Manolo Chinato: «Sigo teniendo todas las puertas abiertas para lo que yo quiera hacer»

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«A lo mejor recito aquí que nunca he recitado», nos confesó Manolo  Chinato, autor del famoso poema «Ama, ama, ama y ensancha el alma», en la entrevista concertada el pasado día 20 de octubre en el bar que él mismo fundó y que el próximo mes de diciembre cumple 25 años.

Castaños que alfombran su sierra, paisajes dorados y viento fuerte,  laberinto de calles estrechas a 850 metros de altura que forman este pequeño municipio de la provincia de Salamanca. Límite entre Castilla y León y Extremadura, sus casas abandonadas repletas de hojas secas por el otoño, su olor a tierra fresca y sus vistas de escándalo dan al entorno un aire sofisticado y bohemio que se asemeja mucho a la forma de ser de este poeta. Tres horas de viaje y mi cámara y yo llegamos a la calle Santiago García Rivero del Puerto de Béjar, lugar dónde se encuentra el Chinato´s bar, una cuadra abandonada que nuestro hombre transformó hace ya casi 25 años.

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El protagonista de la fiesta tiene puertas y ventanas de madera, un campamento indio y un sin fin de recuerdos de todos los que por allí han pasado durante su vida. Por eso, «lo que si voy a traer va a ser una charanga que toque pasodobles que me encantan porque ha sido con el baile con el que estado yo por estas sierras conquistando a mujeres toda la vida», nos reveló Manolín, como lo llaman sus amigos, que ha decidido no dejar pasar por alto el próximo 28 de diciembre. Adelanta que es muy probable que se celebre el día 29 al ser sábado, ya está organizando todo y será un festejo sencillo, aunque «quizás trae a un grupito de rock de por aquí para ambientar».

Manolo destaca por ser un hombre tan peculiar que hizo que me sobraran preguntas para poder describiros esa rebeldía y esa libertad que le caracterizan. Dice considerarse más salmantino cacereño que castellano o extremeño. «Mis fronteras me las pongo yo y mi tierra es la que yo elijo y no tiene límites ni alambradas, me considero de aquí para abajo, de Extremadura alta, mi corazón es extremeño», deja claro explicando que, aunque su padre era salmantino, su madre era de Cáceres y él ha vivido mucho más en Extremadura.

Al hablar de su madre se emociona y entonces le pregunto por el poema que le dedica. Este trata, en primer lugar, de una disculpa a su madre por haberla dejado tantas noches sola mientras él disfrutaba buscando mujeres. Porque, «por suerte o por desgracia salí muy golfo», espetó. Y, en segundo lugar, nos confiesa: «lo que también dice el poema, y creo que eso vale para todas las madres y todos los hijos, es que el amor mas bonito que hay es el de una madre a un hijo  que lo da todo a cambio de nada. Entonces, como a los hijos nos lo dan todo sin pedir nada a cambio, la gran cantidad de veces descuidamos ese amor, que para mi es el más bonito.»

Asegura que ha comenzado a escribir un poco más que en los últimos años, pero, según él, es normalísimo porque si tienes una pareja estable poemas de amor puede que escribas alguno por ella; en cambio, de desamor, de momento no. Su duende suele aparecer cuando más triste se encuentra; entonces llega y pega fuerte. No escribe por escribir, es un sentimiento el que le lleva a coger el lápiz, por eso suele decirle a su mujer que «si quiere que escriba más que le deje», porque «en el desamor soy un portento», bromea.

Seguramente, todos los que alguna vez han escuchado el famoso poema de Chinato, «Ama, ama, ama y ensancha el alma, coinciden con él al opinar que ha sido el poema que ha marcado todo lo demás. Es fruto de una rebeldía social que nuestro poeta escribió yendo un día al campo. «Me vino ese pensamiento de que ojalá yo un día fuera tan fuerte que hiciera retumbar las montañas, me vino ese pensamiento de rebeldía en contra de la sociedad y bueno, paro mi Citroën dos caballos y lo escribo en diez minutos», añade restando importancia a un poema que ha llegado a formar parte de numerosos discursos en conferencias de todo el mundo. No obstante, lo que él valora realmente es la suerte de escribir un pensamiento que tuvo, por eso no tiene preferidos, porque lo son todos. Cada poema está escrito por algo y él recuerda el por qué y el por quién de cada uno. «A mi me gustan todos y a lo mejor lees un poema mío y si yo te dijera por qué estaba escrito quizás lo pillabas o te gustaba un poco más», resalta. Por ejemplo, nos habla sobre «Una puerta de tres abierta», uno de los que ha sido musicalizado e incluido en el disco de Poesía Básica. Cuenta que cuando lo escribió tenía por papel un saco de pienso y todo ocurrió mientras veía una tormenta, «me gusta mucho el otoño, estaba deseando que llegara, llegó, lo recibí y me mojé, me metí en la casa y ves, ahí está, estoy esperándolo, viene, me calo, pero me motiva y escribo; ahí es dónde empieza mi poesía», explica de forma que nos hace ver que a veces damos demasiadas vueltas a cosas qué en realidad no tienen más que lo que te dicen, que es lo más sencillo del mundo.

