Revista Compostela nº 60, año 2018

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Revista de la Archicofradía Universal del Apóstol Santiago | Número 60 | Año 2018


SUMARIO ¡Hay Camino! El camino Portugués a Santiago, a su paso por tierras de Pontevedra y A Coruña COMPOSTELA Revista de la Archicofradía Universal del Apóstol Santiago Nº 60 • Año 2018 CONSEJO DE REDACCIÓN Ramón Sánchez Rodríguez (Coordinador) Celestino Lores Rosal Domingo Luis González Lopo María da Graça de Sousa Beça Gil Sanches de Gama Ramón López Vázquez Francisco Buide del Real Carlos Santos Fernández Manuela Domínguez García José Vidal Cerdeira Inés Calvo Romero María del Mar Paradela González CONSEJO EDITORIAL Segundo Pérez López Ángel González Fernández Domingo Luis González Lopo María José Dopico Calvo Ramón Sánchez Rodríguez Luis Miguez Macho Ramón López Vázquez Antolín de Cela Pérez Celestino Lores Rosal EDITA Archicofradía Universal del Apóstol Santiago Centro Internacional de Acogida al Peregrino C/Carretas nº 33 • 15705 Santiago de Compostela Página web de la Archicofradía: www.archicofradia.org Correo electrónico archicofradia@archicompostela.org Página web de información a peregrinos www.peregrinossantiago.com SERVICIO DE DOCUMENTACIÓN Oficina del Peregrino. S.A.M.I. Catedral MAQUETACIÓN E IMPRESIÓN Gráficas Lope Depósito Legal: C 298-1994

Editorial ................................................................................................................................................

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Intervención de D. Segundo Pérez López, Deán de la Catedral, en la entrega del Premio Internacional APECSA por Segundo L. Pérez López ...............

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El camino teresiano, “Camino de perfección” por Ángel González Fernández .............................................................................

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Personajes bíblicos en la Catedral de Santiago por José Fernández Lago ................................................................................................ 12 El báculo en “Tau”, insignia prelacial de los arzobispos de Santiago de Compostela por José Carro Otero ........................ 21 Tres peregrinos del siglo XVII condenados por hurtos en el Hospital Real de Santiago (I) por Carlos Santos Fernández............................................................................. 33 Peregrinando a Compostela: Cosimo III de’Medici y N. Albani (distintas sensibilidades) por Isabel González Fernández................................................................................ 40 El sermón veneranda dies, ¿una meditación para compostelanos? por Ramón López Vázquez ....................................... 47 Compilación de los sellos y parroquias de Santiago de España. Provincia de Segovia por Pedro A. Peña González ...................................................................................... 54 Archicofradía Universal del Apóstol Santiago .................................. 56 Experiencias y reflexiones

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Revista de la Archicofradía del Apóstol Santiago

EDITORIAL

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aminante, ¡hay camino! En nuestra portada celebramos la esplendorosa realidad de un camino, que asienta sobre la firmeza granítica de nuestro suelo, sobre la fe inquebrantable de generaciones de fieles cristianos, y con una duración de siglos. La revista COMPOSTELA quiere apelar a tanta consistencia cuando este año, y con el presente número, festeja sus BODAS DE PLATA: el número uno de la revista, en esta su segunda época, salía al público en el mes de octubre del Año Santo Compostelano de 1993. La revista nació y se mantiene con una doble finalidad. En primer lugar, constituye un órgano de comunicación interna de la Archicofradía. Esta es, como bien sabemos, de carácter universal: sus cofrades, así como los de las cofradías que le están agregadas, viven y actúan en todas las partes del mundo. Esto hacía necesario que un órgano de comunicación contribuyera a crear y mantener en la distancia, por vía de información, la unión entre gentes y países tan variados, coincidentes sin embargo en propugnar para sus vidas una orientación y unos objetivos comunes. A pesar de que en los últimos años opera también en este sentido la página Web de la Archicofradía, que renueva y actualiza constantemente sus contenidos, así como opera igualmente el boletín mensual de noticias, por vía digital, sigue siendo necesaria la revista COMPOSTELA, concebida para una lectura más reposada, que haga posible también un mayor nivel de profundización en las distintas temáticas. La revista es además un órgano que permite realizar una siempre conveniente labor de información y divulgación de lo que respecta a la amplia temática relacionada con los múltiples valores que configuran el mundo jacobeo, en todas sus plurales dimensiones: arte, historia, literatura, comentario religioso, pensamiento. Biografía sacra, etc Para poder amar es preciso conocer. El conocimiento precede y condiciona la apetencia. Y eso pretende la Archicofradía con la publicación de su revista COMPOSTELA: dar a conocer, divulgar entre sus cofrades y el público lector, en general, lo relativo a la amplia y profunda gama de los valores inherentes al mundo jacobeo, para, de este modo, suscitar su aprecio, el amor por ellos, sobre todo lo referente al Santo Apóstol y a la peregrinación a su sepulcro. Siendo así de grandes y firmes los objetivos de nuestra revista, no es extraño que se haya mantenido durante los veinticinco años hasta ahora transcurridos, y que, con esta ocasión, renueve el decidido propósito de continuar, perfeccionándose siempre, por muchísimos años más. La Archicofradía es una institución ya varias veces centenaria, y ello, proyectado hacia el futuro, permite augurar también la permanencia de aquello que, como la revista COMPOSTELA, contribuye al logro de los objetivos que a la Archicofradía le dan sentido.

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COMPOSTELA

INTERVENCIÓN DE D. SEGUNDO PÉREZ LÓPEZ, DEÁN DE LA CATEDRAL, EN LA ENTREGA DEL PREMIO INTERNACIONAL APECSA Segundo L. Pérez López Deán del Cabildo de la S.A.M.I. Catedral de Santiago

El 25 de noviembre de 2017 se producía la entrega del premio que la Asociación de Periodistas y Estudosos do Camiño de Santiago (APECSA) concedía a D. Segundo Pérez. Este Premio Internacional que Apecsa concede anualmente para reconocer la labor divulgadora del Camino de Santiago, recayó en su quinta edición (2017)

en el Deán de la Catedral en concreto por su labor de promotor y director del IV Congreso Internacional de Acogida al Peregrino. Durante su entrega en Sarria, D. Segundo Pérez López pronunció el discurso que ahora recogemos en este número 60 de la revista Compostela.

D. Segundo Pérez y D. Julián Barrio posan con los miembros de APECSA tras la entrega del galardón. Foto: El Correo Gallego.

0. Introducción

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a Asociación de Periodistas e Estudosos do Camiño de Santiago (Apecsa) ha concedido su premio en la edición del 2017 a Segundo Pérez, deán de la Catedral de Santiago de Compostela, por su labor como promotor y director del Congreso Internacional de Acogida al Peregrino y relación de ayuda. Mi cordial agradecimiento en nombre del Cabildo de la Catedral Compostelana a Vd. Sr. Presidente y demás miembros de Apecsa. Es un detalle totalmente inmerecido por mi parte.

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Como este año queremos hacer memoria agradecida a Jeannine Warcolier, me uno de corazón ya que ha sido una amiga entrañable para mi. Les agradezco a todos Vds. El esfuerzo que ha supuesto el acompañarnos esta mañana. Agradezco de forma especial la presencia del Sr. Arzobispo de Santiago, Alcaldes y autoridades de la Xunta de Galicia.

1. Ser Peregrino La peregrinación es un símbolo de vida —dice el Papa Francisco— Nos hace pensar que la vida es caminar, es un camino. Si una persona no camina y


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se detiene no sirve, no hace nada. Pensad en el agua, cuando el agua no está en el río, no corre, no sigue su curso, se corrompe. Una persona que no camina por la vida haciendo el bien, haciendo tantas cosas que se deben hacer por la sociedad, para ayudar a los demás y también quien no camina por la vida buscando a Dios y al Espíritu que impulsa es un alma que termina en la mediocridad y en la miseria espiritual. Por favor ¡No os detengáis en la vida! La peregrinación tiene unas facetas propias en cada época, religión o cultura. No cabe duda de que estamos en un momento totalmente nuevo. Momento que deja en penumbra discusiones de diverso tipo que enzarzan a mucha gente, tanto desde el punto de vista cultural, religioso, económico e incluso político. El Camino de Santiago ya no es un fenómeno hispánico ni siquiera europeo y occidental. Se trata de un hecho universal, multicultural y multireligioso que plantea unos retos de tipo antropológico, filosófico y religioso que en unos años va a conllevar un cambio de perspectiva en nuestra visión de la naturaleza, el mundo y Dios como preconizaba Javier Zubiri en España y Romano Guardini en Alemania. Lugares como Varanazi en la India, el Santo Sepulcro de Jerusalén y el muro de las lamentaciones, la Meca, el mausoleo de Ahmed Yasui en Turkestán, Koyesan, el monte de la meditación eterna o la ruta de los 88 monasterios de Kumano en Japón. El culto Matsú en la China, la peregrinación de Aam´s Peak en Sri Lanka. O pasando al continente americano las peregrinaciones a Guadalupe en Méjico o Nª Srª la Aparecida en Brasil…. Que arrastran a millones y millones de personas.

2. Acoger al peregrino Para nosotros la imagen paradigmática del peregrino y de la peregrinación es Abrahán. Es el que confía que en el camino no quedará abandonado, a pesar de sentirse extenuado y cansado; el que va oyendo a su Dios y de Él siempre aprendiendo. En el siglo XV Andrei Rubljev clarificará esta concepción en su maravilloso icono, pintado para el monasterio de Zagorst. El artista elige para ello un símbolo: el contenido en el relato del episodio del encinar de Mambré (Gn 18,1-33) o la visita de los tres viajeros misteriosos que Abrahán acoge, ciertamente como extranjeros pero con el espíritu bíblico de considerarlos hermanos. Con ello se quiere decir que el verdadero Dios está presente en el forastero o en el otro peregrino, que nos pide acogida y hospitalidad.

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Este pasaje será para siempre el paradigma de lo que debe ser la peregrinación humana y símbolo de lo que anuncia todo caminar, sea cual sea nuestra condición. Será oportuno no olvidar en este horizonte el riesgo permanente de la tentación gnóstica. La concepción gnóstica privilegia la peregrinación de carácter espiritualista. A la sombra de las grandes visiones platónicas lo más importante es el espíritu y no la carne, es decir, la creación visible; consecuentemente tras esta visión se esconde una depauperación de lo creatural, de la naturaleza y de la historia. Por el contrario, la experiencia del peregrino valora la naturaleza y la historia, naturaleza e historia sin las cuales no hay posibilidad de encuentro con uno mismo y con lo trascendente.

3. En la peregrinación desde el pasado proyectamos el futuro Un ejemplo de peregrinación en la antigüedad tardía es Egeria, que en su Diario de viaje dejó testimonio de la búsqueda de lugares sagrados; del descubrimiento de la historia de salvación en el pasado para conocer y celebrar las “magnalia Dei” en la creación. Muchos son los itinerarios religiosos que señalan la fuerza de la peregrinación en estos siglos aun cuando no falten voces (como las de san Jerónino o san Gregorio de Nisa) que quieran corregir las desviaciones de la praxis peregrinatoria. Si atendemos a las fuentes literarias también muy pronto nacieron interpretaciones equivocadas del auténtico sentido de la peregrinación. Aunque no siempre atendidas ni tenidas en cuenta no han faltado voces católicas que, más allá de las creaciones sociales de los grandes políticos cristianos, que pueden ser denominados los padres de la nueva Europa: Adenauer, Schumann, De Gasperi, De Gaulle, Raab, Figl o Kunschak, quienes advertían que Europa es “ante todo una disposición de ánimo” que “puede perder su hora”, y que eso significaría “no un paso hacia la vida más libre sino como hundimiento en la servidumbre común”. A esta llamada de atención de R. Guardini le precedieron, en el 1946, las siguientes afirmaciones: “Hoy día atraviesa Europa la crisis más profunda de su historia; tan profunda que muchos llegan a preguntarse si todavía existe ‘Europa’ en el antiguo sentido de la palabra”, pero “Europa todavía vive...y acaso el derrumbamiento del poder tan monstruosamente exagerado del nacionalsocialismo abra el camino incluso para nuevas posibilidades europeas”. 3


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COMPOSTELA

D. Segundo Pérez leyendo su intervención durante el acto.

El pensamiento y la presencia cristiana en el umbral, y en el ocaso, de las guerras del pasado siglo no dejó de señalar el peligroso extravío de determinados caminos que la nueva Europa intentaba transitar y de apreciar lo que Karl Jaspers denominó “El espíritu europeo” o, según otros, la “Europa del corazón”.

en “Europa: una herencia que obliga a los cristianos”, propone que un elemento constitutivo: “es la intima relación de la democracia y la eunomía, de un derecho y de una justicia no manipulables” . Eunomía que encuentra su fundamento en “el respeto, común y vinculante, por el derecho público, respecto a los valores morales”.

Los “Encuentros internacionales de Ginebra”, en el 1946, subrayaban los peligros a los que se exponía la “persona” si en la restauración o construcción de Europa la concepción antropológica no era defendida como la única posibilidad de porvenir.

La eunomía conlleva el rechazo del nacionalismo exasperado o de la revolución mundial como “summum bonum” para garantizar la libertad de conciencia de una sociedad humana y libre. Muy pocos como J. Ratzinger, desde la caída del Muro de Berlín y los acontecimientos a él unidos, han propuesto un examen de conciencia en el que emergiesen los pecados originales de la Europa moderna y las raíces históricas de los mismos, con precisas indicaciones para su futuro.

La preocupación de los pensadores se hace presente en no pocos literatos que contemplan el declive y cansancio interior de Europa, tal como lo diagnosticó E. Husserl y Gabriel Marcel. Un ejemplo digno de ser citado es Georges Bernanos que se negaba a “entregar Europa” cuya civilización amenazaba con el derrumbamiento y el progresivo vacío espiritual; o Maximilano Kolbe que llega a escribir: “en la actualidad se da una gravísima epidemia de indiferencia, que afecta, aunque de modo diverso, no sólo a los laicos, sino también a los religiosos”. La reflexión teológico-jurídica sobre Europa, su presente y su futuro, en el ámbito europeo de los años inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra Mundial, no es objeto explícito de la preocupación de los más significados teólogos del pre y post Concilio Vaticano II, dejando, en gran parte, el espacio al pensamiento no cristiano, a excepción, entre otros pocos pensadores, de J. Ratzinger quien 4

4. A modo de epílogo Por amor a la brevedad dejo de citar otros nombres, pero permitan que aluda, aquí en un lugar tan emblemático del Camino de Santiago como es Sarria, a dos grandes representantes de lo que acabo de referir, muy próximos a nosotros, Salvador de Madariaga y Enrique Moreno Báez. Un coruñés y un compostelano. Ambos “abogaban por la conversión de los intelectuales a una conciencia europeísta viva y operante, cuyo primer cometido, previo a los tratados y reglamentos político-económicos, sería el logro de la solidaridad moral que ha de ser la vera médula de Europa”. Muchas gracias.


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EL CAMINO TERESIANO, “CAMINO DE PERFECCIÓN” Ángel González Fernández Presidente de la Archicofradía Universal del Apóstol Santiago

Al comienzo del año conmemorativo del V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa, la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Ávila trajo en su peregrinación por el Camino Portugués de Santiago, desde Tui, la imagen de Santa Teresa, realizada por uno de los miembros de la asociación, el escultor Mariano García, e inspirada en la figura de la santa “andariega” que se alza en el convento de la Encarnación de Ávila, de tan profundas resonancias teresianas. Esta imagen, que dos años más tarde, el día 1 de mayo de 2016, presidió la misa del peregrino en la catedral de Santiago de Compostela, se incorporó luego al retablo de una de las capillas de nuestra catedral, muy cerca del sepulcro apostólico, donde permanece expuesta a la veneración de los fieles. Nunca se lo agradeceremos bastante a la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Ávila. Por nuestra parte no queremos que finalice el presente Año Jubilar Teresiano sin rendir un pequeño homenaje a la Santa Doctora, dedicándolo también a la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Ávila, que asumió con acierto la feliz iniciativa de hacer presente para siempre, en la casa del Señor Santiago, la imagen de Santa Teresa de Jesús, bendecida también por el esfuerzo peregrino de los miembros de la asociación abulense, que la trajeron sobre sus hombros, con devoción y entusiasmo, a lo largo del camino portugués de Santiago. Gracias.

I. Teresa de Jesús y el pensamiento antropológico de los autores del Siglo de Oro

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ntre los autores del Siglo de Oro de las letras españolas, tanto los renacentistas como los del Barroco, se generaliza la apreciación de que, como escribe Gracián; “el hombre no nace hecho ni de repente se hace”; está, así, abocado a hacer de su vida un proceso de progresión y desarrollo, llamado, no solo a contrarrestar el inexorable declive natural de la vida biológica, sino que, en sentido contrario a este declive, puede ir acercando al ser humano a la plenitud de su realización en sentido perfectivo. Ya en el prerrenacimiento, en Jorge Manrique, hay un certero planteamiento de esta cuestión, tal como la verán, tras él, los autores del Renacimiento y del Barroco. En sus Coplas a la muerte de su padre organiza el poeta su disertación existencial en torno a dos metáforas, referidas ambas a la vida, pero en acepciones opuestas la una a la otra. La metáfora río, de origen presocrático, tiene por referente la vida en cuanto vida biológica, en perenne e inexorable

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declinación hacia la muerte: “Nuestras vidas son los ríos/ que van a dar en la mar, / que es el morir”1. En contrapuesto sentido, la metáfora camino expresa el ascenso realizador y perfectivo: “Este mundo es el camino/ para el otro que es morada sin pesar, / mas cumple tener buen tino/ para andar esta jornada/ sin errar”2. Estamos ahora ante la vida en sentido moral y religioso: proceso de realización perfectiva

Miembros de la Asociación de Amigos del Camino de Ávila portando la imagen de Santa Teresa.

Manrique, J. Coplas a la muerte de su padre, copla III, vs. 25-27. Ibidem, copla V, vs. 49-54.

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COMPOSTELA

que conduce a la gloria; la gloria humana y la gloria sobrenatural y eterna, conseguida ésta por la fe cristiana en la misericordia divina, necesariamente acompañada por el obrar sacrificado y, por ello, meritorio: “El vivir que es perdurable/ no se gana con estados/ mundanales/ ni con vida deleitable / mas los buenos religiosos/gánanla con oraciones/ y con lloros, / los caballeros famosos, /con trabajos y aflicciones/ contra moros”3. Baltasar Gracián se sitúa en una perspectiva puramente mundana, pero, al final del recorrido por los caminos de la vida, y en función del esfuerzo desplegado en él, hay dos posibles términos. Por un lado, la Isla de la Inmortalidad, si hubo trabajo meritorio y acierto en la realización del camino: la isla de la inmortalidad, en efecto, “está rodeada por las aguas denegridas, en las que desembocan los sudores de los héroes, la sangre de los mártires y la tinta de los grandes escritores”4. De no mediar el esfuerzo necesario lo que espera al caminante es la Cueva de la Nada, en la que van a parar los muchísimos que en su recorrido no se aplicaron a la tarea del hacer meritorio: —“Mira cuantos van entrando en ella”, observa Andrenio.— “Pues no hallarás persona dentro”, contesta Critilo.—“¿qué se hace?.— Lo que hicieron.— ¿En qué paran?.—En lo que obraron: fueron nada, obraron nada y así vienen a parar en nada”5. Uno de los más firmes defensores de la virtualidad ennoblecedora de la obras es el caballero don Quijote. Cuando alguien, por ejemplo, pone en duda la nobleza de la “princesa” doña Dulcinea del Toboso, el caballero replica sin vacilación: “que Dulcinea es hija de sus obras y que las virtudes adoban la sangre”6. De forma parecida se pronuncia el soldado Vicente de la Rosa, orgulloso siempre en su porte y en sus comportamientos, a pesar de la manifiesta humildad de sus orígenes: “decía que su padre era su brazo; su linaje, sus obras” El carácter realizador y perfeccionador de las obras propias lo expresaba bien el caballero en conversación con su escudero: “Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace más que otro”7. Caminar es hacer y hacer es el único camino hacia el ser, el ser pleno. 3

Ibidem, copla XXXVI, vs. 421-432. Gracián, B., El Criticón, 3ª parte, crisis XII. 5 Ibidem, 3ª parte, crisis VIII. 6 Quijote, I, IIII. 7 Ibidem, I, L. 8 Concilio de Trento, Decreto sobre la justificación, c. 7. 4

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De hecho, el Alonso Quijano, que recalcitrantemente asoma siempre por detrás de don Quijote, se revela profundamente convencido de que, a pesar de solo ser un “pobre hidalgo rural”, como de continuo le recuerda su sobrina, sin duda llegará a verdadero caballero andante a través de sus obras, es decir, de los hechos azañosos, a imitación de los grandes de la caballería andante. Esta, la de practicar las obras del caballero andante para llegar a serlo verdaderamente, es la línea central del relato cervantino. En este enaltecimiento de las obras, haciéndolas imprescindibles cara al logro de una personalidad plena, está también el Concilio de Trento, que las proclama imprescindibles en el proceso que conduzca a la salvación eterna, en contra de lo defendido en la reforma protestante. Ya el propio don Quijote señalaba en conversación con Sancho: “el agradecimiento que consiste solo en el deseo es cosa muerta, como muerta es la fe sin obras”. La afirmación del caballero es la reproducción casi literal de una conclusión del concilio tridentino: La fe sin obras es muerta y ociosa”8. El teatro religioso de Tirso de Molina es aplicación de la doctrina y de la acción pastoral que derivan directamente del concilio de Trento e inspiran la Contrarreforma: la justificación se logra por la fe y las buenas obras; ambas son imprescindibles; éstas contribuyen a hacer de aquella una fe viva, la fe que salva y lleva a la vida eterna. El “condenado” se condena por “desconfiado”, por falto de fe firme en la misericordia divina, a pesar de sus muchos años en la austeridad sacrificada de la cueva del anacoreta. Por situación muy similar se condena Dión, a quien, por solas sus obras, todos tenían por santo, en la comedia El mayor desengaño. Don Juan, el Burlador de Sevilla, se condenará, en cambio, porque su fe deviene en punto muerto, al no ir acompañada de las obras, es decir, del comportamiento adecuado. En todos estos autores el caminar perfectivo a que nos referimos tiene un claro sentido de enriquecimiento de carácter óntico, esto es, un progresivo avance en el desarrollo y potenciación de la personalidad, en el enriquecimiento del yo personal, hasta el punto de hacer a las personas merecedoras de la


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inmortalidad y la gloria, sea en el sentido mundano o en sentido ultraterreno y eterno. Santa Teresa parece, en cambio, discurrir en dirección contraria: su paradigma es la humildad, la pobreza, el desprendimiento o “desasimiento” de todo, incluso (y sobretodo) de sí misma; todo parece ir en el sentido de una progresiva anulación o vaciamiento del yo personal, que haga posible, por el contrario, que sea el propio Dios quien se haga plenificante presencia y pase de esta forma a modelar el ser y el hacer de la persona, hasta el punto de que pueda decir con san Pablo: “no soy yo quien vive; es Cristo quien vive en mi”. Se trata, en el fondo, de un ir muriendo para, así, ir viviendo; de un morir, si se quiere, al “hombre viejo” para resucitar en el “hombre nuevo”, tal como reiteradamente proclama también san Pablo. Y santa Teresa: “Algunas monjas no parece que venimos a otra cosa al monasterio sino a procurar no morirnos. Cada una lo procura como puede. Aquí, a la verdad, poco lugar hay para eso con la obra, mas no querría yo hubiese el deseo. Determinaos, hermanas, que venís a morir por Cristo, y no a regalaros por Cristo”9. En Teresa de Jesús el morir al yo personal se da en línea de perfecta continuidad con el vivir en Cristo Jesús, a quien aquel, al vaciarse, puede abrirse. Incluso el morir biológico puede ser, no solo aceptado de buen grado, sino incluso ardientemente deseado: “Vivo sin vivir en mí, / y de tal manera espero,/ que muero porque no muero”10.

II. Camino teresiano hacia la perfección Caminar con Teresa hacia la perfección es hacerlo de la mano de tres imprescindibles virtudes, cardinales en su espiritualidad: “La una es amor de unas con otras; otra, desasimiento de todo lo creado; la otra, verdadera humildad, que aunque la digo a la postre, es la principal y las abraza a todas”11. Estas tres virtudes constituyen otros tantos estadios, decisivos en el proceso del vaciamiento y deconstrucción del yo personal, en el teresiano sentido que venimos señalando. Es fácil apreciar que “el amor de unas con otras” es, por de pronto, un eficaz instrumento de des-concentración y de superación de la perspectiva egocéntrica. A través del amor el yo se esparce, se comunica y entrega, saliendo de sí y

Imagen de Santa Teresa ya entronizada en la capilla catedralicia.

de lo propio, perdiéndose en los demás y repartiéndose entre ellos. Los escolásticos decían del bien que bonum est diffussivun sui; el bien es “difusividad”, es participación y entrega; todo lo contrario de la permanencia en la clausura de los propios límites o fronteras. Pues bien, el ejercicio del amor es, propiamente, dar aplicación y poner en práctica esa difusividad que caracteriza al bien; la actitud de perenne emigración y entrega a los demás. El “desasimiento de todo lo creado” no es, en el fondo, otra cosa que desprendimiento de todo aquello, persona, animal o cosa, a la que el yo pueda aferrarse en procura de sostén, estabilidad, fortaleza y permanencia. Un yo desasido es un yo desasistido, sin soporte o sujeción, pronto, así, para la pretendida disolución liberadora. Y, por último, la “verdadera humildad”. De ella señala la santa “que, aunque la digo a la postre, es la

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Teresa de J., Camino de Perfección, edic. San Pablo, 4ª edic., Madrid, 2008, 10, 5, p. 94. Teresa de J., Vivo sin vivir en mí, vs. 1-3. 11 Teresa de J., Camino de perfección, 4, 4, p. 65. 10

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principal y las abraza a todas”. No podría decirse de esta virtud nada más grande: la humildad es caldo de cultivo de todas las grandes virtudes: todas se relacionan con ella y ella está en la base de todas. Por un lado tenemos, en efecto, que solo desde el reconocimiento de las limitaciones propias surge la necesidad de realizar un despliegue de sentido completivo, comunicativo y participativo en relación con todos los integrantes de la comunidad. Por otra parte, el reconocimiento sincero de la propia pobreza constitutiva no sería en modo alguno compatible con un afán de compensarlo a través del apego a las cosas o a las personas. Por el contrario, facilita el deseado desasimiento: un yo progresivamente más desprendido (desnudo) de todo estará cada vez más en situación de poder verse a sí mismo en esas sus efectivas limitaciones. Destaca Teresa de Jesús la centralidad de Dios en esa espontánea vinculación amorosa entre los miembros de la comunidad: “creyendo nos ama Dios y nosotros a Él”. Más que el hecho de la convivencia comunitaria en sentido físico, es el hecho de sentirse todos hermanados en la realidad de ser amados y, a su vez, amantes de Dios. Él es el gran aglutinante comunitario en cuanto sujeto que es e igualmente objeto del amor de todos. Nada así tan fundado en el propio Dios podría dejar de ser “amor espiritual”. En efecto, “ninguna cosa (en él) parece que toca a la sensibilidad ni la ternura de nuestra naturaleza, de manera que le quite

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puridad”12. Algo, por otra parte, que discurre por encima de la sensibilidad y de toda natural capacidad de ternura es, por lo mismo, algo que trasciende por completo el plano de la individualidad concreta, favoreciendo la desustanciación del yo a que venimos refiriéndonos, algo realmente indispensable si, como ya señalábamos, pretendemos que sea Cristo “quien viva en mi”. Situados en esta perspectiva concreta se entiende bien el empeño que la santa pone en prevenir a sus hermanas contra las amistades particulares o “parcialidades” entre ellas. Es algo que “hace daños para la comunidad muy notorios; porque de aquí viene el no se amar tanto todas, el sentir el agravio que se hace a la amiga, el desear tener para regalarla, el buscar tiempo para hablarla, y muchas veces más para decirle lo que la quiere y otras cosas impertinentes que lo que ama a Dios”13. El efecto más directo de esta “parcialidades”, con independencia del modo en que perturba la realización del amor comunitario, es que hace al sujeto dependiente de algo o alguien que pasa a ocupar y llenar en gran medida un yo que más bien debería tender a vaciarse. Con lo cual incrementa perniciosamente su dependencia con respecto a quien le presta de hecho un sostén afectivo que solo de Dios debería provenir. “No consintamos, hermanas, que sea esclava nuestra voluntad, sino del que la compró con su sangre (1Pe 1, 18-9; Ap. 9) Miren que sin entender cómo, se hallarán asidas que no se puedan valer”14. Consecuencia inmediata de estas situaciones, según santa Teresa, es, en efecto, la pérdida de libertad, ya en ese elemental sentido de vaciamiento interior y, por lo tanto, de disponibilidad plena o capacidad de recibir dentro de sí a quien realmente busca o debe buscar la religiosa.

