábamos una cierta tradición en

las de los propios contextos de Cogotas I. Sin duda,

cuanto al sistema de enterramiento empleado en

la publicación y excavación de nuevos contextos

Maltravieso, lo cierto es que no conocemos bien la

pondrá fin a la identificación definitiva y posterior

génesis de ese poblamiento Proto-Cogotas I en el

datación absoluta de este tipo de etapa en la Pre-

conjunto de Extremadura. Algunos autores, a par-

historia de la región.

tir de dataciones absolutas obtenidas en el Duero,

Cuando este texto se encontraba ya en pren-

señalaron la posible derivación estilística y cultural

sa, apareció la monografía de J.J. Enríquez y B.

que existe desde los campaniformes tardíos, una

Drake (2007) sobre el yacimiento Proto-Cogotas

circunstancia, que dado el escaso nivel de conoci-

del Carrascalejo. No nos detendremos en valorar

miento que tenemos del II milenio en la región no

la importancia de este yacimiento dentro del pro-

parece probable resolver con meras hipótesis. En

blema que venimos tratando, ni las similitudes for-

todo caso, el sistema de enterramiento en cuevas

males del repertorio cerámico con las cerámicas de 218


Cuevas funerarias en el Tajo Interior: a propósito de Maltravieso

Maltravieso, pero no puede obviarse la primera

se amplía con el análisis del mismo período en la

datación absoluta para este tipo de contextos en

Meseta Norte, donde se ocupan además cerros

Extremadura. La fecha de 3320±35 BP (Poz-19929,

elevados y amurallados como el ya clásico yacimien-

1690-1510 cal BC 2 ) es similar a la de otros con-

to de La Plaza de Cogeces (Delibes y Fernández,

textos meseteños relacionados con el círculo de

1981) o incluso cuevas como las de Arevalillo de

Proto-Cogotas I, y sirve para empezar a encua-

Cega. En el caso de Extremadura parece señalar-

drar cronológicamente estas ocupaciones en un

se que los yacimientos del Bronce Final conocidos

contexto regional.

en el área de Cáceres se inauguran en momentos ya avanzados de la secuencia, como sucede en los

Este conjunto de materiales parece correspon-

casos en los que contamos con documentación

derse con esa fase formativa de Cogotas I que

estratigráfica como El Risco (Enríquez et al., 2001)

enunciara ya Mª.D. Fernández-Posse (1986), aun-

o La Sierra del Aljibe (Rodríguez y Pavón, 1999).

que en el conjunto de Extremadura no podamos

La interpretación más palpable es que no encon-

establecer una continuidad en relación a las eta-

tramos una continuidad clara entre los pocos yaci-

pas siguientes. Por otra parte, no se nos debe

mientos conocidos de Proto-Cogotas I y situacio-

escapar el hecho de que los contextos claros de

nes culturales cronológicamente más avanzadas

Cogotas I en Extremadura son absolutamente des-

propias de ese círculo de Cogotas I, aún con las

conocidos, fuera de los yacimientos ya comenta-

dataciones de Alange y la pertenencia de esas

dos de Campo Arañuelo, Maltravieso y otros con-

decoraciones a ese "círculo" de Cogotas I que de-

textos más dudosos que hemos venido comentan-

berá ser mejor definido.

do, no se ha identificado aún ningún yacimiento en el que boquique y excisión convivan con las deco-

Nuestra intención en este trabajo ha sido la

raciones típicas del horizonte de Maltravieso y los

de ofrecer una posibilidad para la interpretación

poblados del sector nororiental de la provincia de

de ese contexto funerario de Maltravieso, que para

Cáceres.

nosotros guarda relación con un poblamiento que tímidamente comienza a despuntar en el panora-

Aún es difícil precisar la presencia de hábitats

ma del poblamiento del II milenio en Extremadura.

en la penillanura cacereña. Tanto en la zona Norte

La continuación de un modelo de ocupaciones fu-

de la provincia de Cáceres (Barroso y González,

nerarias en cuevas que podemos rastrear de ma-

2007) como en Madrid (Blasco, 2002) parece tra-

nera paralela a la construcción de los sepulcros

tarse de hábitats emplazados en entornos llanos

megalíticos (Cerrillo y González, 2007) es sin duda

y ligados a tierras con potencialidades agrícolas

un dato de interés que plantea la cierta continui-

muy claras. Estas preferencias por lugares abier-

dad de manifestaciones ideológicas antiguas. La

tos parecen cambiar hacia sectores más compro-

datación de algunos de los huesos humanos de

metidos con las comunicaciones o el control visual,

Maltravieso podría sin duda ratificar o desechar

siguiendo el reciente ejemplo de la Sierra de San

esta propuesta que se realiza con el único recurso

Cristóbal (González y Barroso, 1996-2003: 75),

de la comparación de las cerámicas.

donde se hallaron en superficie algunas cerámicas similares a las aquí presentadas. Una situación que

219


Enrique Cerrillo Cuenca, Antonio González Cordero, Francisco Javier Heras Mora

de "El Cogote" (La Torre, Ávila)", Numantia, Arqueo-

6. Bibliografía.

logía en Castilla y León, 4: 93-110.

ALGABA SUÁREZ, M., COLLADO GIRALDO, H. y FERNÁNDEZ VALDÉS, J.M. (2000): Cavidades en

CALLEJO SERRANO, C. (1958): La cueva de

Extremadura (España). Patrimonio natural y arqueo-

Maltravieso junto a Cáceres. Cáceres.

lógico. BAR, International Series, 826. Oxford.

CALLEJO CARBAJO. A. (2006): "Maltravieso: Medio

ALMAGRO BASCH, M. (1960): "Las pinturas rupes-

siglo de Pre(Historia)", Ars et sapientia, 20: 73-110.

tres cuaternarias de la Cueva de Maltravieso en

CAMACHO, A.G., VIEIRA, R., ORTIZ, E. y

Cáceres", Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos,

MONTESINOS,

LXVIII, 2: 665-707.

F.G.

(2002):

"Investigación

gravimétrica para el estudio arqueológico en la

ALMAGRO BASCH, M. (1969): Las pinturas rupestres

cueva de Maltravieso (Cáceres)", Asambleia Luso-

de la cueva de Maltravieso, en Cáceres. Guía del visi-

Espanhola de Geodesia e Geofísica. Valencia: 1779-

tante. Madrid.

1782.

ALMAGRO GORBEA, M. (1977): El Bronce Final y el

CARBONELL, E., CANALS, A., SAUCEDA, I. et

Período Orientalizante en Extremadura. Bibliotheca

al.(2005): "La grotte de Santa Ana (Càceres,

Praehistorica Hispana, 14.

Espagne)

et

Pléistocène

ÁLVAREZ ROJAS, A. (1984): "Análisis de los restos

l’évolution dans

la

technologique

Péninsule

au

ibérique",

L’Anthropologie, 109, (2): 267-285.

óseos hallados en la cueva de Maltravieso, Cáceres", Revista de Estudios Extremeños, XL, 1:

CERRILLO CUENCA, E. (1999b): "La cueva de El Co-

171-176.

nejar (Cáceres): avance al estudio de las primeras sociedades

ARAUJO A.C., CAUWE, N. y SANTOS, A.I. (1995): "A

productoras

en

la

penillanura

cacereña", Zephyrus, LII: 107-128.

necrópole neolítica (estudos das colecções das antigas escavações)", en, Araujo, A.C. y Lejeune,

CERRILLO CUENCA, E. (2006): "Agricultores y ga-

M., Gruta do Escoural: Necrópole Neolítica e Arte Ru-

naderos: paisajes de producción neolíticos de la

pestre Paleolítica. Trabalhos de Arqueologia, 8. Lis-

penillanura cacereña", en, Cerrillo Cuenca, E.

boa: 57-109.

(coord), Los Barruecos: Primeros Resultados sobre el Poblamiento Neolítico de la Cuenca Extremeña del

BARROSO BERMEJO, R.M. y GONZÁLEZ CORDERO,

Tajo. Memorias de Arqueología Extremeña, 6: 137-

A. (2007): "Datos para la definición del Bronce Fi-

151.

nal en la zona suroccidental de la Meseta. Los yacimientos de la comarca del Campo Arañuelo

CERRILLO CUENCA, E. (2008): "Hábitats y ámbitos

(Cáceres)", Revista de Estudios Extremeños, 63(I):

funerarios de la Prehistoria Reciente de Cáceres:

11-36.

El Conejar, Maltravieso y otros hallazgos aislados", Actas de las Jornadas de Arqueología Urbana en

BLASCO BOSQUED, Mª.C., CALLE, J. y SÁNCHEZ CA-

Cáceres. Memorias 7, Museo de Cáceres, Cáceres.

