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«La mujer africana es una mujer esperanza»

- 13/07/2023 -

Nicole Ndongala, defensora de los derechos humanos, feminista y directora de la Asociación Karibu

La historia de Nicole Ndongala está marcada por la valentía y la determinación. Llegó a España en 1998 huyendo de la guerra en su país, la República Democrática del Congo, y se enfrentó a una nueva realidad llena de desafíos y adversidades. A su llegada, fue acogida por la Asociación Karibu, y vivió año y medio en un albergue. Después de pasar por diferentes puestos en la asociación, como traductora, mediadora, formadora, en 2018 se convirtió en su directora y desde entonces acompaña a africanos migrantes, y a mujeres en particular, en su proceso de integración en España. Hoy su voz, llena de convicción, tenacidad y pasión, se alza en defensa de los derechos humanos y la igualdad, trasciende fronteras e inspira a otros a luchar por un mundo más justo y equitativo. En un mundo necesitado de líderes apasionados, ella se erige como una guía, impulsada por su profundo conocimiento de las dificultades que enfrentan aquellos que se encuentran en la misma situación en la que una vez estuvo ella.

¿Cuál es tu lucha actual?

Mi lucha siempre ha sido participar en la transformación social, para que se respeten los derechos humanos, para que todas las personas sean agentes de cambio y para que se vea que, desde las pequeñas cosas, se puede cambiar el mundo. Mi lucha es que todas las mujeres tengan igualdad de oportunidades, tengan su sitio y que tengan voz, para poder decidir sobre su cuerpo, sobre su vida, sobre dónde vivir y dónde dejar de vivir.

¿Cómo ves la representatividad de los migrantes en España?

La representatividad es muy escasa, hay que trabajarla más. Muchas veces en eventos solo ves personas migrantes para dar testimonio. El testimonio tiene una densidad brutal, remueve corazones, pero los inmigrantes no solo sirven para dar testimonio, también están para compartir su experiencia, sus iniciativas, para poder cambiar las cosas (protocolos, normas, leyes).

«La mujer africana sigue siendo el motor de la economía en África y es una mediadora natural».

¿Cuáles son los estereotipos más frecuentes que ves respecto a África y a la mujer africana?

La mujer africana antes de la colonización era una pieza muy importante. La colonización supuso un paso atrás hacia su emancipación, la mujer quedó relegada a un segundo plano y se da la sensación de que la mujer africana es víctima, es pasiva, no hace nada. Todo eso son prejuicios, porque la mujer africana sigue siendo el motor de la economía en África, aunque es una economía invisible, siempre está apoyando, aportando, lleva el peso de la familia, y también es mediadora natural, cuando hay una guerra, un conflicto, pero nunca se habla de las mediaciones que hacen las mujeres africanas.

Y en España, ¿cuáles son los estereotipos que más te molestan respecto a las mujeres africanas?

El hecho de migrar vulnera a las personas. La mujer africana cuando llega a España llega equiparada al servicio doméstico. El servicio doméstico no está mal, porque es la puerta para encontrar un buen trabajo, para poder integrarse… muchas pasan por el servicio doméstico, pero creo que es un guion único. Como dice Chimamanda, tenemos que salir un poco de la historia única porque aquí en España es como si no se vieran los avances de las mujeres. No se analiza el bagaje cultural con el que llega cada persona, los estudios que han realizado. Directamente nos ponen a todas en el mismo saco, con una imagen estereotipada de mujer analfabeta, que no avanza, pasiva, que vive de las ayudas… que solamente sabemos limpiar, criar niños, cocinar. No es así, el impacto económico que crea la mujer africana en España, sobre todo en el servicio doméstico, es brutal.

Hoy día la mujer africana que llega a Europa no es la que llegaba hace 15 años, que se cerraba, hoy día contamos con espacios seguros que nos permiten hablar de las cosas que nos preocupan, de las necesidades que tenemos, de lo que podemos aportar.

«El proceso migratorio puede ser duro, pero tú puedes cambiar tu historia de vida«.