La imagen de Santa Teresa procesiona en la Catedral portada por la Directora General de Turismo y ante la presencia del presidente de la Archicofradía.

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Ibidem, 4, 12, p. 68. Ibidem, 4, 6, p. 66. 14 Ibidem, 4, 8, p. 67. 13

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En suma que estamos ante uno de los más graves obstáculos para el adecuado progreso en el camino de la perfección. Afecta al “amor de unas con otras” (este “otras” está referido a todas y no solo a alguna o algunas); afecta a la pretensión de lograr el pleno “desasimiento”, ya que, por el contrario, es atadura y es sujeción; afecta, por último, a la propia “humildad”, al acentuar el sentido de la posesión y la ilusión de riqueza (“mi”, “mío”; “mía”), cuando la verdadera


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humildad va vinculada estrechamente a la conciencia de limitación y, en definitiva, de pobreza. Todo ello acaba robusteciendo al yo, a quien, por el contrario, y ascesis mediante, habría que debilitar.

III. Los diferentes niveles del “desasimiento” En el desasimiento que la madre Teresa propugna se dan dos fases de muy complementario sentido. Por un lado, “no se nos dando nada por todo lo criado”; es, ascesis mediante, el desprendimiento que, como vamos percibiendo, ha de ser incluso, y aun sobre todo, de nosotros mismos. Ello lleva de la mano al “abrazo con solo el Criador”. Los dos movimientos se implican: darnos “todos al Todo, sin hacernos partes”, es decir, no repartiéndonos entre el Creador y lo creado. De esta entrega integral y plena ha de resultar que “el Señor toma la mano contra los demás y contra todo el mundo en nuestra defensa”. Para, en fin, lograr que “no se nos de nada por todo lo criado” ha de ser preciso “trabajar nosotros poco a poco lo que es en nosotros”, dándonos a la meritoria ascesis que concluya en la verdadera deconstrucción del yo personal, con la que la ascesis culmina, y “ya no tendremos mucho más que pelear”. Un nuevo y muy significativo paso en el proceso del desasimiento estriba en “huir de los deudos los que han dejado el mundo”. No puede decirse que se deje del todo el mundo mientras las religiosas se mantengan en situación de apego a los propios deudos. “No sé yo qué es lo que dejamos los que decimos que todo lo dejamos por Dios (Lc. 14, 31) si no nos apartamos de lo principal, que son los parientes”15. A través de los deudos el mundo (solo aparentemente abandonado) sigue presente en nosotros. En efecto, “lo que más se apega de él son los deudos y más malo de desapegar”16. Este desapego es con todo imprescindible para que pueda realizarse con éxito la operación del acoso y derribo deconstructivo del yo personal, que solo en la liberación de sí y de lo propio ganará la libertad “entiendo que en hacer otra cosa faltáis al verdadero Amigo y Esposo vuestro. Creed que muy en breve ganareis esta libertad”17. Pero tampoco, tras cortar las ataduras con el mundo y los deudos, está culminado el doloroso proceso de la negación de sí que haga posible la

Escultura homenaje a Santa Teresa en Ávila.

afirmación y afincamiento de Cristo en nosotros. La santa exhorta a sus hermanas a dar otra decisiva vuelta de tuerca: “Desasiéndonos del mundo y deudos y encerradas aquí, con las condiciones que están dichas, ya parece que lo tenemos todo hecho y que no hay que pelear con nada. ¡Oh, hermanas mías!, no os aseguréis ni os echéis a dormir, que será como el que se encuentra muy sosegado habiendo muy bien cerrado sus puertas por miedo a los ladrones, y se los deja en casa. Y ya sabéis que no hay peor ladrón, pues quedamos nosotras mismas, que si no se anda con gran cuidado y cada una —como en negocio más importante que todos— no se mira mucho en andar contradiciendo su voluntad, hay muchas cosas para quitar esta santa libertad de espíritu, que pueda volar hacia su Hacedor sin ir cargadas de tierra y de plomo”18. La “santa libertad de espíritu” pasa necesariamente por contradecir nuestra voluntad, que eso es,

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Ibidem, 9, 2, p. 90. Ibidem, 9, 5, p. 9. 17 Ibidem, 9, 4, p. 91. 18 Ibidem, 10, 1, p. 92. 16

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virtudes mantenerse en verdadera humildad cuando, al decir de la santa doctora, “suyo es el reino de los cielos”. Ello resulta posible puesto que, en efecto, “la verdad es que estas virtudes tienen tal propiedad que se esconden de quien las posee, de manera que nunca las ve ni acaba de creer que tiene ninguna, aunque se lo digan; mas tiénelas en tanto, que siempre anda procurando tenerlas y valas perfeccionando en sí más, aunque bien se señalan los que las tienen; luego se da a entender a los que los tratan, sin querer ellos”20. La peregrinación de la imagen de Santa Teresa entrando en el Convento de las Carmelitas en Santiago.

en definitiva, negarse a sí mismo, morir a sí. La santa habla, en este sentido y agravando la expresión, de “apartarnos de nosotras mismas y ser contra nosotras”, lo cual, concluye, es “recia cosa porque estamos muy juntas y nos amamos mucho”19. Expresiva es también la forma con que alude al desdoblamiento del yo que se combate a sí mismo: “estamos muy juntos” (nosotros de nosotros mismos) y “nos amamos mucho”. Esto, naturalmente, hace de este combate, que es combate contra sí mismo, “recia cosa”. Especialmente significativas son, por último, y en relación con la antropología teológica de la santa doctora, las metáforas con que se refiere al acceso unitivo con Dios, tras lograr el desasimiento de sí y del mundo: “volar hacia su Hacedor, sin ir cargadas de tierra y de plomo”. El referente metafórico de “tierra” es el mundo, y el de “plomo” es, sin duda, el yo personal, al que, como veíamos “amamos mucho” y del que, por lo tanto, cuesta enormemente separarnos para entrar en contradicción con él y sus apetencias y ganar la libertad o des-prendimiento que haga posible el “vuelo”. El desasimiento de sí requiere desapego y este no resulta normalmente compatible con una sobreestimación de sí mismo. Por el contrario, camina de la mano de una visión realista de nuestras grandes limitaciones, viéndonos en la efectividad de nuestra pobreza, sobre todo por parte de quienes viven perennemente en la presencia de Dios, infinitamente grande en toda perfección. Pero, ¿cómo puede el riquísimo poseedor del tesoro de estas dos grandes 19

Ibidem, 10, 2, p. 93. Ibidem, 10, 4, p. 93. 21 Ibidem, 11, 3, p. 97. 22 Ibidem, 11, 7, p. 102. 23 Ibidem, 13, 2, p, 104. 20

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Para que más fácilmente puedan adentrarse en la vía del desasimiento de sí encarece la santa a sus hermanas la práctica de la mortificación, singularmente “la que se ha de adquirir en la enfermedad”, no quejándose y no suscitando por ello la atención y la compasión de los demás, algo que en definitiva fortalecería al yo personal: “sabed sufrir un poquito por amor de Dios, sin que lo sepan todos”21. Yendo más allá de la envoltura corporal, la santa pone empeño en mostrar que el camino de perfección es incompatible con el afán de poner esfuerzo en mantener y defender la propia honra; es, en efecto, la honra otra de las máscaras tras la que se esconde la autoestima, el amor propio, que a su vez enmascaran la recalcitrante actitud de asimiento al yo: “Dios nos libre de personas que le quieren servir acordarse de la honra. Mirad que es mala ganancia y —como he dicho— la misma honra se pierde con desearla, en especial en las mayorías, que no hay tóxico en el mundo que así mate como estas cosas la perfección”22. Hasta tal punto considera que quien pretende entrar, de la mano del desasimiento, en el camino de perfección ha de “negarse a sí mismo” que anima a sus monjas a no revolverse en defensa propia aun cuando alguien les atribuya deshonra: “O somos esposas de tan gran Rey, o no. Si lo somos, ¿qué mujer honrada hay que no participe de la deshonras que a su esposo le hacen? Aunque no lo quiera por su voluntad, en fin, de honra o deshonra participan entrambos. Pues tener parte en su reino y gozarle, y de las deshonras y trabajos querer quedar sin ninguna parte, es disparate”23. Y, apurando hasta el extremo la negación de sí, en aras del vaciamiento pleno de nosotros mismos que


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haga posible al Señor venir a nosotros y llenarnos, dedica todo el capítulo 15 de Camino de Perfección a “tratar del gran bien que hay en no disculparse aunque se vean condenar sin culpa”. Acertadamente insiste la santa doctora en poner en relación estrecha esta virtud con la verdadera humildad: “Creo va mucho en acostumbrarse a esta virtud, o en procurar alcanzar del Señor verdadera humildad, que de aquí ha de venir; porque el verdadero humilde ha de desear con verdad ser tenido en poco y perseguido y condenado sin culpa, aun en casos graves. Porque, si quiere imitar al Señor, ¿en qué mejor puede que en esto?”24. Y añade aun, más adelante: “No querría sino que os holgaseis de quedar culpadas; y el provecho que veréis en vuestra alma, el tiempo os doy por testigo. Porque se comienza a ganar libertad y no se da más que digan mal que bien, antes parece es negocio ajeno. Y es como cuando están hablando dos personas, y como no es con nosotras mismas, estamos descuidadas de la respuesta. Así es acá, con la costumbre que está hecha de que no hemos de responder, no parece hablan con nosotras. Parecerá esto imposible a los que somos muy sentidos y poco mortificados. A los principios dificultoso es; mas yo sé que se puede alcanzar esta libertad y negación y desasimiento de nosotros mismos con el favor del Señor”25. La libertad a la que aquí se refiere la santa es fundamentalmente una “libertad de” o liberación: la liberación que resulta de cortar amarras, desasiéndose del mundo (amigos, deudos, honores) y, sobre todo, liberación de sí mismo (honra, amor propio, autoestima) y de lo más directamente propio y personal: bienestar, salud y, en suma, la propia vida y la capacidad de protegerla y defenderla, abandonada, como todo lo que nos importa, en manos de la divina providencia. Esta “libertad de” se ordena, como normalmente acontece en el orden humano, a una “libertad para”. La libertad, en efecto, más que un simple desprendimiento o liberación de ataduras, es proyección activa, es libertad de acción u operación, es capacidad de decidir y de hacer en la línea de nuestras decisiones, poniendo de este modo en ejercicio las llamadas “libertades”. Ahora bien, cabe en todo caso decidir en la línea de una renuncia a hacer por nosotros mismos; un hacer que sea, precisamente, decidir dejar

Escultura ante el Monasterio de la Encarnación.

hacer, es decir, y aplicado al caso, vivir de forma que, a todos los efectos, sea realmente Cristo “quien viva y haga en mí”. De hecho, en el camino teresiano, en su “Camino de Perfección”, se nos muestra que, en la medida en que se va avanzando en la vía del desasimiento de todo y de sí mismo, el vacío que va dejando el yo y lo suyo se va cubriendo con la presencia viva de Dios: el proceso de “llenado” se va cumpliendo a través de los diferentes grados de la oración: tal como Teresa expone26, comienza por ser oración verbal, luego oración mental, más tarde oración de recogimiento, de esta se pasa a la oración de quietud, y, por último, se alcanza, con el favor del propio Dios, la oración de unión: la presencia viva de Dios lo llena ya todo en nosotros.

Estatua homenaje a Santa Teresa en la plaza de Gotarrendura.

24

Ibidem, 15, 2, p. 110. Ibidem, 15, 7, p. 113. 26 Camino de Perfección, 19 a 26. 25

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PERSONAJES BÍBLICOS EN LA CATEDRAL DE SANTIAGO José Fernández Lago Canónigo Lectoral de la S.A.M.I. Catedral y Consiliario de la Archicofradía

La Catedral Compostelana es el resultado de la devoción, plasmada en piedra, a uno de los discípulos predilectos de Jesús, Santiago el de Zebedeo. El rey astur Alfonso II el Casto, llamado por Teodomiro, Obispo de Iria, mandó edificar una pequeña iglesia, reemplazada más tarde por la de Alfonso III. Dañada ésta por las razias de Almanzor, y aunque restaurada por orden de Pedro de Mezonzo, Obispo de Iria-Santiago, se dio comienzo a la Catedral para albergar los restos de Santiago el Mayor y los de sus discípulos Atanasio y Teodoro. Sucedía esto en el año 1075, siendo rey de León Alfonso VI. A lo largo de los años, escultores y pintores, a través de sus obras, han ido enriqueciendo este templo dedicado a Santiago el de Zebedeo.

I. Personajes de la Antigua Ley 1. Adán y Eva 1.1. Nombres y contenido bíblico Los vocablos Adán (= “hombre”), y Eva (= “la que vive”) abren las páginas de la Biblia. Hombre y mujer son criaturas de Dios y de la misma naturaleza. El Señor los coloca en una situación ideal, pero ellos, en un cierto momento, prefieren seguir su parecer. Entonces pierden la situación ideal y han de trabajar la tierra, con sudor. El Señor anuncia su redención, de modo que las fuerzas del bien se impongan a las del mal. 1.2. Representaciones de Adán y Eva en la Catedral Compostelana En la fachada de Platerías, en el lado izquierdo, se muestra al Padre creando a Adán; y a Eva, en el derecho. En el tímpano izquierdo se representa la Expulsión del Paraíso; y en el Museo la reconvención ó reprensión de Adán y Eva: ambos del Maestro de la Traición. La última, del primer cuarto del siglo XII,

proviene de la Puerta Francígena o Fachada Norte1. También se representan nuestros primeros padres en el Pórtico de la Gloria, al describir la bajada de Jesús al Limbo de los Justos.

2. Abraham 2.1. El patriarca en la Biblia Prototipo de hombre de fe, escucha la voz de Dios y sale de Ur de los Caldeos hacia el Oriente Próximo. Hace Alianza con el Señor, quien le promete una descendencia numerosa. Identificado con el sentir de sus paisanos, considera oportuno ofrecerle a Dios a Isaac, su hijo primogénito. El Señor no lo acepta, y le muestra un cordero, que Abraham ofrece al Señor. 2.2. Abraham en la Catedral de Santiago En la Fachada de Platerías, puede percibirse un relieve de Abraham, en mármol blanco. Una inscripción latina indica que sale del sepulcro. Justo debajo se ve a Satanás, vencido. Apoyada en la torre del reloj o Berenguela hay una imagen pétrea del sacrificio de Isaac, obra del Maestro de la Puerta Francígena. El Maestro Mateo había realizado en piedra una imagen de Abraham y otra de su hijo Isaac, para colocar en la fachada que en el siglo XII daba acceso al Pórtico de la Gloria. Ahora están en el pazo de Meirás, en las cercanías de A Coruña.

3. Moisés 3.1. Algo de lo que la Biblia dice sobre él La persona de Moisés depende, desde su nacimiento, de la intervención directa de Dios. El Señor le elige para sacar de Egipto a los descendientes de Jacob. Moisés sella una Alianza con Dios, que pone en relación al Señor y al pueblo. Éste rompe muy pronto la Alianza, y Moisés intercede ante Dios.

1 S. MORALEJO ÁLVAREZ, “Saint Jacques de Compostelle. Les portails retrouvés de la Cathédrale romane”, en A. FRANCO MATA (coord.), Patrimonio artístico de Galicia y otros estudios. Homenaje al Prof. Dr. Serafín Moralejo Álvarez, Santiago de Compostela 2004, I, p. 105. IZQUIERDO PEIRÓ, Los Tesoros de la Catedral de Santiago, Santiago 2017, p. 109.

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El Señor le manda escribir todo lo sucedido en un libro. Ese es el origen de la Ley escrita. 3.2. Moisés en la Catedral de Santiago En el Pórtico de la Gloria, está su imagen junto a las de Isaías, Daniel y Jeremías. Es un modo de decir que La Ley, junto con los Profetas, nos conducen a Cristo. En la Fachada de Platerías, se muestra un relieve marmóreo de Moisés, con los cuernos que hará famosos Miguel Ángel en su Moisés de San Pietro in Vincolis, en Roma.

4. Balaam 4.1. El mago y adivino Balaam en la Biblia Balac, el rey de Moab, intentó que el adivino Balaam maldijera a Israel. Balaam se resiste, y solo abre su boca para profetizar que “surgirá de Jacob una estrella y de Judá un cetro” (Num 24, 17). 4.2. Balaam en la Catedral de Santiago En frente del Pórtico de la Gloria, a la izquierda, se representa a Balaam, en concepto de profeta al servicio de Israel.

5. David 5.1. El rey y profeta David en la Biblia En los Libros Históricos se considera el suave salmista de Israel. Sea o no el autor del libro de los Salmos, entonó Salmos para calmar los malos espíritus del rey Saúl (1Sam 16, 14-23). Desde el cristianismo, David mira hacia Cristo, al abrir las puertas de la esperanza al pueblo elegido, pues el Señor promete edificarle casa a David (2Sam 7, 1-17). A Jesús le llaman “hijo de David”. Pedro, muerto Jesús, le aplica a Cristo el Salmo davídico (Sal 16, 8-11), porque no era aplicable al propio David sino al Mesías, su descendiente. 5.2. Representaciones de David en la Catedral de Santiago En la pared izquierda de la puerta de Platerías, una obra procedente de la Fachada Francígena o del Paraíso, representa a David, con una viola oval en su mano izquierda, y apoyada en ese hombro, con un arco que mueve con su mano derecha. Otra imagen suya se encuentra en la Fachada del Obradoiro. Esa escultura, del Maestro Mateo, se colocó allí en el s. XVII, junto con la de Salomón.

En el fuste de la columna del Pórtico de la Gloria, aparece David con su arpa en el árbol de Jesé, tal como refiere San Mateo en su Evangelio.

6. Salomón 6.1. La figura de Salomón en la Biblia El vocablo “Xelomoh” tiene mucho que ver con la paz. Muestra al rey sabio y prudente, que destila sabiduría y ejerce la justicia. Por eso acudió junto a él la Reina de Saba. A pesar de ello, erró al casarse con mujeres extranjeras, que dieron culto a ídolos. Le pide al Señor, al inaugurar el Templo, que, aunque aquel edificio no pudiera contenerle, que escuchara las súplicas de los fieles cuando allí se reunieran. 6.2. Imágenes de Salomón en la Catedral de Santiago La de la fachada del Obradoiro, debajo de la de David, es, como ésta, obra del Maestro Mateo. En el árbol de Jesé, del Pórtico de la Gloria, se encuentra un poco más arriba que David, siguiendo la genealogía de Cristo, del comienzo del Evangelio según San Mateo. Una imagen granítica de Salomón, del Maestro Mateo o de su taller, datable en torno al año 1200, como la de David con el arpa, se halla en el museo de la Catedral.

7. Los profetas mayores 7.1. Isaías, profeta de Judá, desaconseja al rey Acaz que se alíe con Asiria para atacar a la coalición de Siria y el Reino de Israel. El profeta muestra un signo divino de que no lo necesita: una virgen dará a luz un hijo que se llamará Emmanuel (= “con nosotros Dios”). El nacimiento de ese niño será fuente de luz y de paz para su pueblo.

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El libro de Isaías muestra escritos de tres épocas distintas (Pr-Is, Dt-Is y Tr-Is), además del Gran Apocalipsis (Is 24-27) y el Pequeño Apocalipsis (Is 34-35). En la Catedral de Santiago, aparece Isaías en el Pórtico de la Gloria, entre Moisés y el profeta Daniel, con barba larga2 y un elegante gorro. 7.2. Jeremías, profeta de Judá, proclama oráculos de castigo contra los Sumos Sacerdotes y Jefes del Pueblo. Anuncia una invasión del Norte, que llevaría al pueblo al destierro, por ser infieles a la Alianza con Dios. Nabucodonosor los deporta a Babilonia (c.a. 598 y 587/6 a. C.); y Ciro el Persa, en el año 538, los dejará volver a su tierra. Es muy conocida la imagen de Jeremías en la parte central del Pórtico de la Gloria, al lado del profeta Daniel, y cerca de Moisés e Isaías. 7.3. Ezequiel, cuyo nombre significa “Dios proveerá”, es un profeta del exilio. Alentará la esperanza del retorno, “junto a los canales de Babilonia”. Hijo del sacerdote Buzi (Ez 1, 3), su profetismo tiene aires sacerdotales, como se confirma por sus escritos. En la Catedral de Santiago, no aparece en el Pórtico de la Gloria al lado de Isaías, Daniel y Jeremías. Sin embargo se muestra una imagen suya en el interior de la Puerta Santa. Procede del coro del Maestro Mateo. 7.4. Daniel, fiel a la Ley, sirve en el palacio de Nabucodonosor (cf Dn 1, 6). El Señor realizó signos en su favor: le libró del horno encendido (Dn 3), le ofreció luces para interpretar sueños (Dn 4-5) y le salvó de los leones (Dn 6). Ve sobre las nubes del cielo al Hijo del Hombre, al que se concede un poder eterno (Dn 7, 13-14). Anuncia la resurrección universal, en la que resplandecerán los sabios (Dn 12, 2-4). El libro de Daniel vio la luz en el siglo II a. C. Los judíos lo incluyen entre los “Escritos”, mientras que los católicos, por su género literario, lo consideramos un libro profético. Para los protestantes no son sagradas las partes en griego. En la Catedral de Santiago, se muestra en el Pórtico de la Gloria, entre Isaías y Jeremías. Sonríe, al demostrar al rey Ciro la superchería de los sacerdotes de Bel, o porque ve que llega el Mesías, para

salvar al pueblo (cf Dn 7, 13-14; 12, 1-4). Lo vemos entre los 24 santos románicos, del Coro de Mateo, en la Puerta Santa3. Asimismo se muestra en el “foso de los leones”, al final del “árbol de Jesé”, en el fuste de la columna del Pórtico de la Gloria. También en el museo, con una cartela que muestra su nombre.

II. El entorno de Jesús y la Nueva Ley 1. La Virgen María 1.1. La Virgen en la Biblia Le dio al Arcángel San Gabriel, como respuesta al Señor, el sí de la fe y del amor, y concibió en su seno, por obra del Espíritu Santo. En la infancia de Jesús, guardó todo en su corazón; en Caná pidió a los empleados que hicieran lo que Jesús les dijera (Jn 2, 5); y en el Calvario, Jesús se la dejó a Juan como madre, por lo que el discípulo la recibió en su casa (Jn 19, 25-27). Es, pues, la madre que nos acompaña por la vida. 1.2. En la Catedral de Santiago hay imágenes de todos los estilos y épocas: En el Museo se encuentra una Anunciación, de rica policromía, del aragonés Maestre Pero, de la escuela de Coimbra; y una Virgen de la O, perteneciente a la Anunciación, de las antiguas capillas de A Quintana. En la capilla de S. Bartolomé, está representada la Virgen María, con el Niño. Se trata de Nuestra Señora del Buen Consejo, obra del Maestro Arnau, que preside un retablo renacentista, de Juan de Álava. Al final de la girola, en la “capilla de la Concepción o de Prima”, hay una Inmaculada, de Cornelis de Holanda, del primer tercio del siglo XVI. Como singularidad, el niño ya lleva la cruz. En el Calvario Gótico, la Virgen María está a los pies de la cruz de su hijo. En la Corticela preside la Virgen de la Consolación, de estilo renacentista; y, en el tímpano de entrada, se encuentra junto a los Magos en una obra realizada en el siglo XIII. Algo semejante sucede en el tímpano de la derecha de la fachada de Platerías, un relieve que parece ser obra del Maestro de la Traición. Otro tímpano con la adoración de los Magos, perteneciente éste a la capilla de Dª Leonor, puede contemplarse en el Museo.

2 A. LÓPEZ FERREIRO, El Pórtico de la Gloria, Santiago 1999, 3ª ed., p. 89, dice que “la barba de los profetas es larguísima y terminada en punta; la de los apóstoles, redonda y no tan larga”. 3 A. BARRAL IGLESIAS-J. SUÁREZ OTERO, Catedral de Santiago de Compostela y Museo, León 2003, p. 92.

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En la capilla del Pilar, construida con planos de Domingo de Andrade, aunque el retablo se debe a Fernando de Casas y Miguel de Romay, se encuentra una imagen pétrea del Pilar, traída de Zaragoza, mientras que las restantes imágenes de esa capilla fueron esculpidas en el siglo XVIII por Fernández de Sande4. Una imagen flamenca de la Virgen, en el regazo de Santa Ana, y sosteniendo al niño, puede verse en el Museo.

2. Juan Bautista 2.1. En la Biblia Hijo de Zacarías e Isabel, nació inesperadamente (cf Lc 1, 5-25): de ahí su nombre, que significa “Dios ha mostrado su favor”. Juan predica un bautismo de conversión, para el perdón de los pecados (Lc 3, 3-9). Anuncia a Cristo, que viene detrás y que es superior a él, pues bautizará con Espíritu Santo y fuego (Mc 1, 7-8; Lc 3, 15-19). Precisamente se cumple con su actuación lo anunciado por Mal 3, 1 e Is 40, 3. 2.2. En la Catedral de Santiago La mejor representación está en el Pórtico de la Gloria, en frente de los Apóstoles. Muestra con la mano derecha al cordero de Dios, que quita el pecado del mundo, tal como se lo había indicado el Bautista a Andrés y a otro discípulo.

3. Salomé y Zebedeo 3.1. En la Biblia Se cita a Salomé en Mc 15, 40 y 16, 1. En Mt, al referirse a ella como “la madre de los hijos de Zebedeo” (Mt 20, 20-21). Le pide a Jesús para sus hijos los puestos de honor en el reino mesiánico (en Mc 10, 35ss son ellos los que lo piden). Jesús escucha la súplica de Salomé, pero les pregunta a ellos si son capaces de asumir el mal trago que él tenía que soportar. Responden afirmativamente, pero Jesús replica que los puestos en el Reino son cosa del Padre celestial (Mt 20, 23). San Mateo sitúa a Salomé entre las mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea: María Magdalena, María la madre de Santiago y de José y la madre de los hijos de Zebedeo (Mt 27, 55-56). El 4º evangelio alude a tres o cuatro mujeres, que están junto a la cruz de Jesús. La clave está en “la hermana de su madre”, que parece ser Salomé, pues sería extraño

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que lo fuera una con el mismo nombre que la Virgen (María la de Cleofás). Por otra parte, el texto de Mt 27, 55-56, alusivo a que estaba allí la “madre de los hijos de Zebedeo”, nos hace pensar que la mujer poco explícita del texto joánico era Salomé, y que ésta sería la hermana de la madre de Jesús. Estarían junto a la cruz la madre de Jesús, Salomé, María la de Cleofás y María Magdalena (Jn 19, 25). En lo tocante a la figura de Zebedeo, solo aparece en los Evangelios en función de sus hijos. Así, se menciona en el relato de la vocación de Santiago y Juan (Mt 4, 21-22; Mc 1, 18-20). Aparece en la barca con los dos hermanos (Mt), junto con los jornaleros (Mc). Santiago y Juan lo dejan todo para seguir a Jesús. Las alusiones a Zebedeo se limitan a la consideración del marido de Salomé como padre de Santiago y Juan. Al final del 4º Evangelio se muestra a Jesús resucitado junto al lago de Tiberíades, donde estaban, entre otros discípulos, los hijos de Zebedeo (Jn 21, 1ss). 3.2. Salomé y Zebedeo, en la Catedral de Santiago Salomé, la madre de Santiago y Juan, aparece en un limosnero del crucero de la Catedral de Santiago,

Cf J. PRECEDO LAFUENTE, Guía de Visita Rápida. Catedral de Santiago de Compostela, Aldeasa 1993, p. 36.

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en una pilastra del siglo XVI. Otra imagen, pétrea, barroca, se encuentra en el Obradoiro, en la torre baja de la derecha, desde la mirada del espectador. Forma pareja con su marido Zebedeo, que preside la torre de la izquierda. Esas esculturas se deben a la mano de Gregorio Fernández Prieto y Antonio Vaamonde. En el Árbol de Jesé, representado en el fuste del Pórtico de la Gloria, se encuentran dos mujeres rodeando a la Virgen María. Una de ellas podría ser Salomé.