PILLA, M.L. (1995): "Fecha de C 14 de la Fase Protocogotas I del yacimiento del Caserío de Pera-

CERRILLO CUENCA, E. y GONZÁLEZ CORDERO, A.

les del Río", Cuadernos de Prehistoria y Arqueología

(2006): "El Neolítico Antiguo en la cuenca media

de la Universidad Autónoma de Madrid, 22: 83-90.

del Tajo: estado actual de los conocimientos", Do Epipaleolítico ao Calcolítico na Península Ibérica. Ac-

BLASCO BOSQUED, Mª.C. y LUCAS PELLICER, M. R.

tas do IV Congresso de Arqueología peninsular. Pro-

(2002): "El Bronce Medio y Final: el horizonte

montorio Monografica 04. Faro: 183-195.

Cogotas I y la secuencia Protocogotas-Cogotas I en la colección Bento, tradición y renovación", La

CERRILLO CUENCA, E. (2007): Cuevas para la eter-

Colección Bento del Museu d’Arqueología de Catalunya.

nidad: sepulcros prehistóricos de la provincia de

Una nueva mirada a la Prehistoria de Madrid.

Cáceres. Ataecina 3. Mérida.

Monografies 3: 195-225.

CERRILLO CUENCA, E., GONZÁLEZ CORDERO, A. y

BUENO RAMÍREZ, P., BALBÍN BERHMANN, R. de y BA-

PRADA GALLARDO, A. (2004): "El tránsito del III al

RROSO BERMEJO, R. (2005): El dolmen de Azután

II milenio en la cuenca extremeña del Tajo: el yaci-

(Toledo): áreas de habitación y áreas funerarias en la

miento de Los Barruecos (Malpartida de Cáceres)",

cuenca interior del Tajo. Toledo.

en, García Huerta, M.R. y Morales Hervás, J. (ed), La Península Ibérica durante el II milenio a.C.: pobla-

CABALLERO BARRIGA, J., PORRES CASTILLO, F. y

dos y fortificaciones. Ciudad Real: 389-410.

SALAZAR CORTÉS, A. (1993): "El campo de fosas 220


Cuevas funerarias en el Tajo Interior: a propósito de Maltravieso

CERRILLO CUENCA, E., HERAS MORA, F.J., CÁCERES

GONZÁLEZ CORDERO, A. y BARROSO BERMEJO, R.

CAMPÓN, V.M. y GÁLVEZ PÉREZ, M.S. (e.p.): "La ocu-

(1996-2003): "El papel de las cazoletas y los

pación holocénica de Maltravieso: nuevos datos

cruciformes en la delimitación del espacio. Graba-

para el estudio de la Edad del Bronce", II Jornadas

dos y materiales del yacimiento de San Cristóbal

de Arqueología en Extremadura. Mérida.

(Valdemorales-Zarza de Montánchez, Cáceres)", Norba-Historia, 16: 75-121.

CERRILLO MARTÍN de CÁCERES, E. (1983): "Materiales de superficie de la cueva del Conejar, junto a

GONZÁLEZ CORDERO, A. y CERRILLO CUENCA, E.

Cáceres", Homenaje al profesor Martín Almagro

(2007): "Cartografía del Megalitismo extremeño. Sec-

Basch. Vol. II. Madrid: 37-44.

tor Oriental de la provincia de Cáceres. Evaluación y propuestas para su conservación", Coloquios Históri-

DELIBES de CASTRO, G. (1998): "Del Neolítico al

cos de Campo Arañuelo. Navalmoral de la Mata: 5-27.

Bronce", Historia de Ávila I, Prehistoria e Historia Antigua. 2ª edición. Ávila: 23-92.

JIMÉNEZ SANZ, P.J. y ALCOLEA, J. (2002): "Excavaciones arqueológicas en la cueva del Des-

DELIBES de CASTRO, G. y FERNÁNDEZ MANZANO, J.

tete (Valdepeñas de la Sierra, Guadalajara): cues-

(1981): "El Castro Proto-histórico de "La Plaza" en

tiones preliminares", en, García Soto Mateos, E. y

Cogeces del Monte (Valladolid)", Boletín del Semi-

García Valero, M.A. (eds), Actas del Primer Simposio

nario de Arte y Arqueología, XLVII: 51-68.

de Arqueología de Guadalajara. Homenaje a Encar-

DÍAZ-ANDREU, M. (1994): "La Edad del Bronce en el

nación Cabré Herreros. Guadalajara: 293-308.

Noroeste de la Meseta Sur", La Edad del Bronce en

MESTRES TORRES, J.S. y JORDÁ PARDO, J.F. (1999):

Castilla-La Mancha. Actas del Simposio 1990: 145-172.

"El enterramiento calcolítico pre-campaniforme de

ENRÍQUEZ NAVASCUÉS, J.J. (1988): "Algunas cerá-

Jarama II: una nueva fecha radiocarbónica para la

micas decoradas del Castillo de Alange (Badajoz)",

Prehistoria Reciente de Guadalajara y su integra-

Homenaje a Samuel de los Santos. Albacete: 151-159.

ción en la cronología de la región", Zephyrus, LII: Revista de Prehistoria y Arqueología: 175-190.

ENRÍQUEZ NAVASCUÉS, J.J. (1990): "El Bronce Final Extremeño y su relación con la cultura tartésica",

MUÑOZ ENCINAR, L. (2008): "Presentación de los nue-

La cultura tartésica y Extremadura. Cuadernos

vos restos humanos hallados en la Cueva de

Emeritenses, 2: 63-84.

Maltravieso", El mensaje de Maltravieso 50 años después (1956-2006), Memorias 8, Museo de Cáceres, Cáceres.

ENRÍQUEZ NAVASCUÉS, J.J. y DRAKE GARCÍA, B. (2007): El Campo de Hoyos de La Edad del Bronce del

OOSTERBEEK, L. (1993): "Nossa Senhora das La-

Carrascalejo (Badajoz). Memorias de Arqueología

pas: excavation of prehistoric cave burials in cen-

Extremeña, 7. Mérida.

tral Portugal", Papers from the Institute of Archaeology Oxford, 4: 42-64.

ENRÍQUEZ NAVASCUÉS, J.J., RODRÍGUEZ DÍAZ, A. y PAVÓN SOLDEVILLA, I. (2001): El Risco. Excavación

PAN, I. del (1954): "Un recuerdo inédito de mi ex-

de urgencia en Sierra de Fuentes (Cáceres) 1991 y

ploración de la cueva cacereña del "Conejar". En-

1993. Memorias de Arqueología Extremeña, 4,

sayo paleontológico", Homenaje al Prof. Eduardo

Mérida.

Hernández Pacheco, Boletín de la Real Sociedad Espa-

ESPARZA ARROYO, A. (1990): "Sobre el ritual fune-

ñola de Historia Natural, 1921: 503-518.

rario de Cogotas I", Boletín del Seminario de Arte y

PAREDES GUILLÉN, V. (1896): Informe de Vicente

Arqueología, LVI: 106-143.

Paredes sobre el hallazgo de una cueva en Castañar de Ibor. Documento inédito, consultado en versión

FERNÁNDEZ-POSSE de ARNAIZ, Mª.D. (1986): "La cultura de Cogotas I", Homenaje a Luis Siret. Sevi-

digital en la Biblioteca Virtual Cervantes. [http://

lla: 475-487.

www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/ rahis/57974289438460162900080/index.htm, fe-

GONZÁLEZ-TABLAS, F.J. (1984-85): "Proto-Cogotas

cha de consulta 19- 08-2006].

I o el Bronce Medio de la Meseta: La Gravera de "Puente Viejo" (Ávila)", Zephyrus, XXXVII-XXXVIII:

PAVÓN SOLDEVILLA, I. (1998a): El tránsito del II al

267-276.

I milenio a.C. en las cuencas medias de los ríos Tajo y Guadiana: La Edad del Bronce. Cáceres.

GONZÁLEZ CORDERO, A. (inédito): Carta arqueológica del Partido Judicial de Cáceres. Documento de-

PAVÓN SOLDEVILLA, I. (1998b): El Cerro del Castillo de

positado en la Dirección General de Patrimonio de

Alange (Badajoz). Intervenciones arqueológicas (1993).

la Junta de Extremadura.

Memorias de Arqueología Extremeña, 1, Mérida. 221


Enrique Cerrillo Cuenca, Antonio González Cordero, Francisco Javier Heras Mora

RIPOLL LÓPEZ, S., RIPOLL PERELLÓ, E. y COLLADO

las cerámicas de la cueva de Maltravieso (Cáceres)",

GIRALDO, H. (1999): Maltravieso. El santuario ex-

1as Jornadas de Arqueología do Nordeste Alentejano:

tremeño de las manos. Memorias 1, Museo de

45-53.