Nicole Ndongala

¿Qué recuerdas de tu llegada a España?

Recuerdo que cuando pisé España fue el momento en que más lloré de mi vida, porque en Congo tenía a mis padres, mi familia, mis estudios, mi entorno. Y llegué a España con lo puesto, sin hablar español. Llegué en octubre, hacía frío y no tenía ropa de invierno. No tenía a mi madre que me dijera “tranquila, no pasa nada, ya buscaremos una solución, ya pasó”. Ahí fue cuando supe que soy mi propio referente, que tenía que tomar las decisiones por mí misma. Eso y encontrarme con Karibu, que me ayudo muchísimo.

El proceso migratorio puede ser duro, pero tú puedes cambiar tu historia de vida, yo lo tenía claro y lo tengo claro, que tengo que mantener esa fortaleza porque lo quiera o no muchas mujeres no solamente de segunda generación y también mayores me ven como referente.

Ahora diriges Karibu, ¿qué servicios presta la asociación?

Karibu (Bienvenido, en suajili) es ‘el pequeño africano’ y ha crecido a gran velocidad en los últimos años. Tiene un centro de formación y promoción de la mujer, que es el centro que reúne a más mujeres africanas en España, y cuenta con un espacio seguro, que yo misma impulsé en el año 2000 y que me llena de orgullo. Ahí hablamos sobre las violencias que viven las mujeres africanas tanto en África como aquí, hablamos de trata de seres humanos, de explotación laboral, de mutilación genital femenina, prostitución, matrimonio forzoso, autoestima… Aparte tenemos alojamientos, pisos para mujeres con vulnerabilidad grave, moderada y leve; pisos para jóvenes menores no reconocidos, pisos para enfermos y la Casa Bibi, que da apoyo a personas mayores de 60 años. También tenemos un proyecto de brecha educativa que apoya a menores en edad escolar, un servicio jurídico, un centro médico, un centro de formación para los hombres y un programa de retorno voluntario. Y formación externa porque no todas las personas que llegan vienen sin estudios.

«Muchas personas vienen de forma irregular y son indocumentadas. Aquí se les llama ‘ilegal’ pero ningún ser humano es ilegal«.

Desde tu experiencia como persona que fue acogida en España, ¿cómo tiene que ser la política de integración?

La primera acogida es clave para el antes y el después de una persona que emigra. Es muy importante escuchar a la persona para poder diseñar su itinerario a partir de las necesidades expresadas. Si está bien definido ese itinerario, puede cambiar su historia de vida.

Actualmente, la política de integración de migrantes es inestable. El propio sistema crea incertidumbre a los inmigrantes, porque la integración se diseña en función de los partidos políticos, no en función de gobierno o del Estado, o de las situaciones. Eso deshumaniza a la persona y no facilita que se integre de una forma digna.

La integración de una persona que viene en avión no tiene nada que ver con una persona que viene en patera. No todas las personas vienen del mismo país, ni de las mismas circunstancias, ni de la misma cultura. África es muy grande. Muchas personas vienen de forma irregular y son indocumentadas. Aquí se les llama ‘ilegal’ pero ningún ser humano es ilegal. No hay herramientas como las que se diseñaron cuando llegaron los ucranianos, que se pudieron integrar de forma rápida.

Tenemos que cambiar de mentalidad. En mi comunidad transmito que también nosotros tenemos que cambiar, corregir cosas, tenemos que integrarnos, no vivir en gueto, tenemos que aprender, formarnos para tener un buen trabajo el día de mañana. Yo creo que las oportunidades se buscan.

¿Cómo estás viviendo lo que está sucediendo ahora con los inmigrantes en el Mediterráneo, en Grecia?

Lo que está pasando en Grecia lleva tiempo pasando y no solo en ese país. Estamos en una situación en la que nadie cuestiona lo que está mal. Como nadie lo cuestiona, todos los países copian porque al final nadie castiga a nadie.