4. Pedro 4.1. En el Nuevo Testamento El 4º Evangelio refiere cómo su hermano Andrés le condujo hasta el Mesías. Éste le cambió el nombre de Simón en Cefas —Pedro— (Jn 1, 35-42), que se convertiría en uno de los más cercanos a Jesús. San Mateo muestra que Jesús ve en él a aquel que escogió el Padre (Mt 16, 13-20). Al final del 4º Evangelio se describe la concesión del primado a Pedro, junto al lago de Tiberíades (Jn 21, 15-19). En las cercanías de Tabgha existe la capilla del “Primado de Pedro”. En la Iglesia primitiva Pedro realiza signos y confirma en la fe a los samaritanos bautizados por Felipe (Hech 8, 14-17). Después de que Agripa I lo encarceló y huyó de la prisión a otro lugar, se fue a Antioquía (cf Hech 12, 17), y más tarde a Roma, donde murió crucificado en tiempos de Nerón. 4.2. En la Catedral de Santiago, se representa a Pedro en una de las imágenes pequeñas de la fachada de Platerías, y en el lado izquierdo del friso, con aureola y con las llaves. También en la Capilla de la Azucena o de San Pedro, en la girola. La imagen románica del Pórtico de la Gloria le muestra vestido de Pontifical, con tres llaves en la mano y con los pies calzados, a diferencia de Pablo, Santiago y Juan, que van descalzos. En la torre del Reloj o Berenguela se muestra con sus llaves, junto a Pablo, Santiago y Juan, mirando hacia el Monasterio de San Paio de Antealtares.

5. Pablo 5.1. El Apóstol de los Gentiles Testifican sobre él el libro de los Hechos de los Apóstoles y sus propias Cartas. Perseguidor de los cristianos, cuando iba a Damasco, para llevar a algunos a ser juzgados por el Sanedrín, cayó de sus seguridades (Hech 9). A partir de entonces el perseguidor se convierte en Apóstol, e intenta demostrar por las Escrituras que Jesús era el Mesías (Hech 9, 1916

22). Vuelve a Tarso, su patria chica, donde se queda hasta que Bernabé lo fue a buscar para llevarlo a Antioquía (Hech 11, 25-26) y hacer a continuación el primer viaje apostólico (Hech 13, 1-14, 28). Al principio predicaba solo a los judíos; pero, ante los problemas que éstos le creaban, se dirigió a los paganos, que se llenaron de gozo (Hech 13, 44-52). Antes de comenzar el segundo viaje, contrasta sus criterios en el Concilio de Jerusalén con otros participantes, que dieron su conformidad, y testimoniaron su parecer a la Iglesia de Antioquía, requiriendo sólo tres o cuatro aspectos, referentes a convicciones de tipo cultural. Pablo, en su segundo viaje, va con Silas, y se les unen después Timoteo y Lucas. En el tercer viaje, Pablo visitó a las mismas comunidades del segundo. En ambos viajes pasó a Europa, dirigiéndose con sus compañeros a Macedonia y también a Acaya (Hech 15, 40 - 21, 26). Más tarde, habiendo sido retenido en Jerusalén, y al disponer el tribuno que lo azotaran, apeló al César, por su condición de ciudadano romano (cf Hech 22, 22-29). Después de estar preso en Cesarea, Festo lo mandó a Roma, para ser juzgado allí. En Roma, en la Vía Apia, entregará su vida, decapitado en tiempos de Nerón. 5.2. Representaciones de Pablo en la Catedral de Santiago En el Pórtico de la Gloria, junto a San Pedro, lleva un libro que le muestra como evangelizador, y la espada, que alude a su decapitación. Existe otra imagen del Apóstol de los Gentiles en la torre Berenguela, al lado de Juan el de Zebedeo.

6. S. Andrés 6.1. El primer llamado entre los discípulos de Jesús Era hermano de Simón Pedro (Mt 4, 18; 10, 2; Mc 1, 16; Lc 6, 14; Jn 1, 40). El 4º Evangelio muestra a Andrés y otro compañero como discípulos del Bautista. Al ver éste a Jesús, lo presenta como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Entonces ellos dejan a Juan y se van con Jesús (Jn 1, 35-42). Felipe y Andrés abren camino a los griegos para ver a Jesús. El Maestro ve entonces que le llega la hora de asemejarse al grano de trigo, que cae en tierra y muere, para dar fruto (Jn 12, 20-36). 6.2. Representaciones del apóstol Andrés en la Catedral de Santiago En la fachada de Platerías aparece este apóstol, de pie, junto al friso vertical de zarcillos, con su inscrip-


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ción. Es obra del Maestro Francígena. Otra imagen de S. Andrés, crucificado, se encuentra en la capilla que lleva su nombre, en un retablo barroco, realizado por Fernández Espantoso a principios del siglo XVIII.

7. Santiago de Alfeo 7.1. Santiago, hijo de Alfeo, en el Nuevo Testamento Su nombre era Jacob, como el padre de las Doce Tribus de Israel. El hijo de Alfeo era un discípulo de Jesús de menor categoría que el de Zebedeo: por ello se cita menos en los relatos del Evangelio, y en todas las listas de Apóstoles se menciona solo hacia el final (Mt 10, 1-4; Mc 3, 16-19; Lc 6, 12-16; Hech 1, 13). Quizás fuera hermano de Leví, llamado también Mateo (cf Mc 2, 14 resp. de 3, 18). Parece que predicó el Evangelio en Persia, donde murió crucificado. 7.2. Representaciones de Santiago de Alfeo en la Catedral En una pilastra del cimborrio de la Catedral Compostelana hay un limosnero del siglo XIV, con efigie de Santiago el Menor, de anónima autoría, inspirada en el Santiago sedente del Pórtico de la

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Gloria. El Apóstol, con la mano derecha, muestra la hucha; y con la izquierda, sostiene la cartela que dice Ecce arca Hoperis Beati Iacobi Apostoli. Otra estatua, románica, y de cuerpo entero, se encuentra en la cripta del Pórtico de la Gloria. Una cartela indica en Latín “Santiago el Menor”. Otra imagen se halla en el lado derecho de la balaustrada del Obradoiro. Hay además, en la Capilla de las Reliquias, un relicario encargado en el siglo XIV por D. Berenguel de Landoira a Rodrigo de Eáns, con una reliquia de la cabeza de Santiago el Menor o de Alfeo.

8. Judas Tadeo 8.1. El discípulo de Jesús Judas responde al nombre Judá, el hijo de Jacob. El mismo nombre tenía el Reino del Sur, con capital en Jerusalén. Entre los discípulos de Jesús, además del Iscariote, otro llevaba el nombre de Judas. Judas se llama también el autor de una de las Cartas Católicas del Nuevo Testamento. Era “hermano de Santiago” (cf Jd 1, 1). Judas Tadeo se menciona al final de las listas de apóstoles, y apenas se alude a él en los Escritos Sagrados. Lucas le llama Judas el de Santiago en su Evangelio (Lc 6, 16) y en el Libro de los Hechos

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(1, 13). La relación entre Judas y Santiago aparece al comienzo de la Carta de Judas: “Judas, siervo de Jesucristo y hermano de Santiago” (Jds 1). La otra referencia a Judas en el Nuevo Testamento, la ofrece Jn 14, 22: “Judas —no el Iscariote— le pregunta”. En otras dos ocasiones se alude a Tadeo, vocablo que aparece en los lugares paralelos como Judas o Judas el de Santiago (cf Mt 10, 3; Mc 3, 18). 8.2. Representaciones de Judas Tadeo en la Catedral de Santiago Una imagen se encuentra en la Capilla de la Azucena, junto con la Virgen María, S. José y San Pedro. Otra, obra del Maestro Mateo o de su escuela, junto a la de Ezequiel, en el interior de la Puerta Santa.

9. Otros personajes, al margen de los Zebedeos En el Pórtico de la Gloria se encuentran, alrededor del Pantocrátor, los cuatro evangelistas, con sus símbolos. San Mateo se encuentra también debajo del arco de la derecha, junto a Tomás, cuya expresión deja entrever su incredulidad. El primer evangelista está representado en el Museo, junto al Pórtico Románico reconstruido, del Maestro Mateo. San Bartolomé se encuentra al final de la girola, en la capilla de la Virgen del Buen Consejo o de San Bartolomé. En la parte alta del tímpano del Pórtico de la Gloria, podemos ver a los 24 ancianos del Apocalipsis. También aparecen en el tímpano dos grupos de personas, que “vienen de la gran tribulación” (Ap 7, 13-17). En el arco de la derecha del Pórtico, debajo de Cristo juez, se muestra al arcángel San Miguel, el defensor de los justos. En la cripta, en la urna de plata, realizada en 1886, hay nueve figuras, entre ellas el

Salvador, María Salomé y apóstoles. En la Capilla de Mondragón, en la terracotta del siglo XVI, que representa a Jesús en el seno de su madre, aparecen allí la Virgen María, su hijo Jesús muerto, la Magdalena, San Juan y otras mujeres, que habían seguido al Maestro desde Galilea.

10. Juan 10.1. Juan el de Zebedeo, discípulo de Jesús Cuando Jesús lo eligió, acompañaba al menos a su padre y a su hermano Santiago en las faenas de pesca (Mt 4, 18-22). Probablemente fuera antes discípulo del Bautista (cf Jn 1, 35-42). Era uno de los tres preferidos de Jesús (cf Mc 1, 29; 5, 37; 9, 2-13; 13, 3-4; 14, 32-34). En el 4º Evangelio aparece como el discípulo amado. Es el único de los Doce que acompañó al Maestro hasta el Calvario (Jn 19, 25-27). En la Iglesia Primitiva se muestra a menudo junto a Pedro (Hech 3, 1; 4, 13.19; 8, 14). Se le considera autor del 4º Evangelio, de tres de las Cartas Católicas y del Apocalipsis. 10.2. Representaciones del Apóstol Juan en la Catedral de Santiago En la fachada de Platerías, se encuentra junto a Santiago el Mayor, en la escena de la Transfiguración, en el Tabor. En el Pórtico de la Gloria, aparece junto a su hermano Santiago, con un libro en sus manos y el águila a los pies, símbolo de su Evangelio. El águila le acompaña también en el tímpano, junto al Pantocrátor y a los otros evangelistas. Con un cáliz en la mano, aparece junto a Santiago y a San Pablo, en la torre Berenguela. Es la respuesta a la pregunta de Jesús sobre si eran capaces de beber su mismo cáliz. Asimismo lo vemos con el cáliz en la girola, en la Capilla de San Juan. Otra imagen de Juan se encuentra, a los pies de la cruz, en el Calvario Gótico que hay detrás de la fachada de Platerías, y en la parte izquierda de la balaustrada del Obradoiro.

11. Santiago el de Zebedeo 11.1. El discípulo de Jesús, en el Nuevo Testamento Llamado cuando realizaba faenas de pescador con su padre y su hermano, siguió al Maestro (Mc 1, 16-20 par). Era uno de los tres preferidos de Jesús, testigo de acontecimientos como la resurrección de la hija de Jairo (Mc 5, 37), la transfiguración en el Tabor (Mc 9, 2-13) o la agonía en Getsemaní (Mc 14, 32-34). Es de los primeros en el elenco de los Doce 18


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(cf Mc 3, 16-19). De carácter duro, como su hermano, fue considerado por Jesús un “hijo del trueno” (Mc 3, 16-19). Al buscar para sí un lugar privilegiado en el Reino Mesiánico, Jesús replicó que, ante todo, debía estar dispuesto a “beber el cáliz que él había de beber” (Mc 10, 35-45). Pasado el tiempo, fue el primero de los Doce en sellar su fe con su sangre, a manos de Agripa I (cf Hech 12, 1-2). 11.2. Representaciones de Santiago de Zebedeo en la Catedral de Santiago En la Puerta de Platerías, hay una imagen de Santiago, entre cipreses, a la derecha de Cristo, con la inscripción Iacobus en la aureola. En el tímpano de Clavijo o de las Cien Doncellas, a la entrada izquierda de Platerías, aparece a caballo. En la Puerta Santa, tres imágenes barrocas presentan a Santiago entre sus discípulos Atanasio y Teodoro, esculturas que Pedro del Campo realizó en 1694, y colocó en las hornacinas de Domingo de Andrade5. Hay también una estatua del Apóstol entre las del antiguo coro románico de Mateo, que rodean la Puerta. Encima de la entrada de la sacristía, en una hornacina, existe una imagen renacentista de Santiago peregrino, junto a la de San Ildefonso, ambos del tiempo de Alonso III de Fonseca. En el Altar Mayor, el Santiago Caballero de arriba, lo hizo Mateo de Prado en 1667; esculpió el Santiago Peregrino, de más abajo, ante el que se arrodillan cuatro reyes, Pedro del Valle, también en el siglo XVII; y en el nivel inferior, se encuentra la imagen románica de Santiago sedente, que recibe los abrazos de los peregrinos. En la Capilla de D. Lope hay otro Apóstol a caballo, obra del Gambino, el autor del Santiago Peregrino de la Sala Capitular. En el Museo se halla una escultura de Santiago como el del abrazo. Asimismo encontramos en el Museo el Retablo de Goodyear, que recoge diversos momentos de la vida del Apóstol y también de su muerte, a manos de Agripa I. Algo semejante, pero de finales del pasado siglo, se halla en la Puerta Santa, una obra de Suso León. En el Pórtico de la Gloria, hay un Santiago sedente, en la columna del parteluz, debajo del Pantocrátor, con un báculo en forma de tau, y una cartela

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que dice en lengua latina “me envió el Señor”6. En el centro del Pórtico otro Santiago camina, entre Pablo y Juan el de Zebedeo, su hermano. Se apoya en un báculo, y la cartela que porta dice, en lengua latina, “Sin embargo Dios dio el incremento en esta región” (cf 1Cor 3, 6)7. En lo más alto del Obradoiro, hallamos una imagen pétrea de Santiago, mientras que en la capilla de S. Bartolomé, hay una imagen renacentista de Santiago Peregrino. Existen además en la Capilla de las Reliquias dos estatuillas del Apóstol Santiago, ambas de orfebrería francesa, del siglo XIV. En la Capilla de Alba, fundada en 1.529, hay un relieve de la Transfiguración del Señor, obra de Cornelis de Holanda. En él se representa a Santiago, acompañado de Pedro y de Juan el de Zebedeo, junto a Jesús, a Moisés y a Elías, en presencia del Padre y del Espíritu Santo.

12. Jesús 12.1. La persona de Jesús en el Nuevo Testamento El Nuevo Testamento trata de Jesús de Nazaret, anunciado en el Antiguo como el Mesías esperado, descendiente de David. Los Evangelios recogen las palabras de Jesús, interpretadas por los cuatro evangelistas. Las Cartas y el Apocalipsis, dan orientaciones sobre la vida presente y la futura, a partir de la interpretación del mensaje de Jesús. Por su parte, en el libro de los Hechos de los Apóstoles se muestra cómo Pedro y la Iglesia de Jerusalén, y Pablo, una vez convertido, han acogido las enseñanzas de Jesús, un mensaje que no se circunscribía al pueblo de Israel, sino que tenía también como destinatarios a los pueblos gentiles, por voluntad de Dios. 12.2. Representaciones de Jesucristo en la Catedral de Santiago En el tímpano derecho de Platerías, lo adoran los magos. En el mismo tímpano se ve que cura al paralítico (cf Mc 2, 1-12). Se ofrecen ahí relieves de la pasión: el beso de Judas, el prendimiento, la flagelación, la coronación de espinas, el cireneo. En el tímpano de la izquierda se pueden contemplar las tentaciones de Cristo en el desierto, como también en el capitel de la columna del Pórtico de la Gloria. Se representa también en el tímpano de entrada de

5 S. ALCOLEA, La Catedral de Santiago, Madrid 1958, p. 60; A. BARRAL IGLESIAS – J. SUÁREZ OTERO, Catedral de Santiago de Compostela y Museo, Santiago de Compostela 2003, p. 92. 6 M. J. PRECEDO LAFUENTE, Santiago Apóstol: Vida, Peregrinaciones, Catedral Compostelana, Santiago 1999, p. 161. 7 R. SILVA-J. R. BARREIRO FERNÁNDEZ, El Pórtico de la Gloria. Autor e interpretación, Santiago de Compostela 1965, p. 90.

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la capilla de la Corticela, en la escena de la adoración de los Magos, de la escuela de Mateo, de comienzos del siglo XIII. En el arco de la izquierda del Pórtico de la Gloria se muestra a Cristo bajando al Limbo de los Justos. También se encuentra el Salvador en la clave de la primera arquivolta del arco lateral derecho del Pórtico de la Gloria. Cristo se encuentra como pantocrátor en el centro de la girola, en la capilla del Salvador, llamada también “Capilla del Rey de Francia”, en una figura de finales del siglo XIV. El retablo, de 1524, es obra de Juan de Álava. Otro pantocrátor, obra del Maestro Mateo, preside el Pórtico de la Gloria; otro se encuentra en la parte baja del Museo y otro en la cripta, en el centro de la urna de las reliquias. También en el centro del cuerpo alto de la Puerta de Platerías, con corona y bendiciendo, mientras tiene a su derecha a Santiago. Hay asimismo una imagen pétrea sedente de Cristo en Majestad a la entrada de Platerías, apoyada en la torre Berenguela. Como juez, se muestra su cabeza en el arco de la derecha del Pórtico de la Gloria, entre los salvados y los reprobados. La capilla del Cristo de Burgos, fundada por el Arzobispo Pedro de Carrillo y Acuña, en el año 1664, está presidida por un Cristo crucificado, de autor anónimo, elaborado en Burgos en 1754. Otro Cristo bien perceptible es el del Calvario Gótico, de la

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escuela castellana, que está a la entrada de Platerías, a la derecha, y que data de principios del siglo XIV. El Descendimiento de Cristo, obra de Diego Fernández de Sande, del retablo barroco de la Capilla de Prima, es obra de Simón Rodríguez. El Llanto sobre Cristo Muerto, en la Capilla de Mondragón, de terracotta, fue esculpido por Miguel Perrín, en el año 1526. En la capilla de San Fernando, del Museo, el Cristo de marfil del Oratorio de Bartolomé E. Rajoy; el de la Catedral de Ourense, en el tríptico de homenaje al Card. Quiroga Palacios, entregado por éste a la Catedral; la Cruz de Ordoño II y la de los Rodeos (con el Cristo), dignos de tenerse en cuenta por su antigüedad: siglo XI.

III. Aportación de los personajes bíblicos en la Catedral Su presencia nos indica que no sólo han pasado multitud de peregrinos por el templo jacobeo, sino que unos y otros han dejado huella: hay santos románicos, imágenes de la época del gótico, del renacimiento, del barroco y neoclásico. Aun ciñéndonos a los mencionados en la Biblia, llegamos a la conclusión de que, sobre ellos, podrían escribirse muchos libros. Su contemplación puede ofrecernos la posibilidad de orar y de escuchar la voz de Dios, que nos llama a imitar a esos santos en nuestra vida, sintiéndonos peregrinos en tierra extraña, llamados a vivir para siempre con Dios.


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EL BÁCULO EN “TAU”, INSIGNIA PRELACIAL DE LOS ARZOBISPOS DE SANTIAGO DE COMPOSTELA José Carro Otero Académico C. de las Academias Nacionales Españolas y Portuguesas de la Historia y de Bellas Artes. Académico C. de la Academia de la Historia de la República Dominicana.

1. Introducción

L

a cruz en forma de “Tau” (como la letra T) forma parte de los alfabetos hebreo, griego y latino. Está formada por dos trazos, uno vertical y otro transversal sujeto este, al primero, por su medio y en ángulo recto. Es el tipo de cruz descrito por Julio Lipsio en su tratado “De Cruce”, editado en Amberes en la segunda mitad del siglo XVI, con el nombre de Cruz “commissa”. En el antiguo testamento se refiere a la “Tau” el profeta Ezequiel cuando anunciaba, a los judíos de Palestina, los castigos que iban a recibir de Dios (Jahve) por abandonar su fe y hacerse idólatras: “los mensajeros de Dios pasarían por Jerusalén y marcarían, con tinta, una “Tau” en la frente de los que lamentan las abominaciones que allí se cometen, los cuales no recibirán castigo alguno, mientras que los no marcados serán exterminados por los mensajeros de la destrucción”1. La “Tau” adquiere así, desde entonces el valor de un símbolo de la futura redención que la humanidad recibirá por la crucifixión expiatoria de Cristo.

2. Los báculos insignias de la dignidad episcopal Es bien sabido que tales objetos son, en realidad, unos bastones particularmente altos, casi como la estatura de quien lo porta, y derivan, simbólicamente de los que usaban los pastores, por cuyo motivo tienen su extremo superior arqueado. De esta manera el Obispo o Arzobispo representan al pastor y los fieles que les son encomendados (diocesanos) corresponden al rebaño que deben cuidar. En la diócesis de Santiago de Compostela, durante la segunda mitad del siglo XII, se cambia dicho remate superior, arqueado, por una “Tau”, circuns1

Figura 1.

tancia que perdurará, en el tiempo, hasta el siglo XV. Estamos convencidos que dicho cambio surgió, imitativamente, por esta nueva forma que el justamente famoso “Maestro Mateo” esculpió en el que lleva la estatua pétrea de Santiago el Mayor, o Santiago Zebedeo que, desde la “columna parteluz” del Pórtico de la Gloria y mayestáticamente sentado en una silla “curul” recibe a quienes vienen a visitar su tumba: los peregrinos (Fig. 1). Sosteniendo el báculo con la mano izquierda porta, en la derecha, un rollo de pergamino desplegado en el que se leía las siguiente

“Antiguo Testamento”; Libro de Isaías: parte 1ª; 9, 1-11.

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Figura 2.

Figura 2a.

inscripción: “Misit me Dominus” (el Señor me ha enviado).

Pedro, Pablo y Juan, en la pilastra que separa el arco central del lateral sur (izquierda del observador), en el mismo “Pórtico” y en su “copia” de la Catedral de Ourense, enriquecido con un “panicello” rojo trenzado sobre el “astil”.

Una copia de dicho báculo (Fig. 2), realizada por el orfebre compostelano Don Ricardo Vidal, en 1989, fue utilizada por S.S. el Papa Juan Pablo II durante su visita a Santiago con motivo de la “Jornada Mundial de la Juventud”2. Importa advertir que dicho báculo en “Tau” pasó a ser también, durante los referidos siglos XII-XV el “atributo personal”, identificativo, en las representaciones iconográficas del Apóstol Santiago. Tal puede verse, reiterado, en la otra imagen de Santiago el Mayor (Figura 2.a) incluida, con las de

2

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Por cierto que en esta preciosa obra ourensana, del siglo XIII, hay una figura, en la pilastra que separa el arco central del lateral norte (izquierda del observador) que lleva un bastón, que no báculo “en Tau”, la cual porta en su mano izquierda dos “tablas” en las que una inscripción identifica al personaje como “Ysaias” (Figura 2.b), símbolos ciertamente equívocos tanto en la “Tau” como en las dos tablas y la propia posición espacial de la imagen en

Depósito de Monseñor Domato Búa. “Museo” de la Catedral de Santiago.


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Figura 2b.

el conjunto pues en obligada referencia comparativa con el “Pórtico compostelano” tendría que ser un “Moisés”. En la fachada principal de la iglesia de San Martín de Noya (siglo XV), pueden verse dos Santiagos colocados el uno sobre el otro en dos filas de trestres, representativas de personajes del apostolado (Figura 2.c). El que ocupa el lugar superior tiene báculo en “Tau”, con “panicello” y conchas, que lo identifica como Santiago Zebedeo y el de la fila inferior es, sin embargo, un Santiago Alfeo, que en este caso no tiene el “batán” (palo de lavar) con el que fue martirizado, sino un báculo ordinario de peregrino.

Figura 2c.

3. Arzobispos que utilizaron los “taus” En el decurso de la historia se sucedieron 95 Arzobispos al frente de la “Archidiócesis” compostelana, desde Don Diego Gelmírez (año 1120) hasta Don Julián Barrio, en la actualidad. Previamente a ellos y hasta el referido 1120 Santiago era una “Diocesis”, regida por Obispos, el primero de los cuales fue Don Sisnando I (años 877-920), quien se tituló “Obispo de Iria y de la Sede Apostólica”. Antes de él y desde el primer tercio del siglo IX el lugar donde radicaba el edículo funerario del Santo Apóstol, pertenecía a la Diócesis de Iria Flavia cuyo Obispo de entonces, Teodomiro, fue coetáneo de tal descubrimiento3.

3

CEBRIÁN FRANCO, Juan José: Obispos de Iría y Arzobispos de Santiago de Compostela, “Instituto Teológico Compostelano”, 1997. Muy buena biografía sintética, en 406 páginas del asunto de referencia.

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De los datos conservados podemos afirmar que usaron báculos en “Tau” seis Arzobispos: Diego Gelmírez; Bernardo II; Berenguel de Landora; Alonso Sánchez de Moscoso; Lope de Mendoza y Rodrigo de Luna, que en la secuencia de los 95 existentes tienen los números de orden 1º, 9º, 14º, 20º, 23º y 25º, dentro del periodo cronológico 1121 a 1460. Conviene advertir que bastantes de esos Arzobispos murieron fuera de Santiago e incluso, para muchos, se ignora donde están enterrados4. En lo que sigue analizaremos, individualmente, cada uno de los casos conocidos.

3.1. Diego Gelmírez (Obispo desde 1100 a 1120; Arzobispo a partir de 1120 hasta 1140) Se ignora el lugar de su sepultura pero disponemos de una preciosa “miniatura”, que lo representa, inserta en el folio 2.v del “Tumbo del Monasterio de Toxos Outos” (Lousame, A Coruña) conservado en el “Archivo Nacional” de Madrid (Fig. 3).

Gelmírez, con el cabello cortado horizontalmente por debajo del borde la mitra, una de cuyas “ínfulas” se aprecia, lleva capa pluvial, ornada en su cuello y sujeta con un broche discoideo; bajo ella alba, con cíngulo, y pies calzados con zapatos puntiagudos. Bendice con la mano derecha y porta el báculo en la izquierda, sujetándolo por la parte alta de su astil. Puede verse que el remate en “Tau” se hizo de marfil (color blanco) y con forma cilíndrica rematada, en ambos extremos, por sendas cabezas de animales; el “astil”, por su color marrón, debió hacerse en madera y está afilado en su extremo inferior o “regatón”. Proporcionalmente a la estatura del prelado el báculo equivale, aproximadamente, a su 90% y desde el punto de vista morfológico es idéntico al que lleva, el Apóstol, en el Pórtico de la Gloria. La miniatura cuyo contenido acabamos de describir se pintó hacia 1289, siglo y medio después del suceso que documenta y corresponde, estilísticamente, al periodo gótico5.

Dicho Monasterio, edificado entre 1129-1135, lo consagró el propio Gelmírez y la escena “miniada” representa ese momento: en una estancia techada por tres arcos góticos sobre capiteles pueden verse al Arzobispo, a los dos fundadores Fruela Alonso y Pedro Muñiz, sentados en un banco y armados con sendas espadas, ya que habían sido “milites” y a otros once personajes anónimos, jóvenes, que ocupan el extremo derecho de la escena.

Figura 3.

4

Figura 4.

LÓPEZ FERREIRO, Antonio: Las tradiciones populares acerca del sepulcro del Apóstol Santiago; pags 75-86; Santiago, 1883. SICART JIMÉNEZ, Ángel: Pintura medieval. La miniatura; “Arte Galega. Sánchez Cantón”; pags 110-128; Santiago 1981. Del mismo autor: Imaxes da Arte Galega (varios autores); pags 129 y 145; Fundación “Pedro Barrié de la Maza”; A Coruña, 1991. 5

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Figura 6.

El “báculo”, que sujeta con la mano izquierda y por su tramo medio es prácticamente tan alto como el personaje (94% de su estatura) y está roto en la mitad izquierda del travesaño de la “Tau”, decorados con cabecitas de animales; en el astil lucen 15 conchas7.

Figura 5.

3.2. Bernardo II (1224-1237) Falleció en la Colegiata de Sar, extramuros de la ciudad de Santiago y allí se conserva su sarcófago, en la nave menor Sur, cerca de la cabecera del templo. Tal sarcófago, de forma prismática cuadrangular está cubierto por una tapa en la se esculpió la estatua yacente del personaje: vestido “de pontifical”6, con mitra triangular baja, y respectivas ínfulas, todo ello adornado con galones en los que hay óvalos y aspas, supuestamente bordadas; casulla, con orla decorativa en todo su borde; alba y pies calzados ((Fig. 4). Lleva “palio” en el que pueden verse 16 cruces negras de tipo “patado”; las manos enguantadas con sendas quirotecas, asimismo bordadas y sendos anillos en los dedos “medios” (Fig. 5).