Cáceres, Cáceres.

SANGUINO MICHEL, J. (1902): "Actas de la Comi-

RODRÍGUEZ DÍAZ, A. y PAVÓN SOLDEVILA, I. (1999):

sión Provincial de Monumentos de Cáceres", Re-

El poblado protohistórico de Aliseda (Cáceres). Cam-

vista de Extremadura, IV: 131-132.

paña de 1995. Cáceres.

ZILHÃO, J. (1992): Gruta do Caldeirão. O Neolítico

SAUCEDA PIZARRO, Mª.I. y CERRILLO MARTÍN de

Antigo. Trabalhos de Arqueología, 6. Lisboa.

CÁCERES, F.J. (1985): "Notas para el estudio de

222


El Equipo Primeros Pobladores de Extremadura y la intervención arqueológica en la cueva de Maltravieso (2002-2006) Antoni Canals Área de Prehistória. Universitat Rovira i Virgili-IPHES Isabel Sauceda Equipo Primeros Pobladores de Extremadura-IPHES Eudald Carbonell Área de Prehistória. Universitat Rovira i Virgili-IPHES que pusieron de manifiesto el valor patrimonial de la

Resumen

cueva. La actividad arqueológica más intensa la rea-

Conocida por sus pinturas rupestres del Pa-

lizó Carlos Callejo (Callejo, 1957, 1958, 1962, 1970),

leolítico Superior, la cueva de Maltravieso (Cáceres)

descubriendo y publicando las manifestaciones ar-

no ofrecía datos arqueológicos que pudieran dar

tísticas y los materiales arqueológicos, antropológicos

cuenta de la presencia, en sus rellenos, de objetos

y de fauna fruto del momento del descubrimiento (Fig.

abandonados por las comunidades humanas que

1D). Debido a las relaciones mantenidas por Callejo

la frecuentaron. El Equipo Primeros Pobladores de

con otros prehistoriadores y por las diferentes visi-

Extremadura inicia, en el año 2002, los trabajos ar-

tas de éstos a la cueva, se generó una nueva biblio-

queológicos en la cavidad y pone al descubierto un

grafía que presentaba los nuevos descubrimientos,

rico y complejo contexto que abre nuevas perspec-

valoraciones y revisiones completas de su arte ru-

tivas a la investigación e integran la cavidad en la

pestre (Almagro, 1960, 1969, Jordá, 1970, Jordá y

red pleistocena del Complejo Cacereño, una enti-

Sanchidrián, 1992, Ripoll y Moure, 1979, Sanchidrián

dad territorial que engloba el Calerizo de Cáceres y

y Jordá, 1987, Sanchidrián, 1989). En 1996 S. Ripoll,

los humedales que lo circundan. Los trabajos reali-

E. Ripoll e H. Collado iniciaron un proyecto de estudio

zados hasta el 2006, limpieza de la cavidad, exca-

del dispositivo iconográfico, resultando la publicación

vación y primeros estudios, muestran una de las

de una monografía (Ripoll et al., 1999), además de

mejores colecciones paleontológicas fósiles de la

diversos artículos (Ripoll et al., 1997a, 1997b).

región así como la actividad de las comunidades humanas del Calerizo en sus cavidades y los datos

En 1999 la cueva de Maltravieso, juntamente

paleoecológicos que permiten establecer algunos

con las cavidades de Santa Ana y el Conejar, fue

elementos del paisaje. Hoy la cueva de Maltravieso

visitada por los miembros del Equipo de investiga-

es, además de una estación de arte rupestre, un

ción Primeros Pobladores de Extremadura (EPPEX)

yacimiento del Pleistoceno Medio.

con el objetivo de verificar y localizar los elementos arqueológicos y geológicos relacionados con el

1. Introducción.

Pleistoceno a los que hace referencia Hernández

La cueva de Maltravieso, descubierta en 1951,

Pacheco (Callejo, 1958). Su estudio, así como el

se localiza en la zona Sur del casco urbano de la ciu-

de Crusafont (Callejo, 1958), se basa en materia-

dad de Cáceres y forma parte de la red cárstica de la

les paleontológicos procedentes de sedimentos

formación caliza conocida como el "Calerizo de

removidos y de fragmentos de brecha, ya que nunca

Cáceres" (Fig. 1A). La entrada actual es un frente de

se realizó una excavación arqueológica.

explotación de calizas paleozoicas de una antigua

Debido al estado lamentable del interior de la

cantera, espacio transformado en un parque urbano

cavidad por la acumulación ingente de sedimentos

(Parque de Maltravieso). La cueva presenta un reco-

removidos, fruto de la realización de una trinchera

rrido actual de 77 metros (Fig. 1B), siendo éste, en el

para facilitar la circulación interior (Callejo, 1998),

momento del descubrimiento y previo al avance de la

se decidió proceder a su retirada con el objetivo

cantera, de aproximadamente 130 metros.

de facilitar la exploración de las formaciones

En el momento de su descubrimiento se recu-

geológicas y, si ello fuera posible, realizar exca-

peraron materiales arqueológicos (Álvarez, 1984)

vaciones arqueológicas en condiciones óptimas. En 223


Antoni Canals, Isabel Sauceda, Eudald Carbonell

Figura 1. La cueva de Maltravieso: A) Localización de la cueva de Maltravieso en la ciudad de Cáceres (España). B) Planta de la cueva de Maltravieso (según, C. Callejo). Zonas de intervención arqueológica y disposición de los sensores de temperatura y humedad. C) Emplazamientos de los puntos de iluminación durante la campaña arqueológica del 2002. D) Mano negativa de la Sala de las Pinturas.

el año 2000 se instalan dos sensores, de tempe-

no se descubren, ni figura su presencia en los es-

ratura y humedad, en la cavidad para poder dispo-

tudios y corpus de arte publicados sobre la cueva,

ner de datos microclimáticos suficientes para eva-

manifestaciones simbólicas.

luar el posible impacto de los trabajos de limpieza,

En el año 2002 se realiza la primera interven-

excavación arqueológica y tareas de gestión. En el

ción arqueológica en el interior de la cueva de

año 2001 empieza la retirada de sedimentos re-

Maltravieso, concretamente en la recién descubier-

movidos, dejando rápidamente al descubierto un

ta Sala de los Huesos, así como un sondeo en la

rico depósito fosilífero. El vaciado de estos sedi-

Sala de las Chimeneas. Se recuperan los primeros

mentos facilitó el acceso a una nuevo espacio que

materiales in situ y, durante la campaña del año

denominamos Sala de los Huesos (Fig. 1B). En él

2003, se descubre, en la Sala de los Huesos, la 224


El Equipo Primeros Pobladores de Extremadura y la intervención arqueológica en la cueva de Maltravieso (2002-2006)

presencia de industria lítica asociada a restos

Bronce Medio (8.200-3.400 B.P.). Es probable que

paleontológicos. En el sondeo de la Sala de las

restos humanos y cerámicas estén asociados, evi-

Chimeneas no se identificó la presencia de un ni-

denciando la utilización de la cavidad como espa-

vel arqueológico (en el sentido de restos cultura-

cio sepulcral.

les) aunque sí un nivel con restos de microfauna.

2. Una nueva etapa: 1999-2006.

Tanto el estudio paleontológico de los mate-

La primera etapa de la cueva de Maltravieso

riales procedentes de los sedimentos removidos

está centrada en las representaciones simbólicas

como los datos aportados por Hernández Pacheco

descubiertas por Callejo en 1956. Culminada en

y Crusafont, permiten situar la cueva de Maltravieso

1999 con la publicación de la monografía de los

en un momento del Pleistoceno Medio, entre los

estudios realizados por Ripoll (Ripoll et al., 1999) y

estadios isotópicos 10 a 6 (Canals et al., 2003).

la inauguración del Centro de Interpretación de

Los trabajos geológicos y arqueológicos en curso,

Maltravieso, supone una larga lista de estudiosos

así como el programa de dataciones radiométricas

y personalidades que se interesaron por la cueva

iniciado el año 2003, permitirán establecer crite-

de Maltravieso, por su conservación y su estudio.

rios cronológicos, culturales y paleontológicos más

A pesar de ello, se produce una clara disociación

precisos para cada una de las salas de la cavidad.

entre la investigación y la socialización, hecho que

Los datos actuales apuntan a considerar la

no contribuye a la valorización de la cavidad.

primera frecuentación del entorno cavernícola en

Durante todos estos años (1956-1999), la

un momento indeterminado del Pleistoceno Medio.