Sin embargo, afirma que luego hay otras poesías suyas que él mismo admira en el sentido que no sabe como ha podido escribir versos tan fantásticos, es como si le resultara extraña esa capacidad. Él cree que es el duende, como decía Picasso, que hay un pensamiento primario que hace que cojas fuerza, luego es cierto también que a veces se está más receptivo para escribir.

«Las poesías no son de quiénes las escriben, sino de quiénes las leen y sobre todo de quiénes las necesitan», manifestó. Miguel Hernández, Lorca o Juan Ramón Jiménez, entre otros, han sido referencia clave para este autor que se agarraba a cualquier poeta que con sus versos consiguiera meterse en su alma, hacerle sentir y disfrutar.

Sin saberlo ha enseñado el camino a muchos otros, un camino que estaba vetado, que necesitaba la rima y la métrica para ser considerado poesía. Nuestro entrevistado estudió hasta los 17 años, pero afirma que su arte para escribir no es fruto de ningún aprendizaje literario, es algo que le pertenece sin saberlo y que explota en su momento. Empieza a escribir por un sentimiento, sin intención de que esté bien o mal escrito ni de que nadie lo lea, y con el tiempo se ha dado cuenta de que no hace falta ni rima ni métrica para expresar lo que uno siente, sobre todo, para hacer que quién lo lea lo entienda y se identifiquen con ello. «A mi me da igual que gente literata que entiende de poesía no considere mi poesía como tal, yo he expresado mis sentimientos, estoy de acuerdo con lo que he escrito porque es lo que he sentido y me da igual que lo valoren como poesía o no. Todo evoluciona y, a veces, evoluciona en devolución», aclaró. Tampoco le importa que la califiquen como rural, porque, tal como él dice y tal como yo creo, «en lo rural hay muchas cosas mucho más bonitas que en otros lugares, mucha más sencillez, muchos valores de la vida que son más importantes que otros que han impuesto en la sociedad y que deben ser de cierta manera».

Sostiene que nunca ha escrito para nadie, él ha escrito y a otros les ha gustado. Sólo ha hecho en su vida un poema de encargo y ha sido hace tan sólo dos meses. Digamos que no termina de llenarle, porque esa idea que alguien te da la haces tuya para escribirla, aunque ya no es lo mismo, no aparece de manera natural ni con la misma capacidad.

Conoció a Robe en los camerinos de un concierto que dio Extremoduro y, unos quince días más tarde, volvieron a coincidir en el bar de un amigo en común; lugar que sería testigo del inicio de su relación con la música. Robe escuchó a Chinato recitar «Ama», le pidió que subiera al escenario con él al día siguiente en Hervás y este se atrevió. «Así fue como comienzan a surgir cosas y siguiendo el natural trayecto de una rueda que empieza a rodar aquí estamos», expuso. Surgió de forma sencilla y reconoce que tuvo una gran valentía al atreverse a mostrar a los demás su intimidad, que es cómo considera lo que escribe, porque, en principio, sólo lo hace para él. Por suerte, se alegra, ya que lo que ha conseguido ha sido, mayoritariamente, mucho cariño.

Así fue como años más tarde Manolín sería portada de un disco compuesto por de Robe, Fito, Iñaki y él mismo. `Poesía Básica´, que es cómo se titula el único álbum de Extrechinato, consiguió el disco de oro en tan sólo 10 días. Sin embargo, revela que no le sorprendió, porque hay que tener en cuenta que aunque el disco quedó muy bonito tanto en letras como en música estaba avalado por estos grandes artistas con los que aún mantiene una relación muy bonita y muy fresca, lo cual ya tiene un tirón importantísimo.
Señala que los poemas musicalizados le han gustado todos como han quedado, pero destaca que de alguna manera siempre ha pensado que pierde un poco su esencia. Es cierto que llega a más gente, porque música escucha casi todo el mundo y poesía leen muy pocos, pero la música distrae el pensamiento o la intensidad del poema. No obstante, reconoce que si no hubiera sido por ella su libro tampoco hubiera llegado a esas miles de personas que eran las miles de personas de Fito, de Robe o de Iñaki, pero si fuera malo tampoco lo hubieran comprado.

`Poesía Básica´ contiene un sólo videoclip, cuyo protagonista es nuestro entrevistado, quién se atrevió a servir de actor durante 4 horas en el monte Urbasa de Pamplona. «Fue muy difícil grabar el videoclip, sobre todo para mí, porque me gusta mucho el frío, a mi el calor me agobia, pero estuve por allí 4 horas desnudo y montando a caballo, y ahí realmente me enteré de lo que es pasar frío», nos contó.