Fisonómicamente Don Bernardo tiene los ojos cerrados y luce barba y bigote bien poblados (nº 7 en la escala de Kherumian) de pelos lisos bien peinados. En la parte lateral Norte del sarcófago hay la siguiente inscripción (Fig. 6): TRASIT: AB: HAC: VITA: BERNALDUS: METROPOLITA POST: HOC: VILE: SOLUM: SCANDERE: POSSE: POLUM8 En la cabecera esta otra: TELNUS: Qº NAM: ARCH ( ) EPS: Qi OBIIT:9 XII KL: DCB: Eª: I CC: LXXVIII En 1711, episcopado de Monroy Salcedo se abrió, por primera vez, el sarcófago, encontrándose “bien conservadas las vestiduras y el cuerpo incorrupto”10. Hubo algunas aperturas posteriores en las que se extrajeron algunos objetos con finalidades devocio-

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LÓPEZ FERREIRO: Lecciones de Arqueología Sagrada; 2ª edición; pag 373; ilustrada con la figura 5 del texto; Santiago 1894. VILLAMIL y CASTRO, José: Ropas pontificales del Arzobispo compostelano D. Bernardo II; “Mobiliario litúrgico de las iglesias gallegas en la Edad Media”; Madrid, 1907. 7 Una de ellas está, presumiblemente, oculta por la mano izquierda del personaje. 8 CHAMOSO LAMAS, Manuel: Escultura funeraria en Galicia; Ourense, 1979. La página 618 ofrece la traducción al español del texto en el sarcófago de D. Bernardo. 9 CHAMOSO LAMAS: Op.cit.; idem. 10 CHAMOSO LAMAS: Op.cit; pags 617-618.

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en la superficie exterior del muro Sur, donde consta el nombre del prelado y otras circunstancias11.

Figura 7.

nales: dientes; un fragmento del astil del báculo y retazos de las ropas.

3.3. Berenguel de Landora (1318-1330) No se conserva su tumba pero si su representación iconográfica en la iglesia de Santa María a Nova, que el mandó construir en la villa de Noia el año 1328 (Fig. 7), según reza la inscripción existente

Dicha representación forma parte del “tímpano” sito en la portada principal, inmediatamente sobre la puerta en donde, además de la Virgen sedente y en majestad, con el niño Jesús en su regazo están, a su derecha, los tres Reyes Magos12 y, a su izquierda el Arzobispo, de rodillas y sujetando el báculo de “Tau” entre su brazo y el costado derechos; a continuación San José, de pie, apoyado con sus dos manos sobre otro “Tau” prácticamente de su mismo tamaño. Dos ángeles “turiferarios”, desde lo alto, inciensan a la Virgen (Fig. 8). El citado “tímpano”, tiene las figuras separadas en tres bloques, uno derecho (Reyes y uno de los ángeles); el central (Virgen y Niño al que le falta la cabeza) y otro a la izquierda con las esculturas de D. Berenguel, San José y el otro ángel. Tal circunstancia indica que quizás hubo cambios de ubicación de este conjunto, con la policromía bastante dañada.

Figura 8.

11

Suministra el nombre del prelado, Fray Berenguel; el día y mes en que se terminó la construcción (28 de enero) y la “Era”, en este caso referida como “Era Romana” por lo que a 1366 deben restarse 38 años para que pase a ser “Era Cristiana” = año 1328. Finalmente se indica el nombre del responsable de la obra, Pedro Bochón. GONZALEZ PÉREZ, Clodio: El cementerio de Noia (La Coruña) y CHAMOSO LAMAS: La iglesia y el cementerio de Santa María de Noia (La Coruña); “Cuadernos de Estudios Gallegos”, t.IV, fasc. 13; Santiago de Compostela, 1949. 12 En la Archidiócesis Compostelana se produjeron muchos “tímpanos”, en iglesias de época Bajo-Medieval, en los que se representó la “Adoración de los Reyes Magos”, no en vano Compostela es una ciudad-santuario de peregrinación ecuménica y tales Reyes fueron, con su viaje peregrinatorio al “Portal de Belén”, los primeros de la cristiandad en realizar tales viajes sagrados de veneración. Ver: de CARRO OTERO: Los “Magos”, primeros peregrinos; “El Correo Gallego”, 6-Enero-1994.

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La vestimenta del Arzobispo se percibe bastante bien: mitra triangular baja con tres galones uno en el borde inferior y otro vertical, lleva casulla con orla decorativa en el cuello y borde general; alba con lo que parece ser una puntilla en su zona inferior. Tiene las manos juntas en actitud orante y parece que lleva guantes (quirotecas). El báculo es liso en su astil, en cuyo extremo inferior se aprecia el “regatón” y la rama transversa, de la “Tau” ofrece el aspecto de una placa octogonal, lisa, mientras que esta misma parte, en el báculo de San José, es cilindroide y dorada en sus extremos. Figura 9.

BACULO DE SANTA ISABEL DE PORTUGAL. El año 1325 el Arzobispo Berenguel de Landora recibió, en Compostela a la reina de Portugal, recién enviudada de su marido el Rey D. Dionís. Ella había sido, de soltera, princesa de Aragón. Llegaba con ánimo peregrino y depositó, en el altar del Apóstol, como ofrenda, su corona, trajes de corte y otras importantes dádivas pues al regreso, vestida ya, con el hábito de las “terciarias franciscanas” iba a ingresar en el convento de Santa Clara de Coímbra. El Arzobispo la obsequio con dos prendas expresivas de su condición peregrina: un “báculo” y una “escarcela” (bolsa de viaje para llevar cruzada desde un hombro). Y he aquí lo muy importante: el “báculo”, que debió ser de un Arzobispo, se conserva y por tanto es un caso real de esta insignia prelacial de la que hoy nos ocupamos. La tuvo en tanta estima que la usó hasta su muerte, como bastón, disponiendo ser enterrada con ella, circunstancia que permitió encontrarla, dentro de su sarcófago13 cuando se abrió

Figura 10.

Figura 11.

13 CARRO OTERO: El báculo de Santa Isabel, reina de Portugal; “El Correo Gallego”, 26 Junio 1994. Del mismo autor: Sarcófago de Santa Isabel en el monasterio de Santa Clara-a-Nova, de Coímbra; en “O Caminho Portugües das Peregrinaçiòes a Santiago”, Lisboa, Diciembre 1991.

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Figura 12.


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en 1612 para iniciar el proceso de santificación que le fue aplicada con resultado positivo (Fig. 9). Es una “Tau” de plata cuyo travesaño forman una piedra tallada de jade con remate de dos cabecitas de león en plata. El “astil”, alma de madera y revestimiento tubular de plata tiene, en éste, numerosas conchas gravadas. Esta joya se conserva en la “Cofradía da Rainha Santa”14, monasterio de Santa Clara a Nova de Coímbra (Fig. 10, 11 y 12).

3.4. Alonso Sánchez de Moscoso (1366-1367) Falleció en el Palacio que los Arzobispos de Santiago tenían en la plaza de “Tapal”, de la villa de Noia y fue sepultado en la capilla del “Sancti Spiritus”, ubicada en el brazo menor Norte de la Catedral de Santiago, que había sido construida, a mediados del siglo XIII por el burgués compostelano D. Pedro Vidal que, posteriormente, en 1380, amplió su biz-

Figura 13.

nieto el “Arcediano” del Cabildo Apostólico D. Gonzalo Pérez de Moscoso. Sufrió notables reformas en los siglos XVI y XVII y principios del XIX15. Su sarcófago ocupa un “lucillo” de la pared Oriental de la capilla, en cuyo fondo destaca un vistoso fresco que representa el “Descendimiento de Cristo”, estilísticamente datable en la segunda mitad del siglo XV: Jesús en el regazo de la Virgen; San Juan a la derecha; las tres Marías, Magdalena, Salomé y de Cleofás, a la izquierda; la Cruz es visible al fondo sobre un cielo tachonado de estrellas (Fig. 13). Cerrando la tumba una lápida con estatua yacente en la que figura el Arzobispo, con los ojos cerrados y vestido de “pontifical”: mitra; casulla; tunicela; alba y pies calzados. Lleva el palio, decorado en su centro por una roseta multifoliada y las obligadas cruces. Tiene las manos enguantadas en elegantes “quirotecas” ornamentadas, en su dorso, con una fila de nueve botoncillos y porta un anillo circular, con piedra central, en el dedo medio o “corazón” de la mano derecha.

Figura 14.

14 NOGUEIRA GONÇALVES, Antonio: O tesouro de Dª Isabel de Aragao, Rainha de Portugal, pags 24-26; Coímbra, 1983 e Historia popular da Rainha Sta. Isabel, pags 17-18 y 55; Coímbra 1983. 15 CHAMOSO LAMAS: Escultura funeraria…, op. cit; pags 540-43. MARQUÉS DE LOZOYA: Santiago de Compostela. La catedral; pag 49.

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El báculo, que sujeta con la mano izquierda tiene su remate de “Tau” con una forma bifurcada en cuyo extremo hay sendas pequeñas volutas; en el “astil” tres estructuras anilladas en su parte alta y una serie de conchas, en relieve dispuestas en el resto de su longitud. Del antebrazo izquierdo cuelga el manípulo cuyos extremos llevan ricos adornos de tetrafolios y flecos (Fig. 14).

El conjunto está sobre una interesante peana en la que, de izquierda a derecha se esculpieron al Arzobispo D. Lope, revestido pontificalmente, arrodillado y con las manos en oración saliendo de él una “filacteria” en la que puede leerse “memento

En la parte izquierda de la almohada donde reposa la cabeza del difunto puede verse su escudo heráldico, de forma apuntada, gótica, en cuyo campo y mirando a la izquierda aparece la típica cabeza de lobo, decapitada y con la boca abierta propia de los Moscosos.

3.5. Lope de Mendoza (1400-1445) En su época construyó una capilla, de intencionalidad funeraria, advocada a Nuestra Señora del Perdón (Fig. 15), que desapareció prácticamente en la segunda mitad del siglo XVIII transmutada en la que se mantiene actualmente con el nombre de “la Comunión”. Tal circunstancia hizo desaparecer la tumba original del fundador que fue sustituida por la que hoy acoge sus restos. De la primeramente realizada, que se concluyó en 145116 quedan unos escudos heráldicos, soportados por ángeles y la preciosa estatua de la Virgen a la que estuvo advocada, nuestra Señora del Perdón, actualmente visible en el vestíbulo de la nueva capilla: de forma arqueada como si se hubiera tallado en marfil, lleva corona y sujeta, con su brazo izquierdo a un pequeño niño Jesús que tira de la ropa de su madre como si quisiera acceder a los pechos de esta, para mamar (Fig. 16).

Figura 15.

Figura 16.

16 La Figura 15 ofrece, en texto latino, la inscripción fundacional. En ella se indica la conclusión de la obra, en 1451, muerto ya D. Lope de Mendoza. Ver, de ZEPEDANO Y CARNERO, José Mª: Historia y Descripción Arqueológica de la Basílica Compostelana, pags 163-69; reedición, por la Xunta de Galicia en 1999.

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mei” (acuérdate de mi), lo que dice mirando hacia la Virgen; detrás de la filacteria, en posición vertical aparece el báculo, cuyo extremo de “Tau” está bifurcado como el que ya vimos en el Arzobispo Sánchez de Moscoso; sigue un curioso elemento geométrico constituido por un círculo dentro del que está inscrito un triángulo con sus bisectrices realizados en forma de cadena (¿alusivo a la Santísima Trinidad?); finalmente el escudo de los Mendoza, de forma apuntada, en cuyo centro campea una media luna “escaqueada”, abierta hacia abajo, todo ello con orla periférica en la que se disponen 8 “roeles” cada uno de los cuales lleva carga 3 filas de “veros” sobre fondo de “gules” (restos de una policromía más general)

3.6. Rodrigo de Luna (1449-1460) Murió en el castillo de la Rocha Blanca, de Iria Flavia, que era propiedad de los Arzobispos de Santiago y actualmente, desde el siglo XVII está enterrado en un sarcófago que ocupa el “arcosolio” situado en la pared Norte de la Capilla Mayor de la Colegiata de Iria17. En la tapa del referido sarcófago se esculpió la estatua yacente del Arzobispo (Fig. 17), que puede considerarse una hermosísima realización de este género: sonriendo dulcemente, con los ojos cerrados D. Rodrigo viste de pontifical las prendas propias de tal gala: mitra con ínfulas, casulla, alba, etc, quirotecas, dos anillos en los dedos anular y meñique de la mano izquierda y el palio indicativo de su condición arzobispal, en el que pueden verse flores cuadrifoliadas alternando con pequeñas letras “Tau”. La labra de los tejidos se hizo con tal delicadeza que es perceptible su textura y la natural caída de los pliegues. Lleva el báculo de “Tau” (dos cabecitas de animal, con las lenguas fuera en su travesaño); tres nudos en la parte alta del astil, uno de ellos cúbico y el más bajo de los cuales sujetando un “panicello” (velo). Dos ángeles, apoyados en los extremos de la almohada sobre la que reposa su cabeza hacen los rezos funerales sobre textos que portan en sus manos18. En la superficie lateral del sarcófago, además de dos leones que parecen sostener-defender el con-

Figura 17.

junto, puede verse el escudo heráldico del prelado (una media luna lisa, de concavidad inferior, rodeada por una orla con conchas) y la inscripción que dice (Fig. 18): SEPULTURA. DEL. RMD. SEÑOR. DON. Ro. D. LUNA. ARCPBO D. SCTAGOS. FALLECIO. EN. EL. MES. DE. IULLIO.ANO. DE. M.CCCC. LX. ANOS. ESTA. OBRA. MANDO. FACER. EL. HONRRADO. PEDRO. DE. SOTO.CARDENAL. CRIADO. DE. SU. R. SENORIA19

17

CARRO GARCÍA, Jesús: O testamento de Arzebispo D. Rodrigo de Luna; “Logos” nº 33, pags 146-153; Septiembre 1933. CHAMOSO LAMAS: Escultura… op.cit., pags 445-47. 19 LOPEZ FERREIRO: D. Rodrigo de Luna. Estudios históricos; pag 57, Santiago 1884. 18

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Figura 18.

4. Conclusiones 4.1. El Apóstol Santiago, en su advocación de “Sedente” y por lo menos a partir del “Pórtico de la Gloria” (siglo XII), tiene como atributo de identificación personal, específica un “bastón-báculo en Tau”. 4.2. Los Arzobispos compostelanos utilizaron “báculos en Tau”, como insignias de su dignidad entre el referido siglo XII y mediados del XV, circunstancia que hemos podido comprobar en seis de ellos entre los primeros veinticinco del archiepiscopologio, los que van entre Gelmirez y Lope de Mendoza, tal circunstancia estudiada a partir de representaciones artísticas de tales piezas (miniaturas y esculturas).

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4.3. Además de los antedichos báculos existe otro, el único, como pieza real: el que obsequio el Arzobispo D. Berenguel de Landora a Santa Isabel de Portugal, cuya existencia en Coímbra nos ha permitido el estudio pleno, morfológico, métrico, estructural y, por tanto, su proceso de construcción. 4.4. Báculos en Tau, de menor tamaño que los prelaciales, más / menos a dos tercios de escala, fueron utilizados por otros santos en función ordinaria de bastones como ayuda al mantenimiento de la estática corporal y funciones locomotrices. Así aparece, iconográficamente en los casos de San José, San Antonio Abad, Santo Domingo de Guzmán y algunos personajes “oferentes”.


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TRES PEREGRINOS DEL SIGLO XVII CONDENADOS POR HURTOS EN EL HOSPITAL REAL DE SANTIAGO (I) Carlos Santos Fernández cesefe@gmail.com

P

ierre Esculi, Poble Baron y Juan de Casanueba. Tres nombres. Tres hombres que en la segunda década del siglo XVII caminaron cientos de kilómetros para postrarse ante la tumba de Santiago Boanerges, el Hijo del Trueno, el apóstol hispano por antonomasia. Tres peregrinos más de los miles, millones de jacobitas que, desde los tiempos del obispo Teodomiro, han medido con sus pasos los caminos que conducen a Compostela. Peregrinos anónimos, la mayoría, de los que no sabemos absolutamente nada, de los que no ha quedado ninguna huella, ningún testimonio: ni el nombre, ni la fecha, ni el punto de partida, ni la ruta, ni el motivo de tamaño esfuerzo, todo ello sepultado por el tiempo en el polvo del olvido. Solo de unos pocos, de una pequeña proporción de aquel caudal humano, se conoce la identidad por su condición de príncipes de lo temporal o lo eterno, por su relevancia social, por las dádivas ofrecidas, porque escribieron el relato de su periplo jacobeo, o por simple casualidad: porque se asentó su nombre en el registro de un hospital, en una compostela o en el libro de defunciones de una parroquia. Los hay, también, que trascendieron a su viaje en pos del Zebedeo porque la Justicia se interpuso en su camino. En esta nómina hay que incluir —para su desgracia— a los tres peregrinos antecitados: Pierre Esculi, Poble Baron y Juan de Casanueba. Tres desdichados. Ladrones por menudo, de poco y para sobrevivir, castigados a lo grande. No

dudaremos de su condición de peregrinos, puesto que como tales se declaran los tres, aunque tampoco hay que descartar su filiación a la hermandad de los bordoneros, aquella turbamulta de vagos, pícaros, vividores y rateros que frecuentaban los caminos, y que movieron a Felipe II a firmar, el 13 de junio de 1590, una pragmática destinada a poner coto a las trapacerías y delitos de “vagamundos, olgazanes, valdíos, inútiles, enemigos de trabajos y del todo viciosos”1 vestidos de peregrinos que, como señalaba el subprior Huarte: “para encubrir sus malas vidas héchanse a cuestas media sotanilla y una esclabina, un zurrón a un lado, calabaza al otro, bordón en la mano y una socia con título fingido de casados, y discurren por toda España […] sin jamás acabar sus peregrinaciones”2. En cualquier caso tres desdichados, pues no cabe otro calificativo para quien procura sobrevivir hurtando monedas de los cepillos limosneros3. Tres desdichados peregrinos que llegaron a Santiago en la segunda década del siglo XVII: el francés Pierre Esculi en 1611, su compatriota Poble Baron en 1613 y el navarro Juan de Casanueba en 1617, para dar, los tres, con sus huesos en la cárcel. Tres jacobitas más, de los muchos que recorrían los caminos a Santiago, que no dejaron otra impronta en la historia de las peregrinaciones a Compostela que la de su miseria y su mala suerte hilvanada a su impericia en las lides del latrocinio. Tres procesos judiciales y tres jornadas de trabajo para el verdugo. Tres historias que conocemos por casualidad: porque la fortuna

1 A finales del siglo XVI el subprior Huarte (1550-1625) describía en estos términos a los falsos peregrinos en su manuscrita Silva de varia lición conservada en la Colegiata de Roncesvalles [Luis Vázquez de Parga, José María Lacarra & Juan Uría Riu: Las peregrinaciones a Santiago de Compostela (facsímil de la ed. de Madrid, CSIC, 1949), vol. III, Pamplona, Gobierno de Navarra – CSIC, 1998, p. 24]. 2 Subprior Huarte: Silva de varia lición, manuscrito de la Colegiata de Roncesvalles [Luis Vázquez de Parga, José María Lacarra & Juan Uría Riu: Las peregrinaciones a Santiago de Compostela (facsímil de la ed. de Madrid, CSIC, 1949), vol. III, Pamplona, Gobierno de Navarra – CSIC, 1998, p. 24]. 3 Aunque la actividad fuera poco lucrativa, era tan habitual que sus ejecutores tenían una denominación específica en el lenguaje de germanía: juanes o devotos de maese Juan [Pedro Ortego Gil: «Hurtos sacrílegos y práctica judicial gallega. Siglos XVI-XVIII» en Estudios Penales y Criminológicos 21 (1998), pp. 248-249].

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—y el celo de los archiveros— conservó los procesos en un legajo del Arquivo Histórico Universitario de Santiago4. Concepción Arenal proclamó: “Odia el delito y compadece al delincuente”. Cómo no compadecerse de estos tres peregrinos —Esculi, Baron y Casanueba— que robaron poco y mal, que como el padre de Lázaro de Tormes padecieron persecución por la justicia, que pagaron en sus carnes el delito y de los que, para agravio de sus personas, solo restan los infamantes procesos. Condenados a la ignominia por hurtar monedas de un cepillo limosnero. Qué diferencia con otros de mayor vuelo: el duque de

Lerma por ejemplo, que en aquellos mismos años trastocó capitales, compró conciencias, esquilmó el erario, chalaneó con oficios y privilegios, dislocó voluntades, robó mucho y bueno, y, como recompensa y salvavidas, remató su existencia revestido con la púrpura de los cardenales. Menos mal que el ingenio y la maledicencia popular le hicieron justicia con una copla: “El mayor ladrón de España / para no morir ahorcado / se viste de colorado”. Vayamos a nuestros desdichados peregrinos.

Los protagonistas ¿Quiénes son los protagonistas de estas tres historias, tan similares de principio a fin que podrían ser una sola con ligeras variantes? ¿Qué sabemos de Esculi, Baron y Casanueba? El proceso que se formó contra cada uno de ellos proporciona alguna información. Pierre Esculi (1611) era un joven francés de 22 años de edad, natural de Narbona y sedero de profesión. En el proceso se le describe como de complexión delgada, baja estatura, poca barba y humilde vestimenta: camisa, jubón de lienzo, calzón pardo, capa de frailengo y sombrero, todo ello viejo y roto. Durante su interrogatorio declaró haber salido de su tierra dos meses antes “en carnestoliendas” para venir en romería a Santiago. Poble Baron (1613) otro joven francés, en este caso natural de Turena5, residente en Madrid y de profesión zapatero de obra nueva, casado con una mujer alemana llamada Ana Senes. Acerca de su aspecto físico sólo se dice que es alto y “desbarbado”. Durante el interrogatorio declaró que su mujer y él habían peregrinado desde Madrid para visitar la tumba del Apóstol, y que llegaron a Santiago el 20 de junio de 1613.

“Les deux pélerins”, grabado de Jacques Callot (1622) coetáneo a las tres historias que se relatan en esta artículo.

Juan de Casanueba (1617) navarro natural de la villa de Elizondo6, de 44 años de edad, soltero y arriero de profesión. De estatura mediana, robusto, rostro rubio, bozo rojo y sin barba, pero con mostacho, padecía algunos problemas físicos, pues era tuerto del ojo izquierdo, tenía una “billia” en el ojo derecho7 y una lesión en el antebrazo izquierdo pro-

4 Archivo Histórico Universitario de Santiago: Hospital Real. Pleitos. Legajo nº 3, docs. nº 42, 47 y 50. El proceso de Pierre Esculi es el documento nº 42, y tiene 26 hojas; el de Poble Baron el nº 47, con 22 hs.; y el de Juan de Casanueba el nº 50, con 10 hs. Para no multiplicar el número de notas, obviaremos la localización del folio de cada una de las citas, fácilmente localizables en los documentos. 5 Turena es la castellanización del topónimo Touraine, correspondiente a una antigua provincia francesa cuya capital era Tours. 6 En su declaración, Juan de Casanueba dijo ser natural del Reino de Navarra, concretamente «de la villa de Lisandón» que, suponemos, corresponde al actual Elizondo, capital del valle de Baztán. 7 Posiblemente, el termino billia —que no hemos localizado vinculado al órgano de la vista— haga referencia a una vejiga o ampolla en el ojo.

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vocada por una caída de un macho, que mermaba sus fuerzas hasta el punto de declarar “que más quería que le aorcasen que no ynbiarle a galeras, porque no tenía fuerça en los braços ni beía mucho”. Durante el interrogatorio declaró que había venido a Santiago en peregrinación a la tumba del Apóstol, que llegó el 18 de marzo de 1617 vistiendo una capa oscura con pasamanería, y que se hospedó durante dos noches en la posada de Juan Costán, junto a San Martín Pinario. En su declaración, Casanueba hace referencia a su paso por dos lugares, Betanzos y “la venta de la Piolla”8, de lo que podría deducirse que llegó a Santiago por el Camino del Norte o por el Camino Inglés desde Ferrol.

El delito El delito, en singular, es el mismo en los tres casos: robar dinero de los cepos de limosnas del Hospital Real —en el de la capilla mayor (Esculi y Baron) o en el de la capilla del zaguán (Casanueba)—, valiéndose de una varilla de madera untada con liga. ¿Qué es la liga? Según el diccionario de la RAE se trata de una “Masa hecha con zumo del muérdago para cazar pájaros”9, aunque es más curiosa la definición que en 1611 ofrecía Covarrubias en su Tesoro de la lengua castellana: “Liga: cierta materia viscosa con que se prenden los pájaros […] Suélense sustentar de los granos de aquella planta que cría la liga, que es como roble, los çorçales, que en latín llaman turdi, de do les proviene tener su estiércol la mesma propiedad que la liga, y assí los suelen coger con la que hazen los caçadores del dicho estiércol, de do nació el proverbio latino Turdus sibi malum cacat”10. Un siglo y cuarto después, los miembros de la neonata Real Academia de la Lengua definían liga de manera casi coincidente con Covarrubias, aunque sin chascarrillos latinos:

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“Liga: Cierta materia viscosa y pegajosa que se hace de la fruta verde que produce la planta llamada también Liga, derritiéndola o liquidándola al fuego. Sirve para cazar los páxaros, untando con ella unas varillas o espartos. Hácese también la liga de las cortezas y raíces de otras plantas, aunque no es tan buena”11. ¿Qué son los cepos y dónde estaban situados? Volvemos a Covarrubias, en cuyo Tesoro de la Lengua castellana (1611), contemporáneo de los hechos que referimos, se lee: “Cepo es la media coluna que por lo alto está hueca y cerrada con una tapa de hierro y una abertura por donde se pueda echar dentro la moneda que se da de limosna”12. De estos cepos o cepillos limosneros había al menos dos en el Hospital Real, uno en la capilla mayor y otro en la capilla del zaguán. La recaudación de estos cepos constituía, según anota Villamil y Castro, una importante fuente de ingresos para la benemérita institución compostelana13; quizá por eso, ya en las Constituciones del Hospital Real de 1524 se anotaba, en la constitución quincuagésimo segunda: “Para abrir los cepos mandamos vayan todos tres [el administrador, el capellán mayor y el escribano] y tengan los dichos cepos tres llaves […] y ábrase cada semana, y aun las semanas santas y otros tiempos donde concurre mucha gente, ábrase cada noche, porque de no se haver hecho assí en el tiempo passado, la casa ha recivido daño, y el aparejo a dado ocasión a muchos para delinquir”14. Para conocer someramente la ubicación de ambos cepos, el de la capilla mayor y el de la capilla del zaguán, recurriremos a las descripciones de algunos de los protagonistas de estos procesos: — Juan de Loureiro, denunciante de Pierre Esculi en 1611, se refirió en su declaración a “la rexa

8 A Piolla es un lugar de la parroquia de Ardemil, ayuntamiento de Ordes, situado poco antes del Mesón do Vento: «un lugar con dos casas antiguas y arbolado, que se encuentra sobre la carretera de Betanzos al Mesón do Vento, muy cerca de esta aldea. En una antigua escritura se la denomina como A Cruz da Piolla, es decir, cruce de los caminos […] lugar donde se unificaban los caminos de Betanzos y de A Coruña a Santiago.» [Fernando Urgorri & Lucindo Fembiella: El antiguo Camino Real de La Coruña a Santiago. El Camino de Faro o Camino francés de Poulo, La Coruña, Fundación Caixa Galicia, 1992, p. 34]. 9 Real Academia Española: Diccionario de la lengua española, 21ª edición, Madrid, RAE, 1992, p. 1256. 10 Sebastián de Covarrubias Orozco: Tesoro de la lengua castellana o española, Madrid, Luis Sánchez, 1611, f.524v. 11 Real Academia Española: Diccionario de la Lengua castellana en que se explica el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, vol. IV, Madrid, Herederos de Francisco del Hierro, 1734, p. 403. El árbol que sirve de materia prima para hacer la liga es el muérdago o liga. 12 Sebastián de Covarrubias Orozco: Tesoro de la lengua castellana o española, Madrid, Luis Sánchez, 1611, f.273v. 13 José Villaamil y Castro: Reseña histórica de las establecimientos de beneficencia que hubo en Galicia durante la Edad Media, y de la erección del Gran Hospital Real de Santiago fundado por los Reyes Católicos y Constituciones del Gran Hospital Real de Santiago de Galicia, hechas por el señor emperador Carlos Quinto de gloriosa memoria. Año de 1524, Santiago, 1993, pp. 165-166. 14 Constituciones del Gran Hospital Real de Santiago de Galicia, hechas por el señor emperador Carlos Quinto de gloriosa memoria, Santiago, Sebastián Montero y Fraiz, 1775, p. 63.