cueva de Maltravieso sigue dos caminos parale-

Con posterioridad, la cueva de Maltravieso fue ocu-

los: por un lado el interés que suscita en el mundo

pada durante el Paleolítico Superior, momento en

académico y científico (por las representaciones

el que se decoran sus paredes (Ripoll et al., 1999).

simbólicas y por su ubicación geográfica), y por otro

El dispositivo iconográfico se compone de repre-

el desinterés de la sociedad cacereña por la cueva

sentaciones de manos, zoomorfas y signos. Las

y su contenido patrimonial. Maltravieso es objeto

manos (Fig. 1D), un total de 71, han sido realiza-

de descuido administrativo (no hay planes de pro-

das en negativo, mediante aerógrafo y en color

tección y conservación) y de un uso incontrolado

rojo; tres muestran una complementariedad técni-

por parte de la población. El acceso es libre y las

ca: en un primer momento se imprimió una mano

actividades realizadas en su interior (científicas o

positiva en color blanco y posteriormente se su-

lúdicas) no siempre son respetuosas con el medio

perpuso una mano negativa en rojo. Las figuras

cavernícola ni con las pinturas. Este testimonio no

zoomorfas grabadas, en pintura roja y en pintura

escrito ha sido recogido por el Equipo Primeros

negra, representan un caprino, un prótomo de

Pobladores de Extremadura durante las campañas

cáprido, un cérvido, un prótomo de cérvido, dos

arqueológicas de los años 2006 y 2007 en el Taller

bóvidos, un équido y un cuadrúpedo indetermina-

de Memoria Histórica realizado durante la campaña

do. Trianguliformes, puntuaciones, haces de líneas

de excavaciones.

verticales, un semicírculo y un serpentiforme com-

En 1999 la administración decide cerrar el ac-

ponen el grupo de los signos o ideomorfos. Se ha

ceso a la cueva con la intención de poner fin al

propuesto una cronología larga para la ejecución

vandalismo y a la degradación del conjunto pictóri-

del arte, que se inicia en el Auriñaciense Medio-

co y cárstico. Esta medida, extremadamente res-

Final (33.000-29.000 B.P.) y llega hasta el

trictiva, no deja espacio a la realización de activi-

Magdaleniense Inicial (17.000-15.000 B.P.); el con-

dades científicas (arqueología, geología, etc,.). A

junto más numeroso, las manos, se ha adscrito al

pesar de ello, la Consejería de Cultura de la Junta

Gravetiense (29.000-21.000 B.P.).

de Extremadura accede, en el año 2000, a la peti-

La última frecuentación de época prehistórica

ción

se produjo en momentos post-paleolíticos. Junto a

del

Equipo

Primeros

Pobladores

de

Extremadura para realizar una exploración

diversos restos humanos (Álvarez, 1984) se recu-

geológica en vistas a determinar si, tal como dije-

peraron fragmentos cerámicos que según Callejo

ron Crusafont y Hernández Pachecho, la presencia

(Callejo, 1958) deben relacionarse con momentos

de material pleistocénico era sólo un hecho aisla-

neolíticos y eneolíticos. Una revisión posterior de

do o existían auténticos depósitos fosilíferos.

la cerámica (Sauceda y Cerrillo, 1985) señala las

A esta propuesta la Dirección General de Pa-

dificultades de precisar una cronología, proponien-

trimonio establece un período cautelar de 2 años

do un lapso temporal amplio entre el Neolítico y el 225


Antoni Canals, Isabel Sauceda, Eudald Carbonell

que añade, a la temperatura y humedad, la medi-

durante el cual D. Hipólito Collado realizará tareas de sondeo gravimétrico para determinar si en la

ción del CO2. Los resultados obtenidos por este

Sala de las Chimeneas, actualmente la última de la

programa de medición (Canals et al., 2005) demues-

cavidad, existe un posible paso hacia nuevas ga-

tran la baja incidencia de la presencia del equipo

lerías. Este estudio (Camacho, 2002) da resulta-

excavador en las condiciones normales de la cavi-

dos negativos, tal como determinaron, con ante-

dad (Fig. 2).

rioridad, los estudios realizados en ocasión de la

Durante el año 2002, a la vista de los resulta-

construcción de los edificios periféricos a la cueva

dos obtenidos, se establece un protocolo de pre-

(estos informes se pueden consultar en el Ayunta-

sencia en la cavidad durante la intervención ar-

miento de Cáceres).

queológica. Las campañas de excavación tienen

En el año 2002 empieza, sin mas demora, el

una media de unos 13 días, estando el resto del

proyecto de intervención arqueológica elaborado

año la cavidad cerrada o de acceso restringido. El

por Primeros Pobladores de Extremadura.

protocolo establecido para las campañas de excavación contempla períodos de permanencia no su-

2.1. El programa MTV-air.

periores a 3 horas con intervalos de 1 hora de des-

Como en la mayoría de cavidades con arte

canso en el exterior.

rupestre, en Maltravieso se hacía necesario llevar

2.2. Las intervenciones arqueológicas.

a cabo el control de variables fundamentales, humedad, temperatura y CO2, para conocer el funcio-

Intervenir en una cavidad no es tarea fácil en

namiento normal de la cavidad y el impacto de la

ninguno

presencia del equipo excavador.

geológicos o logísticos. Las cuevas precisan de

de

sus

aspectos:

arqueológicos,

infraestructuras fuera de lo común así como de

En diversas ocasiones se realizaron, a inicia-

estrategias adaptadas a la configuración de las

tiva de la Dirección General de Patrimonio, estu-

mismas y a las posibilidades reales de ejecutar las

dios del estado microbiológico de la cavidad (en

tareas de excavación en las mejores condiciones.

1996 el IPHE realizó un muestreo único que no tuvo

A todo esto se le suma, en el caso de Maltravieso

continuidad) pero ninguna medida ni programa se

(como lo es en otras cavidades europeas), la pre-

desarrolló a largo plazo. En el año 1999, no existía

sencia de un conjunto de arte rupestre. Este he-

ningún seguimiento anual de la evolución

cho condicionará toda la estrategia en tiempos de

microbiológica ni ambiental y el único estudio es-

presencia, iluminación, método de excavación, etc,.

pecífico publicado sobre la conservación de la cueva y de las manifestaciones artísticas se centró en

La primera tarea que se realizó en la cueva

la microbiología. Los autores del estudio (Arroyo et

fue la instalación de un sistema eléctrico moderno,

al., 1997) indicaron que el grado de contaminación

capaz de asegurar el suministro continuo de co-

era muy alto debido a la presencia de determina-

rriente en condiciones de seguridad. Con anterio-

dos organismos como cianobacterias, contaminan-

ridad, se disponía en la cueva de un cable eléctrico

tes fecales, bacterias del ciclo del nitrógeno, bac-

de 70 metros de largo y de un foco alógeno de

terias proteolíticas y amilolíticas, mohos y levadu-

500w. Este sistema ha sido utilizado hasta el año

ras. Este estudio se incluye dentro de un proyecto

2001 por todos los visitantes de la cueva tanto

de conservación de mayor envergadura (Romero,

para transitar por ella como para observar y estu-

1997) que sólo se llevó a cabo parcialmente.

diar las pinturas. Primeros Pobladores de Extremadura instaló un sistema basado en tres lí-

Maltravieso no disponía de sondas para la

neas paralelas. La línea A, de la entrada hasta la

monitorización de parámetros ambientales y el

Sala de la Mesita, la línea B de la Sala de las Pintu-

Equipo Primeros Pobladores de Extremadura, cons-

ras hasta la Sala de las Chimeneas, y la línea C

ciente de esta necesidad, pone en marcha el pro-

que recorre toda la cavidad para alimentar la luz

grama MTV-air para el control de la temperatura,

de tránsito (Fig. 3).

la humedad y el CO2. Los análisis microbiológicos quedan fuera del alcance por su coste económico.

Las líneas A y B sólo son accesibles en las salas, donde se dispone, en cada una de ellas, de

El material utilizado consiste, en una primera

un cuadro eléctrico con diversos enchufes y sus

fase, de dos sondas termohidrógrafo electrónicas

correspondientes magnetotérmicos. La línea C,

testostor 171-3 de la casa comercial Testo, con

accesible en toda la cavidad, dispone de un en-

sonda integrada de humedad relativa y tempera-

chufe múltiple cada 5 metros aproximadamente.

tura. En el año 2004 se adquiere una nueva sonda 226


El Equipo Primeros Pobladores de Extremadura y la intervención arqueológica en la cueva de Maltravieso (2002-2006)

Figura 2. Evolución de la temperatura diaria en la Sala de las Chimeneas de la cueva de Maltravieso durante la intervención arqueológica. Los datos corresponden a la campaña de excavaciones del año 2004 (Canals et al., 2005).