Creo que hay una lentitud, una falta de voluntad política, que no permite que las personas se sientan como personas. Siempre digo que poder dejar tu tierra y venir a Europa es cuestión de oportunidad o tragedia. A lo que vivimos le llamo ‘el color de la ansiedad’. Cada uno se busca cómo cambiar ese color para su supervivencia y para cambiar su historia de vida. La movilidad humana es un derecho.

«Las mujeres africanas que hemos ‘roto el techo de cristal’ lo hemos hecho por nuestras propias fuerzas«.

Y personalmente ¿has sentido discriminación?

Si tengo que hablar de Nicole Ndongala, la persona que llegó a España como refugiada, no hablaría de discriminación, en Karibu me acogieron, me ayudaron a estudiar, me apoyaron en todos los sentidos, conocen los códigos culturales y son mediadoras y mediadores interculturales y eso es clave para una buena integración. Sin embargo, si tengo que hablar de Nicole Ndongala, como coordinadora de centros de formación y promoción de la mujer durante 15 años, de la Nicole Ndongala, hoy directora de la asociación, sí que hablaría de discriminación racial, tanto a nivel institucional como a nivel estructural. Hay muchas barreras en tema de vivienda, de empleo, de educación. Los discursos estereotipados no ayudan, los medios de comunicación, entre otros, tienen que saber cómo abordar y transmitir esto, para que no hay discriminación. Sí existe discriminación racial.

«La mujer que toma la decisión de abandonar su país es una mujer ya empoderada».

Es malo generalizar, pero si pudieras definir a la mujer africana, ¿qué rasgos destacarías de ellas?

Por naturaleza, la mujer africana es una mujer esperanza. Con una resiliencia generalmente fuerte por todo lo vivido. Tiene su meta, tiene desafío. Sobre todo, cuando esa mujer sale de su país tiene sus objetivos y busca siempre cumplirlos. La mujer africana puede tener problemas muchas veces, pero nunca vive continuamente con incertidumbre. Siempre tiene una luz para decir tengo que llegar a mi meta.

La fortaleza que tiene la mujer africana la ayuda a tener la puerta abierta, aunque la sociedad receptora se la cierre. De hecho, las que hemos “roto el techo de cristal” lo hemos hecho por nuestras propias fuerzas. La sociedad receptora te puede acompañar, echar un cable, pero no te empodera, muchas veces se habla de empoderar a la mujer africana, no, la mujer que toma la decisión de abandonar su país es una mujer ya empoderada.

¿Quiénes son tus referentes?

Mi referente siempre ha sido mi madre. Aparte de mi madre, en realidad, todas las mujeres que me rodean son de hecho mis referentes. En pequeñas cosas también puedes cambiar el mundo. A mí misma también me considero mi propio referente. Siempre recomiendo eso: Sé tu propio referente.

¿Cuáles son las peores preguntas o la peor pregunta que te han hecho?

Entre las peores preguntas está la de “¿por qué no te vuelves a tu país?”. Hay otras formas de preguntar lo mismo, como “¿cuál es tu deseo el día de mañana?” o “¿cuándo piensas que a lo mejor puedes volver a tu país?”, pero, hacerla así, de esa manera, es ofender a la persona, es como si te estuvieran echando. Yo sé que, aun teniendo la nacionalidad española, no soy de España, soy congoleña, sigo siendo congoleña.

Y, de hecho, estoy aquí por una razón, pero también tengo la mirada puesta en mi país, donde en 2018 fundé una asociación que se llama Libanga Ya TaloPiedra preciosa porque tenemos que aportar un plus en lo que hemos dejado atrás.

Tenemos que buscar una convivencia pacífica porque nadie sobra en ningún sitio.

Y la otra pregunta molesta es “¿por qué con tanto riesgo la gente cruza el mar?” Tú no sabes que a lo mejor lo que deja detrás esa persona es peor que lo que ve delante, porque una persona no arriesga su vida en el mar solo para poder ver un continente nuevo. Siempre hay una historia humana detrás.

¿Es lo mismo hablar de feminismo en Europa que en África?