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que está en el medio de la iglesia [capilla mayor] deste dicho Real Hospital”, y como “junto y pegado a la dicha rexa [… está] el peto y zepo en donde se echan las limosnas que las buenas gentes dan, que está dentro de la dicha rexa de la Capilla Real de la dicha iglesia, en donde está siempre puesto el Santísimo Sacramento”. La reja a la que alude el declarante es la de la capilla mayor del Hospital Real, obra de Juan Francés realizada entre 1508 y 1514, que Andrés Rosende califica como “una de las obras más hermosas de la forja monumental hispana de las primeras décadas del siglo XVI”15. — Juan de Casanueba, convicto y confeso del robo en 1618, admitió en su interrogatorio que “fue [a robar] al peto que está es el saguán de la Puerta Real […] en donde se echa limosna, que está cerrado con candado y puertas de hierro […] que hestá entre dos puertas, las primeras entrando por la primera puerta, en donde hestaba un Cristo y altar”. Y el licenciado Pedro Fernández, capellán mayor de la institución, al recibir la denuncia del robo, anota que se produjo en “el cepo en donde se echan las limosnas, que está junto a la rexa de la capilla de alva y devaxo del Cristo que dize en el saguán de la Puerta Real de esta Real Cassa”. La Puerta Real, la principal del edificio, se abría al zaguán, un espacio de planta rectangular que servía como vestíbulo y distribuidor a través de dos puertas laterales enfrontadas. Frente a la Puerta Real, otra reja de Juan Francés delimitaba un espacio sacro, la capilla del zaguán o capilla de alba, con un retablo de Corneilles de Holanda formado por dos cuerpos y tres calles y rematado por un Crucificado entre San Pedro y San Pablo16, ese Cristo al que hacen referencia Juan de Casanueba y el capellán mayor. Actualmente, ante la reja que demarcaba la capilla del zaguán se conservan dos cepos de granito, epigrafiados, con forma de copa y que conservan los herrajes de cierre:

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a. El de la derecha, compuesto por basa, fuste y vaso de sección cuadrangular con las aristas achaflanadas, se asienta sobre un plinto triangular. Tres de las caras de la basa se prolongan escultóricamente en la parte delantera del tronco, patas anteriores y cabezas de tres perrillos acostados, que parecen custodiar el cepo. La decoración del fuste consiste en una flor esculpida en cada una de sus cuatro caras. El vaso presenta en el tercio superior de una de sus caras una inscripción inaccesible, oculta por una faja férrea que ciñe el tercio superior del vaso. El sistema de cierre del cepo, todo de hierro, consiste en una placa circular, con cuatro apéndices en cruz y horadados, colocada en la parte superior del vaso; en uno de esos apéndices se ensarta la bisagra, y otros dos se insertan en sendas anillas de hierro fijadas al vaso. Sobre esta pieza descansa otra, compuesta por una placa central circular con rendija para introducir el dinero, que se prolonga en dos flejes acodados, uno que se ancla en una anilla hincada en una de las caras laterales del vaso, y otro, articulado mediante una bisagra, que se inserta, a través de una hendidura, en una anilla de hierro con el correspondiente candado. b. El de la izquierda se asienta sobre un zócalo de sección circular, con gorguera y bocel, que se prolonga en la una basa octogonal moldurada. El fuste tiene sección octogonal, y se adorna en cuatro de sus caras con flores esculpidas. El vaso, de sección cuadrangular con las aristas achaflanadas, se ornamenta en su parte inferior con un perlario, y presenta en una de sus caras una anilla de hierro, y en otra, una inscripción de tres líneas con caracteres de los siglos XV-XVI: con / fadr / ya17. El sistema de cierre es parejo al del otro cepo. Quizá fueron estos mismos cepos los que, en el interior de la Capilla Real y en el zaguán, atrajeron el interés de Esculi, Baron y Casanueba.

15 Andrés A. Rosende Valdés: El Grande y Real Hospital de Santiago de Compostela, s.l. [Madrid], Consorcio de Santiago - Electa, 1999, p. 49. Esta excelente monografía de Andrés Rosende, prolijamente ilustrada, resulta imprescindible para adentrarse en la arquitectura y la decoración del Hospital Real. 16 De aquel retablo de la capilla del zaguán labrado por Corneilles de Holanda, solo se conserva la predela en una sala del Hostal de los Reyes Católicos. El aciago destino del resto del retablo podemos aventuralo a partir de una desoladora nota de José Villaamil: «Otro resto de una pilastra del propio retablo, de un metro de largo, hallé en 1885 entre la madera inútil, en la leñera» [José Villaamil y Castro: «Reseña de los establecimientos de beneficencia que hubo en Galicia durante la Edad Media, y de la erección del Gran Hospital Real de Santiago fundado por los Reyes Católicos [8]» en Galicia Histórica 12 (noviembre-diciembre de 1903], p. 782]. 17 A primera vista, la penúltima letra parece una v, pero un leve rasgo en su parte inferior permite interpretarla como una y, por lo que la puede leerse confadrya, una variante de cofradía.

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El modus operandi de los tres acusados es el mismo. Allegarse a los cepos e introducir por la ranura una varilla de madera untada con liga en un extremo, para sacar las monedas adheridas a la varilla. Se trata de una variante de la denominada pesca de monedas en la que, en lugar de usarse un imán, se utiliza una materia adherente como la liga de muérdago o algún sucedáneo (por ejemplo, como veremos, una mezcla de pez y manteca). Esta modalidad de hurto, que no conduce a la opulencia pero permite sustraer pequeñas cantidades de dinero, se sigue practicando actualmente. Y en la época que nos ocupa no debía de ser infrecuente en las iglesias compostelanas, puesto que en los tres documentos que nos sirven como fuente figuran referencias a otras sustracciones de dinero mediante el mismo procedimiento. Así, en el proceso de Esculí (1611), uno de los testigos, criado del sacristán del Hospital Real, dijo: “el domingo pasado —que se contaron diez días deste dicho mes y año— yendo este testigo como tal criado del dicho sacristán a ber y visitar el dicho zepo y peto para ver si alguna persona avía andado en él, alló la cerradura y aguxero por donde se echan los quartos e las dichas limosnas, toda manchada y untada con liga, que le peresçió al dicho testigo que avían sacado de allí dinero”. Asimismo, en la declaración de Poble Baron (1613), este, al ser preguntado por quién le dio la idea y los materiales para realizar este robo, contestó que cuando él y su mujer se disponían a emprender el camino de regreso a Madrid se encontraron con “un hombre hestranxero vestido de azul de nación flamenco, que no sabe su nombre, y deciéndole que estaba de camino para se partir y que no tenían blanca para pagar su camino, le abía dicho el dicho flamenco que […] biniesse al Hospital y con una barilla […] con liga que le avía dado, sacase del peto de la iglesia para se yr su camino, y que así lo avía él echo”. Y el propio flamenco le contó que él había hecho lo mismo, y había obtenido algún dinero. La declaración de Juan de Casanueba (1617) también revela que el sistema de sustracción de monedas era conocido, puesto que el navarro, al declarar ante el juez y ser preguntado acerca de quién lo había inducido a llevar a cabo el hurto de aquel modo, respondió que en el tramo entre Betanzos y Santiago, “más acá de la venta de la Piolla”, se encontró con un francés que le preguntó de dónde era y si llevaba dinero; Casanueba respondió al francés que no tenía más que dos o tres reales, y el francés le dijo que en el Hospital Real de Santiago había un

Cepo del Hospital Real, posiblemente uno de los asaltados por Esculi, Baron y Casanueba.

cepo “que hestá entre dos puertas, las primeras entrando por la primera puerta, en donde hestaba un Cristo y altar” en el que se echaban muchas limosnas, y que de allí se podía sacar dinero. El confesante le preguntó cómo, y el francés le respondió que con una varilla y liga, y luego le dio la varilla y un poco de liga, del tamaño de una nuez.

Las acusaciones y los procesos Pierre Esculí (1611) Los testimonios que forman parte del proceso judicial de Pierre Esculi (las declaraciones de los testigos y la del propio acusado) permiten reconstruir someramente los hechos, que comenzaron hacia las seis y media de la mañana del lunes 11 de abril de 1611 en la iglesia del Hospital Real, cuando Juan de Loureiro, criado de Pedro Fernández, sacristán y capellán de la institución fundada por los Reyes Católicos, abrió la reja de la iglesia y comenzó los preparativos para la celebración de la misa. Estando Juan de Loureiro en estos preparativos, al salir a buscar vino y agua para la consagración, vio a un hombre joven sentado en la iglesia. Al regresar, vio al mismo sujeto junto al cepo de las limosnas, y Loureiro “echó de ver que no estaba allí por 37


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de los calçones, y en ellas le alló cinco reales y quatro quartos en quartos, los quales estaban con liga que parecían averlos sacado del dicho peto con algún ynstrumento, y luego le miró las partes de su cuerpo y [en] el braço hesquierdo, entre la camissa y el jubón, le alló una barilla delgada de anchor de hasta medio dedo y de largor de más de una terçia de bara castellana […] y la dicha barilla ansimesmo estaba ligada asta el medio della”. El delito era evidente. Y cuando el alguacil le preguntó por qué lo había hecho, Pierre Esculi contestó: “porque muría de hanbre”. Alonso de Carbia, como alguacil y guarda mayor del Hospital Real, encarceló y puso grillos a Pierre Esculi, y dio cuenta de los hechos al licenciado Diego de Cuenca, administrador y máximo responsable del Hospital, el cual mandó llamar al licenciado Francisco Garavito de Rivera, juez y justicia de la institución, para que abriera el pertinente proceso criminal contra Esculi, acusado de delito mayor y grave por robar en la iglesia del centro de beneficencia. Localización, en el Hospital Real, de la cárcel, las rejas y los cepos.

bueno, y tomó sospecha que venía a robar el dinero del dicho peto”. Para ratificar sus sospechas, el criado del capellán fingió marchar, pero lo único que hizo fue salir por una puerta para observarlo desde otra, y entonces vio “que el dicho hombre estaba de pie por la parte de fuera de la rexa de la dicha iglesia, y por la dicha rexa metía la mano y el braço, y con una barilla delgada y estrecha de grossor de medio dedo y de largor de más de un terçio de bara castellana untada con la dicha liga [..] sacaba los quartos y limosnas del peto”. Sin dilación, fue a buscar ayuda para prenderlo. Juan de Loureiro regresó enseguida, acompañado por Alonso de Carbia, alguacil del Hospital Real, Bartolomé Sanmartino, cocinero menor de la institución, y la mujer de este —de la que no se revela la identidad—, para prender a Pierre Esculi. El joven francés estaba arrodillado junto al peto, por la parte de afuera de la reja, y en cuanto vio a los tres hombres y la mujer, se puso en pie y “miró disimuladamente açia lo alto de la dicha iglesia”, y cuando los testigos se le acercaron y le preguntaron qué hacía allí “les contestó que estaba allí ressando, y que se quería yr”. Entonces Alonso de Carbia replicó: “no, bos sois ladrón, dad acá el dinero que urtastes”, y aunque Esculi dijo que no había hurtado nada, el alguacil “asió dél y le buscó las faltriqueras 38

Entre el 11 y el 12 de abril, el juez Garavito tomó declaración a los tres testigos varones (excluyendo a la innominada mujer del cocinero): Alonso de Carbia, de 50 años, alguacil, portero y guarda mayor del Hospital Real; Bartolomé Sanmartino, de 30 años, cocinero menor el Hospital; y Juan de Loureiro, de 18 años, estudiante ordenado de prima y criado del capellán del Hospital, Pedro Fernández. Las tres declaraciones coinciden en el relato de los hechos, aunque la más extensa es la de Juan de Loureiro, porque este refiere también la parte previa a la detención de la que fue testigo único y, además algún detalle singular, por ejemplo que en las faltriqueras de Esculi se halló, además de las monedas pegadas con liga, “un poco de xabón de manos y unas piedras de calenturas”. El miércoles 13 de abril, el juez Garavito, después de ordenar a Alonso de Carbia que, en su condición de carcelero del Hospital Real, mantuviera preso a Pierre Esculi so pena de 500 ducados y de la privación de ración y salario, hizo comparecer a Pierre Esculi para tomarle declaración ante el escribano Andrés Gómez. En su declaración y después de jurar sobre una cruz, el acusado proporcionó sus datos personales (nacionalidad, vecindad, oficio y edad) y afirmó que estaba en Compostela porque dos meses antes, por carnaval, había salido de Narbona para peregrinar a Santiago. Al ser preguntado, reconoció los hechos


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que se le imputaban y dijo que los había cometido en solitario, sin inductores ni cómplices, y que lo hizo “porque estaba muerto de anbre, y […] no tenía quien le diesse ninguna cossa para comer” y porque quería “comprar unos çapatos porque venía descalço y traýa mucha necesidad dellos”. Además explicó que el robo se le había ocurrido cuando entró a la iglesia a rezar y vio el peto; entonces preparó la varilla “adelgazándola” con su propio cuchillo, y que no utilizó liga de muérdago como adherente sino una mezcla de pez y manteca derretida que compró en una tienda de la plaza. Por último afirmó que nunca había robado ni dinero ni ninguna otra cosa. Y no firmó la declaración por no saber. El mismo día 13 de abril el juez Garavito nombró como fiscal del caso a Juan de Parga. Y, como Pierre Esculi había declarado 22 años de edad y al juez le pareció menor de 25 años, nombró como curador (abogado defensor) del acusado a Gregorio el Castillo, organista del Hospital Real. En el escrito acusatorio, el fiscal Juan de Parga, sin pararse en medianías, pedía al juez que condenara a Pierre Esculi a “las mayores y más graves penas que por derecho allare [porque…] hes público ladrón dende mucho tiempo y años a esta parte, y a echo hurtos de dineros, oro y plata y otras muchas cossas de mucho valor y estimación, y rompido y escalado muchas yglesias y cassas, de noche y de día, en este reino”. Ante tamaña acusación, tan tópica como indemostrable, el robo en el cepo del Hospital Real, aunque realizado —como señalaba el fiscal— “con poco temor de Dios y de sus santos”, era una minucia; aun así, Juan de Parga instaba al juez

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a “mandar poner en tormento [a Esculí] y castigalle gravemente”. Como contrapunto a la petición del fiscal, el defensor Gregorio del Castillo —ya que no era posible apelar a la inocencia del acusado, pues era confeso— presentó al juez Garavito un alegato autógrafo que conjugaba la compasión y la benevolencia: “Pierres Culi, peregrino françés […], mi menor, está preso por mandado de V. M. y muy maltratado con prisiones, padeciendo mucha necesidad, en lo qual se le haçe muy gran agravio, siendo como hes extranjero y estando como está muchas leguas de su tierra sin tener acá quien le conozca ni favorezca, sino solo Dios. Y lo que se le imputa es niñería y no está probado, y cuando lo cometiera, la gran necesidad le haçía fuerza para pasar su camino, porque como hes persona de buena suerte, tubo y tiene vergüenza de pedir limosna”; por ello suplicaba al juez Garavito que dictara sentencia “usando con él de benignidad y piedad […] por ser como hes tal menor de hedad, y quando tal hubiera cometido no se entendió, lo uno por la falta de hedad y lo otro por ser como hes extranjero de fuera destos reynos de España, y no saber las leyes de acá. Por donde V. M. debe soltalle libremente, sin pena corporal, atento su ynocencia”. Entre el 16 y el 27 de abril se realizaron diversos trámites legales a petición de las partes: notificaciones, autos y la ratificación que el acusado y los testigos hicieron de sus respectivas declaraciones, hasta que por fin el 28 de abril el juez Garavito dictó sentencia. [Continuará]

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PEREGRINANDO A COMPOSTELA: COSIMO III DE’MEDICI Y N. ALBANI (DISTINTAS SENSIBILIDADES) Isabel González Fernández Catedrática Filoloxía Italiana en la USC

0. Introducción

E

xisten muchos trabajos sobre el viaje de Cosimo III de’ Medici por España y Portugal1 y concretamente a Compostela, menos sobre la peregrinación de N. Albani. No conozco ninguno que compare ambas peregrinaciones. Nosotros venimos haciéndolo desde hace años2. La ciudad de Santiago tiene una enorme atracción para los peregrinos: es la ciudad del milagro y el punto de encuentro de muchas culturas. Por ello, personas de muy distinta sensibilidad, no sólo la han visitado, sino que quisieron dejar sus impresiones por escrito. Uno de los personajes más ilustres que visitó Compostela fue el príncipe Cosimo III de’ Medici, hijo y heredero del Gran Duque Toscano Ferdinando II (1610-1670), que estuvo en la ciudad del Apóstol los días 3-6 de marzo de 1669. Campesinos, ciudadanos, laicos y eclesiásticos, nobles, príncipes y reyes, todos querían peregrinar

a Compostela; muchos realizaron el viaje o la peregrinación a Santiago y otros no fueron capaces de llegar a la meta (tal vez Francesco d’Assisi , el autor del Cantico di Frate sole, que sí llegó a Tierra Santa, no haya llegado a Santiago y Guido Cavalcanti, uno de los máximos exponentes del Dolce stil, casi con toda seguridad no haya podido acabar su viaje). Vamos a analizar, en el espacio del que disponemos, dos viajes realizados por dos personas de muy diferente mentalidad: El príncipe Cosimo III de’ Medici, y Nicola Albani, servidor de nobles y religiosos. Ambos viajaron a Compostela de un modo muy distinto. El primero era un príncipe piadoso, mientras que el segundo era un hombre devoto sin más pretensión que peregrinar a Santiago pero muy importante por ser el autor del mejor diario de la literatura jacobea3. Como la cultura, el carácter y el modo de pensar de ambos eran completamente diferentes, también los viajes de uno y otro, como es natural, han sido muy distintos. El viaje del príncipe

1 Son muy importantes, dentro del excelente volumen El viaje a Compostela de Cosme III de Médicis. Santiago de Compostela: Xunta de Galicia. Consellería de Cultura, Comunicación social e Turismo. S.A. de Xestión do Plan Xacobeo, 2004. Neira Cruz, Xosé A. (ed.), los artículos de Ana Domínguez “Análisis del viaje de Cosme III de Médicis por España de Giovan Battista Gornia (transcripción de la parte dedicada a Galicia)” pp. 251-267; M.T. Sanmarco “Considerazioni rispetto alla lingua nelle cronache del secondo viaggio di Cosimo III de’ Medici (pp. 269-285) y Cristina Marchisio “Sulla via dei buccheri. Cosimo III di Toscana in Spagna e Portogallo (1668-1669)” (pp. 288-307). 2 González, Isabel., Veridica Historia o’ sia Viaggio da Napoli à S. Giacomo di Galizia fatto dal Sigr. Nicola Albani. Manoscritto italiano della metà del XVIII secolo, conservato nell’archivio del Centro Italiano di Studi Compostellani di Perugia (Fondo Caucci ms. 1S). Edizione e versione castigliana di Isabel González, Edilán, Madrid, 1993, 293 pagine, ISBN: 84-85197-42-9 (enc. tela) y 43-7 (pelle), con prólogo de Paolo G. Caucci von Saucken. González, Isabel., Compostela en las crónicas del segundo viaje por Europa de Cosme III de Médicis, en Neira Cruz , Xosé A. (ed.): El viaje a Compostela de Cosme III de Médicis. Santiago de Compostela: Xunta de Galicia. Consellería de Cultura, Comunicación social e Turismo. S.A. de Xestión do Plan Xacobeo, 2004, pp. El viaje a Compostela de Cosme III de Médicis, Museo Diocesano, Giunta della Galizia, Xacobeo 2004, Santiago di Compostela, 2004, pp. 231-249. González, Isabel., L’importanza di Compostella nella letteratura odeporica: Viaggio da Napoli à S. Giacomo di Galizia di Nicola Albani, XI Congreso Internacional de la Sociedad Española de Italianistas Italia-España-Europa: Relaciones Culturales, Literaturas Comparadas. Tradiciones y traducciones, Universidad Internacional de Andalucia, sede de La Cartuja, Sevilla, 11-13 de mayo de 2005, ed. De Mercedes Arriaga, Sevilla, 2005, pp. 348-357. González, Isabel., Dos modos diferentes de ‘peregrinar’ a Compostela desde Italia: Cosimo de’ Medici y Nicola Albani, Convengo Internazionale Tra il Friuli, la Spagna, l’America. Homenaje a Giancarlo Ricci, ed. Renata Londero, editorial Mazzanti, Venecia, 2008, pp. 75-87. 3 Tal vez el diario sea la forma literaria más representativa de la literatura odepórica: cientos de peregrinos dejan por escrito manifestaciones de sus experiencias durante el camino de Santiago. En algunos casos esas notas que los peregrinos fueron tomando durante el viaje, se completan al regreso a sus respectivos hogares. A veces se publican, y en otros casos se conocen gracias a posteriores estudios de investigadores.

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puede catalogarse como de formación (e información), mientras que el de Albani es únicamente de peregrinación.

1. Organización del viaje No es lo mismo organizar el viaje de un príncipe que el de un peregrino, sobre todo si va a durar un período muy largo de tiempo. Esto es lo que sucedió con la preparación del viaje del príncipe Cosimo III de’ Medici, que en los años 1668 y 1669 realizó un viaje por España y Portugal y que, por ser un hombre muy piadoso, quiso detenerse en Compostela, aunque durante pocos días (3-6 marzo 1669) porque cansado de la lluvia, decidió partir muy pronto, y antes de lo que había pensado. El viaje del príncipe supone un enorme despliegue de medios: En el caso del príncipe heredero Cosimo III, llegó a contar con una comitiva de más de 70 miembros, entre diplomáticos, cronistas, secretarios, ayudantes de cámara, criados, cocheros, mayordomo, un médico, un sacerdote, un tesorero y hasta un pintor —muy importante—, como veremos, sin olvidar una pieza fundamental: los gentiles hombres de la corte florentina, que eran los encargados de informar y asesorar al príncipe en lo que fuera necesario. Todo ello requería organizar con mucha antelación y con mucho detalle la intendencia, el transporte y el alojamiento, para que fueran dignos del personaje y elegir a los intérpretes y agentes locales, establecer los pertinentes contactos diplomáticos, etc.

2. Algunas diferencias entre ambos viajes El carácter del príncipe estuvo muy influenciado por el de sus padres, que tanto por educación como por gustos, era muy diferente. A pesar de considerar a las mujeres odiosas y de no manifestar ningún interés por ellas, por cumplir el deber de su rango y por obedecer a su padre aceptó como esposa a Marguerite-Louise de Orleáns, una princesa de la corte francesa, prima de Luís XIV. Cosimo era feliz únicamente rodeado de religiosos; pasaba el día en asistir a varias misas y si el tiempo lo permitía, solía desplazarse para asistir a sermones y procesiones. A menudo, pasaba las noches en vela, hablando con miembros de distintas congregaciones religiosas, y eso hizo también en Santiago. El otro peregrino, Nicola Albani, antes de comenzar su viaje es bendecido por Monseñor Mondillo Orsini, el arzobispo al que había servido, se viste de

Samuel Cooper (1672) Cosimo de Medici, gran príncipe de la Toscana. Galleria degli Uffizi.

peregrino y con gran devoción empieza su camino. A lo largo del viaje se va transformando, haciéndose cada vez más desconfiado y convirtiéndose poco a poco en un hombre astuto y prudente, llegando con el tiempo, a tener la habilidad necesaria para lograr incluso, hacer burla de los que pretendían burlarse de él. Podría decirse que pasa de ser únicamente un hombre devoto a ser casi un pícaro. En lo referente al tiempo de permanencia en Compostela, Cosimo, cansado de la lluvia, después de tres días (3-6 marzo 1669) se trasladó a A Coruña; Albani, la primera vez permaneció en Santiago alrededor de tres semanas (25 noviembre 12 diciembre 1743), y la segunda vez (28 de enero 1745 al 11 de febrero), algo más de 10 días. Muy importante es, aparte de la mentalidad, el propósito de ambos personajes, debidos en parte, a su categoría: Cosimo, en su condición de príncipe heredero, debía conocer el resto de las cortes europeas, entre ellas la española, mientras que Albani que era una especie de criado —precisamente cuando emprende su viaje, había dejado recientemente de prestar sus servicios al arzobispo de Capua—, era un joven que además de peregrinar a Santiago quería conocer nuevas tierras; en efecto después de detenerse en Compostela, continuó viaje a Portugal. 41


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Cosimo, entre su comitiva tuvo el gran acierto de llevar como acompañante a Pier María Baldi, arquitecto y dibujante que fue el encargado de pintar las acuarelas que constituyen una crónica visual que ilustra la crónica oficial del viaje: Barcelona, Cariñena, Badajoz, Toledo, Aranjuez, Madrid, Granada, Córdoba, A Coruña y Santiago Porto, Lisboa… De Albani, importantísimo es el equipamiento iconográfico del manuscrito que ilustra con una serie de dibujos, acuarelas, grabados y fotos —estampa los lugares más importantes que ha visitado, algunos dice haber comprado a lo largo del camino. Se trata de la más completa documentación iconográfica de su género: 10 acuarelas, algunas de ellas divididas en varias escenas, cinco excelentes láminas a tinta china de Loreto y 6 estampas de las principales ciudades y santuarios visitados: Roma, Génova, Madrid, Lisboa, la Vírgen de Monserrat y la del Pilar de Zaragoza, Roma (grabado iluminado), Albani en Génova (acuarela), Monserrat, el Pilar de Zaragozza (grabados iluminados), la santa casa de Loreto, santuario en la provincia de Ancona de la región de las Marcas (dibujo iluminado).

3. Distintas mentalidades de Cosimo y Albani Pero las diferencias verdaderamente importantes son las que tienen que ver con el relato del viaje porque algo fundamental en la experiencia del camino es el modo de contarlo. El viaje del príncipe quedó patente en las crónicas de tres personajes de su séquito4: el conde Lorenzo Magalotti, personalidad muy destacada, el cronista oficial, que como tal realizó la relación oficial del viaje de Cosimo III y que se conserva en la Biblioteca Medicea Laurenziana de Florencia en su manuscrito original, el marqués Filippo Corsini que, sin alcanzar la talla de Magalotti, era también persona culta y que llamaremos el cronista “oficioso” y que en su diario complementario hace también una relación del viaje del príncipe, conservada en la Biblioteca Nazionale de Florencia en su manuscrito original 4

Nicola Albani recibe la bendición de Monseñor Mondillo al comienzo de su peregrinación.

y Giovanni Battista Gornia, el médico personal de Cosimo III de’ Medici5, que en su cuaderno de viaje personal, relata el viaje del príncipe, cuyo manuscrito se conserva también en la Biblioteca Nazionale de Florencia. Estos relatos son una auténtica crónica de las ciudades visitadas, de las personalidades y autoridades que los recibieron y de los sucesos que les ocurrieron a lo largo del viaje. En nuestro caso, nos interesa la relación de la ciudad del Apóstol6. La relación del viaje de Albani puede seguirse perfectamente, gracias al diario que él mismo escribió a lo largo de su periplo7. El propio Albani hace referencia en varias ocasiones a su diario “se ben però tal Libro sia da me mal Composto, la ca-

Gracias a la excelente investigación del Prof. Xosé Antonio Neira, podremos contar muy pronto con los relatos de otro de los acompañantes del séquito del príncipe, hasta ahora desconocidos. 5 Domínguez Ferro, Ana María, “El viaje de Cosimo de’ Medici por España a través de la crónica inédita de Giovan Battista Gornia” Studi Secenteschi, Florencia, Olschki, 2008, pp. 219-230. 6 En el Archivo di Stato de Florencia se encuentran otra serie de documentos interesantes, sobre todo material epistolar de Magalotti y Corsini con el capellán de Cosimo durante su viaje. 7 Naturalmente es fundamental el modo de contar el viaje. Hay diferentes maneras de hacerlo: la descripción, la narración, el relato, el diario del viaje o la crónica, que es la forma más importante. Por lo que se refiere al viaje del príncipe tenemos la suerte de contar con las crónicas de algunos miembros del séquito.

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Dos retratos de Nicola Albani.

Ilustración de la obra de Nicola Albani.

gion’ essendo che non sò ben scrivere, ma fò quanto posso, ma il cortese Lettore intendendo il senso andarà a concepire quanto’Io voglio raccontare in’ ogni trattato senza però aggiungere cos’ alcuna, ò ponerci buggie, dirò la pura verità, che ve ne posso giurar sù la mia Coscienza”, que va escribiendo y poniendo al día en el poco tiempo libre que le queda, por ejemplo durante las paradas. Estas notas, es muy probable, que luego haya mejorado y completado al llegar de vuelta a casa.

vamente, pecisando las fechas y diciendo que deja a todos los señores por voluntad propia. Descansa algún tiempo engañado por un abogado y vuelve a entrar al servicio de otros señores hasta el año 1768 en que pasa a ser portero de la sumillería real.