227


Antoni Canals, Isabel Sauceda, Eudald Carbonell

Figura 3. Esquema de la instalación eléctrica actual de la cueva de Maltravieso realizada por el Equipo Primeros Pobladores de Extremadura. Se trata de una instalación segmentada en dos líneas de suministro a las salas para evitar una caída completa del sistema en caso de problemas en algún punto de la red, más una línea continua destinada a la iluminación de tránsito. La línea A lleva electricidad a la Sala de las Pinturas, Serpiente y Chimeneas. La línea B a la Sala de los Huesos, Columnas y Mesita. La línea C es accesible a lo largo de todo el recorrido de la cavidad.

Esta línea está conectada directamente al cuadro

duda representa el modo de intervención arqueo-

técnico de la entrada.

lógica de Primeros Pobladores de Extremadura, pero además es el único sistema que garantiza un

La iluminación utilizada en Maltravieso duran-

conocimiento profuso y sincrónico de la realidad

te las campañas de excavación ha sido de dos ti-

antrópica

pos. La de circulación y la de trabajo. La ilumina-

y

geosedimentaria.

El

sondeo

estratigráfico previo a la intervención como méto-

ción de circulación se ha realizado con fluorescentes

do general de conocimiento arqueosedimentario,

en diferentes puntos de la cavidad, permitiendo

no se planteó por razones técnicas (imposibilidad

de esta manera un tránsito seguro (de sala a sala)

de utilizar maquinaria pesada en el interior de la

(Fig. 1C) (Canals et al., 2005). A partir del año 2005

cueva) y estructurales (no generación de vibracio-

se cambiaron los fluorescentes por luces de led de

nes y polvo), lo que supuso un reto en la conduc-

5w, reduciendo casi a cero la generación de calor.

ción de la excavación. La falta de referencias y de

La iluminación de trabajo está dirigida a permitir

conocimiento profundo del depósito, obligó a una

una lectura correcta de los sedimentos y a la iden-

permanente revisión de la estrategia de excava-

tificación de los objetos arqueológicos incluidos. Se

ción según el avance en el conjunto de la zona

han utilizado lámparas de bajo consumo situadas

intervenida, teniendo en cuenta la variabilidad la-

a proximidad del excavador. Al final de la campaña

teral de las formaciones (excavación 3D).

de excavaciones se retiran todos los elementos de iluminación, dejando sólo la instalación eléctrica (lí-

2.2.1. El desescombro.

neas A, B y C).

La presencia de representaciones simbólicas

La metodología utilizada en la intervención

en el interior de la cavidad marcaron los objetivos

arqueológica realizada tanto en la Sala de los Hue-

generales de la investigación hasta tal punto que

sos como en la Sala de las Chimeneas, tiene un

se abrió, en forma de trinchera (Callejo, 1998) un

denominador común: excavación en extensión. Sin

pasillo que recorre toda la cavidad. Esta "infraes228


El Equipo Primeros Pobladores de Extremadura y la intervención arqueológica en la cueva de Maltravieso (2002-2006)

tructura" interna realizada en 1960 a petición de

El desplazamiento de sala a sala se realizaba por

D. Martín Almagro Basch, facilitó el acceso de per-

este "tunel" sedimentario. Este panorama nos im-

sonas a la cueva, acceso realmente angosto en

pidió un reconocimiento superficial de las forma-

alguno de sus tramos, dando pie a un tránsito có-

ciones geológicas, su disposición, orientación y ori-

modo y fácil. Su elaboración se ejecutó rompiendo

gen así como una primera evaluación de las carac-

las planchas estalagmíticas que sellan todos los

terísticas constructivas del carst de Maltravieso.

rellenos que colmatan la cavidad. Por los datos

Rápidamente decidimos proceder a la retirada in-

actuales, estas planchas establecen el nivel topo-

tegral de todos estos escombros (Fig. 4).

gráfico de circulación a partir del Pleistoceno Supe-

Durante tres años realizamos, casi exclusiva-

rior, nivel por el que circularon los pintores de

mente, esta actividad. Desde la entrada actual fui-

Maltravieso en su deambular por la cueva.

mos avanzando hasta la Sala de las Chimeneas.

Una vez rota la plancha se profundizó en los

Los sedimentos, una vez en el exterior, se criba-

sedimentos aproximadamente unos 50 centímetros

ban e inspeccionaban para recuperar materiales

(este es un valor medio, ya que en algunos puntos

arqueológicos removidos catalogados por secto-

se llegó a profundizar 1,5 metros). Todos estos

res a medida que avanzaba la limpieza. En total

sedimentos se echaron en los laterales de la trin-

los sedimentos removidos por la trinchera Almagro

chera modificando así el paisaje cárstico y obtu-

han debido suponer más de 60 toneladas de sedi-

rando el acceso a muchas zonas de la cueva. Al

mento. De este desescombro procede la primera

acceder por primera vez a la cavidad el año 1999,

colección de material paleontológico recuperado en

tuvimos la sensación de caos y desorden produci-

Maltravieso y que permitió elaborar un marco

da por esa masa de sedimentos, bloques y trozos

bioestratigráfico comprendido entre unos 12,0 y

de plancha estalagmítica amontonados en los la-

35,0 KA (correspondiendo a OIS 6-10) (Canals et

terales de la trinchera y profusamente esparcidos.

al., 2003) (Fig. 5).

Figura 4. Cueva de Maltravieso. Diferentes vistas del interior de la cavidad antes del desescombro efectuado por Primeros Pobladores de Extremadura a partir del año 2001. Los trozos de plancha estalagmítica y los clastos y sedimentos amontonados son fruto de la trinchera Almagro.

229


Antoni Canals, Isabel Sauceda, Eudald Carbonell

Figura 5. Cueva de Maltravieso. Conjunto de materiales procedentes del desescombro y limpieza realizada en la cavidad por el Equipo Primeros Pobladores de Extremadura y que cubre, bioestratigráficamente, el período comprendido entre OIS 10 a 6 (Canals et al., 2003). 1) M1/2 sin. de Equus cf. hydruntinus; cara oclusal. 2) M1/2 dext. de Equus cf. hydruntinus; cara oclusal. 3) M1 sin. de Crocuta crocuta; a-b caras oclusal, bucal y lingual. 4) M3 sin. de Dama dama cf. clactoniana; a-c caras oclusal, lingual y bucal. 5) Cx sin. de Lynx pardina; cara lingual. 6) M3 dext. de Sus scrofa; cara oclusal. 7) M1 sin. de Crocuta crocuta; cara bucal. 8) P4 sin. de Crocuta crocuta; cara lingual. 9) Núcleo óseo de Bos primigenius; cara dorsal. 10) Primera falange de Ursus; cara dorsal. 11) Tibia sin. de Lynx pardina; cara anterior. 12) Mandibula dext. de Dama dama cf. clactoniana; cara lingual. 13) Segunda falange sin. de Equus cf. caballus; cara dorsal. La barra indica 3 cms. para las figuras 1-8 y 10-11, e indica 6 cms. para las figuras 9 y 12-13.

230


El Equipo Primeros Pobladores de Extremadura y la intervención arqueológica en la cueva de Maltravieso (2002-2006)

mación caliza de base se pusieron al descubierto

2.2.2. La Sala del Descubrimiento (SD).

los estratos entre los cuales, por disolución, se

El descubrimiento de la cueva de Maltravieso,

originaron "soplaos", es decir, espacios vacíos

fortuito e inesperado por los trabajadores de la

entre los estratos de la formación caliza. En uno

cantera de cal del lugar, no despertó pasiones en-

de ellos se recuperaron, sin contexto arqueológi-

tre los eruditos, expertos, políticos y autoridades

co, restos humanos procedentes, muy probable-

de la época. La cantera avanzó destruyendo la

mente, de la necrópolis que fue la Sala del Descu-

cavidad, los sedimentos y los restos arqueológi-

brimiento. Este material percoló en un "soplao"

cos. Cuando se descubren las pinturas en 1956, el

quedando así protegido del avance de la cantera

frente de la cantera se sitúa en la entrada actual,

(Fig. 8) o, como parecen indicar los estudios

dejando detrás el recuerdo al aire libre de la Sala

antropológicos en curso, se puede tratar de

del Descubrimiento (Fig. 6).

enterramientos secundarios o depósitos en fisuras

En nuestro afán por conocer el impacto real

como existen en muchas cuevas utilizadas, en épo-

de este proceso quisimos realizar, en dicha sala,

cas protohistóricas, como recintos sepulcrales

una inspección moderna completando los sondeos

(cuevas de Atapuerca (Burgos), cueva de Ardales

realizados con anterioridad. Ante la falta de infor-

(Málaga), etc,.). Este hecho relanza los plantea-

mación geológica y topográfica, se realizó un son-

mientos arqueológicos iniciales y abre la posibili-

deo mecánico que mostró una capa sedimentaria

dad de nuevas intervenciones en la Sala del Des-

de poca potencia y ausencia de secuencia

cubrimiento.

estratigráfica. A pesar de ello se realizaron, en el

2.2.3. La Sala de los Huesos (SH).

año 2002, dos sondeos arqueológicos en la Sala del Descubrimiento (Fig. 7).

