Adumbraciones

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Adumbraciones

Daniel Fajardo Gรณmez

2020

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Adumbraciones

Daniel Fajardo Gรณmez

Tutor: David Lozano Moreno

Escuela de Artes Plรกsticas y Visuales

Facultad de Artes

Universidad Nacional de Colombia

Febrero del 2020

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A mis abuelas, mi mamรก, mi papรก, Andrea y mis amigos. Por mostrarme siempre una forma diferente de ver las cosas.

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Sinopsis

Este proyecto de creación reflexiona en torno a mis experiencias relacionadas con el pasado, la memoria y el envejecimiento a partir de anécdotas y objetos encontrados en el Hogar Geriátrico Nazareth, vereda el Mortiño, municipio de Cogua, Cundinamarca, la vereda Soapaga, municipio de Paz de Río, Boyacá y la sala de espera de un centro de quimioterapia en Bogotá, con el propósito de construir un espacio escultórico cuyos objetos hablen sobre el paso del tiempo.

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Introducción

El pasado es un tiempo grávido, formado de impresiones, marcas e improntas de acontecimientos que ya agotaron su duración. Dicho de otra manera; el pasado tiene un volumen determinado por todas aquellas cosas que, al transcurrir, dejaron una huella. Para nosotros, el lugar donde se alojan estas impresiones del pasado, al menos en un nivel psíquico, recibe el nombre de memoria. Una amalgama de recuerdos (imágenes de cosas pasadas), que crece con el transcurrir de los días y con el tiempo termina por volverse una carga que estamos obligados a sobrellevar1 Acumular memoria y llenarse de pasado podrían interpretarse como otra forma de significar el envejecimiento. La palabra envejecer está compuesta por el prefijo “en” que significa “hacia adentro”, la palabra viejo del latín “vetus” (que se deriva de la raíz indoeuropea “wet” que significa “año”) y “ecer” un sufijo verbal que indica “proceso”. En pocas palabras, envejecer es el proceso que sufre algo que acumula años. Sin embargo, esta condicion cambia la forma en que se percibe el tiempo, al volverse el pasado algo que pesa 2. Es evidente que cuando algo envejece, el peso del tiempo constituye una causa natural de deterioro, detrimento o decrecimiento. Mientras la materia mengua, la memoria se atiborra con 1 2

Borges, Jorge Luis. La memoria de Shakespeare. Madrid: Alianza, 1997. Beauvoir, Simone. Das Alter. Herausgeber: Rowohlt. Übersetzung: Anjuta Aigner-Dünnwald und Ruth Henry. Berlin , 2000.

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todas las experiencias reunidas a lo largo de la existencia. Pero no solo el cuerpo envejece, ni la mente es la única capaz de conservar la memoria los hechos de las cosas que ya pasaron. Existen otras “vejeces”, que se manifiestan en todas las cosas que nos rodean; cosas “que ya nadie conserva en la memoria, y a veces a los hombres cuando inquietos las miran y las palpan como extrañas”3. Como la marca que deja un cuadro que ha permanecido sobre la pared mucho tiempo y de repente es retirado de allí, o la imagen decolorada por la acción del sol y el aire o el hollín que deja una vela en la pared, después de haber alumbrado allí durante toda su vida. Son todas estas señales, tiempo que se asienta y se acumula en cualquier lugar; allí donde encuentre morada. Sin embargo, todas estas señales parecen estar escondidas o relegadas a la sombra de lo visible. En pintura, el término adumbración, se utiliza para describir una vaga representación de algo o la parte mas oscura de un objeto. En este caso, la imagen que se produce por acumulación de experiencias, memoria o tiempo, mantiene una reverberancia débil, aproximada y somera en el presente. Las adumbraciones son eso, el eco y la voz de todas las cosas que hablan desde las sombras y alimentan las remembranzas de quien las vislumbra. Por ello, este proyecto está conformado de adumbraciones, fenómenos del tiempo que conforman la memoria de las cosas. Los capitulos a continuacion pretenden ser una guía de lectura sobre cada uno de los ejes tematicos que aborda este trabajo: el tiempo, la memoria y el envejecimiento o las consecuencias del paso del tiempo sobre las cosas. El primer capítulo representa el cáracter absoluto e inevitable del tiempo a traves de las experiencias reúnidas en el Hogar Geriátrico Nazareth, municipio de Cogua, Cundinamarca. El segundo capítulo, cuando las cosas se arrugan, hace referencia a la memoria de los objetos, que se cargan con las huellas del tiempo transcurrido. Por último, el tercer capítulo, dibujar la sombra primero, es una suerte de colisiones entre diferentes recuerdos o experiencias que convergen en un punto específico del tiempo y el espacio.