Por otro lado, hay muchos que creen o afirman que el disco marcó un antes y un después en su vida, él asegura que no. «Yo quedé muy contento con el disco porque hasta ese momento sólo se conocían fragmentos sueltos de algunos de mis poemas pero, un antes y un después podría haber sido, pero no lo ha sido porque yo en cierto momento estuve en la cresta de la ola con Extrechinato que estuvo número 1, pero, realmente, no lo creo así. Más reconocido sí pero en mi mismo no porque no me he creído nada, mis palabras siguen siendo las mismas, sigo aquí, en el mismo camino que yo seguía», justificó. De hecho, dice tener en mente hacer un disco recitado, musicado no, arropado por detrás sin estribillos, sin que nadie cante, con poemas recitados como él los recita y arropaditos por encima, aunque, «yo soy muy dejao, tengo todas las puertas abiertas y no las utilizo, pero si a lo mejor yo me lo creo hace mucho tiempo, posiblemente, me hubiera dado una ostia y hoy en día no me la he dado, sigo teniendo todas las puertas abiertas para lo que yo quiera hacer», declaró.

Cuándo llegó el momento oportuno y hubo una cierta confianza entre nosotros me lancé a preguntar sobre política. Es un hombre rebelde también en este asunto, lo que quizás me animó a preguntarle por el nuevo partido emergente y por la situación actual del país. Y, aunque me imaginaba que estaría de acuerdo con algunas de las propuestas presentadas por Podemos, he de reconocer que su respuesta me sorprendió. «Yo nunca he votado en elecciones generales, a mi los partidos políticos siempre me han parecido que nunca están ahí por los intereses del pueblo, sino por los suyos propios. Siempre he sido un rebelde contra los partidos políticos y dada la situación actual pues me estoy informando un poco más de lo que me he informado nunca antes de nadie y pienso que voy a votar, y creo que no hace falta que me preguntes a qué partido porque sería ya muy indiscreto», alegó. Él, como muchos otros creemos, también piensa que ya es hora de que el pueblo se manifieste y diga «joder que nosotros estamos aquí y existimos y podemos tener fuerza para cambiarlo. Porque, esto se ve que es una merienda de negros, que nos han comida la merienda y nos han cagao en el morral». Es una pena que estemos como estamos, sobre todo porque somos un país privilegiado, durante muchos años hemos tenido mucho dinero, pero, a veces, en la ignorancia hemos dejado que nos engañen y nos manipulen de tal modo que los ricos cada vez son más ricos y los pobres aún más pobres.

«Hay un verso que dice que soy un pequeño anarquista encadenao, sólo un pequeño, eso conlleva simplemente respetar y hacerte respetar», señaló. Y, aunque este poema trate de desamor principalmente, sirve como ejemplo de lo que es la sociedad de hoy. Escribe el poema cuando una mujer le deja y en vez de reprocharle, él le dice que lo ha hecho bien, que no todo el mundo aguanta a «un pequeño anarquista encadenao», y es que a veces los sentimientos también son una cadena, una cadena impuesta por los antiguos y nuevos valores de la sociedad que hace suyo todo lo que ve o toca sin pensar que nadie es de nadie más que de uno mismo.

«El amor es como el viento,

que viene y va,

no hay amor ni viento,

que dure una eternidad»

A él lo que le importa es «acostarse todos los días tranquilo y levantarse contento», porque es una persona rebelde pero sabe como es con él mismo y con la gente. A esto le ha ayudado mucho el campo, ha pasado casi toda la vida solo por las sierras y eso te hace pensar, «bueno sólo no, estamos la naturaleza, yo y conmigo, pero hay mucha gente que por seguir las costumbres sociales o las dictaduras sociales estén o no bien hechas, no se atreven a conocerse a sí mismo», explicó. Por eso, quizás, ha conseguido vivir casi como el quiere, dice que le queda poco pero imagina que al llegar a ese poco siempre queda más. Sin embargo, su sueño es pequeñito y cuando tienes sueños pequeños se pueden realizar más fácilmente que cuando son desmesurados, que casi nunca se realizan. Así, expone: «Tengo un optimismo sencillo, no grandioso, entonces si soy optimista dentro de mis posibilidades mi optimismo puede seguir siéndolo mucho tiempo, si tengo un optimismo grandioso imagino que dejará de serlo pronto».

Tanto como al campo, Manolín ama el otoño, tema que le sirve de pretexto en múltiples ocasiones para escribir. Uno de estos poemas fue dedicado a su hija cuando aún era muy pequeñita. La dulzura de su mirada y la melodía de su voz al recitarlo emocionan a quienes escuchan la imitación que hace de su niña.

Ella ya es mayor y, según su padre, cada vez son más los que dicen lo idénticos que son. Además, escribe igual de bien que él y es la afortunada de ser testigo un sin fin de veces de los arrebatos de inspiración que llegan en cualquier momento o lugar, como con el que nos sorprendió para despedirnos: «El sábado pasado estamos aquí y salí a fumar un purino ahí fuera, estaba apoyado a la pared y salen dos chavalas y me dice una: parece que estas en el muro de las lamentaciones; y yo le digo: pues no, las has cagado; entro para adentro y estaba ahí mi hija y le digo: dame un papel y un lápiz»:

«Yo ni me confieso ni me lamento,

yo cuando a veces me confundo,

teniendo por testigo al viento,

yo, me arrepiento» 

Y así, entre embelesamientos y risas dijimos adiós a un hombre al que merece la pena visitar en este entorno y en esta época. «Una sintonía perfecta al compás del viento», es la más perfecta descripción de ello.

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