Se trata de un manuscrito italiano de mediados del s. XVIII conservado en el archivo del Centro Italiano di Studi Compostellani de Perugia (Fondo Caucci ms. 1S). Por encargo del Consorcio de Santiago y para la Biblioteca Facsimilar Compostelana, realicé una transcripción y traducción que se publicó en el año 1993 en la editorial Edilán de Madrid8. Es una obra muy extensa en dos tomos de 25x18 y de 290 y 328 páginas respectivamente. El primero tiene 11 capítulos referidos al viaje de Albani desde Nápoles a Lisboa y su regreso a Nápoles (Aversa), pasando por Santiago. El segundo dividido por argumentos, en 8 partes, trata del nuevo viaje que emprende Albani desde Lisboa a Santiago (28 de enero de 1745), desde Compostela a Lisboa y ya desde allí a Nápoles. El manuscrito termina con 4 páginas de notas biográficas que nos permiten delinear algún dato de la vida de Albani después de terminado el viaje: en 1745 entra al servicio del Sr. D. Agnello Avitabile con el que estuvo nueve años y cinco meses. En 1755 entra a servir al Sr. Duque de Melito y así sucesi-

4. Compostela, meta del camino Según el canon del peregrino, al llegar a la ciudad santa era preceptivo visitar la catedral, el sepulcro del santo… y en el caso de Compostela dar el abrazo al Apóstol y ver el funcionamiento del botafumeiro. Por lo general, los peregrinos que visitan las ciudades santas como Roma o Jerusalén o Compostela, experimenta una emoción muy grande al llegar al lugar desde donde se puede contemplar la ciudad meta de su viaje, al divisar la ciudad santa, aunque sea desde lejos, el peregrino se alegra porque por fin, después de muchos días, esfuerzos y penurias, ha conseguido cumplir el objetivo de su viaje. En nuestro caso, al llegar al Mons Gaudii, (Monte do Gozo), los peregrinos se arrodillan, besan la tierra, rezan y cantan y eso hizo también Nicola Albani que según su relato, un poco antes de llegar a Compostela e ir descubriendo las torres de la catedral, empieza a sentir las campanas e inmediatamente se descalza, se arrodilla, besa mil veces la tierra y apresura el paso para llegar a la ciudad santa: “prima di arrivare alla Città circa miglia 2., cominciai a scoprire i Campanili, subito mi genufflessi in terra, e per mille volte baciai la Terra, scalzandomi à piedi nudi, cantando la Santa Litania, frettoloso auanzavo il piede verso la Santa Città, ed arrivato nella Porta

8 Veridica Historia o’ sia Viaggio da Napoli à S. Giacomo di Galizia fatto dal Sigr. Nicola Albani. Manuscrito italiano de mediados del siglo XVIII depositado en el archivo del Centro Italiano di Studi Compostellani de Perugia (Fondo Caucci ms. 1S). Edición y versión castellana de Isabel González, Edilán, Madrid, 1993, 293 páginas, ISBN: 84-85197-42-9 (enc. tela) y 43-7 (piel).

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altra cura non ebbi, che di domandare la Chiesa di S. Giacomo” Albani, 86)9. Esto no sucede con Cosimo, como dejan constancia los tres cronistas: Magalotti, el cronista oficial, relata que después de Padrón. “In distanza di piú di mezza lega si scoperse la città di Compostela; e passato un Piccolo rio, che scorre nella valle si salì il monte, e si provò disagevole la strada fino alla porta della Città dove si andò a dirittura al Convento di S. Agostino dove era preparato il quarto”. (Magalotti, 157). Y eso es todo, ni una palabra más al respecto, lo que quiere decir que la vista de Compostela no le produjo al príncipe ninguna emoción.

Casto, ell’è in forma di croce grande a tre navi, la dimezzo Maggiore delle due laterali, le quali ricorrono intorno alla croce […] Vien per tanto l’altare a rimanere in isola sotto una pergamena all’antica la quale en breve sarà Messa in terra e in quello scambio so stà facendo un ornamento ricchissimo con 36 colonne grosse di legno dorato, le quali ànno a posare sopra un piedistallo andante di marmi diversi collori.che rigira secondo la pianta della tribuna” y le llama la atención la pobreza del tesoro: “La Chiesa non ha tesoro di richezze considerabili, questo si che non gli manca un conveniente corredo di vasi, e suppellettili sacre”. (Magalotti, 157).

En lo que se refiere a la propia ciudad de Santiago, sucede algo muy parecido; el peregrino que viaja a Compostela, cuando empieza su camino tiene como meta final la ciudad del Apóstol. Por ello, lo más natural es que al llegar a Compostela, se conmueva. Esta intensa emoción que en Albani no tiene límites, falta en absoluto en Cosimo. El príncipe no puede olvidar nunca el esplendor de Florencia y recuerda continuamente a su ciudad natal.

Corsini indica también que la catedral es gótica “con tre navate assai grandi, nella Capella maggioren della Gto è L’Altar con la Cassa, doue dicono essere il Corpo di S.Iago” (Corsini, 257v).

Magalotti dice de Compostela que es una ciudad pequeña, y fea y en estado ruinoso. Corsini, que no hace una descripción detallada de Santiago, lo poco que dice coincide con la crónica de Magalotti. Gornia es todavía más parco en palabras; se limita a decir que la ciudad tiene alrededor de 2000 casas de muy mala construcción. Frente a los cronistas la descripción de la ciudad que hace Albani es mucho más detallada —habla incluso del número de habitantes—, y más ajustada a la realidad, destacando la gran afluencia de peregrinos que la visitan.

La catedral: La catedral es un lugar primordial en las peregrinaciones; ya desde la Edad Media los peregrinos hacen patente su deseo de visitar la Basílica compostelana, y aquellos que nos han dejado por escrito su opinión, manifiestan un profundo interés por conocer la catedral. Magalotti hace una descripción bastante detallada: “La facciata della chiesa è di ordine gotico con una porta moderna di pietra fatta dal detto Arcivescovo Fonseca. La Chiesa fu fondata dal Alfonso il 9

Gornia, además de lo indicado por Magalotti y Corsini, establece una comparación con la catedral de Sevilla y afirma que la de Santiago es oscura y más vistosa por fuera que por dentro: “La Chiesa dell’apostolo fatta in forma di croce con tre navi antica, gotica e più assai, e più vistosa fuori che dentro esendo con intagli di marmi sull’alto simile al Duomo di Siviglia” (Gornia, 64r), y menciona también otras capillas, como lo había hecho Magalotti, destacando pobreza del tesoro: “Il tesoro della chiesa è poverissimo a paragone del concorso ed ora si fabbrica una corona nuova con una statua di bronzo per levare la vecchia che è di legno antica ed in fronte coperta di plata” (Gornia, 64v). Totalmente diferente es la postura de Albani, porque al hacerlo con devoción, describe la catedral con meticulosidad y minuciosidad, con verdadero amor y gran emoción. Desde su primera entrada en la Basílica, que ya es muy detallada, se siente transportado al cielo y a medida que va buscando el sepulcro del Apóstol Santiago, su temblor se hace mayor: “entrato, che fui, subito mi viddi illumninato il Cuore, ed estratto di mente parendomi essere e nel Paradiso, che le gambe, e la persona intiera mi tremava, la Testa mi giraua di quà e di là, l’occhi guardavano di quà e di là per ritrovare la misteriosa Cappella del Glorioso Santo. (Albani, 86). La descripción se prolonga a lo largo de varias páginas. Menciona 48 capillas distintas con una descripción pormenorizada de cada una de ellas y muchas otras

Las citas de Albani corresponden a nuestra edición (Vid. nota 6). Las de Magalotti, Corsini y Gornia son de los originales conservados en la biblioteca nacional de Florencia.

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Grabado de Santiago de Compostela. Pier María Baldi (1669).

cosas que considera importantes. Recorre cada esquina del templo llegando a conocer cualquier rincón: “Poi vi fò sapere che in detta Chiesa vi sono 48 Cappelle, ed in tutte le Cappelle vi sono 126 lampade giornalmente, e 18 Lampieri, e 16 Cornucopij, e 30 Puttini tutti d’Argento” (Albani, 91). Lo mismo hace con las puertas: “Poi vi sono 8 Porte, cioè 4 picciole, e 4 sono le Porte grandi, che vengono ad’esser nelle 4 affacciate, e nella propria Porta maggiore si montano sei gradi, ma nell’altra all’incontro di questa si calano 4 grade, dall’altra che è dalla facciata dell’Ospedale si montano 4 grade, e quella all’incontro di questa s’entra in piano” (Albani, 91).

La tumba (del Apóstol): El sepulcro es la meta de los peregrinos que viajan a Compostela. También aquí las descripciones son completamente diferentes. Los cronistas de Cosimo son muy concisos: se limitan a decir el lugar que ocupa y que la caja en donde dicen está el cuerpo, es de plata. Nada o poco que ver con la descripción de Albani, minuciosa, con todo lujo de detalles, llegando a la comparación con la ciudad santa de Roma, en cuanto al Año Santo y a las indulgencias que se ganan.

Los tres cronistas de Cosimo III se escandalizan de esta costumbre, en pleno auge en el s. XVII, y que todavía hoy se sigue practicando; la consideran ridícula, porque para tener los brazos libres, al darle el abrazo al apóstol, colocaban su sombrero encima de la cabeza del santo de tal modo que, desde el altar parecía que el Apóstol cambiaba continuamente de tocado. Tanto el cronista oficial como el oficioso manifiestan una profunda indignación por esta costumbre. En la crónica de Magalotti se la considera una superstición más que un acto de devoción y, cuando menos, una postura ridícula. Algo parecido afirma Corsini, pero distinguiendo el ritual de las mujeres y de los hombres: De las mujeres dice que tal vez más por superstición que por devoción van a abrazarlo. De los hombres la consabida costumbre ridícula de la colocación del sombrero. Gornia, un poco más breve, no hace hincapié en lo ridículo de la situación. Como siempre, la descripción de Albani es mucho más minuciosa y detallada y como es habitual en él, rezuma verdadera emoción.

El botafumeiro: El abrazo (al Santo) En Santiago no falta la ceremonia del abrazo al Apóstol, que sustituyó en el siglo XVII a la coronaria. Los peregrinos subían por la escalera de atrás, le ponían la corona al Apóstol y al mismo tiempo lo abrazaban.

En la catedral de Santiago no puede faltar la descripción de uno de los objetos más característicos: el botafumeiro, el incensario más grande y famoso del mundo al que, como es natural, los relatores suelen dedicarle unas cuantas líneas describiendo su funcionamiento, su situación y cuándo actúa. 45


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Magalotti se muestra interesado por el artilugio y describe con detalle sus funcionamiento: “Vi è un rito antichissimo d’incensare nelle funzioni, e procesión solenni; Ciò si fa con un incensiere di figura sferica dove la padelletta del fuoco sta messa in bélico. Tutto questo è appeso as un’or. Digno di ferro, che sta dentro la cupola, e volendosi incensare se gli da il moto per via di una fune, che si ravvolge ad un rocchetto, alla quale essendo diversi capi s’attaccano più persone come il martino, con cui si ficcano i pali in terra. Ora cominciando in tal modo l’incensiere a muoversi a guisa di pendolo a poco a poco, se gli va crescendo totalmente il moto, che arriva ne i bracci della croce poco meno che a toccar la volta, onde per la furia del moto il fuoco si leva in fiamma, e sfavilla in grañidísima copia fuori dell’incensiere” (Magalotti, 157). Corsini hace también una descripción bastante detallada y muy parecida a la de Magalotti: cómo es, cómo funciona, dónde está situado, cuando se pone en funcionamiento, etc.: “Nella Cupola che è nel mezzo, doue si dividono i due bracci della Croce è attaccata alla volta di essa una fune dove in occasione di processioni ò feste solenni Riservano un antico costume di attaccare un incensiere d’argento rotondo, la padelletta del quale stà in plico e la detta fune è Raccomandata dall’altra parte un fuso, come argano al quale danno il motto quattro persone che cominciando a poco a poco giugne a tanta altezza, che quasi tocca la volta, et arriva quasi alla muraglia, che termina i bracci della Croce, e ciò è con tanta vehemenzza che il Carbone si reduce in fiamma (Corsini, 258r). Gornia solo lo menciona de pasada, limitándose a decir que en el medio de la cúpula hay un incensario “Vi è il Coro in mezzo e auanti il Coro la Cupola alta odorata con un profumiere appeso in mezzo” (Gornia, 63r). Curiosamente Albani no lo menciona expresamente. Antes de terminar —el espacio no nos permite transcribir ni las crónicas del príncipe ni el diario de Albani—, queremos resaltar la contribución de estos importantes relatos de viaje a la literatura odepórica compostelana: tanto las crónicas de Magalotti, Corsini y Gornia (crónica, diario o cuaderno respectivamente), como el diario de Albani, son un documento que muestra el diferente modo de viajar a Compostela de un príncipe piadoso y de un peregrino devoto; la distinta mentalidad y sensibilidad de ambos y, lo que más nos interesa, el relato que

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nos dejaron de esta importante ciudad santa y la opinión de los lugares visitados y de sus ritos. Pero lo más destacable, si hacemos una comparación entre las crónicas y el diario es, aparte de la mentalidad del príncipe y del peregrino, el diferente modo de disfrutar de la ciudad de Santiago: mientras que Albani está feliz en Compostela, de modo que decide regresar a Santiago, una segunda vez (desde Lisboa), Cosimo no se siente a gusto en ningún momento; Albani en ambas ocasiones en las que está en Santiago, se conmueve desde el primer momento en el que contempla la ciudad santa y continúa haciéndolo hasta que la abandona, con gran tristeza —por eso decide volver— En el segundo viaje a Compostela, y a pesar del mal tiempo, insiste en las maravillas y curiosidades que encuentra en la ciudad santa y añade otras, por ejemplo una detallada descripción de la Puerta Santa. Recuerda el anterior viaje: su confesión con el mismo confesor napolitano, su estancia en la pensión de María Crespa. El diario de Albani, además de ser uno de los más importantes testimonios de la literatura odepórica del s. XVIII, es de una gran utilidad para los peregrinos que quieran realizar el viaje después de él. En efecto, antes de concluir el primer tomo (viaje de Nápoles a Santiago), queriendo ser útil, sobre todo para los que tengan intención de hacer el viaje solos, les hace una serie de advertencias: en primer lugar que pueden tener como guía su libro para que, conociendo lo que él ha sufrido, no lo sufran los demás. Estamos, pues, ante una guía como las modernas que usan los peregrinos y les da una serie de consejos: La propia experiencia le lleva a decir que no es bueno hacer el camino solo, que no se viaje en tiempos de guerra o peste, que tenga buena salud, buenas piernas y buen estómago para resistir las duras jornadas y que no camine por la noche. Y afirma que la persona debe ser “d’abilità, astuto, malizioso, e fino di cervello, acciò che non si facci burlare da persona veruna nel suo viaggio”. Dado que la importancia de la peregrinación jacobea ha hecho de Compostela un lugar digno de compararse nada menos que con los otros dos puntos de peregrinación más importantes: Roma y Jerusalén, colaboremos todos, en la medida de nuestras posibilidades, a la continuación y conservación de este movimiento intercultural.


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EL SERMÓN VENERANDA DIES, ¿UNA MEDITACIÓN PARA COMPOSTELANOS? Ramón López Váquez Junta Directiva de la Archicofradía

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l “liber sancti Jacobi” es una compilación de textos jacobeos hecha por autor o autores anónimos. Se atribuye al Papa Calixto II, de ahí el título de Códice calixtino, por razones que nada tienen que ver con su autoría. No sabemos ni quién lo escribió, ni dónde fue escrito. Sabemos que fue entregado a la Iglesia compostelana por un clérigo llamado Aymérico Picaud a mediados del siglo XII (1160) para que el cabildo lo utilizara como libro litúrgico a seguir en las festividades del Apóstol. Es, pues, un libro religioso destinado a ser leído y utilizado cada día; un bien de consumo cotidiano en la Catedral. El ejemplar existente en la catedral compostelana es el más antiguo; sirvió de base para todas las copias y traducciones actualmente existentes en los archivos y bibliotecas de Europa y América. Su valor es incalculable. Hace pocos meses (Noviembre de 2017) pasó a formar parte del Registro Oficial de la Memoria del Mundo de la UNESCO como “uno de los testimonios más importantes de la historia de la Humanidad”. Cuando hace pocos años fue sustraído de la Catedral por el electricista, la brigada encarga de investigar los delitos contra el patrimonio cultural calculó en seis millones de euros su valor en el mercado negro; hoy sería muy superior.

existen las naciones sino que cada territorio tiene su propia legislación, el peregrino necesita una credencial que le permita transitar sin contratiempos, salvoconducto, por todos ellos; además de un camino sin fronteras, ha menester de protección ante los abusos de otros peregrinos o las incursiones conocidas con el nombre de “razzias” a cargo de los musulmanes. Precisa sobre todo que por parte de la Iglesia se le ofrezca la organización y el ceremonial de lo relativo al punto de partida, al trazado del camino y la recepción en el destino final. La peregrinación era un acontecimiento social y religioso; un fenómeno de religiosidad popular en el que el peregrino pone los motivos y siente las necesidades

¿Dónde radica tanta importancia? En que reseña de forma pormenorizada la Edad de oro de las peregrinaciones al sepulcro del Apóstol Santiago el Mayor. La liturgia de cada solemnidad con sus correspondientes vigilias, las homilías de cada día, los cantos e himnos al Apóstol, las lecturas bíblicas, etc., son el contenido de este voluminoso manuscrito, escrito sobre pergamino de regular calidad. Naturalmente, los peregrinos de toda clase social que a pie o a caballo acceden al santuario tienen necesidades comunes y variadas. También de ello habla el Calixtino. Lo primero que precisa el peregrino a Compostela es una ruta geográficamente bien señalizada; en un momento histórico de Europa en el que no

Códice Calixtino. Sermón Veneranda Dies.

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y los poderes eclesiásticos y no eclesiásticos los medios de satisfacerlas. A las necesidades del peregrino responden el trazado del Camino con su red de instituciones asistenciales y, sobre todas, la Catedral de Santiago. La ruta geográfica se convierte en ruta espiritual por razón de la común intención de rezar ante la tumba del Apostol que cutodia la Basílica compostelana. El Camino de Santiago no es una simple vía para deambular, sino un ITER o Vía Sancti Jacobi, un espacio estrecho trazado con destino preciso: llegar a Compostela, concretamente a la Catedral. La necesidad más perentoria para el peregrino empezaba por ver desde el Monte del gozo las torres de la Catedral y, por fin, encontrar en sus naves interiores los ritos y ceremonias litúrgicas solemnes que colmen sus expectativas. El culto al Apóstol dentro del templo, la atención religiosa al peregrino por parte de los confesores “linguaxeiros”, la predicación, el canto coral, las solemnidades del martirio y de la traslación, las misas específicas de Santiago, son registrados con detalle en el Códice. De lo dicho debo concluir que los tres grandes monumentos del santuario de peregrinación compostelano son precisamente el Camino como ruta geográfica y cultural, la Catedral como lugar del culto jacobeo y el Calixtino como testimonio manuscrito de la importancia del santuario compostelano para la cristiandad. En definitiva, el Calixtino es el libro que guarda la memoria del culto a Santiago en la Catedral y la cultura jacobea fuera de la Catedral correspondientes a la edad clásica de las peregrinaciones a Compostela. En sus páginas se registra una aventura histórica ejecutada por seres humanos movidos por la virtud de la fe.

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Sin duda, la UNESCO lo considera un testimonio de la Humanidad que narra los avatares del peregrino medieval al santuario apostólico de Compostela. El Códice, como sabemos, consta de cinco libros con varios apéndices; cada libro, a su vez, de capítulos y cada capítulo de epígrafes distintos. Aquí y ahora, pretendo exponer el capítulo XVII del libro primero conocido en la literatura jacobea como el sermón “Veneranda dies” pronunciado por el papa Calixto en la festividad de la elección y traslación del cuerpo entero de Santiago desde el puerto de Jafa, Jerusalén, hasta el puerto de Iria, primero, y a continuación hasta Compostela. Obviamente este sermón no fue ni redactado ni pronunciado por el papa; el autor o los autores del Códice se lo atribuyen al papa Calixto para darle prestigio y carácter de doctrina universal para todos los católicos. ¿Cuáles son las razones de que aquí y ahora les hable del sermón correspondiente a este venerable día? En primer lugar es cuantitativamente el de más páginas de los catorce de que consta el Libro primero; en las traducciones tanto al castellano como al gallego ocupa unas cincuenta páginas. Es, sin duda, el sermón “mayor” del Calixtino por razón de que contiene la memoria de la labor apostólica cuando vivo y cuando muerto, al igual que Santiago es el “mayor” por la cantidad de favores que hace a todos y en todos los lugares o el camino es el “mayor” de Europa porque está lleno de gente desde los lugares más lejanos. En segundo lugar, se cita expresamente a Galicia, a las tierras de Galicia, a las gentes gallegas una veintena de veces; también a la ciudad de Compostela y de Santiago, unas doce veces. En contraste, sólo cinco veces se nombra a España. Las referencias gallegas y españolas culminan con la proclamación de Santiago como patrón de Galicia y de España. Por último, da la impresión que el autor quiere hacer una especia de revisión crítica pública para que los compostelanos, unos cuatro mil, mediten, precisamente el día que en la Catedral se conmemora el gran milagro de la traslatio a Compostela, y reflexionen sobre su comportamiento para con el hecho jacobeo en su propia ciudad. Si nos fijamos en los diez epígrafes que sucesivamente se van explanando a lo largo del sermón, podemos concluir que se trata de un resumen de la vida religiosa del Apóstol Santiago; una historia que

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comienza con la elección de Santiago y de su hermano Juan en la ribera del mar de Galilea como apóstoles de Cristo y remata con la narración del gozo y entusiasmo contagioso experimentados por los peregrinos cuando salen por la puerta de las platerías en Santiago. Para resumir todo lo que alrededor del Apóstol acontece desde el siglo primero en Oriente hasta el doce en Occidente las cincuenta páginas están bien aprovechadas. Por su extensión y por las referencias a los lugares de Galicia, a la idiosincrasia de los gallegos, a los problemas con que en Compostela se encuentran los peregrinos, cabe pensar que no fue un sermón pronunciado en la catedral, sino un discurso escrito en Compostela y por autor compostelano destinado a ser leído a los peregrinos en los lugares donde estos se reunían, sobre todo en los centros de acogida regentados por la orden de Cluny, que en este tiempo actuaba como agente turoperador, como una agencia especializada en la organización de peregrinaciones a todo tipo de santuarios. Se trata de un discurso que no es para “andar y ver” lo que en el se dice, sino para oír y escuchar el mensaje que el autor pretende transmitir. La prosa narrativa expositiva y doctrinal nos hace pensar que en la mente del autor su finalidad era instruir al oyente sobre lo que el peregrino compostelano debía saber y creer cuando entraba en tierras gallegas y, concretamente, en la ciudad de compostelana, no sobre lo que debía ver y visitar como ocurre con el libro V. De estos datos, pues, concluyo que el sermón “Veneranda dies” se escribe para decirle a los gallegos que el Apóstol les trajo la nueva doctrina de la fraternidad universal y que en el cielo y en Compostela ejerce de patrono. De igual modo informa a los grupos de peregrino reunidos en los lugares destinados a acogerlos y darles hospitalidad cristiana cosas muy concretas acerca de lo que acostumbra a sucederle a un peregrino cuando pisa la ciudad de Compostela. Un buen puñado de páginas dedica el autor a presentar los peligros ocultos que en el camino y en la urbe pueden sorprenderles. También que el autor conoce perfectamente los entresijos y pormenores que acompañan un viaje generalmente a pie y en grupo desde tierras lejanas. Con todo, el interés prioritario se centra en recalcar los valores y los signos externos del espíritu jacobeo vividos en Compostela tales como el contacto entre grupos de naciones y lenguas distintas, la masificación dentro y alrededores de la catedral, la diversidad europea a la vista en la plaza del Paraíso, la catolicidad del culto jacobeo, la esperanza compartida, el optimismo y la

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exaltación del espíritu de victoria sobre los muchos peligros superados. ¿Como se estructura este sermón? Sobre dos ejes vertebradores: un primero, muy breve, referido a la elección apostólica de Santiago cuando vivo y un segundo, prácticamente todo el sermón, centrado en Santiago peregrino después de muerto y desde su enterramiento en Compostela; en definitiva, el discurso narra la historia de cómo Santiago fue elegido Apóstol y cómo desde Jerusalén fue trasladado a Compostela y cómo desde Compostela evangelizó Occidente. En síntesis, no es un sermón en el que se expliquen las razones por las que Santiago eligió Compostela como lugar de enterramiento, sino que se narra cómo todo ello ocurrió. Lo importante es el cómo, no el porqué de lo referido. Lógicamente, lo primero que hace es describir el cómo de la elección como Apóstol. Es la narrada en el Nuevo Testamento y hoy bien conocida pero no así en la Edad Media. Estando con su padre y hermano Juan preparando los aparejos de pesca recibe la invitación de Cristo a seguirle. Al punto los dos hermanos abandonan padre, madre, barca, redes y ocupación profesional, y se incorporan al grupo de Pedro y Bernabé que ya habían aceptado la misma propuesta. El significado del abandono de la profesión de pescador por el de predicador de una nueva religión lo interpreta el autor como un cambio del cristianismo por el judaísmo. El episodio tiene un desenlace sorprendente: los dos hermanos lo dejan todo para ocuparse sólo de predicar una nueva doctrina, cuyo lema es la práctica del amor fraterno. Para hacer el sermón fácilmente inteligible a las mentes de las gentes de toda condición social y formación cultural, la práctica totalidad analfabetos, utiliza las metáforas del Lirio y la Palmera como ejemplos que los oyentes conocen perfectamente; con las metáforas de estos dos vegetales a la vista, la labor evangelizadora de Santiago se comprenderá con facilidad. La palabra lirio suena bien a los oídos de cualquier cristiano que viva en cualquier valle de la húmeda Europa; entre todas las hierbas destaca por el buen olor y la hermosura; florece cada primavera y recubre de colores blancos la naturaleza después de cada oscuro y largo invierno. Hablar y comparar a alguien con el lirio equivale a hablar de alegría y de esperanza de vida feliz. Así, la religión que a Galicia trajo el Apóstol simboliza la resurrección y el nacimiento al mundo de 49


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la belleza y de la vida de esperanza de un pueblo que antes vivía en el mundo de las tinieblas y de la muerte. El autor de este sermón demuestra ser un buen naturalista y conocer las propiedades terapéuticas del lirio: sus flores, sus raíces trituradas, las hojas cocidas, las semillas, el jugo, tienen la virtud de curar distintas enfermedades corporales; señala sobre todas las picaduras de las serpientes, que para los cristianos es el símbolo inconfundible del diablo. Las virtudes curativas del lirio para el cuerpo son la metáfora de las virtudes del mensaje de Santiago para curar las enfermedades del cuerpo y del alma. Con igual finalidad trae a cuento la metáfora de la Palmera. Árbol familiar a los habitantes de la zona mediterránea, símbolo utilizado por los niños hebreos el domingo de ramos y por los peregrinos que regresan de Jerusalén. ¿En qué simboliza la Palma a Santiago? En primer lugar en la firmeza con que se adhiere a la tierra; los vendavales acostumbran derribar árboles de todo tipo, excepto palmeras que los resisten todos; así, Santiago, mientras vivió resistió muchos y duros ataques, entre otros el martirio, sin que ninguno le hiciera declinar en sus convicciones. Es un árbol muy familiar a los habitantes de la ribera del Mediterráneo; crece siempre en vertical; ni torcida ni retorcida. Muere siempre de pie. Sus frutos son dulces y sus palmas tienen forma de arco de triunfo, símbolos inequívocos de victoria. En la contienda espiritual Santiago, con las buenas obras ha vencido a los vicios y a los enemigos de la nueva doctrina; es el primero de los apóstoles en entrar en la Jerusalén celestial con la palma del éxito conquistada en la Jerusalén terrenal. La palma simboliza a Santiago porque es un abanderado en la divulgación y éxito del cristianismo. De pasada dice que predicó en Jerusalén, en Samaría y también en España e Galicia. Nada se nos dice en este sermón sobre los éxitos en Palestina ni sobre los fracasos, a lo que parce, en España y en Galicia. El autor reivindica la labor evangelizadora cuando muerto y sepultado en Compostela; es decir, a partir del año 44. Como sabemos, por los Hechos de los Apóstoles el protagonista de la expansión del cristianismo a lo largo y ancho del Mediterráneo le corresponde a san Pablo; a Santiago ni se le cita en la tarea de extender la nueva doctrina dentro y fuera de Palestina. 50

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El autor de este sermón parece reivindicar y saldar una deuda de justicia con Santiago al proclamarlo como el gran evangelizador del Occidente europeo precisamente desde la tierra que de vivo rechazó su mensaje. Para ello nada mejor que una vez muerto por decapitación según la sentencia de Herodes trasladarlo por mar desde el puerto de Jerusalén al romano de Murgadán en Iria Flavia (Galicia) y desde Iria al lugar de Libredón, Compostela. ¿Cómo fue su traslado a Compostela? El autor enumera cuatro opiniones a las que califica de falsas y exige que en adelante se tenga la propuesta en el Libro III, capítulo I, como la verdadera. Las cuatro opiniones son estas: 1) Que vino por mar sentado sobre un pedrusco; 2) Que tanto el pedrusco y el cuerpo vinieron en una barca. Las dos son falsas porque el autor comprobó con sus ojos que la piedra existente en Iria es granito gallego y no pertenece a la geología propia de Palestina. Otros hacen intervenir a los ángeles que lo trasladan por el aire hasta Iria; y otros sostienen que unos marineros lo trajeron desde el puerto de Jerusalén en una barca de cristal. Las cuatro opiniones han de considerarse falsas. La verdadera, según el autor de este sermón, es la narrada en el Calixtino. Es esta: una vez muerto, los discípulos lo llevan a la playa; aparece una barca, suben a bordo los discípulos con el cuerpo y cabeza del maestro, se hacen a mar abierto durante siete días a vela y a remo hasta desembarcar en el puerto de Iria, que está en Galicia. Cuando los discípulos se vieron en tierra, dieron gracias a Dios por haber culminado la singladura sin daño alguno. Sin pararse a narrar las peripecias ocurridas entre el Puerto de Jaffa y el de Iria, episodios que narra con detalle en el libro III, se sitúa en la Basílica compostelana como espacio físico donde yace el cuerpo del Apóstol y sitio privilegiado para contemplar los prodigios obrados por su mediación; a este lugar acuden multitud de peregrinos y reciben aquello que buscan: los enfermos curan, los ciegos recuperan la vista, los posesos son liberados; si alguien entra triste en la Catedral sale alegre. De día y de noche como en una única solemnidad se honra al Apóstol. Todas las tribus, todas las lenguas, todas las naciones, todas las clases sociales, “gentes bárbaras y civilizadas de todas las partes del mundo” (cita 74 pueblos distintos; hoy, conforman la ONU 195; en la Oficina del Peregrino en el año 2017 tenemos constancia de jacobitas de 180 países distintos), ya en grupos, ya en caravanas, acuden a este santuario en busca del milagro con el cada peregrino sueña; milagros que


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pueden producirse tanto en tierra como en el mar, en el Camino y fuera del Camino, en la Catedral y lejos de ella, porque el Apóstol “está en todas partes dispuesto a ayudar a quien acude a él”. Esta idea de la universalidad del santuario aparece en todas las manifestaciones de la cultura jacobea. Así, en el Pórtico, la orquesta de ancianos utiliza instrumentos de todo tipo de músicas; los gigantes y cabezudos, el Coco y la Coca, los productos exóticos traídos de lejanos lugares que se comercializaban en las famosas “toxinas”, el romancero, la misma archicofradía universal del Apóstol con cofrades del mundo entero. La escala con la que se miden los terrenos jacobeos es siempre la de la Humanidad. La conclusión es que la peregrinación a Compostela es un acontecimiento universal para la Iglesia y que Compostela es una ciudad santa abierta a quien quiera entrar por ella. De ello, deduce el autor, Galicia y los gallegos pueden considerarse unos afortunados por custodiar en su tierra tan preciado tesoro.