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Fragmento del poema Vejeces, en Silva, José Asunción. Poesía y prosa. Bogotá: El Ancora, 1997.


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Primer capĂ­tulo:

El azul

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“Bajo el indiferente azul del Cielo esta meditación es un consuelo.” Epitafio, Jorge Luis Borges

En un lugar de gente que es de antes; de gente vieja Habita el azul, ese azul, Pálido un color perenne.

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Sobre el hogar geriátrico

Los pasillos:

Cada tanto hay un escritorio, una silla plástica blanca, una butaca atravesada en el camino, una puerta o una ventana que da a un cuarto y un cuadro, todo azul, colgado en la pared. Las fotografías de paisajes, las imágenes religiosas, algunos tapices, un par de mapas y una que otra cartelera olvidada; todo descolorado. Imágenes que llenan las paredes blancas, rendidas ante las consecuencias de la existencia, despojadas de su calidez, azuladas como el color atemporal del cielo. Y es que, en ese lugar, el azul solo se encuentra en esas imágenes.

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La memoria es ese azul, que sobrevive a la oxidaciรณn, a la mirada, a la existencia.

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Figura 1, sobre la forma del tiempo. “Si dibujamos un triángulo sobre una superficie esférica veremos como sus lados se separan, pero a partir de cierto momento convergen y se encuetran al otro lado de la esfera” 1 “el pasado y el futuro no se conciben como polos opuestos duales o polares, sino que estan conectados, como los extremos de un circulo que se encuentran y se funden en una sola pieza”2

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La capilla: Del latin orbis: circulo, redondez, globo o esfera El signo de lo absoluto, del tiempo cíclico y sin final

Dentro del ancianato, una capilla, toda de madera, coloreada por unos cuantos vitrales que se empañan por el humor y las lágrimas de viejos cristianos, impresionados o arrepentidos ante la imagen de un cristo más viejo que ellos. A través de una de las ventanas de la parte exterior de la capellanía es posible observar, a uno de los costados de un gran armario, un incensario suspendido, todo de bronce, completamente esférico, de apariencia pálida y opaca, el cual, así como la luna, muestra siempre solo una de sus caras.

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El solar:

Bajo un travesaño de acero, en una de las esquinas del solar principal cuelga un objeto metálico capaz de convocar una presencia cuando resuena. La campana que con un toque de arrebato, por ejemplo, podía significar que algo extraordinario había pasado o simplemente anunciar el cambio de tiempo. Esta misma campana que cuelga en el solar de el ancianato, se repite en la plaza de un colegio o en el campanario de una iglesia, porque a fin de cuentas, la historia es siempre la de una sola persona. Un instrumento tan azul como el cielo, no por su tonalidad, sino por su caracter indiferente y eterno.

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Un recuerdo de la casa

Toda la casa era de ese color —recordó— el mismo tono pálido que habita en aquellas imágenes descoloradas y amarillentas. Mas las paredes se estropearon y fueron cubiertas de blanco, pero ese color quedó encarnado en su memoria, o más bien, ese fue el color de sus recuerdos.