Yo creo que la mujer europea piensa que es ella quien empezó con el feminismo, pero en África el feminismo existía hace mucho, probablemente no lo llamaban así. Si pienso en lo que ha hecho mi abuela, lo que ha aportado en mi familia, ella ha sido naturalmente feminista.

Las mujeres del mundo tenemos algo que nos une, que somos mujeres, pero las luchas son diferentes incluso dentro del mismo continente, porque mientras en Europa la mujer lucha por igualdad de oportunidades en el trabajo e Igualdad de oportunidades salariales; en África las mujeres todavía están luchando para poder cambiar cierta cultura que daña su integridad. Lo que se debe hacer es escuchar la voz de los cinco continentes para definir lo que nos une.

Creo que el feminismo africano es potente, ha sido, es y seguirá siendo potente, porque las nuevas generaciones también pisan fuerte. La mujer africana respeta mucho el tema intergeneracional.

¿Cuál ha sido tu mayor logro hasta ahora como activista?

Ver el éxito de otras mujeres. Ver salir adelante a mujeres que han llegado a Karibu desesperadas. Verlas sonreír. Mi logro es ese, que la persona se sienta persona, digna, que sienta que puede tomar decisiones por sí sola.

¿Qué consejo le darías a una mujer africana que acaba de llegar a España?

Lo primero que le diría es que sea ella misma, que escuche, que tenga sus desafíos y retos, que tenga claro su objetivo, que lo plasme en un papel y busque cómo conseguirlo. Que sepa que puede hacer incluso lo que las demás mujeres no han hecho. Que confíen en ellas mismas.

En diciembre estuviste en un foro permanente de mujeres afrodescendientes como portavoz ¿qué supuso el foro y qué supuso para ti?

El foro marca un antes y un después. Tener este espacio tan internacional para afrodescendientes es un logro, coincidimos gente de todo el mundo para poder hablar de lo que nos interesa, de lo que nos preocupa y de cómo resolverlo. Se habló mucho de reparación y de las discriminaciones que las personas afro viven, tanto a nivel institucional, estructural y sistemático.

Mi participación se centró en recordar al propio colectivo afrodescendiente que no hay afro de primera clase y afro de segunda, afro es afro. Si empezamos a vernos como afro, y nos unimos, vamos a avanzar.

Recientemente habéis creado una red de mujeres africanas, REEMLA, ¿qué importancia le das a hacer alianzas?

Toda. Creo que las alianzas son muy importantes, porque el trabajo en equipo, la complementariedad beneficia a todo el mundo. Por eso hemos creado REEMLA, Red Española de Mujeres Africanas Lideresas en Acción. Es una red creada en España por cinco mujeres africanas, tenemos representantes en cada Comunidad Autónoma y estamos trabajando en crear sinergias en África y otros países de Europa para crear red a nivel global y llevar temas a la agenda política.

¿Dónde te ves en 10 años?

Tengo claro que seguiré trabajando en el tema de Derechos Humanos, para transformar el mundo, para transformar la vida de las mujeres. En España, fuera de España, en el Congo, eso el tiempo lo dirá.

¿Tienes algún sueño que quieras cumplir?

Tengo muchos sueños. Ver un mundo próspero, ver un cambio en el sistema, y acompañar para que ese sueño sea realidad. Y respecto a mí misma tengo un sueño: me gustaría seguir siendo como soy y evolucionar muchísimo más en todos los niveles para que mi aportación a la sociedad sea mayor.

Nicole Ndongala - Asociación Karibu
Fiesta solidaria en la Asociación Karibu.

El camino hasta aquí se vislumbra duro, con muchas luces y sombras. Y ahora si quieres estar alegre, ¿qué haces?

Canto.

¿Cantas?

Canto Gospel. Soy la responsable de la Coral de Karibu y también he participado en el musical ‘Quilombos, el pueblo negro grita libertad’. Cuando estoy triste, supero todo cantando.

© Fotos cedidas por Nicole Ndongala y Asociación Karibu.

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