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Obradoiro. Los grupos de peregrinos acudían a la iglesia parroquial; allí se les entregaba una mochila, escarcela, y un bordón, los dos símbolos que los distinguirían como caminantes que ejercen las virtudes de la caridad y de la fe. El Calixtino registra las dos oraciones que el sacerdote recita a la entrega de cada uno de los dos símbolos. En las dos se insiste en que el deseo del peregrino es caminar y llegar al sepulcro de Santiago, volver exultante de gozo, sano y salvo al mismo punto de donde parte. Lo importante es el fin del trayecto. Vistos por separado, la mochila simboliza el espíritu de generosidad, de sacrificio y de mutua ayuda con que el peregrino inicia el camino. Ha de ser de tamaño pequeño y siempre abierta para dar y recibir lo necesario a quien busca concluir la peregrinación.

Conclusión que el autor toma como enunciado para los tres siguientes apartados. Son estos: 1) ¿Qué atributos distinguen a un peregrino a Compostela? ¿Con qué problemas se encuentra cuando llega a esta ciudad? ¿Cuál es su estado de ánimo cuando regresa a su lugar de origen? Al principio de esta intervención dije que la necesidades básicas del peregrino medieval a Compostela eran un camino bien cartografiado y protegido, la Catedral como destino final y la realización de actos litúrgicos jacobeos adornados con la solemnidad propia de un santuario de primera categoría. Ahora el autor del sermón “Veneranda díes”, correspondiente al capítulo XVII del libro primero del Calixtino, deja al margen el Camino, la Catedral y las solemnidades narradas en el Calixtino, para centrarse en las peripecias particulares del peregrino desde que sale de su pueblo, se acerca a Compostela, se relaciona con los compostelanos y, de regreso, vuelve a casa hecho otro. La razón es bien sencilla; sin Apóstol no habría peregrinos, pero sin estos no tendríamos no Catedral, ni Camino ni Calixtino, ni nada. Yendo por partes, digamos que la peregrinación a Compostela es un periplo circular: parte de la iglesia parroquial y vuelve a la iglesia; se hace en grupo; es un fenómeno de religiosidad popular. El peregrino romántico de hoy en día, solitario, pendiente de las noticias del móvil, amante del senderismo y de la belleza de las estrellas no es el del Calixtino, por más que disfrute rasgando la lira en la plaza del

El bordón, la fe con que el peregrino se hace a una aventura con muchas e insospechadas “catervas de enemigos”. Para defenderse de los lobos y de los perros, símbolos del diablo, el palo de peregrino pude ser muy útil. Pero los peligros son tantos que el peregrino necesita creer en los tres dioses que conforman la trinidad cristiana: Padre, Hijo y E. S. Por el bordón el peregrino recibe un tercer pie para apoyarse y estar seguro del terreno que pisa. “La caterva de enemigos” es la razón por la que la Iglesia recomendaba al peregrino que antes de partir ponga negro sobre blanco y bien claras sus disposiciones testamentarias. Obviamente, los grupos a la iglesia ya acudían vestidos con ropa apropiada para soportar las inclemencias del tiempo atmosférico, en aquel tiempo imposible de pronosticar ni siquiera por horas. Llama la atención que entre los atributos entregados a la salida no se encuentre la vieira siendo actual51


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mente el símbolo universal del peregrino jacobeo. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que la vieira simboliza al peregrino que vuelve de Compostela gozoso de haber cumplido el gran deseo de visitar la tumba apostólica. Equivale, según se afirma en este discurso, a la actual “Compostela” que actualmente se entrega en la oficina del peregrino como testimonio acreditativo de tal condición. Junto a la mochila y al bastón pasa a ser el tercer elemento externo que identifica al peregrino que vuelve, no al que todavía va. La leyenda asocia la concha a la misma llegada del Apóstol a tierras gallegas. Así se cuenta el episodio. Un novio con sus acompañantes camina por una playa una mañana de mar arbolada camino de la casa de la novia para, juntos, acudir a la Iglesia y casarse. El novio observa una barca encallada; con su caballo se hace a la mar para socorrer a los náufragos; una gran ola arrebata a los dos; invoca al cielo y consiguen salir con la increíble sorpresa de verse, caballo y caballero, cubiertos de conchas de vieiras. La comitiva atribuye el milagro al cuerpo que trae la barca; el cuerpo era el de Santiago el “Mayor”. ¿Cuál es su simbolismo específico? El de la victoria de las virtudes sobre los vicios. Los peregrinos que regresan de Jerusalén simbolizan el triunfo llevando palmas en las manos; los que lo hacen de Compostela lo exteriorizan con la concha vieira cosida en el exterior de sus capas y en la parte frontal del sombrero. El autor es un buen conocedor de Galicia y de los alrededores de Compostela; afirma que en el mar próximo a Compostela abunda este marisco y que en su cara externa tiene la forma de la mano humana; y las manos son los instrumentos necesarios aunque no suficientes para realizar tanto las buenas como las malas obras; da el autor por supuesto, y así lo expone, que el peregrino que regresa en grupo vuelve comprometido, junto con sus compañeros, con el cumplimiento de los dos mandamientos básicos del cristianismo: amar a Dios y al prójimo. Lo que la concha de la vieira, con las abultadas estrías exteriores bien visibles simboliza, es el hacer el bien en el mundo sin reparar a quien. Respondida la pregunta sobre los símbolos que identifican al peregrino jacobita, deja de lado el autor el mundo simbólico y directamente se dedica a narrar los problemas reales con los que se encuentra a lo largo del camino y, de forma concreta, con los que ha de convivir durante su estancia en la ciudad de Compostela. 52

El principal problema, el gran mal, el gran vicio, el pecado capital por excelencia que los peregrinos sufren en su caminar hacia Compostela es el del alcohol; los borrachos reales y concretos que el autor dice haber visto una y mil veces con sus propios ojos le llevan a concluir que la borrachera es la causa universal de todos los malos pasos dados por el peregrino. No hay excepciones: donde haya un borracho se acabó la fratría y se instala el odio. “Quien del vino es amigo, de si mismo es enemigo” dice el refranero. “La borrachera y la lujuria deben ser eliminadas del que sigue a Cristo”, dice el Calixtino. Hecha esta afirmación realiza un pormenorizado repaso del tratamiento del vino en la Biblia para concluir que el vino es una excelente cosa creada por Dios; a los humanos les corresponde saber beberlo sin caer en la borrachera. Y para los peregrinos que no sepan dónde está el justo medio les invoca una norma que nunca falla: “la borrachera es calamidad; el agua es paz”. Llegados a Compostela, además de la borrachera, aparecen otros males que el autor detalla con precisión. Son los malos posaderos, los malos hosteleros, los malos hospitaleros, los trileros de todo tipo que en sus negocios se dedican a saquear a los peregrinos. Los males del camino comparados con los de la ciudad no son nada. A lo largo de ocho páginas describe con pelos y señales la ingente cantidad de argucias, artimañas y pillerías utilizadas por los negociantes y mercaderes compostelanos que es lícito afirmar que la picaresca gallega aparece en el Calixtino varios siglos antes que la vulgarizada en las novelas del siglo de oro. Tanto carga la mano sobre la práctica fraudulenta para con el peregrino que con fundamento cabe pensar que no había en Compostela ningún negociante honrado. Lo que si resulta obligado creer es que el santo ya entonces movía mucho dinero entre


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los cuatro mil habitantes que habitaban dentro de sus murallas. Que robar al peregrino era una profesión rentable, lo confirma con el hecho de que padres compostelanos envían a sus hijos a las escuelas de formación profesional existentes en Italia y Francia que entre sus módulos tenían el de “especialistas” en robar al peregrino jacobita. Evidentemente, los actos delictivos para con el peregrino hoy irían ante la justicia o ante la libre competencia; el autor de este sermón los lleva ante la justicia divina; la sentencia es clara: las ganancias ilícitas son grandes pérdidas, pues, apartan de Dios a quien las comete y, por el contrario, lo meten en el infierno. Dicho en términos positivos, quienes en el mercado y en el negocio se comporten con honradez experimentarán la alegría de alcanzar el cielo. La lógica que rige la conducta para con los peregrinos es muy simple; los malos comportamientos son penalizados; los buenos, premiados. No existe la ética de hacer el bien por la única razón de ser un bien, independientemente de que sea premiado o castigado.

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sa, el avaro mucho más quiere ganar. Sólo el Apóstol puede curarlas. Seguramente algunos pensarían que al Apóstol le faltaba un milagro por hacer: el de convertir a los mercaderes compostelanos en peregrinos jacobeos. Muchos se preguntarían a si mismos si existiría la ciudad de Compostela con su floreciente comercio de faltar el culto al Apóstol. Lo que el autor dice es que regresan a sus casas llenos de gozo entusiasta; alegría es la palabra que más se repite para expresar el sentimiento que acompaña al peregrino cuando entra y sobre todo sale de la ciudad santa compostelana. El himno al Apóstol que en las festividades más solemnes pone el punto final expresa perfectamente este sentimiento de satisfacción por haber cumplido el deseo con el que un día partió de la iglesia del lugar de origen. El autor termina el sermón con la invitación a españoles, gallegos y extranjeros que en bandadas a el acuden desde todas las partes del mundo a que desde ya no dejen de proclamar ¡Gloria a Santiago!

Evidentemente, los delitos contra el peregrino hoy acabarían delate de la justicia o ante la competencia comercial; en el siglo XII lo que realmente resultaba eficaz para evitar una conducta indeseable era el miedo al infierno (dolor de atrición); para evitar conductas indeseables y/o propiciar las debidas nada mejor que situarse en el más allá y garantizar tanto premios como castigos. La justicia divina para la cultura del románico era inapelable e infalible. ¿Qué estado de ánimo acompañaría al peregrino después de vivir la experiencia espiritual dentro de la catedral y en las afueras la de la avaricia convertida en más dinero para la bolsa? La avaricia como la hidropesía tiene difícil cura; cuanto más dinero ingre-

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COMPILACIÓN DE LOS SELLOS Y PARROQUIAS DE SANTIAGO DE ESPAÑA. PROVINCIA DE SEGOVIA Pedro A. Peña González Peregrino y cofrade

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e acuerdo con la Conferencia Episcopal Española en la provincia de Segovia existen nueve parroquias bajo la titularidad de

Santiago. Se han conseguido los sellos de siete y, de entre ellas, uno destaca en modo especial por su antigüedad.

Parroquias de Santiago en la Provincia de Segovia. Fuente: Conferencia Episcopal Española Navares de Enmedio Puebla de Pedraza Navas de Oro

Turégano Brieva Bernuy de Porreros

Anaya Fuentemilanos Ituero y Lama

Entre las nueve parroquias existentes, faltarían los sellos de Navares de Enmedio que no dispone de timbre, e Ituero y Lama del que se sospecha no tiene culto dado que no ha habido respuesta alguna. En el caso de la parroquia de Navas de Oro se adjuntan dos sellos, datando el segundo de ellos de 1843 y extraído de un libro de registros bautismales de la parroquia, siendo uno de los más antiguos de la compilación. Anotar, por último, que en Sepúlveda existía también antiguamente una parroquia de Santiago que hoy en día se ha reconvertido en Centro de Interpretación del Parque Natural de las Hoces de Duratón.

Antigua entrada a la parroquia de Santiago, hoy Centro de Interpretación de Sepúlveda.

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ARCHICOFRADÍA UNIVERSAL DEL APÓSTOL SANTIAGO NUEVOS COFRADES MIEMBROS DE NÚMERO La última relación de cofrades publicada en la revista número 59 cerraba el listado de nuevos inscritos en el número 3262. Ha pasado casi un año desde entonces y el número de nuevos cofrades ha aumentado en 162. Sus nombres y procedencia se relacionan a continuación:

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3263 3264 3265 3266 3267

Clarissa Santa Ana Gonzales José Manuel Pérez Rodríguez Helder de Sousa Andrade Estevao Antonio Pessoa Calado Miguel Angelo de Loureiro Abreu

Filipinas Burgos-España Portugal Portugal Portugal

3268

Manuel Nion Suárez

La CoruñaEspaña

3269 3270 3271 3272

María de los Ángeles Peña López Ramón Rivas Arrivi Vitor Manuel Silva Pinto Joao Jorge Correia Pinto de Araujo

Ferrol-España Ferrol-España Portugal Portugal

3273

Sonia Cristina dos Santos Vale de Araujo

Portugal

3274 3275

Luis Filipe Paiva Mota Pedroso Augusta Flavia Marques B. Fernandes

Portugal Portugal

3276 3277 3278 3279 3280

Maria Goretti Ferreira Abreu Vania Daniela Silva Oliveira Martinho Miguel F. Domingues Marcia Araujo Sousa Braga Antonio Alberto Pereira Machado

Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal

3281 3282

Ana Rita Ferreira Dias Bastos Liliana Teles da Silva Henriques Aguiar

Portugal Portugal

3283

Federico Pomar de la Iglesia

Santiago de Compostela-Esp

3284 3285 3286 3287

José María Aymerich Llechá Isabel Maria Carvalho Leite Abel Jesus Sousa Maximo Carmen Rodriguez Martínez

Pamplona-España Portugal Portugal PontevedraEspaña

3288 3289 3290

Claudia Maria Areias Martins Nuno Filipe Silva Sousa José Manuel García Ocampo

Portugal Portugal PontevedraEspaña

3291

Rui Manuel Ferreira da Silva

Portugal

3292 3293 3294 3295 3296 3297 3298 3299 3300 3301 3302 3303 3304 3305 3306 3307

Elisabete Carvalho Ferreira Antonio Sergio Fernandes Teixeira Jose Miranda Salgado Miquelina da Costa Araujo Amaro Isabel Antonia Mendes Hugo Daniel Mendes Abreu Antonio Pedro Martins Ribeiro Josefa da Graça Pinheiro da Costa Manuel Carlos Sa Silva Maria Ermelinda Ribeiro da Silva Domingos de Barbosa Andrade Jorge Luis Arias Lopez

3308 3309 3310 3311 3312 3313 3314 3315 3316

Ana Mafalda Pereira da Silva María José Soler Ardanaz Paulo Fernando Sousa Ramalho Xavier Amado Fernandes Moreira Vitor José Salgueiro Fernandes Pedro Alexandre da Costa Neiva Manuel Gaio Martins Frade Sergio Dias Martins Fernando da Costa e Silva Silverio Fernandes Plácido María de Jesús Figueiredo Gomes Vitor Rui Gomes Meira Félix Martín Robledo

3317 3318

Markus Nägel Blanca Gil González de Careaga

3319

Begoña Gil González de Careaga

3320 3321

Jose Mir Fontsere Rui Alexandre da Silva Alves Calado

Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Santiago de Compostela-Esp. Portugal Pamplona-España Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Palma de Mallorca-España Alemania Santiago de Compostela-Esp. Santiago de Compostela-Esp. Burgos-España Portugal


Número 60

3322 3323 3324 3325 3326 3327 3328 3329 3330 3331 3332 3333 3334 3335 3336 3337 3338 3339 3340 3341 3342 3343 3344 3345 3346 3347 3348 3349 3350 3351 3352 3353 3354 3355 3356 3357 3358 3359 3360 3361 3362 3363 3364

Cayetano Martínez Rodríguez Antonio María de Jaureguizar Vázquez Manuel Muela Muela María Calviño Gómez Claudio Bruno Cardoso da Fonseca William Carvalho de Sousa Emerson Rossi Carlos Moreno Rodríguez Paloma Belén Sánchez Ramírez Abilio Aranha Bernardino J.F. Mauricio Rico Marcelo Morales Villavicencio Cedee B. Neo Julie D. Neo Florencio Albo Aliganga Maria Mergelda Alipante Agomaa Narciso P. Corvera Jr Jerry R. Oblepias Jason Catan Caballes Gomer R. Torres Emil Laraño y Baldemor Mardie J. Maligat Christian Cletus G. Nalda Roberto Emilio Cabellos Pérez de Tena María Luisa Weydert Zárate Loreto Embid Segura Ana Vidal Seara María del Carmen Mocho Vitoriano Fernado Tirado Mateu Ester de Frutos Gaforio Miguel Ángel García Nieto Caroline Carrera Figeroa Dora Rojas Piripinto Ángel Gómez Purrón Jesús Alonso Franco Ana Isabel Albarracín López Juana Teresa Soria Bravo Ángel Carmelo Simón Delgado Teresa Simón Soria Verónica Barros Tamayo Susana Mesa Garzón Antonio J. Garrido Luque María Isabel Pajares García

Revista de la Archicofradía del Apóstol Santiago

Sevilla-España Madrid Cantabria-España La CoruñaEspaña Portugal Portugal Brasil Asturias-España Asturias-España Portugal Ferrol-España Madrid-España Filipinas Filipinas Madrid-España Madrid-España Filipinas Filipinas Filipinas Filipinas Filipinas Filipinas Filipinas Luxemburgo Luxemburgo Madrid-España Madrid-España Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo

3365 3366 3367 3368 3369 3370 3371 3372 3373 3374 3375 3376 3377 3378 3379 3380 3381 3382 3383 3384 3385 3386 3387 3388 3389 3390 3391 3392 3393 3394 3395 3396 3397 3398 3399 3400 3401 3402 3403 3404 3405 3406 3407 3408 3409

Regis Schneider Gillaume Schneider Pajares Sofía Michelle Schneider Pajares Carla Isabel Schneider Pajares Antonio Baigorri Catalina Rivas Ramiro Muñoz Alamán Mariona Porta Tallada Berta Muñoz Porta Pedro Díaz Muñoz Ignacio Pérez Huerta Marta Fernández Fernández Marta Pérez Fernández Israel Ramos Venusia Valcarcel Vera de Jackel María Esther Badiola Guerra Antonio José Mocho Vitoriano Carmen Pereira Lorenzo Martine Bertrand Manon Bertrand Magdalena Cordero Valdavida José Sinde Parada María Jesús Tallón Muras Esther Camino Ferrero Badiola Esther Guerra Flecha Angelika Eisel Isolde Bilsdorfer Maria Jose Afonso Guerreiro Carmen Ponce Guillermo Ulzanov Urquizo Vasquez Paulo Daniel Couto das Lages Paulo Jorge Dias Torres Carla Sofía dos Santos Barbosa Mateus Manuel Arezes Neiva Giovanni Cucurachi Brizio Mattei Agustín Otero Nogueira María Luisa Tolentino Jaime Tolentino Alberto Vázquez Perrino María Luisa Muñoz Martínez de Salinas Amelia Calzada García Gema de Tome Saiz Isabel Reyes Ruiz José Manuel Daza Lobatón

Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Madrid-España Alemania Alemania Portugal Alemania Luxemburgo Portugal Portugal Portugal Portugal Italia Italia Santiago de Compostela-Esp Australia Australia Madrid-España Madrid-España Madrid- España Madrid-España Cádiz-España Cádiz-España

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Año 2018

COMPOSTELA

3410 3411

Jesús Manuel López Gomariz María del Carmen Villasevil Veganzones

Madrid-España Madrid-España

3412 3413

Everaldo Alves Nazareth Junior Francisco Lampón Curra

Brasil Santiago de Compostela-Esp.

3414 3415 3416 3417

María Isabel Gaspar Roseiro Rosa María Marinho Costa Joaquim Jose Pinto Alves Maria Eulalia Monteiro Fonseca

Portugal Portugal Portugal Portugal

3418 3419 3420 3421

Galantina María Costa Teixeira Rui Miguel Fernandes Vieira Christian González Pérez Jesús José Gil Arias

3422

María Isabel Carro Figueira

3423

María Concepción Veiga Gutiérrez María de Fátima Oliveira dos Santos

3424

Portugal Portugal México La CoruñaEspaña Santiago de Compostela-Esp Santiago de Compostela-Esp Brasil

COFRADÍA AGREGADA Acogiéndose a lo que dispone el artículo número 2 de nuestros Estatutos, la Archicofradía Universal del Apóstol Santiago agregó a día 21 de diciembre de 2017 a la COFRADÍA DE SANTIAGO DE CAPIZZI (ITALIA). La Cofradía de Santiago de Capizzi tiene su sede en el santuario de San Giacomo Maggiore Apostolo de la ciudad sita en la provincia de Messina, diócesis de Patti en la que se considera la iglesia jacobea más antigua de Sicilia y donde se celebra, entre el 16 y el 26 de julio —en honor a Santiago—, una de las fiestas más espectaculares de la isla. Los devotos peregrinan por miles al santuario desde todas las partes de Sicilia.

Imagen de Santiago Apóstol en el Santuario de San Giacomo Maggiore Apostolo.

La Cofradía fue instituida en abril del 2007 con la aprobación del Ordinario y registrada en la Confederación de Cofradías de las Diócesis de Italia. Entre sus objetivos están dar a conocer la figura de Santiago el Mayor y rendirle culto. El número 59 de nuestra revista Compostela recogía ya un artículo sobre la festividad de Santiago en la ciudad de Capizzi y la labor de esta Cofradía (pags. 45-48).

COFRADES DE HONOR En diciembre del año 2017 se cumplía un año desde que la Junta Directiva de la Archicofradía Universal del Apóstol Santiago concedió el nombramiento de Cofrade de Honor a la FUNDACIÓN BARRIÉ DE LA MAZA, diferentes circunstancias habían impedido, sin embargo, que la ceremonia de entrega de dicha concesión pudiese realizarse. El 30 de diciembre de 2017, sin embargo, una representación de la Fundación encabezada por su presidente D. José María Arias Mosquera, recibía de manos de D. Segundo Pérez, Deán de la Catedral, el nombramiento. 58

Entrega del nombramiento de Cofrade de Honor a la Fundación Barrié de la Maza. Foto cedida: Estudio Fotos Arturo.


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IMPOSICIONES DE MEDALLAS Tradicionalmente son tres las ceremonias de imposición ordinaria de medallas a nuevos cofrades y coinciden con las tres festividades jacobeas (Aparición, Martirio y Traslación) pero la Junta Directiva puede también atender a circunstancias especiales a fin de convocar imposiciones de medallas con carácter extraordinario.Se detallan, a continuación, las ceremonias celebradas desde octubre de 2017, fecha en la que se publicó el número 59 de la revista Compostela.

IMPOSICIÓN EXTRAORDINARIA DE MEDALLAS CON FECHA 28 DE OCTUBRE DE 2017 Recibió la medalla, en esta ocasión, Dña. Tibisay Ellis de Estados Unidos, que inscrita como cofrade en el año 2015, no había podido todavía recibir su medalla de cofrade. La ocasión surgió tras finalizar su peregrinación por el Camino Primitivo desde Oviedo a Santiago.

IMPOSICIÓN EXTRAORDINARIA DE MEDALLAS A DÍA 1 DE NOVIEMBRE DE 2017 Se inscribía en la Archicofradia Dña. Clarissa Santa Ana Gonzales de Muntinlupa (Filipinas) y recibía la medalla en el mes de noviembre tras culminar su peregrinación por el Camino Portugués.

IMPOSICIÓN ORDINARIA DE MEDALLAS CON MOTIVO DE LA TRASLACIÓN 30 DE DICIEMBRE DE 2017 El 30 de diciembre se celebraba la festividad de la Traslación de los restos apostólicos y la Ofrenda Nacional que por la mañana realizaba D. Miguel Santalices, presidente del Parlamento, daba paso ya en la tarde del día 30 a la ceremonia de ingreso de nuevos cofrades de la Archicofradía. En ella, participaban 51 cofrades cuyos nombres se relacionan a continuación: 2946 3246 3247 3254 3257

Berta María Gómez Medina

Las Palmas (España) Miguel Ángel López López La Coruña (España) María Aurora Morán López La Coruña (España) Miguel García Vázquez Portugal Luis Antonio Magalhaes da Cunha Portugal Simoes

3262 3265 3266 3267 3271 3272 3273 3274

Krystina Sadura-Palac Polonia Helder de Sousa Andrade Portugal Estevao Antonio Pessoa Calado Portugal Miguel Angelo de Loureiro Abreu Portugal Vitor Manuel Silva Pinto Portugal Joao Jorge Correia Pinto de Araujo Portugal Sonia Cristina dos Santos Vale de Portugal Araujo Luis Filipe Paiva Mota Pedroso Portugal

Grupo de nuevos cofrades que recibieron la medalla el día 30 de diciembre de 2017. Foto cedida: Estudio Fotos Arturo.

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Año 2018

COMPOSTELA

3275 3276 3277 3278 3279 3280 3281 3282 3283 3285 3286 3287 3288 3289 3290 3291 3292 3293 3295 3296

Augusta Flavia Marques B. Fernandes Maria Goretti Ferreira Abreu Vania Daniela Silva Oliveira Martinho Miguel F. Domingues Marcia Araujo Sousa Braga Antonio Alberto Pereira Machado Ana Rita Ferreira Dias Bastos Liliana Teles da Silva Henriques Aguiar Federico Pomar de la Iglesia

Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal

Santiago de Compostela-Esp Isabel Maria Carvalho Leite Portugal Abel Jesus Sousa Maximo Portugal Carmen Rodriguez Martínez Pontevedra-España Claudia Maria Areias Martins Portugal Nuno Filipe Silva Sousa Portugal José Manuel García Ocampo Pontevedra-España Rui Manuel Ferreira da Silva Portugal Elisabete Carvalho Ferreira Portugal Antonio Sergio Fernandes Teixeira Portugal Miquelina da Costa Araujo Amaro Portugal Isabel Antonia Mendes Portugal

3297 3298 3302 3303

Hugo Daniel Mendes Abreu Antonio Pedro Martins Ribeiro Domingos de Barbosa Andrade Jorge Luis Arias Lopez

Portugal Portugal Portugal Santiago de Compostela-Esp.