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Segundo capĂ­tulo:

Cuando las cosas se arrugan

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Las cosas de la gente de antes, de la gente vieja.

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El Bastón

Así como el cuerpo, los objetos también se cargan de memoria y conservan sobre sí las imágenes de otros tiempos; como una ventana pequeña por la que se filtra algo de la oscuridad del pasado. En especial aquellos objetos con los que nos encariñamos y que nunca abandonamos, esos que se encuentran más cerca al cuerpo, y que hacen las veces de una extensión de él. Esos que para nuestros abuelos eran recipientes y entrañaban algo de humano1. Por ejemplo, durante la vejez se hace necesaria la ayuda de algo a que aferrarnos, capaz de asistir nuestros torpes y lentos movimientos, guardando el cuerpo de una caída y que además pueda soportar el peso que produce no apoyar los pies firmemente sobre la tierra. El bastón es una de estas cosas, un objeto directamente relacionado con la senectud (además de ser usado como objeto ritual, símbolo de fe o de poder.); un palo largo y delgado utilizado como un apoyo para la marcha En este caso, el bastón del que hablamos le pertenece a alguien que vivió en Soapaga, una vereda cerca al municipio de Paz de Río, Boyacá. Este objeto tiene una apariencia velada, casi con el aspecto de un algo recién sacado de algún hallazgo arqueológico. Está cubierto por una capa de tierra, ajado por la 1 “Todavía para nuestros abuelos una ‘casa’, una ‘fuente’, una torre conocida, incluso su propio vestido, su abrigo, eran infinitamente más e infinitamente más familiares; casi cada cosa era un recipiente en el que encontraban algo humano y acumulaban lo humano”. (Rilke en Heidegger, M. Caminos en el Bosque, Alianza Editorial, p. 216)

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intemperie y lo baña una pátina de penumbra. Solo cuando se mira con atención es posible distinguir los dos tipos diferentes de madera que de que está hecho roble flor morado para el mango y madera de palma de chonta o macana para el vástago. El flor morado es una madera empleada en la elaboración de mangos para herramientas, mientras que la chonta para la producción de varillas, por su alta resistencia, densidad y su composición fibrosa. Esta última madera se emplea también en la fabricación de marimbas gracias a sus propiedades resonantes. El asidero, abrillantado por el roce constante con la mano, tiene una contextura pequeña y esta rajado en el extremo inferior, donde se une al vástago. La vara o el vástago es corto; fue hecha para un cuerpo pequeño. Al apoyarlo contra el suelo produce un ruido seco pero agudo; quizas porque la contera o el extremo inferior de la vara esta húmeda e hinchada por el golpe constante contra el suelo y por las tres puntillas oxidadas, que tiene clavado por la testa. Este bastón es un objeto lleno de adumbraciones, de partes oscuras, de preguntas sin respuesta.

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“Lo viejo”

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Figura 2, el bastón.

“A la anciana, que encorvó su cuerpo de tanto subir y cargar cosas, la dueña del bastón”

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“Lo que perdura”

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Figura 3, sobre la forma del espacio. “El espacio está curvado de una manera particular”2

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Texto tomado de Roman, Colin A. Secretos del cosmos. Madrid: Salvat, 1969, p 162.

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Sobre el hogar geriátrico

Las sillas:

Algunos de los ancianos llevan tantos años allí como los objetos que les pertenecen. Por ello, quienes caminan apoyados de sus sillas plásticas, han gastado sus patas hasta llegar al suelo; carcomidas por la fricción del plástico contra el concreto y las viejas baldosas de mosaico hidráulico. Cada silla tiene un tamaño según el uso, el peso y la condición de la persona que pasa todos sus días, o los que le quedan, bien sea arrastrándola o sentada en ella.

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Figura 4, Una silla plรกstica del Hogar Geriรกtrico Nazareth.