Fruto del desescombro apareció, entre la Sala de la Entrada y la Sala de las Columnas, un espa-

El relleno actual de esta sala es fruto de la

cio diáfano que presentaba unas características

nivelación de toda la zona por aporte externo de

interesantes: estaba atravesado en su parte iz-

materiales arcillosos que seguramente entran du-

quierda (teniendo como Norte el fondo de la cavi-

rante la construcción del parque. Al llegar a la for-

Figura 6. Cueva de Maltravieso. Aspecto actual del frente de cantera del año 1956, momento en el que se descubren las pinturas y cesan los trabajos de cantería. En la zona delantera, la Sala del Descubrimiento hoy desaparecida.

231


Antoni Canals, Isabel Sauceda, Eudald Carbonell

Figura 7. Cueva de Maltravieso. Vista general de los sondeos arqueológicos realizados en la Sala del Descubrimiento en el año 2002.

Figura 8. Cueva de Maltravieso. Sala del Descubrimiento. Vista de un "soplao" o fisura en los estratos de caliza encontrados durante la campaña de excavaciones del año 2002. A) Vista general. B) Detalle del interior con los restos humanos.

dad) por la trinchera Almagro, dando lugar a un

de los sedimentos, se describieron someramente

pequeño corte estratigráfico que mostraba una rica

los principales procesos postdeposicionales que

secuencia arqueológica. El desarrollo lateral de esta

afectaron al conjunto y se vio que la formación

formación se extendía, en suave pendiente, hacia

fosilífera se apoyaba en una plancha estalagmítica

el lado derecho de la sala. La proliferación de ma-

y que estaba cubierta por otra distinta formando

terial paleontológico inspiró su nombre: Sala de los

un "sandwich" (Fig. 10-11). Este hecho permitió,

Huesos (Fig. 9).

por la datación de las dos planchas, establecer los límites cronológicos de formación del paquete

El estudio geológico realizado en este punto

sedimentario. Las dos planchas se dataron por la

de la cavidad puso en evidencia el carácter in situ 232


El Equipo Primeros Pobladores de Extremadura y la intervención arqueológica en la cueva de Maltravieso (2002-2006)

Figura 9. Cueva de Maltravieso. Sala de los Huesos. Vista de conjunto de la sala con las macroestructuras que la organizan.

Figura 10. Cueva de Maltravieso. Sala de los Huesos. Apuntes y dibujos del estudio geológico y geomorfológico preliminar realizado por Manuel Morán. A) Planta ideal en la que se sitúan las principales unidades estalagmíticas en relación al relleno sedimentario. B) Corte longitudinal de la sala con posición de las unidades identificadas en superficie.

233


Antoni Canals, Isabel Sauceda, Eudald Carbonell

Figura 11. Cueva de Maltravieso. Sala de los Huesos. Apuntes y dibujos del estudio geológico y geomorfológico preliminar realizado por Manuel Morán. A) Modelo teórico de la sedimentación en la sala y sus modificaciones y evolución postdeposicional. B) Columna estratigráfica de la sala en la que se representa la posición de las planchas estalagmíticas en relación al depósito de arcillas formando el «sandwich» sedimentario.

técnica del Uranio/Torio, con una edad de 117.000

Durante la campaña 2007, se hizo una explo-

BP (+17/-14) para la superior (PE1) y de 183.000

ración geológica visual en la zona Este de la sala,

BP (+14/-12) para la inferior (PE2) (las dataciones

teniendo como objetivo describir la forma de enla-

han sido realizadas por el laboratorio de

ce entre la Sala de los Huesos y la Sala de la En-

geocronología del Institut de Paleontologie Humaine

trada, espacio cavernícola no documentado y no

de París), situando al conjunto de la Sala de los

denominado. En esta vasta zona, en la que existe

Huesos en el Pleistoceno Medio Final, hecho que

una pintura próxima a la entrada (Ripoll et al.,

parece ser acorde con la fauna y la industria lítica

1997a) hay una gran potencia sedimentaria con

(ver en este mismo volumen los artículos corres-

planchas estalagmíticas y varios procesos erosivos

pondientes).

relacionados con la presencia de un sumidero. Cubil de gatos, así como todo el resto de la cavidad

La zona excavada, a la derecha de la trin-

por falta de cerramientos efectivos en la entrada

chera Almagro, representa unos 20m2 de exten-

actual,

sión. Inicialmente paleontológica, la excavación

no

ha

proporcionado

materiales

paleontológicos que se puedan asociar a los de la

proporcionó, durante la campaña del año 2003,

Sala de los Huesos, conservando in situ el nivel

los primeros elementos de industria lítica asocia-

topográfico de las planchas estalagmíticas origina-

dos al conjunto paleontológico. El carácter

les.

antrópico del conjunto ya no ofrecía dudas (Peña, 2006). Posteriormente se ha documentado la pre-

2.2.4. La Sala de las Chimeneas (SCH).

sencia de marcas de corte en los huesos

En 1999 la Sala de las Chimeneas era fruto

(Rodríguez-Hidalgo, 2008) así como de actividad

de una especulación, infundada, sobre la continui-

de carnívoros. El origen de la acumulación

dad de la cueva de Maltravieso a lo largo del eje

paleontológica y la implicación de diversos agen-

longitudinal marcado por la estructura cárstica. El

tes (humanos, hienas, linces, etc,.), propio de to-

Equipo Primeros Pobladores no dio importancia a

das las cavidades, es un tema actualmente en

este hecho, en el sentido que la exploración

estudio.

geológica y espeleológica de la cueva darían cuen234


El Equipo Primeros Pobladores de Extremadura y la intervención arqueológica en la cueva de Maltravieso (2002-2006)

ta de la existencia de salas o espacios inéditos.

La limpieza fue el objetivo principal al entrar

Como ya se ha dicho, D. Hipólito Collado realizó

en esta sala. La imagen que nos queda de este

una exploración gravimétrica de los alrededores de

lugar es la de un espacio lleno de cascotes, invadi-

la cueva. Los datos existentes de exploraciones

do por un cono con materiales actuales (ladrillos,

anteriores, especialmente relacionadas con la cons-

pilas, latas, etc,.), y una cierta dificultad de circula-

trucción de los edificios que rodean la cueva y que

ción entre la Sala de las Pinturas y la Sala de las

se pueden consultar en el Ayuntamiento de

Chimeneas a través de ese corredor falsamente

Cáceres, pusieron en evidencia la inexistencia de

denominado Sala de la Serpiente. La primera fase

la continuidad de Maltravieso mas allá de la Sala

de la limpieza de este espacio, el más grande de la

de las Chimeneas. Los resultados de Collado, a

cueva junto al de la Sala de las Pinturas, fue rela-

pesar de la perforación que se realizó (visible en el

tivamente fácil, ya que los trabajos de la trinchera

Parque de Maltravieso), cierra en cierta medida este

Almagro no le afectaron. Se procedió a una retira-

tema (Camacho, 2002).

da de los cascotes cársticos de superficie (Fig. 12) en vistas a delimitar el espacio de la excavación

La intervención arqueológica en la Sala de las

arqueológica bajo el panel situado en la pared

Chimeneas ha sido compleja (y lo escribo en pasa-

derecha teniendo como Norte el fondo de la cavi-

do porque su acceso ha sido prohibido, desde el

dad, y compuesto por un conjunto de semicírculos

año 2006, al equipo investigador por los servicios

y una posible representación de un équido (Ripoll

técnicos de la Dirección General de Cultura de la

et al., 1997a).

Junta de Extremadura) y se ha desarrollado en

En una segunda fase, se procedió a la elimi-

varias fases: limpieza, excavación bajo pinturas, eliminación de un cono actual, exploración del final

nación de parte del cono interior que invadía la sala,

de la cavidad, sondeo estratigráfico, excavación en

ya que su presencia y proximidad a la pared difi-

extensión.

cultaba los trabajos arqueológicos debajo del pa-

Figura 12. Cueva de Maltravieso. Sala de las Chimeneas. Limpieza de cascotes cársticos en vistas a la intervención arqueológica de la zona.