3304 3306 3307 3308 3309 3310 3311 3312 3313 3314 3315 3317 3318

Ana Mafalda Pereira da Silva Paulo Fernando Sousa Ramalho Xavier Amado Fernandes Moreira Vitor José Salgueiro Fernandes Pedro Alexandre da Costa Neiva Manuel Gaio Martins Frade Sergio Dias Martins Fernando da Costa e Silva Silverio Fernandes Plácido María de Jesús Figueiredo Gomes Vitor Rui Gomes Meira Markus Nägel Blanca Gil González de Careaga

Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Alemania Santiago de Compostela-Esp.

3319

Begoña Gil González de Careaga

Santiago de Compostela-Esp.

IMPOSICIÓN EXTRAORDINARIA A LA COFRADÍA DE SANTIAGO DE LUXEMBURGO CON FECHA 20 DE MAYO DE 2018 La Cofradía de Santiago de Luxemburgo, una de las últimas agregadas a la Archicofradía (2016), peregrinaba a Santiago en el fin de semana previo a la festividad de la Aparición. Algunos de sus miembros aprovechaban la ocasión para solicitar su ingreso también en la propia Archicofradía. Con tal motivo, la Junta Directiva aprobaba organizar una ceremonia extraordinaria ante la imposibilidad de que la mayoría de los presentes pudiesen permanecer en la ciudad hasta la ceremonia ordinaria programada para el día 23. 3345 3346 3347 3348

Roberto Emilio Cabellos Pérez de Tena María Luisa Weydert Zárate Loreto Embid Segura Ana Vidal Seara

Luxemburgo

3349

Luxemburgo Madrid-España Madrid-España

3350 3351 3352

María del Carmen Mocho Vitoriano Fernado Tirado Mateu Ester de Frutos Gaforio Miguel Ángel García Nieto

Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo

Miembros de la Cofradía de Santiago de Luxemburgo en el Altar Mayor de la Catedral. Foto: Fernando Tirado.

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Número 60

3353 3354 3355 3356 3357 3358 3359 3360 3361 3362 3363 3364 3365 3366 3367 3368 3369 3370 3371 3372

Revista de la Archicofradía del Apóstol Santiago

Caroline Carrera Figeroa Dora Rojas Piripinto Ángel Gómez Purrón Jesús Alonso Franco Ana Isabel Albarracín López Juana Teresa Soria Bravo Ángel Carmelo Simón Delgado Teresa Simón Soria Verónica Barros Tamayo Susana Mesa Garzón Antonio J. Garrido Luque María Isabel Pajares García Regis Schneider Gillaume Schneider Pajares Sofía Michelle Schneider Pajares Carla Isabel Schneider Pajares Antonio Baigorri Catalina Rivas Ramiro Muñoz Alamán Mariona Porta Tallada

Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo

3373 3374 3375 3376 3377 3378 3379 3380 3381 3382 3383 3384 3385 3386 3387 3388 3389 3390 3391

Berta Muñoz Porta Pedro Díaz Muñoz Ignacio Pérez Huerta Marta Fernández Fernández Marta Pérez Fernández Israel Ramos Venusia Valcarcel de Jackel María Esther Badiola Guerra Antonio José Mocho Vitoriano Carmen Pereira Lorenzo Martine Bertrand Manon Bertrand Magdalena Cordero Valdavida José Sinde Parada María Jesús Tallón Muras Esther Camino Ferrero Badiola Esther Guerra Flecha Angelika Eisel Isolde Bilsdorfer

Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Luxemburgo Madrid-España Alemania Alemania

IMPOSICIÓN ORDINARIA DE MEDALLAS CON MOTIVO DE LA APARICIÓN DEL APÓSTOL SANTIAGO, 23 DE MAYO DE 2018 Todos los 23 de mayo, la Catedral de Santiago conmemora la aparición del Apóstol Santiago en la batalla de Clavijo. La Archicofradía acostumbra a invitar a una de sus cofradías agregadas a que pueda realizar la invocación al Apóstol Santiago con motivo de tal festividad. En este caso, la cofradía invitada era la Cofradía de Santiago de Luxemburgo que días antes había celebrado el final de su peregrinación en la Catedral de Santiago. El Presidente de dicha Cofradía, D. José Marzoa Puga, prolongaba su estancia en Santiago para poder dar lectura a la invocación que reproducimos.

Grupo de nuevos cofrades que recibieron la medalla el 23 de mayo. Foto: Estudio Fotos Arturo.

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COMPOSTELA

Año 2018

INVOCACIÓN AL APOSTOL SANTIAGO PRONUNCIADA EL DÍA 23 DE MAYO DE 2018 POR D. JOSÉ MARZOA, PRESIDENTE DE LA COFRADÍA DE SANTIAGO DE LUXEMBURGO Todos somos peregrinos en la vida y vamos hacia el encuentro con nosotros mismos; y nosotros, los cofrades, con el Apóstol en el corazón. Señor Santiago, cuantos te han invocado a lo largo de la historia buscando tu protección en éste y otros caminos. Y hasta aquí hemos llegado también los peregrinos desde Luxemburgo. En el corazón de Europa nuestra Cofradía de 150 cofrades, hasta el momento, representa el 0,025% de la población del país. Pequeño país donde conviven ciudadanos de 170 países diferentes y así es nuestra Cofradía: la hermandad de luxemburgueses, peruanos, españoles, portugueses, alemanes, daneses, colombianos, rumanos, y muchas más que laten con un solo corazón mirando hacia Santiago. Protégenos Señor en nuestros quehaceres, preocupaciones, esperanzas; que sepamos ser pasos de tu camino, ayudando a aquel con quien caminamos para llegar hasta Aquel con quien queremos quedarD. José Marzoa realiza la invocación al Apóstol Santiago. nos para siempre, como decía San Agustín, y que era Foto: Fernando Tirado. también la frase favorita de nuestro querido amigo Jenaro Cebrián, Canónigo que fue de esta Catedral e inspirador de nuestra Cofradía. Desde su confesionario número uno tenía la palabra sincera y llena de amor, del verdadero, del que acoge, del que no juzga. El nos animó a comenzar esta Cofradía en Luxemburgo para recordar desde ese país, que hoy en día es faro de la voluntad de los europeos de marchar juntos; para recordar, como decía, que el Camino de Santiago es un Camino de peregrinación, no una “romería”. Y en este quehacer honroso los cofrades de Luxemburgo hemos tenido dificultades, como por ejemplo el reconocimiento de nuestra Cofradía, y la necesidad de hacer la declaración de impuestos. Todavía estaríamos intentando el reconocimiento de nuestra Cofradía de no ser porque un día Don Segundo Pérez, Deán de esta Catedral, mente preclara, palabra elocuente y corazón generoso, tomó cartas en el asunto y lo resolvió con maestría y buen hacer. Gracias Don Segundo, el apóstol guarde muchos años a tan grande amigo y gentil persona. Esa otra dificultad que es tener que hacer la declaración de impuestos es casi anecdótica y tiene que ver con la especial legislación luxemburguesa que nos obliga a hacerla cada año, y, ahí vamos, dando cuenta de los 10 euros anuales que cobramos a nuestros cofrades, y ostentando el papel de ser la única Cofradía del mundo obligada a declarar a hacienda. Y estos son los avatares de nuestro día a día, de este grupo de peregrinos, muchos de nosotros desubicados de nuestros lugares de nacimiento, pero queriendo la tierra donde vivimos. Traemos también ante ti, Señor Santiago, las miradas de nuestros hermanos de países lejanos. Cuida Señor Santiago, de todos ellos también, de esta humanidad que necesita de paz y solidaridad con decisión y coraje. Y, como últimas palabras, dos que se escuchan en nuestro Camino de Santiago desde hace más de ocho siglos y todavía siguen estando presentes y motivando nuestro caminar en la vida: ¡Ultreia! (hacia delante) et ¡Suseia! (hacia arriba). 62


Número 60

Revista de la Archicofradía del Apóstol Santiago

En la ceremonia recibieron la medalla los siguientes cofrades: 3034 3141 3142 3243 3244 3268 3321 3326

Manuel Leandro Domingo Nuno Lencastre Joana Lencastre Félix Domingo Herrero Francisco García Mascarell Manuel Nion Suárez Rui Alexandre da Silva Alves Calado Claudio Bruno Cardoso da Fonseca

Filipinas Portugal Portugal Madrid-España Madrid-España La Coruña-España Portugal Portugal

3327 3328 3332 3395 3396 3397 3398 3399 3400

William Carvalho de Sousa Emerson Rossi Bernardino J.F. Mauricio Rico Paulo Daniel Couto das Lages Paulo Jorge Dias Torres Carla Sofía dos Santos Barbosa Mateus Manuel Arezes Neiva Giovanni Cucurachi Brizio Mattei

Portugal Brasil Ferrol-España Portugal Portugal Portugal Portugal Italia Italia

IMPOSICIÓN DE MEDALLAS CON CARÁCTER EXTRAODINARIO A DÍA 30 DE MAYO DE 2018 El día 30 de mayo llegaban a Santiago en peregrinación desde St. Jean Pied de Port un grupo de siete sacerdotes filipinos que habían solicitado su ingreso como cofrades de la Archicofradía. La Junta Directiva había aprobado con anterioridad su petición de recibir la medalla en una ceremonia extraordinaria a su llegada a Santiago y, finalmente, esta se materializó en la fecha indicada. Recibieron la medalla entonces: 3338 3339 3340 3341

Narciso P. Corvera Jr Jerry R. Oblepias Jason Catan Caballes Gomer R. Torres

Filipinas Filipinas Filipinas Filipinas

3342 3343 3344

Emil Laraño y Baldemor Marie J. Maligat Christian Cletus G. Nalda

Filipinas Filipinas Filipinas

Foto: Francis Fadul.

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Año 2018

COMPOSTELA

IMPOSICIÓN ORDINARIA DE MEDALLAS CON MOTIVO DE LA FESTIVIDAD DEL MARTIRIO DEL APOSTOL SANTIAGO En este 25 de julio de 2018, recibieron la medalla de la Archicofradía 18 nuevos cofrades que se relacionan a continuación: 3175 3228 3256 3269 3270 3320 3331 3401 3408

Óscar Torrecilla Peñuela

Ciudad RealEspaña José Ignacio Fandos Peiró Zaragoza-España Gilles Belugou Francia María de los Ángeles Peña López Ferrol-España Ramón Rivas Arrivi Ferrol-España Jose Mir Fontsere Burgos-España Abilio Aranha Portugal Agustín Otero Nogueira Santiago de Compostela-Esp Isabel Reyes Ruiz Cádiz-España

3409 3414 3415 3416 3417 3418 3419 3423 3424

José Manuel Daza Lobatón María Isabel Gaspar Roseiro Rosa María Marinho Costa Joaquim Jose Pinto Alves Maria Eulalia Monteiro Fonseca Galantina María Costa Teixeira Rui Miguel Fernandes Vieira María Concepción Veiga Gutiérrez María de Fátima Oliveira dos Santos

Cádiz-España Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal Santiago de Compostela-Esp Brasil

Foto cedida por estudio Fotos Arturo.

IMPOSICIÓN EXTRAORDINARIA DE MEDALLAS CON FECHA 22 DE SEPTIEMBRE DE 2018 La Junta Directiva de la Archicofradía Universal del Apóstol Santiago aprobaba con carácter extraordinario la imposición de medallas al matrimonio polaco formado por Dña. Lucyna y D. Edward Zdebik que, por entonces, realizaban su voluntariado en Santiago al servicio de los peregrinos. Oficiaba la imposición de medallas, el día 22 de septiembre, el P. Román Wcislo, sacerdote polaco colaborador de nuestra Diócesis. 64


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ASAMBLEA GENERAL DE LA ARCHICOFRADÍA UNIVERSAL DEL APÓSTOL SANTIAGO La última Asamblea General celebrada en la Archicofradía tuvo lugar el 20 de noviembre del pasado año 2017 en el aula magna de la Hospedería de San Martín Pinario. El orden del día fijado para la reunión fue el que sigue: 1. Lectura y aprobación, si procede, del Acta de la Asamblea anterior. 2. Informe de Presidencia y Memoria del año 3. Movimiento de cofrades 4. Programa de actividades y proyectos para el próximo año. 5. Informe y aprobación, en su caso, de las cuentas del año así como previsión de ingresos. 6. Ruegos, sugerencias y preguntas. Acudieron a la convocatoria 21 cofrades y tras ser aprobada el acta de la Asamblea anterior sin la presencia de objeciones, el Presidente procedió a informar de la actividad ordinaria de la Archicofradía en el ejercicio anterior (reuniones de las diferentes comisiones de trabajo, agregaciones de cofradías, misas mensuales por los cofrades vivos y difuntos, ciclo de conferencias ¿A dónde vas, peregrino?, publicación de la revista Compostela). También tuvo ocasión de informar de actividades con carácter extraordinario como la colaboración con la Catedral de Santiago en el doblaje del documental francés “Camino de Santiago” (1952). A continuación, se detalló a los asistentes del movimiento de cofrades (altas, bajas e imposiciones de medallas). En concreto, en dicho ejercicio se habían admitido 67 nuevos cofrades e impuesto 39 medallas en diferentes ceremonias. El tesorero informó también a los presentes de que los gastos de la Archicofradía habían podido ser afrontados debido a las cuotas de los cofrades y las aportaciones periódicas que la S.A.M.I. Catedral a nuestro favor, compensándose así ingresos y gastos. La Asamblea General sirvió para informar a la Asamblea del nombramiento del nuevo Consiliario de la Archicofradía Universal del Apóstol Santiago. Nombrado por el Sr. Arzobispo de Santiago, como disponen los Estatutos (art.40), el cargo recayó en D. José Fernández Lago, capitular de la Catedral.

M.I.Sr.D. JOSÉ FERNÁNDEZ LAGO Ordenado sacerdote el 23 de julio de 1967, es Doctor en Teología por la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma, licenciado en Sagrada Escritura por el Pontificio Instituto Bíblico de Roma y alumno titulado de la Escuela Bíblica y Arqueológica Francesa de Jerusalén. Actualmente es Canónigo Lectoral de la Catedral de Santiago (desde 1979) y Capellán del Monasterio Benedictino de San Paio de Antealtares (desde 1993). Conferenciante, autor de numerosas publicaciones y colaborador asiduo de la prensa escrita. Fue nombrado Consiliario de la Archicofradía por decreto del Sr. Arzobispo de Santiago, Mons. Julián Barrio Barrio, de fecha 27 de enero de 2017.

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Año 2018

COMPOSTELA

V CICLO CULTURAL ¿A DÓNDE VAS, PEREGRINO? Durante los meses de mayo a septiembre de este año en curso, la Comisión de Cultura de la Archicofradía ha celebrado la quinta edición del ciclo ¿A dónde vas, peregrino?. Las sesiones comenzaban el día 8 de mayo con la conferencia inaugural ofrecida por nuestro Sr. Arzobispo y que llevaba por título Espiritualidad de la peregrinación jacobea. A partir de esta fecha, toda una serie de conferenciantes —a los que debemos agradecer su desinteresada colaboración— ofrecieron una serie de 15 sesiones sobre temas jacobeos que abarcaron desde aspectos históricos como la peregrinación de Cosme III de Medici y Nicola Albani hasta asuntos de actualidad como la narrativa histórica actual y el Camino de Santiago; desde literatura a arquitectura, historia, arte y, por supuesto, espiritualidad. Al agradecimiento que debemos a nuestros conferenciantes, sumamos nuestra gratitud al Hostal de los Reyes Católicos por la acogida que nos brinda en cada nueva sesión y al Instituto Teológico Compostelano por dotarnos de los medios técnicos que precisan nuestros conferenciantes.

Conferencia inaugural a cargo de D. Julián Barrio. Foto: Cadena Cope.

Conferencia de D. Manuel Rodríguez en el Auditorio del Hostal de los Reyes Católicos.

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Dña. María José Dopico conduciendo su “Visita a los lugares jacobeos en el Santiago medieval”.


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NOTA: La conferencia publicitada en el cartel oficial para el día 11 de septiembre fue, en su momento, sustituida por la intervención: “A Coruña: El histórico puerto jacobeo de Santiago”, impartida por D. Manuel F. Rodríguez Fernández.

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Año 2018

COMPOSTELA

EXPERIENCIAS Y REFLEXIONES JOSÉ LUIS PARDO MARTÍNEZ es cofrade de la Archicofradía Universal del Apóstol Santiago desde el año 2016 y voluntario de Acogida Cristiana en el Camino desde un año antes. Reside en Valencia y dedica su voluntariado a atender a los peregrinos en el Centro Internacional de Acogida al Peregrino. Sentimiento y necesidad de ayudar a los demás, de hacer bien y no esperar nada a cambio…, así empezó todo. Tras la formación en quiromasaje, reflexología podal y manual y otras terapias naturales…, a mis 50 años y después de haberlo deseado siempre, empecé un nuevo camino en mi vida. Pude hacer realidad un sueño cuyo fin no es otro que el de ayudar, poner mis manos a disposición de las personas que puedan necesitar ayuda. Una vez montada mi consulta, con clientela habitual, con muchas ganas de trabajar, y con el apoyo incondicional de mi familia, me decidí a seguir con mi sueño…, quería ayudar de forma altruista y pensé en hacerlo en el Camino. He peregrinado a Santiago en varias ocasiones y he visto cómo las personas sufren por ampollas y por un montón de lesiones musculares. Sacamos fuerzas de donde pensábamos que ya no nos quedaban, hemos llegado a Santiago en unas condiciones terribles, sin ser conscientes de nuestro estado, aguantando el sufrimiento y solo nos hemos dado cuenta de su magnitud al llegar a nuestra Meta. El Apóstol nos ha ayudado a seguir hasta Él, pero nuestro cuerpo y nuestro espíritu se ha encontrado en una situación fuera de lo normal…, nos hemos dado cuenta de la fuerza interior que somos capaces de generar por un fin (sea el que sea, y sea cual sea la motivación que nos ha llevado a hacer el Camino), pero también nos damos cuenta de nuestra fragilidad; eso nos permite crecer, hemos sido capaces de abrir los ojos para ver los valores que tenemos y que desgraciadamente no solemos aplicar en nuestro día a día. Compartir, dar, recibir, ayudar….. y una confianza en nosotros mismos que nos ha permitido comprobar que cuando alguien realmente quiere llegar a su meta, es capaz de conseguirlo. Aquí es donde yo he querido poner mi pequeño grano de arena…, ayudar. Tras una búsqueda de dónde y cómo lo podía realizar, todo me llevó hasta

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la Oficina del Peregrino y tras un primer contacto, un día del mes de julio de 2015 empezamos este “camino” de colaboración y ayuda a los peregrinos. Personalmente ha supuesto una de las experiencias más fabulosas y enriquecedoras de mi vida. Cuando recibimos a los peregrinos que tienen molestias, que se encuentran abatidos y que con una humilde ayuda pueden continuar su camino en la vida en mejores condiciones (…físicas o de otro tipo), es una experiencia muy gratificante ¡cuánto se aprende! ¡Cuánto nos dan! No hay palabras para describir ese intercambio de sensaciones, de sentimientos... Siempre daré gracias al Apóstol por permitirme estar cada año junto a El para poder atender a quien pueda necesitar unas manos y un corazón que no espera nada a cambio y que solo se conforma con la sonrisa o el abrazo que recibe cuando se despide de alguien a quien ha podido ayudar. Me siento afortunado de haber podido atender a muchas personas, gente de muchos países, personas que llevan una carga especial, que transmiten algo especial, hablamos idiomas distintos y a pesar de eso, existe una comunicación fluida…, se puede comprobar que valoran la generosidad que se han encontrado a lo largo del Camino a través de hospitaleros, otros peregrinos y voluntarios, ellos también han dejado su huella y nunca las olvidaré… Pablo, Noelia, Bruno, Manuela, Mónica, Aranxa…, tantas personas, tantas historias personales… Muchos de ellos también me han regalado sus palabras generosas que guardaré siempre en mi corazón y que quisiera compartir algunas de ellas con todos vosotros…


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Revista de la Archicofradía del Apóstol Santiago

“No hay nada mejor en la vida que ayudar a los demás, ni mejor compensación que su alegría” – Angeles

“Que cada dia tu labor masajee tu alma, para que Dios pueda ir haciendo de ti un aceite de consuelo para todos nosotros. Dios te Bendiga” … E. J.

“Que bonito saber que hay gente que hace las cosas de corazón. Que el dar tanto le es tan suficiente. Muchas gracias por darme este momento de felicidad” … María

“Muchas gracias por tu ayuda desinteresada. Es cierto que se puede ver a Cristo en las manos de los demás” …Pablo

“Hoy me ha enseñado Jose que el Camino no se termina en Santiago, él lo ha continuado ayudando con sus manos…” … Paqui “Gracias por tu dedicación y amor, por enseñar que el “Camino” saca lo mejor de uno mismo” … Natalia “Un compendio de todos los buenos valores del Camino” … Santiago

“Muchas gracias por tus santas manos! Dios te ha bendecido y por eso estás aquí dando tu servicio. Para mí fue muy especial el masaje que me diste. Siento que mas que masaje fue una purificación y bendición de Dios” …Sairis “Por las pequeñas cosas de la vida que nos aportan momentos como estos. Reir y poder llorar con alguien recién encontrado en este Camino no tiene precio. Me dejas un gran recuerdo de AMOR” …Mónica

¿Por qué vuelve uno al camino? Clinete Lacativa Confraria do Glorioso Apóstolo Santiago do Rio de Janeiro

I

II

Esta es una cuestión que los no peregrinos nos plantean siempre: ¿por qué volver al mismo lugar?, ¿por qué no afrontar nuevos lugares, una nueva gente?.

En el Camino de Santiago se tiene la sensibilidad exacerbada, se siente el olor de la lavanda y otras hierbas del campo, el olor de la lluvia, la tierra de la soledad, el cantar del cuco para vigilar sus pasos, la orquesta maravillosa de los pájaros que se escucha por todos lados en el bosque, la belleza de una telaraña de bordados de rocío, los nudos en los troncos de las encinas, que sugieren formas de animales y de personas— y se entiende por qué los celtas les dieron vida, y veían duendes en estos majestuosos árboles.

He intentado encontrar algunas respuestas. Ninguna de ellas es la respuesta, quizás la verdad resida en la fusión de todas ellas. Rara vez he sentido en mi vida tan intensos momentos de felicidad como los que sentí en el Camino de Santiago— jugar con las lombrices de la tierra, después de las lluvias, bañarse en las aguas cálidas después de las primeras lluvias de invierno, despertar en la compañía de la persona amada, el gozo de un sonata de Beethoven, o una cantata de Bach, la primera mirada de la pequeña cara de tu hijo después de 9 largos meses de espera y la lactancia materna al pequeño ser ansioso y hambriento.

En el Camino de Santiago la gente tiene tiempo para meditar y para penetrar en lo más profundo de nosotros mismos. Como Augusto Cury, en los Secretos del Padre Nuestro (Ed. Sextante, 2006) tenemos dificultad de introspección, de observación, de reflexión y de deducción. El Camino facilita la aplicación de estas acciones así como las del ejercicio de pensar, de la capacidad para reevaluar nuestras vidas, nuestra conducta, nuestras acciones; nos 69


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ayuda a convertirnos en mejores personas. El Camino de Santiago nos da la oportunidad de encontrarnos a nosotros mismos y de estar más cerca de la divinidad, porque penetramos más profundamente dentro de nosotros mismos y obtenemos el conocimiento y la capacidad de hacernos mejor a nosotros mismos. Y aún lo más importante, podemos transformar nuestro entorno- familia, trabajo, sociedad, hasta el mundo que nos rodea. El Camino de Santiago nos transforma y nos convierte en alguien mejor. III Frei Betto dice en La Mosca Azul (2007) que “Dios nos creó para vivir en el jardín del Edén” (p. 128) y, citando a Carlos Metros, en la página 51 “¿Que quiere Dios de nosotros, ante tanta opresión? ¿ Él hizo el mundo así? No, no lo hizo así. Aparece en la primera página de la Biblia, en el Génesis: Dios nos creó para

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vivir en un jardín: con huerta, flores, frutas, aves y una cascada de agua: una tierra sin mal”. Y el Camino de Santiago es como el paraíso: a comer cuando se tiene hambre, beber cuando se tiene sed, descansar cuando se está fatigado o dormir el sueño suficiente Es la libertad en su estado más puro. Los bosques llenos de la vida, las canciones y la cálida sombra evocan los jardines del Edén. Si el deseo humano es el retorno al Paraíso, ya que para este retorno fue creado el Hombre, y el Camino de Santiago es una muestra de este Paraíso aquí en la tierra, se entiende entonces porqué los peregrinos queremos volver allí. Y debido a eso son muchos los que vuelven. Es la razón por la cual ya en la mitad del Camino, nos encontramos ya pensando en volver la próxima vez.


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Lecciones que nos da el camino Clinete y André Lacativa Confraria do Glorioso Apóstolo Santiago do Rio de Janeiro

1. Los límites del cuerpo

2. Sencillez

El camino nos muestra que somos capaces de superarnos. De superar nuestros miedos, nuestra inseguridad, nuestros dolores, nuestra incredulidad sobre nuestro propio poder. Descubrimos que, aún exhausto, es posible un paso más, y otro más hasta llegar a la meta.

En el Camino, descubres que es posible vivir con muy poca cosa.

El camino nos enseña a cuidar de nuestro propio cuerpo, de nuestras ampollas, de nuestros dolores.

El reparto del espacio de dormir con los demás peregrinos. El reparto de la comida.

El Camino nos enseña a oir nuestro propio cuerpo, a descubrir cuando debemos parar o disminuir el ritmo de la caminata, a ajustar nuestra mochila de modo que ella y nuestro cuerpo se vuelvan uno solo. El da el conocimiento del propio cuerpo.

Con tan pocos bienes y viviendo en estado de bienestar, se descubre que es posible ser feliz, incluso si tienes tan pocos bienes materiales.

3. Humildad

Se descubren los propios límites y como se hace posible superarlos.

El reparto de los espacios nos lleva al ejercicio de la humildad.

Una muda puesta y otra en la mochila. Unas botas, unos tenis y unas chanclas. Poco dinero.

Grupo de la cofradía de Rio de Janeiro que peregrinó a Santiago en julio de 2018 a su paso por la iglesia de Betanzos.

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5. Amistad El compañerismo aflora fácilmente. Repentinamente te descubres hablando español, respondiendo preguntas de un peregrino en alemán, comunicándote con otro en inglés, italiano, francés, algunas veces, todo al mismo tiempo. Uno se puede comunicar, incluso sin saber la lengua del otro peregrino. Las comidas hechas en grupo, donde cada uno contribuye con lo que puede —dinero, comida, trabajo, dotes culinarias, lavando la vajilla— genera una de las experiencias más ricas de la convivencia humana. Una Babel de lenguas y todos entendiéndose alrededor de una mesa con comida frugal y exquisita.

6. Solidaridad Es emocionante sentir la solidaridad de los peregrinos, el deseo de ayudar a los demás, la amistad que se establece entre personas de distintas razas, religiones, fe y cultura.

Someterse a las reglas de los albergues, a las reglas del Camino, nos hace reflexionar sobre nuestra importancia en la sociedad. Nos hace ver que todos los hombres son iguales, independientemente de su cuenta bancaria o de su estrato social. Conocemos personas y éstas nos agradan, conociendo solamente su nombre, sin saber lo que hacen o qué posición ocupan en la sociedad.

4. Tolerancia La convivencia estrecha con otros peregrinos nos hace más tolerantes. Con los defectos, los errores, las dificultades que los otros tienen. Sintiendo nuestras limitaciones, aprendiendo a ser tolerantes con nosotros mismos, empezamos a entender y a aceptar las limitaciones de las demás personas.

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No se puede dejar de reflexionar sobre como el mundo podría ser distinto y las personas podrían vivir más felices, en paz con sus vecinos de cerca o de lejos, si la solidaridad que existe en el Camino pudiera extenderse a todo el mundo.

7. El encuentro con lo divino En el Camino en todo momento uno se encuentra con lo Divino. Una flor que se ha abierto, una orquesta de pájaros, el olor de la lavanda en los campos, el encuentro del cielo y la tierra, amarillo y verde con un azul infinito, colores vibrantes de los campos de Castilla, la quietud de los bosques gallegos, todo nos lleva a penetrar en los más íntimo de nuestro ser y encontrar allí esa llama de la divinidad que, muchas veces, intentamos esconder. Sentimos la presencia de un ser mayor, Dios, una presencia fuerte, latente, a nuestro lado. El caminar se vuelve frecuentemente oración. Uno habla tanto consigo mismo que luego empieza a hablar con Dios.



CABILDO METROPOLITANO S.A.M.I. CATEDRAL DE SANTIAGO DE COMPOSTELA


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