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Tercer capĂ­tulo:

Recordar es dibujar la sombra primero

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En una de las páginas de un libro sobre física y astronomía se encuentra una ilustración de la distorsión espacio-temporal que produce un cuerpo celeste, por la cantidad de masa que posee, en el espacio infinito. El libro dice que la gravedad es una deformación en el espacio y el espacio es deformado por la masa. A mayor masa, mayor gravedad y la deformación del espacio mucho más pronunciada.

Figura 5, sobre la forma del espacio tiempo.

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La ilustración consistia de una simple retícula, el espacio preferido de la modernidad. En el centro de la retícula, el dibujo de un círculo que pretendía ser un planeta y que decidí omitir del esquema. Al rededor del circulo la retícula se curvaba, creando una depresión y la ilusión de deformidad en el dibujo (fig 5). Esto trajo a mi memoria dos situaciones completamente equidistantes entre las cuales, lejos de aludir a un suceso cósmico, parecían guardar alguna relación difusa.

sí,

La primera. En algún lugar de Boyacá, una mujer cambia de lugar la cerca para ponerle más pasto a sus vacas. La cerca era probablemente de eucalipto, una madera dura. Para clavar los palos en la tierra valdrá sus fuerzas de algún mazo o trozo de madera o piedra. El mismo que ha utilizado desde hace ya muchos años y que hoy en día, después de tantos choques y golpes contra la madera, tiene una o varias de sus caras abullonadas (fig. 6). La segunda, una paciente asiste a una de las últimas sesiones de su tratamiento oncológico por cán- cer

Figura 6, una de las caras del mazo.

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de seno. Le pinchan uno de sus brazos con el catéter plástico mientras ajustan la bolsa de suero y encienden el dosificador. La medicina era aplicada por vía intravenosa a la altura de las muñecas, y entre cada sesión se intercalaba el brazo a pinchar. En esa ocasión, cuando el líquido empezó a caer en la cámara de goteo (fig. 7) y deslizarse al torrente sanguíneo, la vena en la que esta encarnado el catéter empezó a ensombrecerse, un poco cada vez que caía y bajaba una gota.

Figura 7, una gota de quimioterapia cayendo en la cámara de goteo.

A partir del choque entre esas tres imagenes, en un pleno momento de eternidad, pensé que tanto la gravedad como el pasado son elementos patológicos, que nos afectan, con las mismas caracteristicas de una acción constante y reiterativa, capaz de deformar o transformar el espacio y el tiempo de un cuerpo, sin importar siempre que tan duro, fuerte o denso sea.

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Anexo: un autoretrato

El tiempo de medir y trazar El tiempo de tejer y cardar

“Mi papa heredó del abuelo una sola cosa: un calibre. Además, en su época de colegio le tocaba trazar sus propias hojas rayadas o milimetradas. Mi mamá, en cambio, debía ayudar a oficios en la finca como el de cardar las ruanas y cobijas que allí tejían, para sacarle la fibra y hacerlas más cálidas”

Creo que un cardo sería lo más parecido al opuesto de un calibre.

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Figura 8, detalle de un cardo seco.

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AquĂ­ todo tiene su final, pero mientras eso sucede el tiempo pasa y pesa.

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Referencias Beauvoir, Simone. Das Alter. Herausgeber: Rowohlt. Übersetzung: Anjuta Aigner-Dünnwald und Ruth Henry. Berlin , 2000. Borges, Jorge Luis. La memoria de Shakespeare. Madrid: Alianza, 1997. Heidegger, Martin. Caminos del Bosque. Madrid: Alianza, 2010. Hesse, Herman. Mit Reife wird man immer Junger. Berlin: Insel, 2010. Lederach, John Paul. La imaginación moral. Bogotá : Norma, 2008. Roman, Colin A. Secretos del cosmos. Madrid: Salvat, 1969. Silva, José Asunción. Poesía y prosa. Bogotá: El Ancora, 1997.

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