235


Antoni Canals, Isabel Sauceda, Eudald Carbonell

nel de pinturas así como su futura extensión hacia

nos de "arqueología del arte", sino por la identi-

el centro de la sala. Este derrubio fue originado,

ficación de un nivel de macrofauna. En la zona

en parte, por los trabajos asociados a la construc-

intervenida no se encontraron objetos abando-

ción de los edificios laterales de la cueva, o a la

nados por los pintores de Maltravieso ni elemen-

estabilización de la parte superior del Parque de

tos que puedan relacionarse con las pinturas.

Matravieso. En todo caso los materiales modernos

Sólo el análisis microscópico de los sedimentos

se vierten por una chimenea que ya funcionó du-

(en lámina delgada) ha permitido pensar que se

rante el Paleolítico Superior, ya que el cono origi-

utilizaron, en la zona, pigmentos. Otros elemen-

nal, con materiales líticos, ha sido identificado y

tos arqueológicos como la existencia de un suelo

excavado en la misma vertical (Fig. 13).

(superficie) de circulación (Mancha, 2006), quedan por estudiar.

Uno de los déficits de la cueva de Maltravieso era, sin duda, el arqueológico, especialmente el

Ante los pobres resultados obtenidos en la

relacionado con las pinturas, es decir, la arqueo-

excavación debajo del panel de pinturas, decidi-

logía de los pintores (moviliar y espacial en tér-

mos abordar el tema de la continuidad de la cueva

minos de zonas ocupadas, transitadas y/o habi-

de Maltravieso desde el interior. La Sala de las

tadas), "invasores", junto a otros depredadores,

Chimeneas se sitúa al final del recorrido actual,

del espacio cavernícola. Por ello decidimos abor-

siendo posible la existencia de un sifón, fisura, grie-

dar este problema en una zona donde el trabajo

ta, gatera, pozo, sima etc,. que dé paso a la su-

fuera fácil y directo. La pared Este de la Sala de

puesta y anhelada continuidad (el tema sigue abier-

las Chimeneas era ideal para este propósito. Así

to). Para resolver temporalmente este asunto se

la primera intervención arqueológica se realizó

hizo una trinchera, en el cono final de la sala, y se

en el año 2002, justo debajo del citado panel. El

estableció el modo de cierre, en este punto, de la

resultado fue esperanzador, pero no en térmi-

cavidad. Parece que no existe la posibilidad de una

Figura 13. Cueva de Maltravieso. Sala de las Chimeneas. Conjunto central en el que se puede apreciar la potencia sedimentaria del cono central y la capa de bloques que forma el nivel arqueológico.

236


El Equipo Primeros Pobladores de Extremadura y la intervención arqueológica en la cueva de Maltravieso (2002-2006)

continuidad de Maltravieso, siendo la Sala de las

no se documentan actuaciones de esta magnitud

Chimeneas, hoy por hoy, el final.

(teniendo en cuenta los parámetros estratigráficos, geológicos y arqueológicos de la Sala de las Chi-

En el contacto entre el talud de cierre y el ni-

meneas) en un espacio cavernícola.

vel de la sala, se realizó un sondeo estratigráfico manual (Fig. 14), el único en toda la cavidad. El

De inmediato se delimitó la extensión de blo-

resultado arqueológico fue nulo, ya que no se en-

ques que forman el nivel arqueológico (a falta de

contró ningún nivel antrópico. Sólo se identificó una

nuevas verificaciones) y se excavó su contenido

zona con coprolitos de hiena, espacio utilizado por

arqueológico. De este conjunto proceden las con-

este depredador como letrina. Muy posiblemente

chas marinas y un hueso posiblemente grabado

este nivel de defecación se corresponda con la base

(Rodríguez-Hidalgo et al., 2008b), así como elemen-

del cono central de la Sala de las Chimeneas, as-

tos líticos en sílex propios del Modo 4 (Paleolítico

pecto estratigráfico que las investigaciones futu-

Superior). Los estudios actuales del conjunto, a

ras deberán determinar.

falta de dataciones radiométricas en curso, indicarían una filiación al Paleolítico Superior tanto por

La limpieza realizada en la zona central de la

sus elementos paleontológicos como líticos

sala gracias a la evacuación del cono de sedimen-

(Rodríguez-Hidalgo, 2008a, Peña, 2006).

tos modernos, puso de manifiesto la presencia de un cono antiguo, constituido por la acumulación

3. Conclusión.

gravitacional de arcillas y materiales finos, que cu-

Resulta difícil establecer conclusiones sobre la

bría una capa de bloques posiblemente relaciona-

arqueología de Maltravieso, una experiencia prác-

da, también, con la chimenea central. Este nivel de

tica y metodológica que ha sido posible gracias a

bloques también ha sido identificado en la Sala de

la participación activa de un grupo de jóvenes ex-

la Serpiente y en el corredor que une ésta con la

tremeños apasionados de arqueología, prehisto-

Sala de las Chimeneas.

ria y ciencia. Este proceso está abierto y a pesar

Tres elementos guiaron la intervención ar-

de las prohibiciones actuales de acceso que im-

queológica en la zona central: el primer nivel de

posibilitan la realización conjunta de estudios y

fauna identificado en la zona Este de la sala, la

acciones para la conservación del aparato simbóli-

estratigrafía del cono central y el nivel de coprolitos

co de la cueva (se ha dejado fuera de este proce-

del sondeo de contacto entre el relleno de la sala

so al equipo investigador), Primeros Pobladores

y el talud o cono de cierre. Ante la imposibilidad de

continua trabajando sobre los materiales recupe-

más sondeos, decidimos abrir toda la zona central

rados estos últimos 8 años en la cueva de

de la Sala de las Chimeneas en extensión, un reto

Maltravieso. En este sentido, esperamos poder

metodológico y personal ya que con anterioridad

realizar, pronto, nuevas excavaciones que nos per-

Figura 14. Cueva de Maltravieso. Sala de las Chimeneas. Situación del sondeo estratigráfico realizado en la zona de contacto entre la sala central y el talud de cierre de la cavidad.

237


Antoni Canals, Isabel Sauceda, Eudald Carbonell

mitan resolver multitud de hipótesis planteadas.

ción, y el carácter antrópico del yacimiento relanzó

Entendemos que las entidades arqueológicas (los

todas las perspectivas. Hoy nos plantemos retos

yacimientos) están al servicio del conocimiento y

científicos que nos permitan conocer mejor la geo-

que el cierre a la investigación no está, en ninguna

logía de la cueva en el marco de la geología del

medida justificado (véanse los casos de las cue-

Calerizo, y que nos acerquen a las comunidades

vas de Altamira, Chauvet (en Francia) o de las

humanas que utilizaron este refugio durante el

muchas que hay en la denominada zona Franco-

Pleistoceno y el Holoceno.

Cantábrica).

Nos proponemos definitivamente y sin titubear,

Otra cosa muy distinta es hablar de aquello que

el estudio integral y diacrónico de la cavidad: su

Maltravieso ha permitido, ha hecho posible y ha esti-

formación y su uso por comunidades humanas y

mulado: nuevos datos sobre la Prehistoria en

animales. Los aspectos ecológicos, territoriales y

Extremadura

simbólicos expresados por medio del arte o de las

(especialmente

las

dataciones

radiométricas), realización de proyectos académicos

deposiciones

(Tesis de máster, Tesis doctorales, etc,.), publicación

Maltravieso.

de artículos científicos y de divulgación, recuperación

de

cadáveres.

En

definitiva,

Agradecimientos.

y renovación del interés social por la cavidad, progra-

Los codirectores del Equipo Primeros Pobla-

mas de divulgación y sensibilización patrimonial con

dores de Extremadura, Antoni Canals i Salomó,

escuelas e institutos, renovación del programa

Eudald Carbonell i Roura e Isabel Sauceda Pizarro,

expositivo del Centro de Interpretación de la cueva

agradecen su colaboración y participación a todos

de Maltravieso, Feria de la Prehistoria (dos ediciones),

los miembros del equipo Primeros Pobladores, a

presencia en internet (http://maltravieso.rupestre.org

los excavadores que han contribuido en las dife-

y http://iphes.urv.cat/eppex), y, según parece, un pro-

rentes campañas, a las instituciones que han he-

grama definitivo de gestión y control medioambiental

cho posible la realización del proyecto en la cueva

y microbiológico de la cueva.

de Maltravieso (Ayuntamiento de Cáceres, Ayun-

Cuando iniciamos en el año 2001 la primera

tamiento de Malpartida de Cáceres, Junta de

intervención arqueológica y la limpieza de la cavi-

Extremadura, Museo de Cáceres), a los agentes

dad, poco esperábamos llegar tan lejos. En reali-

sociales que nos han acompañado y facilitado las

dad, el aspecto paleontológico inicial no era alicien-

tareas (Casa de Cultura Rodríguez-Moñino, Insti-

te suficiente para soportar el coste humano de la

tuto Al-Qázeres), y a todos los amigos que nos han

intervención (siendo el objetivo principal de EPPEX

animado a continuar a pesar de las dificultades

el estudio de la autoecología humana y la

actuales que no son, en ninguna medida, de or-

antropización). Pero el descubrimiento de indus-

den científico. A todos ellos y a los que hemos po-

tria lítica en la Sala de los Huesos volcó esta situa-

dido olvidar, gracias.

238


El Equipo Primeros Pobladores de Extremadura y la intervención arqueológica en la cueva de Maltravieso (2002-2006)

JORDÁ, F. y SANCHIDRIÁN, J.L. (1992): La cueva de

4. Bibliografía.

Maltravieso. Guías Arqueológicas, 2. Consejería de

ALMAGRO, M. (1960): "Las pinturas rupestres

Educación y Cultura, Junta de Extremadura.

cuaternarias de la cueva de Maltravieso en

Badajoz.

Cáceres", Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, LXVIII, 2: 665-707.

JORDÁ, J.F. (1988): "Rehabilitación de un paraje kárstico urbano: la cueva de Maltravieso (Cáceres)",

ALMAGRO, M. (1969): Cueva de Maltravieso, Cáceres.

Geogaceta, 5: 99-100.

Guía del visitante. Dirección General de Bellas Artes, Ministerio de Educación y Ciencia. Ayuntamiento

MANCHA, E. (2006): La cueva de Maltravieso (Cáceres,

de Cáceres. Madrid.

España): Geología sedimentaria de los depósitos de entrada de Cueva. Departamento de Historia e His-

ÁLVAREZ, A. (1984): "Análisis de los restos óseos

toria del Arte. Área de Prehistoria. Universidad

hallados en la cueva de Maltravieso (Cáceres)",

Rovira i Virgili. Tesis de Master inédita.

Revista de Estudios Extremeños, XL: 171-176.

PEÑA, L. (2006): Caracterización y estudio

ARROYO, G., ARROYO, I. y ARROYO, E. (1997):

morfotécnico de las industrias líticas del Pleistoceno

"Microbiological analysis of Maltravieso cave

Inferior y Medio de los yacimientos de la cueva de

(Cáceres), Spain", International Biodeterioration &

Santa Ana y Maltravieso en el Calerizo Cacereño

Biodegradation, 40, 2-4: 131-139.

(Cáceres, Extremadura). Comparación de dos conjun-

CALLEJO, C. (1957): "Las cuevas del Calerizo de

tos líticos en cuarzo lechoso: La Sala de los Huesos

Cáceres", V Congreso de Estudios Extremeños, t. III:

de la cueva de Maltravieso y el Nivel C de la cueva de

57. Badajoz.

L´Aragó (Tautavel, Francia). Departamento de His-

CALLEJO, C. (1958): La cueva prehistórica de

toria e Historia del Arte. Área de Prehistoria. Uni-

Maltravieso junto a Cáceres. Biblioteca Pública de la

versidad Rovira i Virgili. Tesis de Master inédita.

ciudad de Cáceres. Cáceres.

RIPOLL, E. y MOURE, A. (1979): "Grabados rupes-

CALLEJO, C. (1962): "El complejo prehistórico de

tres de la cueva de Maltravieso (Cáceres)", Estu-

Maltravieso. Un lustro en la investigación arqueo-

dios dedicados a Carlos Callejo Serrano: 567-572.

lógica de la Alta Extremadura", Revista de Estudios

Universidad de Extremadura-Diputación Provincial

Extremeños, XVIII: 8-12.

de Cáceres. Cáceres.

CALLEJO, C. (1970): "Catálogo de las pinturas de

RIPOLL, S., RIPOLL, E. y COLLADO, H. (1997a):

la cueva de Maltravieso", XI Congreso Nacional de

"Cueva de Maltravieso: recuperación y estudio de

Arqueología (Mérida 1968): 154-174. Zaragoza.

una singular estación artística del Paleolítico Superior", Revista de Arqueología, 193: 6-15.

CALLEJO, A. (1998): "La Cueva de Maltravieso. Cuarenta años de investigación", Revista de

RIPOLL, S., RIPOLL, E. y COLLADO, H. (1999):

Extremadura, 25: 131-151.

Maltravieso. El santuario extremeño de las manos. Memorias 1. Museo de Cáceres. Consejería de Cul-

CANALS, A., van der MADE, J., SAUCEDA, I. y

tura, Junta de Extremadura.

CARBONELL, E. (2003): "El conjunto paleontológico de la cueva de Maltravieso (Cáceres)", XI Reunión

RIPOLL, S., RIPOLL, E., COLLADO, H. y MAS, M.

Nacional de Cuaternario. Oviedo.

(1997b): "Avance al estudio de la cueva de Maltravieso (Cáceres). El arte rupestre Paleolítico

CANALS, A., GARCÍA, M., SAUCEDA, I. y CARBONELL,

en Extremadura", Extremadura Arqueológica, VII:

E. (2005): "Actividad arqueológica y conservación

95-117.

del arte rupestre en la Cueva de Maltravieso (Cáceres, España)", Boletín del Instituto Andaluz de

RODRÍGUEZ-HIDALGO, A.J. (2008a): Zooarqueología

Patrimonio Histórico, 53: 44-57.

de los yacimientos kársticos del Complejo Cacereño (cueva de Santa Ana y cueva de Maltravieso). Depar-

CAMACHO, A.G. (2002): "Investigación gravimétrica

tamento de Historia e Historia del Arte. Área de

para el estudio arqueológico en la cueva de

Prehistoria. Universidad Rovira i Virgili. Tesis de

Maltravieso (Cáceres)", 3ª Asamblea Hispano-Por-

Master inédita.

tuguesa de Geodesia y Geofísica, Vol. 3: 1777-1782.

RODRÍGUEZ-HIDALGO, A., CANALS, A., SALADIÉ, P.,

JORDÁ, F. (1970): "Sobre la edad de las pinturas de la

GARCÍA, A y GARCÍA M. (2008b): "Upper Paleolithic

cueva de Maltravieso (Cáceres)", XI Congreso Nacio-

ornament seashell from Sala de las Chimeneas,

nal de Arqueología (Mérida 1968): 139-153. Zaragoza.

Maltravieso cave (Cáceres, Spain)", en, Álvarez239


Antoni Canals, Isabel Sauceda, Eudald Carbonell

Fernández, E. y Carvajal-Contreras (eds), 2nd Mee-

(Cáceres)", Ars Praehistorica, VII-VIII: 123-

ting of the (ICAZ) Archaeomalacology Working Group:

129.

Not Only Food: Marine, Terrestrial and Freshwater

SANCHIDRIÁN, J.L. y JORDÁ, F. (1987): "Nuevas in-

Molluscs in Archaeological Sites. D.R. (Santander, 19-

vestigaciones en la cueva de Maltravieso

22 February 2008).

(Cáceres)", Revista de Arqueología, 73: 64.

ROMERO, R. (1997): "Arte rupestre y conservación",

SAUCEDA, Mª.I. y CERRILLO, J. (1985): "Notas para

Extremadura Arqueológica, VII. 23-32.

el estudio de las cerámicas de la cueva de

SANCHIDRIÁN, J.L. (1989): "Perspectiva actual

Maltravieso (Cáceres)", 1as Jornadas de Arqueología

del arte paleolítico de la cueva de Maltravieso

de Nordeste Alentejano: 45-53.

240


TÍTULOS ANTERIORES DE ESTA COLECCIÓN 1.

Maltravieso, el santuario extremeño de las manos. Por Sergio Ripoll López, Eduardo Ripoll Perelló e Hipólito Collado Giraldo. 1999 (Agotado)

2.

Pinturas y grabados rupestres esquemáticos del Monumento Natural de Los Barruecos. Malpartida de Cáceres. Por Mª Isabel Sauceda Pizarro. 2001 (Agotado)

3.

Epigrafía romana y cristiana del Museo de Cáceres. Por Julio Esteban Ortega y José Salas Martín. 2003

4.

La colección de estampas del Museo de Cáceres. Por Juan Carrete Larrondo. 2005

5.

El conjunto orientalizante de Talavera la Vieja (Cáceres). Por Javier Jiménez Ávila (Editor). 2006

6.

Los primeros campesinos de la Raya. Aportaciones recientes al conocimiento del Neolítico y Calcolítico en Extremadura y Alentejo. Por Enrique Cerrillo Cuenca y Juan M. Valadés Sierra (Editores). 2007

7.

Arqueología urbana en Cáceres. Investigaciones e intervenciones recientes en la ciudad de Cáceres y su entorno. Por Primitivo Javier Sanabria Marcos (Editor). 2008





Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.